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25 agosto 2012 6 25 /08 /agosto /2012 15:59

 

 

 

Con motivo de la reciente visita a Noruega, recordé esos comentarios tan extendidos en todos los ámbitos, que aseguran que en los países nórdicos se vivirá bien, pero que la tasa de suicidios es la mayor. Y recordé a Durkheim con sus cuatro clases de suicidas, y su opinión de que los ateos o protestantes se quitaban más la vida que los católicos o judíos. Al grupo de los suicidas altruistas pertenecerían los fanáticos militaristas, los hoy coránicos o los hasta ayer mismo seguidores de Bush. Y a los egoístas los carentes de fe en lo sobrenatural, en lo divino. 

El tema ha resultado siempre de mi interés porque acaso durante un tiempo más prolongado del que me gustaría admitir aunque menos de lo que me temo, me encontré formando parte del coro de este colectivo, pero a la manera que describiera Hermann Hesse en el lobo estepario, diciendo algo así como: " más que el que comete el acto de acabar con su vida, el suicida es quien vive constantemente con la navaja en las inmediaciones de su muñeca".
No me imaginaba otra razón para situar a los habitantes escandinavos entre los menos amantes de la vida que el hecho de que al tener resueltas tantas necesidades vitales, la angustia se quedase muy desprotegida de los artilugios y barnices en que suele estar entretenida en la mayoría de los casos. Como una zona llena de burgueses de buena vida, que sin embargo caminan constantemente sobre el enorme riesgo de tener el "Yo" completamente expuesto, el sentido de la existencia permanentemente evaluado. Me hacía más adepto a esta percepción comprobando que por el contrario los Estados con menor número de suicidios per cápita ostentaban el común denominador de la pobreza extrema.
Y entonces encontré esta estadística de la cual anexo el enlace, que aún sin dar del todo las espaldas a aquellas que dicen conocer casi todos los interlocutores de cualquier latitud cuando se habla de Escandinavia ya que coloca a Fiinlandia en el puesto número trece, arroja sin embargo un resultado más sorprendente aún para mi. De los diez primeros países con mayor tasa de suicidios, ocho fueron dictaduras del proletariado socialistas o aún lo son. 

 La primera es Rusia, la gran madre patria en la praxis del comunismo científico y en la perversión del socialismo utópico francés. Los dos países no ex socialitas que aparecen entre los diez primeros en esta estadística, son Corea y Japón, de politicas inconfundiblemente capitalistas, pero de una tradición en disciplina colectiva y de estricto acatamiento de las leyes y normas, que los sitúan en lo referente a la conducta social más emparentados con las sociedades regidos por dictados que los que disfrutan de la diversidad de opciones. 

En los años en que viví en Cuba, la más profunda muestra de insumisión a los dictámenes verticales que tuve oportunidad de presenciar, incluso más integral que la rebeldía , era el cese del entusiasmo por la vida, expresado bien con un agudo alcoholismo que confluía en muerte o deliriun tremens, en la depresión más absoluta, en la locura, o directamente en el suicidio. Claro, no existían estadisticas de absolutamente nada que no tuviese relación directa con los pretendidos logros del gobierno, de manera que si la realidad se atuviese a los resultados de los censos, en Cuba no habría prostitución, ni descontento social, no habría censura, presos politicos, abusos policiales, no habría drogadicción, ni enfermedades de transmisión sexual, no habría pobreza, ni siquiera alcoholismo y por supuesto; no existiría el suicidio, la mayor afrenta al sistema más anhelado por el hombre, la sociedad de la vida. Motivo que convertía en imputable penalmente a todo aquel que incurriese en un intento fallido. El suicidio estaba prohibido, perseguido y penalizado por la ley. 

Aún así la gente se quitaba la vida de todas las formas imaginables, siendo las más folclóricas el ahorcarse de una guásima o arbusto similar, arrojarse de un edificio, abrirse las venas, incluso indirectamente cayendo preso o adentrandose al Atlántico caribeño en un emparchadísimo neumático de tractor ruso, para cubrir la distancia que separa la isla con la Florida, pero había una manera de suicidarse en Cuba, que de por sí debería reservarle un sitio de honor en esa lista por su calidad, ya que no por la cantidad: el bañarse en kerosene o luz brillante y arrojarse uno mismo una cerilla encendida con los propios dedos, se rumoreaba que la mayoría de personas que usaban este drástico pasaje a las dimensiones próximas siguientes, eran mujeres y lo hacían por desengaños amorosos, lo primero era fácilmente comprobable, lo segundo solo a través de un medium. 

El mundo al que la isla está por despertar de su largo sueño pesado, es menos asfixiante y opresivo pero está lejos de ser halagüeño y sobre todo de recibir a nadie con los brazos abiertos, solo espero que en el futuro cuando se permita la publicación de las incidencias sociales, Cuba no mejore ese puesto en tal perturbador escalafón y que los desengaños amorosos hayan encontrado un tipo alternativo de alivio.


Ocho poblaciones ex conejillos de india de un fracasado experimento igualitario están entre las diez que menos valoran la vida.  Interesante dato conque el finado de Durkheim no pudo contar a causa de la cronología, y con el cual de seguro habría confeccionado un jugosísimo quinto grupo de tomadores de decisiones terminantes. 
Personas que se privan de la vida a fin de evitar los interminables estertores de una sofocante existencia.

  Un grupo más expeditivo que apático.

 

 

 http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_tasa_de_suicidio

 

 

 

 

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16 agosto 2012 4 16 /08 /agosto /2012 13:29

 

 

Desde el borde de un acantilado conocido aquí como fiordo, mientras el viento y el salitre del norte entran en contacto con el bronceado andaluz de la pasada semana, me siento a rumiar el remanente de la conversación que tuve la ocasión de mantener con un parroquiano en el bar donde decidimos que desayunaríamos cada día de los nueve que permaneceremos en esta idílica zona del planeta, en la población de Beitostolen, Noruega a unos doscientos cincuenta kilómetros al noroeste de Oslo.

Tras dejar absolutamente limpio el plato de restos de la nutriente yema de huevo extraído según la dueña de las gallinas de su corral y de la ya no tan inmaculada salchicha de marras, cuando la troupe compuesta de mi hijo y mi mujer nos disponíamos a regresar a la cabaña, a por el pequeño descanso post desayuno que me tomo en las vacaciones antes de un día de excursión, se me ocurrió tomar un tazón más del desabrido y sin embargo acogedor café de las estepas vikingas: - Vayan, que un par de minutos los alcanzo- fue lo que les expliqué para tomarme ese indispensable momento del día en que uno está solo y con posibilidad de colectar su pequeña anécdota personal , privada e intransferible, o bien el halo de misterio que permita recrear alguna en la imaginación y no tener necesariamente que esperar al regreso del viaje para compartir las historias pudiendo hacerlo cada noche con más o menos sazón entre los acompañantes de turno antes del chapuzón en la almohada. Mi esposa aceptó la invitación sonriente, pocas cosas al cabo de un café, huevos y salchichas, son menos reconfortantes que compartir mi mal humor matutino.

