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7 abril 2022 4 07 /04 /abril /2022 15:39

¿Cómo no paran la guerra? ¿Cómo las televisiones, los grandes medios de prensa siguen cada vez metiendo más cizaña para que crezca la guerra, para que haya más muertos, más violadas, más desastre, más charcos de sangre de toda nacionalidad?

¿Qué nos pasa como especie?

Solo hay un animal que también puede entrar en guerra y pasar años matándose un clan contra otro, ocurrió en la guerra chimpancé de Gombe, fue un conflicto violento entre dos comunidades de chimpancés en el parque nacional Gombe Stream, en Tanzania, que comenzó en 1974 y terminó en 1978, cuando una facción logró matar a todos los machos de la otra, para extender su territorio.

No es casual que seamos especies tan cercanas. No es casual que al desarrollar la capacidad de sentir afecto, amor, también se desarrolle al unísono la de sentir un odio visceral, depredador, dominante, al desarrollar la compasión y el la piedad, también se desarrolla la avaricia y la crueldad, porque la posibilidad de sentir empatía juega en ambos sentidos de este pantagruélico dilema bipolar, el desarrollo de la inteligencia y la emoción permite ponernos en lugar del otro para sentir pena por su pesar, o ponernos en su lugar para sentir satisfacción por su dolor.

Yo mismo, que omitiendo toda falsa modestia puedo asegurar que soy uno de los seres más pacíficos con que he tropezado, anti bélico, anti bronca, anti pelea. Sin embargo, muy posiblemente también si me encontrase en un oasis de mal, donde se permitiese soltar todos los instintos más bajos, más jodidos aunque a la vez auténticos de la especie, me pondría a destrozar cabezas, no de políticos degenerados o grandes poderosos que mediante nuestra razón, sabemos que son las peores cosas que les ha pasado a este mundo, no, a esos no me unió nunca el deseo oculto e impreciso de hacerlos pedazos, de verlos arder en una hoguera implorando piedad, de morderles la yugular mientras les atravieso el abdomen con un hierro candente. A lo mejor empezaría por mi profesora de inglés de la secundaria, siguiendo por el abusador del edificio de a la vuelta, o los de la villa miseria que entraron a casa una vez que era pequeño, o a una bruja que desatendía en el Centro de Salud, incluso podría pasar a algunos mucho más cercanos de lo que me gustaría admitir, todos ellos en la piel de otras personas, podría permitirme el lujo de enloquecer en medio de ese vergel de brillo y final, y una vez cubierto de sangre, saciada la sed más urgente, buscar nuevos horizontes para fagocitar lo construído, saludando a la blancura afilada de la luna y estremeciendo el aire, con aullidos humanos, no lobunos.

No lo sé, pero ¿qué diferencia cromosomática existe entre mi carne y huesos y todos esos que indefectiblemente, con independencia de su nacionalidad, raza, religión, educación o familia, terminan haciéndo eso mismo cuando se desata el fragor y la inimputabilidad de la guerra en la justicia ni en la moral?

Solo existe una manera de preservar la humanidad, los valores que hemos decidido primero construir, y luego defender, y es no comenzando a andar la ruta de la traca orgásmica de dolor de la que nadie ha retornado

No jugar a soltar la cadena del tigre.

La mejor síntesis popular del salvajismo depredador que esconde la condición humana bajo todo este barniz de cultura y bien aprendidos modales, de formas y conductas, es la canción de los Stones, Gimme Shelter, que además es una de las piezas más bellas, fuertes, completas y versionadas de la historia del rock, cuyo letra dice:

La guerra, chicos, está a solo un tiro de distancia

Violación, asesinato, está a sólo un tiro de distancia.

Pero te digo, el amor, hermana, está a un solo beso de distancia.

(War, children, its just a shot away/ Rape, murder its just a shot away/ I'll tell you, love, sister, its jus a kiss away, kiss away, kiss away)

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24 marzo 2022 4 24 /03 /marzo /2022 18:45

Estaba reconociendo mi país tras diez años de exilio, caminando por las calles de San Telmo, una tarde de los últimos días de diciembre de 1983, había acabado de regresar con mi madre y hermanos, mi padre había permanecido en Argentina todos esos años, la mayoría de ellos preso, y llevaba unos meses en libertad.

Yo iba tras una conga que se había armado en una batucada de brasileños en la plaza Dorrego, en Cuba había juntado el valor suficiente para largarme a mover el esqueleto con cierta gracia ajena al Río de La Plata con la condición de que fuese alejado de cualquier cubano, diez años no me dieron tiempo a atreverme a desafiar el ridículo de bailar rumba delante de una mulata soleada, pero fuera de allí yo me creía un trompo. Iba de un lado a otro de la conga soltando pasillos improvisados algunos, practicados otros. Una muchacha local empezó a bailar conmigo, con modales de murga oriental, y ahí estábamos, cada uno dandolo todo, lo mejor de nuestra sapiencia rítmica para dar lustre a aquel sol que caía sobre uno de los barrios más porteños.

