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11 junio 2018 1 11 /06 /junio /2018 19:46

Dos generaciones de una familia que ha pasado por varias situaciones socioeconómicas y de indebida ideológica.

Unas generaciones atrás Guevara terratenientes, desde luego explotadores, dos generaciones antes que yo ya una burguesía iluminada y afrancesada, la que me precede caracterizada por comunistas de la A a la Z, mi tío, mi padre mi tía Celia, la mía donde destacamos dos integrantes disidentes con el proyecto revolucionario trasformado en "robolucionario" o "involucionarlo" y por último mi hijo de quince años y mi sobrino Javier, nuevamente marxistas, con nuevos bríos, mucha lectura, ilusión y por supuesto un alto grado de inocencia.

Nuevo canal de youtube para que el millennial de mi hijo canalice sus ya vastos conocimientos.

 

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Published by martinguevara - en Opinion crítica.
6 octubre 2017 5 06 /10 /octubre /2017 12:10

Tras su canonización comunista como mito, el Che había conseguido rellenar en su corta vida, a saber: “valor” “virilidad” “potencia” “voluntad” “atractivo” y luego “el sacrificio del mártir, la muerte del héroe occidental” que siempre tiene lugar durante la primera madurez del héroe cuando aún conserva todas las virtudes de su juventud con la suma de cierta sabiduría y experiencia, en oposición al héroe oriental anciano, que sólo es considerado importante cuando cría bigotes y barba blanca, piel arrugada, energía del saber.

Yo nací en el ’63, mi tío se fue de Argentina entre principios y mediados de la década de 1950, después de recorrer América conocía a Fidel "Guarapo" Castro y se embarcó a Cuba, desde allí una vez regresó a Argentina desde Uruguay clandestinamente durante un día a entrevistarse con el presidente Frondizi, antes de que yo naciese, casi ni sus hijos lo conocieron, excepto Hildita, mi prima mayor quien lamentablemente falleció hace años.

 

Mi tía Celia es la hermana que se llevaba un año con Ernesto, eran muy unidos y lo conocía como nadie ha conocido jamás, ella nunca ha dado una entrevista sobre ese hermano, sí sobre mi padre cuando estuvo preso en la dictadura argentina, más que preguntar y hablar de Ernesto con ella, cosa que otros amigos suyos como Alberto Granados si me han contado largo y tendido, he conocido cosas de la rigidez, de la educación de Ernesto, que arrojaron resultados increíbles, cosas positivas para un niño y otras no tanto, en la misma persona de mi tía, al margen de que de vez en cuando, si se siente cómoda me cuenta anécdotas, que en realidad me interesan mucho más en la persona de ella que de Ernesto, primero por el roce en la vida, pero además por el valor que encarna su actitud y firmeza en las posiciones tomadas, en la libertad de elección de cómo ser, en su lealtad, habiendo nacido mujer, que aún hoy presenta unos cuantos hándicaps frente al privilegio de nacer hombre.

Ernesto desde que era niño hasta que partió fue un "resepingú" y eso siempre puso las cosas dificiles a su alrededor.

En la escuela cada mañana se hacía una referencia al Che, ciertamente perturbadora para un niño, tras abandonarlo en todos los flancos por la persona incómoda es que se iba convirtiendo paulatinamente en los años sesenta, en parte por la coherencia, el trabajo voluntario, la austeridad, en parte por desarrollar la idea de la industrialización con experiencias como la  autogestión de las empresas que practicase Tito en Yugoslavia, con el fin de la no dependencia total de la URSS ni de otra potencia, en parte por ser un extranjero que mandaba en Cuba, y en parte por la crítica “in crescendo” al abandono del Internacionalismo proletario precisamente de la URSS, el contraste del profundo suspiro que le significó a Fidel Castro y buena porción de la cúpula cubana la desvinculación del Che del gobierno de Cuba, con la utilización que como excelentes totalitarios, supieron darle a su imagen una vez muerto, utilizaciones de su figura entre las cuales se enmarcan ese lema cada mañana en el colegio: “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che” que nunca explicó a que e referían a ser como el Che, ya que ser como el Che implicaba una rebeldía a la que de ningún modo invitaban laas autoridades, ni la escuela cubana ni la de país alguno, sino a su opuesto.

 

Obviamente era agobiante, por esas razones, yo que me sentía cercano en cierto modo a la figura de Ernesto más quizás a cuando era ya el Che, en la búsqueda de mi Yo y al notar que era muy difícil competir con mi ínclito tío en sus terrenos, elegí el matiz semi marginal, de inadaptado social llevado por un chorro de rock n roll, el mejor invento para sentirse un héroe de la rebeldía y cambiar muy poco.

