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8 julio 2023 6 08 /07 /julio /2023 15:43

Uno de mis defectos que creía incurables, pero para mi sorpresa he logrado intervenir, es que no siempre, pero a veces, para cortejar a una dama a la que se desea con ganas, de esas que uno de verdad quiere besar, deleitar su delantera, abonarse a su postrimería, lamer a placer introducir y retirar las veces que el gozo y la altivez puedan sugerir. O aguantar. Todo muy románticamente. A veces hay que agasajar un poco, gastarse algo más que un sanguche, un menú oferta de KFC, unas tapitas y vinitos peleones de pie en los bares más berretas. Hay que entender que uno tiene otras edades que cuando sin bañarse e invitando a pan con aceite y alcoholifán, las titis hasta entregaban el marrón en la primera cita. Ahora ni con tan poquito te dan tanto, ni la que lo da es la mitad de la de antaño. Todo pasa y todo queda.

Hace unos años, en una visita a mi amigo Slava que vive en Moscú, llamé a una rusa que había conocido tiempo atrás en el Hotel Casablanca on the Beach en Miami, después de aquel encuentro que no llegó a fraguar en los palitroques proyectados, presumidos, ansiados, sin embargo seguimos en contacto por instagram, mail, face y whatsapp, tó en inglé. El tercer día en casa de mi amigo Slava, comuniqué con ella y le dije

-Te invito a cenar, nos vemos frente al Bolshoi-  lo que de inmediato aceptó.

Le comenté a mi amigo que esa noche no volvía a dormir, que estaría mojando el arenque latino en una aplazada oquedad eslava. Era fácil intuir que esta amiga tenía una familia rica, siempre está de viaje en lugares preciosos, comprando, vacilando y gastando; ella sabía que yo era un tipo que pretendía tener cierta onda pero pelado como la berenjena. Aún así me asaltó un temor, nos veríamos en las inmediaciones del Bolshoi, pero en el teatro hay un restaurante exquisito, la mar de fino, nivel cenas de reyes, no solo para ricos, sino para muy ricos con muy buen gusto, a ver si se va creer... Claro que rápidamente me dije a mi mismo "no te preocupes que ella te conoce, sabe que ahí solo entrarías por la puerta de atrás para ir al baño o llevar otro pescado, no tu arenque”. Compré salame, queso, pan ruso negro exquisito, sachets de mayonesa, una botella de vino cuyo corcho tuve a bien aflojar en la tienda con un sacacorchos que pedí prestado, y la esperé en un banco de piedra. Cuando apareció con los tacones que llegaban a la segunda planta, vestido negro brillante, aros relucientes y un peinado artístico, escondí la bolsa con el exclusivo convite, y me puse de pie, un par de besos, y le dije si prefería tomar algo dentro de una panadería tipo Panera o íbamos a la Plaza Roja a comer los bocadillos de salame y queso que yo le prepararía con dedicación de escultor para bajarlos con el buen vino tinto antes de "traca-traca". Me dijo:

-Ah, pensé que me invitabas al restaurante del Bolshoi.

Sobra explicar que esa noche no singué, ni mamé bollo, ni me mamaron el tubo, ni siquiera compartí el salame ruso, el pan negro ni el queso. De eso no hace tanto tiempo, y desde ese entonces aprendí que no a todas se les puede meter el bosbonique tras un par de mordiscos y unos tragos a pico de botella, que eso era en Cuba, y no por ser Cuba porque a una cubana de Miami la invito a eso y hasta una galleta me llevo de souvenir, sino por la edad y la carencia colectiva de la Involución "sociolista", la comprensión de la soga general elevaba el pomo en la plaza o en el malecón a nivel de cena en el Bolshoi, o acaso un peldaño más arriba, lo que en cierto modo salvaba de onerosos esfuerzos detallistas.

Hoy, aún cuando me cuesta estirarme frente una carta nutrida en ceros, ya me preocupo de que el primer palito, y si merced del entusiasmo y la nostalgia se tercia, también los dos restantes, sean en un hotel de ventanal y alcoba de sábanas limpias, en vez de mi catre, y tras unos vinos decantados por camareros en copas altas, de un agradable bar de moda, aunque no el de la mitad de la plaza, sino aquel de allá, al doblar la esquina, un poco más allá, todavía más unos metros más, que está muy majo, muy bonito y muy moderno, pero que cuesta la mitad.

Bolshoi

Bolshoi

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29 junio 2023 4 29 /06 /junio /2023 12:56

Vox es tangible, palpable, inminente.

Europa occidental, por supuesto oriental, América toda, norte y sur se han visto afectados por la corriente que nació con el recientemente fallecido Berlusconi y fraguó con el incalificable Tronal Gump, el inclasificable Bolsonaro, la transmisión genética potenciada aunque “aggiornda” en Francia de Jean Marie a su hija Marine Le Pen, Salvini, Meloni, y más allá en Hungría Orban, los retoños en Holanda de Fortuyn o en Austria de Haider, limpiadas de polvo y paja para su uso actual por Steve Bannon.

Pero Vox es mucho más antiguo que todo aquello.

España es el único país europeo occidental donde el arco parlamentario no ha condenado el fascismo autóctono institucionalmente de manera rotunda, que segó la vida de más de medio millón de personas en su golpe de estado y consiguiente guerra, y tras aplastar el gobierno elegido en las urnas, encarceló, torturó, desapareció y mató a más de ciento sesenta mil españoles. Vox está compuesto precisamente por los ex militantes y votantes del Partido Popular que más simpatizaban con el franquismo.

Vox no solo acuna un profundo sentimiento xenófobo y racista como reacción a la inmigración que beneficia a toda atractiva, sociedad rica, sino más bien por una nostalgia histórica del dominio sobre lo que se entendió durante más de dos siglos como medio mundo.

Vox es un partido muy alejado del liberalismo capitalista moderno, sus reflejos, mecanismos y hasta aspiraciones son de tipo feudal, cuenta con dirigentes de la baja nobleza, condenados por estafa a trabajadores, con una falsificadora de planos arquitectónicos, siendo una simple estudiante, un presidente que vivió durante un tiempo considerable cobrando de un chiringuito gracias al mecenazgo dudoso de Esperanza Aguirre, otro jerarca simpatizante de alardear con armas largas a una más que prudente distancia de cualquier conflicto concreto. Vox manifiesta un marcado rasgo homofóbico expresado por todos sus altos cargos, tan acusado que pasado por el más tibio tamiz analítico, dejaría entrever la deliberada ocultación de unas apetencias más que perturbadoras, aderezado con esas empalagosas dosis de catolicismo medieval, ultraconservador, poco familiarizado con la tradición cristiana de la misericordia, nostálgicos de la polución ambiental más tóxica, ocasionada por fábricas y nutrida cantidad tubos de escape invadiendo los centros urbanos, nos deja frente a un movimiento, que más que conformar un partido del tipo clásico, parece ser la expresión, el alarido, el aliento rancio y megalómano del fantasma colonizador de medio mundo, que aun deambula por Tordesillas sin cadenas, confundiendo su silueta con el de la engrilletada Juana la Loca.

Los candidatos a las próximas elecciones no son ni Sánchez, ni Díaz, ni el PP,

De un lado está la ruptura definitiva de un cordón umbilical con una España que tuvo su grandeza para un conjunto muy reducido de privilegiados, de una España que se vanaglorió de enterrar la modernísima y progresista constitución de Cádiz de 1812, al grito de ¡Vivan las cadenas!, la España que renegó incluso del carácter presagiador del globalismo, del reinado de Isabel y Fernando, la que apaga la vela del Siglo de oro y las diferentes generaciones poéticas, la España del torero Frascuelo y de María.

Y del otro lado el país que siente una nostalgia impertinente, imprecisa, engañosa, de todo aquello.

En la noche madrugada del 23 de Julio, sea como termine siendo el resultado, nuevamente, una de las dos Españas ha de helarte el corazón.

