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Tras las Elecciones Europeas que tuvieron lugar el pasado domingo 25 de mayo en España y acerca de sus resultados, yo podría manifestar desde la primera reacción no reflexionada, aunque sí convencida:
¡Mira que volver a ganar el PP después de que Arias Cañete definió a la mujer como un ente inferior al hombre intelectualmente hablando!
A partir de hoy mismo, la mujer que haya votado al PP por favor no me hable porque no le voy a entender, búsquese un intérprete que me traduzca desde el idioma de la inferioridad al de la superioridad que tanto mi esposa como yo como mis hijos manejamos. Ellas que sigan con su tradicional rol en la cocina, con los jabones, las planchas, con los trapos de piso y de limpieza, las Judas Iscariote del inmenso esfuerzo feminista de siglos por la emancipación. Y los hombres y mujeres pobres y de clases medias que los votaron, les deseo claramente, que no les den uno, que les den dos.
Alguna consecuencia tienen que tener los actos, imagino que quienes votaron esa forma de entender y respetar a los demás, estarán contentos con todo lo que les caiga encima de ahora en adelante. No es posible sorber y soplar al mismo tiempo.
También por otro lado, aún con las reacciones desde el instestino, debería hacer un reconocimiento por partida doble:
1) A "Podemos", que con cuatro meses de existencia ha capitalizado el voto y las ansias de escuchar un discurso sensible con el dolor popular, aunque para mi gusto con ribetes particularmente populistas por las prisas que imprimen las circunstancias, si entendemos como populistas, el discurso que dice siempre lo que la mayoría quiere oír, pero también en ese sentido, en como han sido capaces de calibrar las nuevas épocas, el valor de lanzarse a por todas a cubrir un espacio difuso dejado hueco por el histórico Partido Socialista Obrero Español, que hoy pasa por sus horas más bajas de los últimos años, al haber perdido el rumbo político, el referente, la brújula, pero sobre todo el hecho de desconocer cuales so sus deseos como colectivo social, el haber olvidado en parte su razón de existir, no sujeta únicamente a hacer que a la máquina no se le rompa el motor. El PSOE ha caído estrepitosamente pero ni mucho menos ha desaparecido ni desaparecerá, ¡ya les gustaría a algunos! Es el partido más antiguo, no obstante ser el partido de la modernidad en la Historia reciente española, tanto en el momento de su creación frente a los extremismos que asomaban por el mundo, como en su retorno con la flor, con la democracia, para dotar de garantías e igualdad de oportunidades a la totalidad de los ciudadanos españoles, para llevar a España a la categoría de país desarrollado, de componente activo y de peso de la CEE al principio y de la UE luego, para colocar en el centro de la vida social española a los sectores disimiles que nunca habían tenido ni voz ni voto, desde la mujer, la clase obrera a la que hace referencia su nombre, la gran clase media por la que apostó y contribuyó a su desarrollo, los derechos humanos, individuales, colectivos reflejados en todos los sectores tradicionalmente marginados de la sociedad. Un partido que no se riñó con el deseo íntimo de las personas a vivir más cómodamente, a trabajar para mejorar su nivel de vida material, priorizando el crecimiento espiritual, y garantizando el acceso a los derechos básicos de una sociedad desarrollada a todos los sectores sociales. Un Partido de una historia de un valor inusitado de una incidencia en los verdaderos cambios en la sociedad española, un Partido que eligió desarrollar un modelo de convivencia pacifica y de progreso dentro de un sociedad capitalista, dotada de controles estatales para impedir que la parte baja de la tabla quedase sin protección social, y sin intervenir ni reprimir de ninguna manera la parte alta de la tabla, el desarrollo de los mercados, un Partido que sin embargo ha perdido el rumbo en los últimos años, al no recordar para que fue constituido, para que sirve y por que existe. Pero está en sus manos y en las nuestras como votantes hacer que esa correcta atomización de los deseos de justicia y de equidad, no permanezcan por demasiado tiempo diseminados, y vuelvan a aglutinarse en un proyecto común, sea con las siglas de PSOE o de Podemos, con un equilibrio entra la vocación de poder y la responsabilidad institucional y la necesidad de desmarcarse de las concentraciones de poder económico actuales absolutamente insensibles con las calamidades de los ciudadanos, peor no para guerrear sino para aleccionarlos y reconducirlos hacia un modelo de sociedad feliz para todos sus componentes.