Cuando llevaba la taza por la mitad se sentó a mi lado un hombre que aparentaba tener mi edad y menos malas pulgas a esa hora ya que me saludó sonriente con el God morgen de casi todos aquellos rubios habitantes de tierras rodeadas de arenques y salmones de Alemania hacia arriba. Le contesté en mi rudimentario inglés, y me hallé naturalmente comunicativo teniendo en cuenta que la parla se daba antes de mi segundo café.  Al cabo de un rato nos habíamos contado de donde éramos , que hacíamos allí y lo agradable que aquella zona nos parecía, aunque dudo que cualquiera de los dos persiguiese otra cosa que relajarse un poco soltar la lengua  y ejercitar el arte perdido de que alguien nos prestase una pizca de atención. Pero entonces salió el tema de la crisis española, aún cuando le había dicho que soy argentino pero vivo en España, se ve que o bien lo dije de manera que únicamente lo entendiese yo, o bien que Argentina le sonaba menos que el sánscrito, entonces admití la charla sobre mi patria de acogida, ya que en efecto allí radico, mi estómago se alimenta de sus víveres mis pulmones de su aire y mi escaso entusiasmo de su actual realidad socio económica.

El noble conversador noruego se manifestó intrigado e incrédulo acerca de las noticias que muestran en los noticieros de su país como en el sur rendido, la política nacional se centra en beneficiar y proteger cualquier posible malestar que puedan tener los grandes bancos y la gran patronal en general, propiciando todo tipo de leyes y reglamentaciones que faciliten el despido y la explotación  de los trabajadores a los empresarios menos escrupulosos o más vetustos, de lo cual en España existe un nutridísimo catálogo capaz de provocar el aburrimiento del más interesado de los analistas.  El capítulo de la larga lista de injusticias que se están fraguando en el oculto programa del partido gobernante, que  encontraba particularmente más difícil de creer, era el de los desahucios. Per, quien así se llamaba según me confesó, decía que en su país era impensable que se protegiese los intereses de unos delincuentes como habían sido algunos bancos en la actual crisis, hasta el punto de dejar en la calle a una familia, y decía que él pensaba que  la televisión Noruega, persiguiendo directrices del poder político del norte  que procuraban ahorrar en los gastos de rescates a países europeos en problemas, exageraba la situación al punto de decir que los desahucios  se producían incluso cuando había niños y ancianos, que no importaba siquiera que estuviesen enfermos y que hubiese bebés, que los mandaban a la calle sin más, y que encima se estaba persiguiendo aprobar la supresión de toda ayuda a quienes fuesen indigentes o parados de larga duración, o sea a los que peor estaban mientras se aprobaban multimillonarias ayudas a las entidades financieras  más caras,  corruptas deficientes y que más dinero habían distraído en beneficio propio, o sea, a los que mejor estaban.

Fue entonces que experimenté por primera vez el sentimiento de ser en parte español desde un ángulo desde el cual nunca lo había vivido, tuve vergüenza de admitir la verdad.  Aún cuando soy un opositor frontal a la política de deterioro de los derechos y la modernidad que está llevando a cabo el actual gobierno, no pude en este caso asentir con el mismo vigor que lo hago en el resto de mi cotidianeidad, me dio una profunda vergüenza, como si en la observación más examinar a España me estuviese desaprobando a mi, como si se cuestionase de algún modo mi propia aptitud junto con la capacidad de esta España para formar parte del proyecto humanista que debe significar Europa en diferencia al resto de capitalismos. Fue un sentimiento repentino, ya que casi en el acto me repuse y con todos los bríos le dije _ Sí, soy parte de esa sociedad, pero ni les he votado ni les apoyo. Y continuamos hablando de aspectos más gentiles de la mañana, de la generosidad de los paisajes en aquellos pagos y del apego de los noruegos por marcar cada producto con el precio más alto del mercado. Aunque luego, según el el sueldo medio que me comentó ganan los trabajadores por allí, el país llegó a parecerme incluso barato.

Una vez en el acantilado, mientras me preguntaba como podían llegar las gotas de aquellas olas hasta allí arriba, vi a mi mujer y a mi hijo en la misma posición que yo, acuclillados de frente al océano, y les iba a comentar mi particular anécdota de la conversación con el noruego de unas horas antes, pero el sonido del viento y el mar me habrían obligado a castigar el edema de mis cuerdas vocales, podría contárselo en algún momento menos idilico, cuando ya estuviésemos en casa, esperando otra vez a que fuese viernes para que Rajoy anunciase un nuevo recorte a los españolitos de a pie, los que no tuvieron otra parte en esta crisis que su abulia y el excesivo énfasis puesto en el baile al son de la macabra música marcada por los beneficiarios de ayer y de hoy. 

 

Per no me había tomado un examen a mi, solo estaba compartiendo una charla de café con un desconocido, pero ofició como un llamado  del ánima del poeta perdido, de la España con el alma en pena: _ Si te sientes de esta tierra, ayúdanos tú también a cerrar el ciclo-

No sé que figura estaría yo ocupando en la cosmogonía del lugareño, probablemente la misma dada la infructuosidad de separar a los actores de una escena, el último suspiro del poeta maldito y entre ambos una deidad intermedia, Babalú Ayé.

 

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12 agosto 2012 7 12 /08 /agosto /2012 02:24

 

 

La última pregunta- me espetó el entrevistador- ¿ Cómo son las relaciones actuales de Cuba con Estados Unidos?– Perdón, pero no me encuentro capacitado para responder eso- fue mi respuesta y entonces el periodista pasó a otra última pregunta que guardaba en la recámara.

Una vez transcurridos unos minutos después de terminada la entrevista me quedé pensando en como habría podido aprovechar la cuestión para comentar aspectos de mi interés, acerca de los que puedo opinar sintiendome a gusto. Pero esto me ocurre en la vida casi con todo lo que expreso por medio de la voz. Si se me permitiese echar la cinta atrás indefectiblemente siempre cambiaría algo, aunque fuese solo una coma, quizás con la salvada excepción de esos exabruptos que encajan perfectamente en las situaciones. Las maldiciones. Tal vez esta sea una de las razones por las que prefiero manifestar mis pensamientos a través de la escritura, la otra es no escucharme en mi tono ligeramente nasal.

Pensé que tal vez no pueda hablar de cifras y datos respecto de la actualidad de los convenios, quizás no pueda dar fe de las transacciones y negociados entre estos dos países más acostumbrados a las hostilidades que a la convivencia. Quizás no pueda comentar el modo exacto en que se están comenzando a fraguar las capitulaciones de los postulados, de los juramentos, del absurdo, de la crueldad  y de la tozudez en ambas orillas a lo largo de más de medio siglo; pero sí que me habría gustado pasear mis apetencias e inquietudes en el viscoso terreno de las suposiciones.

Me hubiese gustado dirigirme a los cubanos que desde hace un tiempo más que prudente, vienen depositando su confianza en que tarde o temprano  la democracia occidental terminará por darle un merecido a los déspotas que los enviaron al exilio, a las prisiones o al ostracismo, y advertirles que se fuesen haciendo a la idea de que posiblemente los gobiernos de  las potencias capitalistas entrasen en una creciente amnesia paulatina, en la medida que también con la misma vertiginosidad atacase a la memoria de la dirigencia cubana, compuesta de los mismos que combatieron a sangre y fuego toda proximidad al capitalismo, a la democracia, a la sociedad de consumo ( exclusivamente para los representantes del vulgo, mientras en las familias de la dirigencia esas estrictas normas hallaban cierta relajación).  Solo por preservar la salud sería conveniente que tuviesen en cuenta al menos que existe la posibilidad, ya no tan remota, de que al quitar las barreras que al gran capital transnacional le ocasionaba severo malestar, al tiempo se diluyan los rencores bajo el peso del mercado, y comience un repentino romance entre los gobiernos occidentales y los mismos tiranos de siempre de la isla, sin cambiar siquiera la fachada, sin arrojar el látigo al abismo, sin pedir perdón por los desmanes, por los crímenes, por el asfixiante abuso sobre los abusados.

