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13 diciembre 2017 3 13 /12 /diciembre /2017 15:05

La Revolución había entrado en ese impasse en que hasta las parejas incurren pasado el fulgor inicial, el fragor de sofás y camas. Enfrentaba dilemas acerca de los caminos a tomar para dejar atrás la isla Utopía y concentrarse en el rigor de las asperezas que conforman la realidad. El adiós a la inocencia y la incógnita de los nuevos horizontes, ya no habría más besos apasionados bajo el farol ni lencería destrozada a dentelladas.

Había llegado el momento del frío con la helada URSS observando. El Che años atrás había intimado con Fidel en el centro de la ilusión mesiánica, dando cauce a la lava del volcán interior en una actividad más riesgosa que la escritura, que la observación, que el alpinismo, que la aviación y el rugby, la subversión del mundo a través de la voluntad.

Anduvieron caminos paralelos, con luz propia, aunque de distintas fuentes. Ernesto asumió el liderazgo de Fidel, pero no dejó de apuntar a cada paso del camino las ideas que le parecían más apropiadas para construir la liberté, égalité y fraternité americana y criticar aquellas que colisionaban con sus fabulaciones iniciales.

 Llegó el triunfo con la erótica del poder, el gozo del amor incondicional; eran precursores de la estética rock, barbudos, pelos largos y poco aseados, lumpen, rebeldes  y desobedientes, educados en buenos colegios, con ideales altruistas; les faltaba la música, el hedonismo y el amor declarado a Baco; les sobraba la pólvora, la invasión de la voluntad y exceso de testosterona, pero enamoraban. A continuación enfrentaron la meseta que sucede al clímax como peor pudieron.

Fidel, desaforado, enloqueció contra quienes le hacían sombra y le recordaban que el proyecto era inclusivo, democrático; Ernesto no se limitó a obedecer a su comandante desde el paredón, la economía o el trabajo voluntario. El romance ya era rutina, sobraban barrigas aburguesadas y faltaba el estruendo de la pólvora, el bálsamo a nuevos campos poblados de injusticias como excusa para el adiós y un nuevo amor.

Nacido para que su asma lo empujase hacia adelante con temeridad, solo Goethe, Verlaine, Luis Felipe y Sartre podrían entender su agobio.

La satisfacción, como en la Utopía de Tomás Moro, era improbable, como la creatividad en el arte antes de ser traicionada por el punto final, por la última pincelada, el descanso del cincel, cuando reniega de su capacidad transformadora y se convierte en pieza.

El Che, como la Pietá Rondanini de Miguel Ángel quedó en el limbo de lo imposible, encima de la cresta de la ola, frente al viento, en el punto más alto que el mar concede, no llegó a desaparecer entre espuma y remolinos como Fidel y el agua, tan sabiosy adaptables.

Pero desde el corazón de África, la hoguera dio paso a un páramo; acababa de perder a su madre en su lejana Argentina ¿cómo mantener encendido el motor? ella se había ido con dolores terribles sin derramar ni una lágrima, su única súplica fue repetitiva:

-¿Por qué no viene Ernestito? Nadie sabía donde estaba aunque sabían que ya no estaba en Cuba y no querían decirle para no preocuparla.

Pasó a otra dimensión de la existencia en la misma fecha del cumpleaños de sus otros dos hijos varones, que estaban presentes a los lados de la cama, y a ala vez tan ausentes para Celia como lo estaba Ernesto.

La URSS ya no era bolchevique, Fidel ya no era rebelde y su motor requería nuevo combustible para otro camino; el retorno a la nada, la última estocada del templario, el último  galope a lomos de Rocinante al encuentro del molino y de Dulcinea. La ternura del guerrero antes de enterrar la espada.

Su imagen perpetuada en afiches de la izquierda y más tarde en jóvenes deseosos de ejemplos de coherencia, en tatuajes, camisetas y billeteras, junto a Marley, Lennon o Hendrix, con el ansia intacta

Finalmente, el arribo a Utopía.

Celia y su hijo Ernestito

Celia y su hijo Ernestito

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16 noviembre 2017 4 16 /11 /noviembre /2017 21:44

Dos cosas maravillosas de Islandia son su frío con sus paisajes y su gente.

Semejante frío en diferentes tonos del blanco dan la sensación a quien no pertenece a esta temperatura, de que despedir la vida en medio de un paisaje así sería la menos terrible manera de dejarla, tendría algo de gentil, de mullido, de pacífico, de rictus en orgasmo y de semblante eternamente plácido. Para los naturales de este camino entre navajas de hielo esos filos cortantes son precisamente la constancia de la vida, y los significantes están entre la multitud de tonos del blanco que puede aglutinar el horizonte.

La gente como generalmente se muestran los escandinavos, prestos a ayudar pero no invasivos, sonrientes sin exceso, mirones pero no molestos, hieráticos pero colmados se fuego por dentro como el suelo de su tierra plagado de géiseres. Gente de paz que descienden más de granjeros que de guerreros vikingos, paganos, cristianos, luteranos, ateos, libres como el viento de la isla y así mismo condenados a una mirada limpia, directa, estricta, punzante y determinada.

Dos cosas no tan buenas a primera vista, el olor del agua potable y los precios.

Al abrir la ducha por primera vez pensé que me habían dado una habitación con la tubería averiada y conectada con una avería de otra tubería menos higiénica. Olía a mil demonios de los cuales novecientos noventa nueve no se habían duchado en el milenio que hace que Erik el Rojo puso pie en la isla.

