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2 noviembre 2011 3 02 /11 /noviembre /2011 00:19

 

 

 

 

Jerry Hall le gritaba en la calle a Jagger. "_ya no puedo más, ¿hasta cuando?, y  en el vulgo ramplón rompíamos a vitorear las hazañas extramatrimoniales del icono. Mientras, Carla Bruni, discretísima y sofisticada, se apartaba de la publicidad, y dejaba el camino libre a las versiones más convenientes para alimentar la leyenda viril del andrógino rocker. Carla, un dechado de diversión y buen gusto por l a que divagaban las estrellas, sin conseguir habitarla, no era una gruppie, ni una musa como Sibila leramo, ni la joya matrimonial como Jackie, sino un angel repleto de belleza y simpatía, una fracoitaliana.
Clapton, Trump, Jagger y una troupe de pretendientes más, la llamaban a los oídos, a los ojos , a las piernas, querían escuchar una vez más la canción. La Carly Simon mediterránea.

Nicolás Sarkozy se mantuvo ocupado en cosechar el tipo de éxitos que apuntalan una personalidad no demasiado segura de lo que proyecta su aspecto, aunque confiadísimo en su energía.
Francia no le rinde ya pleitesía, persuadida de que el coqueteo con la superficialidad en el modo americano de hacer política, en suelo galo, podría causar un estrago de no retorno dado su carácter altamente adictivo, su gente, de todos los matices ideológicos, retornó por sus fueros. El exhibicionismo, volvió a requerir para ser aprobado, en la tierra de Verlaine de Balzac y Cocó, de una cantidad directamente proporcional de buen gusto.
El país de la gauche, de todos los valores iniciales e iniciáticos de la izquierda universal, jamás divorciados del placer y de la simpatía por el lujo refinado,  ya no le dice a Nicolás, à bientôt, ni à tout a l'heure, ni au revoir. Parecen sugerirle: Adieu.
Sarkozy haría muy bien en utilizar su paternidad en la campaña electoral francesa.
Más que por ser el único presidente que tiene un hijo en los Eliseos, lo creo conveniente, porque de todos esos logros que pueden alimentar su vanidad, el que le dejará un sedimento tan duradero, como  el alcance de su celo en la reconstrucción de su ego, será aquella elección inquietante sorprendente de Bruni.
Por vez primera Sarko sintió que su madre lo veía apuesto.
¿ Qué tendrá el petiso? se solía preguntar Ségolene Royale y toda Francia. 
Paradójicamente, en el retorno a la manera seria de hacer politica, podría ser Carla quien lo auxiliase, más que por su efecto París Match, por el alma de Woody Allen, de Mick Jagger, y del amour entendido a la francesa, pero con algunas  apreciables gotas de l'amore de la mamma.
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29 octubre 2011 6 29 /10 /octubre /2011 00:23

 

 

 

 

Todos huyen de mi blues, nena.

Parecía decir estos días el máximo líder de la revolución cubana.

Y en realidad es que ya está quedándose solo con sus incondicionales.

Atrás quedaron otros tiempos, en que las huestes cansadas de comer en la misma mesa con el mismo mantel, corrían delante de las consignas que desde su tribuna en la isla lanzaban los dirigentes a propios y extraños.

Y por ellas perecían, soportaban dolor, encanecían en una prisión hostil. Consiguiendo en efecto, otro mantel y otra mesa, y no encontrando en el fondo del plato de sopa a ningún Fidel tangible, a ningún discurso salvador que lo fuese a rescatar, ni una arenga alimenticia.

En cada selva una patada en el trasero,

y en el babero,

El blues del abandono nena.

En algún medio de difusión propagandista, escuché durante la semana pasada que el máximo líder de la revolución cubana hacía un alegato antibelicista, al juzgar el acoso, asedio y posterior asesinato del tirano Muamar el Gadafi, por las tropas de los rebeldes Libios, apoyados por las tropas de la OTAN, como un acto de destrucción imperialista.

Concediendo que en efecto, no dejaron correr demasiado tiempo los buenos aliados para, apenas conocida la noticia de la ultima bocanada de aire de el Gadafi a causa de su brutal linchamiento,  acudir raudos a cubrir los apetitosos pozos de petróleo. Me pregunto:

¿Se trata de los mismos dirigentes , de barba y verde olivo que encendían cuanta tibia mecha hubiese, cercana a algún barril de pólvora  en el tercer mundo?

¿ Los mismos que mandaban tropas a cuanto país africano las solicitase, fraternal y desinteresadamente?

¿ Quiénes abrazaron la carrera armamentista de la URSS, e incluso se plegaron a los modos y modales del poco refinado Jruschov en aquel octubre tormentoso,  y seis años más tarde encubrieron la invasión de tanques en la Primavera de Praga, y apoyaron todos los desmanes que el uso de la fuerza imperialista soviética produjo y amenazó con causar?.

Estoy convencido de que me los han cambiado.