 

 23 J de Frascuelo y de María 23 J de Frascuelo y de María
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28 junio 2023 3 28 /06 /junio /2023 10:14

La fiesta del orgullo gay es peronista.

El peronismo se caracterizó por llevar a la realidad latinoamericana el gatopardismo practicado en Europa tras la II Guerra Mundial, cuando las elites económicas entregaron un pequeño porcentaje para no perder la totalidad, en vistas de los deseos crecientes de los pobres del mundo, previo a la Guerra de parecerse a lo que se comentaba que era la vida de los proletarios bolcheviques en la Unión Soviética, que contaban todos con pan, techo, estudio y trabajo, en comparación con las condiciones de abandono a que estaba sometidos en sus sociedades. Con la excepción acaso de EEUU donde si bien existía una simpatía expresa hacia los soviets humildes, también es cierto que la tradición de una buena paga solventaba la ausencia del estado en la protección de los trabajadores. Tras la negociación entre los aliados y la URSS para quedarse cada uno con la mitad de la Europa más cercana dividiendo Berlín en dos y trazando una línea de norte a sur, la parte occidental se despertó tras el horror de la guerra y el mayor enfrentamiento entre el anticomunismo y el comunismo y entendió que nada podían hacer mejor, que establecer la salud y educación pública universal y gratuita, el derecho a a vivienda y trabajo o protección social, y entonces se intercambiaron las variables de la ecuación, y fueron los obreros soviéticos quienes desearon vivir en las sociedades del otro lado del muro virtual, que tenían la misma protección para los más humildes, pero donde además existía la posibilidad de progreso económico y se gozaba de ciertas libertades para el individuo, que hasta entonces, la verdad, que al proletariado universal le había interesado bien poco dada la emergencia de conseguir comida, cura y techo. Pero una vez alfabetizados y garantizadas unas condiciones básicas, comenzaron a desear el disenso, la posibilidad de huelgas, manifestaciones o sindicatos no alineados con el poder.

Perón fue la expresión máxima de esta extraña muestra de sabiduría de las clases dominantes. Perón sacó de la miseria a los trabajadores, semi-dignificó sus vidas llenando sus cacerolas, los colegios para sus hijos, los hospitales para sus afecciones, derecho a la vivienda, las vacaciones y los sindicatos. Digo semi, prque a la vez que sacrificó del sistema capitalista unos pocos recursos para humanizar el trato al trabajador, se preocupó de crear un sistema por el cual esos trabajadores se convirtiesen en clases subsidiadas, que jamás tuviesen intenciones, ni por supuesto posibilidad, de llegar al poder y protagonizar los cambios más profundos de sus intereses de clase.

Hoy en todas las televisiones del mainstream, en todas las radios, casi todos los partidos políticos, promocionan la fiesta del Orgullo alegre, o Gay Pride (eligiendo uno u otro idioma), pero sobre todo la elite económica mundial está feliz, alegre, dichoso de que mass media, los partidos de pseudo izquierda post moderna, el progresismo tolerado considere la estandarización del movimiento LGTBIQ+ , como su revolución consumada. Y por supuesto relegue, postergue, desatienda, olvide, desprecie, obvie todos los objetivos naturales de lo entendido como izquierda histórica. Mejoras salariales, equilibrio social, protección del medio ambiente, erradicación de la xenofobia, el racismo, el clasismo, eso en cuanto  la izquierda, y en cuanto al progresismo capitalista, la movilidad social, la igualdad de oportunidades en el progreso económico social. Por supuesto que era necesaria la desaparición de todo prejuicio sobre la elección del objeto sexual de cada persona y sobre todo la desaparición de los prejuicios cualquier fuente de placer, y el entierro definitivo del derecho de nadie y mucho menos el estado, de juzgar u opinar en lo que hace cada uno en su intimidad o su vida afectuosa.

Desde todas las minorías, ya fuesen ideológicas o hedonistas, se entendía que reivindicar los derechos de la comunidad gay debía ser una lucha compartida, transversal, porque si se lograba visibilidad para el colectivo social más marginado por la cultura patriarcal, todos los demás grupos relegados serían beneficiados. Con esta convicción, cuando regresé a Argentina tras la dictadura en 1983, conocí a Croxatto, la abogada de la incipiente Comunidad de Homosexuales de Argentina, participé con ella con un entusiasmo nuevo, rompedor, de las propuestas que en ese tiempo de mecanismos y reflejos tan arcaicos, la organización recién salida de años de terror, llevaba a cabo.

Pero hoy ¿cuánto de la fiesta del Orgullo de la diversidad de identidades, géneros y disfrutes del placer, se debe a las reivindicaciones y la emancipación de los masacrados, humillados, marginados, durante siglos alrededor del planeta en casi todas las culturas, y cuanto a la asimilación bonapartista del mainstream que hasta hace un pestañeo eran sus verdugos?

El grupo Bilderberg se fijó en cual de esas emancipaciones les costaba menos económicamente y con cual perdían menos y claro, al no estar libres los multimillonarios de desear un buen tolete en las postrimerías, expresaron, acaso incluso más faustos que sensatos, un rotundo sí a la saturación de festejos del universo LGTBIQ+

Por supuesto bienvenida sea esta expresión de evolución de la conciencia social, la tolerancia y la concordia, pero no descuidemos el enorme abismo que aun aprisiona y devasta a tantas personas en este mundo tan desigual descansando en estas aromáticas y valiosas, pero tan escasas hojitas de laurel.

Bombo LGTBIQ+
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24 junio 2023 6 24 /06 /junio /2023 11:08

Wydma era hermana del loco que hacía unos meses atrás había entrado a una licorería insultando y tirando piedras de tamaño temerario a todos los que estaban dentro, odiaba a los borrachos. No consiguió contusionar a todos pero llenó de moretones a unos cuantos y a dos los dejó bastante jodidos, les metió cantos hasta en el culo. Mientras vaciaba su saco de cambolos pensaba en esos locos estadounidenses que entran con ametralladoras de última generación disparando a todos los rincones llenando el suelo de chocolate, se hizo llamar “Billy the Kid”. Billy  fue preso y Wydma puso rumbo a Escandinavia.

Desde pequeña le había subyugado la idea de vivir en una estepa nevada, en una casita de chocolate con un tejado cubierto de hiedra en verano y de nieve apelmazada, tupida, en invierno, renos alrededor, y no tan lejos como entonces, los lapones. Pero al aficionarse a las series nórdicas grabadas en pueblos costeros y ciudades, también por la proximidad de la materialización de su deseo en la cual intervenía más los datos concretos de precios, supermercados, comidas, restaurantes, tiendas, medios de transporte, y otras comodidades convenientes, sobre todo en el aislado norte, empezó a preferir dentro de sus anhelos, la nieve igual de caída y agrupada en cantidades generosas, pero sobre un emplazamiento más urbano.

Primero fue a Oslo, conocía a un amigo checo que vivía en la ciudad, se alojó dos meses en su apartamento que era de dimensiones aceptables para dos personas, pero como cabría suponer al menos en el terreno de las probabilidades el amigo tenía intenciones de compartir líquidos seminales con ella, cosa a la que Wydma no se opuso en absoluto, en cierto sentido hasta le pareció una prestación extra, pero teniendo claro que era para dejar escapar la tensión en algunos cuantos gemidos, contorneos, mamadas mutuas de genitales, paseo de las lenguas por los aledaños y abrazos, que al fin y al cabo eran protectores.. Wydma era especial, todo lo hacía con sentido, no necesariamente para obtener algo pero sí habiendo sopesado pros y contras, y para ella empezar en una ciudad tan distinta en todo a su idiosincrasia suponía una presión extra que de alguna manera debía liberar. Milenko era una perfecta vía de descarga, un tipo alegre, amable, culto, estaba bueno quizás con el culo un poco flácido pero tenía buen rabo, ella solo tuvo que dar unos retoques en las costumbres higiénicas y la sugerencia de cierta variedad culinaria, por lo demás estaba perfecto, además de contar con refugio hasta que pudiese independizarse. Ella le propuso pagarle la habitación que ocupó, pero Milenko se negó, solo le puso la condición de compartir gastos de comida y el dispendio, tampoco demasiado seguido, de esas energía hierática acumulada en la semana. Wydma era rubia, tenía el pelo lacio, ojos verdosos, piel pálida, pero sus curvas, el culo, las tetas, los muslos y sobre todo la gracia al andar eran marca registrada de allende los mares, Milenko se preguntaba como no se cansaba de caminar y hablar bailando, a veces se le paraba el cohete solo mirándola, “uf es explosiva, blanca y mulata dos en una, y ambas bellas”, pero no la molestaba más que esa emergente vez a la semana en que todo parecía confabularse para sintetizarse en un abrazo ¿qué importancia tenía si con génesis en el deseo lascivo o de protección? Al final era un imperioso anhelo de ambos, el placer y la caución entreverados sin  mezclarse intercambiando virtudes, tras el vidrio climatizado de una ventana empañado por dentro, congelado por fuera.

