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9 junio 2012 6 09 /06 /junio /2012 00:47

 

 

 


León es una ciudad de tamaño maniobrable de gente culta bien vestida y con un fenotipo agradable a la vista, dentro de una provincia variopinta, que contiene tierras llanas, páramos donde el sol y el frío pegan y azotan sin justicia,  campos verdes con paisajes oníricos, montañas y montes de fantasía, sitios ya no vírgenes pero con un halo de abandono u olvido. O pertenecientes a un recuerdo. Una belleza de provincia que colinda con las comunidades de la cornisa cantábrica, de mitologías e idiosincrasias únicas.

León se caracteriza por su gente tranquila, afable, alejada de la estridencia y de la brusquedad, características que le dejan uno  de los índices más bajos de sucesos violentos de toda Europa, tanto en la ciudad donde los transeúntes ni siquiera miran a los coches al cruzar la calle ya que se sobreentiende que el automovilista tiene incorporado que el peatón es prioritario, así como que en la provincia, como en el campo o en la montaña donde la gente además de tranquila y pacifica es muy solidaria y acogedora contrariando a ciertos clichés.

Pero henos aquí que León tiene una gran tradición de minería. 

El verde Bierzo, la florida Laciana , el escarpado y silencioso Ancares o  la parte alta de la sierra de la Cabrera, una reliquia ecológica, que sobre uno de sus extremos  aún se pueden visitar las minas a cielo abierto de las médulas, construidas y explotadas en el tiempo de los romanos. Y claro, los mineros son muy adorables, muy solidarios y de mucha tradición, pero de la opacidad, del conformismo, de la austeridad en el arrojo de que la clase media y obrera hace gala en la España de hoy para defender los logros alcanzados, de eso ellos no tienen nada.

Más bien todo lo contrario.

No es causalidad que desde Iquique o Kentucky hasta Gales o Asturias los mineros hayan sido siempre firmes defensores de sus derechos, al punto que en el caso español son los únicos proletarios de la primera hora que llegaron a nuestros días manteniendo sus originales modos de asociación asamblearia. El espíritu de compañerismo forjado en las gargantas de la tierra donde todo cobra una dimensión exponencial, desde el peligro hasta el cansancio, desde el reuma hasta la amistad, sea acaso lo que les impidió desaparecer  y  reivindicar sus fuentes de trabajo evitando el éxodo mediante la obtención de mejoras salariales y de carácter social substanciales, cuando Europa se modernizaba y vio despoblarse sus campos y entonces  debieron ser subvencionados y protegidos para no ser abandonados.

Quizás por ese extraño cumulo de sabiduría en lugar de torpeza colectiva, conocedores de las virtudes de la unión y portadores de la temeridad y la predisposición al alto riesgo que se precisa para desarrollar su trabajo, cada vez que los gobiernos quieren meterse con sus modos de vida, con la savia de su razón de ser, considerándolas obsoletas, se encuentran sorpresivamente con gente con nivel de conciencia social mucho más elevado incluso que los actuales universitarios, defendiendo palmo a palmo la fuente de trabajo, aún en contra de la lógica de los avances tecnológicos o financieros que objetivamente dejan obsoletas a la gran mayoría de las minas.

Quizás porque en España sea uno de los pocos colectivos al que los derechos sociales no les llegaron legados por añadidura al pasar a integrar  la Europa del confort, sino que fueron obtenidos en su totalidad por sus propias luchas, que incluso impregnaron a la patronal del carbón,  gran parte del empresariado minero en los últimos años también se fue haciendo defensor de su tradición y hasta de los propios mineros que antaño explotaban hasta la miseria.

Sea por la razón que termine siendo, lo cierto es que en estos días en que de manera soberbia e insensible se quiere destruir la minería de la cuenca de León y Asturias, destinándoles unos recursos económicos paupérrimos mientras a la banca, provocadora de esta crisis, que es el motivo que aduce el gobierno para atacar la minería, se la provee de indecorosas cifras provenientes de los recortes sociales. Por el motivo que sea, son los únicos representantes de aquellos pioneros ruanos de la clase media, burgueses tempranos, o de los artesanos, o de los primeros proletarios gracias a todos los cuales el continente europeo consiguió algo mucho más importante que el desarrollo económico: que fue la conciencia social, el plan colectivo de una maquinaria civilizada donde cada parte desempeñase un rol y fuese por ello mismo, a la vez que más firme como sociedad mancomunada, también más emancipados como individuos. 

De cuando se dieron la mano la aspiración al confort de las mayorías con la iluminación intelectual y el desarrollo económico.

Tal vez porque ellos estuvieron al principio de esta historia, porque son parte viva de la llama de la antorcha de las libertades que ha conseguido llegar hasta nuestros días, o por lo que fuese la verdad es que da gusto en estos días tan aciagos, tan reacios a la resistencia para mantener los beneficios que garantizan la paz social, tan alejados de la conciencia de clases, ver esas carreteras cortadas , las minas tomadas, las consignas claras de toda esa gente de valor y carácter recio cuando se precisa, ofreciendo su cara sin dobleces al viento y a los garrotes de la policía, en defensa dela porción de orgullo que mantuvieron y acrecentaron y de la que el resto no supimos ni deseamos defender.

En  León, tierra de gente afable, de valles y montañas, donde nadie hace sonar su claxon para indicar a otro conductor que se dé prisa, donde la gente aún se ceden el paso mutuamente, todavía existen mineros a los que no es necesario despertarlos del letargo del resto, porque desean dejar claro que toda su característica amabilidad, sus veteados y aromáticos troncos, están compuestos de esta madera de primera calidad.

 

Mineros de León detenidos por la Guardia Civil en 1934

Mineros de León detenidos por la Guardia Civil en 1934

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Comentarios

C
Excelente artículo
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M
<br /> <br />  Muchas gracias!<br /> <br /> <br /> <br />
R
Tu escrito es muy lucido y dan ganas de ir a esa ciudad adormilada y ufana sencilla y amable. No tienen esos mineros que describes nada que ver con los de Benito Perez Galdos en Marianela.<br /> <br /> Un saludo cordial! desde LoS Angeles California
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M
<br /> <br /> Muchas gracias, los mineros ahora están en pie de lucha, en barricadas y con un sentido de solidaridad muy grandes, tienen un lema que no es de salón, pero sí muy gráfico: "No estamos indignados;<br /> estamos hasta los cojones"<br /> <br /> <br /> <br />

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