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23 febrero 2012 4 23 /02 /febrero /2012 00:59

 

 

 

 

             Dos cosas unen a los exiliados cubanos en Miami, una es la nacionalidad, y la otra es la poca gracia que les causa la sola mención de Fidel.

Los familiarizan estas características, pero no tienen muchos otros  denominadores comunes.

Creo que Miami resulta un prisma mucho más rico en matices para observar las características de las diferentes generaciones de cubanos que se han sucedido desde hace aproximadamente cincuenta años que la misma Habana.

De generaciones y clases sociales.

Los exiliados de la época del triunfo de la revolución, familiares de batistianos, hacendados, azucareros, son quienes reclaman además de mayor veteranía, más derechos a la hora de ser tomados como víctimas de Fidel, pero también en muchas ocasiones quienes menos mermados resultaron, por la pluralidad democrática de la sociedad norteamericana.

Luego están los exiliados de poco después, de los años sesenta, gran parte de ellos, personas ilusionadas en un principio con el cambio democrático que suponía la revolución, con el regreso a las reglas constitucionales, con algunos aportes en materia de justicia social, pero no de relaciones de producción. Desde alta y media burguesía, profesionales, propietarios de pequeños y medianos negocios prósperos. Dirigentes de partidos políticos, estudiantiles y sindicalistas. Incluso aquellos catorce mil niños conocidos como los Pedro Pan.

Hasta 1980, cuando se reedita otra gran diáspora, se fueron produciendo emigraciones por goteo aunque de importante cantidad de personas, impulsadas en su mayoría por el deseo de progreso económico, y de mayor libertad de expresión, ya se empezaban a ver elementos que habían participado activamente en la construcción del socialismo y que desencantados con los resultados deficientes elegían el destierro. Esta gente en su mayoría atravesaba el proceso del exilio o emigración en la más absoluta soledad e indefensión, pasaban años desde que solicitaban la salida hasta que les era concedida. Pasaban todo tipo de humillaciones y vejámenes realizando los eternos trámites correspondientes hasta el momento de subir en el avión. Ya consolidados los CDR, y sin su principal motivo que era vigilar la actividad contrarrevolucionaria, casi finalizados con el derrocamiento de los alzados de la sierra del Escambray, y la derrota de los invasores de Playa Girón, estos comités, además de los típicos chismes de barrio, se cebaban en vilipendiar a las familias que habían solicitado la salida y estaban en proceso de ser aceptados, se los marginaba, causando una gran división en la población entre personas que habían sostenido una relación de amistad, incluso de parentesco con ellos.

Los marielitos de 1980, fueron un fenómeno en Cuba y en Miami, en la isla porque se iban por primera vez en masa generaciones de personas formadas en la revolución, muchos que habían formado parte de las agrupaciones de masas revolucionarias, y que en algún momento habían participado de la efervescencia entusiasta que recorrió como una marea los cinco continentes. Y en Miami , porque por primea vez, sus compatriotas emigrados de antaño, recibían una tropa compuesta en gran parte por clase trabajadora, por primera vez un grueso importante de emigrantes de la raza afrocubana, con usos y costumbres clásicos de las clases proletarias de todo el mundo, prescindiendo del refinamiento y la sofisticación, para dar lugar a una sencillez e inocente gracia, lo suficientemente ocultadas por las primeras emigraciones cubanas en Miami, un tanto por la distancia social que los separaba, y otro tanto por la labor que les había llevado empezar a ser aceptados en los pantanos de Florida, como unos ciudadanos más.

Emigrantes de clase trabajadora desilusionados con la revolución que debió colmar sus expectativas de clase, pero no lo hizo, y en lugar de aprovechar este filón, el exilio aristocrático de Miami, los recibió con un entusiasmo menor que escaso.

Luego se fueron sucediendo otra vez por goteo los abandonos, hasta la crisis de los balseros, momento en el cual, quien no se quería de ir de Cuba eran casi exclusivamente los que ostentaban cargos de poder, y que por ende vivían opíparamente, 34000 balseros abandonaron la isla poniendo en altísimo riesgo sus vidas,  debido a una relajación de las normas de inmigración en las costas de Florida.

Después de ese flujo, se sucedieron hasta nuestros días los viajes sin retorno en busca de nuevos horizontes económicos pero sobre todo de libertad de elección y opinión. Así como a lo largo de todo el espectro, se sucedieron las salidas forzosas de presos politicos, una vez liberados, como de otros represaliados y de sus familiares.

Los motivos por los cuales cada una de las migraciones, rechazan a la revolución y a su líder máximo, varían desde la acérrima enemistad como es el caso de los primeros exiliados, hasta la abulia frente a la politización y doble moral extrema, del lenguaje y de la vida cotidiana dentro de los límites de isla, pasando por la objeción de conciencia de verdaderos revolucionarios que sintieron que la dirigencia los habían traicionado en todos los terrenos.

El reto será como harán para convivir en respeto mutuo esas diferentes susceptibilidades, percepciones de la política, de la sociedad, de la tolerancia, de la cultura, de los valores, en fin ese enorme Babel con idéntica lengua, cuyo sitio natural en una sociedad normal habrían sido tierras cubanas, pero que actualmente convive sin mayores contratiempos en un país que les ha brindado su apoyo, todo hay que decirlo, gracias también a la conveniencia de este en promover actos que desprestigiasen a una ya insalvable revolución.

La revolución cometió errores y ultrajes en su trato a todas las migraciones, incluso a la primerísima que escapaba de la justicia.