Mi abuela Elena y mi abuelo Miguel vivían allí décadas atrás cuando nació mi madre, entre tangos y bifes de costilla. Mi padre había alquilado un departamento con su nueva compañera, en Balcarce y Garay, al lado del Pillín de San Telmo, donde pizzas, empanadas, graseosas, y chupadas de poronga, se sucedían cada noche en que unos viejos tangueros se reunían a jugar al truco, cantar tangos, beber vino de damajuana, y recibir a la uruguaya en el hediondo baño del fondo, por unos pocos pesos. Mi viejo había salido de la prisión donde había estado encerrado ocho años y medio hacía pocos meses, y no confiaba demasiado en el cambio de gobierno, decía que los represores estaban frescos, recién habían abandonado el humo, se preocupaba si me quedaba hasta tarde dando vueltas por ahí.

Me despedí de la chica de la murga, y se me acercaron dos paseantes que me doblaban en edad, ella se llamaba Gladys y él Juan, se conocían desde adolescentes, él había emigrado a Nueva York como traductor. Fuimos a tomar unas cervezas, despues subimos a casa de ella en Paseo Colón, fumamos unos porros y nos fuimos a la cama, pasamos la tarde haciendo el amor, y me quedé dormido en su cama. Cuando me desperté eran las once de la noche, tomé un café, charlamos un poco más, supe que había sido abogada de presos políticos y en ese entonces lo era de la incipiente CHA (comunidad de homosexuales argentinos), me contó que se quedó en Argentina y vivió el miedo todos aquellos años, como abogada en temas matrimoniales, de herencias, sucesiones, y en 1982 se sumó al proyecto de la CHA, años dificiles, ya que como en todo el mundo la izquierda los trataba igual de mal que la derecha, como a los hippies o fumadores de hierba. Gladys Croxatto, como mi viejo, tampoco confiaba demasiado en el rol de la cana en la incipiente democracia. Nos emplazamos para volver a vernos y me fui apresurado a lo de mi viejo, sabía que estaría nervioso, al salir a la calle no vi un alma, apreté el paso a la luz de la luna, saqué un cigarrillo Parisienne negro, de tabaco caporal, pero de inmediato me percaté de que había olvidado la caja de fósforos en lo de la pareja de baile y bailongo, vi una silueta a unos metros delante de mi caminando en la misma dirección y me apresuré para alcanzarlo con el fin de pedirle fuego, cuando estaba cerca, pegó un salto hacia adelante, exhaló una voz seca, cortante y giró la cabeza que sostenían dos ojos redondos como platos, lo cual hizo que a mi vez yo me asustase también, le dije:

-Solo quiero fuego para encender mi cigarrillo.

-No, no, no tengo- me dijo y aligeró más aún el paso.

Varias veces me ocurrió lo mismo a lo largo de toda oscuridad en Buenos Aires, yo no estaba acostumbrado a esa muestra de miedo tan marcado, que en Cuba la exhibía alguien que hubiese atravesado una situación más traumática que el ser requerido por lumbre. Entonces asocié esos respingos de los transeúntes, a cualquier hora del día, con los años de desaparición de las personas en aquellos coches Ford Falcon, que acababan de pasar.

Me reencontré con mis dos mejores amigos de la primaria, Silvina y Juan Martín. Lo de Silvina fue todo gracias a ella, a su chispa, a esa energía que le sale por los poros. A los pocos días de que soltaron a mi padre de la cárcel, él iba en un vagón del subte y percibió que una jovencita lo miraba, él se tenía por pintón pero era demasiado joven la chica e intensa la mirada, tampoco tenía pinta de ser de los servicios, de repente ella se acercó y le dijó: Soy Silvina, hija de Héctor y Delia ¿sos vos? se dieron un abrazo y cambiaron datos de contacto. Gracias a que Silvina no estaba permeada por aquel miedo, nos volvimos a ver. Sus padres tenían tres hijos, ella de mi edad, Daniel de la edad de mi hermano, y Hernán de mi hermana. íbamos todos a la misma escuela, íbamos de vacaciones juntos en campings, festejábamos los cumpleaños juntos. Héctor, que no tenía nada que ver politicamente con nosotros, sin embargo, un día que mi viejo estaba huyendo, se atrevió a darle albergue por una noche. Ese acto lo guardo en el pecho. Eran la excepción. A Juan Martín lo encontré por la guía, mi inseparable amigo de la infancia. Fuimos a un bar de San Telmo, también con mi hermano, a tomar una cerveza y cuando estábamos charlando aparecieron cuatro policías vestidos de civil, nos hicieron levantar, separarnos, enseñar la cédula de identidad, estaban agresivos, hostiles, yo temía por mi hermano menor, pero al final nos dejaron advirtiendonos que no se habían ido. Ahí mismo terminamos la charla, fuimos a casa y Juan Martín tomó un taxi, y como si aquello hubiese sido definitorio, pasó mucho tiempo hasta que volvi a ver a mi amigo.