Una vez que puedan instalarse sin trabas las transnacionales expropiadas en el pasado o sus vástagos ¿ para qué persistir en el enfrentamiento?. Se dirán unos a los otros: “Negocios son negocios, no había nada personal”, harán borrón y cuenta nueva.  En definitiva ¿ quién está más apto para llevar los asuntos de un ministerio que alguien que ya tiene en su agenda los datos de todos sus homónimos en el mundo? Y por otra parte ¿ que utilidad podrán tener todos esos bregados luchadores por un mundo mejor, por justicia, por equidad e igualdad de oportunidades, frente a un manojo de pusilánimes de escasísima vergüenza que además de contar con la ventaja de una moral absolutamente moldeable, tienen también las riendas de las fuerzas represivas?. Por las dudas.

Yo me curaría en salud y recordaría por unos instantes quienes fueron los que comandaron los cambios  nada más ni nada menos que en la Unión Soviética, desde un Gorbachov y un Yeltsin , ambos dirigentes del PCUS en sus regiones de nacimiento y cómplices de cuanta tropelía se cometió bajo sus mandos cuando no responsables directos, hasta el ex agente del KGB Putin,  sin embargo cambios que resultaron ises del  campo socialistaue de ron los que comandaron losi cambios cia, por equidad e igualdad d eoportunidades una vez que de abruptos y radicales,  sin el más mínimo rastro de alguna utopía socializadora de las riquezas, ni siquiera de minimas garantías para los ex adorados proletarios. Desde occidente solo se les exigió que abandonasen sus posiciones políticas, no sus cargos. 

Sucede un tanto de lo mismo en Cuba.  Esa especie de obsecuentes  que al auto proclamarse comunistas cuentan con prebendas y privilegios frente a quienes  piensan de otro modo o simplemente presentan algún grado de pudor, y que han conformado en la práctica la totalidad de los burócratas en el poder de los países socialistas, habrán sido cualquier cosa menos comunistas y a su vez son quienes más daño han ocasionado a la percepción universal de dicho disparate de sociedad dictatorial y por ende imposiblemente igualitaria, convenientemente disfrazada de clímax, de no va más , de súmmum de las sociedades resumido en el principio marxista de: “ a cada cual según su necesidad”.

Cada amordazado, cada alcoholizado por la paranoia, cada reprimido, cada preso, cada disidente, cada rockero, cada espíritu libre aprisionado, cada exiliado, que pretenda que al cabo del gobierno de los gerontes hermanos, una vez extintos lo actuales parámetros socio económicos de gobierno de la isla, tendrán acceso a dirigir la construcción de una nueva sociedad, no olviden del todo el arte de resistencia y la persistencia, ni distraigan en la carretera sus petates de eternos opositores, tal vez conserven su razón de ser.

Podemos observar como alfiles, caballos y torres de los aparatos del establishment cubano ya se están aprovisionando a tiempo de pequeñas anécdotas de diferencias con la dirigencia, asegurándose una parcelita paradisidente de cara al experimento venidero. Ya pululan conversos coroneles, ministros, cancilleres, todo tipo de lacra que en su momento se emplearon con dureza contra  quienes escuchaban en el malecón a Grand Funk Railroad aplicandoles una mancha en el expediente acumulativo que les acomapañaría de por vida bajo la acusación de "diversionismo ideológico" o de "desafecto" por escuchar a la recien hoy legalizada Celia Cruz después de cincuenta años, quien en vida no pudo regresar a su país y cuyas canciones prohibieron ya que al parecer, su "Bemba Colorá" incitaba a subvertir el orden, o bien a quien deseaba leer “Paradiso” de Lezama Lima, literatura hippie o consumir cultura beat y ya con extrema contundencia a quien se le ocurriese exigir su prometida porción de libertad.

De entre aquellos que oí decir a viva voz para ser  escuchados en los cuatro rincones: ¡Socialismo o muerte!, dudo que uno solo esté dispuesto a morir por causa alguna que no sea el empacho de víveres, y menos aún que alguna vez, ni siquiera en sus peores pesadillas hayan hecho el más mínimo gesto de socializar algo propio.

Entiendaseme bien por favor, nada más distante que pretender que esas almas repletas de un inquietante vacío sólo habitado por la pusilanimidad más abyecta, aguarden fusil en mano, ateridos y aterrados  en la noche de la Sierra de El Escambray, el intercambio de disparos que los ubique en el único extremo posible hoy de su tan cacareado dilema; pero que al menos tengan el decoro de dar un paso al costado y sólo levantar la mano cuando sea el turno de los arrepentimientos y las excusas.

Me temo incluso que llegará el momento, en que para ciertos organismos de poder occidentales que alentan desde afuera a la disidencia, personas como Payá podrán pasar a representar una rémora, un incómodo testigo de la carencia de toda ética.

Y aunque  por supuesto todo esto deba permanecer en cuarentena al tratarse de una premonición elaborada con ingredientes de mi propia huerta, solo por si en este caso la excepción de la regla me consagrara con el don del acierto, no estaría de más que quienes han sido oprimidos  por la tiranía se hiciesen a la idea de una prolongada peregrinación en las antípodas. O como minimo a tener que compartir cama con los alacranes.

O quizás no haya dicho nada de esto cuando el periodista  me hizo lo que iría a ser la pregunta del estribo, porque aún existe una tercera  razón por la que prefiero escribir lo que pienso en lugar de decirlo, es que hablando puedo llegar a ser tan vehemente o por el contrario tan cínico que de ese modo cobran varios enteros mis posibilidades de acertar en los presagios.

 

 

 

 

 

 

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24 julio 2012 2 24 /07 /julio /2012 01:39

 

 

Acaso lo que más me ha impresionado acerca de la muerte del disidente cubano Oswaldo Paya, no sea ni el enorme semillero de posibilidades de fantasear con que haya sido uno de esos accidentes  inducidos por la buenaventura infinita para algunos, ni tampoco la casualidad de que los fallecidos fuesen los dos molestos opositores  al  despotismo estructural.
Lo que más me ha llamado poderosamente la atención, es la portada del periódico Granma, que no hizo ni una sola mención al accidente y solo en su interior una pequeña esquela que ni siquiera le dedica el honor de colocar su nombre en el titulo ni hacer mención de su actividad.
Ni siquiera por tratarse de la persona que logró presentar las requeridas  firmas para promover el Proyecto Varela que se proponía abrir el debate sobre una transición democrática, rechazado por el  sempiterno gobierno, aportando el manido argumento de que era una estratagema de los Estados Unidos para derrocar a la dictadura del proletariado.
Esa falta absoluta de respeto, de reconocimiento caballeresco de un rival digno, que probó su valor frente a un rebaño de corderos serviles, cuando se trataba de la relación con el poder y de una manada de lobos feroces cuando se giraban hacia la población, es quizás el mayor llamado de adeptos a su causa por la indignación que despierta tal desaire, error en el que incurren una y otra vez los represores de toda latitud e ideología.   