Para un demócrata pacifista, los fusilamientos merecen la más categórica reprobación, incuso aquellos de los más execrables torturadores, de los asesinos que arrancaron las uñas y la piel de estudiantes universitarios, de valientes trabajadores de la CNOC primero y luego la CTC de Lázaro Peña, de comunistas de Mella, de ortodoxos de Chibás, de  militantes del PSP, y de todos los demócratas y gente de bien, que se oponía al nivel de corrupción y violencia existente en la época de Batista. Pienso que en el mismo momento en que se creyó combatir el mal usándolo del mismo modo, como la ley del talión, no solo no se repuso un crimen anterior, sino que en el mismo sitio donde antes existía un abuso cometido por la violencia institucional, pasó a haber dos. Lavar la sangre con sangre es multiplicar por dos su derramamiento,  además de lágrimas, de bilis y de otros líquidos que en honor al decoro, huelga mencionar.  

A todos los exiliados sin excepción, se los trató de gusanos, de anticubanos, como si existiese el copyright de la esencia cubana ligada a una ideología, y se les impidió ver nuevamente a sus parientes y amistades, a sus barrios, en fin, a su país. Ese cordón cual umbilical une a las diferentes migraciones.

Tendrán un arduo trabajo para ponerse de acuerdo, en que ninguna posee el don de la verdad, por ende el bastón de mando debe ser de todos, debe ser compartido. Cada época de emigración tuvo sus características, unos han sido más aguerridos militantes anticomunistas, otros al contrario, y lo que le reprobaban a Fidel fue la traición los principios básicos de la igualdad en el pueblo que propone el comunismo, a otros como al abajo firmante, formaban parte de la generación que no soportan en sus vidas, más bajadas de línea, más teques, más cuentos políticos, ni militancias de ningún tipo, que solo quieren que se los deje hacer sus vidas tranquilos sin decirles lo que deben pensar ni hacer. Una generación que les dice a los políticos: ¿Quieres hacerme un bien? Olvídate que existo.

Ahora les tocará a ellos, los emigrantes, los desterrados, con toda su mochila de conocimientos y experiencias,  demostrar si en estos cincuenta años aprendieron la lección de la tolerancia. Gente que conviven como un gran conjunto, y sin embargo en condiciones naturales habrían sido clases antagónicas, habrían supuesto los empleadores y empleados, gobernadores y gobernados.

Al final, aunque no en suelo cubano, la revolución consiguió hacer desaparecer los antagonismos de clases.

No harían mal en practicar allí donde se encuentren, porque quizás más pronto que tarde, tengan la oportunidad, ineludible, de llevar a cabo todo lo aprendido.

 

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8 enero 2012 7 08 /01 /enero /2012 17:11

 

 

 

Si  mi tío, el guerrillero heroico, se levantase de su tumba y me viese se volvería a meter en ella. Afirmaban algunos en  Cuba, durante la época en que viví allí.

Las maestras, los profesores, las directoras de institutos, la policía, los representantes del Partido, del Consejo de estado, los CDR, las milicias, y algún que otro pariente, parecían verse en el derecho de comunicármelo. Casi se tomaban este asunto como una tarea.

El motivo, era al parecer, que me percibían como un ser inadaptado a ese modelo de sociedad.

A la luz de hoy, esos recuerdos no me resultan especialmente gratos, pero admito que dentro de la molestia permanente en que me creía sumido, me causaba cierta satisfacción , una suerte de gozo solapado,  el  esfuerzo por incomodar.  La búsqueda de la más imbécil rebeldía juvenil me mantuvo al borde del idiota clínicamente diagnosticado, y terminó estirándose hasta más allá de lo recomendable.

 Estuve tanto tiempo enredado en mi propia riña con mis enemigos imaginarios,  que ni siquiera hoy, estoy seguro de haber  alcanzado la edad adulta. Me resulta extraño, cuando no tengo más remedio que entender que cuento con los años que tengo, y cuando estoy obligado a compararme  con mis contemporáneos. No puedo mirar de frente el hecho sin más, y como si se tratase de  la constatación de una terrible sospecha, siento como si descubriese repentinamente un execrable acto de que fui objeto en el pasado, como si me enterase de súbito que fui un niño abandonado y adoptado. Como si me dijesen que soy el hijo de la criada. Y que me dejaron de garantía por cinco gramos de cocaína, hasta que regresasen a pagarla y jamás se hubiesen dignado en retornar. Rebelión juvenil, caprichosa sí,  absurda quizás,  que no obstante me ayudó a correr una cortina para no divisar el final del camino, me ayudó a echar una alfombra sobre  la sangre húmeda, y cenizas con serrín, sobre los casquillos del campo de batalla.

Hubieron quienes gritaron tanto, que ensordecieron todo alrededor.

Mayte se ahorcó colgándose de un framboyán, algunos años después de dejar aquel puesto de dirigente de la Unión de Jóvenes Comunistas en la secundaria, en el cual desempeñaba a la manera de un Torquemada del estalinismo, señalando , delatando y destruyendo la vida de compañeros de aula, marcada por la urgencia del ascenso en aquel crimen generalizado, o bien por el miedo a ser tomada por alguien con desafección al sistema, o quizás solo tuviese pavor a que se hiciese público su latente lesbianismo.  Mayte sólo abandonó el cargo de delatora habitual cuando encarcelaron a Benjamín por la venta de unos pantalones vaqueros, de los que ella misma había comprado unos para regalarle a Amalia,  la niña de sus ojos inyectados en remolacha.  Sin embargo, cuando apuñalaron a Benja, Mayte quedó tocada y al poco se hundió, colocando un banquito al pie de la rama más fuerte del árbol floreado, para quedar suspendida eternamente, como en el vuelo de un cernícalo o de un colibrí, detenida en un único punto en el aire, por siempre.

Pedrín no paró de comprar periódicos para revenderlos al grito de Rebelde!, Rebelde!, unos años después de haber participado en varios pelotones de fusilamiento, cosa de la cual según me confesó entonces, no estaba del todo avergonzado, ya que ningún soldado sabía si llevaba la bala definitiva en su fusil.

Pedrín no se ahorcó, gracias a que no estaba seguro de si había liquidado a alguna de aquellas personas, pero también , a merced de la misma razón, se vio invitado a abandonar la cordura.