Las hermanas españolas de mi abuela y sus hijos y nietos, se empecinaban en decir que nadie sabía lo que estaba pasando, que algo debían haber hecho aquellos a quienes se los llevaron. Algo no me cerraba del todo, los primos de mi madre, a partir de 1976 les impidieron a sus padres, que escribiesen a mi abuela que vivía con nosotros en Cuba, mi madre me había comentado que era para cuidarse por el alto riesgo que ello significaba, entonces ¿cómo que no sabían nada? ¿a qué venían esos sobresaltos cada vez que abordaba a alguien que iba caminando solo, a veces sin siquiera hablarles, unicamente con pasarles por al lado y no siempre de noche?

A las pocas semanas se juntaron para hacer un equipo de trabajo de plomería, arreglo de calefacción, tuberías, refacciones varias, cinco personas, cuatro eran ex presos políticos, Ángel, un muchacho que había caído muy joven proveniente de las Juventudes Guevaristas del PRT, el Bibi, Héctor Camps de Padrós, cuadro sindicalista peronista, Pedro Igón, del PRT, que cayó junto a su esposa Zulema en Paraguay donde estaban exiliados, cuando Gorriarán Merlo liquidó a Somoza en un atentado, les dieron de lo lindo y los mandaron a Argentina, salvaron la vida porque no guardaban relación con el atentado, mi viejo que cayó a final de 1974 y era del PRT, y por último yo, que no era de nada, y solo había pasado algunas veces unas horas detenido en calabozos transitorios, por curda o algún que otro altercado en la isla. Aquellos fueron cuatro meses sobre los que me debo un libro, solo no he acometido tal empresa por lo poco probable de que por más habilidad que consiga aplicar llegue a plasmar con gracia y fidelidad, los disparates, desmanes, aventuras y desventuras que protagonizamos cada día, sin proponérnoslo en aquel Buenos Aires, donde ya de por sí el orden de todas las cosas estaba revertido, no subvertido, sino hiperbolizado, atomizado, fragmentado como en un cuadro cubista, de manera tal que nada perdía su esencia, ni la desintegraba, solo la multiplicaba, exploraba cada una de sus propias aristas, una Buenos Aires de destape, descorche, desatornille, y desdoblamiento donde estos locos agregaban un rayo más para el brillo del absurdo en que se convirtieron todas esas liberaciones de ideas, de emociones, de proyectos, de sentimientos, de deseos, de vida.

Al cabo de cada día teníamos una nueva anécdota desternillante, yo llevaba sin ver a mi viejo diez años, en los que durante ocho años cada noche me iba a la cama con el temor de que lo liquidasen, el silencio de aquellas noches cálidas trajo un sin número de sueños de cementerio, y en solo unos pocos días de compartir aquel trabajo en que ninguno, excepto Pedro y Bibi, teníamos ni idea de lo que debíamos hacer cuando nos llamaban para arreglar un desperfecto, las risas producto de los disparates  que hacíamos, nos unieron como si yo no hubiese crecido de los diez a los veinte años el doble de mi tamaño, y como si sus largos meses de celdas de castigo se diluyesen en ese acto de cagarnos de risa sobre una anécdota que acabábamos de construir en tiempo compartido.

Una de las pocas veces que la expedición no fue nada cómica, fue cuando nos llamaron de la casa de las Madres de Plaza de Mayo, en Avenida de Mayo frente a la plaza del Congreso, para que les pusiésemos una reja en una ventana que daba a una especie de patio interior. La reja teníamos que hacerla y colocarla, la sede era un departamento normal, en aquellos momentos habían intentado entrarles o les habían entrado, no recuerdo bien, el asunto es que pasamos unos días compartiendo con las madres que entraban a la sede y las que estaban permanentes trabajando, y aunque me había criado en un país donde esa información no escaseaba, el hecho de tenerla de primera mano, sus anécdotas, el verlas en su quehacer cotidiano me produjo una sensación de respeto y afecto que sin embargo me hicieron sentirlas distantes, un respeto distinto a todos los demás que había experimentado hasta entonces, las sentía unidas solo a ellas mismas, como si entre ellas y todo lo demás hubiese una barrera tan invisible como insalvable, la ausencia de sus hijos y la convicción de que hasta que no apareciesen, no volverían a ser algo distinto de Madres de Plaza de Mayo. Fue la única salida en que hicimos todo bien, esa y la vez que nos llamó Carmen Agiuilar y Roberto Sachjaer a mi viejo y a mi para arreglarles el depósito del inodoro, creo que más que nada Carmen debía querer ayudar como podía a mi padre que era como un hermano menor.