Algún truco nacido de la novísima tecnología de los últimos días, habrán usado para colocar a unas pésimas réplicas, de aquellos grandes revolucionarios inclaudicables, que cualquier cosa soportarían antes de ver caer los pilares del socialismo estalinista, de la dictadura del proletariado, antes de entregar los principios leninistas a cambio de cualquier solución que los mantenga vivos y en la poltrona.

Siempre fieles a aquel lema marxista, pero no de Carlos sino de Groucho  que rezaba:

_ ¡Estos son mis principios!, si no le gustan, tengo otros.

Algo habrá hecho la CIA me temo.

Hoy en Cuba se puede comprar lo que sea con una buena suma de dinero capitalista. Casas , coches, empresas. Campos de golf.

Revolución be bop.

Se prefiere el comprador extranjero.

Es el paraíso de las empresas. No existen huelgas, los salarios son bajísimos, y no hay sindicatos garantes.

Sigue habiendo partido único, y dictadura, aunque ya ni se molestan en decir que pertenece al proletariado.

Y ahora  se nos hacen pacifistas.

Solo nos faltan unos comandantes adalides de la democracia, abanderando a los indignados por la escasez de participación de los pueblos, en la oxidada costumbre de votar tan solamente cada dos años.

Un comandante de Wilkileaks, y de Green Peace, y de Amnesty levantando su voz por los presos de conciencia.

Y también uno, con una guitarra bajo un framboyán cantando su blues:

Nobody’s fault but mine.

 

 

 

 

 

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21 octubre 2011 5 21 /10 /octubre /2011 23:42

Hace más o menos tres años,  asistí a una una conferencia interesante, en los salones de Caja España en León, de unos médicos forenses argentinos, cuyo metier es  resolver casos de identidad de restos humanos a los largo de la geografía del mundo, y estaban en España para dar una conferencia a propósito de los cuerpos de más ciento veinte mil "paseados".

Eufemismo que por si solo no alcanza a describir el horror atravesado por esos seres  disparados en la cabeza y arrojados a una cuneta , en los años de la guerra civil o inmediatamente después de terminada, para dejar el panorama limpio de rojos, los cuales no eran otra cosa que los demócratas de entonces , gente como Alberti, Picasso, Machado, García Lorca, Manuel de Falla, o Miguel Hernández, en fin peligrosísimos sediciosos de cultura.

 En la conferencia había una asistencia considerable,  tratándose de León, ciudad de grandes congregaciones cuando se atiende a festejos religiosos, o comilonas de carácter gratuito.  Entre los asistentes estaba la asociación argentina en león, y diferentes asociaciones de derechos humanos, republicanas y una representación pequeña de represaliados, entre los que se encontraba el señor Rodriguez, un abogado de unos ochenta años de buena planta, hombros y voz tan firmes, como sus convicciones. Era el padre del presidente del Gobierno. 

Una vez que terminó la conferencia nos dirigimos a un bar a tomar algo distendidamente y charlar un rato como se hace en León, de manera gregaria, y mediante esas espléndidas tapas que sólo allí se sirven.

Corrían tiempos felices para José Luis Rodríguez Zapatero.

Charlamos sobre la vida de los ancianos, cada uno de ellos emanaba más energía que todos los demás,  el padre del presidente se entretuvo contando su historia y la de su padre, haciendo hincapié en valores familiares, sin tomar demasiado en cuenta la atención que lógicamente suscitaban sus palabras, ya que se sabía entre gente afín.

_Una de morcilla por favor! Le pedí al camarero, y un vinito más, y le dije a Rodriguez que pasara lo que pasara, que supiese que su hijo había hecho felices  a mucha gente en este país, y que de eso creía yo que se trataba el ejercicio de la política, de nada más.

Al hacerlo le llamé Zapatero, y entonces nos dijo_ nadie le dice Rodriguez a mi hijo, a los demás sí, pero no a Jose Luis, su madre estaría orgullosa-  el único hijo Zapatero, conocido en León como el Papes, o Puppies.

Hoy estamos a punto de culminar la segunda presidencia de Zapatero, y las encuestas no son halagadoras para él ni para su partido.

 

Se acabó un experimento que comenzó con la retirada de las tropas españolas de la guerra de Irak.

Que continuó con una ley de igualdad género en las cuotas del gobierno. En que grandes talentos femeninos tuvieron un espacio inmejorable para desplegar sus cualidades políticas y de dirección, desde la feminidad.

 

Le siguió una ley de matrimonio entre personas del mismo sexo. Equiparando los derechos de las personas. Aportando un vendaval de justicia en un área clásicamente marginada,  desde que los tiempos son recogidos por la escritura. A partir de la cual ni se destruyó la familia española ni cayó la sociedad en el vicio desenfrenado y la copulación pública, por más que nos pese a algunos.

 

Se legisló en favor de que las personas con disminución de sus capacidades físicas e intelectuales, fuesen atendidas en su totalidad por el Estado. Conocida como la ley de la dependencia.