Ella no estaba ni estaría enamorada de él, pero la pasaba bien, le encantaba calentarlo y después fornicar con desenfreno. Milenko ya le había dicho que le gustaban las braguitas blancas, de algodón, podían presentar algunos estampaditos pero tenues que no irrumpiesen en los dominios del blanco descolocándolo, en todo caso que lo potenciasen, le encantaba la vista de la vulva desde atrás apresada por la braga, las piernas que aparecían desde los pliegues que formaban los glúteos,  y cuando apretaba levemente con sus manos las nalgas cubiertas por esa tela ajustada, suave al tacto, se producía un contacto directo entre los dedos y la zona del cerebro encargada de enviar de inmediato la señal de zafarrancho al rabo. Una tarde Wydma fue a comprar un nuevo juego de bragas del tipo que tanto a ella como a Milenko le gustaban, en la tienda le atendió una empleada que hablaba español, así que se entretuvo charlando un poco más de lo que el decoro y las buenas formas sugieren, la muchacha era uruguaya, había vivido casi la mitad de su vida en Buenos Aires y ya iba por la otra mitad entre Copenague y Gotemburgo, estaba probando hacía pocos meses vivir en Oslo, pero su intención era mudarse a una ciudad pequeña del interior, Wydma le dijo que esa era exactamente su misma intención. En realidad no lo tenía definido del todo pero encontrarse a alguien que pareciese tan cercana, tan ella misma y que tuviese esa decisión tomada cuando había cubierto buena parte de la geografía escandinava viviendo, terminó de ponerle la guinda a su deseo expreso pero todavía bastante difuso.

Wydma

Wydma

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15 junio 2023 4 15 /06 /junio /2023 14:01

Lo que muchos pensaban que era una ensoñación libidinosa perversa de acaudalados ociosos fumados acomodados en sus sofás, o un deseo de escarmiento al poder político proveniente del enfado seudo popular con las instituciones, pero que en ningún caso llegaría siquiera a acercarse a la línea de salida, está hoy en condiciones de producirse de un modo más que objetivo, preocupante y a la vez adrenalinico, contagioso, goloso. Javier Milei es una opción real en la vida pública argentina.

Analicemos sus planteos una vez retirada la capa de barnices. Milei empezará cerrando el Banco Central, eliminará el peso o cualquier denominación de moneda autóctona e instaurará el dólar estadounidense como moneda nacional, aunque ya puestos ¿por qué no Libras esterlinas? y de paso nos ponemos de bandera la Unión Jack, somos Reino Unido y resolvemos todos los problemas de un golpe; incluso el de las Malvinas. Liberará las condiciones para el mercado de compra y venta de todo tipo de armas, en un país donde la violencia cotidiana latente, el prejuicio social y racial es una barrera tangible, palpable, sangrante. Colocará a Victoria Villarroel de vicepresidenta, una defensora sin remilgos ni pruritos de la represión del gobierno de facto de la Junta Militar a las organizaciones guerrilleras, a partidos de izquierda pacíficos, a estudiantes, sindicalistas, intelectuales, etc., defensora de la prohibición del aborto, contraria al estado laico, aunque con un reclamo justo de reconocimiento de todas las víctimas sin distinción ideológica.

Pero lo más curioso, lo más tremendo desde el punto de vista de la involución social reflejada en el retroceso de conciencia del votante argentino, es que Milei les propone regresar al primer capitalismo, el de Birmingham, Liverpool y Manchester del siglo XVIII, previo a la aparición del marxismo precisamente por la desprotección de los trabajadores. Sin estado, sin escuela ni salud pública, sin protección laboral, sin vacaciones ni jubilación, sin derechos para la clase productiva. Se podrá educar y curar quien tenga plata para pagar por ello. Tal es el ideario de los anarcocapitalistas.

Una barbaridad de tal calibre es impensable que haya progresado sin la incalculable ayuda de sus predecesores en la acción y la soflama.

El caldo de cultivo para el desarrollo de estos disparates es una saturación del mundo de la política tradicional, un discurso interesado proveniente de las fauces de un Steve Bannon que contaminó mucho más allá de los confines con que había soñado en un inicio. Esa hiperbólica protección de los más humildes con el dispendio de dos chirolas para perpetuar una clase subsidiaria, ociosa y súbdita de la dádiva, una saturación de los intrincados mecanismos de corrupción de la política tradicional, de su inoperancia y burocratización, que en vez de producir el deseo de asearlos es desviado, deliberadamente, hacia el de sustituirlos. Cabe recordar que en la historia, la única política sin políticos la han protagonizado los militares y los reyes, apropiándose de todo y de todos. El mecanismo que lleva al ser humano a la autofagia de su propia obra, al caos tras la perfección, es digno de estudio, pero de ningún modo conforma una ley natural.

La irrupción de un fenómeno como Milei debería hacernos reflexionar en que es necesario abordar un cúmulo de problemáticas sociales que no son estructurales, pero que se han enquistado en la columna vertebral de la sociedad. Quizás sea hora de promover menos restricciones para la creación de riqueza, para el emprendimiento, más incentivo y motivación para las inversiones, la creación de fuentes de trabajo para las personas paradas, de manera que el bien común obtenga diversos beneficios, económicos y de dignificación de las personas.

Otra cosa es que pague medicina, hospital y escuela privada quien cuente con recursos para ello y lo elija por comodidad, confort, motivos religiosos o de diversa índole personal, pero sin abandonar en un ápice lo público. Otra cosa es retomar una ética del trabajo, del esfuerzo, pero de todas las clases sociales, privilegiados y humildes facilitando más que una vía, un corredor para el ascenso o la estabilidad, a que todo ser humano aspira en la medida de las expectativas que satisfagan sus necesidades. Que la delincuencia no sea una opción tan viable que a veces parece ser la más conveniente, ni entre los ladrones de guante blanco, ni entre los ladrones a pie de calle, que la violencia antes de castigada, sea profundamente tratada en la profilaxis educativa, en la difusión de valores cívicos.

Otra cosa es luchar a brazo partido para que todos esos jóvenes capaces, sedientos de alcanzar diversos horizontes, culturales, empresariales, técnicos, científicos, no se vayan del país, sean considerados un bien y como tal se los trate, y que a aquellos que tuvieron que emigrar se les brinde todo lo posible para que resulte atractivo su retorno, si así lo deseasen. Para analizar a Milei o mejor dicho a los abducidos por su mensaje hay que tomar un cuarto de ácido y observar de frente y sin prejuicios la realidad.

Mi criterio sobre Javier Milei, aun cuando considero indecoroso emitir críticas sobre quienes no conozco, dado su carácter de personaje público me permito decir que es un showman atractivo, con gran desparpajo, insultante, peleador, que va de audaz a temerario, de atrevido a intrépido, esas virtudes no se las quita nadie, y eso atrae, subyuga, en medio de tanta cobardía, de tanta pusilanimidad, un disertante calificado para enseñar historia de la economía aunque un poco repetitivo con Hayek y sus compatriotas austríacos, más que nada para asuntos domésticos, a lo sumo para administrar una empresa modesta, y así mismo un teórico admirable en cuanto a los laberintos dialécticos en que se aventura. De carácter muy irascible, se irrita con demasiada facilidad y desprecia a cualquier disertante que no se somete a su criterio.  ¿Elegirlo para dirigir un país, incluso infinitamente menos complejo que Argentina, aunque fuese el país más simple pequeño y predecible del mundo? Es un disparate solo a la altura de sus propuestas.

