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16 noviembre 2019 6 16 /11 /noviembre /2019 16:27

 

 

Cuba se engalana hoy para festejar los 500 años de la mudanza y el establecimiento en la zona norte, al lado del río Almendares, de la  Villa de San Cristóbal de La Habana fundada en 1515. 

Se estima que a la llegada de Cristóbal Colón a Baracoa, había en toda la isla conocida hoy como Cuba, unos trescientos mil aborígenes, entre siboney y tainos , que fueron casi de inmediato esclavizados para realizar trabajos pesados de búsqueda de oro en los ríos, y construcción de fuertes y viviendas, los cuales dada su forma de sociedad recolectora, cazadora, y pescadora no pudieron resistir los rigores de la esclavitud, del trabajo, de la tristeza y las enfermedades llevadas por los españoles, quedando unos cuatro mil  en 1555 y muriendo casi todos antes de finalizar el siglo XVII, pudiéndose encontrar un pequeño reducto de población con rasgos de los antiguos aborígenes, aún hoy en la parte más Oriental de la isla, precisamente allí donde Colón y los hermanos Pinzón pusieron sus poco aseados pies por primera vez.

Esta semana, se ha vuelto una vez más a dejar con las asentaderas al aire a muchos de sus más leales seguidores de los últimos tiempos provenientes de la cantera boliviriana, desde el desaparecido Chávez, su seguidor Maduro, Correa, el muy actual Morales, AMLO en su reclamo de arrepentimiento a la Metrópoli conquistadora, y Cristina Fernández que llegó a remover la estatua de Colón que daba nombre al paseo que comienza detrás de la Casa Rosada y reemplazarla por una de Juana Azurduy.

 El gobierno ha decidido abandonar la línea oficial mantenida a lo largo de los primeros cincuenta años de la Revolución, y salir a festejar el holocausto de los pueblos originarios de Cuba y la esclavización de más de dos millones de africanos bajo la atenta mirada y vigilancia colonizadora de Sus Majestades Borbónicas arribados directamente desde la Metrópoli. Si el siglo XX fue un cambalache ¿Qué queda para el XXI?

Más allá de esta interpretación poco ordenada pero nada desacertada, lo cierto es que en efecto, la Revolución, que en otras épocas de manera natural sentía inclinación a rememorar los padecimientos de los oprimidos y reivindicar su emancipación, hoy, también de manera innata, se inclina a venerar el poder y el dinero, tras décadas de asentamiento de grandes empresas capitalistas tratadas como a intocables, pero en el sentido inverso a la casta mas baja de la India. La primigenia cultura y sensibilidad revolucionaria, equivocada o no, ha desaparecido de la faz de la isla como sus habitantes originarios, incluso para representar el necesario panegírico de cara a su público de afuera y de su hastiado y desorientado público interno.

Luego de asistir al bochornoso espectáculo de Guarapo besando las manos de los tres últimos papas tras haber estigmatizado a todas ls religiones y después de esta reverencia a La Corona  ¿Será el próximo paso celebrar  el establecimiento de la Enmienda Platt de 1899 hasta 1902, tras la ocupación de los Estados Unidos?  ¿Podría ser Tronal Gump el próximo invitado de honor? 

Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, hoy Felipe VI de España, no sólo fue a conmemorar el aniversario de una gran y lucrativa colonia para la Corona, en aquellos años no de los Borbones pero que sí supieron heredar y engrandecer hasta más allá de los limites del crepúsculo y el ocaso, sino que fue a atar bien los cabos de los pinches negocios de los grandes capitales españoles invertidos en la isla, que ya vienen haciendo voluminosas cosechas y las muchos más jugosas que se avecinan gracias a esta nueva casta desprovista ya, de todo pudor y disimulo que aunque fuese a regañadientes, mortificaba la conciencia de los autores materiales del “Gran Engaño”

A partir de hoy, cuando un niño en la escuela deba calificar la barbarie contra los indígenas deberá tener un cuidado exquisito, deberá ser un cirujano de las palabras, de los significados y significantes, no vaya a ser que insulte a la Corona y sus Adelantados y ello le cueste una visita permanente del G2 a sus tutores, una vez encarcelados sus padres por una reciclada acepción de la ya legendaria acusación  revolucionario-inquisitorial, bautizada como  “Diversionismo ideológico” .

Su Majestad festeja el 500 aniversario de la colonización de La Habana
Su Majestad festeja el 500 aniversario de la colonización de La Habana

Su Majestad festeja el 500 aniversario de la colonización de La Habana

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8 octubre 2019 2 08 /10 /octubre /2019 22:34

Será el abrazo suspendido, la historia de los dos viejitos judíos rumanos primos hermanos separados por la barbarie a mediados del siglo pasado que se reencontraron tras setenta y cinco años, será porque en esos años mi abuelo Ernesto dentro de su vida de Bon Vivant, hizo espacio para una firme conciencia antifascista. 

 

Será por el abrazo de mis hijos, al despedirme de Alejandro en Canarias y de Martintxo cuando regresamos de las playas de Nha Trang y las motos de Saigón. 

 

Será por el abrazo de mi viejo, a quien quise y extrañé de niño cuando se fue para cumplir con esa maldita y condenada revolución de los cachetes rojos, colillas humeantes y colitas frescas con fécula;  de la que del todo nadie ha regresado ni dejado de esperar.

 

Será porque mi madre me enseñó a querer todo eso más que a la secuencia de exposiciones por segundo que componen la incertidumbre de la vida. 