 

En este período se aplicó un nuevo reglamento de tráfico que logró disminuir las muertes en las carreteras españolas en más de mil anuales, lo cual se convierte en el mayor hito de cualquier presidencia. Siempre que acordemos en que la vida, es un bien lo suficientemente preciado como para ser tenido en cuenta.

 

La incómoda ley del tabaco entre los votantes clásicos de la izquierda, que sin embargo ha supuesto en el breve tiempo en que lleva instaurada una diminución notable de problemas de salud a causa del tabaquismo, gracias a la determinación de gran parte de la población de abandonar el hábito de fumar, entre los cuales, me incluyo. Los bares son hoy sitios donde se puede degustar un café y un pincho de tortilla, sin necesidad de aprovisionarse de todo el humo ajeno, que se sea capaz de soportar.

 

Se irá el presidente que inició los trámites para una ley de Memoria Histórica, demasiado adelantada para este país, donde quedó claro que Zapatero, le queda  holgado a la España de hoy, al menos dos tallas. No sólo no se buscaba juzgar a los genocidas, es que ni se pretendía señalarlos. Simplemente rescatar los huesos de los asesinados y ofrecerles un homenaje a las familias, y al menos la décima parte de atención, que a las aristocráticas víctimas del terrorismo. Pero no encontró eco social. Quedó muy abandonado en este item. Debieron dimitir el Ministro de Justicia y el Juez Garzón, a causa del progreso de denuncias de organizaciones franquistas. Así sin más.

 

Hasta que la crisis mundial se llevó todo por delante, cada ley, cada paso favorecía a las clases medias, bajas y altas.

 

No hubo ni una sola injerencia en los asuntos de los capitales. Por el contrario se los liberó de impuestos.

 

La televisión pública pasó a ser un ente imparcial.

 

Los jefes de estado mejores valorados eran los amigos de España.

 

El mundo desarrollado y civilizado tomó a Zapatero como un referente moral.

 

Seiscientos mil trabajadores ilegales fueron regularizados para que empezasen a contribuir al fisco, y con la finalidad de empezar el tramo final de la conversión española en un Estado europeo pleno, con conciencia social civilizada.

 

Importante destacar, que contrario a los clichés de fácil acceso, este gobierno fue con diferencia menos cercano a los sátrapas y dictadores del mundo. Ni recibía habanos de manos de uno, ni caballos pura raza árabes en un palacio en Damasco de manos de otro, ni reía a carcajadas con los pies en la mesa en compañía de un tercero.

 

Pero si hay algo que este gobierno dejó al país, fué que más allá de cualquier declaración de claudicación de ETA, el día antes de que se produjese, el terrorismo estaba bajo el puesto número siete, entre las preocupaciones auscultadas en la población española. Parece evidente que si solo hubiese sido reemplazada por la crisis, causada por los grandes capitales, estaría en todo caso en un destacadísimo segundo lugar.

Siete muertos en ocho años, era el hito antiterrorista mayor a que esta sociedad podía aspirar. Y se superó.

 

Termina su presidencia con una jugada de matices espectaculares, de reflejos destellantes. La declaración del final de lucha armada de ETA. El anuncio más importante en la politica española de los últimos treinta años.

Sin ceder ni una de las exigencias históricas de la organización armada vasca.

Habiendo gobernado con la ley y la profilaxis.

 

España se prepara para ser gobernada por un partido que no ha aportado ni la más minima propuesta positiva, única actitud que reconozco como patriótica, y para despedir al presidente que más aportes en la Historia reciente de este país ha hecho.

"España es diferente", rezaba un cartel publicitario en la década de los sesenta para llamar a turistas suecos y franceses.

El simiente que dejó este período , sin embargo germinará en algún momento y  acaso sea, cuando todo este temor colectivo por ver descender de los podios nacionales, a los toros, los tricornios, y las  cabras legionarias, desaparezca dando lugar, a que los mañana espíritus, de los votantes de hoy,  hagan procesión por León, para visitar al viejo abogado republicano y comentarle al oído, que el honor hecho a Rodriguez, por su vapuleado hijo Zapatero, ni en el mejor de los sueños podría haberlo esperado.





 


 

 

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20 octubre 2011 4 20 /10 /octubre /2011 23:32
Esta nota fue escrita, el viernes 18 de marzo de 2011.

Si a mi hijo de ocho  años y al resto de los alumnos de su clase, les pido que enlacen palabras que pertenezcan al mismo conjunto, según sus percepciones, y entre ellas escribo sometimiento, invasión, conquista o bombardero, casi con seguridad ninguno las enlazaría con misericordia, con solidaridad, con compromiso, con ayuda.

Pero parece que los mandatarios persisten en tomarnos por menos avispados que los niños de la edad de mi hijo. Nos dicen por enésima vez que han decidido  ayudar a un pueblo que lo necesita, y la primera y única acción que amagan con hacer es el bombardeo.En este caso, el elgido es Libia.

No se conoce ni un solo bombardeo que haya matado generales y coroneles. Siempre mueren por miles los niños que van a la escuela, las mujeres y hombres que acuden a su trabajo.

