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13 enero 2012 5 13 /01 /enero /2012 00:31

 

 

Hoy sentí la plenitud en mi ser al pensar que se desarrollaba una revolución de buenos modales y cortesía en el mundo entero, a causa de un escándalo más que justificado.

Un grupo de militares norteamericanos, fueron tomados in fraganti en una foto mientras orinaban sobre los cuerpos de unas personas a las que habían abatido con anterioridad con grueso calibre, a juzgar por el aspecto de los empapados cadáveres.
Intercambiaron mensajes de indignación entre las cancillerías norteamericanas y afganas, entre los ejércitos de esos países, la OTAN, la ONU pidieron explicaciones, los organismos de derechos humanos se indignaron, la iglesia se manifestó, los locutores de los noticieros sonaban afligidos, en fin se congregó un despliegue de condolencias, de buenos modales, de condenas al tan execrable acto, que de repente me entró un volumen extra en el pecho,  un aire intangible que hinchó los pulmones y el alma de tal manera, que debí detener la marcha de mi automóvil, que en ese momento atravesaba una niebla de mil demonios con cinco grados bajo cero en algún punto de la provincia de Salamanca. Estaba teniendo lugar mi deseo social, mi anhelo compartido más intenso.
Me bajé y pensé que por fin el mundo comenzaba a entrar en razón, a dar los pasos de claridad mental y de audacia necesarias para poner fin a la sin razón de la violencia.
Respiré los diminutos trocitos de hielo, en que quedaba convertida la niebla a esa temperatura. _ Este momento es único, - me dije-Formaré parte de la generación del final y el principio!.

En ese instante recordé a todos los que han influído en mi deseo de un mundo que logre trencar el círculo vicioso de guerra y paz, de dolor y alivio, de amor odio. Filosofos, escritores, poetas, amigos que habían incidido de algún modo en mi formación pacifista, en ese momento estaban a mi lado, o dentro de mi bocanada de aire frío. Nada podía arrebatarme ya esa felicidad.
Entré nuevamente al automóvil y antes de pisar el acelerador escuché la noticia nuevamente.

Al principio no pude creer lo que estaba oyendo, pero a los pocos segundos , cuando recuperé la conciencia, debo admitir con sonrojo, que  si bien me embargó una profunda trsiteza, también  sentí un pequeño alivio de estar de regreso en la realidad que mejor controlo.
Nada había mejorado por aquí.
El mundo estaba escandalizado por tres cadaveres meados, no por tres personas muertas.
Todas esas disculpas y pésames no eran por el líquido rojo que les cubría el cuerpo , sino por el amarillo.

Entre la bala y el pis, elementos dispensados desde un cilindro alargado,  ruborizó más el que fue lanzado desde el más fálico de ambos, desde el propio falo. Sólo concibo mayor reprobación del mundo entero, una condena unánime de la tilinguería, no si los hubiesen rematado en el suelo, incluso  si los hubiesen quemado, apedreado, pisado con tanques y arrastrado, sino si procedente del mismo cilindro, hubiese sido otro  el fluído vertido, más denso, viscoso y blanquecino.
Por las barbas de Dios, Babalú, Tutatis,Thor, y Belcebú!,-me dije-Que me aspen si me importa más que tipo de animal o bicho, escupe, defeca, orina o come de mi cuerpo, una vez ascendida mi alma al cielo de la lujuria, a que me agujereen el torso como un colador, cosa que además  dejaría mi cuerpo embebido, en diferentes tipos de secreciones, sensiblemente menos higiénicas que el residuo renal.

Quise preguntarme a mi  mismo en ese instante, si no sería capaz de firmar que toda agresión y castigo humano se redujese a ser orinado, en lugar de ser ejecutado en alguna de las formas del amplio y generoso abanico humano, de posibilidades de apachurrar al prójimo.
Pero desistí de hacerlo, porque pensé:

_ Si me mean mis captores, ¿ querrá alguien amortajarme después?

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23 diciembre 2011 5 23 /12 /diciembre /2011 21:35

 

Soriana se tomó el tiempo necesario para contarle su historia.

Había viajado a Cuba por el trabajo de los padres, la madre, Svetlana, era una mujer liberal que encontró eco entre los cortejadores cubanos de Miramar y alrededores. En aquella isla nadie pasaba demasiado tiempo en su departamento, ni siquiera en el hotel Sierra Maestra.

Cuando regresó a Rusia se acabó todo lo que se daba, la familia era comunista a la manera en que se solía aceptar pertenecer a esa logia, más bien un rasgo identitario, de sentido natural de preservación de la especie. Lo cierto es que no sabían hacer otra cosa que ser obsecuentes del régimen; cuando todo acabó, los conocimientos de sus padres como técnicos no sirvieron de mucho en la nueva sociedad del tira y encoge hasta reventar las costuras.

El padre se dedicó a la bebida aún con mucho más ahínco que en Cuba con el ron y la vodka Limosnaya.  La madre lo dejó antes de constatar lo peor de la decrepitud, no aguantaba bien los puñetazos con las manos cerradas que le propinaba el marido en todo el cuerpo y se fue un día mientras el ruso vomitaba boca arriba en la cama. Su hermano fue preso a una cárcel soviética, por dedicarse a vender pantalones vaqueros comprados con dólares que adquiría a través de los turistas, con tal suerte que al poco de caer preso, se despenalizó esa actividad comercial, pero no con caracter retroactivo, y tanto él como otros presos debieron sentir el rigor de los jefes mafiosos con semejantes panolis lavando ropa interior y vistiendo tutú de bailarina cada vez que los capos lo pedían, mientras en la calle la gente ya podía comprar y vender.

Ella encontró ese panorama desolador y se fue a la casa de una amiga. De ahí se fue a vivir al interior de Rusia y conoció un hombre amable con el que se casó y tuvo una cría.

Le contó que regresó a Moscú pero no había espacio para una madre joven que venía de un fracaso matrimonial y laboral. Entonces partió a Alemania con lo puesto, trabajó duro y aprendió alemán. Se tatuó un guerrillero en el brazo y una mariposa en la espalda, y aunque no mucho después se arrepintió de aquella marca gráfica bajo su piel, decidió no quitarsela, como testimonio de una época. Una vez en Hamburgo, tuvo problemas serios a causa de los papeles , Europa  desmejoró mucho después del Euro-dijo.