Más allá de toda consideración, de cualquier diferencia de criterio con las ideas de Payá, lo que no debe ser pasado por alto es el enorme valor que un ser humano tenía que dedicarle al asunto en 2002, para plantar cara con semejante disparidad de fuerzas a un poder que había mostrado tolerancia cero con cualquier grado de oposición, por mínima que fuese. 
Lo que no pueden negarle ni sus más acérrimos opositores, ni sus críticos mas enconados es la perseverancia en los principios más humanistas, de un pacifismo proverbial, llevando esta conducta a niveles profundamente cristianos. Predicando con el ejemplo. No se lo puede acusar de ningún atentado por leve que fuese, ni siquiera en respuesta a los tantos padecidos por él y sus acólitos. Este aspecto distintivo es donde radicaban las excepcionales condiciones éticas de Payá, fue tanto el que lo convertió en un ser que generaba controversia entre los extremistas de toda índole, así como será el rasgo más dificil de suplir y donde será más sentida su pérdida.
Pienso que aparte de la consistencia que deba tener el producto que se intenta vender en política, resulta igualmente importante sino más en algunas ocasiones, la calidad humana del vendedor. Su forma de vivir, es la mejor manera de presentar la sociedad a la que invita a formar parte. Definitivamente, aun cuando se tratase de una ideología distante a las que apruebo y suelo adherir, estoy más dispuesto a creer en el buen desarrollo de una propuesta si parte de quienes son capaces de enfrentarse a la intolerancia, al inmovilismo o al miedo, mediante la persuasión, intentando convencer antes que vencer, poniendo en práctica una paciencia que sólo puede ser sostenida con importantes dosis de convicción y con nutrientes propios de la honestidad.
Obviar la muerte de un digno rival y en su lugar colocar una nota sobre un partido de beisbol que Cuba ganó a Puerto Rico en Haarlem, los resultados de un enésimo pleno del Partido Comunista, y algún anacronismo engañoso más por el estilo, no habla de la calidad del despreciado, sino de la del ofensor.

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17 julio 2012 2 17 /07 /julio /2012 22:31

 

 

 

En una de sus escasas apariciones públicas para enumerar una serie de medidas de escaso brillo y voluptuosidad, Rajoy nos dijo que lo único que debíamos preguntarnos, es si dichas medidas serían de alguna utilidad, y se atrevió a aventurar lo que pensaba al respecto, tan reservado y modoso generalmente, nos sorprendió con un sí, tan falto de energía y claridad como todo lo que nos viene contando desde el hundimiento del barco Prestige hasta nuestros días. 

Sin embargo pienso,  que podríamos adicionar alguna que otra pregunta más.

¿ Son realmente tan malos gestores que no han dado ni una sola vez, no digo ya en el centro de la diana, sino en alguna parte del blanco?. Sinceramente, y créaseme no es por un repentino afán de elogiarlos, no me resulta fácil creermelo. Al César lo que es del César.

Pueden no gustarme nada sus pintas, sus ademanes, los colores de sus camisas y corbatas, y puede que nunca vaya a sacar turno para la barbería donde se acicalan y consiguen esos peinados ondulados con pitipa incluido. Pero debo reconocer que fueron  matrículas de honor en sus Universidades,  que escasísimas cosas en el mundo les gusta más que la "pastuqui", como algún tristemente famoso representante  de sus filas le llamaba eufemísticamente al dinero, y es muy difícil de suponer que cualquiera de nosotros tenga más idea de economía que ellos. Podría ser una pretensión muy peligrosa, porque nos conduciría  a que encima después de todo este desaguisado, les terminásemos perdonando, porque los pobrecitos no tenían ni idea.

Y si fuese desconfiado pensaría que nada más lejos que eso. Si no me tuviese por un ser inocente, podría llegar a creer que aquí de improvisación y de tientos no ha habido nada. Eso se lo podríamos dejar a  la segunda legislatura de Zapatero, en la cual se notaba que el hombre llegó un momento en que no sabía ni por donde pisaba.

Si en lugar de ser como soy fuese de otra manera acaso pensaría que estos están caminando por una cornisa que hace años anhelaban pisar con todas sus fuerzas, y que nos están llevando con ellos en ese peligroso paseo, con la diferencia de que ellos van muñidos de los mejores arneses del mercado y el resto caminando con las alpargatas  gastadas.

Otra pregunta que me asalta cada vez que los escucho hablando de la herencia recibida del anterior gobierno es: ¿ habría ganado unas elecciones el candidato más soso y perdedor de la  Historia política española de no ser precisamente a merced de esa “herencia”?

 Mariano Rajoy fue puesto a dedo por el entonces presidente de España y del Partido Popular, solo para que hiciese el trabajo ejecutivo, desempeño en lo cual puede resultar correcto, ya que Aznar optaría por no volver a ser presidente, lo cual no significa que desistiese de dirigir al país entre bambalinas, de hecho continuó dirigiendo su partido durante toda la primera legislatura de Zapatero cuando le tocó a Rajoy permanecer en un segundísimo plano a pesar de ser el secretario general. Hasta que en un arrebato sorprendentemente se llenó de valor y de sentido de liderazgo y de manera magistral se quitó de encima los lugartenientes que llevaba a toda hora escoltándolo a presión y marcándole la agenda y la política al detalle, a saber Zaplana y Acebes, dos pesos pesados del aznarismo y la aznaridad, parafraseando al entrañable y extrañado Vázquez Montalbán. Siendo únicamente a partir de ahí cuando nuestro actual presidente mostró ciertas señales de estar vivo y al mando de su Partido.

Aunque todo hace pensar que de haber continuado el constante orgasmo que según el ministro Zerolo le producían a él como a tantos de nosotros, las políticas y logros del ejecutivo de Zapatero, Rajoy no habría podido ni siquiera disputarle una carrera a un cojo, pero se presentó la mayor crisis mundial desde el 1929, todavía no se sabe ya que no ha concluido si mayor aún que aquella, y  con epicentro precisamente en los activos tóxicos bancarios y en la burbuja del ladrillo, materias ambas en las que España podía presumir de ser un acreditado campeón. Además fueron palabras del mismísimo Rajoy cuando tuvo lugar el traspaso de mandos, que nunca se había dado una entrega tan pulcra y detallada de todo tipo de datos y documentos.

Rajoy no es un personaje pensado ni formado para dirigir, precisamente las características que lo hacen óptimo como peón, lo inhabilitan para tomar decisiones trascendentes con un resultado mínimamente aceptable. No está pensado para ganar, ni siquiera para disputar algo, está concebido como una pieza de gran capacidad de resistencia dentro de un engranaje  de tracción, lo más alejado posible del motor.

No es más ni menos  que un elemento útil en manos de ideólogos con un plan perfectamente determinado, y me temo que ese está siendo el caso de estos días.

Cada una de las medidas que está presentando como necesarias para salir de la crisis, en beneficio de un aumento de poder de la gran patronal y el mundo financiero, están en los genes de cualquier partido de derechas del mundo , más aún en los españoles que  mantienen su tradicional perfil ultra conservador, siendo de dificil planteo ya que la democracia, que jugó su papel improtante en favor de los dueños de los medios de producción en un principio, ha tornado un arma de doble filo, y suele desaconsejar el proselitismo antipopular, pero esta vez el panorama estaba mejor que soñado.

Vienen deseando introducir aunque fuese un diezmo de estas leyes, como gran objetivo ideológico, desde que cayeron los países mal llamados socialistas de la Europa cenicienta, y con ello comenzaban a holgar los onerosos derechos concedidos a los eslabones más débiles de la sociedad, para que no les picase demasiado la curiosidad de cómo sería instaurar la cacareada sociedad  donde mandasen los temibles canónes del proletariado, siguiendo el espantoso ejemplo de allende los muros del Este de Berlín hacia las heladas estepas rusas.