O quizás de la locura provenga la razón y a la Argentina le convenga refundarse como un territorio al este de la costa de California o la Texas del siglo XIX, plagado de buscadores de oro y de petróleo, de cowboys armados defendiendo sus feudos, con religiones de estricto cumplimiento de bases calvinistas, donde impere la la ley del Talión y del dólar.

Con suerte este Western Argentina, sentaría las bases luteranas para que dentro de dos siglos podamos vivir en enormes casas en barrios limpios de ateos y viciosos hedonistas, con un patio trasero presidido por una barbacoa a gas que chamusque bien las puntas de las salchichas, los bordes de los patys y las crestas de un manojo de coles hervidas.

Sacramento austral
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6 junio 2023 2 06 /06 /junio /2023 22:54

De igual manera que los religiosos dicen que "los caminos de Dios son misteriosos" los agnósticos debemos aplicarlo a lo que llamamos casualidad, que no es más que un conjunto de causalidades de las cuales desconocemos los mecanismo que las sustentan.

A mi me suelen pasar cosas entre raras, graciosas y bizarras, acaso también siempre las he andado sembrando para luego cosecharlas, pero desde hace un tiempo, un personaje eremita se fue apoderando de mi vida cotidiana sin darme cuenta del todo de las consecuencias que ello podría acarrear. Tras dejar el alcohol y sucedáneos de a poco fui viendo que no era tan gregario como creía ser, y que las reuniones de más de tres me causaban cierta impaciencia, inquietud, incomodidad. En cambio dos o tres eran perfectas, porque de ese modo la comunicación estaba garantizada hasta el punto en que pudiese producirse, ya fuese más tarde o temprano, el silencio entre dos no deja mucho espacio para esquivar la evidencia de que todo interés fue exprimido y la reunión acabó. Con el tiempo fui sintiéndome cada vez mejor estando solo, me divorcié, veía a mi hijo pequeño cada día, el único que me insuflaba ganas de disfrutar de tiempo compartido, y la presencia femenina alrededor en forma de amantes sin demasiada implicación personal y profundizando en una cita mía que convertí en lema "en el vaso de mi baño un cepillo de dientes es suficiente" , creyéndome acaso original, interesante, conocedor de una especie de verdad que el resto, abreviados en sus márgenes, atravesados por vidas pusilánimes, ignoraba. Típico de pelotudos. Y cada vez fui alejando más a los nuevos conocidos, hasta que me aparté de mis amigos más encarecidos, con la inestimable ayuda de estas benditas malditas redes sociales, "no puedo hoy, tengo cosas que hacer", "me voy de viaje", "estoy cansado", "gracias pero no" etc., y por supuesto toda esa gente a la que fui dándoles el bate, echándoles repelente de manera subrepticia, comenzaron a entender el mensaje no demasiado oculto. Hasta que quitando las amantes ocasionales de cada vez menos tiempo de interacción, y algún que otro gran amigo de los que no abandona ni echándoles gasolina y encendiendo un fósforo, fui quedándome, como era pretendido, a placer, a mis anchas, absolutamente desatestiguado. La gente no sabe que soy extremadamente tímido, me dijo hace poco chica a la que le comenté que me gustaba su culo: "cualquiera lo diría" y entonces me di cuenta que ya nadie me creería nada, ni siquiera lo que realmente rezumase mi esencia, ya me estaban cubriendo tantas escamas y capas de moho que no se veía el haz de luz que indica el camino a la médula espinal. Aún así seguí y seguí, la madre de mi segundo hijo, que nunca me soltó la mano a pesar del escaso decoro que en ocasiones mostré en mis devaneos, me decía "no juegues a este juego, porque ya toda tu familia está lejos, no te hablan muchos por la política, otros por el carácter y la mayoría por la falta de roce, tus amigos lejos, los últimos también los estás alejando, cuidado, no arriesgues tanto" La verdad es que la escuché, como siempre tenía razón en todo, pero no podía evitar el peso de la gravedad o aun sentía un intimo placer en representar ese personaje un tanto cínico, interesado en la cultura, la lectura, dos o tres chupamedias, algunos culos y tetas, y mucho pensamiento revelador de la nada más absoluta, de la inutilidad más pulida, más perfecta e intransferible que he conocido, el esfuerzo más improductivo que me fuese posible alcanzar.

Así es que el mayor tesoro de mi vida, que son las almas que se han unido a mis pasos a lo largo del camino, los que no me vinieron dados, sino elegidos los fui apartando y me quedé lo que se llama, lo que se conoce, como materialmente solo. Por fin llegué a ese estado de nirvana, en que estando rodeado de ciudades, bullicio mundano, viajando todo el tiempo, lidiando con la pelotudez de la sociedad desde la clarividencia de mi inteligencia, conseguí alcanzar la soledad en mi genuina nube de pedo estelar.

Murió mi tía Celia, que había sido un ejemplo en muchas virtudes pero también en este terreno, en como hacer para alejar toda ayuda posible, vi a mi viejo solo, pensé en mi guía espiritual Gladys que murió sin nos diésemos un abrazo aunque ya concedidos los respectivos perdones, en mi vieja que se fue en su cama tras el café sola, y solo yo de ella, en Yiye, hierático, alejado, helado. En ese entonces estaba comenzando a conocer a una mujer como no me pasaba en toda esa época de búsqueda de mi mismo no sé bien para regodearme en qué rincón de este enorme espacio habitado de recuerdos y fantasmas que inunda mi interior. Regresé a casa, me pregunté que hago, donde vivo, como vivo, ¿vivo?

Y me dispuse a desandar una parte del recodo del camino transitado con las alpargatas malolientes, las uñas en la tierra cercenando lombrices, sentí por primera vez la profundidad de la espina que llevaba inserta en el talón. Abracé a mi hijo, a mi ex esposa, a la amante anterior  del gym y a la nueva la amé más, y justo cuando en mi pecho estallaba un empujón que hizo volar por el aire la armadura que me protegía de los deseos y temores, fui abandonado en un santiamén, como yo mismo había dejado envueltas entre las pelusas de debajo de la cama, cada cuenta del rosario que había sido legado con mimo entre los dedos de mis manos.

Y así como el dolor y el amor comparten gestos, aullidos y suspiros, antes de llegar al fondo, volví a levantar la astilla que provoca la chispa con otro beso, pero no hay boca que arrastre el vacío de otra boca, y corrí a destapar las arterias resecas desesperadas por el flujo vital, y me percaté a tiempo, de que solos no somos nadie, de que la velocidad se ve andando, de que más valen cien palomas volando que una en la mano. Y que la senda de la esperanza es una promesa vacía y un escalón tras otro, el asidero de un abrazo.

 

Monet

Monet

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2 junio 2023 5 02 /06 /junio /2023 21:26

Crecí en La Habana escuchando música rock de los casetes grabados con dedicación aunque escasísima tecnología, de los discos llevados de guilletén por algún marino, vice pincho o artista viajero de los escasos que ponían sus pies en tierra de "libettá".Alguno era técnico extranjero como Humberto Salomoni, mitad cubano mitad italiano, que incluso era miembro del club Kiss Army, tenía todos los long plays de Paul Simon, Ace Frehley, Peter Criss y Gene Simmons, Humberto tenía discos de Nazareth, de Pat Travers, de Ted Nugent o de un incipiente Iron Maiden. Otros amigos tenían a Deep Purple, Led Zeppelin y un pibe argentino a Rolling Stones. Alexis tenía casetes grabados con alta fidelidad de los Beatles, a quienes todos adorábamos.