Por Tutatis, por Babalú, Meu deus do Ceu...¡Que peste!

Llamé a recepción antes de enjabonarme con mi toalla alrededor del cuello y mi hacha reducida a un ínfimo picahielos a causa de fresquito reykjaviqueño, la chica de recepción, que de haber querido habría tardado medio segundo en devolver el aspecto temible a mi hacha, me hizo una revelación:

¡Lejos de ser un desagüe mi ducha emanaba agua bendita!

Resultó ser que el agua islandesa huele a rayos encendidos, a cáspita, recórcholis y mil centellas, pero a merced de una inmejorable razón, baby, las algas las sales la vida en descomposición en sus moléculas proporcionan un rejuvenecedor natural para la piel, para las afecciones de mucosas de respiración, y por qué no, se me ocurrió pensar pero jamás preguntar a la alentadora recepcionista, también esas algas funcionarían como eficaces herreras del hacha.

Los precios, ah, que maravilla, creía haberlo visto todo en Noruega, creía que jamás, ni siquiera en los confines de la Vía Láctea, más allá de Andromeda donde los soles congelados se dan la mano con las hadas del infierno podría ver semejantes precios. Me faltaba darme un saltito hasta aquí, y después de esto no quiero saber lo que puede ser una Coca Cola en Nuuk, capital de Groenlandia, donde Erik, el mismo Rojo dijo que era Verde Landia para no desanimar a las tripulaciones de vikingos que embarcó a ese intestino del más granado de los recórcholis. Pero a la espera de tocar costa de Nuuk jamás había imaginado semejante maravilla en forma de etiqueta en los productos, desde la más temida colgando de los ponchos de lana de oveja islandesa hasta las más tímidas etiquetas de los zumitos, botellitas de agua mineral que no bajan en supermercados de tres euros, la pequeña. Eso sí, agua agua.

Uno de los secretos que hace tan maravilloso poder volar sobre la explosión de los números jamás seguidos de un punto hasta superadas las cinco cifras inscritos ( e inscritas) en las etiquetas de precios es que proporcionan la misma paz que el hielo eterno, sabes que no sufrirás pagando por ello, el bolsillo del gaucho sureño en tales circunstancias goza de una inmunidad tal que lo dota de un áurea propia de multimillonario.

Pero así como no todo es peste esperando la catarata de la ducha, no todo es ruina y llanto con los precios de Reykjavik, no señor, a llorar a la funeraria. En las afueras de una taberna preciosa dentro de la cual se apreciaban alegres parroquianos derramando billetes y vasos se encontraba un cartel grande, enorme, como anunciando el día de la suerte, quien hubiese ganado la lotería habría preferido pasar por frente al pub en cuya puerta se publicita que se derrama cerveza fría sobre los bienaventurados chopps, a sólo y oiga bien, usted no está borracho aún, ni sordo, a sólo ¡siete euros!

Por Tutatis, me dije por segunda vez en el día, y no quise incomodar también a Babalú Ayé y a Odin, pero pensé en ellos, vaya si pensé. Me dije: de lo que me salvé viniendo a este divino país pasados cinco años de mi condición de "abstemio"

¡Lo que habría sido para las finanzas una tardecita en ese bar con un par de socios sedientos, desmayando una muela, descargando el peso, atesorando una curda de veinte géiseres, cuatro auroras boreales y todos los caballitos de la tundra que quepan en el chopp más barato de la ciudad!

 

 

Reykjavik
Reykjavik
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21 octubre 2017 6 21 /10 /octubre /2017 12:03

Estos escritores que enumero a continuación por orden cronológico pertenecieron a lo que se se dio por llamar la era de Plata de la literatura española, más conocida como la Generación del 27, teniendo en cuenta para que exista la consideración de Generación, factores tales como que hayan nacido en fechas cercanas, que haya habido contactos personales, rasgos similares, voz, estilo, mensaje generacional. 

Al movimiento de las mujeres escritoras que incluyo en la lista, se le llamó las "Sinsombrero" y con toda probabilidad habría que añadir también a dos luminarias de la poesía universal, de los cuales uno nació un pco antes y el otro un poco después de lo considerado apropiado para formar parte del grupo, por sus rasgos inequívocos que adhieren a este movimiento: 

Los "monstruos" León Felipe y Miguel Hernández.

Al recordar las lecturas de varios de estos "tótem de la literatura" y pensar que tuvieron lugar en una misma época, no puedo dejar de pensar en la cantidad de poetas, escritores ignotos, amantes de la poesía y de la narrativa que habría en el territorio nacional en los bares, en los puestos de trabajo, en sus tardes a la sombra con un libro en la mano, con el periódico abierto en la página de critica, o de opinión, y no puedo dejar de sentir cierto desasosiego al compararlo con el páramo desértico de interés por el arte en que ha devenido hoy el mismo territorio.

Ojalá estas almas de un vagar incesante, en algún momento cercano contemplen el retorno a los sabores de la tierra, se quiten el sombrero, lo dejen lejos de la cama, se den una larga ducha, se permitan un descanso reparador, deleiten su paladar con el recuerdo de las delicias casi olvidadas, y sobre todo y por favor les rogamos:  que deshagan sus maletas y petates y no las vuelvan a tocar por todo el tiempo que dure la siembra el regadío y la buena cosecha.

