opinion critica.
Rascar la roncha.
Un niño que pasea por el bosque, ve a una serpiente que se acerca reptando a un ratón que se entretiene con un insecto antes de engullirlo, y se llena de compasión por el pequeño roedor.
Quizás mi rechazo al régimen cubano, y del que formó parte activa mi tío, haya tenido origen en un rollo familiar , al constatar que una y otra vez partir hacia una heroica Revolución, era motivo más que justificado y suficiente para que los progenitores abandonasen a sus críos. Teóricamente para dar un mejor futuro, una vida digna y feliz a unos niños que residían a miles de kilómetros, negándosela a los propios.
Y digo teóricamente porque jamás supe de un solo niño al que le haya llegado una porción mayor de bienestar a causa de los disparos e fusiles, en las ciudades, selvas y páramos en donde se desarrollare una lucha revolucionaria. En cambio conocí de cerca la soledad y confusión en que quedaban lo vástagos de los guerreros del bien.
Con el paso del tiempo y de modo gradual, lo que había significado una antipatía como reflejo natural a lo que me causaba desprotección, fue revirtiendo en una toma de conciencia de que para solucionar algún problema, por más intenso que sea, por más dolor que este nos haya causado, o se hace desde el amor a los demás, o mejor será que nos cuidemos mucho de secundar dichas aparentes buenas intenciones.
Al principio, cuando era niño, sentía una mala vibración hacia Fidel , hacia la revolución cubana y la mundial porque había alejado a mis padres de mi. Porque se había truncado la vida ordinaria en un punto. A cualquier precio preferían a la Revolución que a sus hijos, no éramos lo suficientemente importantes como para compararnos a aquellos hambrientos, a los que dificilmente conseguirían alimentar.
Si un cubano quería adquirir lo mismo que sus semejantes humanos de otras nacionalidades, en su propio país, corrían el riesgo de ser también considerados peligrosos, y por ende sumidos en el ostracismo o encarcelados.
Si a un cubano se le ocurría tener una idea diferente del Partido de cómo dirigir los destinos de país, era encarcelado por una cantidad ingente de años.
Si además la idea comprendía una crítica pacífica a Fidel y a sus actos y políticas este ciudadano corría riesgos aún mucho más serios.
Si quería escuchar rock , era debido a una debilidad ideológica que lo aproximaba a al enemigo. Si quería vestirse con ropa de moda, también.
No tuve escapatoria, intenté ver el problema de frente.
Tras la intolerancia, la represión, la violencia, es poco probable que nos esté esperando la sociedad del confort y la felicidad.
Hay que cambiar el mundo, primero, dentro de cada uno de nosotros mismos, y luego dentro de nosotros otra vez, porque es allí donde la revolución espera, es allí donde el cambio surtirá efectos, es allí donde la esperanza reside.
Comerse a los caníbales resulta, además de una acreditada muestra de mal gusto, un procedimiento de dudosa efectividad como método para combatir el canibalismo.
90 Millas