Para mi generación vivir aquel mito tuvo diversas implicancias, desde las de Europa, Italia y Francia, donde el Che fue una bandera de reivindicaciones, no precisamente guerrilleras sino sociales, políticas ideológicas, al Tercer Mundo donde fue símbolo de lucha armada, al rock ‘n ‘n roll que lo adoptó como primo hermano de Lennon, Hendrix, Brian Jones, Joplin o Morrison. También hay un último grupo del que no se habla y no se menciona generalmente pero en honor a la justica hay que mencionarlos, fueron sus victimas, las victimas de la soberbia revolucionaria que en algunos episodios fue tremendamente cruel, como en todo episodio histórico en que las diferencias se resolvieron de manera expeditiva a través de la erradicación física del opositor, interlocutor, en definitiva del enemigo, práctica que escapaba a contadísimas contiendas en los convulsos años violentos que gobernaron en su historia al mundo, ni remotamente en exclusiva del Che y de la revolución cubana, aunque tampoco ajeno a ellos.  En Cuba , en Latinoamérica en general durante aquellos años y como familiar era asfixiante, en unos sitios por las alabanzas y en otros por la persecución.

Llevar el apellido Guevara siempre fue un orgullo por diferentes razones, pero supuso un nudo que tuve que desatar. Junto a Canek un sobrino mío, el hijo mayor de Hildita que también falleció, somos los familiares que mostramos públicamente nuestro desacuerdo, critica y denuncia con la política y la utilización oficial de Cuba de la imagen del Che, en cuanto al comunismo, en cuanto al pueblo y un extenso etcétera.

La vida se compone de paradojas.

Hubo muchos Che, generalmente un ser que no paraba de pensar, cuestionar, disfrutar la vida, y también padecerla, no hay que olvidar el asma extrema que sufria desde muy temprano, yo la padezco y conozco los limites a los que te obliga, a los puntos a donde puede llevar la voluntad o el renuncio.

 

Fue un desclasado social, proveniente de una clase alta, cuyo destino es mandar como había hecho la familia durante más de doscientos años en Argentina y un poco más en América, pero ya sin el sustento financiero que describe a dicha clase social, con el cual practicaba golf, rugby, equitación, esquí, aviación con el avión de un tío De La Serna, pero no había plata para más que formar parte del club, con lo que a veces tenía que ser caddy si quería cumplir hoyos dandole a la pelotita blanca.

 

Desconfío en las explicaciones que se dan a las decisiones desde el consciente, creo que las razones que nos llevan a actiuar de maneras definitivas están bien resguardadas en capas interiores del hipotálamo, y así como creo que la génesis de la antipatía hacia las raíces oligarcas de Ernesto o de Fidel hacia su condición de hacendado, están escondidas en espacios a los que el recuerdo ordinario no alcanza a llegar, pienso que se sustituye por una narrativa que sustenta y sostiene al sentimiento enganchado a la hiel y aparecen la sexcusas como erradicar el hambre de África, el padecimiento de los campesinos o proletarios pobres, y se construye el fenómeno mesianico, que requiere de distanciamiento con la causa. Ello no resta valor a quienes encuentran estos motivos para dar cobertura a las reacciones más temperamentales y poco controlables del alma, pero que no deja de ser una ficción destinado a encontrar en algún recodo del camino el vacío, la fractura.

 

Está claro que el Che desarrolló una conciencia revolucionaria, no se detuvo ahí, pero precisamente el inicio del camino me hace preguntarme si no sería esa la causa, para que hubiese encontrado la paz y paradójicamente el éxito en la tragedia del final de sus días, como si se sintiese acorde, conforme, a gusto y hasta aliado con el destino del final de su contienda guerrillera inversamente proporcional al crecimiento de su figura romántica.

La imagen del Che hoy es mucho mejor que la de hace unas décadas, cuando era el símbolo para matar o morir dando y tomando la sangre para que luego otro comandante ocupe un sillón durante mil millones de años.

Al revés de opinólogos de la pseudo izquierda, creo que es mejor que represente valores irreverentes no violentos, contestatarios, que se lo ubique junto a las figuras del Pop, aunque por supuesto esto no responda a la Historia, toda vez que en la Cuba revolucionaria se trataba con dureza a todo joven rebelde.

 

El Che  quedó ligado a la estética del pelo largo y la ropa sucia, la ruptura con los convencionalismos establecidos, mucho más que lo fueron para los demás dirigentes comunistas, pero de manera atractiva para la posteridad, no como Nikita Jruschev golpeando con el zapato el oratorio, sin duda otro modo de incordiar los convencionalismos. También es cierto que había un Che que era lo opuesto a todas esas libertades individuales que revindicaban los emancipados del hedonismo individualista.

Suelo discutir con muchos amigos míos que viven en Miami, donde por razones lógicas se percibe de un modo extremadamente negativo al Che, que me dicen que no tenía nada positivo, que sencilla y llanamente era el carnicero de La Cabaña, y aunque es justo que de eso se hable también todo lo necesario, y sus victimas condenen tales actos, les pregunto ¿tú crees que si no tuviese nada más, tanta gente del mundo, tantos campesinos cubanos que lo conocieron y trabajaron con él, tantos seguidores lo hubiesen admirado del modo que lo hicieron y lo siguen haciendo? No hay cientos de miles o millones de productos con la imagen de Mussonili , Hitler, Franco, ni siquiera Gramsci, Lenin, Marx, Mao y mucho menos de Fidel Castro ya viejo y balbuceante pidiendo a cada Papa un día más de vida para evitar las llamas del caldero eterno.