Pero por una extraña razón, una bomba colocada debajo del asiento de un tren , o un autobús, es considerada de manera diferente a una lanzada desde el aire sobre el mismo tren o autobús, sobre el mismo asiento ocupado por alguien. No se tiene en cuenta la explosión y caracter destructivo del artefacto, ni el dolor que causa, sino la procedencia de su ejecutor, la nacionalidad, la indumentaria, y los medios con que cuenta para depositar la muerte en el tren.

Antes de ayer, los jefes de Estado occidentales, se besaban de manera demasiado lasciva con el dueño del petroleo y conductor del terror en Libia.

Había cariño.

Algo se rompió y aquellos besos hoy son demasiado voluptuosos como para retransmitirlos en horario de protección al creyente.

El petroleo subió por las nubes, no se sabe quienes son estos rebeldes, y si tienen planes de ser complacientes con nuestros depósitos de combustible. El pueblo sublevado es sano, pero quienes lo conducen a la violencia entre hombres son siempre los mismos, con idéntico pretexto que las potencias de todos los tiempos. dá igual si se llaman Muhamad o Rotschild.

A saber: la guerra es un negocio en el cual dos personas muy pobres, que no se conocen de nada se enfrentan entre sí liquidandose, en pos de dos personas muy ricas que se conocen muy bien, y que jamás se harían  el menor daño, si ello dependiese de su valor en la lucha.

Ya están las luces, las cámaras, por ahí llegan los fuegos artificiales, hay helados bien fríos y perritos calientes muy sabrosos,

¡ Que empiece la función!

 

Hoy jueves 20 de Octubre, unos meses después, la televisión nos muestra como un grupo de insurrectos, lograron dar con el paradero del sangriento dictador, y se aplicaron en no mejorar sus métodos ni un ápice, en no dar ni la más minima esperanza de que algo cambie, con respecto a los procedimientos para erradicar a los ejecutores de tanto daño en Libia.

 

Lógicamente la gente está contenta hoy en Libia, se han librado de un opresor; aquí se debería mostrar un poco más de cosntricción, si se fuese a juzgar por el cariño que se le profesaba,; pero los pozos de oro negro ya están reservados.

 También me temo que no precisamos muchas más evidencias de que lavando las afrentas con sangre, cobrando ojo por ojo, dificilmente se logre reparar un dolor, y es lícito presentar ciertas dudas, de que semejante solución,  permita conducir a una sociedad por los senderos de paz y tolerancia, imprescindibles para su progreso.

 

Otra noticia de un calado más profundo en el alma de los españoles, inundó hoy radios y televisiones. Lo que era ya vox populi en estos días, después de ocho años con solo siete muertos causados por el terrorismo, se hizo por fin una realidad.

Hoy ETA ha anunciado el final de las acciones armadas.

Es un día de la democracia. Un día del país vasco. Es destacable el talante y la altura de José Luis Rodriguez Zapatero. Hoy metió un gol desde la mitad de la cancha, cuando el partido parecía finalizado, y tuvo la nobleza de agradecer a todas las fuerzas políticas, incluída la que lo fustigó sin pausa, desde la ley de los matrimonios gay, hasta hoy, culpandolo de una crisis que no generó .

Adiós ETA, adiós bombas, y adiós este filón de muchos politicos, de no muy alta estofa, para esquivar otros temas.

Celebro el fin del mal, a través del uso de la razón.

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18 octubre 2011 2 18 /10 /octubre /2011 00:38

 