Un conocido de su madre, le presentó a un amigo que estaba buscando gente para trabajar en España, en la costa del Sol, necesitaban personas que hablaran ruso, a propósito de la vasta clientela que había comenzado a fluir en los últimos años en la costa española de nuevos ricos del Cáucaso, algunos exageradamente ricos y otros en vías de desarrollo. Le habían prometido que trabajaría en relaciones públicas de una importante cadena hotelera, al principio en la recepción y luego si demostraba tener madera, se iría abriendo camino en un ambiente de mucha pasta. No le escondieron que quizás el camino se hacía más rápido si estaba dispuesta a algún que otro intercanbio de secreciones. Cosa que ella, como era natural, ya sabía bien.

El único inconveniente, le dijeron, era su niña, no podía llevarla consigo. Por lo que hizo un viaje a ver a su madre y le pidió encarecidamente que cuidara de la nena, que ella le iba a mandar el dinero necesario para toda su manutención, e incluso un plus. La madre aceptó recalcándole que ese dinero sería indispensable para que no tuviese que entregarla a los de asuntos sociales.

Natasha, que resultó ser su verdadero nombre, sonrió, y dijo:

-No hay problemas babushenka, tendrás tu dinero.

 

Llegó a Málaga para trabajar como prostituta en un barco, y desde que llegó recibió una paliza, tan inesperada como fuerte, para que le quedase meridianamente claro que aquello no iba en broma, el encargado le aseguró que ahora les debía mucho dinero a la organización y que ella era libre de pagarlo e irse, pero que si se le ocurría escapar sin pagar buscarían a su madre y a su nena y harían borshe a ambas.

Se acostumbró a vivr como pudo, como se hace cuando acaece una desgracia, sumada a una y mil traiciones, a un pasado escaso en alicientes, se acostumbró del mejor modo que pudo a sobrevivir. Llevaba dos años ejerciendo la prostitución en diferentes lugares de España, había bajado su categoría de puta de semilujo a puta de burdel decente, por culpa de su carácter, su mal humor y el inexorable paso de papá tiempo.

Una vez intentó escapar y dieron con la madre diciéndole que si se ponía en contacto con ella le dijese que esperarían  dos semanas a que regresara , antes de mandarla al fondo del río Volga.

Durante ese tiempo Natacha no pudo enviar el dinero que había prometido, y la madre debió procurarle a la nena, otra vivienda y familia, pero pensó en algo mucho más humano y mejor para la criatura que los organismos estatales de acogida de niños pobres de la Rusia post socialista,  la cedió a una familia que deseaba con toda el alma tener una nena, y agradeció que fuese una niña que hablaba el alemán como el ruso, que tocaba piano y sabía hacer las camas. Tampoco pasaron por alto la belleza de la tierna y flamante hija. Aunque la nena no corría riesgo, a priori, sabía que si torturaban a la madre les diría donde estaba su hija. Y aunque no sentía demasiada gratitud por su vieja, tampoco era cuestión de cargar con aquel peso. Así que decidió entregarse a sus captores.

La enviaron a Valladolid para que escarmentase, aunque con la promesa de que si en un año lo hacía bien regresaría a los buenos destinos soleados del paraíso español.

 

-Esta es brevemente la historia de mi vida- le dijo Natasha a Combi, quien hasta ese momento había  respirado casi sin molestar a sus propios labios, entonces se permitió un suspiro, que más parecía la exhalación de un alivio que la de una pena solidaria.

En ese instante llamaron a la puerta y ella regresó diciendole que el tiempo había expirado.

Combi no salía de su asombro, Svetlana Natasha o como se llamase, le pidió perdón por no haber podido hacer un servicio corractamente y le rogó que no se quejase por ello, Combi la miró como pudo, hasta que quedaron sus ojos frente a los de ella, la tomó por los hombros con firmeza,  en su pecho se apretaron dos tipos de congojas, uno por aquella criatura y otro por sí mismo.

Pagaré otra hora, no te preocupes.

Ambos bajaron al hall de entrada y volvieron a subir al cuarto. Dentro de cada habitación la gente bajaba y subía las caderas. Bajaban y subían sus respectivas miserias. Parecía no haber sitio más alejado del amor, de la caricia, que aquella colmena de abejas lastimadas.

Combi tomó sus datos, y no se atrevió a dejarle su número de telefono por elemental cuidado a su matrimonio, a su trabajo, y a aquella mafia. Y un poco cuidandose de si mismo, de lo que podría ocurrírsele. Natasha terminó de apuntar los datos y le dijo que se relajara que lo trataría bien, estaba todo pago. Combi, le hizo un gesto con la mano, ni una grúa hubiese conseguido levantarle el exiguo colgajo en esas circunstancias.

Bajó las escaleras con ella de la mano. Cuando llegaron al rellano la miró y vio a través de sus inmensos ojos, en la oquedad de una mirada que contenía todos los rincones malolientes de los peores puertos de Europa, la evanescencia de lo que alguna vez pudo ser una súplica de auxilio. Pero se dió cuenta, que la mirada de Natasha había cambiado diametralmente en pocos segundos, se había alejado hacia el infinito, le dijo adiós, con cierta prisa por ir a por otro cliente; estaba otra vez en su combate.

Combi salió de allí decidido a ir hasta el final de las cosas.

Entró a comer a un restaurante buffet vegetariano, de una cadena local, se dió un atracón. Se metió al cine que había en el centro comercial, daban una de la mafia rusa con Viggo Mortensen, pero la evitó atracandose de palomitas de maíz y refresco de cola en una sala donde estrenaban una de amor. De a poco se fué diciendo que no había demasiado que pudiese hacer que no fuese encontrar la manera de denunciarlo.

Al cabo de un par de años, le avisaron que la publicación de su libro era inminente, que debía irse preparando para entrevistas y conferencias. Se tomó  unas vacaciones con su familia en Amsterdam. Cada tarde después de pasar un rato en los cofee shops, paseaban un rato por el barrio rojo, y se divertían con la manera en que los japoneses observaban atentamente a las chicas a través de las vidrieras, agachándose sin ningún pudor para observarles la entrepierna.

Combi pensó que quizás Natasha ya podría estar bien, que hasta los peores momentos pasan, y que en todo caso ella era una mujer muy fuerte. Mucho más que él, que al fin y al cabo no era culpable de nada.

-¿Ni responsable? se preguntó.

Pero a Natasha le habían agujereado el alma con semen frío, le frieron el cerebro, comieron su corazón y arrojaron su cáscara a los pies de una tarde castellana. No le quedaba jugo, solo hiel, acaso le había dado una de sus últimas tardes de familiaridad, cosa que lo había marcado tanto a Combi que de un tirón escribió un trabajo de fición sobre la problemática de la trata de blancas. Se dijo a si mismo que cuando juró llegar hasta lo último de aquel asunto, no se refería a algo diferente de aquello, aunque naturalmente, aquella postrera interpretación no conseguía tranquilizarlo del todo.