2) Y no quería dejar pasar por alto el reconocimiento a La Democracia.
Ojo cuando decimos que este modelo social no nos sirve para nada, porque es cierto que esto hay que cambiarlo ya mismo, pero estemos atentos a los deseos nacidos en el intestino grueso, en la boca del estómago, porque suelen reclamar cabezas en el sentido más literal de la expresión.
La formación "Podemos" se creó hace sólo cuatro meses, en ese período de tiempo ha podido presentarse a unas elecciones, difundir sus proyectos, diametralmente opuestos al poder económico y político actual, y han ganado más que de una manera anecdótica, lo han hecho de una forma ejemplar y paradigmática.
Las sociedades que mejorarían a la democracia actual están por construirse, por tornearse, pero ojo, porque lo que de lo que hay disponible, nada es más participativo que esta vija y oxidada "democracia", nada le llega siquiera a la planta de los pies en garantías para las mayorías y minorías. Aún con todo lo que criticamos esto, es de lejos el único modelo a nivel mundial e histórico, en que una línea frontalmente opuesta a la oficial, se puede presentar a sólo cuatro meses de las elecciones y terminar siendo la cuarta fuerza política, hay un señor llamado Carlos Alberto Montaner que hace más de medio siglo querría haber podido hacer esto en Cuba, pero además de no permitirsele ni siquiera entrar a su país, todavía ni siquiera se han planteado permitirle presentarse para unas elecciones donde la gente decida a quien quiere, ni a él ni nadie.
El único instante en la vida del más pobre de los ciudadanos, que tiene el mismo valor, los mismos derechos y cuenta con idéntico respeto que el banquero más acaudalado, es en el acto del voto.
Ana Gaitero | León 24/05/2014
«Llegamos a La Habana, Cuba, el día del cumpleaños número 30 de mi padre... Parecía que éramos gente importante, de esas a las que se cuida con metralleta». Así arranca el relato de los doce años que Martín Guevara vivió en Cuba, A la sombra de un mito.
Martín Guevara supo a los 10 años que era sobrino de Ernesto Che Guevara, el revolucionario que eligió morir de pie antes que vivir de rodillas y de quien le dijeron, al aterrizar en La Habana en 1973, que «había luchado para que todos fuéramos iguales».
Aquel niño recién llegado de Argentina, antes de ver la imagen del Che multiplicada en calles, billetes y efigies «como un fantasma», imaginó a su tío como a uno de los personajes de Emilio Salgari que tanto admiraba: «Sentí un orgullo muy fuerte porque fue como descubrir ‘un Sandokán o un Tarzán en la familia y me apené porque me enteré que estaba muerto».
Poco a poco el mito empezó a ser pesado y aparecieron las dudas: «Era un contrasentido que nos trataran como a ciudadanos VIP por ser familia de quien había luchado por la igualdad y la justicia mientras los ciudadanos vivían con carencias y limitaciones».
El sobrino leonés del Che acaba de publicar A la sombra de un mito, una memoir, «intimista y sin afanes amarillistas ni cotilleos», sobre su vida en Cuba con el mito a cuestas: «En la escuela todos los días por la mañana nos decían: «¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Che!».
A medida que se hacía mayor, Martín Guevara jugó a ver si era «lo suficientemente valiente, temerario, inteligente, intelectual... todas las cosas que él había descollado y en las cuales habían basado el mito». Y como «era imposible competir con el mito» se convirtió «en un antihéroe». Acabó expulsado de Cuba y regresó a su Argentina natal. Reside en España desde 1997 y eligió León para asentar su familia en 2006, cuando empezó a trabajar para una empresa logística. En San Miguel del Camino reside con la hispano-argentina Patricia Vergara, y su hijo Martín.
