Mientras todos los medios y la opinión pública están ocupados o abducidos por la catarata de desinformación sobre la invasión a Ucrania, y mientras Estados Unidos se hace carantoñas y besitos con el régimen de Maduro, que este acepta gustoso, Cuba continúa ascendiendo escalones en la represión al descontento popular.
El 26 de Julio de 1953, Fidel Guarapo Castro, comandó un nutrido grupo del Partido Ortodoxo, con el fin de atacar al segundo cuartel de tamaño e importancia de Cuba, tras un recio combate, seis atacantes mueren en la batalla, muchos fueron asesinados tras ser apresados y presentados como caídos en combate, treinta fueron condenados, entre ellos Fidel a 15 años de prisión y su hermano Raúl a 13, de los que cumplieron solo un año y medio en la cárcel modelo de Isla de Pinos, actual Isla de la Juventud.
Un año y medio tras asaltar el segundo cuartel militar en importancia del país y matar soldados del ejército nacional. Por una causa justa, puede que sí, la Historia tras el necesario paso del tiempo lo dirá, pero fue un asalto con bajas, condenado a 15 años y con castigo efectivo de solo un año y medio.
En tanto el mundo está en otra línea, la "Lustitia" del gobierno isleño, encarcela a 127 personas con condenas entre 6 y 30 años de prisión, donde convivirán con asesinos, violadores, ladrones violentos. Muerte en vida, solo por salir a protestar una vez en sesenta años, sí, por una vez en 60 años, a manifestar un enorme infección de descontento acumulada en el interior al no poder volcarla por ninguna vía de lastre, expresión callejera en la cual algunos se excedieron, como cada día en todas las sociedades del mundo donde tienen permiso para manifestarse, donde cuentan con diferentes partidos políticos, publicaciones, libertad de opinión, y cuando rompen algo son reprimidos por la policía en el momento del vandalismo, detenidos y liberados antes de 24 horas, con una citación a juicio, que en general se queda en una dura multa, o en una condena de prisión de seis meses a dos años, que si no tienen antecedentes, no la cumplen oficiando como una seria advertencia.
Lo más terrible, no es que un gobierno de partido, periódico, televisión, radio, y discurso únicos y vitalicios, en el cual todo aquel que no esté contento está invitado a irse afuera o adentro (entre rejas) haya ascendido tantos escalones en la aplicación de condenas ejemplares intimidatorias, sino que el mundo "libre", no se exprese en consecuencia, los medios, bien por Ucrania, o por el acercamiento de EEUU a Venezuela, estén más callados que las momias, los partidos políticos que en las sociedades occidentales reclaman más democracia participativa que solo votar cada dos años, sin embargo traguen con este semejante atropello a los más básicos derechos civiles, incluso derechos humanos, en una sociedad donde ni siquiera cada seis décadas se puede votar.
Una vez arribado un nivel de conciencia universal ciudadana y de Derechos Humanos que creíamos solidificada en las sociedades cultas y civilizadas, tenemos que el gobierno de Díaz Canel, heredero "puesto a dedo" del de Raúl Castro, a su vez puesto por Fidel Castro, como toda muestra de modernización, adaptación a las reglas y la sensibilidad global, continúa prohibiendo la diversidad de partidos políticos más allá del PCC, proscribiendo toda línea de pensamiento distinta del poder, o variadas opciones de manejo de la economía y la vida social en Cuba, continúa prohibiendo cualquier línea de prensa y editorial que no sea la oficial, y cuando por una vez, un pequeño pero significativo grupo de artistas opositores, se opone a aceptar los lineamientos y directrices obligadas de pensamiento y opinión, son reprimidos con cárcel, sin haber cometido delito alguno, quedando sujetos a penas pedidas por la fiscalía de 10 y 7 años de privación de libertad, a cumplir como presos comunes, en compañía de violadores y asesinos. Tales son los casos de Maykel Castillo "Osorbo" con quien no comparto su posición trumpista, pero por la misma razón defiendo a capa y espada su derecho a expresarla, y de Luis Manuel Otero Alcántara con quien siento mayor afinidad ideológica. Esto sucede a renglón seguido de las condenas absolutamente desmedidas y criminales, que van desde los 15 a los 30 años de prisión, a manifestantes del descontento popular, ciertamente excedidos en sus reclamos que dañaron el mobiliario público, cosa que se saldaría con penas de seis meses a dos años de prisión en el peor de los casos y en la mayoría, con trabajos comunitarios, no sin escuchar y atender sus reclamos. Estas condenas y peticiones de cárcel brutales, no son por asaltar un cuartel militar con armas de fuego causando bajas, son por manifestar en una protesta el hastío de no poder protestar. Que ya ni siquiera son aquellos blancos burgueses del inicio del proceso involucionario, que veían con mala cara la redistribución de la riqueza y la igualdad con los menos favorecidos, ahora quienes van entre rejas son, precisamente los menos favorecidos, las razas y las clases sociales que otrora fuesen el “mercado meta “ de la revolución. Un año y medio por asaltar un cuartel y matar soldados, en contraste con décadas de prisión por manifestar un descontento.
Por lo pronto deberíamos ser capaces de pensar que estos 127 chivos expiatorios, son personas con una vida y con familias, que salieron a manifestarse por la razón que les viniese en gana, muchos de ellos menores de dieciocho años en el momento de ser apresados a la espera de juicio en las cárceles, y ahora son condenados en su mayoría, a pasar más de una década de reclusión en el peor ambiente de violencia y corrupción humana, habiendo sido defendidos por abogados estatales que cuando no declinan su juramento hipocrático, cumplen el rol de fiscales. Acaso mi inflexibilidad en todas estas injusticias flagrantes, provenga de la lectura de la carta de mi tío a sus hijos al abandonar Cuba previendo que nunca volvería a verlos:" sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo, esa es la cualidad más linda de un revolucionario" no especificó "excepto en Cuba" como algunos se lo tomaron. En mi vida cambié lo de revolucionario por ser humano.
Sesenta años de cortinas de humo