Hoy es 24 de marzo  y se conmemora un nuevo aniversario del golpe de estado de la Junta Militar que desató un período de auténtico terror, que dejó a gente incluso apolítica, dando respingos en medio de la calle al serles requerido algo tan pedestre como fuego para fumar, que dejó a muchas familias como la de mi abuela materna avergonzadas dando explicaciones de por que se aterrorizaron, a la vez que decían no saber nada de lo que había ocurrido, que produjo la unión de las madres de desaparecidos y abuelas de niños apropiados convertidas hoy en día en una institución histórica, en una marca de los tiempos, en la única hoja que se pudo recuperar de ese diario cortado abruptamente, manchado de sangre en lo más álgido de la vida.

Hoy cientos de miles sino millones se suman a los significados y significantes de recuperar la memoria, de exigir la verdad, el juicio y el castigo, pero lo cierto es que en aquella Argentina, que festejó el Mundial de 1978 mientras estaban torturando salvajemente a esos desaparecidos que luego tiraron al río, la Argentina de la plata dulce del “deme dos” de 1980, la Argentina de Viva Galtieri cuando la ocupación de Las Malvinas, todos aseguraban no saber nada, ese país asustado y sonrojado encontré despertando de la pesadilla y del pudor cuando volví, con unos pocos miles de simpatizantes del Partido Intransigente que reivindicaban la justicia, un Alfonsín y un Moreno Ocampo que se atrevieron, aun con las picanas y las pistolas humeantes, a juzgar a las Juntas Militares, sin demasiado entusiasmo y apoyo popular. Sólo acompañados de la efervescencia de la muchachada del rock, la batucada de San Telmo y las tardes de Barrancas de Belgrano. Confío en que esta conciencia tardía, nacida de modo genuino en las nuevas generaciones, no sea una moda acomodaticia, y signifique una barricada perpetua del Nunca Más contra la siempre presente tentación del poder de cualquier signo, al autoritarismo, a la dictadura, a decidir a quien pertenece la vida.

Nunca Más
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18 marzo 2022 5 18 /03 /marzo /2022 13:19

Mientras todos los medios y la opinión pública están ocupados o abducidos por la catarata de desinformación sobre la invasión a Ucrania, y mientras Estados Unidos se hace carantoñas y besitos con el régimen de Maduro, que este acepta gustoso, Cuba continúa ascendiendo escalones en la represión al descontento popular.

En tanto el mundo está en otra línea, la "Lustitia" del gobierno isleño, encarcela a 127 personas con condenas  entre 6 y 30 años de prisión, donde convivirán con asesinos, violadores, ladrones violentos. Muerte en vida, solo por salir a protestar una vez en sesenta años, sí, por una vez en 60 años, a manifestar un enorme infección de descontento acumulada en el interior al no poder volcarla por ninguna vía de lastre, expresión callejera en la cual algunos se excedieron, como cada día en todas las sociedades del mundo donde tienen permiso para manifestarse, donde cuentan con diferentes partidos políticos, publicaciones, libertad de opinión, y cuando rompen algo son reprimidos por la policía en el momento del vandalismo, detenidos y liberados antes de 24 horas, con una citación a juicio, que en general se queda en una dura multa, o en una condena de prisión de seis meses a dos años, que si no tienen antecedentes, no la cumplen oficiando como una seria advertencia.

Lo más terrible, no es que un gobierno de partido, periódico, televisión, radio, y discurso únicos y vitalicios, en el cual todo aquel que no esté contento está invitado a irse afuera o adentro (entre rejas) haya ascendido tantos escalones en la aplicación de condenas ejemplares intimidatorias, sino que el mundo "libre",  no se exprese en consecuencia, los medios, bien por Ucrania, o por el acercamiento de EEUU a Venezuela, estén más callados que las momias, los partidos políticos que en las sociedades occidentales reclaman más democracia participativa que solo votar cada dos años, sin embargo traguen con este semejante atropello a los más básicos derechos civiles, incluso derechos humanos, en una sociedad donde ni siquiera cada seis décadas se puede votar.