En el libro, subraya, «hablo de mí, no del Che, de él en todo caso con muchísimo respeto, pero fundamentalmente de mí, de Fidel Castro y del exceso que significó el aburguesamiento de la izquierda» de modo que «que todo lo que el hombre construyó en revoluciones y conquistas sociales lo fagocitó. Lo mismo que estamos viviendo en Europa con la pérdida de derechos». El relato de la vida cotidiana saca a la luz sombras de la «doble moral» de la revolución, una «sociedad machista y autoritaria» y la relación con su padre preso en Argentina.
Leyendo a Lenin, Trotski... cuando empezó a reflexionar sobre los motivos que llevaron a su tío a ser un revolucionario descubrió «la perversión del poder y su capacidad para transformar a las personas»: «Todos comenzaron con buenas intenciones y el poder les llevó a convertirse en hacedores de lo que habían combatido: a fusilar, a prohibir». «El Che es uno de los pocos políticos coherentes. Cuando vio que sólo iba a tener que tomar esas decisiones continuó por su camino de revolucionario, en las guerrillas, no de ministro. Su destino trágico (fue ejecutado en Bolivia en 1967) tiene que ver con un tema de vergüenza personal, de exponer el cuerpo, es una de las pocas personas coherentes poner su destino en lo que él había defendido: murió con la mitad de kilogramos con un hambre proverbial y con cinco guerrilleros».
Ernesto Che Guevara llevaba el nombre de pila de su abuelo y la sangre de «aventurero y asceta» de los Guevara, de ascendencia vasca. Una familia de «oligarcas venidos a menos que se hicieron de izquerdas a la francesa» y en cuyas relaciones, especialmente con su madre, la abuela Celia que fue la primera feminista de Argentina, el Che desarrolló su rebeldía». Las ansias de justicia llegarían «con su viaje por América en motocicleta a los 17 años».
El libro le ha reconciliado: «Fue una terapia. Y al regresar lo he retomado con más cariño, antes tenía rechazo. Murió muy solo. Toda esa gente que chupa del tarro y vive en Cuba de su muerte no tienen nada que ver con él».
Martín Guevara, que se define «más de los Rolling que del Che», se siente muy lejos del «guerrillero y el violento», pero admira en su tío «la coherencia y la lealtad, que tanto nos faltan hoy». Subraya que «Latinoamérica le debe toda la dignidad que tiene hoy».
Recuerda el sobrino del mito a los dirigentes cuando le decían: «Si se levanta tu tío de la tumba se te vuelve a morir». «Yo digo que si levanta el Che se cae muerto, pero antes les da una buena patada en el trasero por entregar el país al capital». Y se queda con la frase que legó a sus hijos en su carta final: «La cualidad más linda que tiene un revolucionario es ser capaz de denunciar cualquier injusticia en cualquier parte del mundo».
De repente escuché uno de esos gritos habituales que se emiten en mi casa, que suelen tener lugar cuando la comida está lista, cuando se requiere a alguien desde la buhardilla al patio o bien cuando unos de los cohabitantes antes de dar rienda suelta a sus instintos primarios decide gastar el último cartucho poniendo en serios aprietos las cuerdas vocales. En esta ocasión Pat era la emisora del alarido y yo el destinatario.
-¿Viste lo que pasó en León?-Y luego con más ahínco dramático y consternado pero menos volumen en la voz- Mataron a Isabel Carrasco.