Suelo mirarnos a todos como un compendio de claroscuros que se alternan, que aparecen desaparecen, hasta que al final, como decía el proverbio Apache:

“Dentro de cada persona, siempre hay dos lobos en pugna, uno avaro y mezquino y el otro generoso y bondadoso, al final ganará aquel al cual tú alimentes más”

Pioneros por el comunismo, seremos como el Che

Pioneros por el comunismo, seremos como el Che

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Published by martinguevara - en Opinion crítica.
6 octubre 2017 5 06 /10 /octubre /2017 04:44

Cada año cuando se acercan las fechas que congregan mayor atención de la medianía humana, fines de año años nuevos navidades, me hago el firme propósito de desparramar por doquier, que una vuelta más del cuerpo celeste en que vivimos alrededor del incandescente que nos calienta las mañanas, tiene el mismo peso conmemorativo que la caída de la siguiente manzana del árbol del jardín del vecino o el próximo ladrido del perro del hortelano. Pero heme aquí transigiendo.

Van a cumplirse cincuenta años de que al hermano de mi padre lo hirieron e hicieron prisionero en la selva boliviana, pesando la mitad de su peso habitual, extenuado en el más completo sentido de la palabra, desencantado en el más profundo significado del término, desaseado, hambriento, sediento, sin fuerzas y abandonado de la forma más intensa, mediante la traición más pulcra en el túnel de la oscuridad y el último dolor;  a la vez en el del alivio del final, el fin de la búsqueda compulsiva, incesante, estafado por el mundo comunista por el que había dado y dejado todo.

Hoy ya sea para celebrar su vida, su muerte o el púlpito de cada memorioso, se prepara una parafernalia similar a la de los años nuevos y las navidades que detesto, los correligionarios corren a ver quien llega más lejos en el guevarismo de la era del sofá, como quien pone el arbolito y el pesebre más grande, ambos para recordar a dos hombres que sus acólitos dejaron sangrando en la cruz.

Los mártires sólo pueden ser enfrentados al enemigo. Los héroes, vivos y en casa, son un peligro para los dominios del rey.

Durante los años que empleé en alejarme de las sombras del mito de mi tío pude abordar sus escritos, sus opiniones, sus cartas, y en esta época de descanso de los secretos o tal vez de su conservación a merced de la ficción de encontrar todo en las redes, también pude acceder a documentos perdidos antaño, discursos, reflexiones,  entrevistas. Y para mi sorpresa reconstruí  la figura del hermano de mi padre con los elementos que me proporciona el conocimiento, más los que me donó la deducción, el análisis de sus actos, los rasgos familiares compartidos, los diferenciados, las filias y las fobias, sus probables hastíos, ilusiones y decepciones, aunque al cabo, igual que a todos, se me escabulle una explicación a esa determinación con la que “parecía querer comerse el mundo” según decía Chichina Ferreyra, su novia de juventud, y que lo llevó a ponerse el mundo por montera y pasar por encima de las preocupaciones cotidianas, de la vida en tamaño pequeño, del agobio de los minutos, la huida de los lazos afectivos, la abulia por las conquistas ya consumadas fuese con mujeres, con proyectos, carreras o deportes,   para situarse entonces en el casi imperceptible intersticio donde se gestan los cambios de dimensiones, los traspasos de eras.

 Recorrió tantos “Ernestos” tantos “Ches” en treinta y nueve años como es difícil concebirlo, aún siendo de su tiempo, de su familia, polifacético y proclive al testeo de experiencias, lejos de disfrutar la capacidad para abordar terrenos contiguos agónicamente, le producían agobio, fatiga, rugidos bronquiales.

Me acerqué a mi ritmo y con mis ópticas criticas a la percepción silenciosa, íntima, de la energía emanada por hombre que había detrás de todo ese inmenso aparataje de barnices e intereses de un gran poder disfrazado de contracultura, que en la medida que transcurre el tiempo ha crecido exponencialmente y que hoy refulge en neón, reverdece en macetas regadas de abono químico mimadas por jardineros urgidos por vender sus frutos el próximo fin de semana en el mercadillo del siglo, con motivo del cincuentenario de su asesinato, de su ejecución, de su desaparición en combate o de su ajusticiamiento, según el punto de vista, pero en todo caso de su muerte física y del comienzo del mito del revolucionario por excelencia.

Durante largo tiempo intenté comprender que le habría llevado a Ernesto sentir la necesidad constante de modificar las cosas, de participar del destino, me preguntaba a partir de que instante comenzó a sentir la pulsión de la batalla, del enfrentamiento, de la cercanía a la muerte, que imagen de mujer aparecía en cada huida hacia delante y cual en cada conquista, aquel hombre que amaba la poesía, la literatura, la filosofía, que había ido sensibilizándose con la pobreza de América e iba encontrando esa grieta para convertirse en el Condotiero del siglo XX, según sus propias palabras.