 

Será por la voz educada y a la vez firme de mi recientemente partida tía Celia, el regalo de su visita año tras año, será porque la vi cuando niño en las navidades y luego tras la atomización, los doce trabajos de Hércules, el exilio, la cárcel, la virtud, la desnudez de la verdad, la volví a ver abrazándo a mi hijo, porque aquellas esquinas sombreadas me dieron la espalda cuando el filo del acero estaba a punto de cortar la fatiga de mis latidos, y me empujaron hacia adelante, perseguido por la obsesión de encontrar aire que produce el asma, para que un día, a la vuelta de otras esquinas templadas por el sol, la charla de los viejos y los besos de los amantes, me esperase una colina de manzanas deseosas de un abrazo mordiscón, y me salpicara la cara un chorro de olas disgregadas por un viento llegado de una dimensión diferente, de las reminiscencias de una experiencia que sólo conocí en sueños acunados en los pasos del camino. Sueños de talco, de grieta, de sed y ampolla.


Será porque en algún tramo del regreso diario puede aguardar un pequeño cofre con la llave de otro cofre aún más pequeño, ínfimo, que al ser abierto desprende caricias, excusas y charlas sosegadas con cada uno de los que se quedaron esperando a quien no pude ser y risotadas con cada uno de los que fui.


¿Por Hildita, por Canek, por Cuba tendida en la alfombra del abismo? o sólo será porque el mundo no ha mejorado más que un pimiento, porque el miedo al miedo nos hace compartir la mueca hostil antes que el gesto de placer, será porque un calabozo detrás de otro, una bomba después de otra, una puñalada, un borbotón de sangre y sesos, las cabezas rodando, el hambre tosiendo polvo de las brasas, la oda a la guerra, el uso de la fuerza para el abuso, nos han enviciado, nos han hecho adictos a tentar los limites de la paciencia del aire, del semen, de los mangos y de la tierra.


No sé por qué, pero este aniversario de la muerte de mi tío Ernesto con su barba rala, el pelo a lo Ivanhoe y Morrison, el olor de la transpiración de animal acorralado en aquella quebrada, pesando la mitad de sus kilogramos, con la mirada más limpia que nunca, extraviada en el horizonte del cielo con un ligero toque de Venere, a sus pies los molinos vencidos y Dulcinea besando su frente, me llega más que nunca, como si al final el asma cumpliese su cometido, como si hubiese aguantado las ganas de vaciar la vejiga hasta llegar a la cima. Un año no es más que una vuelta de nuestra casa alrededor del astro mayor, pero siento como si este aniversario se hubiese desnudado de esos convencionalismos y me tocase el timbre para sentarse en mi mesa, para quedarse en mi cuarto de invitados, al lado del radiador y la cortina verde, y desayunar melocotones y mantequilla discutiendo cafés, mates, jugos, temas calientes y fríos. La fuerza del pequeño cofre.


Y acaso, ya con la barriga llena, la puerta cerrada y la ventana abierta,  preguntarle lo que Atahualpa Yupanqui a su caballo el Alazán, cuando éste agonizaba tras caer barranco abajo entrampado por un lazo de niebla:


¿Qué estrella andabas buscando?


 

Ernesto, de Madrid al cielo.
Ernesto, de Madrid al cielo.

Ernesto, de Madrid al cielo.

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2 octubre 2019 3 02 /10 /octubre /2019 12:12

Un castigo del Consejo de Estado cubano para familiares de "pinchos" me mandó a trabajar al oriente de la isla, porque decían que estaba demasiado regado, para que me enderezase el General Robertico.
No me enderezaba ni un mariscal, pero ¿qué iba a hacer? tenía que ir.
Llegué, me pusieron en una casa de visita en la que me habría quedado hasta hoy, compartía la casa con Iván, un ingeniero que había sido también conducido allí para enderezar su camino, hijo o nieto de un ministro o algo así. Muy bien tipo, durante unos días paseando con su Lada me enseñó la bellezas de Santiago y del Plan turístico Baconao Turquino donde él trabajaba dando rienda libre a su ingenio y ocurrencias. 
Un día me llevaron a conocer a Robertico mientras sostenía un vaso de whisky en una mano me invitaba con la otra. Era buen whisky. 
-Me dijo: ¿En qué te gustaría trabajar? y yo me pregunté ¿qué clase de castigo es este?
- Mira Ponce necesita un buzo, y además del yate Ojo Azul le hemos dado uno nuevo que fue abandonado por una tripulación alemana. Creo que te va a gustar trabajar con él ¿te gusta el mar?
Así fue que conocí a Ponce a toda la familia de buzos y me mudé al Yate Ojo azul con un camarote para mi estrechando la mano de Iván y agradeciéndole su generosa atención.
Mañanas tardes y noches de risas, de banquetes de langosta, jamón, en Cuba el jamón era mas valioso que el vellocino de oro de Jasón, cervezas, rones, más risas, paseos, muy poco trabajo y algo de instrucción.
¿Qué clase de castigo es este? ¿Cuál sería el truco?
Pasaron días de visitar el Cayo Granma, trocha arriba y trocha abajo, disfrutar de los restaurantes de la ciudad para extranjeros y para gente especial como Ponce y todos los castigados, hasta que un día empezó el curso de buzo, yo sólo sabía bucear en apnea. Aprobé los exámenes de la CMAS, sin demasiado rigor ya era buzo instructor de una estrella.
Salimos en la primera campaña a recoger coral negro, esa sería nuestro aporte al Plan que se estaba desarrollando, un orfebre italiano compra a 480 dólares la libra, cerca de mil el kilo. Ahí salieron dos. nuevos tripulantes que no estaban en plantilla hsta el momento de zarpar.
Uno era el maquinista. raza blanca caribeña, bajo, panzón, y sin mucho que hablar.
Una tarde después del buceo matutino, Omar nos llamó -caballero sin hacer ruido asómense en proa y miren para atrás al maquinista que esta meando por la borda-
Era un espectáculo, habría llenado estadios como los Rolling Stones con pantallas gigantes, o teatros como el Cirque du Soleil. 
El maquinista estaba echando un pis al mar, pero no salía de un aparato normal, ni siquiera grande, sino de una manguera de bombero, lo que colgó por la borda escapaba al concepto morronga, poronga, trabuco, cabilla, cuando la sacudió se movió en ondas como una serpiente. Toda la tripulación de buzos estábamos en la proa menos Zarita, la bióloga que era la amante de Ponce, el capitán, y que por razones obvias tenía vedado aquel show. Tampoco es que la usase con frecuencia más que para sacarla a pasear por la borda para recogimiento de cualquier otro osado.