No me lo podía creer. No por tener alguna noción secreta del carácter inmortal de la presidenta de la Diputación de León ni nada parecido, más bien porque León en materia de estadísticas de sucesos violentos debe reflejar números similares a los de la estepa de Mongolia, los lagos finlandeses o las Islas Feroe, en León los automovilistas paran en cada paso de cebra y por más transeúntes que atraviesen sin dignarse siquiera mirar hacia un costado, sinónimo de alto civismo, no se les ve el más mínimo gesto de incomodo, en hora punta un semáforo puede ponerse en verde y el conductor estar entretenido con algo hasta que decida espabilar que nadie le grita ni la milésima cantidad de improperios que le proferirían en Madrid, Buenos Aires o Roma, y ni siquiera lo azuzan o advierten con el claxon, tal vez ese saber vivir, esa tranquilidad, ese antídoto natural contra los ataques cardíacos haya sido una de las cosas en adición a su belleza que me ayudaron a tomar la decisión de ir a vivir por primera vez en mi vida a una ciudad de provincias, pero no a cualquiera, sino a la tranquila, coqueta y práctica ciudad de León.
Bueno ya no tan tranquila desde ayer.
Las noticias de todo el mundo hablan de la Presidenta de la diputación asesinada fulminantemente de tres disparos en una pasarela sobre el río Bernesga, que une dos partes atractivas de la ciudad, en una de las cuales está la sede de su partido el PP y en la otra su casa.
Y además de los noticieros, los programas de debate comienzan con tertulias incandescentes acerca de este trágico suceso, por los tintes almodovarianos, hitchcockianos, hammetianos e incluso borgianos que va adquiriendo el crimen minuto a minuto puesto a la luz de los descubrimientos que no se pueden ocultar. Porque en este asunto hay mucho oculto que hará lo posible y lo imposible por no ver la luz, al menos no la de los focos de las salas e estar de las peluquerías.
La vida de Isabel Carrasco en sí, sin mediar este terrible y lamentable final, constituía sin dudas un argumento mucho más jugoso que los de cientos de plomizas cintas destinadas al entretenimiento nocturno, una vida de intrigas, de permanente ascenso, de estudio casi matemático de la psique humana por parte de una mujer con una infra cultura académica proverbial en materia de psicología, pero con una capacidad natural para conocer cada punto de “los demás” en donde ella podría incidir, bien a través de su carácter, de cierta información sensible, del compadreo o el ataque. Una mujer de muy escasa estatura y de no demasiada belleza natural, que no obstante consiguió hacerse centro de atención en cada estadía de su vida adulta. Sería maravilloso conocer acerca de la Isabel niña, de sus relaciones familiares, la historia de sus padres y algún suceso clave que marcó su vida. En su honor debo decir que siempre estuvo muy atenta a los requerimientos de la comunidad argentina en León y a los leoneses que emigraron a Argentina.
Pocas novelas cuentan con tantos componentes atractivos, tanto “trabajo de carpintería” como le llamaba el maestro Gabriel García Márquez a la caparazón de las historias de ficción, peor en este caso un trabajo de carpintería que viene de serie, sin contar con el suceso del asesinato. Si encima se le añade ese ingrediente nada menos que en la apacible ciudad de León, la película podría ser de romper taquillas. Incluso podría dar para una serie como House of Cards, tratando los mismos bajos instintos, con el componente del caciquismo de provincias, de una mujer que domina todo en una sociedad machista, una persona de grandes lealtades, a la cual no le alcanzaban las 24 horas del día para trabajar, moverse, conspirar, articular en los sentidos en que cada ocasión requería.
Yo mismo que tuve la oportunidad de hablar alguna que otra vez con ella aunque de nada trascendente, y en la distancia corta era de trato afable, directo, muy práctica, no invertía tiempo en lo que no era de su estricto interés, me quedé con la duda de que tipo de persona realmente sería, y que energía le motivaba a estar en permanente movimiento y alerta.