Nilda, el chivatón de cuarto , Cuca y su marido, tan perfectos y chismosos ellos, igualmente enloquecieron, o se dedicaron a recoger colillas de tabaco por el Vedado, o como Fefa la del núcleo del Partido, terminaron haciendo felaciones en los chupa chupa, de la rotonda de Alamar, casi sin dientes y con una halitosis que armonizaba con su labor. Los que se salvaron de terminar en el infierno terrenal dentro de la isla, compraron su salvación con el desgarro del destierro, y mantienen pulcra discreción, acerca de sus anteriores prácticas.

Pero los que ahora están empezando a salir de sus madrigueras. Los que hoy harían lo imposible por borrar todo vestigio de nexo con el poder absoluto, toda pista que los relacionase con medio siglo de obsecuencia incondicional, de prácticas vejatorias para con sus víctimas, estos no son venidos de las asustadas viviendas pobres, de las aulas de construcción Girón de las escuelas al campo, ni incluso de las aulas vocacionales de la  ciudad escuela Lenin.

Son los distribuidores del pan. Los que administraban el hierro, y el miedo. Los que estudiaron en escuelas militares para familiares de dirigentes, los que hicieron carrera en el MININT, los que dirigieron a Mayte, a Pedrín y a Nilda, como instrumentos del odio, entre todos los ciudadanos, que permanecerá por mucho más tiempo de sedimento, de consecuencias lapidarias, que el ya impresentable y  obsceno medio siglo, en que violentaron a diestra y siniestra, todo material sensible de ser humillado.

Estos dirigentes, generales, conductores del despropósito personalista en que se convirtió la revolución , muy al poco de haberse declarado, hoy se acomodan en sus puestos de poder de cara a un futuro muy alejado de las teorías de igualdad social.

Pero lo que más me habría costado suponer, y de hecho nunca imaginé, es que los mismos lideres del gran complot contra las libertades, los propios silenciadores de toda discrepancia, estarían hoy  renegando del enorme cúmulo de advenedizos engaños, de instrumentalización de las mentes, de métodos violentos, que no dudaron en utilizar, para llevar a cabo el objetivo de permanecer todo el tiempo que fuese posible asidos al bastón de mando. Ver a estos gerontes, manifestar abiertamente la fe en el Vaticano, en el libre mercado, en la diferencia de clases, aunque no debería resultarme incongruente, sí que me asombra, su ausencia total de vergüenza, de honor, e incluso admito cierta admiración, por la desfachatez con que se mueven. Rasultan muy modernos.

La URSS, Mongolia, China, o Viet Nam echaron por tierra todas sus promesas iniciales, como está haciendo Cuba, pero al menos los líderes reformistas no fueron Lenin, Ulan  Bator, Mao, o ( u) Ho Chi Min, cierto decoro o reparo en la desfachatez, los dejó al margen de liderar la transformación en capitalismo salvaje. En Cuba estamos viendo a los que decían capitanear la superioridad moral, capitulando de todos y cada uno de los postulados iniciales, que en su mayoría ni siquiera fueron ideas suyas.

Hoy miro a la cara de toda esa escoria y les digo, sin hacer uso de la voz, algo parecido a lo que me solían decir, pero con alguna diferencia en el contenido. 

Si aquél tío mío, se levantase de su tumba y viese lo que están haciendo y han hecho, más les valdría haber conservado algunas fuerzas para correr o pelear, porque él no regresaría jamás a su tumba, sin antes poner un poco de orden en ciertos asuntos de carácter doméstico.

 

 

 

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24 diciembre 2011 6 24 /12 /diciembre /2011 12:57

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La verdad es que me regurgita que los que enviaron a prisión y  le torcieron la vida a tanta gente en Cuba, por mucha menos traición a los  supuestos principios del marxismo leninismo que lo que hoy se tercia, sean los otrora verdugos, que como si hubiesen actuado de buena fé ys sin consecuencias,  dicen que hoy toca tragar con esto, por el bien de no sé que especie de abstracción del Socialismo para marxista, meta bolivariano y post martiano. Aquellos que juraban amenazantes, que morirían antes de ver caer el socialismo hoy menean el rabo frente a las reformas. Recuerdo que se acostumbraba  enviar al paredón a personas, por propuestas mucho menos atrevidas que esta  rotunda capitulación.

No me sorprende en absoluto. Si alguna vez tuve la oportunidad de cruzarme con algún comunista en mi vida, cosa que no  recuerdo con precisión  con toda seguridad no fué dentro de los contornos de la isla.

Tal vez estas palabras estén guíadas por un enrevesado sentido de la justicia, o por cierto resentimiento,  la verdad es que hoy conviene, por el bien de la humanidad que se le dé una oportunidad al pragmatismo, lo que ahora toca, es la mesura.

El actual indulto de presos del gobierno de Raúl Castro, y el de la era Carter con más de 3600 presos políticos removidos de sus celdas, desde donde hacían su aporte a la sociedad del hombre nuevo, es a lo que me refiero cuando digo que sólo con gobiernos de políticas dialogantes, de características reposadas, se logra desarmar la bravucona actitud de trinchera, tras la cual se avalan la mayoría de los desmanes de todos los gobiernos personalistas, autoritarios y dictatoriales, como el que nos ocupa. Y no a merced de estrictos bloqueos, de sitios a las economías, ni por supuesto, de acciones militares. Se consiguió mucho más con los gobiernos de Zapatero y González que con los de Aznar y el propio Franco que, en correspondencia, nunca criticó a Fidel.  Del mismo modo con Carter Clinton u Obama más que con llos conservadores de Estados Unidos.