Ya estaba a punto de publicar sus reflexiones sobre esta forma de esclavismo moderno en el corazón del Primer Mundo, con la aquiescencia de todos los géneros, estratos sociales e instancias legales, con toda la moral, la ética, y la justicia en conocimeinto de ello, tolerándolo y hasta promoviéndolo 

En su trabajo explicaba los traumas de aquella vida y sus posibles desenlaces. Pequeños toques en la puerta de su cordura con los nudillos de la suerte. A través de su trabajo literario, Combi estaba a punto de presentarse como un hacedor de justicia, como un ser con sensibilidad social, estaba a punto de creérselo.

 

Y a punto de cobrar por ello.

 

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22 diciembre 2011 4 22 /12 /diciembre /2011 22:23

 

 

Habiendo terminado su trabajo temprano en la provincia de Valladolid, Combi decidió quedarse en un hotel en Tordesillas, ciudad del toro, de su iconografía, y de la resistencia tradicionalista de la inquisición española que rodea a lo más retrógrado del toreo, y que se representa en el espectáculo del sufrimiento, argumentando el valor plástico del arte de la tortura, las cualidades estéticas de las poses y el valor del hombre frente a la bestia, que curiosamente, no dejan de ser ciertas del todo.

También la ciudad del tratado que dividió el mundo en dos, una mitad para Portugal y la otra para España.

 Acostumbraba a dormir en un hotel  que tiene todas las comodidades que se pueden pedir para descansar bien de una jornada de trabajo en la carretera. Prefiería los hoteles alejados de los centros urbanos para aparcar mejor y no entretenerse en las aventuras que brindan las ciudades.

   Cerca de Tordesillas está el puticlub mayor de Castilla y decidió darse una vuelta por allí. Se dijo a si mismo que sólo para ver de que se trataba, ver las chicas, juntar un poco de calentura, relevar la testosterona ralentizada. Se le ocurrió el truco de entrar hasta la barra y una vez allí, cuando se acerca el barman preguntarle hasta que hora abre el lugar y luego marcharse, de ese modo poder pispear tetitas y piernas, sin usar la nariz. Actividad pajeropinta.

 Una vez dentro se percató de que el sitio era mayor de lo que imaginaba, dos gorilas flanqueaban la puerta, los saludó con una media sonrisa entre cómplice y tímida y solo recibió como respuesta un leve movimiento de cabeza y una mirada que lo auscultó de arriba a abajo.

"Puedo reconocer a un policía, a un soldado o a un chivato, allí donde se produzca la mirada sin importar si proviene de unos rasgadísimos ojos orientales que casi no permitan acceder al brillo de la pupila, o de unos ojos endurecidos, del este de Europa, por ejemplo rumanos como apostaría que son en este caso", pensó Combi.

  A los portones de entrada le seguía un hall amplio, donde dos máquinas expendedoras de dinero, una de cigarros, y otra de condones esperan el sino d ellas monedas, detrás había una recepción donde una mujer gruesa, que no aparentaba ser la estrella del lugar, miraba sin embargo con una sonrisa mucho más acogedora que la de los dos grandullones de la entrada. Se escuchaba la música proveniente del salón contiguo, apabullado de luces rosadas y violetas, que ahorraban todo trabajo a la sugerencia, sin embargo pensó que daba gusto oler el aroma de esos sprays dulzones, como perfumes búlgaros. Entró.

 En cuanto abrió la puerta se amplificó en sus oídos la música. Y lo que más le sorprendió resultaron ser las chicas. Eran casi todas muy jóvenes, esbeltas, con cuerpos  fantásticos, caras atractivas, había algunas ya no tan jóvenes pero igualmente bellas. Estaban vestidas con paños reducidos que permitían apreciar las bondades de sus naturalezas. Algunas iban con tangas que dejaban atisbar el trasero y el pubis.

Las chicas paseaban de un lado a otro mirándose entre sí, a él, o a los pocos pasmados que se detenían ante tanto estrógeno dormido, una de ellas se detuvo a preguntarle su nombre y si quería tomar algo, Combi siguió moviendose en varias direcciones antes de dirigirse a la barra a hacer su numerito para tener la excusa de salir.  El club era espacioso y contaba con varios salones. Experimentó súbitamente una tremenda erección cuando una joven se le aproximó tanto que aplastó las tetas en su pecho y cruzó su pierna por entre las de él preguntándole si deseaba subir a una habitación con ella.

El camarero lo miró fijamente.

Combi se sintió increpado y le dijo que estaba buscando a una chica especifica que no veía por allí, entonces  salió del recinto nuevamente al hall de entrada, estaba excitado y no sabía bien que hacer. Lo que menos tenía eran ganas de marcharse de allí sin echarse un revolcón primero con cualquiera de las que había visto, todas le gustaban, todas le parecían lindas, estaba asombrado de su escasísimo sentido de selección. Esperaba encontrarse con el tipo de mujer que imaginaba había esos lugares. Pero aquello rompía sus antiguos esquemas. y hacía tambalear su moralina de entrecasa y sus convicciones de pacotilla. " Soy un hombre de familia", solía decir cuando, de vez en vez a la salida de alguna reunión,  los compañeros de trabajo, algo más aligerados de prejuicios que él, se proponían a salir en busca de algun buen rato convenientemente abonado.

Entonces se dirigió hacia la entrada y les preguntó a los muchachos hasta que hora estaba aquello abierto, -hasta las cuatro de la mañana, le dijo uno de los dos, con toda la amabilidad que cabía esperar de ellos.

Subió al coche y salió con la intención de regresar al hotel, pero a los dos kilómetros, en vista de que el empalme no solo no se le había atenuado, sino que se intensificaba a merced de los juegos de la imaginación, pegó la vuelta, volvió a saludar a los dos gorilas, aunque en esa ocasión con menor despliegue de simpatía, quizás con el fin de resultarles más familiar. Como si a los tipos duros se los pudiese engrupir tan facilmente.

Subió a a una habitación con una doncella, de pelo liso castaño hasta la cintura, que hablaba español con una voz de acento indefinidamente eslavo. El pantalón le  crecía dos tallas más por el lado de la bragueta. Nunca se la había visto de ese tamaño, deseaba inmortalizar el momento, que algún acontecimiento mágico, le permitiese conservar ese perfil combado, en en esos poco llamativos bultos que formaban los pliegues habituales de sus blue jeans. Aunque en realidad estaba más entretenido mirando la belleza con que estaría trincando tan solo un ratito más tarde, unos metros más arriba y un abismo más abajo. Ya le había soltado  cuarenta euros que costaba su servicio  y ella se los había entregado a la de la recepción.