El avance las corrientes ultra derechistas intolerantes, regresionistas, en las democracias occidentales, el avance de la intolerancia de extrema derecha en la Europa del Este, desde los gobiernos de Orbán en Hungría  y Morawiecki en Polonia, a los emprendimientos bélicos de Putin en Ucrania, dominio de Chechenia, Bielorrusia y Crimea, el avance de los populismos corruptos que se venden como una pseudo izquierda en América Latina, de corrientes extremistas dentro los propios Estados Unidos que llegaron incluso a asaltar mediante la violencia, el Capitolio, templo de la política, hace vislumbrar un futuro nada feliz para las aspiraciones de progreso y de crecimiento mundial en armonía, o concordia,  de manera cívica, con conciencia social y ecológica. Un claro retroceso en el bienestar universal.

Pero ese análisis forma parte de otro capítulo, por lo pronto deberíamos ser capaces de pensar que estos 127 chivos expiatorios, son personas con una vida y con familias, que salieron a manifestarse por la razón que les viniese en gana, muchos de ellos menores de dieciocho años en el momento de ser apresados a la espera de juicio en las cárceles, y ahora son condenados en su mayoría, a pasar más de una década de reclusión en el peor ambiente de violencia y corrupción humana, habiendo sido defendidos por abogados estatales que cuando no declinan su juramento hipocrático, cumplen el rol de fiscales. Acaso mi inflexibilidad en todas estas injusticias flagrantes, provenga de la lectura de la carta de mi tío a sus hijos al abandonar Cuba previendo que nunca volvería a verlos:" sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo, esa es la cualidad más linda de un revolucionario" no especificó "excepto en Cuba" como algunos se lo tomaron. En mi vida cambié lo de revolucionario por ser humano.

¡Basta de abuso con el pueblo cubano!

 

Basta de abuso con el pueblo de Cuba
Basta de abuso con el pueblo de Cuba
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17 marzo 2022 4 17 /03 /marzo /2022 13:33

La "justicia" cubana condenó a 127 manifestantes del ya célebre 11-J, a penas de entre 4 y 30 años de prisión.

En pleno 2022 esto no puede ser tolerado, pasado por el tamiz de la normalidad por las sociedades abocadas a profundizar cada vez más sus mecanismos democráticos, sin embargo a merced de mantener un sitio en el mundo donde permanezcan intactas las utopías de los años revueltos, donde fijar con pisapapeles la eterna la juventud, mirar hacia otro lado con este atropello a los derechos humanos intolerable bajo todo punto de vista.

Lo peor es que quienes defienden ese régimen, a menudo protestan porque en sus países, solo pueden votar cada dos años, y quisieran tener participación constante en las decisiones del poder, impugnan la mínima injerencia de las autoridades en el derecho de cada ciudadano a protestar donde y cuando sea necesario, oportuno, o deseado.

Nostálgicos que hace ya hace años abandonaron sus impulsos igualitarios y hoy disfrutan de la sociedad de consumo, de opinión,  de libre publicación y asociación política e ideológica, sin embargo apoyan que un gobierno de partido único y monolítico, condene a prisión por décadas, a ciudadanos tengan o no razón, descontentos con las políticas aplicadas, que en pleno uso de sus elementales derechos humanos, salen a la calle a protestar por única vez en sesenta años, por el motivo que sea y reivindicando o aspirando a lo que les de su reverenda gana, represión y luego condenas justificadas en la exaltación de unos pocos inadaptados que causan daño a un automóvil y a determinado mobiliario urbano.

Más allá de la ideología, filosofía, sensibilidad política de cada cual, todo el mundo debería condenar este atropello criminal a las mínimas bases consensuadas entre las sociedades cívicas actuales. No es un bombardeo de un país europeo, que es lo único que interesa, pero es el encarcelamiento en prisiones paupérrimas de un régimen autoritario a más de cien personas por expresar su descontento en sus calles, en las calles que entre cráteres volcánicos van y vienen cada día famélicos pedaleando a y desde sus trabajos, pagados en una moneda que no puede comprar absolutamente nada de las góndolas que ofrecen productos a cambio de divisa del enemigo, las mismas calles que observan como las paredes de las construcciones que otrora las vestían y engalanaban, hoy lloran a cántaros su propia destrucción, la desatención y el descuidado siempre que no pertenezcan a un circuito turístico, o un barrio residencial de altos dirigentes.

No hablo de la protesta enérgica de los viejos enemigos de la revolución cubana, de las fuerzas de derecha y ultraderecha, hablo de la indignación que todo el mundo progresista, socialdemócrata, de conciencia humanitaria, incluso socialista debería manifestar ante esta barbaridad.

Ya ni siquiera se está exigiendo que permitan a todo cubano fundar partidos políticos con absoluta o relativa libertad, que sería lo único presentable, sino que al menos puedan salir a la calle a expresar, a gritar, a sacar la pus acumulada de tanta infección. Que puedan, siempre que no se incurra en delitos o actividades terroristas, contar con espacios donde emitir opinión, favorable, al margen o contraria al sistema, con absoluta libertad.

¡Basta de atropellos en Cuba contra quien no piensa como mandan los represores!