Por la tarde en la hora de las cervezas, el ron, las langostas y el jamón, Zarita dijo “que partida de mariquitas tiene este barco de tripulación” y cada uno intentó dar su excusa desde una óptica varonil basada en un interés antropológico. Pero no funcionaba, aquel día en la proa todos los machos buzos que tocaban las colas de los tiburones,  quedaron anonadados ante la plasticidad de semejante tranca.

Yo me levanté cinco mujeres en lo que él ni una. Pero claro yo declamaba poemas, me peinaba así, daba besos asá, me esmeraba con deleite pero también con dedicación de artista en los cunilingus, cuando decidía presentar ya sin el menor pudor mi herramienta, esta estaba henchida, rozagante venosa, fuera de cualquier riesgo de rubor.

No fue Ponce con sus años de tiroteos ni su búsqueda de camilo Cienfuegos ni la operación Paty Candela, tampoco Omar su sobrino que se creía guapo ni Albertico el mejor buzo de Cuba, el traductor de tiburones, ni siquiera el general Robertico, ni yo que a esa altura había atravesado varias vidas en experiencias, sino el que no hacía chistes, ni era avispado, ni lindo ni feo, ni se preocupaba por vestirse bien, no era culto, sabio, genio ni talentoso, simplemente el maquinista era el más pingudo de todo Santiago de Cuba.

Baconao Park, del Plan Baconao Turquino.

Baconao Park, del Plan Baconao Turquino.

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17 septiembre 2019 2 17 /09 /septiembre /2019 09:17

Un ricordo di Mario Bendetti

Oggi passeggiando, mi è venuto alla mente il ricordo di Benedetti e dei suoi baffi. 
Alamar, le sparute pulci e la sua enorme dignità, appena fuori l’Habana in direzione di Cojìmar, un barrio proletario dell’uomo nuovo. 
Mario Benedetti ha vissuto in esilio a Cuba ma ha chiesto in modo esplicito, conforme alle sue idee e al suo nerbo, che non gli dessero privilegi all’altezza del suo nome. Avrebbe potuto vivere a Parigi, in un dipartimento tipo il Trocadero. Ma lui era così.
Ha vissuto un po’ di tempo a Alamar dunque, una baraccopoli operaia di tipo stalinista, davvero orribile nell’aspetto, in cui non c’è mai stata nessuna attrazione particolare che si ricordi.
Occorre rammentare che a Cuba non è stata costruita una sola cosa in 50 anni utile a promuovere il turismo, ma nemmeno promossa dal governo rivoluzionario. Paradossalmente tutto ciò che il proprio istituto del turismo considera come attraente, è stato fatto prima del 1959.
Beh, Benedetti, il grande poeta, scendeva a piedi le scale dell’edificio di dodici piani dove viveva, sul mezzo del giorno, e andava a comprare con la “libreta”, non con dollari ma con soldi cubani, validi al massimo per piselli, riso, uova e qualche altra cosetta in più, al magazzino della zona 8.
Faceva imperterrito come tutti la sua coda, e poi tornava carico di quel poco che c’era, ma (vuoi mettere?) sotto quel sole di giustizia… 
Aveva addosso terribili pulci più affamate di lui, era un poeta solitario, di grande carattere, della gentilezza convenzionale e affettata non gli era rimasto nulla, e per questo alcuni lo criticavano, perché volevano che, una delle stelle della cultura d’America fosse più cordiale ancora di quanto fosse.

E non bastava che vivesse in Alamar e di lì andasse girando per il territorio imprecisato del Bachiplan, (un polverone biancastro e grigio che s’infilava da tutti gli orifizi fino al midollo) né che essendo uruguaiano, mangiasse ogni morte di Papa una bistecca, o che bevesse mate con quella erba rinsecchita al sole, impegnato a togliersi di dosso quelle fastidiosissime zanzare che non riusciva ad allontanare il ventilatore russo, scrivesse poesie meravigliose da quella baraccopoli operaia. Come Dostoevskij lo faceva dalla prigione in Siberia, anche se il poeta rioplatense per volontà propria, e addirittura senza lamentarsi, ma grato. 
Avrebbero preferito magari che “don Mario” discendesse fino alle catacombe dell’inermità, dove abita l’eco di tutte le codardie umane, la morchia del tedio, della procacità, della grossolanità, il trotto della mandria e il belare del gregge, dell’orrore più sordo che rappresentava quel convenzionalismo di quartiere, con le sue conversazioni banali, quel nulla di quotidiano, quell’omicidio alla poesia.