 En resumidas cuentas, sin no fuese por este mar de candidez podría inclinarme a creer no solo que las fuerzas que tan decididamente están llevándonos hacia un panorama desolador, continuando en la senda  de los recortes sin importar las contraindicaciones del mercado un día tras otro, no se están equivocando ni siquiera atendiendo a las consecuencias negativas en la bolsa, la prima de riesgo, y los índices macro del mercado,  no solo a creer que no lamentan en absoluto la inutilidad de dichas medidas para modificar los vectores de la crisis, sino que podría pensar además, que la actual situación de pánico al abismo que existe en las clases medias y bajas en los países desarrollados; aún en el caso que creyese que no está generada y patrocinada con el objetivo de poder instalar el panorama social al que tanto anhelaban retornar, en ese caso probablemente pensaría que nadie en su sano juicio se atrevería a  negar  que  les ha caído como lluvia de verano.

Como anillo a la falange.

 

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15 julio 2012 7 15 /07 /julio /2012 20:49

 

 

 

El estadio entero contuvo la respiración.

Solo unos minutos antes quedaban tres contendientes dirimiendo cuál de ellos se llevaría la presea de oro en el cuello una vez terminada la jornada, pero para ello debían brindar el último esfuerzo, el mayor, el que linda con los límites de lo conocido y lo concebido. Uno de los tres quedó descalificado luego de los reglamentarios tres intentos sin lograr sobrepasar el listón. Quedaban solo dos y uno de ellos había logrado en su tercer salto superar la marca del día y establecer un nuevo récord olímpico, le quedaba el último chance al otro saltador para seguir compitiendo por el oro, o ya estaría todo dicho.

El atleta cubano despegó los pies del suelo en el momento preciso, después de una carrerilla perfectamente ejecutada, se elevó como si contase con una glándula de propulsión que el resto de los humanos desconoce, pasaron sus hombros primero , luego la espalda, el atleta comenzó a arquearse sobre el listón sin rozarlo , pasó entonces su cintura, y entonces cuando el estadio completo sentía esa mezcla de satisfacción por ver un duelo digno de respeto con los nervios de estirar el sufrimiento del representante patrio, el saltador británico, en el preciso instante en que los pocos cubanos que había en el estadio comenzaban a prepararse para exclamar su satisfacción, cuando el saltador había comenzado su triunfal descenso, acarició  levemente con la pantorrilla la barra, pero lo suficiente como para que la misma luego de un dubitativo temblor cayese inmediatamente después que el desportista cubano sobre la colchoneta amortiguadora. Gran Bretaña se alzaba merecidamente con una medalla que llevaba años codiciando,  simplemente esperando que un atleta se atreviese a disputarla. Ambos atletas se fundieron en un apretón de manos se dijeron unas palabras que solo ellos escucharon y en su expresión primaba la comprensión mutua.

Comenzaron las banderas inglesas blancas con el león en rojo a ondear, y las banderas británicas con las franjas azules rojas y blancas cruzadas a flamear al son del entusiasmo de la gente. Y ni una sola alma en todo el planeta se le ocurrió relacionar a esas banderas, con aquellas idénticas en apariencia que lideraron tristes episodios marciales de conquistas, de rapiña, de confrontación bélica.  Sencillamente porque la bandera no era la misma, porque los ingleses que la ondeaban no eran los mismos, porque el acontecimiento que festejaban no se parecía en nada a aquellos.

En estos días en que se aproxima el comienzo de las olimpíadas en Londres, sin duda uno  de los escenarios más bellos y una de las culturas a la que el deporte universal le debe más, se están sin embargo empleando con cierto exceso en el celo para prevenir y proteger a la población de posibles ataques terroristas, aún cuando puedo convenir que toda protección contra la sinrazón de la violencia es bienvenida, lo cierto es que ciertas prohibiciones son un tanto caprichosas y rayanas en lo ridículo.

No se permitirá entrar en ninguno de los predios deportivos con prendas que contengan alusiones políticas o que puedan herir alguna sensibilidad, tales como las camisetas que lleven la imagen del Che.

Es cierto que yo siempre he mantenido que les diría a cada muchacho que lleva en su camiseta estampada el famoso retrato  del Che Guevara, que tuviese en cuenta que ese que se pone era un militante anti sistema pero con algunas significativas diferencias con los jóvenes hedonistas de estos días. Era igualmente un intelectual teórico del marxismo, que un soldado de la Revolución, con otros usos y costumbres mucho más extremistas y drásticos que los usados por los anárquicos y ocurrentes anti sistemas de hoy.

Pero en ningún caso consideraría peligroso para el correcto desarrollo de las olimpíadas, colocarse una camiseta con la imagen de mi tío, más bien al contrario,  si alguna manera de neutralizar su mensaje de oposición frontal a toda la sociedad de consumo existe,  es precisamente convirtiéndolo en una mercancía de dicha sociedad.  

En este sentido reconozco una contradicción , por un lado me gustaría que aquellas personas en sintonía con los ideales del Che los cuales no comparto aunque respeto su manera purista de creer en ellos, acudiesen a sus escritos y a su esencia más que a la imagen creada con el paso del tiempo de ídolo pop; y por el otro lado me alegra que lo conviertan en un ícono de jóvenes que persiguen diferentes libertades,  haciéndole honor a ese rasgo suyo y liberandolo del peso de otros aspectos.

Pero en cualquier caso creo que las personas que llevan por las calles, a sus trabajos, a los conciertos o a los estadios las difundidas camisetas con la imagen de Ernesto, no hacen más apología a la violencia que quien en su camiseta ostenta el escudo de una bandera bajo la cual se hubiesen cometido algunas de las barbaridades del amplio surtido que la Historia provee. Hasta las frases de los himnos que hacen mención a morir por una causa, podrían ser tomadas como apologéticas de la violencia.

Más bien creo que los terroristas con su accionar buscan justamente destruir o contaminar la sociedad caracterizada por su amplio abanico de libertades individuales y su profundo respeto por las elecciones personales.  

Prohibir vestir una prenda, parecería estar más próximo a considerarse un éxito talibán que un logro democrático.

De todos modos, más allá de lo que hayan simbolizado en el pasado las  banderas y lo himnos que toquen en las entregas de medallas, más allá de la obligación del deportista cubano de ofrendar públicamente su medalla al Comandante, y de la más que considerable recomendación de que el inglés agradezca con reverencias al representante de la casa de Windsor que lo salude, el verdadero  espíritu de los Juegos no está ni en los poderosos que organizan el evento, ni en el Che, ni en Ricardo Corazón de León, sino en el choque de manos y las palabras que se dijeron los saltadores al concluir el certamen y que solo ellos escucharon.

De otro modo, aunque no lograsen hacer explotar sus bombas, habría ganado el más temible de los terrorismos, el de la instrumentalización del odio entre los hombres.

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15 julio 2012 7 15 /07 /julio /2012 12:20

 

 

 

Pareciera ser que estuviésemos  asistiendo al retorno de España a la dictadura, al cabo de un corto pero intenso paseo nostálgico por una especie de tecnocracia similar a la que dio lugar al desarrollismo de la última época de Franco.

También a merced de la inutilidad de los comicios expresada en una gran estafa, por  la elección de un plan prometido y no aplicado, acaso lo más semejante a un golpe de Estado sin la participación de las fuerzas armadas.