A mediados del año '81 un pibe argentino apareció por Miramar de la nada o desde México, con un montón de casetes grabados de fábrica del rock argentino que yo no había tenido la oportunidad de conocer. Grabé todo lo que tenía, lo que más me gustó era Pappo's Blues. Era lo más parecido a lo que yo escuchaba, después Manal y Pescado Rabioso. A Charly García con Sui Géneris no lo consideraba rock sino una especie de trovador más hedonista que los cubanos, pero en ese orden. Pero había un pibe que escuché un año más tarde, tocaba en la banda de Juan Carlos Baglietto. Este muchacho argentino, tenía aquel disco con "De regreso Mirta", y "la vida es una moneda, ojo que hablo de monedas y no de gruesos billetes" . Al poco de eso regresamos a Argentina, diciembre de 1983, todo era destape, tetas, culos, chupadas de pija, de cochas, minas, chupi, baile, porros, creatividad, y mucha música rock por doquier, en el parque Lezama, en Barrancas de Belgrano de gratarola, y en Velez, Nina Hagen teloneada por Virus, Baglietto y ya separado, el flaco Fito Páez, que ya había sacado el álbum Del '63, canción que yo cantaba diciendo "nací en el '63, con Kennedy a la cabeza, una melodía en la nariz, pienso que hasta el aire estaba raro, empezaba mayo" esto último era lo único en que sentía que me diferenciaba de esa canción y de Giros, y de Tres agujas y de la energía de La rumba del piano.

Me gustaba la música de Fito y me identificaba en cierta forma pero era demasiado contemporáneo como para convertirse en un ídolo del rock o de la música ciudadana, que la verdad es que nunca me entusiasmó demasiado. Por aquel tiempo asistía a ver a Celeste Carballo, a Charly a Virus a los Abuelos en los conciertos gratuitos que daban por doquier. Hasta que volvió Pappo a la Argentina y los disfruté como pocos, lo vi solo, con Riff, con BB King, con el gordo Salinas, con Malosetti con Medina y con Botafogo. Los casetes ya no los grababa de los discos traídos de estrangis, sino que los compraba en Corrientes y Callao en Cesar Pó, en Zival's. en plaza Lezica Primera Junta, pero me iba más por Jimmy Rushing, Whiterspoon, Muddy Waters, BB King y esos monstruos a los que me había llevado Jimi Hendrix, más específicamente el último período de Jimi con su banda de gitanos haciendo temas como Machine Gun o estirando los blues como Red House hasta el día de hoy. Más tarde volví a Cuba, no me acostumbraba del todo a estar lejos de los amigos que la vida me había regalado en la isla.

Hasta que por curda, me castigaron a trabajar en un proyecto precioso en Santiago de Cuba, el Baconao Turquino, me dieron a elegir y escogí ser buzo con Ponce y su tripulación buscando coral negro, hundiendo pecios, sacando un cañón de la última batalla naval entre EEUU y España que se cambió por una montura de Maceo, y satisfaciendo al bravo de Lázaro Ponce en sus veleidades de buscador de oro por la cayería de las Doce leguas, o Los Jardines de la Reina, donde, aunque sin cofre, se puede apreciar una joya en un paraíso bajo el agua.

Antes de ir a Santiago de Cuba, apareció una petisa morocha por la UPEC en la Avenida 23, donde nos reuníamos en la tarde para empezar a cargar ron en la modalidad de chakata, mezclado con té y un toque de limón, vestida de negro corte The Cure, para anunciar una película de Fito Páez, la pasarían en la sala de video de la UNEAC, a pocas cuadras de allí. Ahí estuvimos escuchando la historia previa que esta mujer nos contó de las peripecias y desventuras que atravesaron las cintas del filme una vez lo hubieron terminado, producto de un robo, había costado unos ochenta mil dólares, que si bien siempre es plata, en aquel entonces, y para un Fito que empezaba, y mencionado en una Habana sedienta de un fula aquello nos parecía todo el oro del Nilo, también habló de crimen sin castigo. Dejó de hablar, se apagó la luz y comenzó una maravilla de audiovisual en tonos oscuros, violetas, purpuras, negros, azules, un Fito altisonante con letras reventadas, fuertes, repletas de la energía que había hecho al rock arrollar toda otra revolución, me enganchó la película, la canción Ciudad de Pobres corazones, las baladas, "yo no elegí y no quiero, quiero salir y no puedo", que a menudo me sorprendo tarareando. Y Ámbar violeta.

Una vez que estaba buceando detrás de una picúa con una resaca de laguer de tres pares de timbales, salí del agua y me dijeron hay un argentino rompiéndola toda en La Habana. Cuando volví una semana a casa, mi novia de entonces, Alejandra, me contó que su mejor amiga, Jenia, que entonces era novia de mi primo Camilo, había asistido al mítico concierto de Fito en la Habana invitada por Santiaguito Feliú, a que había sido su novio, el coco de ella años atrás. Cuando terminó el concierto, ella le pidió a Santiaguito que se lo presentara, a Jenia le encantaban las lucecitas de colores, y era lo suficientemente linda como para seducirlas y guardarlas en su bolsillo. Se conocieron y ahí mismo dejó plantado a mi primo, se fugó con Fito una semana de joda y singueta. Camilo no se lo tomó tan mal como cabe esperar en el Caribe, pero gracia, lo que se llama gracia con lo rápido que corren los chismes en La Habana no le hizo ninguna. Raulito, hermano de Jenia le tomó afecto a Fito, y como estudiaba piano se aficionó al rock argentino, a través del rosarino conoció la música de Charly que para ese entonces ya contaba con una producción inmensa, Mi suegra, de la pequeña burguesía chilena que había coqueteado con la izquierda cuando Allende, exiliada primero en Bélgica y después en el doce plantas de Alamar, se mostraba tan envidiosa con ese éxito de un argentino nada acorde a los cánones de la Nueva trova o de los milicianos, como habitualmente se mostraban algunos chilenos con los argentinos, profiriendo acusaciones de mariquita que hoy seguro negaría al menos, recordarlo. Como todos los homofobos, anti rock, odiadores del hippismo y de los movimientos elvisprelianos de entonces. He oído en repetidas ocasiones a Fito decir que él no es un genio musical, quizás en el sentido formal y técnico no, pero sí es un bardo genial e hiperproductivo.

Más tarde el Consejo de estado a cargo de quienes estaba acordaron con mi familia que me echarían de Cuba de una patada en el traste, fui al aeropuerto por segunda vez tras una curda olímpica en que no me permitieron abordar el avión, con mi primo camilo, él iba con un guardaespaldas para cuidarlo y que volviese sano, yo iba con guarda pero para asegurarse que esa vez no bebía nada y me iba pa' casa de la pinga poripayá.

Una vez en Buenos Aires pasamos días muy divertidos con Camilo, él habló en un acto donde también habló Robertico Robaina, qeu era famoso por no reusar del todo de una pose de pepillo, al contrario que Luis Orlando Domínguez, el singao de la UJC que habían tronado antes que él. Robertico se dejaba el pelo largo atrás a lo Mc Cartney, y se hacía un doblez en la manga de la camisa, característica de pepillos rockeros. Yo estaba ahí por la curda y las hembras que sobraban y todas querían un pedacito, una reverberación del rabo del guerrillero heroico prohibido en Argentina hasta hacía muy poco tiempo.