Era un eterno cospiratore della penna, un uomo coraggioso, elettrico, amante del minimalismo, della lealtà, e anche quando il suo posto in esilio sarebbe stato un prestigioso quartiere di Parigi o di Londra, non si è mai lamentato di quel “sole di giustizia” né di aspettare la sua bistecca trimestrale nella coda infinita del magazzino “agropecuario” né di resistere all’affronto di sentir chiamare “Rivoluzione” quella cosa amorfa e atonale intorno a lui. 
Nemmeno la tortura di ascoltare le preferenze musicali del vicinato lo distoglieva, che con orgoglio si esibiva tremante per la vibrazione degli altoparlanti delle loro radio russe messe al massimo volume, dietro le sottili pareti di quel dipartimento dell’edificio di dodici piani, dove quando se ne andava la luce, Benedetti accendeva una candela, sognava di accompagnarsi ai suoi connazionali detenuti, a quelli che non c’erano più, ai suoi amori, alle foglie cadute di uno degli autunni della sua terra, si chinava sulla carta e scriveva quei meravigliosi versi senza un filo di odio, con quella naturalezza e profondità degli uruguaiani di allora, con il sigillo impegnato di quelle generazioni, versi pieni di ammirazione per la grandezza dello spirito e anche di compassione per l’imbecillità umana, anche per le vittime e carnefici di essa, e di tutto quel nulla abissale quotidiano. 
Martìn Guevara Duarte (Traduzione Alessandro Silvestri)

Don Mario, el petiso gigante.

Don Mario, el petiso gigante.

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10 junio 2019 1 10 /06 /junio /2019 17:08

Durante los primeros años de mi estancia en La Habana vivía en el Hotel Habana Libre, que había sido antes de la Revolución Hotel Habana Hilton. Cada mañana bajaba a desayunar a un coqueto restaurante en la planta Mezzanini, ordenaba un par de huevos fritos que venían con unas gruesas fetas de jamón caliente debajo, y pedía además una ración queso fresco. Me comía los huevos pero el jamón y el queso lo metía dentro de los panecillos calientes untados con mantequilla, los envolvía en las finas servilletas de tela blanca y los llevaba a la escuela.

Mis compañeros del colegio no tomaban el desayuno en aquel restaurante, y la gran mayoría hacía años que no habían tenido la ocasión de saborear el jamón. Yo me ocupaba de acercarlos a ese recuerdo impreso en el hipotálamo.

Una tarde se acercó uno de los “compañeros revolucionarios” del ICAP que atendía a mi familia, y se tomó un tiempo para explicarme que en Cuba se había hecho la Revolución para que todo el mundo fuese igual, sin embargo-dijo- aún quedaban cosas por hacer, y por el momento la población de “fuera del Hotel” no tenía el mismo acceso al modo de vida que generosamente la Revolución nos estaba brindando a los de “dentro del Hotel”.

Sugirió que no llevase más los bocaditos de jamón al colegio, porque los niños podrían estar llevándose una idea equivocada.

En ese instante conocí el carácter subversivo de dos de los elementos más extraviados y extrañados en la isla de Cuba: el jamón y la verdad.

El jamón y la verdad
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20 enero 2019 7 20 /01 /enero /2019 01:24

La verdad es que ni soy, ni me siento el animal político de Aristóteles. Han sido años de inercia. Ni siquiera opinaría de política si no hubiese sido tamizado por una recia sobre dosis directa a la aorta de Cuba y de todo lo que de ello se desprende, sumado al entorno de idolatría y endiosamiento al hermano de mi padre en algunos ámbitos, a la vez que en otros un encono en su contra igualmente hiperbólico.

Habría seguido sintiendo cada injusticia en lo más profundo de mi ser, pero creo que no habría tenido elementos ni la pulsión por canalizarlo a través del discurso político e ideológico.

Si hubiese sentido mayor pena por un ser humano sufriendo frío, a lo mejor habría sido ingeniero textil o de energías alternativas, si me hubiese apenado más alguien con hambre me habría dedicado al sector alimentario, agricultor, ganadero, si el alma me la hubiese embargado un mendigo sería ingeniero civil, arquitecto, constructor, poeta maldito, eremita, o mendigo.

Tantos caminos me habría sugerido mi sentido común natural para llegar directo a los asuntos que me conmoviesen, antes que el atajo intangible de hacerme de un discurso, de un sistema de pros y contras, de altanería moral, de declaraciones rotundas y altisonantes de principios, de iconos, fetiches, paradigmas, constructores de la nada, que de nada y para nada sirven.

No lo puedo asegurar, pero así como intenté con el vino y el tabaco obteniendo buenos resultados, y con el café y los pinchitos forajidos sin demasiado éxito, intentaré alejarme de escribir con el estigma del permanente barniz político, de esta posición clara y diáfana que no requiere de ninguna reflexión previa para encarar cualquier cariz ético.

Y acaso a través de ese camino regrese de vez en cuando a criterios políticos más saneados, desintoxicados, alejados del mínimo atisbo de dogma, a participar y opinar sobre lo que puedo modificar, destituir o edificar. Nos acostumbramos a blasfemar contra Guarapo Castro, Trump, Putin, los chinos o los banqueros, y nos olvidamos que los indeseables están más cerca, en la misma esquina cuando nos cobran veinte céntimos más el café, la carne pasada, o aun más cerca, cuando de nuestra propia sangre nos pican con más alevosía que el mosquito "Aedes aegypti"

Aun debo un artículo sobre los sesenta años del sempiterno gobierno en Cuba, no en sentido cronológico como el que publiqué el día que se cumplió el aniversario, sino auscultando la posible herencia del sistema, cuatro charlas ya pactadas, y después ¡voilá! observación del entorno y del interno, escribir sobre las miradas, sobre los roces, sobre lamer chocolate o vulvas, sobre el campo, el olfato, la noche en la ciudad, la risa y los ruidos, la amistad y el sacrificio, la almohada, el asma, las traiciones, el abandono, el desamor, el placer y el dolor, la uña enterrada en el canal raquídeo y las diferentes eyaculaciones, sobre lenguas, vaginas, anos, o sobre la socorrida mano de las pajas patéticas, vergonzantes, solitarias, escondidas, perdedoras, silenciadas, pero gozosas como el baile de mil demonios antes de la siesta.