Me atrevo a pensar que Raúl estaría haciendo mucho más en el sentido positivo y correcto, en el sentido patriota de no ser por las resistencias internas, y externas. Por los lobbies fidelistas y los de la más frontal oposición a todo lo que sugiera revolución. Sólo la edad y un cúmulo poco presentable de tropelías a lo largo de su vida, le impedirán a Raúl desarrollar todo ese potencial aprendido en las FAR, institución que contaba con el orgullo de poder decir, que cualquiera de sus coroneles podía ir durmiendo con la boca abierta y la cabeza echada hacia atrás en una guagua de circulación pública, y no pasaba nada, eran hasta queridos en el barrio, cosa que el MININT , ni el Comité central ni el Buró Político, pudieron siquiera sugerir jamás, por ninguno de ellos existió nunca simpatía popular alguna, sino temor. Excepto por las FAR.

 Parece una contradicción que elogie las FAR siendo pacifista convencido, pero la practica de la observación y el análisis me dejaron este conocimiento empírico del cual no me puedo substraer. Las FAR no robaban, mentían poco, y, lo máximo en lujo a lo que accedían a niveles populares, era una moto con side car, para lo cual había que ser coronel, o un mayor destacado.

No comían jamón a la vista del pueblo.

Y hoy por la razón que sea, conveniencia, clarividencia, rectificación o lo que se tercie, Raúl ve que el camino esta mucho más desviado que lo que cabría suponer, y lo que gustaría aceptar.

El ingrediente del que sí carece tanto el general, como toda esa cúpula demasiado mal acostumbrada es el de la tolerancia, el de la incorporación de todas las sensibilidades y percepciones sociopolíticas, al debate de como llevar el barco a buen puerto. 

Cuba cuenta con valiosísima situación de un país con el contador puesto a cero, nadie confía en más promesas de una sociedad de igualdad en las penurias, de igualdad en la censura y la restricción, ni en los cantos de sirena de un capitalismo tan decrépito que ahora quiere hacer responsables de sus excesos y abusos, a sus victimas.

Si lo que se persigue es el empecinamiento de que caiga Fidel & Cía., estas pequeñas hendijas de libertad son contraproducentes , ya que dan aire, pero si lo que se desea es el confort, el bienestar del pueblo de Cuba, entonces lo mejor será que lo negocien  caracteres como Obama y Raúl , y que se aleje de las manos de los  Bush y de los Fidel, aunque de éste último, solo haya habido uno, y esperemos que así continúe siendo.

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18 octubre 2011 2 18 /10 /octubre /2011 00:38

 

¿Por qué me irrita la muerte, de Laura Pollán, cofundadora y cabeza visible de las Damas de Blanco, en el hospital Calixto García de La Habana?.
Me pregunto acerca de la razón que acalla a las gargantas más prestas a gritar en pos de cualquier víctima de un abuso, el más mínimo sonido a favor de quienes quieren vivir sus vidas de forma diferente que la marcada por el establishment en la isla de Cuba, donde aún hoy se considera asociación ilícita y traición, el hecho e juntarse a opinar en favor de otro gobierno, a favor de un cambio de rumbo en la dirigencia.
¿ Y por qué razón me siento tan presto a opinar sobre el asunto cuando en mi vida cotidiana me muestro muy desconfiado de todo lo que provenga de la política?.
 Y es que es un asunto de la más elemental justicia, no de política. Jamás podré entender, que cualquier persona, pero aún menos un intelectual, preste su valioso apoyo al  más que justo y feliz fenómeno de los indignados, cuando estos se pueden no solo manifestar, sino ocupar la plaza principal de su país durante meses sin incidentes, y no sean capaces siquiera de condenar el encarcelamiento por años de personas, cuyo delito ha sido pensar y opinar acerca de una alternativa al poder. Sin soñar jamás siquiera, tomar la plaza de la revolución por ejemplo, para acampar con sus reclamos durante meses, y gritarle a los dirigentes de la revolución sus ideas. Ni mucho menos.
Sé que quizás cuando las tornas cambien podremos ver pavonearse en el poder a los actuales oprimidos, si alguna vez acceden a hacer lo mismo que hacen aquellos de los que renegaron, seguro me encontraré entre quienes los consideraran renovables.
Pero mientras tanto y al resguardo de tales sospechas, intelectuales como Yoani Sánchez, o luchadoras como la maestra Pollán, no me causan sino una gran admiración, ya que conozco lo impenetrable del sistema al que osaron oponerse, y que de a poco va humillando su testa, como el toro embanderillado frente al torero, pero que dará muchas coces y cornadas antes de sucumbir.
Y si ordenas levantar el pie que pisa al último oprimido, debajo encontrarás a una mujer.
No me sorprende que ambas sean mujeres.  
Algunos, incluso de entre las diferentes organizaciones de madres, abuelas, esposas de represaliados en el mundo, explican que una ventaja del machismo es que a la mujer la respetan más en el momento de decidir si ejercer  la violencia sobre ellas, que a un hombre.
Tal vez incluso alguna llegue a creer a pies puntillas esa explicación.
Pero en su mayoría es más una muestra del buen gusto y respeto, del que suelen hacer gala  las personas de bien, en casi todo lo que hacen en sus vidas.
Tonterías, las mínimas.
Parece haber un modo de valor femenino, uterino, diferente al del hombre, la mujer es mucho más dura y valiente, porque es más optimista, casi por antonomasia, su realismo místico no tiene nada que ver, con el escapismo de que son acusadas en las conversaciones domésticas;  más bien parecen sintonizadas con una realidad imperceptible para la mayoría de los varones, para la masculinidad, que está en el más allá, en el futuro, gracias al mundo de sabiduría innata , que les dota el estar preparadas para la procreación. 
El valor del hombre está siempre más relacionado con la perspectiva de la muerte, con el fracaso de la contienda, que con las verdaderas posibilidades de éxito. 
Es frecuente escuchar decir acerca de las mujeres, que no se sabe donde llevan la cabeza; pero amigos,  acaban de descubrir donde: la tienen justo sobre los hombros. A nosotros, el solo hecho pensar en esa posibilidad, nos aterra y consigue enloquecernos.
Y pareciera ser que lanzarse emitiendo un alarido, a incrustarse contra la hoja de una bayoneta, conformase un acto de valor superior a detenerse y decir,  por aquí no señores, es mejor abandonar el plan, demos la vuelta.
La calma y el valor que se precisan, para ser arrojado sin llegar a ser temerario, es enorme.
 Y si bien es cierto que  golpear una mujer públicamente resulta más difícil de explicar por los represores que atizar a un portador de testosterona,  en cualquier plaza, también los es que la impertinencia, el ninguneo, y la falta de respeto a que se ven sometidas a diario las mujeres que demuestran mayor valor o inteligencia que el común de los hombres,  es muy aguda.
Para los que saben lo que es haber vivido o vivir,  en una sociedad de las pésimamente mal llamadas socialistas, saben que el desgaste por calumnias, difamación, es incomparable a cualquier otro sistema existente.
Cuentan con efectivos para estar constantemente encima de la víctima, con el vecindario abducido por la propaganda a su favor, profiriendo  gritos, improperios, insultos , y en ocasiones hasta propinando golpes, en las mismas puertas de sus propias casas.
Bajo sus faldas, implorando el amor de sus úteros, el calor de sus vulvas,  y el perdón a la cobardía.
Como expresara Yoani, una de las facetas más importantes, de las mayores pérdidas con la muerte de esta mujer luchadora, es su tesón frente a una sociedad conducida por los caprichos de los pelos en el pecho, desde hace siglos, con un histriónico desprecio misógino a cualquier cualidad femenina.
El machismo exacerbado es el amor perverso del hombre al hombre, el miedo a la feminidad ajena, pero el terror a la expresión de la propia; ¡Yo la tengo más grande! es una expresión de deseo que solo deja ver una  admiración sacralizante por el falo mayor, y parece representar  un deseo oculto, aunque no demasiado bien disimulado, propio de las congregaciones recontra hombrunamente machistas. Esas en el fondo temen a Yoani y a Pollán, más que por sus proclamas, por ese valor femenino, meditado, ese arrojo que nunca es usado en vano, y que cuando se presenta, irremediablemente anuncia como las golondrinas, un cambio de estación.