Combi, que no veía unas piernas así ni en la playa, ya que veraneaba en la zona de las familias, no podía creer que por solo esa suma de dinero estuviese a punto de comerse aquel conejito.

La habitación estaba a tono con todo lo demás. Primero le preguntó a la chica por su nombre y luego por su procedencia, de repente se vió adquiriendo una molesta y no tan deseada familiaridad, preguntandole si extrañaba su tierra.

La chica tenía un tatuaje en la espalda, un tanto revelador de que por más modosa que se mostrase, era lo que se dice coloquialmente, un tirito al aire. Le apretó las nalgas y se dieron un beso de lengua. Eso le hizo derramar unas gotas de semen.

Se llamaba Soriana, como si fuese de la provincia donde el poeta Machado gastó gran parte de su genio. Pero no era de allí, había hecho un largo viaje hasta esa carretera infernal.

Cuando le dijo que era rusa, Combi le preguntó: ¿ cag tiviá sabú? Palabras que había aprendido en Cuba. Ella pareció soprendida y le preguntó por qué sabía ruso, él le dijo que sabía unas pocas palabras porque las había aprendido en la isla caribeña. Ella por primera vez, se quedó mirandolo en serio a Combi, no al cliente, estuvo así un rato en sillencio, con las piernas cruzadas.

-Viví allí cuando niña, le confesó, echando un brazo hacia atrás y apoyándose en la almohada, tomando posición para una conversación más larga de lo previsto. Se había criado en La Habana, en el edificio Sierra Maestra de Miramar donde vivían las personas de los países socialistas de Europa, destinados a Cuba para trabajar como técnicos extranjeros,  de aquella época conservaba ese castellano impecable. El caso fue que la conversación dejó el derrotero profesional y comenzó a centrarse en sus vidas. Le contó que provenía de un pequeño pueblo que estaba maldito.

Si bien Combi, en parte lamentaba haberse alejado del subidón inicial, y empezó a temer que toda evidencia de la lujuria que iría a experimentar esa tarde, se reduciría a una poco novedosa mancha fría en su ropa interior, es cierto que también entraba en un territorio en cual sentía mayor comodidad, además de que en cierta forma le autorizaba a estar allí.

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19 diciembre 2011 1 19 /12 /diciembre /2011 23:31

 

 

Una conversación reciente me remitió a una antigua aunque no archivada alergia, a una suerte de mecanismo, que siempre ha conseguido disparar la caridad de las almas culposas, de las mesiánicas, de las aventureras, de las reflexivas y de las solidarias.

La conversación giraba en torno a la presunta cualidad de las personas pobres, que aún llegando a lo más alto en la pirámide social, entendida por fama alienante y sólidas sumas de dinero, se mantienen fieles a sus orígenes retornando de vez en vez,  micrófonos y cámaras mediante, a sus raíces a través de alguna pantomima más o menos efectista.

El mecanismo al que adeudo importante cuota de alergia es la pasión por la pobreza, la miseria o los miserables. La mutación hacia un ser cuya principal arteria resulta ser el hallazgo de la desgracia en el prójimo, para encontrar sentido en la propia vida, para acallar las carencias propias, a la mayor brevedad, simplificando y resumiendo todo lo posible. Y de modo especial a la utilización de estas almas,  de sus carencias, de sus lamentables apariencias, de sus vidas, habitadas de los mismos sentimientos que otro ser social, entre las cuales cabalga el bien y el mal con la misma intensidad en el galope que en cualquier otro medio.

Crecí entre personas que hicieron de la idealización de la residencia de la bondad  en la condición de la carencia material, un modo de vida, un medio y una meta en sí.

Me resulta tan fantasiosa la procura de una veta idílica del pobre, de la beatificación de la miseria, como la culpabilización inquitante y perturbadora de la misma, por quienes encuentran allí un chivo expiatorio perfecto para sus intereses.

Guardo una distancia  prudente con los estereotipos, y huyo de los de este orden,  como de la poesía renacentista.

Escuché decir una ocasión que cierto deportista de éxito económico, era un ídolo porque no había perdido su nexo con el barrio que lo vio nacer.

A saber, el tipo de población emergente armada por inmigrantes  o desahuciados no bien recibidos en las grandes urbes, barrios satélites de los basurales, focos de la escoria que arroja incluso la clase trabajadora.  Nichos fabricantes de desarraigados, de seres excluidos, profundamente discriminados, donde se obra una gran porción de resentimientos sociales.  De sitios que solo suscitarían la alegría de cualquier ser equilibrado, con la noticia de su extinción y el arribo de sus habitantes a una calidad de vida mejores. 

Me asombró escuchar a alguien de probada formación,  creer que al citado deportista, le honraba rememorar, añorar y reivindicar el modo de vida de semejante sitio. Sin renegar, dicho sea, de los flamantes  lujos propios de millonarios de plastilina, coca & Ferraris.

Las villas miserias, poblaciones callampas, favelas, solares, chabolas, guettos, o cualquier otra denominación semántica para indicar a esos dormideros forzozos, constituyen residencias de emergencia,  temporales, concebidos para ser abandonados a la más mínima posibilidad,  marcados a fuego con sus nombres despectivos, plastica y estéticamente emparentados con las representaciones del pecado de El Bosco.  Sitios  así nos indican justamente, que todavía queda mucho por hacer para sacar  nuestros traseros de dos especies de pozos , de dos tipos de oquedades, una a la que nos somete el abuso de una sociedad deshumanizada, y la otra, el agujero cultural de donde resulta más difícil rescatarnos.

Durante un tiempo deambulé por albergues para necesitados, pernocté en residencias de personas de ánimo destruído, de ropa sin bolsillos,  dormí en algunas calles y en muchos caminos, en las horas más bajas de mi vida, compartí albergue con seres a los que solo les quedaba un aire de cuando fueron gente. Y una mirada sin brillo.  Aquello comenzó como un coqueteo con los intocables de occidente, los mendigos, y con mis propias ánimas, y terminé quedando atrapado por más tiempo del que me hubiese gustado permanecer. Pero esa es otra historia.

Sin embargo fue una escuela de fuego. Aquello que me enseñó permanece marcado. 

Y no vi a muchos romanticos por esos lugares.