A la mierda la jerga política
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24 junio 2018 7 24 /06 /junio /2018 14:42

A todos mis queridos amigos cubanos que están aplaudiendo la diáspora más cercana al corte hitleriano que una democracia probada se puede permitir, con inmigrantes y sus niños que no tuvieron la “suerte” de ser gobernados por un comunista como Fidel Guarapo Castro en sus países de origen, para que EEUU les diese un exquisito trato de favor a merced de la Guerra Fría, les quiero dar una idea sustancialmente mejor.

Háganse notar más por los WASP, los red neck, el KKK, escriban, vociferen, llenen de grafitis las ciudades pidiendo que cuelguen, quemen, descuarticen en la plaza pública a todos esos sucios latinoamericanos comedores de yuca, de arroz, de frijoles, de porquerías repletas de azúcar, bebedores de cerveza, de ron, de tequila, bailadores de ritmos salvajes, selváticos, de gestos groseros, soeces, portadores de barrigas obscenas llenas de grasa resultado de su previa acumulación de hambre en el ADN y de gula en el hipotálamo.

Y puede que subiendo así la parada, mostrándose lo más insensible, basura y repulsivos que puedan, es posible aunque no probable, que los norteamericanos de ojos azules, aunque sea por misericordia y lástima los incluyan en algún sub sector de su bando, y hasta quizás les concedan el honor, el incomparable privilegio de llamarse Smith o Taylor, o sea herreros y sastres, nada de pasarse y pedir apellidos nobles, pero piénsenlo bien: aunque les cediesen el privilegio de llamarse "moco" en inglés ¡Estaría cumplido el mayor sueño!

Exijan la pira y la picota para todo inmigrante, eso sí, quédense en el sur de La Florida, porque si sacan un pie de ahí no hay tarjeta verde, permiso de estancia, pasaporte ni dios devorador que los vaya a salvar de que esos mismos WASP (White Anglo Saxon Protestant), persuadidos por vuestras encendidas proclamas, terminen por colgar, quemar y ahogar a todo Yusnaby y Yumisleisis como a sus primos Gómez; no esperen de quienes creen que Islandia está en la Antártida que hagan distinciones imperceptibles casi hasta para Babalú Ayé, ellos sólo buscarán a los de piel marrón y grasosa, que hablan manoteando con sonidos guturales, escuchan zurullos y se mueven como orangutanes, botan el doble nueve con fiereza o se pegan al grito de !tres mil y más murieron! , visten indumentaria de payaso, portan estatura de chimpancé, e ingieren sancocho con arroz como condenado a muerte. 

Regla de imprescindible cumplimiento: no salir de Miami, ya que no les pedirán identificación antes del linchamiento y jamás se enterarán de la reciente concesión de su rebautizo como Smith o Lowell. Porque el cubano, y eso hay que ponerlo en valor, tiene orgullo, y al revés del resto de centroamericanos que en segunda generación se llaman Peter Gómez, el cubano se rebautiza con el nombre en castellano y el apellido británico, tal como sugiere su reminiscencia anglosajona del año 1762 en el reino de Cumberland.

¿Será que el terrible desprecio al que sometió a su pueblo la abominable cúpula de la "Involución cubana", privilegiando a cualquier extranjero sobre todo ciudadano cubano no pariente de dirigentes, habrá germinado en reproducir hoy allí donde estén y puedan mediante cualquier ficción o estratagema, el mismo odio contra los más débiles?

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3 abril 2018 2 03 /04 /abril /2018 23:03

No hay purgatorio sin oasis. Hace unos días decidí que ya reconstituido   los tejidos de mi cubanismo y cubaneo tras un recomendable período de reposo y descanso respecto de la realidad de la isla, de sus avatares y los nunca bien ponderados tejes y manejes de sus gerontes propietarios.

Para poder analizar bien, para poder tomar la tarea de opinar sobre una realidad que rebasa los disparates, ocurrencias, dislates, improvisaciones, de todas las obras surrealistas y su propio manifiesto de André Breton, del absurdo de Inonescu, del abstracto, del cubismo, del dadaísmo de Tzara, de la deconstrucción del tiempo y espacio de los conceptualistas, de la desesperación de los suicidas, de la temeridad de los acorralados, del abuso de los cobardes, de la cobardía de los abusadores, hay que dejar pasar un tiempo, tomarse unos jugos de otras temáticas, dormir unas siestas a la sombra de complejas reflexiones, audaces análisis incluso, pero dotados de algún sentido, de la mínima lógica, para saltar otra vez con energías renovadas al ora tibio, ora helado ora ardiente estanque de los debates sobre la realidad del país y la participación de la sociedad civil en Cuba. Y ni bien me tiro al agua, con motivo del anuncio de la reforma de la Constitución, liderada nada menos que por el demócrata y moderno dirigente Raúl Castro Ruz, e inspirada su eternizado hermano, el semi diós devorador “Guarapo  Castro”, me encuentro con una novedosa curiosidad.

Movido por la curiosidad hacia los contorneos y malabares qu deberán realizar para acometer la tarea de cambiar algo de la Constitución para que en el contenido nada cambie,  encontré esta curiosa novedad. 