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15 marzo 2022 2 15 /03 /marzo /2022 13:43

La “rusofobia” que se está intentando insuflar en la gente desde los medios afines al poder económico militar, yo la conocí elevada a la enésima potencia en Cuba. Donde no te invitaban a la censura sino que estaba prohibida toda la cultura estadounidense, incluida las representaciones de las mayores luchas de emancipación de las clases bajas, feministas, excluidas, a través de los hippies, de los beatniks, del rock, del jazz, de la lietratura lumpen, de la indumentaria contestataria.

En mi expediente escolar acumulativo figuraba una mancha que rezaba "Diversionismo ideológico", por escuchar a los Stones, Gran Funk y Jimi Hendrix, y plasmar sus nombres e imágenes en mi cartera de libros hecha de tela denim, como algunos de mis pantalones traídos por alguien que tomaba aire fresco viajando afuera, estirados hasta que la costura no daba más, tela prohibida por enemiga, porque sí, se llegó a entender que una tela podía contener la fuerza suficiente para ser considerada una peligrosa amenaza: "la rabia del pitusa, del blue jean, del denim".

Las consecuencias para mi no eran agradables pero tampoco sensibles, porque era extranjero y familiar de pincho, pero para mis amigos cubanos esa mancha en el Expediente Escolar Acumulativo, era algo muy jodido para luego estudiar carreras, para los trabajos decentes, para la convivencia en la cuadra, sólo por esta estupidez tengo amigos que se fueron para jamás volver a su tierra, ese fue toda su actividad enemiga, escuchar Grand Funk, vestir un vaquero, y a veces tomar mucho menos ron que los ministros y pinchos barrigones de guayabera, tres plumas en el bolsillo y dos queridas de bajichupa en su Lada tuneado de chivatón Be bop.

La misma aberración que hoy se quiere recrear con la "rusofobia" fue un clásico dentro de la izquierda con Estados Unidos e incluso Europa, toda la órbita de la URSS prohibía masticar chicles, Moscú llegó a reprender a Tito, de Yugoslavia, por fabricar gomas de mascar, pantalones vaqueros y permitir grupos de música pop, moviendo las caderas con los pelos largos. A la URSS no la derrumbó un enfrentamiento militar, sino el deseo reprimido y postergado de deglutir una hamburguesa, tomar un refresco, ponerse un vaquero, y escuchar rock de "afuera". 

Hoy en occidente quienes todavía guarda un odio revanchista antiguo a Rusia, reproducen esta censura en la medida de sus posibilidades. No se puede prohibir como se hacía en el campo socialista, pero señalan el camino, la tendencia. Esta semana, la Filmoteca de Andalucía prohibió la proyección de un filme de Tarkovski.

¡Aflojemos! las bombas del ejército de EEUU o de Rusia nada tienen que ver con su cultura , su pueblo y sus maravillas.

 

Blue jean ruso
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15 marzo 2022 2 15 /03 /marzo /2022 00:18

Esta serie, con los primeros cosmonautas, hombre, mujer y animal, algunos de los compositores más grandes de la música culta, varios de los mejores autores de la Historia de la literatura universal y del cine, la pintura, el ballet, el pensamiento, es para que no olvidemos lo que ese enrome, remoto, enigmático país al que ahora todos estamos tan invitados a odiar, ha dado a la humanidad.

Lo mismo experimenté en mi vida a la inversa, cuando Estados Unidos bombardea inmisericordemente cualquier país, masacrando todo lo que encuentra a su paso, en Cuba se prohibió, pero además en muchos países animan a odiar al país del norte de manera integral, incluyendo su historia de democracia, de luchas y logros de emancipaciones sociales, de cultura de las clases trabajadoras y estigmatizadas, como el jazz, el blues, el rock, la novela negra, su literatura general, invitan a rechazazar el cine, los refrescos, el pollo frito, las hamburguesas, las costillas de las cadenas estadounidenses, los blue jeans, los coches, los equipos de música, de computación, televisores, maquinaria....¡Por favor!

Putin es un sátrapa, un megalómano con ínfulas imperiales, pero una cagadita al lado de lo que ha dado ese país, claro, una cagadita que ahora está causando mucho daño, pero no odien a esa larga estepa helada y a su producción en materia de arte, humanidades, ciencias e incluso deportes, el país no tiene nada que ver.

Grandes Maestros de la gran música.

Tchaikovsky, Stravinsky, Rimsky Korsakov, Rachmaninov, Mussorsky, Shostakovich, Prokofiev.

Grandes de la literatura universal.

Tolstoi, Dostoievsky, Gogol, Pushkin, Gorki, Maiakovsky, Sholojov, Grossman, Chejov.