¿Por qué me irrita la muerte, de Laura Pollán, cofundadora y cabeza visible de las Damas de Blanco, en el hospital Calixto García de La Habana?.
Me pregunto acerca de la razón que acalla a las gargantas más prestas a gritar en pos de cualquier víctima de un abuso, el más mínimo sonido a favor de quienes quieren vivir sus vidas de forma diferente que la marcada por el establishment en la isla de Cuba, donde aún hoy se considera asociación ilícita y traición, el hecho e juntarse a opinar en favor de otro gobierno, a favor de un cambio de rumbo en la dirigencia.
¿ Y por qué razón me siento tan presto a opinar sobre el asunto cuando en mi vida cotidiana me muestro muy desconfiado de todo lo que provenga de la política?.
 Y es que es un asunto de la más elemental justicia, no de política. Jamás podré entender, que cualquier persona, pero aún menos un intelectual, preste su valioso apoyo al  más que justo y feliz fenómeno de los indignados, cuando estos se pueden no solo manifestar, sino ocupar la plaza principal de su país durante meses sin incidentes, y no sean capaces siquiera de condenar el encarcelamiento por años de personas, cuyo delito ha sido pensar y opinar acerca de una alternativa al poder. Sin soñar jamás siquiera, tomar la plaza de la revolución por ejemplo, para acampar con sus reclamos durante meses, y gritarle a los dirigentes de la revolución sus ideas. Ni mucho menos.
Sé que quizás cuando las tornas cambien podremos ver pavonearse en el poder a los actuales oprimidos, si alguna vez acceden a hacer lo mismo que hacen aquellos de los que renegaron, seguro me encontraré entre quienes los consideraran renovables.
Pero mientras tanto y al resguardo de tales sospechas, intelectuales como Yoani Sánchez, o luchadoras como la maestra Pollán, no me causan sino una gran admiración, ya que conozco lo impenetrable del sistema al que osaron oponerse, y que de a poco va humillando su testa, como el toro embanderillado frente al torero, pero que dará muchas coces y cornadas antes de sucumbir.
Y si ordenas levantar el pie que pisa al último oprimido, debajo encontrarás a una mujer.
No me sorprende que ambas sean mujeres.  
Algunos, incluso de entre las diferentes organizaciones de madres, abuelas, esposas de represaliados en el mundo, explican que una ventaja del machismo es que a la mujer la respetan más en el momento de decidir si ejercer  la violencia sobre ellas, que a un hombre.
Tal vez incluso alguna llegue a creer a pies puntillas esa explicación.
Pero en su mayoría es más una muestra del buen gusto y respeto, del que suelen hacer gala  las personas de bien, en casi todo lo que hacen en sus vidas.
Tonterías, las mínimas.
Parece haber un modo de valor femenino, uterino, diferente al del hombre, la mujer es mucho más dura y valiente, porque es más optimista, casi por antonomasia, su realismo místico no tiene nada que ver, con el escapismo de que son acusadas en las conversaciones domésticas;  más bien parecen sintonizadas con una realidad imperceptible para la mayoría de los varones, para la masculinidad, que está en el más allá, en el futuro, gracias al mundo de sabiduría innata , que les dota el estar preparadas para la procreación. 
El valor del hombre está siempre más relacionado con la perspectiva de la muerte, con el fracaso de la contienda, que con las verdaderas posibilidades de éxito. 
Es frecuente escuchar decir acerca de las mujeres, que no se sabe donde llevan la cabeza; pero amigos,  acaban de descubrir donde: la tienen justo sobre los hombros. A nosotros, el solo hecho pensar en esa posibilidad, nos aterra y consigue enloquecernos.
Y pareciera ser que lanzarse emitiendo un alarido, a incrustarse contra la hoja de una bayoneta, conformase un acto de valor superior a detenerse y decir,  por aquí no señores, es mejor abandonar el plan, demos la vuelta.
La calma y el valor que se precisan, para ser arrojado sin llegar a ser temerario, es enorme.
 Y si bien es cierto que  golpear una mujer públicamente resulta más difícil de explicar por los represores que atizar a un portador de testosterona,  en cualquier plaza, también los es que la impertinencia, el ninguneo, y la falta de respeto a que se ven sometidas a diario las mujeres que demuestran mayor valor o inteligencia que el común de los hombres,  es muy aguda.
Para los que saben lo que es haber vivido o vivir,  en una sociedad de las pésimamente mal llamadas socialistas, saben que el desgaste por calumnias, difamación, es incomparable a cualquier otro sistema existente.
Cuentan con efectivos para estar constantemente encima de la víctima, con el vecindario abducido por la propaganda a su favor, profiriendo  gritos, improperios, insultos , y en ocasiones hasta propinando golpes, en las mismas puertas de sus propias casas.
Bajo sus faldas, implorando el amor de sus úteros, el calor de sus vulvas,  y el perdón a la cobardía.
Como expresara Yoani, una de las facetas más importantes, de las mayores pérdidas con la muerte de esta mujer luchadora, es su tesón frente a una sociedad conducida por los caprichos de los pelos en el pecho, desde hace siglos, con un histriónico desprecio misógino a cualquier cualidad femenina.
El machismo exacerbado es el amor perverso del hombre al hombre, el miedo a la feminidad ajena, pero el terror a la expresión de la propia; ¡Yo la tengo más grande! es una expresión de deseo que solo deja ver una  admiración sacralizante por el falo mayor, y parece representar  un deseo oculto, aunque no demasiado bien disimulado, propio de las congregaciones recontra hombrunamente machistas. Esas en el fondo temen a Yoani y a Pollán, más que por sus proclamas, por ese valor femenino, meditado, ese arrojo que nunca es usado en vano, y que cuando se presenta, irremediablemente anuncia como las golondrinas, un cambio de estación.

 

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16 octubre 2011 7 16 /10 /octubre /2011 01:33

 

 

 

Conozco a la argentinidad, más por sus denodados esfuerzos en  existir, mantenerse y reinventarse fuera del país que desde adentro. 

He conocido a los argentinos como inmigrantes en dos lugares, diferenciados en dos grandes conjuntos, los exiliados por razones políticas y los emigrados por razones económicas. Y dentro de cada conjunto, una gran variedad de matices, de subgrupos.

Unos los conocí en La Habana,  fueron llegando desde los primeros años de la revolución, como refuerzo a causa de la importante merma de profesionales que el país había padecido tras la diáspora inicial de personas preparadas. Entre los primeros emigrantes argentinos hubo quienes fundaron  por ejemplo Prensa Latina, otros que sirvieron como médicos, arquitectos, ingenieros, profesores de nuevos talentos. 