A los nuevos y a los ya clásicos disidentes, esos que se ganaron su derecho a ser reconocidos como tales enfrentando una mole de dimensiones que nadie que no haya conocido un sistema absolutista al cien por ciento puede imaginar,los están combatiendo no ya los típicos cuadros de la UJC o del PCC formados en los principios del marxismo cultural de la Escuela de Frankfurt, aunque todo hay que decirlo, cada año iban mermando n materia de sustento y sustrato técnico e incluso intelectual tras el período especial proporcional a la población en general, sino que ha tenido lugar en mi más o menos breve ausencia la germinación de unos especímenes de lo más curiosos, y aunque lo exprese sin datos, con toda probabilidad son apadrinados ya en lo económico, en lo institucional o en ambos, por los mismos que otrora salían al paso desde sus pódiums de poder verde olivo y de guayabera, barriga cervecera y tres bolígrafos en el bolsillo.

Ninguno de estos nuevos especímenes de la lucha ideológica vive en Cuba, ni come salteado, ni sabe ni supo lo que es “jalar un chivo espeso” o sea pedalear una bicicleta china sin piñón de velocidades, cuesta arriba y abajo con  el buche vacío y un sol de justicia para luchar unas papas o unas cebollas, ni discute una guagua batiendo récords en los cien metros planos, ni choca con los apagones, los cortes de agua, los derrumbes de los edificios, ni mata mosquitos a dos manos por la noche que no hay ventilador ruso que los espante ni con su aire ni con su ruido, todos viven a cuerpo de rey en el exterior, para mi sorpresa, la mayoría en Estados Unidos, algunos en México, otros en Europa y todos tienen dinero a punta pala. Las nuevas "Brigadas de choque" contra la disidencia cubana, ya son Made in "Yuma".

Algunos de estos defensores de la pasta de oca y del picadillo de soya son nacidos y otros criados en el capitalismo y la democracia, también hay recientemente emigrados. Defienden la "Involución" sin tener la más remota idea de lo que hablan, ni siquiera una percepción lejana, muy por el contrario una vida henchida de opciones políticas, ideológicas, culturales de movimientos, y sobre todo, de fibras de diferentes procedencias para mantener siempre calmados, adormilados, incluso ausentes los rugidos intestinales tan presentes en las barrigas cubanas. Además hay que destacar que son portadores de una incultura supina, de un desprecio por la lectura, por el lenguaje, por la Historia, ni siquiera me refiero a su descomunal páramo de conocimientos sobre los temas que se atreven a abordar, sino acerca de todo, es como la elevación de la brutalidad en su máxima expresión, habida cuenta que el punto de encuentro para estos debates son las conocidas como "Directas" de los diversos o hegemónicos canales audiovisuales disponibles en la red. Escuché unos que ni hablan con tono cubano, una habla como una estadounidense que aprendió español hace poco, aunque intentando incurrir en cubanías como “veddá” o “po’qué” y otra hablando como una película mejicana de Cantinflas, y los hay que atacan o debaten desde sus automóviles del año con tono portorriqueño de “Nueva Yol”, lo colisiona con una característica del cubano, incluso habiendo nacido en EEUU hablan con tonalidad cubana no renuncian jamás a sus raíces identitarias en lo culinario cultural y lingüístico, como se aprecia en los casos de famosos como Andy García, María Elvira Salazar o Gloria Estefan.

Analizar las tácticas de los dinosaurios de la Involución de esperpéntico pero una vez más la maquinaria de auto conservación del sistema de represores inútiles y vagos de la isla se las ha ingeniado como cualquier parásito u holgazán para encontrar una nueva forma, nada despreciable a juzgar por su éxito, de meter cizaña, de emponzoñar, de crear divergencia y sobre todo de difamar.

Por favor queridos Eliécer, Rosa María, Yoani, Manuel, Laritza, Antúnez, Damas de Blanco en general y todos los demás, no les proporcionen la satisfacción de sus mal habidos minutos de fama para lo cual deberán descender al nivel del betún con fin de sostener un debate paupérrimo y estéril.

 

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7 marzo 2018 3 07 /03 /marzo /2018 13:56

 

Con motivo del próximo día de la mujer trabajadora, particularmente reivindicativo en el mundo entero.

 Uno de los rasgos característicos de la primerísima sociedad post revolucionaria cubana fue la emancipación de diversos sectores sociales, parecía estarse concretando el sueño de la intelectualidad europea y latinoamericana de principios del siglo XX, obreros al poder, la creatividad sin límites, el campesinado adueñándose de la tierra, y la plena realización de la mujer en todos los terrenos sociales, mujeres milicianas, mujeres trabajadoras, la publicación de la  revista “Mujeres” de alto contenido feminista, la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), el divorcio, el aborto y todo ello previo a los hippies, a la vez que los círculos intelectuales parisinos y los Beatnik de Nueva York, en el inicio de la década de los sesenta cuando el mundo casi entero era un chador para las aspiraciones de libertad de las mujeres.

Pero al igual que el resto del sueño de igualdad para todas las personas sin distinción de sexo, identidad, raza, clase social o nacionalidad, sin la más mínima discriminación, las aspiraciones   feministas, cual caprichosas veleidades también se fueron “a bolina”, al tiempo que los dirigentes fueron mostrando sus intenciones de atornillarse vitaliciamente al poder y desataron un feroz período de oscurantismo y de caza de brujas, para conseguir el efecto eterno del popper de su particular erótica del poder. Cuando la revolución se convirtió en “la Involución”, con una marcada pulsión machista.

Copyright que no le pertenece al experimento cubano, generalmente las sociedades están construidas desde la masculinidad incluso aun más que desde el machismo. Desde el simple croquis de una casa, un barrio, una calle, un revólver o una máquina de coser, concebidos desde una percepción fálica en lo estético y su esencia..

El comandante de aquella primerísima experiencia revolucionaria Ernesto “Che” Guevara, si bien bajo un prisma actual más o menos sofisticado se consideraría machista, ya que en sus convocatoritas o arengas en el fragor del combate, usaba a menudo la exhortación a la virilidad, a la hombría, pero más allá de las consideraciones sobre su accionar guerrillero e incluso ideológico, lo cierto es que en el universo de los hechos, se conducía de manera muy distinta a la percepción general hacia las mujeres en el prisma de los varones de su tiempo.