 

Rogelio Buendía (1891-1969, 78)
Pedro Salinas (1891-1951, 60)
Valentín Andrés (1891-1982, 91)
Juan Guerrero Ruiz (1893-1955, 62)
Jorge Guillén (1893-1984, 91)
Antonio Espina (1894-1972, 78)
Mauricio Bacarisse (1895-1931, 36)
Rafael Laffón (1895-1978, 83)
Juan Larrea (1895-1980, 85)
Antonio de Lara (1896-1978, 82)
Gerardo Diego (1896-1987, 91)
Agustín Espinosa (1897-1939, 42)
Amado Alonso (1897-1952, 55)
Miguel Valdivieso (1897-1966, 69)
José Fernández Montesinos (1897-1972, 75)
Josep Moreno Gans (1897-1976, 79)
Federico García Lorca (1898-1936, 38)
Juan José Domenchina (1898-1959, 61)
Vicente Aleixandre (1898-1984, 86)
Concha Méndez (1898-1986, 88)
Dámaso Alonso (1898-1990, 92)
Rosa Chacel (1898-1994, 95)
César Arconada (1898-1964, 66)
Rafael Porlán (1899-1945, 46)
Emilio Prados (1899-1962, 63)
Paulino Masip (1899-1963, 64)
Edgar Neville (1899-1967, 67)
Rafael Dieste (1899-1981, 82)
Ernesto Giménez Caballero (1899-1988, 89)
Francisco Madrid (1900-1952, 52)
Juan Chabás (1900-1954, 54)
Guillermo de Torre (1900-1971, 71)
Alejandro Collantes de Terán (1901-1933, 32)
Enrique Jardiel Poncela (1901-1952, 50)
Pedro Garfias (1901-1967, 66)
Ramón J. Sender (1901-1982, 81)
Andrés Carranque de Ríos (1902-1936, 34)
Luis Cernuda (1902-1963, 61)
Pedro Pérez-Clotet (1902-1966, 64)
Rafael Alberti (1902-1999, 97)
Felipe Alfau (1902-1999, 97)
Agustín de Foxá (1903-1959, 56)
Alejandro Casona (1903-1965, 62)
Antonio Oliver (1903-1968, 65)
Max Aub (1903-1972, 69)
Luis Amado-Blanco (1903-1975, 71)
María Teresa León (1903-1988, 85)
José López Rubio (1903-1996, 93)
José María Hinojosa (1904-1936, 32)
Joaquín Romero Murube (1904-1969, 65)
José María Souvirón (1904-1973, 69)
José María Luelmo (1904-1991, 87)
María Zambrano (1904-1991, 87)
Juan Gil-Albert (1904-1994, 90)
Luisa Carnés (1905-1964, 59)
Ernestina de Champourcín (1905-1999, 94)
Miguel Mihura (1905-1977, 72)
Pedro García Cabrera (1905-1981, 76)
Emeterio Gutiérrez Albelo (1905-1969, 64)
Manuel Altolaguirre (1905-1959, 54)
Francisco Ayala (1906-2009, 103)
Gustavo Durán (1906-1969, 63)
Josefina de la Torre (1907-2002,95)
Enrique Moreno Báez (1908-1976), 68)
Rafael de León (1908-1982, 74)
María Dolores Pérez Enciso (1908-1949,41)

Hombres y mujeres de la Generación del 27

Hombres y mujeres de la Generación del 27

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7 octubre 2017 6 07 /10 /octubre /2017 22:32

Miles de personas inocentes, creyentes en revoluciones carentes de un líder honesto, peregrinarán hasta Vallegrande el próximo lunes 9 de Octubre, durante la noche anterior el Presidente de Bolivia agasajará al privilegiado grupo de invitados que en lugar de declinar el gasto, aceptaron, prestos a pulirse opíparas cenas, exquisitos espirituosos, fiestas, hoteles, apariencias y nada más. Así se repetirán los festejos en varios salones del mundo que en lugar de ser una invitación a la austeridad y al sacrificio, serán precisamente aquello contra lo que luchaba el Che; el acomodamiento, el aburguesamiento, la doble moral, la manipulación y sobre todo contra lo que más repulsión le causaba: 

La obsecuencia y los honores.

Si quieren hacer un homenaje a la medida de Ernesto, vayan a una selva luchar y a privarse de comodidades, no a festejar por todo lo alto.