A lo largo de estos meses desde que falleció Fidel, con el emperador muerto pude intuir la charla de ambos en el más allá, y del más acá  comparar sus enormes diferencias como personajes históricos, como pretendientes comunistas, como hombres frente a su palabra de honor,  frente a su coherencia, a sus propios lemas y promesas, y sobre todo a la entrega de sus vidas a sus ideales o a la erótica y la comodidad del poder.

Me bastaba con sólo reparar en el hecho de que uno hubiese muerto en la selva boliviana abandonado por comunistas de Bolivia, URSS y el líder máximo de Cuba y el otro, fuese ese líder máximo de Cuba, que vivió hasta los noventa años dilapidando hasta el último penique de capital de respeto que alguna vez en su juventud, maniobras y manipulaciones mediante, pudo haberse granjeado.

Uno, el que murió joven incapaz de mentir incluso en declaraciones tan políticamente incorrectas y poco proselitistas como cuando en las Naciones Unidas dijo: “hemos fusilado, estamos fusilando y seguiremos fusilando” o a cuando arengó a sus soldados en Bolivia diciéndoles “casi todos saldremos muertos de esta contienda,  quien quiera abandonar este es el momento” , frente al  que terminó sus días  aterrorizado por la muerte y que manejaba como nadie la seducción, cuando prometía que se instauraría la Constitución del 1940 o cuando juraba en su inglés que “nosotros no somos comunistas y nunca lo seremos” y todos le creían y lo seguían.

El Che con su honestidad en vida conseguía que a una tropa de cien al final le quedasen sólo diez efectivos, Fidel con sus usos demagogos y maquiavélicos lograba agregar millones al grupo inicial de cien, sin embargo luego, desde las tinieblas, el Che desde el día de su muerte empezó a sumar millones de seguidores de ninguna ideología o filosofía en concreto, pero acólitos al fin y al cabo, simpatizantes o militantes de ideología marxista, trotskistas, maoístas, anarquistas, peronistas, gente sin definición política,  lumpen, marginales, incomprendidos, perdedores estoicos, ganadores crucificados; en cambio Fidel se convirtió en la nada más triste, no es símbolo siquiera de sí mismo,  había cansado tanto ya a quienes intentaban no ver, o esconder sus incoherencias, que no hubo manera de usarlo ni siquiera para adornar una camiseta.

Hace relativamente poco encontré dos documentos audio visuales que apoyaron aún más estas observaciones. Dos entrevistas grabadas para la televisión norteamericana hechas en el año 1964, una al Che cuando era Ministro de Industrias y le faltaba poco para cambiar el rumbo de su proa, y una a Fidel. Ambas hechas por la misma entrevistadora, Lisa Howard, una periodista, actriz, activista, mujer determinada, firme, enérgica, de esas que derriban los muros establecidos por la misoginia y el machismo universal.

Ambas entrevistas son una joya en sí por la seguridad de la entrevistadora que se siente en ambiente y en todo momento pugna con las personalidades de sus entrevistados por no dejar que la testosterona marque el ritmo y el rumbo, por el carácter  de los entrevistados y por el interés más que de sus respuestas, habida cuenta que el tiempo concede contados perdones,  sí de sus modales y de sus improntas.

La entrevista del Che deja ver la pausa, la tranquilidad y la seguridad con que responde a cada pregunta, la complicidad es evidente, la cámara  brindando primeros planos con los gestos, las sonrisas y las pausas familiares de los Guevara de estilo De Niro, dejan ver un hombre que de todas formas iba a morir joven, el mundo de los cargos directivos no soporta la franqueza.

En la de Guarapo, hoy a la distancia que da claro que era un engatusador , de las pocas cosas que se pueden rescatar es que se atrevía a manipular a todos y a todo para su lucimiento personal, pero a la vez que en lo inmediato resukta seductor, también decepciona al más castrista de los castristas la miseria de semejante poquedad.

El mundo de los símbolos y los significantes necesitaba al Che más muerto que vivo. Pero en noviembre pasado cuando pudo hablar con Guarapo , seguro que le dijo con su sonrisa sarcástica "Después de todo, el que sigue vivo soy yo"

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Published by martinguevara - en Opinion crítica.
20 abril 2017 4 20 /04 /abril /2017 14:01

Urge ofrendar respeto y una inmensa solidaridad al pueblo de Venezuela por la tenacidad con que están luchando, con que están saliendo la calle pacíficamente a cambiar la terrible realidad de su país, sin el apoyo del mundo porque el gobierno ha conseguido a través del secuestro de la terminología del "bien" llegando incluso a apropiarse para reprimir al pueblo de la imagen del mayor luchador por la libertad de aquel valeroso país, Simón Bolívar,  y presentarse como el legítimo gobierno de los humildes, cuando como es habitual en estos casos, han logrado convertirse en los garantes de la mayor miseria compartida.