Desde muy joven en su casa tuvo la oportunidad de ver como su madre fue una mujer militante, feminista de hecho, rebelde, culta, montaba a caballo y nadaba mejor que la mayoría de los hombres, fumaba, usaba el pelo corto a lo garzón, era precisa en tiro al blanco con armas largas y cortas, y lo más importante que vio el comandante Ernesto desde chiquito, fue que su madre era con diferencia, tan o más temeraria que su padre, aun cuando este era todo un aventurero. También tenía dos hermanas portadoras de un carácter, determinación e independencia fuera de lo común, ambas se hicieron arquitectas como el padre, aunque como en todas las casas de la época, en la práctica, tanto en esa casa como en las de alrededor, las decisiones finales seguían siendo cosas de hombres y las vajillas y trapos aunque de mujeres aunque fuesen del servicio doméstico.

 

En este terreno como en varios otros él era de la convicción que cualquier grado de praxis convenía con creces que el mejor de los proselitismos. Así lo atestigua la realidad, las mujeres que tuvo Ernesto como parejas fueron mujeres de carácter fuerte, inteligentes, tendientes a la independencia no negociada, compañeras en un sentido integral, de diferentes estilos a lo largo de su vida y acorde a sus cambios pero con un rasgo común: no eran ayudantes y mucho menos sirvientes, sino que le aportaron formación. Ya fuese desde su inseparable amiga Tita Infante con quien compartía los aprendizajes de filosofía y literatura, la exiliada española Carmen González Aguilar, Carmen “ Chichina” Ferreyra quien era cualquier cosa menos una mujer sumisa, su primera esposa, compañera de lucha y su maestra en militancia, madre de primera hija, Hilda Gadea,  su primera compañera en la Sierra Maestra la campesina Zoila Rodríguez, de un gran valor y que le aportó conocimientos de la medicina popular, su segunda esposa y madre de cuatro hijos Aleida March, mujer de valor procedente de la lucha clandestina contra el régimen de Batista, así como la valerosa Tamara Bunke, conocida como Tania la Guerrillera, quien cayera en combate en Bolivia, por quien Ernesto sintiera una gran admiración y no poca atracción.

Ninguna de ellas destacadas como cocineras ni como cosedoras de calcetines.

 

Pero Ernesto Guevara partió a morir en Bolivia, en parte obedeciendo sus impulsos justicieros, en parte expelido por la avaricia de los intereses personales de sus ex compañeros, y en buena parte en la huida de las chimeneas hogareñas, donde se puede conciliar el sueño más placentero pero difícilmente provocar la fascinación de Dulcinea y la caricia de la mano materna al cráneo del hijo pródigo en su eterno vagar.

 

El vicio del poder de la cúpula cubana después de más de cincuenta años, sepultó lapidariamente toda intención inicial de aquellos sueños de reformas de los reflejos retrógrados de la sociedad que le precedía.

El sitio más propicio para la metamorfosis de la sociedad, el contorno más adecuado para toda revolución evolutiva, se reduce y a la vez eleva a uno mismo y su entorno. Si no podemos educar ni modificar nuestros más primitivos impulsos en el reducto de ese ineludible ámbito

¿Qué experiencia y autoridad moral se supone nos asistiría en su aplicación a gran escala?

 

 

Ernesto Guevara con Hilda Gadea, con su madre Celia de la Serna y con Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre
Ernesto Guevara con Hilda Gadea, con su madre Celia de la Serna y con Simone de Beauvoir y Jean Paul SartreErnesto Guevara con Hilda Gadea, con su madre Celia de la Serna y con Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre

Ernesto Guevara con Hilda Gadea, con su madre Celia de la Serna y con Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre

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4 marzo 2018 7 04 /03 /marzo /2018 19:39