De las personas que la mataron, madre e hija del mismo partido político que Carrasco y con una intensa y poco armónica relación personal, sólo diré que por más que hayan sido seriamente agraviadas, sus razones no merecen siquiera ser tenidas en cuenta, porque esa no es la manera en que nos hemos propuesto solucionar nuestras diferencias. Si bien tampoco concuerdo con la insistencia de los medios en ocultar los posibles entresijos de este lamentable entuerto, y las no pocas enconadas aversiones hacia la presidenta de la diputación, por acciones en las que tuvieron lugar generalmente entre personas de su propio entorno, de su propio partido político, gente que en todo caso había perdido una batalla con Isabel, pero su inocencia la habían dejado atrás mucho antes, personas que pugnaban por alguna de las posiciones que de manera determinada y autoritaria la presidenta solía conquistar y dominar y que perdieron en la brega, los mentideros de León ya se ocupan de informar al antiguo estilo, yendo mucho más allá que su cauta prensa.
Yo me encuentro más bien dentro de las sensibilidades de oposición al proyecto de su partido, a su estilo de gobierno, a las acumulaciones de cargos, a la acumulación de poder, al clientelismo, al mal del caciquismo, y me confieso más propenso a la modernización, al europeísmo, al civismo, a la participación de todos los actores sociales en el destino de una provincia tan orgullosa de sí misma, bella, henchida de Historia, aislada del ruido mundano, variopinta, tranquila y querida como lo es León, precisamente quizás por ello es que creo que es el momento de que quienes creemos en otro León y otro mundo posible, dejemos más claro que cualquiera si cabe, que resulta inadmisible esa, ni ninguna otra forma violenta de resolver cualquiera que haya sido la causa del profundo desacuerdo vigente entre las partes, ni ninguno de los problemas nacidos dentro de las intrigas el poder y mucho menos por supuesto aquellos pertinentes a la vida política.
El sistema debe proveer de mecanismos ágiles, no anquilosados, que blinden los derechos de las personas ante cualquier tipo de poder.
Pero si nos encontrásemos en una situación de abuso institucional en la cual no vemos fácil encontrar asistencia de manera inmediata por aquello que consideramos “La ciega Justicia” , ello de ninguna manera no nos da el derecho a enceguecer y tomar un camino tan rotundo, trágico y del cual no hay retorno para nadie, ni siquiera para quien otrora fuese la víctima y hoy el victimario.
Como siempre ocurre en estos casos, mientras aún estaba caliente el cuerpo de Carrasco en la pasarela, algunos politicos y sectores mediáticos intentaron sacar tajada de una tragedia, y comenzaron a culpar a los indignados, a la pacífica modalidad de denuncia pública conocida con el término lunfardo argentino de: "escraches", sin saber nada aún se comenzó a aludir a sectores descontentos con el Gobierno, dejando entrever en su apresurada defensa una cargo de culpa perturbador. Y no contentos con esto desde el Gobierno se lanzó un globo sonda para auscultar la posibilidad de establecer férreos controles al estilo Cuba o Venezuela en las redes sociales, y destinar a la policía en revisar las opiniones de los ciudadanos.
Tal vez si comenzase por perseguir los insultos en las redes o presonalmente a las victimas del franquismo, a Pilar Manjón, al propio ex presidente Zapatero, cuando en las manifestaciones organizadas por la AVT y apoyadas por el PP, se le gritaba voz en cuello: "Zapatero, vete con tu abuelo" haciendo referencia a su abuelo fusilado por los sediciosos, con la más absoluta de las impunidades, quizás si cuando muere un nutrido grupo de sub saharianos ahogados en las costas españolas se censurasen los comentarios de ciertos descerebrados en las redes sociales, e incluso de ciertos periodistas renombrados, que les han llamado abiertamente "manadas", o si se actuase contra los que ayer mismo difamaron y calumniaron a los ya muy vapuleados indignados de este país, a lo mejor hasta hacía una excepción en mis exigencias de libertad y hasta podría llegar a sopesar la propuesta.
Curiosamente en un paralelismo con el asesinato de Isabel Carrasco, que fue cometido no sólo por personas de su propio partido, sino de su entorno, y de su círculo de seres más conocidos durante años, en el caso de perseguir en las redes las expresiones constitutivas de delito o de apología a la violencia, muy probablemente al final el gobierno se encontrase, con que la gran mayoría de los procesados pertenecerían a sus votantes más incondicionales.