 

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3 octubre 2011 1 03 /10 /octubre /2011 00:20

 

Desde hace medio siglo existen puntos de vistas diversos sobre la conveniencia de mantener el bloqueo económico a Cuba, así como  definir a quien beneficia o lacera más este anacronico contrasentido.

Oficialmente la situación es clara, para el gobierno de los Estados Unidos, que lo ha ido incrementando a lo largo de los cincuenta años, resulta obvio que apuesta a su efectividad para derrocar a un tirano que se mantiene a fuerza de rerpesión.

Para el régimen cubano, es una clara violación del derecho internacional, es un abuso de una superpotencia contra una pequeña Nación, que somete a buena  parte de la población a la carencia de insumos de primera necesidad.

Existe otro punto de vista, que procura llegar más allá de la evidencia, que sugiere que lo que parece ser de gran molestia para uno en realidad es su tabla de salvación y viceversa.

Hay pocos elementos tan cohesionadores, tan unificadores de los pueblos como el fantasma de la amenaza externa, el enemigo extranjero.

Tambien es cierto que suprimir el embargo, hubiese derivado en la inmediata aplicación del mismo nuevamente, con espíritu renovado. Aunque no motivado por el antagonismo de las posiciones políticas, sino por la lógica más elemental del mercado.: si no hay pasta no hay negocio.

         Para abrir el comercio con Estados unidos, Cuba debería contar previamente con liquidez para poder hacer frente a los pagos; ¿de donde se podrían obtener esas divisas?  Los beneficios  de la economía cubana, en caso de haber alguno no son ni serán debido a su productividad.

 La nula productividad en casi todos los rubros exceptuando en ciertos períodos muy puntuales, el turismo y el azúcar, y con la inexistencia de impuestos y tasas recaudatorias, hacen que inevitable un vacío, un agujero enorme en las arcas financieras del país.

         Hablamos de hacer frente a los gastos internos, de moneda nacional.

         Pero ¿como podrían siquiera pensar en pagar la importación de productos destinados al comercio, sin la existencia de un mercado libre, con una moneda de cambio internacional?

Dicho de otro modo, ¿cómo podrían hacerlo sin hacer participe a la población de Cuba del consumo de esos bienes y de su comercio, siendo de ese modo también participes de las ganancias y del pago de los impuestos? .  Ello sometería a una contradicción insalvable al sistema que por todos los medios procuró evitar que progrese cualquier iniciativa privada, por modesta que fuese.

Las cosas parecen estar cambiando vertiginosamente en este sentido.

Acorde a esta tercera opción, ambas partes siempre supieron que más que un Bloqueo, aquello era la consecuencia inevitable de dos maneras no complementarias de entender la economía.  Irreconciliables.  

Y que por más que una parte hubiese insistido en negociar, habría tenido que abandonar la intención en el primer vencimiento de la primera letra de pago.

No eran sistemas pensados para convivir.

Creo que en los años que dura esta  enconada disputa entre las dos orillas, ha habido obcecación de ambas partes,  han  conseguido imponerse los manejos torpes y poco presentables desde ambas orillas, pero aún tengo una duda.

Estoy pensando en cual sería la razón, por la cual durante tanto tiempo, se nos quiso hacer ver desde los órganos oficiales, lo perverso de que el  vecino del Norte, nos privase  del comercio de sus productos y bienes, Siendo que precisamente las bases del sistema estaban en prescindir de ese mercado, de esas relaciones económicas. Los mismos órganos se encargaban de que no olvidásemos  que dichos productos y su carga ideológica, eran debilitadores de la moral comunista. Y en tanto, al  deseo de disfrutarlos, se le conocía como “diversionismo ideológico”.