Salen cientos de miles aún con el riesgo de ser asesinados torturados encarcelados sin juicio justo, aterrorizados; sin embargo, con el lógico miedo que ello infunde continúan adelante, ponen el pecho y reclaman un cambio de una vez y por todas y qué el mundo y en particular los auto denominados "hermanos latinoamericanos", de una puñetera vez dejen de ser cómplices de la represión la violencia, los niveles de delincuencia, de miseria para el país en que ha sumido a Venezuela el desgobierno de Nicolás Maduro y compañía, esperan que los animen, ayuden, apuntalen, con un poco, aunque sólo sea un poquito de apoyo moral, de comprensión, y que rindan homenaje y respeto al inmenso valor que está demostrando esa ciudadanía al enfrentarse a semejante monstruosidad. Simón Bolívar, secuestrado por los sátrapas no está en el sillón del poder, está en la calle junto a su pueblo.

Resulta impreciso y a menudo manipulado declamar "vivas" exaltando razas, géneros, países, ni a blancos o indios, ni mujeres u hombres, ni a Venezuela a Cuba a España o a Francia, porque Venezuela son también sus represores, Cuba es también su ejército, su policía y su G2, España es también su corrupción y Francia sus padre e hija Le Pen, por eso considero mejor manifestar que: vivan los valores democráticos, la igualdad de oportunidades, la Justicia, de la decencia, la libertad de expresión, la libertad individual, la libertad de asociación, de critica, de ideología, de empresa, de educación, en definitiva...

Viva la libertad para los valientes venezolanos y para el mundo entero.

Principio del formulario

Final del formulario

Bolívar en la calle

Bolívar en la calle

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Published by martinguevara - en Opinion crítica.
7 marzo 2017 2 07 /03 /marzo /2017 18:37

No me gusta Trump pero tampoco me gustan nada esos repentinos amantes y defensores de la subcultura del atraso, de la excusa eterna, del victimismo estructural, del latinoamericanismo unido.

¿A que se refieren con «nuestra América»?

¿A que eran todos indios y por ende una misma cosa?
 Antes de la llegada de los españoles había infinidad de tribus de fenotipos de genotipos de alturas de tipos de cabello de tamaños de brazos de piernas de religiones de indumentaria de idiomas de costumbres gran variedad y diferencia de alimentación entre unas tribus y otras de modo de vida de sociedad de relaciones de producción de caza de pesca de agricultura.

Después de la colonización también. Al Caribe fueron canarios, catalanes y extremeños, a México andaluces y extremeños, a la parte norte de Sud América levantinos, extremeños, andaluces, castellanos. Al sur fueron vascos, cántabros, maragatos, catalanes, astures. Españoles todos, pero tremendamente distintos entre sí, y aún más en aquellos tiempos si cabe imaginarlo.

Existe más parecido entre un guaraní y un irlandés de Mayo que entre un guaraní y un yanomami o entre un tehuelche y un noruego que entre un misquito y un tehuelche. Llamarle a todo el continente «nuestra América» es prueba de un racismo congénito o de una ignorancia supina.

¿A cual peor?

No existe tal unidad excepto para la ex metrópoli y sus vástagos criollos cuándo las tribus del continente fueron colonizadas. Y ni siquiera para ellos era lo mismo Honduras que el Potosí.

Todo lo que sea salir de la General Paz en Buenos Aires o de la Vía Blanca en La Habana me es tan ajeno como el Cuzco o Maracaibo, a las cuales tampoco sabría diferenciar de Burundi ni de Djibouti.

Por ende, intentar dotar de una identidad ficticia a ese rejunte de procedencias, de fenotipos, de idiomas, costumbres, tan diferentes entre sí, no obedece en modo alguno a la solidaridad con el oprimido sino qué es parte del mismo mecanismo racista colonizador conquistador que se pretende rebatir al reivindicar esa Latinoamérica unida.

Por otra parte ¿qué utilidad podría tener amalgamar a un montón de fracasos, complejos y desastres?

No le echen la culpa al bueno de Amerigo Vespucci, él sólo pisó una ínfima parte de su Mundus Novus.

Otra cosa es que digamos que nos sentimos profundamente latinoamericanos toda vez que: salivamos por la ventanilla del automóvil, rara vez usamos el paso de cebra para cruzar la calle, y si el pagador se despista...nos quedamos con el vuelto.

El prepucio de Vespucio
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Published by martinguevara - en Opinion crítica.
27 enero 2017 5 27 /01 /enero /2017 15:13
¿Washington DC o Melbourne?

En el siglo XX y parte del XXI de alguna manera todos quisimos ser norteamericanos, consciente o inconscientemente, tomamos coca cola, comimos hamburguesas, sandwiches, perritos calientes, popcorn, ketchup, jugábamos a cowboys e indios del norte teniendo nuestros propios aborígenes y nuestros europeos y criollos colonizadores, masticábamos chicles, leíamos Batman, Tarzán, Superman, veíamos a los Tres chiflados, al gordo y el flaco, al gato Félix, Betty Boop, Huckleberry Hound, Popeye, el Pato Donald o Mickey Mouse. Por eso escuchábamos rock, blues, jazz, nos vestimos con jeans, camisas sueltas, el pelo al aire, caminamos con desenfado, y escupimos , tomamos whisky y hemos fumado como Phillp Marlowe o cualquier otro detective de la novela negra norteamericana.

