11 febrero 2018
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Reconozco esa sensación lejana. Se fue el roedor que incordiaba entre loas a las hienas, en su lugar entró una brisa dentada, afilada y fría como el acero, las pupilas me las llevé ajustadas a la nuca, esmerándose en conseguir una mirada que no obstante fenecía posada en el hombro, “una mirada y una danza" agua fría como en el primer día, una súbita ascensión y la corona oxidada.
Y luego rutas y carnes, pan, gritos, ademanes de Ave Fénix, cuchillos con trozos de grasa, de cuero, de limón y de ajo.
Ya lo había soñado recientemente y casi seguro que me hubiese pasado o estaría aprendido en lo más pertinente de mi ser para que tuviese lugar el futuro.
El entusiasmo del dedo en el gatillo, la mirada amenazante cinco balas y la pólvora mojada. ni salsa ni adobo, un fogonazo ente piernas semicubiertas por los vestidos autóctonos y algunos diafragmas y preservativos chinos de piel gruesa y tacto de rueda de tractor.
Piernas en Kimono, servicio de té verde que sale caliente, y sale con sake, con sashimi con umami, unir las palmas de la mano a la altura de la barbilla, esbozar una ligera inclinación y a comer. A discutir, a tirotear, a rasgar y cavar cuencas estrechas por debajo del festín, donde discurra el veneno, el tóxico, los jirones de rodillas pegados al suelo de alquitrán, carne picada a cuchillo y ojos tristes sobre la plancha con salsa vietnamita.
Laoseanos arrastrando su arado con su sombrero de carey, fumando el aliciente de sus batallas. Y otro y otra y muchas decepciones mas--
Es un agujero en el centro del órgano que gestiona la lealtad, el respeto, el temor a ser abandonado, la pleamar, la luz y la sombra de la noche.
Fui sin bolsa y regresé con diez premios.
¿Cuándo estuvo Dios con este sueño? ¿Cuándo se dejó Odin vencer?
Polizontes de las altas cuevas y lobos solitarios hoy se asoman al abismo y desentonan desde de las entrañas el aullido que llora a los muertos y canta a la nueva vida.
Published by martinguevara
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