Ernesto desde que era niño hasta que partió junto a la parca fue un "resepingú" y eso siempre puso las cosas dificiles a su alrededor.
El Che muerto era infinitamente más útil para la "Involución" que vivo, vivo no conseguía grandes cosas excepto mover las voluntades de la gente trabajadora, pero molestaba mucho a los defectos del socialismo, las mentiras del comunismo de la URSS, la burocracia de Cuba, los corruptos, etc. 
Muchos efectivos de nomenclatura no querían que se quedase en Cuba obstaculizando el disfrute del botín, los rebeldes, naturalmente habían luchado para vivir bien, para desplazar a los burgueses al exilio, a la cárcel o a la muerte y quedarse en sus barrios con sus casas y sus comodidades. Esto es lo que ocurrió. No hicieron la revolución para ir al trabajo voluntario, para comer lo mismo que el vecino obrero, para pasar calor y matar mosquitos a cañonazos. El Che iba todos los fines de semana al trabajo voluntario y no permitía que en su casa entraran víveres ni enseres que no tuviese todo el mundo en Cuba por la libreta (alguna vez tuvo que devolver una tarta al guardaespaldas, que la había llevado para el cumpleaños de un primo, que luego tardó años en celebrar esta enseñanza empírica). En fin, el hecho es que  esta "tracción paralela" resultaba un incordio para los que habían luchado para pasar a ser la nueva oligarquía. Era demasiado rígido y poco corruptible, no convenía.
Para quienes irán a los festejos por los 50 años de su muerte, a gastar el dinero de los bolivianos, a hacerse hospedar en hoteles caros, comer como cerdos y beber como cosacos, a salir en fotos, a pretender que les importan los pobres porque van a pasarla bien, para ellos lo mejor que hizo el Che fue su muerte, y a partir de su deceso, todos estos descarados de su propia fila, que lo traicionaron, que no lo querían cerca, primero mezclaron una lágrima de duelo con un suspiro de alivio, luego dejaron de ir a trabajos voluntarios, se llenaron de casas, de autos, de fincas, de lujos que ningún cubano tenía, y entonces, a partir de ahí pudieron tranquilamente y en su beneficio apropiarse de su vida y su muerte y comenzar a idolatrarlo.
Desde Guarapo, Raúl y todos los falsos comunistas del mundo, hasta los descarados que obtienen beneficios de los frutos de su imagen. 
Y como a la gente le gusta sentir esa mezcla del ser fuerte y exitoso en desgracia, el contraste que se ve en la tragedia del héroe, entonces estos bribones lo usaron, primero lo traicionaron, lo abandonaron porque era muy molesto como critico y luego se apropiaron de su divino cadáver.
Pero para la gente desamparada en búsqueda constante, se humanizó muriendo con la mitad de kilos de su peso, hambriento, cansado, traicionado, con más miseria que un obrero desocupado, y entonces esa gente recogió la fuerza de esa imagen y la convirtió en mito.
¿Y que desdice Ernesto a estos hedonistas que van a libar miel de los frutos de su muerte? Lo que siempre dijo sobre los honores:
 

Les honneurs, ça m'emmerde (Los honores me joden)

Frase del Che para los asistentes a su homenaje: Los honores me molestan

Frase del Che para los asistentes a su homenaje: Los honores me molestan

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5 octubre 2017 4 05 /10 /octubre /2017 01:39

Pasé varios años compartiendo con los prietos del edificio haciendo media abajo sin estudiar ni trabajar, acompañándolos y simulando  que tocaba una clave, o una caja que hacía de tumbadora, o simplemente palmas, cantando en los coros de guaguancó de galera y viéndolos bailar. Eso era arte puro, no puedo ni quiero olvidarlo como una de las expresiones artísticas mejores y a la vez más auténticas que alguien puede disfrutar, estaba Jesusito, el Nene, Piri, Alexis, cuya pronunciación era "Aleisi" como Taxi que era "Taisi", Omar y Regino, y el hermano mayor de ellos, guapo abacuá ex y pre presidiario, ya que pasaba unos meses fuera y volvía entrar, para ellos era un orgullo el bautizo de cárcel, por supuesto con la constancia debida de haber mantenido la retaguardia a salvo, y aquél era mulato fino, con lo cual imagino que habría tenido que defender el desagüe con probado valor. También estaba Chucho el ladrón, aunque ladrones eran todos a mayor menor escala y a veces llegaban personajes de otros edificios o de otras zonas, algunos llevaban chavetas u otros filos pero todos dejaban aparcada su rufa y sus descontentos sociales, y se formaba una rumba descomunal de horas en el muro del Circulo Infantil, frente al edificio, que imagino que servía de espectáculo en vivo a los vecinos, antes del turno de las aventuras de la TV. Aunque a los rezagados del preuniversitario o de la facultad de geografía que salían tarde, no les hacía mucha gracia, se les veía en la cara y como apretaban el paso al divisar aquella jauría, porque pasar por ese camino frente a tanta hormona de guapos disparadas siendo blanquito o negrito domesticado para universidad, a veces, si no estábamos en medio del ripio de un ritmo, les era refrendado con una lluvia de burlas o algún gargajo y ocasionalmente unas cuantas piedras, pero nada más, sólo para echar unas risas, en mi edifico no había ningún abusador.

Puedo imaginar lo que hubiese sido crecer en un solar, ok, no habría disfrutado de otro universo de cosas, pero de las que el duende te introduce en el cuerpo, de las que el santo monta... de esas estaría puesto y convidado, de todos modos no me quejo, yo era un múcaro simpático para mis vecinos aunque me costó lo mío, nunca les hice la campana para que robasen, no me metí en nada delictivo que no fuese fumar yerba, muy penado en aquellos días, sin embargo los acompañaba a pasear aunque los buscasen guapos de otra zona por algo pendiente o la misma "monada", eso me daba ese plus de afecto más que de respeto, ya que yo no era temerario ni peleador en absoluto, ni quería aparentar serlo, pero sí era un compañero leal. Mis amigos del edificio fuera de la rumba vespertina eran el Piri,  Pedrín o el "Peter" ambos pepillos evitadores de problemas, y con el tiempo Omar, que había sido el primero en caer en prisión por propinarle un justo golpe con el canto de un machete al "Guayabo" de la zona 9, y hoy es una de las personas más equilibradas, inteligentes, completas y buen amigo que se puedan conocer, pero a todos los muchachos de la rumba los recuerdo con cariño y gratitud por brindarme aquellos días como a uno más.