El  número se fue incrementando, generalmente por militantes de izquierda. La cantidad  de este tipo de inmigrantes fue aumentando graduablemente hasta que de forma abrupta se detuvo cuando la Unión Soviética dio la orden a Cuba de mimar al gobierno de Argentina a causa de que este se había convertido en confiable proveedor de cereales.

En España, también tuve oportunidad de conocer un buen número de los inmigrantes por razones políticas, que llegaron mucho antes que yo, justamente entre los años 1976 y 1983. 

Pero la gran mayoría de los argentinos que tuve la oportunidad de conocer en Madrid, Barcelona y León, son familias o individuos que emigraron en busca de un futuro mejor, de un pasar más holgado. Y entre ellos hubo varias épocas de grandes flujos e interines de tiempo de arribos por goteo.

Dentistas y Psicólogos formaban un grueso profesional a tener en cuenta. El aporte fue tan marcado, que en España no había una facultad específica de Odontología, y fuera de ámbitos de exquisitez  intelectual, podía ser tomado por un insulto la recomendación de asistir al psicoanalista, cuando no una chanza. Al psicólogo iban los desequilibrados y al dentista los desafortunados para extraerse las piezas.

Luego comenzaron a arribar una variopinta troupe de diferentes profesiones,oficios y niveles academicos, una fauna diversa, proporcional a cada período de crisis argentina, como cambios de moneda,  mezclas de  políticas bancarias con habilidades granjeras, como el caso del corralito, o crecimiento exponencial de los vectores macroeconómicos ibéricos o europeos e general.

Yo vine entre una cosa y la otra, pero me consideraba más bien un emigrado sin nacionalidad exacta, un poco argentino, cubano, y también con un toque de emigrante español, haciendo el viaje inverso. Quizás a causa de haber sido criado por mi abuela materna, nacida en Burgos, que además del rol de abuela, ejerció en buena parte, el de madre y padre.

De los miles de argentinos que he encontrado en el exterior en años de vida y viajes, casi todos, terminaron trabajando en puestos altamente codiciados por los nativos de sus entornos, sino en sus propios negocios generalmente muy independientes y en no pocas ocasiones de una envidiable prosperidad.  

Durante años, el jefe de las caballerizas de Carlos de Gales, era argentino, pero para asear los caballos tenía contratado a ingleses hábiles en esa tarea. Es curioso que dentro de Argentina, la gente es capaz de trabajar en cualquier empleo, o dormir en cualquier rincón, no así cuando viajan o emigran. Si se me permite diré que no responsabilizo tanto a la petulancia o la falta de humildad, me temo que más bien interviene un arraigado temor al ridículo.  Que conlleva precisamente, al riesgo de cometerlo.

Tal vez por una interpretación algo nómada del progreso. O quizás porque en realidad no poseen ni uno ni lo otro, una nada absoluta, y resulta que es muy reciente, el descenso de aquellos hombres de los barcos provenientes de la Europa necesitada,  y su amalgama con la cultura de la sociedad patriarcal y rural , existente con anterioridad.

En el exterior hemos echado mano de un manojo de costumbres, actos reflejos, y unificación de gustos, buscando desorientadamente ese ser nacional, al que ya no se alcanza a representar  a través de la figura del gaucho, la Pampa,  el asado, el mate, los ñoquis lo itálico en castellano o el fútbol, por sí solos, sino el rejunte de todo ello, con la suma del rasgo más genuino de cada país. El sentido del humor.

Aún cuando me resulta tan ajeno tener  raíces, como a un árbol contar con piernas, reconozco en este, el único punto en el que nunca he dejado de ser argentino.

En el fondo soy un burlón,  me paso el día riéndome de todo, de todos y de mi, en confianza y a calzón quitado, me río con toda la procacidad y el humor negro que se pueda requerir.

El sentido del humor es lo que más extraño de cada cultura con la que me familiarizo. Estoy convencido de que algún día, quizás lejos de España, por fin sabré lo que es reír de alguno de esos intentos de chistes castizos, a las que respondo educadamente con mis mejores muecas labiales. Y quizás en Finlandia hasta consiga extrañarlos.

Hace poco una prima a la que conozco solo a través de soportes informáticos, colgó una serie de episodios de un programa cómico argentino, el cual en el momento en que me fui de allí, era lo más gracioso que yo había visto jamás, me hacía reir tanto como Monthy Phyton y Buster Keaton.

Cuando los volví a ver, ciertamente sentí que el tiempo había transcurrido y que las saetas de otras culturas, habían conseguido si bien no diezmarme, al menos sí atravesarme; pero aún así, sólo ante la pantalla del ordenador,  reí como recién regresado de mis emigraciones. 