Por ello siento simpatía por la persona que habiendo conseguido superar ese modo de vida, utiliza la oportunidad para  llenar su cotidianeidad de formas amables,  adquirir sofisticaciòn y conocimientos, que sumados a los profundos valores de lealtad y coraje, que con mayor frecuencia en su origen se encuentran, suelen formar una personalidad de rasgos únicos, incomparable. Mucho más que por quien defiende a ultranza la permanencia en la procacidad, incluso en la holgadez de  la vida suntuosa, y además piensa que ello amerita.

Me remito las palabras de una amiga, que suele apuntar:

_ Somos de izquierdas, siempre  cuando sea para repartir las oportunidades de acceso a la belleza , no para  elevar de categoría el espanto, ni cantar odas a los basurales.

O cito a Marguerite Durás: "Cuando se tiene cierta moral de combate, hace falta muy poco para dejarse llevar, para pasar a la embriaguez, al exceso".

 

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14 diciembre 2011 3 14 /12 /diciembre /2011 03:13

 

 

Una persona me abordó con una acotación a una opinión vertida por mi sobre la conveniencia de pedir y conceder perdón.  Me interpeló educadamente. Me dijo que el perdón condicionado no es tal.

Veo las cosas de manera similar.  Creo que nadie debe arrodillarse, pero en el acto de la amnistía, si alguien se inclina debe ser quien la solicita no quien la concede.

 

Pienso que el perdón inducido, por coacción, no es viable. Es un gazapo semántico, como "monarquía" "democrática", no procede, no hay caso. Eso sería cualquier cosa menos perdón.


Creo que puede redimir a quien lo solicita y a quien lo otorga. Pero  también considero que llegada a causar ciertas atrocidades, es necesario un ejercicio más creible de redención, de arrepentimiento, que la mera solicitud verbal del mismo.


Pero también, una vez dic ho esto, lo que me distancia del discurso que avala el castigo, son las ansias demasiado evidentes por aplicarlo; creo que en la prisa por enmendar el daño a través del suplicio, concurre y subyace una perversidad de matices tan severos como el delito o falta que se castiga.


En el discurso justiciero, advierto una premura exagerada, que pareciera perseguir la exclusión del arrepentimiento, por falta de tiempo o lugar. 
 

  Y aunque estoy de acuerdo que no es lde identica aplicación a nivel individual que de masas, cada día estoy más convencido que la búsqueda al menos de caminos en el orden de la ternura, engrandece a un alma y una nación,  ya que es un terreno en que el presunto Bien, tiene algo más que aportarle a los supuestos pecadores,  que combatirlos con sus propias armas.

Si el deseo de que nos rodee la mayor cantidad de felicidad y amabilidad posible, no resulta suficiente, se puede echar mano al aspecto práctico del asunto, considerando el inmenso esfuerzo economico que esto puede ahorrar en un futuro. La espiral de venganzas en que la humanidad ha vivido a lo largo de su Historia, es el gasto más oneroso de que se tenga notica. 


Prefiero una y mil veces la salud que la cura, que el escarnio y que el expío. Esa es un poco la línea en que veo las cosas, aunque no de modo categorico ni excluyente. Es más bien un halo, un residuo, el sedimento que me dejó la observación de esa práctica y sus resultados en la vida cotidiana.


Tengo la esperanza de que mi opinión pueda aportar algo en este sentido, conque sea una pizca, habré conseguido mucho más que con un montón de odio.


Por lo pronto al aplicarlas domésticamente me dan más satisfacciones que penas.


¿De qué si no de esto, puede tratarse todo al fin y al cabo?.

 

 

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3 diciembre 2011 6 03 /12 /diciembre /2011 05:00

Aunque el movimiento de traslación  de este cuerpo celeste que habitamos, alrededor del astro mayor, no revista una importancia más relevante que el acceso a las licencias etílicas propias de estas fechas, y la conquista de una buena excusa para poner en marcha el abrazo postergado, lo cierto es que cualquier medida de tiempo que se nos ocurra, se presenta propicia, como para  al menos por esta vez, detenernos ante este final de año y principio del 2012, y desearnos mutuamente un año nuevo, que si bien no inclinado hacia la prosperidad, que al menos se consiga encausar hacia el final de esta inmensa crisis, la cual en algunos hogares se lleva más esperanzas que en otros y en algunos lugares, se lleva incluso el pan de las canastas.

 

En Europa la preocupación máxima pasa por los costes que tendrá la crisis en materia de recortes de  beneficios sociales, y esa preocupación es propiedad de los más desfavorecidos. Ya que fundamentalmente en este sector, es donde resulta más fácil colectar dinero. Entre otras razones, porque es el más acuciado por los diferentes temores frente al futuro, y quienes más proclives son a acatar órdenes en tiempos de peligro. Y en segunda porque esta franja de la población, tan mayoritaria, está perfectamente ubicada y están controlados sus ingresos, tanto los de los  asalariados como autónomos. Existe el desconcierto generalizado de que no se les va a pedir el más mínimo esfuerzo económico a los causantes. Curiosamente  el proletariado, manifiestamente  opuesto a reivindicarse como tal hasta bien entrada la crisis, ahora , aunque aún desconcertado y buscando un hito orientativo, sin embargo empieza a reconocerse en las preocupaciones propias de su clase, encontrándose tan familiarizados con esa incertidumbre, que aunque en un principio tenga visos de tragedia social, quizás no sea otra cosa que el feliz hallazgo del alma perdida. O la conciencia de clase.

Desaparecido hace décadas el influjo comunista en los asalariados europeos, solo era cuestión de tiempo asistir al desarme del andamiaje, concebido para equilibrar la improbable seducción de las promesas que se vendían desde el marxismo.   

 Nada mejor que esta ingente crisis para llevarse por delante tales beneficios.

            El año comenzará con cambio de signo en el gobierno de España, y con las constantes de la economía en serio riesgo de colapso. Con las elecciones en Francia donde todo parece indicar que ni haciendo uso del charme de Carla Bruni, Sarkozy conseguirá remontar las encuestas que le dan por polizonte en el palacio del Elíseo, con todo lo que desde el país galo está en juego en política interior y exterior, que conjuntamente con Alemania comandan la salvación de la moneda única, o la creación de dos uniones europeas de diferentes categorías.

Mientras  en Rusia, también se preparan para unas elecciones, con abucheos incluidos a Putin por primera vez desde que ejerce el mandato, con una clase nacida a la sombra de la creciente anarquía en los mecanismos de control del desarrollo socio económico, y otra clase que paulatinamente ha ido abandonando la vergüenza, a mostrarse nostálgicos de tiempos pasados, como certificado de su fracaso en la sociedad de la valía individual.