Tres de los mejores cineastas, dos de los mejores pintores y tres de los/as mejores bailarines.

Einsestein, Mijalkov, Tarkovsky, Kandinsky, Chagall, Nijinski, Barishnikov, Plissetskaia

Laika, Yuri y Valentina

Pioneros del espacio

No podían faltar algunos de los tantos grandes pensadores políticos, Lenin, Bakunin, Trotsky, Kropotkin.

Y por supuesto, el mayor pícaro, bribón y timador de la Historia, Rasputin, que ostentaba algún otro récord menos refinado, aunque nada despreciable a juzgar por los enrabietados maridos en la corte del Zar.

 
Congelados
Congelados
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13 marzo 2022 7 13 /03 /marzo /2022 11:01

Mientras el mundo está bien surtido y embadurnado con la guerra de Ucrania, ignora u olvida que conflictos más atroces están ocurriendo en varias partes del mundo. En Yemen, por ejemplo, durante siete años, se ha estado llevando a cabo un brutal asalto militar saudí que ha provocado la muerte de cientos de miles de civiles. Para estos sacrificios no hay solidaridad, ni ayuda, ni protesta, sino sólo un vil y cómplice silencio y lejos de cortarle los suministros y las relaciones a los jeques saudíes, cada vez se les da más copas de fútbol, pinches negocios y un reguero de saliva a sus botas con cordones de oro.

Y también mientras tanto, de chanfle, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, avanza el Apartheid en Israel. Para asegurar la homogeneidad étnica, el parlamento acaba de aprobar una ley que prohíbe que los matrimonios mixtos (israelíes y palestinos) vivan juntos. Deben separarse o emigrar.

También es un poquito vergonzoso que recién ahora que otros se preocupan de Ucrania yo esté posteando esto, antes, a juzgar por mis posteos y los que leo en los muros de quienes hacen lo mismo que yo plagados de selfies e imbecilidades identitarias por el estilo propias del soporte, ni a mi ni a nadie, le importaban un pepino los yemenitas, los centroafricanos, los sirios, los palestinos y la mare que lo vistió.

 

 

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11 marzo 2022 5 11 /03 /marzo /2022 00:45

Un día triste en medio de tiempos tristes, con una guerra en Europa, en la parte que peores guerras ha padecido, una guerra de malos, sin buenos, de racistas, de intolerantes, de xenófobos, de dos estilos de nazis con diferente collar pero idéntico ladrido. Días de disminución de una devastadora pandemia para entrar a una guerra, y ver la zona en que decidí vivir y criar a mi hijo, convertida en la primera zona europea donde se le da cabida en el gobierno a la extrema derecha, tan terrorífica en toda Europa, y en especial en España, que ni siquiera hizo los deberes de condenar en el arco parlamentario al unísono, a su fascismo autóctono. En España donde aún dormitan decenas de miles de huesos de asesinados y desaparecidos, en zanjas improvisadas al borde de caminos, dormitan porque ni pueden despertar ni dormir para siempre, están en una especie de impasse sin lugar para los plácidos sueños de los muertos, hasta que no sean encontrados, homenajeados, despedidos y llorados como merecen, en Castilla y León donde además los actuales alcaldes se niegan a abrir las fosas comunes para aliviar en lo más básico y mínimo el dolor de los familiares cuyo pesar deambula como fantasmas por sus vidas.

Incluso el Partido Popular europeo reprende al español por dar cabida a los herederos de los asesinos de la carne, nunca del alma de aquellos somnolientos huesos. Como diría el poeta en su canto "son los mismos que en la Edad Media arrojaban piedras a los leprosos".

Un día gris entre días apagados, lúgubres, recubiertos de motas de ceniza fría ¿Es posible que les haya quedado un resto de maldad por destilar?

Habrá que levantar el ánimo como sea, porque no pueden ganar los que apuestan por el odio, los que siembran el desamor, sueñan con la represión y convierten el resplandor de la vida en una penumbra alargada, perpetua.

 

Día lúgubre

Día lúgubre

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28 febrero 2022 1 28 /02 /febrero /2022 11:32

Todavía me estoy riendo.

Los rabiosos mal perdedores del madridismo dicen que Mbappé es un "pesetero" que se quedó en su casa, donde nació, donde están sus amigos, sus padres, sus tíos, su idioma, sus comidas, sus esquinas, sus recuerdos, solo por dinero, que no se fue a otro país, donde se habla otra lengua, al club que otrora alardeaba de ser el más rico y por eso se llenaba de galácticos y compraba árbitros y balones de oro a trocha y mocha, porque es un traidor.

¿Perdón? ¿Qué me perdí?