Aquello ocurría cuando era adolescente súper masturbador, un poco después, ya de joven bigote de pelusa y todavía más masturbador que templador, pero ya apretador de categoría, me había convertido en un pepillo del rock e iba a las fiestas a por música y chicas, allí los blancos tenían una oportunidad de destacar en el baile con los Bee Gees, los Silver Convection, Abba, Barry Manilow o Billy Joel en los lentos, pero cuando sonaba Bonney M., Los Comodoros, Sangre Sudor y Lágrimas o Tierra Viento y Fuego, todo volvía a su lugar, los prietos del guaguancó necesitaban menos baldosas que los pepillos para desempeñarse, pero su espacio estaba en lo alto, llegaban al cielo. Además bailaban en una baldosa porque si alguien los chocaba o ellos chocaban a otro aparecían muchas papeletas para escuchar un estruendoso galletazo. 

Debajo, recuerdando en mi buhardilla uno de los guaguancó del muro del círculo infantil con mi fibra, y antes un vídeo de lo mismo que en el edificio pero en el programa de TV norteamericano Soul Train, impresionante como bailan todas las parejas, alguno payasos, otros pulcros en el ritmo, otros innovadores, imagino las historias en sus barrios mientras aprendían a bailar, porque los prietos en América entera, e imagino que en África igual, no aprenden a bailar en academias para baile, pagando y tomando clases, derecha, izquierda, ahora la cadera; no, nada de eso, ellos bailan, y bailan y bailan hasta que un día llegan a flotar.

La música primera es un temazo parido en Combinado del Este y recogido en Alamar, el segundo de The Sugarhill Gang en el programa de baile y música Soul Train donde una famosa pareja de baile cubana, Ramón y Cecilia destacó durante años. El tema musical en Cuba fue muy famoso en las fiestas, le decíamos "Aberejé", y resulta curioso por donde fueron los tiros, que veinte y varios años más tarde dio pie a un éxito de ventas en España y el mundo entero como pésima canción pegadiza del verano, cantada por las Ketchup, con el nombre de Aserejé

El Aberejé

Guaguancó alamareño

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11 agosto 2017 5 11 /08 /agosto /2017 19:47

Hace poco me senté a conversar en la plaza de Tirso de Molina con un grupo de muchachos vendedores de DVD y de camisetas de fútbol en Madrid, los llamados top manta, y resulta que ninguno era vendedor de DVD o de camisetas, todos tenían oficio, oficios algunos que aportarían muchísimo más a esta sociedad tan materialista en lugar de andar surtiendo las camisetas de Messi que le llevo a mi hijo tres veces más barata que en la tienda o corriendo delante de una patrulla que hasta se los ve incómodos teniendo que perseguir a gente que no solo no hace daño a nadie, sino que hace lo posible y lo imposible por mostrar su valía y honradez.
Es sorprendente como los africanos sub saharianos que viven en España, no sé en otros lugares, son adaptables a toda circunstancia sin perder la dignidad, son mucho más altos que nosotros, espigados, hablan varios idiomas bien hablados, ni que decir la experiencia que tienen de la vida por lo que han tenido que pasar sólo para llegar a la costa de Marruecos, tienen una actitud de amor propio admirable pero en absoluto de altanería, la población madrileña, leonesa, catalana en general experimenta desagrado cuando la policía los persigue y les quita las camisetas porque es lo último que tienen para no delinquir, y hasta a la policía se la ve avergonzada, siempre mirando para otro lado cuando les decomisan sus petates, por más regular o mala persona que sea alguno de ellos, saben que la calle sobre todo los bancos, ministerios y clubes de fútbol están rebosados de verdaderos delincuentes que nadie se atreve a detener, es frecuente ver gente bien vestida advirtiéndoles de forma solidaria que por ahí no vayan que hay policía, querría ver a esos policías o a mi mismo en esas condiciones, si ellos no saldrían a apretar a dueños de bares, a turistas, etc. y yo al delito que me permitiese mi exiguo arrojo y escaso conocimiento del crimen.
Un occidental no es capaz aguantar eso sin delinquir o infringir todas las normas, pero a lo que iba, aún así me dijeron que de Europa no se van ni locos, cualquier cosa aquí, lo peor para nosotros es una bendición para ellos, yo vengo de Latinoamérica no de Japón o Canadá, así que no me voy a hacer el sueco, también para todo latinoamericano que quiera vivir en tranquilidad sin stress no le interese desarrollar una empresa sino respirar la vida, Europa es un oasis. Me contaron el tema de como hay facciones para militares o criminales que toman niños a la fuerza, cosa que ya sabía, pero que me la contasen de primera mano resulta duro, entonces cuando les empecé a comentar que el blanco europeo tiene mucha responsabilidad histórica en esa depredación de hoy del africano al africano, me dijeron que no, que eso existe desde el principio de los tiempos allá y aquí, y ahí si me sentí en mi rol de aportador de datos de Historia, de maestro al pedo, al divino botón, de profesor Casimiro, Casiveo y Casihago, a la vez me pareció más que un poco inapropiado ¿para una ocasión que me sentaba a escuchar y ya iba a creerme superior enseñando? ¿por qué mi versión, aunque sea con la mejor de las intenciones, es mejor que la de los que padecen el problema, que autóctonos que no se han quedado sufriéndolo sino que han llevado a cabo lo que en el caso de ellos, atravesar desiertos, junglas, colonias de asesinos, supone a un alto grado de riesgo que lo convierte en una variante de rebelión? 
Ese es nuestro defecto y nuestra cruz, siempre creyendo que lo que sabemos es mejor porque tenemos agua fría y caliente que sale de un hierro agujereado ¿quién dice que no sería mejor la tribu de los Yorubas, de los Masái, de los Pigmeos antiguos, con sus nueve esposas con sus reglas y leyes y creencias que no los condujeron al desarrollo vertical y vertiginoso sino al desarrollo del alma, del interior? ¿quién dice que es necesaria tanta parafernalia para seguir cada vez más solos, más abandonados, más tristes, más alcoholizados, drogados, rabiosos, desconfiados, coléricos?
Como ven, si uno es lo suficientemente afortunado tal vez pueda retomar las reflexiones y cuestionamientos de los veinte años