Entonces ¿ a que venía el intento de utilizar la falta de esos bienes y artículos como chivo expiatorio?.

Esto me recuerda, al agente vendedor de sistemas de alarma que suele visitar mi barrio, al que para hacerse con una buena cantidad de clientes, le van como anillo al dedo, unas  bien inflamadas estadísticas de robos y delitos.

De sombras y flores espinadas.

 

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29 septiembre 2011 4 29 /09 /septiembre /2011 01:44

Hace pocos meses hacía alusión en un artículo al hecho de que en mi percepción más intima y personal, las personas autoproclamadas comunistas en los países con dictaduras comunistas, se corresponden más con los que detentan el poder en la dictaduras que acostumbramos a ver como de derechas, no guardan relación alguna, en solidaridad , dignidad , entrega al ser humano , con los que se declaraban comunistas en medio de las dictaduras de derechas, quienes a su vez, no en sus declaraciones ideológicas, pero sí en sus conductas conspirativas, de resistencia, de inversión cotidiana de valor, eran mucho más similares a los disidentes de todo  lo que fue conocido como el campo socialista.

Esto no resulta contradictorio, sino coherente solo si se atiende a la realidad y no a los discursos

A juzgar por los comentarios que recibí , no conseguí explicar con suficiente claridad mi observación. A ver si puedo acercarme un poco a lo quiero decir.

Nunca presté  demasiada atención a las carátulas con que la gente se suele presentar, para conocer su verdadera catadura y calado moral. Más bien he preferido observar los actos, los hechos.

La palabra es importantísima, y representa una carga de intenciones  que no deja lugar al equívoco, revela todo el interior, siempre y cuando se las analice correctamente, sin prestarle atención al sentido literal, ni en primera ni en segunda instancia. El hombre a través de la palabra habla en un alfabeto abstracto, en jeroglíficos, de lo que en mayor o menor medida le permite su alma liberar, le permite su yo más intimo revelar, y pide auxilio rebelándose así, de sus miedos más intensos y atávicos, pero puede pasar mucho tiempo y gastar mucha cordura antes de ser escuchado, si es que alguna vez lo termina siendo. Y desenredar la madeja no es sencillo ni para el mismo ser interesado, menos aún para los demás, si no sabemos bien que queremos, ¿cómo podríamos ser claros y concisos en lo que queremos decir?.

También la palabra interviene de manera activa en la inteligencia, la diversión, el ocio, el arte. Estos son sus rasgos más relevantes para mi.

Pero los hechos representan harina de otro costal.

Sólo pasa una cosa a la vez, la contundencia de los actos es incontestable. Frente a estos sólo caben explicaciones y excusas, pero nunca diferentes interpretaciones.

Una persona golpea a otra, y pueden haber intervenido infinidad de causas y factores, pero desde cualquier ángulo que se lo mire, siempre será la misma persona quien golpeó y la misma quien  recibió el golpe.

 

La gente, casi en su mayoría por lo general, analizan las cosas, cuando el tiempo apremia, con los elementos que la realidad les provee. Incluso la fantasía se compone de principios armados y basados en la realidad, concatenados en  el mundo del volumen y la temperatura, del aire y la bilirrubina.

Saltarín Jack Flash, todo es gas, gas, gas.

Aún cuando crean ser muy inmateriales, los verás saliendo de los engorros utilizando la inteligencia práctica.

Si usasen ese mismo método cuando alguien los consigue engatusar como a los chicos de secundaria con caramelitos alucinógenos, más cosas estarían desde hace mucho más tiempo en su justo lugar.

Así es que por más que desde todas las instancias oficiales se hacía lo posible por presentar a esos espantosos cerdos come lechones, como hombres probos, revolucionarios íntegros que vivían como Cristo, por y para el prójimo, que debían divertirse en esas casonas de visita, cedidas por el Ministerio del Interior en primera línea de playa en Varadero, así como las autoridades religiosas, deben reposar sobre sus posiciones suntuosas, para conocer la perversión de cerca y distinguir las armas de primera mano para luchar contra su influjo, para forjar una voluntad en primera línea frente a la tentación.

Por más cerca que estuviesen de lograr que me apiadase de su condición de conejillos de India, de carnada humana, había un momento de luz, en el atolondramiento de la adolescencia, en que conseguía ubicarme en la realidad y notar, que no sólo esas personas no se desprendían de nada en absoluto, ni se sacrificaban en lo más mínimo por nadie, sino que a merced de presentarse como comunistas, eran objeto de todo tipo de agasajos y prebendas.

Rock fuera del oído; y en la orilla, sangre y arena, el colón a reventar nena,

una familia entera partida, y a la hora de la almohada;

Babas y Rock, 

La funda mojada y lejana la ilusión.

Una brizna aún, podría salvar al gordo de la guayabera,

pero el lechón,

ya está asado nena.

 

Vivir la vida sin disfrutar las verdaderas inclinaciones del alma, es triste. En mi entorno en la Isla, de gran dialéctica socialista, de familias de pesos pesados, se hacían ejercicios que parecían consistir en quien alardeaba más de su entereza revolucionaria, los únicos imperios que derribábamos eran los silos donde se contenía la producción de ron, o de cebada de exquisita cerveza caribeña, y las patas de jamón que a la mayoría de la gente, a los que con su trabajo en el surco, mantenían nuestras malcriadeces, les estaban vedadas.  

Ninguno que yo conociese, ni por error, ni por asomo se le ocurrió aparecerse por una de esas selvas o montañas a liberar a ningún pueblo ni a niño famélico alguno.

Hablo de ir en serio. No en una casa de visita con un ejército detrás para cuidarle el pertusso.

Estas palabras pueden parecer habitadas por el resentimiento, y en cierto modo lo están.