 

Del otro lado del Atlántico, aún en Occidente, los Estados Unidos se enfrentan a las elecciones más desabridas de su Historia reciente, deberán evaluar al presidente actual, sin haber tenido este la oportunidad de aplicar casi ninguno de los planes que lo llevaron al poder. Si bien es cierto, que gracias a esa crisis  a la que se percibió como culpable a Bush, es que obtuvo los votos para gobernar.

 

Aunque en apariencia fue hijo de la esperanza, lo era del desencanto.

 

Obama asumió la responsabilidad de conducir los destinos de los norteamericanos, en el epicentro de la crisis económica, no tuvo ni siquiera la oportunidad con la que contó José Luis Rodríguez Zapatero en su primera legislatura, de proveerse de un baño de simpatía durante el período de vacas gordas, y la oposición norteamericana mostró una agresividad hacia el presidente poco frecuente en aquel país, donde en muchas ocasiones resultan irreconciliables las políticas de demócratas y republicanos, pero ello no impedía que una vez acabado el partido , se soliese tomar al ganador como el presidente de todos los norteamericanos, y así se aceptaba y respetaba por el bien común , con alegría o a regañadientes, pero aceptando al nuevo director de orquesta.

El discurso de Obama no tiene sentido en la continuidad del “ Yes, we can”, ya que no haría sino recordar las promesas naufragadas, y cualquier otra arenga que se aleje de su perfil inicial, resultaría inocuo en el estéril terreno de la clase media, más enfadada que preocupada, y sería contraproducente en su semillero de gente humilde.

Otras economías y realidades sensiblemente más optimistas y prósperas que las anteriores esperan se abra  paso definitivamente este 2012, para  ir tomando el mando del tren de la economía mundial, que salvo un imprevisto improbable, les tocará conducir por largo tiempo.

China encabeza este grupo de naciones, con varios retos entre sus objetivos. Primero, afianzarse el consumo interno para lo cual además de propiciarlo a través de la participación del pueblo chino en la ganancia de de dinero, y el desarrollo de diferencias socio económicas, legislando sobre deberes y derechos de las futuras clases sociales.  Y entender que el mastodóntico ritmo del crecimiento macroeconómico que llevan, está condenado a detenerse, en pos del novedoso y veloz desarrollo interno y el acceso a la mejoría en la calidad de vida de los ciudadanos,  y decidir que hacer con el férreo control de la población cada vez más difícil de aplicar, a fin de mantener la mano de obra barata, y el poder en los mismos nichos de manera peligrosamente indefinida.

La India y Brasil, aunque de composiciones muy diferentes, presentan precisamente las necesidades inversas, ganar en uniformidad y cohesión entre sus grupos sociales, tan abismalmente distanciados.

 

Un foco de atención de particular interés en el año que se avecina, es que les traerá santa Claus, a los habitantes de la isla de Cuba.

Será importante evaluar, la suerte que corran las medidas que se empiezan a implementar, dirigidas por la vieja guardia, en la economía cubana. El rumbo que adquieran en la práctica las medidas de liberación de áreas de comercio , que hasta ahora permanecían en el ámbito estrictamente estatal, serán observados con atención durante este año crucial. Mientras que se observa con intranquilidad, la ausencia de propuestas en esa gran materia pendiente, que es la  democratización de la sociedad cubana. La apertura a la participación en la política nacional de las diferentes corrientes de pensamientos, tanto en las formaciones de partidos políticos, como en la libre expresión pública de las ideas.

            Igualmente  interesante resultará apreciar, si los países de América Latina  todos,  tanto los presididos por gobiernos de expresión populista, o de izquierdas, como los tradicionalistas, o conservadores, consiguen abandonar el lastre histórico del caudillismo, de la apropiación del poder absoluto, de la actitud personalista y mesiánica en la forma de hacer y entender la política.

Brindo por que en este año que se avecina,  comience una decidida andadura en América Latina, hacia la erradicación de las abismales diferencias sociales, la corrupción y la intolerancia, a través del uso de la participación ciudadana de manera pacifica, mediante la reflexión y la pausa.

Mientras el planeta Tierra cumplimente un nuevo giro al Sol,  los hombres comerán y beberán celebrando el fin de la última frustración.

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8 noviembre 2011 2 08 /11 /noviembre /2011 01:59

 

 

 

 

 

Mejor no prepararse demasiado.

Una vez acabado el debate de ambos candidatos a presidentes del gobierno de España, lo que nos puede quedar meridianamente claro  es una cosa: que seremos conducidos por personas que toda su vida han estado en la política pero en un segundo plano, como asistentes, ministros, soldados de campo,  o simplemente consejeros de los verdaderos líderes de sus partidos, los llamados a ser presidentes. Y que por alguna buena razón terminaron siendo los invitados al poder, en un caso directamente colocado como sucesor, y en el otro sugerido hacha en mano.

Se puede destacar, que ambos candidatos suplieron en el poder, a unos líderes que si bien eran naturales e indiscutibles, también  estaban compuestos de esa pasta anodina de los políticos  que son más bien tecnócratas , en contraste con los rasgos carismáticos tradicionales de los conductores de masas  del siglo XX.

Con lo cual era de esperar un debate de escasísimo entusiasmo, poco profundo, nada duradero. Pero es que caló tan poco, que no llegó siquiera a saciar la expectativa de pasatiempo nocturno. Es verdad, que postergué una conversación que tenía pactada para hoy, para poder ver todo lo que acontecía alrededor del evento, pero no es menos cierto, que tanto mi mujer como yo logramos evitar el bostezo,  ella enganchada a su Twitter en la red, y yo respondiendo mails atrasados, 

No fue apto para ávidos consumidores de las buenas movidas dialécticas. Ni mereció siquiera ser cambiado por un torneo del masters 1000 que emitía otra cadena. Pero una vez deglutido;  se podría admitir que hubo algunos pequeños rasgos a reseñar. Algún reborde con brillo, en esa otra cara de la moneda, a la que casi por sistema recurro, con la ilusión de encontrar lo que por ningún lado se ofrece.

Prefiero por siempre pecar de inocente que correr el riesgo de perderme, desde la primera fila, el fenómeno de la bondad humana.

El opuesto de la verdad, decía Buñuel, no es la mentira, sino la razón.

La ausencia de agresiones de corte ofensivo , a la que tan aficionados son  nuestros políticos mediterráneos, así como la falta de un plan de destrucción del adversario, basándose en asuntos personales resultaron notables. Más que estar consensuados puntillosamente parecían ser producto, de una espontánea saturación  de las conductas corrosivas.