Principio del formulario

Final del formulario

Top Manta en Sol, Madrid

Top Manta en Sol, Madrid

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11 julio 2017 2 11 /07 /julio /2017 22:26

 

 

 

Terminaba una maratónica reunión del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, presidida por el Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, Presidente de Cuba, presidente del Partido Comunista de Cuba y del Buró político del Partido, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz (sepan disculpar si pasé por alto unos cuantos cargos más, pero es que se me empezaba a olvidar lo que quería escribir).

Antes de salir cada uno a la casa de su amante a bajarse su pomo de ron y lijar su pernil de jamón para disipar el agobio de seis horas de muela interminable, de una especie de Do sostenido del Comandante y la profunda, aunque secretísima depresión a que ello podía someter, la reunión exigía que todos votaran los puntos que se habían tocado durante los milenios que pareció durar el acto.

En el preciso instante, en que el genízaro de gesto adusto al referir su mirada al público y solícito al agacharse ante la escudriñadora vigilancia de Guarapo, invitó a levantar las manos a quienes estuviesen de acuerdo con las propuestas del Comandante, un asistente de una de las filas del medio, que había pasado aquél sucedáneo de “la eternidad”, aplaudiendo rabiosamente cada intervención divina, sintió una fuerte punzada que le recorrió desde el dedo pulgar e índice todo el brazo hasta la parte derecha del pecho, haciéndose particularmente insoportable el dolor en la base de la tetilla, el hombre hizo todo lo posible manteniendo el rictus impasible, como un maniquí de cera, por no torcer su gesto, no arruinar la fiesta de la pasión al Líder, al dios devorador del mal, hizo denodados esfuerzos por no emitir un quejido, ni siquiera un gruñido que pusiese sobre aviso a los asistentes vecinos de su asiento. Sólo si su esposa, sus hijos o su amante se encontrasen allí y le prestasen más atención a él que a Guarapo, habrían podido notar por la rigidez de las comisuras de sus labios, la palidez de su rostro y el agarrotamiento de sus dedos, que una parte suya reclamaba urgente auxilio al ánima de la discreción.

El genízaro, asombrado ante la insistencia del asistente en no alzar su mano dando a entender un voto negativo con su actitud, cosa que no había ocurrido jamás en décadas de reuniones, tuvo un rapto de suprema solidaridad, mostró un gesto en el límite de la lealtad y tras un prolongado silencio casi absoluto, roto únicamente por un flato del asombrado hermano achinado del monarca barbudo, se dignó a repetir al invitación por segunda y última vez, haciendo énfasis en ello, a votar la propuesta que como una bendición, bajaba en forma de lineamiento desde el trono Tropical.

El desconcertante y bravo asistente de la innovadora y pionera abstención, valeroso desacato de la sempiterna unanimidad revolucionaria, desoyó la invitación, ya presentaba signos de momificación, sus pantalones estaban mojados, las manos retorciéndose sobre las rodillas y su mirada perdida.

Entonces el genízaro, ya abandonando todo vestigio de complicidad con el inconsciente desgraciado, se dirigió directamente a él ante el escrutinio en el gesto de Guarapo y de su achinado hermano de vientre flojo, diciéndole:

-Compañero, ¿está votando usted en contra de los lineamientos de nuestro Comandante en Jefe?

-Agh- fue lo único que alcanzó a responder el temerario militante antes de balancearse hacia adelante y terminar cayendo de forma pesada sobre el suelo del teatro Karl Marx.

Sus vecinos de asiento conscientes de que tampoco era muy recomendable desvivirse por salvar a un presunto traidor, pero también impresionados ante la posibilidad de que todo pudiese acabar allí, lo socorrieron y animaron a los otros asistentes llamar a una ambulancia.

Unos días más tarde, el militante del Comité Central recuperó su salud y fue considerado definitivamente fuera de peligro por el infarto que había sufrido aquella fatídica tarde, cuando creyó que sería dado de alta del hospital, recibió la visita de un superior comunicándole que lamentablemente en el mundo se había difundido la noticia de que por primera vez, una medida del Comandante no había sido unánimemente respaldada por todo el Comité Central, y entonces desde el Buró Político se decidió,, que demasiado contemplativa e indulgente era la Revolución con elementos que la traicionaban de aquella manera vil y abyecta, pero no podían arrogarse el derecho que soberanamente le pertenecía al pueblo en nombre de sus dirigentes, perdonar semejante ultraje a los héroes, a los mártires de la revolución, al pueblo entero, por ende se lo envió a la Taiga rusa a cumplir veinte años de reclusión, empezando por construir el tren de Baikal Amur, siendo intercambiado por elemento ruso del PCUS que cortaría caña en la provincia de Oriente durante las horas de más sol por la misma cantidad de años, por haberse dormido en un acto de Leonid Ilich Brezhnev.