Todos los hombres que hoy son viejos quisieron tener el bar de Casablanca con un pianista como Sam.

Pero por primera vez en la vida, y probablemente en la historia, veo que hay gente que siente un genuino alivio de no ser norteamericano y de no vivir en EEUU y muchos estadounidenses conocidos, de los que han construido la democracia de ese país, desde las reivindicaciones de los hippies, los beatniks, los derechos civiles, por primera vez sienten que peligra la médula espinal del sistema compuesta de democracia, libertad e igualdad de oportunidades, y en lugar de mirar esperanzados a Washington DC, vuelven la cabeza hacia Melbourne, Australia, donde siete años después, como para reforzar la ilusión de la continuidad cuando más necesaria parece a nivel planetario, el domingo se disputará un nuevo, un otro, un eterno:

Roger Federer – Rafa Nadal.

¿Washington DC o Melbourne?
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21 enero 2017 6 21 /01 /enero /2017 12:20

Bueno.

Se acabó un período, el pueblo de su país habló, eligió como nuevo presidente a Trump y este ya asumió.

Cualquier otra cosa es nostalgia.

Acaso no sea motivo para la algarabía pero tampoco para la depresión ni el desánimo. Siempre que entendamos el juego democrático como una secuencia de experimentos comandados por la alternancia de las diferentes sensibilidades más generalizadas en los grupos poblacionales, con el fin de progresar y de agotar ciclos.

Hasta el más fantástico de los ciclos imaginables llega a su fin.

Bien usado un revés en los comicios, es una oportunidad para reforzar las convicciones del bando depuesto. Es una invitación a despertar para acompañar, proteger e invitar a que sigan profundizándose en los logros cívicos y pacifistas. Mientras los tecnócratas y empresarios intentan reactivar el tejido empresarial y los aspectos pragmáticos en que muestran su cara más eficiente. y aprovechar para encontrar nuevos caminos para contagiarles los deseos y la conveniencia de un mundo libre en progreso, en concordia, y en paz.

En Estados Unidos el presidente no puede hacer lo que le da la gana, tiene un control muy cercano estricto y bastante eficaz. Aunque sí se pueda decir que es el hombre con mayor cuota de poder del mundo en cuanto a peligro, porque dispone del mayor arsenal nuclear a su orden. Pero ni siquiera eso puede ejecutar sin consultar en un día de irrefrenable rabia o jolgorio.

Por otra parte Donald Trump es un ser menos imprevisible que lo que intenta aparentar, pero mucho más de lo que se espera del presidente más poderoso de Occidente. Dadas su escasa cultura política y general, y bajos estándares de inteligencia emocional en contraste con una gran capacidad intuitiva, una personalidad fuerte y carismática en las cortas distancias.

Es el tipo de persona cuyo discurso puede ser deplorable, sus chistes inaceptables, pero en las distancias cortas genera un ambiente gregario y de confianza sin dejar ni un instante de poner en claro quien manda. Genera el tipo de lealtad personal propia de sectas y logias.

Al revés de Al Gore, del cual gustaba su discurso pero su cercanía física sumía a la audiencia en la más profunda siesta.

Habrá que ver. Los norteamericanos progresistas tendrán trabajo de ahora en más, estarán alertas Pero siempre observando si se cumplen las peores promesas para activarse como sólo ellos, los estadounidenses, saben hacerlo. Y tarea similar tendremos el resto del mundo cercano al ideario democrático y al espíritu de libertad que ha simbolizado, ora sí y ora no, Estados Unidos en diferentes períodos de su Historia. Precisamente porque la ola se forma allá y luego recorre todo el planeta, contagiando la reacción mimética o la contraria.

Y si resulta que el temperamental Trump termina colocando más acciones en el lado positivo de la balanza que en el lado por muchos temido, pues estaré feliz de suspirar de alivio, felicitarlo y desearle nuevos éxitos.

Aunque incluso su propio equipo, tras la pasada campaña electoral, debe entender que las dudas alrededor del orbe hoy son más que razonables.

Empieza una nueva era, los jugadores justos conocemos y aceptamos las reglas del juego antes de entrar en calor, así que ahora sólo queda felicitar a los ganadores, participar para que lo hagan lo mejor posible y si no tomar parte para cambiarlo.

Y a Trump ya le llegó la hora de callar y empezar a gobernar , de ahora en más la pelota está de su lado y según encare sus metas, interpretará como un aliento positivo o como una crítica mordaz, cuando a su paso escuche el grito de:

Run run  Donald Gump!

Changes
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Published by martinguevara - en Opinion crítica.
3 enero 2017 2 03 /01 /enero /2017 14:20

Una y otra vez el ser humano tropieza con la misma piedra.

