Hace años escribí un artículo sobre la gestión del accidente de Spanair, en la cual el estado directamente se presentó como abogado defensor de la compañía y como acusador de las víctimas mortales y sus familiares, dejando el caso en nada, como cada tema que involucra al estado, ya sea policía, guardia civil, AENA, ministerios, etc.
En la misma época escribí otro artículo titulado “Sonsoles habría visto el Jaguar” haciendo referencia a la esposa del ex presidente del gobierno Rodríguez Zapatero y de la extrema miopía de Ana Matos, jerarca del Partido Popular que no había percibido los ingentes ingresos de emolumentos de su esposo Jesús Sepúlveda, también cóndor o cuervo del PP, a la vivienda y cuenta común de ambos, llegando incluso a no detectar un automóvil Jaguar de alta gama pago en modo de trapicheo de algún favor a tiempo. Con énfasis en la connivencia de la Justicia para con la despistada política invidente.
Hoy se repite la historia de Spanair en el juicio por el descarrilamiento del tren de alta velocidad en una curva de Galicia donde perdieron la vida decenas de personas, en el cual el Estado español no ha escatimado en esfuerzos y gastos para entorpecer las investigaciones, para cargar con toda la responsabilidad del siniestro al maquinista, para no presentar la más mínima duda sobre la perfección de los trenes de cara a sus contratos sustanciosos con la dictadura de Arabia Saudí y otros.
Al mismo tiempo tenemos a toda la judicatura movilizada para exculpar de cualquier manera a toda la cúpula del partido Popular en los flagrantes casos de Gürtel y Púnica. A los jerarcas más importantes ni siquiera tocarlos, ni siquiera investigarlos, caso Esperanza Aguirre, Mariano Rajoy o M. Rajoy, Jorge Fernández Díaz, importante caballero del Opus, y absoluciones, sobreseimientos y amnistías para los menos importantes, caso Cifuentes quien resultó absuelta de un delito del cual fue la única beneficiaria mientras en su lugar fueron condenados ejecutivos bajo su mando que no ganaron nada con la falsificación.
Mientras tanto, a Griñan y Chávez del PSOE sí se les aplicó las penas más duras, sin atenuantes.
Torturadores que mueren condecorados protegidos por el estado, militares retirados que amenazan con matar a veinte millones de españoles, policías municipales madrileños que amenazan abiertamente a la alcaldesa y a políticos con asesinarlos, y a magrebíes, subsaharianos y sudamericanos matarlos mediante horas de tortura, sin consecuencia penal para ninguno de ellos.
Nada ha cambiado excepto acaso, que estos elementos del poder fascista, otrora obligados a esconder o disimular sus inclinaciones xenófobas, nazis, criminales, hoy gozan de un partido legitimado por la democracia, que les proporciona un ámbito político para expresar sus aspiraciones corruptas, clasistas, dictatoriales y terroristas, con total libertad.