El cubano aguantó mucho frío pero a los pocos años llegaron la Perestoika y Glasnot y fue puesto en libertad, vagando durante algunos años por la Siberia en estado de enajenación mental, ingiriendo hielo con excrementos y bajándolo con vodka, hasta que una investigación periodística recuperó su curiosa historia y se convirtió de repente en un hito, en un ejemplo de las más altas cotas del coraje disidente, alternando premios y menciones con personalidades del tamaño de Lech Walessa y Vaclav Havel, en las principales convenciones internacionales de derechos humanos.

El ruso corrió una suerte menos afortunada, se cuenta que aún corta caña en algún área de castigo, pero que ni siquiera sus centinelas lo reconocen y saben diferenciarlo de los demás castigados autóctonos, ya achicharrado por el sol, sus ojos azules ennegrecidos por el hollín de la caña quemada, su idioma reducido  a sonidos guturales.

Los domingos, único día de descanso, el ruso y el cubano cada uno en su suerte,  se cubren de agua salada excremento y ron.

Asamblea
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27 junio 2017 2 27 /06 /junio /2017 14:48

Hoy asistí a un recital de rock. Había algunos fumando porros y otros pocos con cervezas, serían un diez por ciento del total de asistentes, pero subyace la idea de que el rock se baña de ríos de alcohol y se perfuma de cataratas de esencias lisérgicas, y hasta se montan dispositivos policiales alrededor de los conciertos para evitar los encuentros del tercer tipo con Belcebú.

En Navidad, no el diez ni el cincuenta por ciento, sino la totalidad de los feligreses despachan ingentes cantidades de alcohol en caldos, espumosos, espirituosos, bebidas blancas, licores, durante días interminables que luego se reanudan en Semana Santa y cada puente que conmemora cuanta superchería se tercie. Se montan dispositivos pero para cuidar a los viandantes beodos, a los sanos bebedores, a las almas del señor entregadas a un lapso de saludable e ingenuo retozo caníbal y desespero etílico. 
Y nunca vi relacionar el nacimiento de Jesulín con los ríos de vómitos, orín y heces que la ciudad debe metabolizar en esas fechas. 

¿Pusimos bien las fichas en el tablero antes de empezar el juego?

 

Borracheras de Navidad
Borracheras de Navidad

Borracheras de Navidad

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18 junio 2017 7 18 /06 /junio /2017 18:55

Spa de sábado a la tarde cuando toda España está a punto de ser devorada por cien mil millones de grados centígrados y la gente se dispone a atravesar sus últimos instantes de vida en bares, tascas, tabernas, terrazas consumiendo hectolitros de cerveza fría, casi congelada, cubitos de hielo de agua amarilla burbujeante emborrachadora y riñonera , sin el bouquet de la cerveza belga, ni de abadía alemana, ni el aroma de la stout irlandesa o el espesor de la ale inglesa pero acompañada de decibelios en las charlas y de montañas de tapas, pinchos, raciones, responsables de que España sea de los países el mundo en donde más se bebe pero también donde menos borrachos tambaleándose por la calle se ven. La gente bebiendo comiendo en la antesala de las llamas y el penúltimo infierno , mientras, yo que no bebo, metía mis pies en las duchas frías y escocesas del Spa.

Las piedras del suelo se clavaron en la planta de mis pies. "Como han andado estos pies" pensé, el trayecto desde un lugar a otro, y de ahí al de más allá, atomizados, desperdigados los caminos como tras el Big Bang mis pies enloquecidos anduvieron por todo lo que conocieron como "el universo", también caminaron sobre sábanas limpias, sobre tumbas, sobre la mermelada del amor y resbalaron en la mostaza del engaño. Las piedras de las duchas son de canto redondo.
"Como se reirían si estuviesen aquí los negritos que se escapaban de clases como yo, para ir a tirarse de cabeza en la cueva de los tiburones en el malecón de la Habana", era un espectáculo verlos caminar hasta el borde descalzos por el las rocas de "diente de perro" sin emitir el más mínimo quejido, me mirarían en el Spa con la misma sonrisa socarrona que me miraban en el malecón cuando tras intentar emularlos descalzo, pinchando cada rincón de sensibilidad en la planta de los pies y no llegando jamás al borde, decidía hacerlo con esas chancletas negras de Kiko Plastic bajo las canillas escuetas y pálidas, que luego una vez en el agua colocaba en las manos.

Una vez le pregunté a Chucho , amigo desde los diez años, por qué el podía caminar por el diente de perro sin problema, si era porque la planta el pie de los descendientes de africanos era más dura que la de la heterogénea mezcla que me precedía, o por la práctica desde pequeños, me dijo que no lo sabía pero que él descendía de cimarrón (a toda la gente que conozco le encanta fantasear con la existencia de un noble en la prosapia familiar y no hay mayor nobleza que aquellos esclavos que escapaban al monte y formaban palenques envejeciendo en libertad) y que por eso en su familia todas las mujeres tenían tremendo culo y los hombres tremendo pingón , pero sobre la planta de los pies nunca había preguntado. En fin, en ese punto el complejo de inferioridad por la dureza del calcañal era el menor de los complejos. Pero quería ganarle en algo, y le dije "Chucho, oka, tú tienes el calcañal duro y yo no y lo del rabo lo dejamos en veremos, pero vamos a ver quien nada más lejos". Lo negros no se alejaban de la orilla en el malecón y mucho menos en las playas de arena, es un hecho que observé durante años en Cuba, en Brasil, en varias playas de América e incluso en las europeas, suele ser tabú hablar de esas cosas pro a mi me encantaba y a mis amigos y amantes negras también porque nos sacábamos la careta, tal vez también porque yo no era un blanco cubano, no tenía el más mínimo prejuicio aunque sí eran muy enigmáticas para mi las marcadas diferencias que había entre blancos y negros por más que fuese políticamente correcto no hablar de ello. Le pregunté si como raza había algo en las profundidades que les ocasionaba desconfianza, desaprensión, temor.