Debo aclarar que a pesar de los daños que algunos de estos ejemplares causaron con su doble moral, y vaya si lo hicieron, les deseo solamente el bien, por ello, en realidad me alegra que al fin y al cabo no fuesen más que ese tipo de perritos que ladra cuando hay un pastor alemán detrás.

Y sólo cuando hay un pastor alemán detrás.

Sin embargo, cada cosa a su tiempo.

Hoy a ninguno de esta especie se le ocurre reivindicar para sí el papel de revolucionario. Ya no hay moda en ello, ni mecenazgo alguno para ese tipo de representación.

Es paradójico, que en Cuba, los únicos rebeldes contra el abuso, contra la opresión, y contra el mal sean los disidentes del otrora intento de socialismo revolucionario, y sus hermanas y esposas, las damas de blanco, guste o no.

Ahora mismo, si alguien del establishment tuviese la osadía de presentarse como marxista leninista, seguidor de Ho Chi Min, Mao Tse Tung, Stalin, Julio Antonio Mella o Rubén Martínez Villena, en la Cuba de estos días, estaría comprando un buen número de billetes premiados,  para como mínimo terminar en uno de esos hospicios para desequilibrados mentales.

Porque para bien o para mal, nadie ya quiere saber nada de lineamientos morales, de palabras , de discursos, de injerencias en la vida privada, en los deseos de comer bien, de vestir, de viajar, de experimentar la individualidad.

Para cambiar la realidad deberán participar todos los que tengan algo que decir, y algo que cambiar. Deberá hacerse de manera concienzuda y no caprichosa,  por decreto y como si nada hubiese ocurrido.

 

Cada tanto, la realidad hace acto de presencia con una capacidad desbordante, para echar por tierra cualquier producto de la imaginación, por más alucinante que esta hubiese aparentado ser.

Quizás para recordarnos que aun en el caso, en que fuese factible vivir las fábulas o habitar las líneas de nuestros versos favoritos, tomásemos el recaudo de poder retornar cada noche a la casa de la realidad, si verdaderamente estuviésemos persiguiendo vivir una experiencia increíble.

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22 septiembre 2011 4 22 /09 /septiembre /2011 22:26

 

La única preocupación que me acecha con respecto del destino que afronta la isla de Cuba, es saber que pasará con la gente que ha aguantado nada livianas lozas estos años.

Como es normal, tengo prioridades en los gustos como en los sentimientos.

Me inclino a sentir mayor compasión por las personas que llevan más o menos años soportando segregación  por motivos de orden  ideológico, moral o simplemente por salir a pasear por el barrio con un plumero en el trasero, que por los que hasta hoy han estado olfateando asentaderas bien apoltronadas.

Sin decoro alguno están empezando a salir como roedores de sus hoyos,

Oliendo rincones, vigilando esquinas e intentando asegurar un trozo más de queso,

Que el vecino pulpo, que el centinela ratón,  que la fulana que los parió.

 

No todos, pero muchos a lo largo de sesenta y cinco años, han pasado por el tamiz de la doble moral, han pasado por la complicidad hecha silencio frente a los abusos, algunos levantaron la mano para aprobar una sanción a un amigo o a un hermano, otros hicieron chirriar la silla al levantarse en medio de la asamblea de moral comunista, para acusar a un colega.

Más de los que convendría llevaron las llaves del cerrojo, llevaron la mirada vigilante de los buitres consigo, a donde sea que fuesen.

Incluso, los hay de los que impartieron las órdenes, señalando a los que apretarían el gatillo, y hundirían la balsa improvisada o aplastarían la sien del infausto, que al no poder huir despavoridos del barco porque están siendo esperados arpón en mano, aseguran , juran y perjuran que si probaron del cadáver que alimentaba a la hiena mayor, fue por abducción.

 

Mi interior se debate entre el deseo de que todos los que tenían el dedo índice siempre listo, la supremacía moral a flor de piel, y el queso a resguardo, lograsen escapar  de la nave por el cabo del ancla; y el de que no boyen los incidentes para que la sociedad pueda por fin avanzar en paz.
Pero no olvido la sonrisa del amigo de la hiena, y las entrañas que colgaban de sus mandíbulas.

 

Que el vuelo sea de los tullidos, de los parias, de los que enloquecieron justo antes de sobrevivir.

 

Un amigo me dijo que no existe el capitalismo humano. Hoy no hay mucho con que seducir a Cuba.

Entre la miseria, el control, la opresión y los extremos de doble moral a los que llegó el hombre, intentando construir el Mundo mejor, el socialismo real, con el hombre nuevo, y la desafección por el prójimo, por la suerte del resto del planeta que nos sugiere el actual occidente, desprovisto de las necesarias concesiones que debió hacer en su momento a los pobres y perdedores, y bien apertrechado de excusas para la insolidaridad, será conveniente que la Perla del Caribe elija un camino nuevo. De un capitalismo controlado, o de un socialismo de plena libertad.

 

Será el único y más justo antídoto para ratas y tullidos.

O la maldición eterna.

 

 

El cabo del ancla.
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16 septiembre 2011 5 16 /09 /septiembre /2011 14:23

http://www.miamiherald.com/2010/09/19/1830125/cuba-ignoring-the-cruelty.html#storylink=misearch

 

 

Artículo mismo que Salto al capitalismo, pero en el Miami Herald, en inglés, para los amigos angloparlantes.

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13 septiembre 2011 2 13 /09 /septiembre /2011 23:13

La explicación de la fantasía, de que podría cuajar un férreo sistema social, pergeniado en lo más atrasado y frío de la vieja Europa, tanto como la certeza de que nunca cuajaría, se puede buscar en  uno de los rasgos más característicos de los cubanos, y en el que menos  se ha ahondado, a merced de esa maquinaria interesada, que publicita  la diversión y el carnaval caribeño; a saber:   su extrema melancolía, su bulliciosa, pero profunda  nostalgia de un tiempo jamás transcurrido.