Desde el tiempo de la conquista romana el territorio que hoy ocupa España, fue testigo de contiendas épicas de rebeldía, de expresión del deseo de emancipación pero, desde los hechos de Numantia, pasando por el desprecio de las cortes  castellanas a emular la sofisticación francesa en la educación, hasta la caída de la Segunda Republica, siempre terminó venciendo la alternativa más reaccionaria posible, sedimentando una identidad de rasgos rudos, desconfiados de la novedad, favoreciendo una interpretación de lo tradicional más acorde a  las capitulaciones frente a lo convencional, que con su también  genuino e identitario carácter ácrata e irredento. Pareciera ser que por más esfuerzo que realice, siempre termina España más identificada con el terror impuesto a lo largo de los siglos por la beligerancia típica de las religiones de fronteras, que con su lado irreverente,  más inherente si se quiere a la idiosincrasia del individuo español que cualquier otra característica.

Presiento el espíritu de la dictadura en la falta de respeto al Demos, con la aplicación de un cinismo pantagruélico tras haber solicitado el voto prometiendo exactamente lo inverso, sin demasiado esfuerzo en el engaño, cierto es,  luego de haber pasado el último año conspirando  contra el anterior gobierno, entre  las bambalinas correspondientes al escenario de acoso y derribo de la maquinaria de los capitales.

Presiento la tiranía en la insensibilidad extrema de los diputados y representantes del gobierno en el Congreso, cuando festivos desde sus bancadas,  aplaudían los recortes más duros de la democracia española  sobre los menos favorecidos, anunciados por el escurridizo presidente Rajoy a principios de julio de 2012, momento en que la diputada Andrea Fabra, hija del presidente de la Diputación Castellón  ganador de cuatro loterías consecutivas y exitoso incrementador de su patrimonio durante el período de funciones en envidiables  porcentajes exponenciales, cuando gritaba desde su silla sin ruborizarse al hilo del anuncio de un drástico recorte de las prestaciones a los desempleados: _ ¡ Que se jodan!-.   O bien cuando durante el mismo instante la  vicepresidenta Sáenz de Santamaría sonreía y aplaudía enérgicamente cada medida, en claro contraste con la también conservadora ministra italiana Elsa Fornero quien en circunstancias similares, tras mencionar la palabra “sacrificio”, no pudo continuar su discurso de recortes a los pensionistas,  impelida por la vergüenza y una pizca de honrosa tristeza.

El actual ejecutivo intentó  esconder que en realidad la única parte que les gustó del ejercicio de gobierno anterior, fue la de los recortes que tuvieron comienzo en 2010, un aperitivo light de lo que estaba por venir, y que supuestamente fueron lo que les costó el puesto a los Socialistas en virtud de los Populares, ya que las razones por las que nunca perdonaron a Zapatero, distaban mucho de relacionarse con la crisis.

Zapatero se caracterizó por poner en marcha políticas que beneficiaban a minorías, la mayoría de ellas repudiadas históricamente tanto por las derechas como por las izquierdas, consideradas escoria en todos los sistemas sociales. No le perdonaron el haber sacado a España de la inexplicable guerra de Irak, comenzando un efecto de contagio que llevó a mayoría de las Naciones a darse de baja en tan bochornoso proyecto, no le perdonaron sobre todo  que diese valor a la utilización del tan cacareado “ talante” , del que en efecto hizo gala, y con el cual neutralizó gran parte de las injusticias endémicas que se habían hecho ya parte de la sociedad y que sin embargo clamaban por medidas de alivio, desde los derechos a las parejas del mismo sexo hasta las ayudas a los inválidos y el reconocimiento a los represaliados pasando por una larga lista de excluidos. España es el segundo país del mundo con más fosas comunes después de Cambodia, solo que allí ya se avergonzaron institucionalmente de ellas y construyeron museos del Nunca más con los huesos encontrados de los asesinados, España aún espera su turno y Zapatero pretendía darselo.Tampoco le perdonaron que prescindiendo del tradicional discurso agresivo y marcial consiguiese anular las acciones militares de ETA, reduciéndolas por vez primera a siete muertos en ocho años, y ubicando al terrorismo en un destacado 14º puesto, luego de permanecer por más de treinta años en el primer lugar de preocupación ciudadana. Lo más retrógrado de la sociedad española no le perdonó a Zapatero ese aggiornamiento, ni el distanciamiento con la intolerancia, con el autoritarismo, y con ello el verdadero riesgo de enterrar de una vez por todas los reflejos franquistas y estalinistas. No le perdonó que mostrase un modo de vivir sin confrontaciones enconadas.

Los mercados tampoco. Ellos saben hacer muchas cosas entre las que no se encuentra perdonar, y no quisieron excusarlo de su titubeo, su tibieza frente al tsunami financiero.

Ahí estaba el Partido Popular esperando su turno, cometiendo el error de llenar de promesas de retorno al milagro español  al electorado, de las cuales no solo no cumplieron ni una sino que hicieron lo diametralmente opuesto, cuando  solo les bastaba con el silencio para llevarse el gato al agua.  Por otra parte ya había intentado instaurar una similar reforma laboral en una situación de bonanza económica a principios de la década del 2000, el entonces presidente Aznar teniendo que aplazarla a merced del éxito de la mayor huelga general de la democracia española.

Aguardaron su turno para poder aplicar estas recetas, y la espera les ha recompensado con el aliciente de hacerlo con mayoría absoluta, con un pueblo asustado, deseoso de retornar a las vacas gordas aún a sabiendas que de esos lodos vienen estos barros

Las clases medias y bajas consideraron que la gran patronal acudiría a su rescate en una situación tan delicada cuando parece ser precisamente lo contrario, a los tecnócratas que hacen experimentos peligrosos con el capital de la gente se les puede, y a veces se les debe conceder el poder cuando existe una situación de abundancia, para que experimenten y encuentren nuevos filones, pero es muy riesgoso hacerlo cuando se está al borde del abismo.

Tengo la sensación de un retorno de España al gobierno de los dictados, no al modo de las tiranías tradicionales patentadas en el siglo XX, del capital o del proletariado,  sino una dictadura menos evidente, no militar aunque sin desprecio por el uso de la fuerza desmedida para amedrentar a la población descontenta,  una dictadura no del tercer mundo, aunque enfocada a dejar una clase media diezmada, y una clase trabajadora sin sindicatos, carentes de los derechos adquiridos por sus propias luchas.

Una dictadura de los mercados pero sin permitir demasiadas florituras en los bolsillos de los contribuyentes.

 

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7 julio 2012 6 07 /07 /julio /2012 22:08

 

 

Al enterarme que habían condenado al ex dictador Jorge Videla por un ramillete de los más execrables crímenes que se puedan tener idea, como casi todos los que involucran a criaturas, sentí una extraña sensación, no salté de alegría, no puse una botella de frizzante en la nevera, y aunque no estaba frente a un espejo me atrevo a aventurar que ni siquiera sonreí. No me muestro demasiado entusiasta de disfrutar con el daño en niinguna circunstancia que se presente, ni tratándose de esta justa punitiva.
En su lugar me embargó un alivio restaurador, sobre todo esta condena por crímenes cometidos sobre los niños,  recién entonces me di cuenta de manera integral que en efecto el exilio que pasó por encima de mi cabeza fue difícil, como muchas veces escuché decir y me negué a aceptar, quizás con el afán de  reservarme el derecho a un recóndito y genuino pataleo, el día que lo quisiese representar en el modo que mejor me pareciese.  Y me di cuenta  de que aunque no las vivíamos en primera persona como los niños robados de los desaparecidos, a los niños del exilio también se nos hacía participes de no pocas noticias monstruosas, acontecimientos no elaborados para mentes en la búsqueda del atractivo de hacerse adulto y abandonar el nido de la infancia, podíamos escuchar tantas historias de muertos y adoloridos de las charlas entre los mayores, o las leíamos de sus pasquines abandonados en la esquina de un escritorio de hotel, o simplemente nos la comunicaban ellos mismos, que habitualmente las introducíamos en nuestras conversaciones compitiendo con alardes  y bravuconadas  de hasta donde sería capaz cada uno de aguantar la picana y las diversas modalidades de tormentos sin denunciar a los compañeros. -Sin cantar- decíamos.
 Siempre supe que llegada la ocasión, después del primer sopapo, a mi deberían darme unos cuantos más para callarme. Y cuando lo contaba me decían que no podría ser un gran revolucionario, luego el tiempo se encargó de darles toda la razón.
Habitualmente nos implicábamos en estos temas y podíamos pasar horas comparándonos con gente que acababa de morir de manera indescriptible.