Lo primero, todos, absolutamente todos los deportistas profesionales de elite o el peor pagado de cuarta división, juegan por dinero, y por la mayor cantidad de dinero que puedan conseguir. Absolutamente todos los jugadores extranjeros, incluso de otras provincias, ni siquiera los de otros barrios jugarían en los clubes que conocemos, si fuese gratis, cada uno, el fin de semana, como hacen muchos, jugaría con los amigos en el club que le queda más cerca de la casa.

Pero es más, toda la gente que trabaja lo hace a cambio de una paga, ya sea en forma de salario, comisiones, incentivos.

En toda mi vida, solo he sabido de una persona que dejó su pasar burgués para atender sus utopías, incluso atendió enfermos ad honorem durante toda su vida, a leprosos en Perú, a guajiros y casquitos en Cuba, a nativos en Congo y a campesinos indígenas en Bolivia, además de poder ser un gran profesional henchido de dinero, podía haber tenido la mejor de las vidas como comandante en un régimen en que la erótica del poder que recubre a un comandante, es mucho mayor que la de un gran magnate en las economías de mercado, y dejó todo, para luchar hasta morir pesando la mitad de sus kilogramos, persiguiendo sus afanes, objetivos, sueños, que nada tenían que ver con los beneficios materiales. Otro podría haber sido Jesús, solo que la distancia en el tiempo pueden haber difuminado los límites entre la ficción mística y la realidad.

Todos los demás que he conocido, han sido "peseteros" si ese término se usa en carácter descriptivo para referirse a quien cobra a cambio de los servicios prestados en materia de empleo, pero si se utiliza en tono peyorativo, entonces también todos, absolutamente todos hoy en día, son peseteros, solo que unos pueden ganar más y otros, mordisqueandose las uñas, se quedan a verlas pasar.

 

Peseteros
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27 febrero 2022 7 27 /02 /febrero /2022 21:34

Hasta que tuvo lugar el Brexit solía ir seguido a las islas del reino unido y a la Irlanda independiente. Digamos sin alardear que son tierras que anduve de punta a cabo de arriba a abajo y de este a oeste.

Es cierto que Inglaterra dominó con mano dura a Gales, Irlanda y Escocia, como Roma a toda Europa, España y Portugal a América o también Inglaterra al popio norte de América. Pero también es cierto que sin los ingleses, galeses, irlandeses y escoceses serían unos exóticos indígenas pelirrojos en polleras o taparrabos resistentes el frío, Déjenme de joder, los irlandeses pudieron emigrar a Estados Unidos por hablar inglés y ser ciudadanos británicos, como los otros dos.

Joyce, Yeats, Wilde y Beckett escribían en inglés y fueron y son admirados y leídos en el mundo entero gracias a todos esos barcos llenos de cañones que dominaron todas esas tierras salvajes del globo, que con razón hoy exigimos que se les pida perdón por el pillaje, pero no conozco a nadie que pida la vuelta a las cuevas y chozas previas. Si hubiesen escrito con carbón en una piedra como los vikingos escribían sus letras rúnicas, en galés, gaélico o esas lenguas primitivas, no los habría conocido ni el tato, los ubicaría a duras penas el O'tatynn o el MacTatuun.

Nadie sabría ni le importaría si el whisky en su modalidad de whiskey se inventó en Irlanda o sale de los ríos marrones de la bella Escocia porque se habría difundido menos que la sopa maorí.

E incluso a nadie le importaría un pepino la vida de William Wallace en su choza gaélica, la de Michael Collins o mi propio antepasado Patrick Lynch and Blake, si no se hubiesen enfrentado a la hegemonía inglesa por esa libertad a medias, patrocinada por el ladrillo a la vista. Quizás el más independiente de los tres sea Gales, sin armar tanto lío, porque realmente son diferentes, tanto en esas casitas de Cardiff o los deportes identitario de levantar piedras y troncos desde la costa de Swansea hasta Pembroke, todo ese verde y esas hortensias que de tan refulgentes, hacen pie ancho en las pupilas.

Hoy en día está muy bien visto dentro del reino unido, realzar características escocesas, irlandesas o galesas, pero es políticamente poco correcto hablar de algo muy inglés como algo positivo, solo se puede enunciar como critica.

Así como fue injusta toda la esclavitud hispana-portuguesa-británica, en su caso desde Liverpool, y como fue injusta la explotación de los primeros proletarios desde Manchester a Birmingham, o las ordenes de represión desde Londres y Canterbury al resto de esclavos y sometidos del mundo, lo es una exagerada condena al indiscutible aporte de ese pequeño país al resto de todo el el orbe, cuando menos en materia de ciencia, arte, arquitectura, navegación, buen gusto, literatura, y por favor: casi todos los deportes.

Casi todos los que lloriquean por las esquinas, no hicieron más que aprovecharse de las conquistas de los muy avaros y bien capaces ingleses.

 

Inglaterra Superstar
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