El cubano puede hacer aguas en casi cualquier aspecto en que se lo analice, menos , categóricamente, en su sentido del humor trágico, emergente con mayor intensidad y calidad en situaciones extremas.

Así como al ruso lo salva el conocimiento de que cualquier tiempo será peor que el presente,  al cubano lo auxilia la conciencia de su participación en una gran obra bufa, anacrónica y contemporánea, que le permite flirtear con su carácter de ser social sin obligarlo a olvidar, que es desde y por siempre un eterno solitario. El cubano en su aparente necesidad de la frecuente interacción con el otro, a través de la conversación o el baile,  deja evidencia de su diferencia con el prójimo, de su soledad adornada, de lo más estructurado de su idiosincrasia, su autonomía e individualidad. Que no es la misma cosa que individualismo.

Un alma pegada al malecón, como recuerdo de todas las costas de donde debió partir, o acompañada de unas décimas campesinas al viento, entre las crines de un caballo en las sabanas verdes donde crece la palma, en recuerdo de todos aquellos  pañuelos al aire, de todas aquellas bodas con las promesas, las primeras ilusiones colectivas ya descoloridas, empolvadas, enloquecidas para siempre, pero nunca perdidas del todo.

 

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13 septiembre 2011 2 13 /09 /septiembre /2011 22:35

 De la andanada de buenas, regulares y pésimas intenciones que en un inicio, se dieron cita en la novísima Revolución cubana del año 1959, en una demostración de impudicia, más que  en un alarde de sinceridad, el ex mandatario oficial, y señor absoluto en la realidad aunque de modo extraoficial, admitió que de eso en Cuba, en la Cuba revolucionaria, no queda nada, aunque a poco de hacerlo, se arrepintiese.  
               
 De entre las intenciones pésimas a que me refiero, destaco y no necesariamente en el siguiente orden, la instrumentalización de todo un pueblo para perseguir fines personalistas, para perpetuarse en el poder. La eliminación física y moral de los oponentes,  de los opositores, de los opuestos. La división abrupta y terminal de la familia cubana, mediante la difamación  y cizaña en un principio, y luego a través del ostracismo, el destierro, el encarcelamiento,  o la humillación pública. La canonización y exhortación de conductas como la traición, el odio, la delación entre hermanos,  entre vecinos, a través del creciente envilecimiento de asociaciones, contempladas oficialmente para combatir sabotajes, tales como los Comités de Defensa de la Revolución, adoctrinadores como  los núcleos de Juventud Comunista, de tipo identitario como la Federación de estudiantes, o la Federación de Mujeres Cubanas, organizativos como las Asambleas de los poderes populares, de adiestramiento como las Milicias de Tropas Territoriales, y un sinfín de organizaciones  ,  fundadas en realidad, con la intención de observarse y vigilarse de cerca, los unos  a los otros, en un alarde de de espionaje endogámico.
 La construcción de una sociedad donde el hombre fuese un ser sin inclinaciones estéticas, sin vacilaciones frente a la tentación del materialismo, sin vicios, sin intimidad, ni individualismo, sin egoísmo ni conciencia del Yo, una sociedad de autómatas cumplidores del deber y perennemente,  felices y satisfechos con la nada. El mecanismo represivo, el miedo, la intimidación como método cotidiano de anulación,  de ni siquiera el descontento, sino de la duda.
                De entre las aberraciones regulares,  se me ocurre el internacionalismo, ese deber insoslayable de todo revolucionario de interesarse, en primera instancia por la suerte de los desgraciados de cualquier sitio lejano antes que de  los alrededores.  La instauración del estímulo moral suplantando al estímulo material, de riguroso cumplimiento, para todo aquel que no ostentare un puesto en la dirigencia de la revolución.  La distribución de la pobreza por partes equitativas sin generar nuevos recursos, ni un solo elemento fetiche de la Revolución, manteniendo el Ron, el tabaco, el café y la mulata como valores nacionales  exportables y al alza, con la  incorporación de alguna nueva marca revolucionaria, ya sea Cohíba , Havana Club, Café Cubita, o las  famosas por alegres, pero en realidad humilladas y tristes Jineteras.
                Y de entre las cosas buenas, si así se le puede llamar a alguna de las intenciones que no contenía la malicia ex profeso en su génesis, se me ocurre el hecho de que nadie tuviere que humillarse nuevamente ante otro ser, pretendidamente superior por razones económicas, y menos aún ante  extranjeros prepotentes. 
Esta duró menos que su propio eco. 
Que todos los cubanos tuviesen garantizados los alimentos, el trabajo, la vivienda. 
Que la aberración cometida en siglos pasados por el tráfico de esclavos, y el dolor que dejó en sus protagonistas, los recelos, los prejuicios, fuesen extinguidos de una vez y por todas, y no que las cárceles, los calabozos y las fichas de  sospechosos de peligrosidad,  estuviesen llenas de los descendientes de aquellos hombres engrilletados de Africa.  
Que cada cubano tuviese dignidad, libertad, como decía Guillén en su poema Tengo.
                La lista es escandalosamente larga, hoy no hay  ni una sola de las supuestas metas que justificaron la Revolución, que continúe siendo defendible por sus propios ejecutores, que tenga vigencia ni siquiera para quienes se aplicaron con mayor celo en la vigilancia del cumplimiento de semejante agobio.
De tal penalidad.
No basta con declamar al paso, como quien regresa al hogar arrepentido por la comisión de una infidelidad. "_ Lo siento-son cosas que pasan."
Ni de prometer que de allí en más todo será diferente.
               Nadie desea ya  escuchar excusas ni disculpas. Hoy solo cabe dar pasos en un sentido generoso. Los que han conducido la el país hasta hoy, hacia un costado definitivamente.

Los cubanos de bien, un paso al frente, tienen un futuro ilusionante, y un trecho muy largo que andar.

 
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