Otro tema recurrente entre los niños exiliados de diferentes países que habitaban el hotel donde residíamos en La Habana, era decir por turnos que le haría cada uno a los dictadores que detentaban el poder en nuestros países de proveniencia, los que habían ganado la partida a nuestros padres. Cada uno hacía gala de su más fértil imaginación para adjudicar una muerte proporcional a las brutalidades que cada tirano había perpetrado- “los cortaría en tiritas con una Gillette y les echaría ácido en las heridas“–era la más popular e internacional, “lo metería en una jaula y dejaría que todas sus victimas diesen cuenta de él”- era otra de las recurrentes, los más expeditivos optaban por el fusilamiento, y aquellos más pacientes, que más horas pasaban destripando pajaritos y lagartijas, se inclinaban mayormente a despellejarlos vivos. Nos iba en ello nuestra valía , nuestra convicción en los ideales  más puramente revolucionarios se vería reflejado en la escenificación del tormento más adecuado para acabar con la vida de semejantes sabandijas.

Mi padre estaba preso, y el solo hecho de desearle a alguien la prisión me revolvía el estómago. Yo sentía el deseo de sublevarme  y proclamar que quería ponerlos en una prisión confortable, con atención médica y sicológica, justamente para que se reconociese la diferencia entre la bestialidad y la justicia, entre ellos y nosotros, pero no me atrevía, terminaba sucumbiendo a la carrera de truculencias.  Y para no gustarme era asombrosa la regularidad conque asistía a esas charlas y me esmeraba en mi simulación. Quizás estuviese despellejando a alguien mucho más tangible que a Videla.

Aquellas conversaciones y bravuconadas, definitivamente no eran lo que mejor nos explicaba a ninguno de esos niños ateridos de terror y confusión por la sangre, las pérdidas y las mentiras entre las que vivíamos , pero aquel era el rol del hijo del guerrero.

También teníamos otras charlas y otros amigos sin traumas e infinidad de distintas diversiones. Detesto que nos aprecien como los que buscan tener el copyright del padecimiento, puede parecer que estemos en todo momento preparados para recibir una subvención. Pero el paisaje al asomarnos por la tapia a la vida de adulto, fue indefectiblemente marcado por las desventuras de nuestros mayores y las atrocidades cometidas por sus captores. 

Represores de toda calaña, nacionalidad e ideología.

 
Tendrán tiempo para reflexionar en sus celdas,  de pensar y de conversar, e incluso dado que se dice que los ancianos se convierten en niños, podrán hablar entre ellos en el patio o en el comedor,  de cuanto hubiesen aguantado sin denunciarse los unos a los otros si les hubiesen aplicado la picana que ellos solían administrar.  

Con absoluta sinceridad declaro que deseo, por el bien de sus almas y de las nuestras,  que aprovechen este tiempo para irse de la vida habiendo comprendido aunque sea en parte,  el daño que ocasionaron y habiendo esclarecido todo lo ocurrido y el destino de los niños que faltan por encontrar, así como el de los cuerpos de sus padres; ya que, no puedo imaginar éxito mayor que si alguno de ellos antes de morir, experimentase el verdadero arrepentimiento, ni mayor reto para quienes nos suponemos en un peldaño moral superior, que comprobarlo viendonos en la tesitura de poder otorgarles el perdón.
Por España hubo emoción entre la gente sensible al conocer esa sentencia. Acompañada de una pizca de sana envidia.

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17 junio 2012 7 17 /06 /junio /2012 21:09

 

 

Por estos días cuando se cumplen ochenta y cuatro años del nacimiento de Ernesto Guevara de la Serna en Rosario, me enteré que sale un libro echando algo de luz sobre su pensamiento crítico con el marxismo ortodoxo y sus dogmatismos, sus observaciones agudas nada condescendientes que le agenciaron más de un problema con los poderes soviéticos y cubanos, además de diversos apuntes sobre obras de filosofía que hizo a lo largo de su vida.  Mi  sorpresa fue enorme cuando supe que la compilación de dichos escritos la publicaron justamente los verdugos de ese modo crítico de  pensar del Che y completamente prohibido por el establishment de entonces, el mismo de hoy pero con otro collar. Los detractores de su coraje y de su visión discordante con el poder de entonces son quienes hoy lo adulan y se prestan como altavoz de sus acotaciones, cuando ya parece ser un poco tarde, por Ernesto obviamente, pero también por Cuba, con una desfachatez, un escaso apego por el pudor tal, que casi da vergüenza ajena, un camión de pundonor no sería suficiente para aprovisionar la cantidad básica a estos espíritus.

El trabajo no hace referencia a las más que múltiples manifestaciones de profundos enfados y desencuentros con los impositores de estas ideas, y aunque no hace mención  de modo especial a los inconvenientes que ello le acarreó con la dirección del Partido de los Soviets y por consiguiente con la propia dirección de la Revolución cubana (una cosa es coquetear con el cambio y otra bien diferente es hacer una verdadera autocrítica), si que permite  diversas interpretaciones en ese sentido. 

Más allá  de utilizarlo para comenzar su andadura hacia las excusas a que asistiremos por parte de quienes ostentaron el poder estas décadas  y la exoneración de la imagen para una eventual sociedad pos dictatorial, los motivos oficiales parecen pasar por intentar un acercamiento al marxismo crítico, ahora que Cuba lo precisa más que nunca según dice su compiladora y para encarnar tal tarea nada mejor que el espiritu de Guevara que fue la dialéctica misma, el anti enmohecimiento y hermetismo de cualquier teoría, la encarnación del cambio, del aporte; pero sobre todo el coraje para hacerlo cuando se precisaba más allá de lo afín que se pueda estar con sus ideas.

Este libro y el esclarecimiento de las mentes de sus precursores parecen haber llegado con un poco de retraso.

Dificilmante se pueda encontrar a alguien en toda la isla no ligado de algún modo al gobierno ni al Partido,  que muestre algún tipo de interés por la continuación del modelo socioeconomico impuesto por la Revolución, es tal el rechazo a la jerga politica, que la gente por no escuchar el sufijo "ismo" recibido en estos años en dosis desporporcionadas, no desea siquiera oir la palabra capitalismo.

Resulta asombroso que entre los que apadrinan este trabajo se encuentre Armando Hart, tantos años ministro de Cultura, quien escribió “Cambiar las reglas del juego” donde  se esboza una adulación obsecuente del espíritu de una frase de Fidel que fue adoptada como dogma respecto del arte y la cultura, a saber: “Dentro de la Revolución todo; fuera de la Revolución nada,” con la que se justificó la genuina manera de entender la revolución cultural cubana, con su amplísimo espectro de  prohibiciones, censuras  purgas y podas, en la cual de las primeras cosas que se prohibió y con muchísimo rigor, fue la obra de León Trotsky propuesta precisamente en este trabajo de el Che, como ejemplo de lo que Cuba debería publicar desobedeciendo los rígidos dictámenes del PCUS.