La única cosa que mi abuela no me aportó, fue el sentido del humor, aunque usaba el suyo  muy  a menudo.  De la misma manera que creo que me reiré siempre de Tinguitela,  de Calabró o de Caseros, mi querida abuela sólo podía reír a discreción, del tipo de chistes y bromas que entre ovejas y montes nevados, gastaban bajo sus boinas,  los mozos y mozas de Castilla la Vieja.

 

 

 

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14 octubre 2011 5 14 /10 /octubre /2011 23:35

 

 

El motivo que me llevó a opinar en voz alta,  acerca de mi experiencia en lo que convine llamar, bajo el peso de un mito o bajo la sombra del Che, es exactamente reflexionar sobre eso, sin más.

Dejando claro que creo, que una revolución social violenta, es un acto que aporta mayor destrucción que construcción, más involución que evolución, y que no concuerdo con casi ninguna arista de lo que terminó siendo la realidad socialista. No me refiero a concordar intelectualmente desde una situación de comodidad pequeño burguesa, lo cual es fácil y hasta coqueto, sino a vivir el incordio de toda esa cantidad de carencias, restricciones y premisas.

Pero fundamentalmente me interesaba hacer hincapié, en que precisamente lo que hizo grande a Ernesto, era su capacidad de discernir, de pensar por si mismo, de reconocer una injusticia donde sea que estuviere, de decidir que libros leer,  que ideología abrazar, que modo de vida llevar.

Y justamente elevando a categoría cada pasaje de su vida, canonizándolo, es la mejor manera de negar su mayor aporte, de matarlo después de fallecido. Hacer un altar a sus decisiones, que tomó  en medio del movimiento, en la probeta que es la vida, cargado  de dudas por un lado, y voluntad del otro, es vestirlo de su antítesis, el respeto reverencial al pasado, al inmovilismo.

Si algún ejemplo siento que nos legó a los inquietos, es que hiciésemos  lo que creyésemos correcto, por encima de los convencionalismos y las recomendaciones de los poderosos.

Hasta que apareció un nuevo elemento en escena.

De repente empecé a sentir que mi discurso y mis convicciones, tan celosamente guardadas y mimadas durante  tanto tiempo, y travesía, comenzaban a temblar, a tiritar de frío, a palidecer al atestiguar la paulatina desaparición de los fundamentos a que se sujetaban. El agotamiento de las reservas de su alpiste.

Esto fue a raíz de una serie de apariciones públicas de mi viejo, de manera súbita, hablando sobre la figura de su hermano  Ernesto, y para mi sorpresa en un tono muy conciliador con el resto de los guevaristas que no son necesariamente,  comunistas ni mucho menos fidelistas.

Un año después, de mi decisión de hacer una descarga de material inflamable de mis maltrechas espaldas, y aportar mis ideas y puntos de vista, más bien marginales y en ciertos casos enfrentados al decálogo guevarista de mi familia, del gobierno cubano, y de ciertas posiciones en apariencia, estrictas y anacrónicas de la izquierda latinoamericana.

 Declaro que:

Desde que tengo uso de razón rechazo la violencia como vehículo de expresión, ni siquiera como respuesta a la violencia institucional ni de ningún otro tipo. Encuentro de muy escaso vuelo tener que explicar, que matando a los que matan no se mejora en absoluto el panorama.

Que si se procede a la venganza, allí donde existía sólo un hecho lamentable, habrá que contar dos.

Siempre sobre la premisa de que combatir el canibalismo comiendo caníbales es un método infructuoso. Y difícilmente presentable.

O quizás mi hincapié en la solución pacifica de las cosas, sólo se deba a un miedo instintivo al dolor, los golpes, la sangre. Y todo lo demás constituya una conveniente verborragia en que apoyar mis escasos impulsos temerarios.

 

Con el paso del tiempo, mientras crecía y evitaba ahogarme en ron, empecé a ver muchas carencias, fallos y perversiones  en la sociedad cubana, que para nosotros debía constituir un ejemplo, el objetivo al que debía aspirar el mundo y en particular América Latina.

Nada, excepto la alfabetización de la totalidad de las personas, y la distribución equitativa de la pobreza, tenía el aspecto a simple vista de conducir a una sociedad donde el hombre se sintiese pleno, realizado.

La diferencia era condenatoria, el disenso se pagaba con tiempo, la deserción con sangre. El que deseara abandonar el país, era una basura, una escoria social, un elemento indeseado por contrarrevolucionario.

 Pero, Eureka!, vaya contradicción!, si quien pensase así , plantease que ya que él era inapropiado para la construcción del socialismo, lo mejor para todos, sería que se fuese de la isla, le decían que de ninguna manera se podría aceptar, que eso constituiría una traición, y si se tiraba al agua para alcanzar la orilla de la Florida a nado con un neumático de coche para no ocasionar gasto alguno al Estado, lo atrapaban y lo enviaban a cumplir años de prisión por deserción e intento de fuga, al lado de un buen ramillete de presos, guardados por leyes igualmente caprichosas.

A cada héroe de la revolución había que adorarlo como a Antonio Maceo. El Titán de Bronce.