Un par de años más tarde, Victoria, una amiga intima de la novia mía de entonces, se fue con su padre que era director de cine a filmar Sur, al sur argentino. Bajaron con Goyeneche y Fito Páez, Al regresar le contó a Úrsula que se había hecho muy amiga de Fito. después lo vi en la Fundación Banco Patricios, donde a menudo actuaban Norman Brisky, Cecilia Rosetto, y todos los fines de semana Urdapilleta y Tortonesse, quienes bajaban a tomar una Heineken una vez terminada la obra, y nos quedábamos hablando de bueyes perdidos. Yo estaba entre los camareros modernos que atendían el bar vestidos por Gripo, con Chuchi una pintora excelente , Rosario y Fabio cantante y bajista de Suárez, Alejandra pintora su novio Richard, y mi amiga Valeria. Rolando era obsesivo de su torta de frutilla, se podía tocar de todo menos esa torta, yo cometí la ignominia de comerme media torta, era muy buen tipo, me aguantó hasta que entre torta, Heinekens y propinas extras me pidió con gran delicadeza, que volviese cuando quisiese pero de parroquiano,

Una tarde asistieron a la obra Fito, Cecilia Roth y Eusebio Poncela, que acababa de filmar Martín H. Los atendí y charlamos un poco. después lo vi en La Habana en uno de mis viajes , Santiago, Raulito y Alejandro me dijeron que me sumase a los amigos que compartirían una botella de ron con Fito y Cecilia en los jardines del Hotel Nacional, así lo hicimos, mi noche terminó después de cantar "por esa calle pasa el 99 nena, ahora vamos hacia allá" mientras Fito rasgaba la guitarra de Santiago, y Cecilia me decía desde atrás, lo recuerdo como si fuese hoy "Martín, deja de beber" . Desperté con ese frío de la madrugada incluso en el Caribe, con las estrellas de techo , como en cierta forma era habitual, pero al menos estabna sobre la hierba de los jardines del Nacional, nadie me robó nada en esa ocasión.

Después Jorge y Juan Mario, amigos de mi mentora Gladys, le hicieron la escenografía de Circo Beat, y así entre una cosa y la otra al escuchar las canciones de Fito, nacido en el '63, en mi país, con algunos amigos comunes, tiempos comunes, aires comunes, aunque no lo conociese llegué a tomarlo como un colega del camino, por otros niveles pero en la misma dirección y similar destino.

Unas décadas más tarde, había terminado de recorrer las superficies donde se apilaban los pallets de la empresa de logística para la cual trabajaba ya en España, y me apresté a aparcar el coche y reservar habitación en el Hotel acostumbrado en la ciudad de Salamanca, cuando veo un cartel "Fiesta universitaria, hoy Fito" seguí de largo en el coche y me quedé pensando que seguro sería Fito y Fitipaldis, un conjunto español que no me interesa en lo más mínimo. Al rato vi otro cartel y puede leer que se trataba de Paéz, en un teatro de Salamanca, y tocaba en un rato. Así que de repente sentí un fuego, un avatar estaba como yo, en la España profunda para cantar su repertorio rioplatense. saqué entrada y esperé. El show fue a capela, solo con guitarra y piano, una maravilla, la última vez que lo había visto Ursula me había invitado como regalo de cumpleaños a un teatro en Plaza Flores, y había un súper show, esta vez era más intimo a priori, hasta que arrancó con Ciudad de pobres corazones elevado sobre su guitarra, una barbaridad. Ahí sentí que a pesar de ser de la misma generación ya podía tomarlo como un ídolo que hizo de su vida lo que yo había derrochado. Así que cuando terminó me quedé esperando en la puerta trasera por donde salían los artistas a que saliese para saludarlo, explicándole un poco fugazmente de que lo conocía, pero eso se parecía mucho al cholulismo que tanto despreciaba, y a la vez quería esperarlo, los minutos pasaban, bajó un amigo suyo rosarino que lo acompaña a todos lados toda la vida, le dije que quería solo saludarlo como argentino contemporáneo y cultor de sus canciones, sobre todo del álbum Ey en ese lugar del mundo. cuando había transcurrido más tiempo del que el decoro me permite admitir, salió un grupo de gente, unas chicas, chicos y en medio él, parecía como si ya supiese que había un pesado esperándolo, y salió del grupo solo un instante para decirme "flaco, no tengo tiempo" y se metió en un coche raudo, duro, desaprensivo y yo me quedé con una cara de boludo que nunca antes había sentido, o mejor dicho sí, la había experimentado, nadie siente lo que no es, pero no estoy seguro todavía, de poder revelar también hoy ese otro episodio, acaso más bochornoso si cabe que el "flaco, rajá de acá" en la parte trasera de un teatro pulgoso de Salamanca.

Podía habérmelo guardado para siempre porque nadie me vio protagonizando semejante ridículo, pero prefiero sacarlo porque cada vez que suena la música de Fito desde entonces siento un desdén, hermanado con el que Camilo experimentó cuando tras hablar Robaina aquella vez en Baires, una de las chicas que nos levantamos, en el coche con que nos condujo a la fiesta, puso de una cara y de otra el casete Ciudad de pobres corazones. 

Y también, en definitiva, años atrás me había tomado su ron. Así que espero que al liberarme de la anécdota, con el rubor compartido, el dar oportunidad a la chanza, me deje también espacio a poder volver a disfrutar "Polaroid de locura ordinaria" sin abochornarme de ese muchacho parado en la noche esperando un saludo de quien, sí, era una estrella pero no para él, sintiendose más boludo que los pollitos y ahora que lo veo dejandose embelesar por los festejos de "El amor después del amor" me pregunto si el boludo puede que sea otro, o que haya dos. Al fin y al cabo, yo había leído a Bukowski mucho antes que Fito supiese que existía.

 

Jardin del Hotel Nacional

Jardin del Hotel Nacional

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26 mayo 2023 5 26 /05 /mayo /2023 19:38

"Fidel es un singao" escuchó decir a un tipo de atrás.

Se giró, miró disimuladamente al sujeto que acababa de proferir esa frase, no vio nada en él que le impresionase, que a priori denotase un carácter temerario en extremo, casi suicida, ni advirtió las más mínimas trazas de rudeza, de la clase de hombría que había que derrochar para expresar en voz alta una frase de tal calibre.

"Fidel es un singao" pensó para sí mirando alrededor, no vaya a ser que algún lengua largona leyese la mente con la misma destreza que escuchaban tras las paredes los punteos de la música rock, la sintonización de la CBS de Miami, los casetes de Álvarez Guedes o la reciente Radio Martí.

-Pues sí- repitió el tipo sin apariencia de haber invertido las horas que se consideraban necesarias en la ingesta de alcohol, ni haberse fumado un petardo para subir el tono de tales aseveraciones- Fidel, Guarapo, Esteban, Maraña, Cara de coco, es un singao, lo digo aquí y donde haga falta y el hermano es cherna.

A esa altura sintió hasta temor de que llegasen los uniformados saltando de su bólido del este de Europa garrote en mano y empezasen a repartir tranca a todo el que estaba en las cercanías, y como aquel día que apareció la pintada en la escalinata de la Universidad, mandaran a todos a Zapata y C para pasarlos por el tamiz de Cuco el gorila bufarrón, o Fefo el caimán sin dientes.

"De pinga el loco este aquí y yo no me puedo ir porque pierdo el turno, no es fácil tres horas de cola para un pedazo de jamonada de vaya a saber que clase de tiñosa para que el tipo este venga a joderlo todo, pero de todas formas deja ver en que termina esto"

-Pinga, el tipo es un singao, lo digo yo con conocimiento de causa, mi primo estuvo en la celda de al lado de Fidel y Raúl en Isla de Pinos. Los únicos con dos o tres más que se salvaron de la tortura y el ñampiti. Lo primero que tiene que saber to' el mundo aquí, es que Raül entregó a Vilma para que le diesen tolete en todo el cuartel, y Fidel a Mirta, que era muy burguesa y aunque le gustaba el trancón no consentía en mostrar el nivel de arrebato de Vilma. Pero caballero, lo que tienen que saber es que las nalgotas que garantizaron la buena salud del gaznate de los hermanos Karamazov, no fueros las de Vilma ni las de Mirta, sino las de Raúl. No es que el hermano menor no quisiese ajonjolí, pero el que lo echó pa’lante fue Maraña, por eso digo que es un singao.

A esa altura el tipo ya estaba retorciendo la musculatura para que los esfínteres no dejasen salir cual disparo de bazuca toda la cagalera a la que el agudo terror al que aboca el sigilio extremo, estaba azuzando.