Hubo interpelaciones, hubo críticas, pero ninguna de aquellas que dejan los nudillos y mandíbulas contraídos, o los hombros en falsa escuadra.

Evitaron tirarse los trapos más sucios del acontecer nacional y de dominio público a la cara, declinando los rutilantes aplausos de su respectiva parroquia.

No se acusaron con sus pertinentes y grotescos casos de corrupción,  ni con los  más gruesos y conocidos errores del pasado, ni se enzarzaron en una disputa para apropiarse del copyright del final de la violencia armada en el país Vasco.

Parecía haber respeto mutuo. Todo se convertía en un gran bostezo.

Cerraron el debate, con proposiciones de ayudarse mutuamente en los asuntos más importantes, aquellos donde las papas queman actualmente. Se propusieron diagramar un esquema de productividad laboral, y continuar dando los pasos necesarios en la consolidación de la paz con ETA.

Inmediatamente después de terminar, leí y escuché todas las opiniones que pude, vertidas desde la inmediatez, como mi impresión inicial, usando los patrones clásicos para medir el antagonismo.

La tribal rabia al rival.

En los medios informativos de la izquierda se daba por ganador a Rubalcaba por amplia diferencia, y en los de la vereda de enfrente a Rajoy por idéntico margen. 

 

Horas más tarde me percaté de que ya no siento la misma  desconfianza y desazón que sentía, frente al más que posible período de políticas  conservadoras que se nos avecina, las cuales percibo como el arribo  de la plaga del Tea Party ibérico, el expolio de las hordas neo cons.

Acaso estos políticos alejados de esas grandilocuentes frases, de esas brillantes exposiciones, de los debates apasionados, justamente a merced de sus  condiciones como ayudantes de los líderes natos, y en la necesidad natural de contar con el otro como razón de ser;  les haya sido dado con mayor facilidad,  que a los egos insaciables, el entender que para salir de esta situación nos necesitaremos todos, y quizás les haya resultado incluso más sencillo deponer las actitudes soberbias, acorde con sus naturalezas más proclives al servicio que a la vanidad.

Y este somnífero, haya sido entonces el mejor debate posible de todos los que se podían producir.

O quizás, como tantas otras veces, termine dándome de bruces con la realidad, y este sea uno más de esos espejismos, a los que la búsqueda del positivismo en la otra cara de la moneda me acerca, cada vez que percibo el riesgo de que el azul, termine convirtiendose en gris.

En cuyo caso, siempre nos quedará la sentencia de Buñuel.

 

 

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14 octubre 2011 5 14 /10 /octubre /2011 23:35

 

 

El motivo que me llevó a opinar en voz alta,  acerca de mi experiencia en lo que convine llamar, bajo el peso de un mito o bajo la sombra del Che, es exactamente reflexionar sobre eso, sin más.

Dejando claro que creo, que una revolución social violenta, es un acto que aporta mayor destrucción que construcción, más involución que evolución, y que no concuerdo con casi ninguna arista de lo que terminó siendo la realidad socialista. No me refiero a concordar intelectualmente desde una situación de comodidad pequeño burguesa, lo cual es fácil y hasta coqueto, sino a vivir el incordio de toda esa cantidad de carencias, restricciones y premisas.

Pero fundamentalmente me interesaba hacer hincapié, en que precisamente lo que hizo grande a Ernesto, era su capacidad de discernir, de pensar por si mismo, de reconocer una injusticia donde sea que estuviere, de decidir que libros leer,  que ideología abrazar, que modo de vida llevar.

Y justamente elevando a categoría cada pasaje de su vida, canonizándolo, es la mejor manera de negar su mayor aporte, de matarlo después de fallecido. Hacer un altar a sus decisiones, que tomó  en medio del movimiento, en la probeta que es la vida, cargado  de dudas por un lado, y voluntad del otro, es vestirlo de su antítesis, el respeto reverencial al pasado, al inmovilismo.

Si algún ejemplo siento que nos legó a los inquietos, es que hiciésemos  lo que creyésemos correcto, por encima de los convencionalismos y las recomendaciones de los poderosos.

Hasta que apareció un nuevo elemento en escena.

De repente empecé a sentir que mi discurso y mis convicciones, tan celosamente guardadas y mimadas durante  tanto tiempo, y travesía, comenzaban a temblar, a tiritar de frío, a palidecer al atestiguar la paulatina desaparición de los fundamentos a que se sujetaban. El agotamiento de las reservas de su alpiste.

Esto fue a raíz de una serie de apariciones públicas de mi viejo, de manera súbita, hablando sobre la figura de su hermano  Ernesto, y para mi sorpresa en un tono muy conciliador con el resto de los guevaristas que no son necesariamente,  comunistas ni mucho menos fidelistas.

Un año después, de mi decisión de hacer una descarga de material inflamable de mis maltrechas espaldas, y aportar mis ideas y puntos de vista, más bien marginales y en ciertos casos enfrentados al decálogo guevarista de mi familia, del gobierno cubano, y de ciertas posiciones en apariencia, estrictas y anacrónicas de la izquierda latinoamericana.

 Declaro que:

Desde que tengo uso de razón rechazo la violencia como vehículo de expresión, ni siquiera como respuesta a la violencia institucional ni de ningún otro tipo. Encuentro de muy escaso vuelo tener que explicar, que matando a los que matan no se mejora en absoluto el panorama.

Que si se procede a la venganza, allí donde existía sólo un hecho lamentable, habrá que contar dos.

Siempre sobre la premisa de que combatir el canibalismo comiendo caníbales es un método infructuoso. Y difícilmente presentable.

O quizás mi hincapié en la solución pacifica de las cosas, sólo se deba a un miedo instintivo al dolor, los golpes, la sangre. Y todo lo demás constituya una conveniente verborragia en que apoyar mis escasos impulsos temerarios.

 

Con el paso del tiempo, mientras crecía y evitaba ahogarme en ron, empecé a ver muchas carencias, fallos y perversiones  en la sociedad cubana, que para nosotros debía constituir un ejemplo, el objetivo al que debía aspirar el mundo y en particular América Latina.

Nada, excepto la alfabetización de la totalidad de las personas, y la distribución equitativa de la pobreza, tenía el aspecto a simple vista de conducir a una sociedad donde el hombre se sintiese pleno, realizado.

La diferencia era condenatoria, el disenso se pagaba con tiempo, la deserción con sangre. El que deseara abandonar el país, era una basura, una escoria social, un elemento indeseado por contrarrevolucionario.