¿ Recibirán las correspondientes excusas todas aquellas personas que dentro de Cuba tuvieron el desafortunado arrojo de apoyar las ínfulas rebeldes e independientes del inconforme Ernesto y que fueron defenestradas, o como se decía eufemística y coloquialmente “tronadas” por osar llevar la contra a las indicaciones de las máximas instancias?.

Todo puede ser, y nunca es demasiado tarde para hacerse con una cuota de razón,  está bien incluso cuando la adopción de esta es lo más acorde con los tiempos y resulta altamente recomendable para permanecer sobre la cresta de la ola.

Pero hacerse con un ramo de dignidad es algo muy diferente, a ello no se accede por medio de la conveniencia.

No daba crédito cuando vi quienes publicaban el trabajo, porque creo que era un trabajo necesario, pero que lo debían protagonizar quienes siempre creyeron en esas posiciones criticas, quienes defendían que la obsecuencia con la dirigencia del PCUS era la perdición de la Revolución, por quienes defendían el debate, la polémica y la innovación, no justamente sus detractores, de ellos espero que defiendan sus posiciones herméticas, cerradas, que continuen justificando el servilismo y la opacidad.

Pero claro, si pretendiese asistir a la defensa de los valores y los criterios que respaldaron durante medio siglo quienes se creían eternos, si  esperase verlos caer abrazando sus convicciones, mejor sería que fuese reservando cómodos asientos con refrescos y palomitas de maíz, en cualquier sala más o menos clásica de cine de barrio donde proyecten alguna de "cowboys".

 

 

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9 junio 2012 6 09 /06 /junio /2012 00:47

 

 

 


León es una ciudad de tamaño maniobrable de gente culta bien vestida y con un fenotipo agradable a la vista, dentro de una provincia variopinta, que contiene tierras llanas, páramos donde el sol y el frío pegan y azotan sin justicia,  campos verdes con paisajes oníricos, montañas y montes de fantasía, sitios ya no vírgenes pero con un halo de abandono u olvido. O pertenecientes a un recuerdo. Una belleza de provincia que colinda con las comunidades de la cornisa cantábrica, de mitologías e idiosincrasias únicas.

León se caracteriza por su gente tranquila, afable, alejada de la estridencia y de la brusquedad, características que le dejan uno  de los índices más bajos de sucesos violentos de toda Europa, tanto en la ciudad donde los transeúntes ni siquiera miran a los coches al cruzar la calle ya que se sobreentiende que el automovilista tiene incorporado que el peatón es prioritario, así como que en la provincia, como en el campo o en la montaña donde la gente además de tranquila y pacifica es muy solidaria y acogedora contrariando a ciertos clichés.

Pero henos aquí que León tiene una gran tradición de minería. 

El verde Bierzo, la florida Laciana , el escarpado y silencioso Ancares o  la parte alta de la sierra de la Cabrera, una reliquia ecológica, que sobre uno de sus extremos  aún se pueden visitar las minas a cielo abierto de las médulas, construidas y explotadas en el tiempo de los romanos. Y claro, los mineros son muy adorables, muy solidarios y de mucha tradición, pero de la opacidad, del conformismo, de la austeridad en el arrojo de que la clase media y obrera hace gala en la España de hoy para defender los logros alcanzados, de eso ellos no tienen nada.

Más bien todo lo contrario.

No es causalidad que desde Iquique o Kentucky hasta Gales o Asturias los mineros hayan sido siempre firmes defensores de sus derechos, al punto que en el caso español son los únicos proletarios de la primera hora que llegaron a nuestros días manteniendo sus originales modos de asociación asamblearia. El espíritu de compañerismo forjado en las gargantas de la tierra donde todo cobra una dimensión exponencial, desde el peligro hasta el cansancio, desde el reuma hasta la amistad, sea acaso lo que les impidió desaparecer  y  reivindicar sus fuentes de trabajo evitando el éxodo mediante la obtención de mejoras salariales y de carácter social substanciales, cuando Europa se modernizaba y vio despoblarse sus campos y entonces  debieron ser subvencionados y protegidos para no ser abandonados.

Quizás por ese extraño cumulo de sabiduría en lugar de torpeza colectiva, conocedores de las virtudes de la unión y portadores de la temeridad y la predisposición al alto riesgo que se precisa para desarrollar su trabajo, cada vez que los gobiernos quieren meterse con sus modos de vida, con la savia de su razón de ser, considerándolas obsoletas, se encuentran sorpresivamente con gente con nivel de conciencia social mucho más elevado incluso que los actuales universitarios, defendiendo palmo a palmo la fuente de trabajo, aún en contra de la lógica de los avances tecnológicos o financieros que objetivamente dejan obsoletas a la gran mayoría de las minas.

Quizás porque en España sea uno de los pocos colectivos al que los derechos sociales no les llegaron legados por añadidura al pasar a integrar  la Europa del confort, sino que fueron obtenidos en su totalidad por sus propias luchas, que incluso impregnaron a la patronal del carbón,  gran parte del empresariado minero en los últimos años también se fue haciendo defensor de su tradición y hasta de los propios mineros que antaño explotaban hasta la miseria.

Sea por la razón que termine siendo, lo cierto es que en estos días en que de manera soberbia e insensible se quiere destruir la minería de la cuenca de León y Asturias, destinándoles unos recursos económicos paupérrimos mientras a la banca, provocadora de esta crisis, que es el motivo que aduce el gobierno para atacar la minería, se la provee de indecorosas cifras provenientes de los recortes sociales. Por el motivo que sea, son los únicos representantes de aquellos pioneros ruanos de la clase media, burgueses tempranos, o de los artesanos, o de los primeros proletarios gracias a todos los cuales el continente europeo consiguió algo mucho más importante que el desarrollo económico: que fue la conciencia social, el plan colectivo de una maquinaria civilizada donde cada parte desempeñase un rol y fuese por ello mismo, a la vez que más firme como sociedad mancomunada, también más emancipados como individuos. 

De cuando se dieron la mano la aspiración al confort de las mayorías con la iluminación intelectual y el desarrollo económico.

Tal vez porque ellos estuvieron al principio de esta historia, porque son parte viva de la llama de la antorcha de las libertades que ha conseguido llegar hasta nuestros días, o por lo que fuese la verdad es que da gusto en estos días tan aciagos, tan reacios a la resistencia para mantener los beneficios que garantizan la paz social, tan alejados de la conciencia de clases, ver esas carreteras cortadas , las minas tomadas, las consignas claras de toda esa gente de valor y carácter recio cuando se precisa, ofreciendo su cara sin dobleces al viento y a los garrotes de la policía, en defensa dela porción de orgullo que mantuvieron y acrecentaron y de la que el resto no supimos ni deseamos defender.

En  León, tierra de gente afable, de valles y montañas, donde nadie hace sonar su claxon para indicar a otro conductor que se dé prisa, donde la gente aún se ceden el paso mutuamente, todavía existen mineros a los que no es necesario despertarlos del letargo del resto, porque desean dejar claro que toda su característica amabilidad, sus veteados y aromáticos troncos, están compuestos de esta madera de primera calidad.

 

Mineros de León detenidos por la Guardia Civil en 1934

Mineros de León detenidos por la Guardia Civil en 1934

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