Mi hijo mayor hace unos diez o doce años tuvo un accidente de una gravedad extrema en Marianao, La Habana, conduciendo un automóvil alquilado por unos días en que había regresado a pasar unas vacaciones a su barrio desde Europa donde vivía y vive actualmente.
Tomé un avión el mismo día que me avisaron desde la isla, la cosa no pintaba demasiado bien. En el aeropuerto me encontré una prima que había venido a hacer actos y dar charlas sobre nuestro célebre pariente común. Ella regresaba a su casa, yo volaba a ver a mi hijo tendido en la habitación del Hospital Militar de Marianao, y a encontrarme con el país al que tras tomarle un cariño especial después de un rechazo inicial, tuve que abandonar porque lo decidieron entre mi familia y el Consejo de Estado. Todavía yo no había empezado a escribir artículos manifestando mi postura frente a la dictadura cubana, por ende aún no había sido del todo fumigado por el oportunismo familiar, aunque desde siempre era considerado lumpen y "no afecto", cuando curiosamente llevaba lustros siendo el único que vivía con humildad y exclusivamente de mi trabajo.
Conversamos las cosas equivalentes al estado del tiempo que solían charlar los ingleses a la hora del té, me mostró fotos de sus crías, y yo le comenté porque viajaba. 
En el aeropuerto me esperaba otro pariente, intimo amigo de toda la vida, nos abrazamos, olí el almizcle y respiré ese aire cargado de aromas de flores, plantas y humo de los tubos de escapes viejos que al olerlo me doy cuenta cuanto los extraño y a cuantas emociones me remite, me preguntó a donde me llevaba, fuimos a dejar las maletas a la casa en que me quedaría esos días y de ahí al hospital.
Una vez en el hospital habiendo estado delante de mi hijo en un estado verdaderamente crítico, en los hospitales que no eran para los familiares de los dirigentes no había casi nada, y ese el destinado a los militares de graduación media y baja, o sea que estaba entre medias. Mi hijo ya se había ido a vivir afuera de la isla y yo era desde hacía años considerado "desafecto", así que se quedaría en el Hospital militar, ni siquiera intentamos moverlo de allí a uno de parientes de la aristocracia revolucionaria. La madre de mi hijo, me comentó que el médico le había pedido que “resolviéramos” una cánula porque no tenían en el hospital
Todos los días su madre, que había viajado con él a Cuba, gastaba una buena cantidad de dinero y tiempo en conseguir regalos para las enfermeras, los médicos, los conserjes, incluso para que lo cambiasen de habitación cuando entraba en la suya un herido a machetazos o a puñaladas, tras una gresca grupal o familiar, ya que muchas veces por la madrugada llegaban bandas con el cometido de liquidar el trabajo o que no había podido ser concluido en la calle. No era un buen ambiente donde reponerse de una operación al cráneo. 
Las noches las pasábamos conversando y haciendo chistes, mientras nos turnábamos para vigilarlo, echarle un ojo, en esas circunstancias la vida de una persona depende tanto de la atención profesional como de la energía que desprende el apoyo de los afectos que reciba en su recuperación. Los familiares de los ingresados de fuera de La Habana estaban en condiciones deplorables, en el suelo, sin comida, sin lugar para ducharse. Nosotros no, la familia de mi hijo vivía en una desvencijada mansión del elegante barrio de Miramar, el cual estaba también la casa donde yo me quedaba a dormir, además teníamos algo que en el capitalismo, el feudalismo y el socialismo supone un bálsamo: efectivo contante y sonante.
Llamé a mi pariente para pedirle la cánula, el médico también había sugerido que resolviésemos unas placas para soldar su mandíbula, hilo de coser, gasa, y varias cosas más. La prima mencionada me dijo que vería donde la podía encontrar, pero que el médico supiese que el Comandante había dado la orden en todos los hospitales de que nadie podía pedir nada afuera, y entonces le dije que como se le ocurría que le iba a meter esa muela al médico que estaba haciendo lo que podía por salvar a mi hijo, le dije que me ayudase si podía y si no yo buscaría por otro lugar, pero sin esa descarga. 
Me dijo que sí.
Al día siguiente, cuando llegué al Hospital con la cánula que previamente había pasado a buscar por la casa de mi pariente, la madre de mi primer hijo tenía el semblante pálido, adusto, rígido, justo cuando iba a preguntarle por qué, ella me llamó aparte:
-Martín ¿ tú hiciste o dijiste algo a alguien del médico que lo comprometiese? 
Me quedé lívido pensando y no encontré nada en mi memoria hasta que caí en la cuenta de lo que había pasado. No me acordaba de donde estaba precisamente. Le di la cánula que era un tamaño mayor, y le conté como la había conseguido, entonces me dijo que el médico repentinamente no quería nada de afuera, ni las placas para soldar al mandíbula, ni la cánula, ni la gasa, ni regalos. Estaba aterrado.
No me lo podía creer, quise dejar lugar a la duda.
Mi hijo salió de aquella, volvió a nacer.
Hace pocos días, en una de las visitas que le hago en su hábitat actual en una isla española bañada por el sol y la arena casi como su bella y fatídica Habana, me hizo una confidencia de la que yo había escuchado una vez, hace mucho tiempo, un cierto murmullo procedente de un tío que también se quedó viviendo en la isla de la Involución, pero a lo que no había querido dar mayor relevancia.
Me contó que cuando tenía la sensible edad de 15 o 16 años, fue a una fiesta acompañado precisamente de ese tío, en la cual se festejaba el cumpleaños de una hija de mi pariente de la cánula, la fiesta era en un lugar ni privado ni público, conocido como el Cristino Naranjo en Miramar, y cuando llegaron a la entrada, mi pariente en persona dijo que mi tío podía entrar, pero su acompañante no, mi tío le explicó que se trataba de mi hijo, y ella taxativamente dijo: 
-No, ese no es de familia revolucionaria.
Cuando me contó esto, el estómago se me encogió, el alma en un instante se me secó, sentí que toda la soledad que yo había padecido a causa de mis actos, de mi responsabilidad, se la habían hecho sentir sin la más mínima razón ni compasión a un muchachito que empezaba a incorporarse a la vida adulta, le habían hecho sentir ese vacío, ese desaire, esa crueldad gratuita; como dicen los españoles: ese feo. 
Pensé largo y tendido si tener una plática epistolar o mandarla a hacer todas la puñetas que tiene pendientes de hacerse. 
En ese momento pensé que en la vida siempre hay una de cal por otra de arena, un hermano de esa pariente, durante los años en que yo no pude o no era capaz de ocuparme de mi hijo, él lo iba a visitar, se preocupó porque mi hijo tuviese un familiar mío  cerca, porque supiese de donde venía por mi parte. 
Fue él quien me esperó en el aeropuerto y me llevó al hospital la noche que llegué, y también me llevó el último día al hospital y de ahí al aeropuerto. 
Entre el asco que me produce una actitud y la ternura de la otra, siempre elegí por esta segunda. Pero hoy sentí que debía contar esta crueldad innecesaria que una persona abyecta le hizo a mi hijo, que él se guardó tanto tiempo y que le supuso sentirse menospreciado frente a otros parientes en la isla donde hay más castas sociales qu en la propia India, seres infinitamente menos valiosos que él como persona; por ende esto no es literatura, no es narrativa, no está ni bien ni mal escrito, como en la foto de un crimen, sólo es necesario que esté nítido y diáfano. Un vomito incontenible.

A traición
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