Guarapo ascendió en Cuba con la excusa de la lucha contra un Batista dictador y la resistencia la ejerció contando con el regalo del Bloqueo y de la amenaza de agresión exterior, alimentando el temor de la población; en Rusia Lenin y Stalin triunfaron contra un Zar totalmente sanguinario, así como en China gracias a un Imperio ajeno a las necesidades del pueblo, y luego sostenidos de manera férrea por el fantasma del imperialismo, de la lucha ideológica, de la crueldad del capitalismo liquidaron a millones de personas sin la ayuda de ninguna potencia extranjera; en Venezuela Chávez subió en medio del dominio de una clase política que respondía con demasiada exclusividad a las elites oligárquicas olvidando más de lo que el buen gusto e incluso el sentido común en en su propio favor, sugieren, y luego mantenido en torno a la unión frente a un hipotético enemigo Imperialista que jamás atacó, pero que en la figura de George Bush, aumentada con la lupa bolivariana, daba la impresión de que en cualquier momento podría agredir.

Con Obama se restó tensión a todo este panorama, Cuba empezó a dejar de tener excusas para abrirse al mundo, y su gobierno continuó reprimiendo pero con un gran desgaste de imagen, dada la cada vez mayor información puntual de cada detención arbitraria.

Antes de morir, Guarapo se opuso frontalmente a la simpatía contagiosa del presidente norteamericano en suelo cubano, aunque no obtuvo la respuesta esperada y acostumbrada, una agresión de la Administración norteamericana así tener suficientes motivos para regresar a la situación victimista que tantas ganancias le granjeó en más de medio siglo.

Otro tanto comenzó a ocurrir en Venezuela, el talante firme pero no agresivo de la administración Obama para dirigirse al gobierno de Maduro fue deteriorando gradualmente la unión de la masa en torno a consignas patrioteras y victimistas de trinchera frente a la amenaza del "diablo perfumado de azufre" que bautizase Chávez, y de a poco fueron viendo que la escasez absoluta quizás no fuese culpa de los EEUU, que la represión liderada por la policía y el ejército bolivariano tampoco, ni los asesinatos ni los encarcelamientos arbitrarios. 

Gradualmente la sociedad civil empezó a ofrecer una oposición al totalitarismo de  Maduro como nunca se había visto en Latinoamérica contra gobiernos populistas que esgrimen el anti imperialismo como distintivo para hacer exactamente lo mismo que las clases adineradas depuestas.

No estaría de más recordarles otra vez a aquellos que opinan conveniente que un presidente de EEUU ejerza presión extrema, agresividad manifiesta, hostilidad permanente contra los gobiernos populistas de América Latina y sobre el ya extenuado pueblo de Cuba, que precisamente de esas aguas vienen estos lodos.

Más veces de las que creemos estos sonados antagonismos no pasan de una histriónica mímica ya que a la par de las soflamas públicas, en la trastienda se suelen hacer pinches negocios entre los poderosos contrincantes, pero de este tipo de algarabía estadounidense, de puesta en escena de hostilidad destinada más al electorado propio, viven los sinvergüenzas carismáticos de nuestra América que llevan tras de sí a los pueblos abducidos hacia el borde del abismo, o hasta más allá de la orilla, como ahogó el flautista de Hammelin a sus ratones encantados.

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Published by martinguevara - en Cuba Opinión Opinion crítica.
30 diciembre 2014 2 30 /12 /diciembre /2014 01:28

Las personas. La gente. Los seres humanos.

Los que nos miramos, pensamos, nos retenemos, nos atrevemos, los que calculamos, los que sabemos cada día más, los que descubrimos a los otros y a nosotros, los que amamos, odiamos, apreciamos, disfrutamos, detestamos envidiamos, los que disfrazamos, divertimos, mentimos, los que engañamos, fantaseamos, soñamos pensamos, creamos, destruimos. caminamos, navegamos, trotamos, corremos, volamos.

Los que hablamos, leemos, pintamos, escribimos, lloramos y reímos. 
Los que pensamos en el más allá, en el antes en el después, en el infinito y la eternidad, en el instante, en el dolor, en la herida, en la sangre, en la mortaja.


Los que nos sentamos en el sofá, nos tapamos con la manta, vemos una película, tomamos vino, escuchamos música,  confesamos, hacemos el amor más allá y más acá del orgasmo, nos masturbamos, suspiramos, respiramos a través de la pupila cuando aparece la redondez de una teta perfecta, los labios, las piernas, las vulvas, las manos, la espaldas y las nalgas que nos piran.


Los que comemos saboreando, deleitando, añorando, relamiendo. Los que tragamos rápido, los que comemos despacio. Los que vomitan, los que devoran, los hambrientos. 
Los que tarareamos canciones, los que nos partimos de risa, los que nos amargamos, nos angustiamos, nos preocupamos.

Los religiosos, los ateos, los supersticiosos, los filósofos, los sociólogos, los sicólogos, los deportistas, los profesionales, los aprendices los maestros.


Los del libro y el libreto.