-Mi primo me contó que eso no se quedó ahí, que como pasaron un año y medio, Fidel que era un tremendo singao, se jamó al hermano varias veces, se lo dio a Ramiro, a Almeida, incluso cuando salieron se lo ofreció a Camilo, y cuando conocieron al Che, al oler su peste a patas, le dijo que si un día andaba tieso de hembra por culpa de la higiene, que no se hiciese problema que Raúl encantado le brindaba su oquedad, que en semejante clase de pájara el conducto era casi vaginal. Dice mi primo que el Che sonrió socarrón, pero por la tarde, cuando todos jugaban dominó, él y Raúl se fueron a comprar arroz, dice mi primo que la tienda debía estar lejísimos dada la demora.

"La candela en la que este tipo nos va a meter a todos, no es nada en comparación con la curiosidad que me han despertado los secretos de su primo"

-Por cierto, el primo contó que Fidel prometió a todos los presos que si un día llegaba a coger el país, iba a despingar toda La Habana, que confiasen en él, que iba a dejar que se derrumbase toda, que se pudriese sobre su esqueleto, no la quería hecha polvo, la quería en ruinas ¿guajirito yo? ya van a ver, que cojones se creían estos habaneros.

La fiana llegó, como no podía ya ser de otra manera, desarmaron la cola, mandaron a todos para casa, y se llevaron al hombrecillo de guayabera blanca y dos plumas al corcel metálico de la monada.

-Vamos caballero, vamos, desarmando esto, para la casa, no quiero ver a nadie aquí, ¡caballero, pinga, to' el mundo pa' su casa! - terminó diciendo el jefe de sector empingado por la persistencia de la gente en mantener el sentido de sus horas de cola sumado al impulso del chisme, y girándose hacia el hombrecillo, le dijo- Ahora vas a repetir lo que dicen que estabas diciendo, pero en la estación.

-Guardia, no sé que le habrán dicho a usted para que venga tan malhumorado, lo que yo estaba haciendo era una loa al comandante, diciendo que él vive en todos los cubanos, que Fidel no tiene casa, él vive sin gao.

El tipo, como todos los demás, se fue a su casa sin jamonada pero con una convicción clara, concisa, inexorable:

"Fidel es un singao y Raúl una cherna"

 

PD: Extracto de un pequeño cuento en respuesta al pedido de una editorial al evaluar mi primer libro, "está bien, pero no queremos un relato intimista sino murmuraciones, habladurías, que el común de la gente no sepa de la cúpula de comandantes cubanos", del que mi amiga encargada de la traducción me dijo: -Ay, no Martín, yo no puedo traducir eso, solo de leerlo me duelen los ojos!

Fidel sin casa
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25 mayo 2023 4 25 /05 /mayo /2023 10:09

La sal se adhiere, hiende sus uñas en lo más pedregoso del ser, sus colmillos perforan la espalda y se aloja entre los labios y la encía. La sal, el horizonte, la nada, son párpados que no deben cerrarse. Luego está el escozor que provoca mirar al fondo azul oscuro que resguarda tantos cientos o miles de metros de sortilegios, corrientes, bichos, fríos, luego está el hambre y al final la sed rodeado de agua. Pero la sal es lo único que nunca se va, no hay champú ni kerosén, ni siquiera alquitrán que la borre, la despegue, la entierre, la olvide.

Con su manto de sal recorría las calles en busca de un mendrugo, en busca de su paraíso soñado, en parte encontrado en el resguardo de un banco de plaza, de un rincón de la ciudad donde se juntaba con otros de otros pueblos, otras lenguas, otras madres, pero del mismo color de piel. O parecido, porque en la cosa en que los afortunados de pieles más o menos claras se equivocaban, era en igualarlos por el color de sus pieles, que en absoluto eran iguales, algunos negros se diferenciaban de otros casi tanto como de esas pieles que se sentían a salvo. Era negro, sí, igual que el que llegaba a las ocho, puntual tras haber recogido toda la viruta de metal asentada en las superficies más insospechadas, igual que el de los ojos grandes, o el que hacía reir casi sin hablar, pero no se parecían en nada más que su peregrinaje, que en el viento, las miradas y la sal adherida.

-Al menos nosotros llegamos- suele decir Abiola cuando hablan de las vicisitudes de sus vidas- muchos, miles, quedaron en el camino a manos de los soldados, de los ladrones, del sol del desierto, de la incomprensión, del azul oscuro del mar, otros a manos de la policía en la frontera; pero lo peor son esos que terminan su sueño en un infarto o cayendo de un balcón tras correr cargados con sus mantas, henchidas de camisetas con los nombres grabados de negros adorados, privilegiados, multimillonarios que todos los blancos y semi blancos quieren vestir pagando cinco veces menos que en la tienda oficial- y mientras habla piensa "al menos, yo llegué".

-A lo mejor todo este lío con el racismo en el fútbol nos beneficia un poco, quizás nos tendrán más en cuenta como personas, no solo iguales, sino que hemos sufrido infinitamente más que ellos- dijo Addo- con que me sirvan en al bar de la esquina, la diferencia sería notable

-Lo dudo mucho Addo, las leyes contra el racismo entre el reducidísimo grupo de privilegiados multimillonarios existe hace mucho, para igualarlos en todos los privilegios señoriales, pero nunca esto nos ha beneficiado a nosotros, más bien hasta tengo la sensación opuesta, los aficionados menos agresivos condenan que les llamen "negro" a sus ídolos, de las camisetas que vendemos, pero cuando salen del recinto y nos ven vendiendo ropa o música, durmiendo en la calle, en los peores trabajos, no ven a su ídolo, ven a "negro" en su debido sitio. Pertenecen a una clase social tan baja que hasta sienten cierto alivio de constatar que aún hay algo debajo de ellos, se sienten hacendados por unos instantes. Pero encima concurre otro detalle, esta vez todo es ruido para favorecer a un solo jugador, problemático, burlón, que entre otros cinco jugadores de piel oscura, es al único que insultan. Buscaban que le quiten la más que merecida tarjeta roja de la que se libra cada partido cuando profiere todo tipo de ofensas al árbitro, al público, a los oponentes. Aunque es justo que se luche contra ese insulto, habiendo tantos otros términos que se ajustarían con mayor precisión a la descripción del personaje. Y lo consiguieron, ya está, nada más importa, ninguna televisión te va a mencionar a ti, ni a mi ni a los miles que mueren en el mar, en las vallas o en la huida-

-Yo solo quiero que la vecina del bajo no me mire más con esa cara de asco y deje de hacer sus comentarios cargados de odio, quizás para eso sirva-

-Too much monkey business; yo no espero nada, solo hablan de racismo cuando les conviene y hasta que conviene. Cuando salimos de nuestros pueblos desistimos de cambiar nuestra propia sociedad, de donde provenimos y donde no teníamos garantizado llegar vivos ni siquiera al último día de nuestras vidas. Todo lo que buscamos es una salida individual, por eso me parecería un poco hipócrita reclamarle, exigir el nivel de conciencia colectiva a la gente de aquí que nosotros abandonamos allá. Por eso mi ilusión, sueño o lucha es conseguir arribar a metas personales.

-Como Tina-dice Addo- negra en Estados Unidos, lo cual, a diferencia nuestra, significa descendiente de esclavos, de desprecio, de dolor, además mujer, y encima maltratada, abusada por su marido Ike, el jefe de la banda, de la casa y de la palabra, hasta que ella dijo basta, y la palabra, la banda y la casa cambió de jefatura. Hoy falleció, parecía que nunca podía pasar, Tina era lo opuesto de la muerte, era vida, energía, movimiento, voz salida de un pozo de una profundidad mayor que la del azul oscuro del mar, sus labios gruesos, la nariz achatada, las piernas de ébano, enamorando al mundo entero, a los chicos del rock ingleses y norteamericanos, y se convirtió en la Reina del ácido en la película Tommy de los Who, teloneó a los Stones en la gira que concluyó con el fin de la paz en Altamont, fue protagonista en la saga de Mad Max, llevó a Cher, Jagger, Lisa Fisher, Rod Stewart a su escena y los dejó a la altura del betún. Subió y bajó de sus limusinas, yates y aviones, desde Manchester a Jamaica. Cuando me quiero dar manija canto Proud Mary, la de los Creedence que ella popularizó. Sólo una cosa le pidió a Ike, quedarse con su apellido. No sé si por lo elegante de su pronunciación precedida del nombre Tina, si presa de una variante del síndrome de Estocolmo o más bien para recordar cada día de donde había salido, los candados y cadenas que rompió y la puerta tras la que un magnetismo tiraba de ella con insistencia, pero a la cual nunca debería volver siquiera a asomar la ñata.