Chucho era negro pepillo, de familia de guapos pero él era rockero, decía brother y friend más que asere y nahue, y me dijo:

"Brother, la verdad es que no lo había pensado"

Años más tarde supe que tanto la cueva de los tiburones del malecón, como el Golfo de México, como San Salvador de Bahía, la bahía de Santiago de Cuba, la de La Habana, se infestaron de colonias de tiburones no por un hecho fortuito, sino porque los esclavistas arrojaban al agua a todo aquel africano que llegaba magullado, enfermo, desalmado, hecho jirones, a las costas Americanas y no servía para ser vendido como fuerza de trabajo.
Entonces entendí porque los compinches de fuga de clases descendientes de africanos, con que pasaba la tarde saltando al agua en la cueva de los tiburones del malecón, caminaban por encima del "diente de perro" como si volaran, como si ni siquiera caminasen, algunos incluso saltaban desde el mismo muro del malecón hasta el agua pasando a centímetros de la roca y nunca chocaban ni se raspaban con ella y porque esa temeridad se esfumaba a la hora de alejarse unos metros de la costa.
Así que continué dando pequeños saltos sobre las piedras de canto rodado del Spa, pensando en el bullicio de la calle, las cervezas que ya no bebo las que bebí, recordando a Chucho y sus veleidades de cimarrón y homenajeando a todos esos caminos que mis pies anduvieron, con o sin chancletas de Kiko Plastic.

Cañas y tapas en León; "La echazón de esclavos al mar"Cañas y tapas en León; "La echazón de esclavos al mar"

Cañas y tapas en León; "La echazón de esclavos al mar"

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11 junio 2017 7 11 /06 /junio /2017 16:03

Me quedé cuidando a mi hijo menor porque su madre debió salir afuera una semana y entre que tengo la sospecha de que las paredes de pladur de mi nuevo apartamento son las causantes del asma persistente y entre que es más cómodo estacionar en el barrio de Eras de renueva que en el casco histórico, decidí que sería mejor quedarme a dormir en el departamento de Pat y mi hijo.

Desde el primer día sentí una especie de alivio, la relajación de unos tendones imperceptibles, supramusculares, ubicados probablemente en nuestro entorno pero en una dimensión diferente, son esas cuerdas que tiran causando molestias cuando el hambre y la sed están saciadas, cuando han sido gozados todos los placeres deseados, cuando no hay urgencia aparente. Esa soga que tira y molesta en algún lugar impreciso, abrió el diámetro de su lazo y se distendió, como si se tomase un receso.

Cuando nos separamos dividimos las monedas pero yo decidí que todo lo material, muebles, cuadros, adornos, piezas con o sin valor se lo quedase mi ex mujer y mi hijo por dos razones, una es que soy criado al viejo estilo caballeresco, y aunque en efecto, no deje de ser un acto machista, me veo mucho mejor dejando en las mejores condiciones a quien le hizo tanto bien a mi vida que andar racaneando mitades de blasones empolvados, pero ojo que los que así actuamos somos los peores, en este tipo de cosas visible no soportaría tener mácula alguna, precisamente para poder arrancarte la piel a tiras en áreas menos obvias. Yotra razón es porque someteríamos a mi hijo a cambios muy bruscos en medio de la pre adolescencia, dejaría un barrio con todos sus amigos por uno desconocido, una casa de tres plantas con jardín por un departamento amplio y luminoso pero departamento al fin y al cabo, y un hogar con una composición familiar mermada, así que deduje que cuanto más pudiesen conservarse la apariencia de las habitaciones, los baños, el salón y la cocina sería mejor.

Ayer además mi hijo se fue a dormir a casa de unos amigos y me quedé leyendo en el sofá, mirando de reojo adornos conocidos, yendo del living a la cocina o al baño entre cuadros familiares. Hoy a la mañana fue la primera vez que me bañé en esa ducha, pero cada neceser cada adorno, las conchas marinas, los canastos, los cuadritos colgados en la pared eran los que me habían acompañado o habíamos ido adquiriendo en los últimos veinte años.

Mientras me secaba sonreí porque me di cuenta que en realidad las cosa son de una manera y de otra al mismo tiempo, al aceptar Pat quedarse con las cosas de volumen, y al haberme pedido que hiciese yo la mudanza de su casa lo cual me permitió colocar cada cosa como había estado, ducharme al cabo de un rodeo más o menos productivo, exitoso, "adrenalinico", mirar alrededor sentir el descanso de ese tendón intangible, una caricia atemporal, un aliento eterno, entoallarme frente al espejo con los reflejos de tantos yo como había habido, me hizo sentir centro de atención de almas en deriva, protegido bajo la sombra del ombú, me di cuenta que el destinatario final del regalo había sido yo, enmarañado, enmascarado, disimulado en la excusa del nosotros. Una esquina ventosa abierta a la avenida, del lado opuesto es un rincón umbrío protector de los recuerdos.

Al salir pisé una chinche que me devolvió al ardor, a la pugna, a la tensión, al alerta y al dispendio en cuentagotas de bondad y misericordia.

Nadie es profeta en su bañera

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