 Pero, Eureka!, vaya contradicción!, si quien pensase así , plantease que ya que él era inapropiado para la construcción del socialismo, lo mejor para todos, sería que se fuese de la isla, le decían que de ninguna manera se podría aceptar, que eso constituiría una traición, y si se tiraba al agua para alcanzar la orilla de la Florida a nado con un neumático de coche para no ocasionar gasto alguno al Estado, lo atrapaban y lo enviaban a cumplir años de prisión por deserción e intento de fuga, al lado de un buen ramillete de presos, guardados por leyes igualmente caprichosas.

A cada héroe de la revolución había que adorarlo como a Antonio Maceo. El Titán de Bronce.

Se exigía a todos los niveles, que los muertos por la revolución fuesen tratados acorde a ese rango metálico. Y  a los vivos había que tratarlos con más cariño aún, ya que cualquier critica hacia ellos podría progresar de manera inconveniente.

Pues estos tres hitos, uno por uno los derrumbó de su discurso mi padre en sus recientes  entrevistas, una escrita y una televisada que con motivo del 44 aniversario de la muerte del Che, concedió a los medios, siendo además de las primeras veces que se lanza a hablar públicamente sobre el tema, y sobre su propia vida, tanto o más rica en acontecimientos, de índole personal pero también pertinentes a la Historia reciente argentina.

Quiero decir que considero a mi viejo, no sólo una de las personas más autorizadas para hablar sobre lo que entiende, son los valores a rescatar de Ernesto, sino que pineso incluso, que era momento de que lo hiciese, y que aportaría mucho hablando de ello, también, auqnue entiendo que es un tema muy personal, aportaría escribiendo o hablando sobre su período en prisión, sus vivencias, con la compañía de más presos políticos, pero en absoluto por otro tipo de apoyo, que no fuese la fuerza y las agallas que su hermana Celia, le donaba, desde cualquier tribuna que le cediesen para ello, en cualquier parte del mundo Occidental, en cualquier sitio que no fuese un país de la órbita soviética. 

Siendo cierto, que me alegró más que nada el tono usado y el mismo hecho de que hablase, resultaba imposible pasar por alto los tres hitos anteriormente señalados,  a saber: 1) Que no es necesaria la violencia para hacer cambios positivos en la política, 2), Que el valor más preciado en su educación familiar y en la de Ernesto, es  que nada se daba por sentado en aquella casa, que no existía la imposición de una idea por parte de mis abuelos en el seno de la familia, que no se ganaba una discusión venciendo , sino convenciendo. Y 3) Que ni el Che ni nadie debía ser tratado como un mito, como un héroe intocable, una especie de titán de bronce o un de semidiós devorador del rock’n’roll.

¡Justamente todo lo contrario a lo que se había hecho y predicado durante cincuenta años por cubanos del poder y acólitos!. Me sentí muy bien al leer aquello, aunque ni mucho menos, ese sea el tema que me ocupa exclusivamente.  Incluso me permite disgregarme con mayor ligereza de la especialización en ese ítem.

 Lo que no puedo negar que lamenté un poco, fue  que no se hubiesen manifestado con anterioridad, ya que esto, unido a los reformismos extremistas de Raúl y Fidel, y el ulterior halo judeo cristiano de sus discursos actuales,  tan alejados de la retórica marxista leninista, dudo no solo ya , que semejante tolerancia me hubiese mantenido desafecto a esa Revolución, sino que comienzo a pensar, que lo más probable incluso, es que me habría terminado ubicando a su izquierda.

Que horror! Con lo que me gustan el jamón, los sofás mullidos y llegar hasta donde nace el arcoíris y se apaga el eco.

  

 

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14 septiembre 2011 3 14 /09 /septiembre /2011 00:09

 

Un niño que pasea por el bosque,  ve a una serpiente que se acerca reptando a un ratón que se entretiene con un insecto antes de engullirlo, y se llena de compasión por el pequeño roedor.

Quizás mi rechazo al régimen cubano,  y del que formó parte activa mi tío, haya tenido origen en un rollo familiar , al constatar que una y otra vez partir hacia una heroica Revolución, era motivo más que justificado y suficiente para que los progenitores abandonasen a sus críos. Teóricamente para dar un mejor futuro, una vida digna y feliz a unos niños que residían a miles de kilómetros, negándosela a los propios.

Y digo teóricamente porque jamás supe de un solo niño al que le haya llegado una porción mayor de bienestar a causa de los disparos e fusiles, en las ciudades, selvas y páramos en donde se desarrollare una lucha revolucionaria. En cambio conocí de cerca la soledad y confusión en que quedaban lo vástagos de los guerreros del bien.

Con el paso del tiempo y de modo gradual, lo que había significado una antipatía como reflejo natural a lo que me causaba desprotección, fue revirtiendo en una toma de conciencia de que para solucionar algún problema, por más intenso que sea, por más dolor que este nos haya causado, o se hace desde el amor a los demás, o mejor será que nos cuidemos mucho de secundar dichas aparentes buenas intenciones.

Al principio, cuando era niño, sentía una mala vibración hacia Fidel , hacia  la revolución cubana y la mundial porque había alejado a mis padres de mi. Porque se había truncado la vida ordinaria en un punto. A cualquier precio preferían a la Revolución que a sus hijos, no éramos lo suficientemente importantes como para compararnos a aquellos hambrientos, a los que dificilmente conseguirían alimentar.

Si un cubano quería adquirir lo mismo que sus semejantes humanos de otras nacionalidades, en su propio país, corrían el riesgo de ser también considerados peligrosos, y por ende sumidos en el ostracismo o encarcelados.

Si a un cubano se le ocurría tener una idea diferente del Partido de cómo dirigir los destinos de país, era encarcelado por una cantidad ingente de años.

Si además la idea comprendía una crítica pacífica a  Fidel y a sus actos y políticas este ciudadano corría riesgos aún mucho más serios.

Si quería escuchar rock , era debido a una debilidad ideológica que lo aproximaba a al enemigo. Si quería vestirse con ropa de moda, también.

No tuve escapatoria, intenté ver el problema de frente.

Tras  la intolerancia, la represión,  la violencia, es poco probable que nos esté esperando  la sociedad del confort y la felicidad.

Hay que cambiar el mundo, primero,  dentro de cada uno de nosotros mismos, y luego dentro de nosotros otra vez, porque es allí donde la revolución espera, es allí donde el cambio surtirá efectos, es allí donde la esperanza reside. 

Comerse a los caníbales resulta, además de una acreditada muestra de mal gusto, un procedimiento de dudosa efectividad como método para combatir el canibalismo. 

 


 

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12 septiembre 2011 1 12 /09 /septiembre /2011 14:15

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Entrevista realizada por Infobae. 

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