Principio del formulario

Final del formulario

 

Tina

Tina

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22 mayo 2023 1 22 /05 /mayo /2023 23:20


El padre de mi madre había sido un soldador de cascos de grandes barcos en los distintos puertos argentinos, se puede decir que clase obrera, la madre era una inmigrante de Burgos que arribó al Río de la Plata para trabajar en el servicio doméstico, o sea, clase trabajadora integral. Ninguno de los dos era peronista. Mamá de a poco fue tomando contacto con los argentinos peronistas de izquierda (si este oxímoron pudiese tener lugar) que estaban exiliados en Cuba, en condiciones sensiblemente mejores que el resto de refugiados gracias a depositar parte del rescate pagado por los hermanos Juan y Jorge Born, alrededor de catorce millones de dólares de los sesenta en efectivo que cobraron. De ahí que las casonas de Miramar fuesen las sedes de la organización, las viviendas de los jefes y militantes, la guardería de los niños hijos de desaparecidos, muertos o presos, y otros privilegios que sacados del contexto pierden todo su sentido, tarjetas de técnicos extranjeros para comprar enseres, alimentos, bebidas, tabaco, diversión, etcetera. Nos mudamos a un departamento de ciento sesenta metros cuadrados con todas las comodidades frente a la playita de 16, además de tener las llaves del departamento de enfrente para cuando metíamos un pastelón con esas titis que se podían recoger alrededor de medianoche en el Vedado, no más tarde, la de las dos a tres de la mañana había que llevarlas a los jardines del Nacional o al Morro, como la del calcetín en el rabo y la blenorragia, pero ese es otro cuento. Demasiado bizarro para meterlo en este recuerdo.

Mi madre hizo buena amistad con varios de ellos, y casi una hermandad con Popi, Juani Bettanin, Susana Croxatto, el Vasco y la Gringa, por quienes también yo experimenté un afecto firme, profundo.
Yo tenía dieciocho años, iba al pre Pablo de la Torriente Brau, era el único que no usaba uniforme, porque no me salía del tubo. Eso sí, todos los días, para no levantar demasiado descontento, iba con una camisa azul celeste y unos pantalones azul oscuro de corderoy bien ajustados, marcando huevos.
Pero algún día, antes de sumergirme en mis botellas de ron, con el sol aun bañando primera avenida yo debía ir a la oficina de los militantes peronistas de izquierda cómodamente exiliados en La Habana no sólo gracias al generoso aporte de los hermanos Born, también a la simpatía que desde joven había profesado Fidel Guarapo Castro hacia Perón, como cuando fue a Bogotá en los días del "Bogotazo" integrando un grupo universitario de apoyo a la juventud peronista. ya se sabe Mussolini, Franco, Perón, Guarapo, un solo corazón.
Al inicio la idea de los amigos de mi madre, era que yo condujese la guagüita que llevaba a los niños de la guardería a sus escuelas u otras actividades, pero cierta cordura de alguno de los "montos" que me conocían mejor, Popi, Miguel, Lito, el Vasco o la Gringa, habría decidido que mejor era apostar a otro chofer, que arriesgarse o esperar a que dejase la tradición de refrescar las tardes con el famoso espirituoso cubano que pone a gozar a los mismísimos Barrabás y Zaratustra. Entonces me invitaron a sumarme al trabajo de introducir en una base de datos los nombres,  edad y grado o cargo, de la mayor cantidad de represores militares, de quienes se tenía conocimiento. Aquella fue la primera computadora que toqué, sistema MsDos, el trabajo era digno y hoy siento alegría de que me hayan conminado a hacer al menos una cosita de provecho, más o menos la única de mi juventud. Y como en toda Cuba, en cada cuadra, en esta oficina que estaba en una casona de la avenida primera y la calle catorce, también se hacía guardia por la noche. Acaso con más razón. Cada mes me quedaba a dormir una noche en el mullidito sofá cama de la entrada, viendo videos Betamax de películas o fútbol. Me querían incluir, argentinizar, peronizar, montonerizar, cosa que yo, mucho antes por una alergia aguda a todo compromiso y desinterés total por cualquier batalla, teque, disciplina, que por convicciones políticas, ni siquiera tenía previsto considerar, no obstante, manifesté una clara disposición a cubrir una guardia cada cierto tiempo. De paso retomaba contacto con el acento del país que tanto tiempo atrás había dejado a mis espaldas y que ya había olvidado extrañarlo.

Una tarde cuando cayó el sol, sonó el timbre de la oficina. Era Lito que subía a la sala donde estaban la computadoras a trabajar. Poco después volvió a sonar el timbre de la puerta y era mi hermano y mi hermana, que traían un tupper con mi ración de cena que, como cada día y cada noche, durante toda la vida, excepto los tres años del Habana Libre, había preparado mi abuela.

-Pasen, chicos- dije

Estaban parado uno al lado del otro, y entonces tomé la pistola Browning de 9 milímetros que tenía a su disposición quien se encargaba de la guardia, le saqué el cargador, y apunté a mi hermano primero, después a mi hermana, ambos dibujaron en la comisuras de sus labios una sonrisa franca, iba a terminar de percutir e gatillo sobre una de las dos cabezas para escuchar el click del gatillazo en vacío, pero un reflejo me llevó a jalar el gatillo apuntando hacia el suelo, a la base de madera de una bandera argentina y el click se convirtió en un estruendoso, brutal sonido de un disparo de una pistola de ese calibre permaneciendo un rato más la reminiscencia del tiro por el eco del enorme salón de entrada y terror que nos invadió de repente a los tres por lo que aún hoy, no sé, gracias a qué no ocurrió.

Mis hermanos se quedaron como congelados, les dije que por favor no dijesen nada, que por supuesto no sabía que había una bala, que no sabía como podía haber pasado eso. La bala había entrado a la base del poste y salido por detrás dejando una marca en el rodapiés y debiendo haber rebotado por la habitación, estaría aplastada, deformada, bajo un sillón.

-No importa, no importa Martín, nos vamos- me dijeron y salieron como alma que se lleva el diablo.

Me aquedé lívido, hierático, tembloroso, esperando que Lito bajase a preguntar que pasó, pero el ruido de aquellos aires acondicionados, la generosa amplitud de la mansión o la concentración en su trabajo evitó que Lito escuchase nada.

Con una mezcla de terror por la realidad paralela que podía haber sucedido, y que en alguna dimensión seguro tuvo lugar, y con el mayor alivio que se pueda tener una idea, pasé la noche sin dormir ni penar en otra cosa.

Nadie preguntó nunca por el ruido, por la bala faltante, por el agujero de la base del asta de la bandera, por la marca en el rodapiés tapado con la bandera ni encontró el plomo espachurrado metido entre los flecos de la una escoba. Pero a cada rato, en medio del silencio generalmente del momento en que cae el sol, como aquel día, y siempre que uso un tupper, mi cuerpo recupera esa sensación de desesperación por lo que pudo y debió acontecer y el profundo consuelo de lo que ocurrió en esa otra dimensión, menos real, de la que a veces pienso que me construí para soportar el peso de la eternidad en las llamas, una vez habiendo repuesto el cargador de la Browning en su sitio, y habiéndome disparado tras ver la cabeza sangrante de uno de mis hermanos en el suelo, al lado del mástil impoluto y la bandera salpicada.

Browning descargada y asta con bandera argentina
Browning descargada y asta con bandera argentina

Browning descargada y asta con bandera argentina

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