Para gestionar y dar algún sentido a la conciencia y las experiencias de toda esa energía a lo largo de una vida,  contamos con menos tiempo que las tortugas.

Y aún así hay quienes interpretan que somos los animales más evolucionados y privilegiados del planeta.

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Published by martinguevara - en Opinion crítica. Relax
9 marzo 2014 7 09 /03 /marzo /2014 21:57

 

 

 

 

Aunque sea evidente que los llamados gobiernos de izquierdas latinoamericanos actuales, a la luz de un somero y elemental estudio con instrumental marxista no pasarían de ser en el mejor de los casos simple y llanamente populismos clásicos en sociedades capitalistas de mercado, y aún admitiendo que albergan algo de cierto ideario desestructurado de izquierdas, si bien jamás revolucionario en el sentido marxista, leninista, trotskista, guevarista, anarquista ni nada que se hubiere destacado en la lucha por cambiar las relaciones de producción, el tremendo problema actual al que se enfrentan es lo que Lenin ya analizaba como el peligro del aburguesamiento y el deterioro producto del ejercicio del poder.

Si encima se parte de una base escasamente modélica en ética revolucionaria, en ejemplaridad que pueda ejercer de "tracción paralela" para reclamar a toda los sectores de la población con cierta esperanza de éxito una actitud austera y solidaria para con el proceso, que como por ejemplo practicaba con rigor un claro referente de la izquierda mundial del siglo XX como el Che, poniéndose al frente cada fin de semana en los trabajos voluntarios, en la lucha, en la sacrificio que requería, en el desdén de los bienes materiales, con la segura salvedad hecha del presidente de Uruguay, Mujica, entonces tendremos que la proximidad de ese peligro que anunciaba Lenin, no sólo es más que probable sino que desde el inicio resulta inminente.

Si a todo eso le sumamos el desgaste que conlleva gobernar cuando la suerte comienza a dejar de sonreír y muestra su mueca más antipática, y el consiguiente descontento popular, las manifestaciones, el deseo de cambio, confuso, turbio, nada claro en cuanto al destino de la transformación, pero firme en cuanto al hartazgo, entonces el problema requiere de grandes estadistas, de grandes hombres y mujeres de la política, de la progresía, que sepan ver siempre el mejor camino para el bien común, para toda la población, y nunca antepongan intereses personalistas de índole alguna.

No es fácil, no en vano ya se hacia la pregunta el pensador Vladimir Ulianov una vez que entró en calor con las delicias del poder y sus elixires, si de alguien no era de esperar la posibilidad de agrietamientos en la moral comunista era precisamente de él y aún así no se confiaba del todo.

Siempre es más fácil hablar desde un teclado, en un bar, en un encendido discurso de oposición, en una programa de T.V. que estar ahí y hacer lo correcto.

No hay garantías. Nada asegura que se dará en la tecla correcta, excepto acaso una poción preparada con una pizca de sentido común, altura de miras, buena dosis de coherencia, y la suma de instinto y convicción de comunidad, de progreso en común, de paz para todos.

Pero aún así las probabilidades de hacer lo correcto son las mismas que las de errar.

Si proyectos dotados de una base prodigiosa en cuanto sustento ideológico y coherencia entre el pensamiento, el discurso y los actos, fueron objeto de una perversión tal que en la mayoría de los casos los condujo a transformarse precisamente en lo opuesto lo que aspiraban, en el calco de aquello que combatieron, revoluciones que mataron millones de personas, otras a cientos de miles, otras a miles, otras a cientos. ¿Qué se puede esperar de procesos con una estructura teórica tan endeble, como los que de buena voluntad o no tanta, se están llevando a cabo hoy en América Latina?

Procesos que no tienen definido ningún modelo de sociedad, que van a tientas en la política del posibilismo con la intención de favorecer a los más carenciados, a los más necesitados, pero sin un plan definido, un plan inclusivo para la totalidad de la población, habida cuenta que ya contamos con la experiencia de que enterrar a la burguesía, a la pequeña burguesía, al sector intelectual constituye un craso error, ya que es parte de la sociedad, hueso del esqueleto social tan necesario como cualquier otro.

Eliminar físicamente a quienes piensan distinto ya se hizo durante todo el siglo XX con macabros resultados y además poco éxito para los ejecutores, desembocó en el desplome en bloque del Segundo mundo, en ocasiones acertando y en otras desembocando en la caída al vacío, a merced de la comprensible búsqueda desesperada de la libertad individual, garantizada por la libertad de movimiento, de pensamiento, de elección de opciones e incentivo para el progreso económico individual, así como la garantía de asistencia social a quienes no consiguiesen acceder a ello por diversas razones.

Pero más allá del procedimiento que sea el escogido para amalgamar a la población o para atenuar las quejas, la respuesta en ningún caso deberá pasar por la represión a sectores descontentos de la población, sean o no del agrado de quien quiera que ostente el poder.

Porque no hay forma de controlar el riesgo del derramamiento de sangre. Y de eso jamás se regresa ni hay posibilidad de recuperación.

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