Se exigía a todos los niveles, que los muertos por la revolución fuesen tratados acorde a ese rango metálico. Y  a los vivos había que tratarlos con más cariño aún, ya que cualquier critica hacia ellos podría progresar de manera inconveniente.

Pues estos tres hitos, uno por uno los derrumbó de su discurso mi padre en sus recientes  entrevistas, una escrita y una televisada que con motivo del 44 aniversario de la muerte del Che, concedió a los medios, siendo además de las primeras veces que se lanza a hablar públicamente sobre el tema, y sobre su propia vida, tanto o más rica en acontecimientos, de índole personal pero también pertinentes a la Historia reciente argentina.

Quiero decir que considero a mi viejo, no sólo una de las personas más autorizadas para hablar sobre lo que entiende, son los valores a rescatar de Ernesto, sino que pineso incluso, que era momento de que lo hiciese, y que aportaría mucho hablando de ello, también, auqnue entiendo que es un tema muy personal, aportaría escribiendo o hablando sobre su período en prisión, sus vivencias, con la compañía de más presos políticos, pero en absoluto por otro tipo de apoyo, que no fuese la fuerza y las agallas que su hermana Celia, le donaba, desde cualquier tribuna que le cediesen para ello, en cualquier parte del mundo Occidental, en cualquier sitio que no fuese un país de la órbita soviética. 

Siendo cierto, que me alegró más que nada el tono usado y el mismo hecho de que hablase, resultaba imposible pasar por alto los tres hitos anteriormente señalados,  a saber: 1) Que no es necesaria la violencia para hacer cambios positivos en la política, 2), Que el valor más preciado en su educación familiar y en la de Ernesto, es  que nada se daba por sentado en aquella casa, que no existía la imposición de una idea por parte de mis abuelos en el seno de la familia, que no se ganaba una discusión venciendo , sino convenciendo. Y 3) Que ni el Che ni nadie debía ser tratado como un mito, como un héroe intocable, una especie de titán de bronce o un de semidiós devorador del rock’n’roll.

¡Justamente todo lo contrario a lo que se había hecho y predicado durante cincuenta años por cubanos del poder y acólitos!. Me sentí muy bien al leer aquello, aunque ni mucho menos, ese sea el tema que me ocupa exclusivamente.  Incluso me permite disgregarme con mayor ligereza de la especialización en ese ítem.

 Lo que no puedo negar que lamenté un poco, fue  que no se hubiesen manifestado con anterioridad, ya que esto, unido a los reformismos extremistas de Raúl y Fidel, y el ulterior halo judeo cristiano de sus discursos actuales,  tan alejados de la retórica marxista leninista, dudo no solo ya , que semejante tolerancia me hubiese mantenido desafecto a esa Revolución, sino que comienzo a pensar, que lo más probable incluso, es que me habría terminado ubicando a su izquierda.

Que horror! Con lo que me gustan el jamón, los sofás mullidos y llegar hasta donde nace el arcoíris y se apaga el eco.

  

 

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9 octubre 2011 7 09 /10 /octubre /2011 02:11

 

Por esos meses había tomado posesión del cargo de presidente de la nación, Fernando Collor de Mello, y se respiraba un ambiente optimista. Representaba el éxito de las políticas liberales en alza, los yuppies, tenía cuarenta años, coqueteaba con la juventud admitiendo que había fumado maconha en el colegio, y se granjeaba la simpatía de la comunidad gay, transex, y también de la heterosexual muy interesada en las refriegas con sabor variado,  resaltando la figura de Roberta Clós, una transexual  tan famosa y ciertamente bella, que fue propuesta un ocho de marzo como representante de la mujer brasilera.

Desde las cadenas de televisión de mayor éxito se aclamaba a Collor como el transformador de Brasil, quien erradicaría la corrupción de cuajo, erael adalid de la derecha moderna, el Indiana Jones que necesitaba América Latina. Cambió la moneda de cruzados novos a cruzeiros, bajo el plan de renovar el país.

Comenzaba con esas premisas uno de los periodos de mayor corrupción en Brasil y alrededores, pero en ese momento el clima era optimista, transmitía la sensación de tener los bolsillos llenos, había una alegría generalizada en el gasto, tanto de los individuos como de las instituciones.

 Los municipios y Estados gobernados por el PT de Lula propiciaban a los viajeros que se quedaban sin dinero, una cama en uno de los albergues para pobres, que en algunos casos eran sensiblemente más cómodas e higiénicas que las colchonetas de aquel hotel. Claro que por cincuenta céntimos de dólar, era difícil concebir algo substancialmente mejor que aquella litera.

Los estados gobernados por el partido liberal en lugar de proporcionar albergue, utilizaban los medios económicos, para conceder un pasaje gratuito al Estado limítrofe más cercano, sin importar si este era del mismo partido o el opuesto, la consigna era no almacenar malucos foráneos, ya cada ciudad y Estado contaba con una bien nutrida cantidad de los propios. Semejante gentileza debía ser convenientemente aceptada, de buena gana o a regañadientes, pero nunca rechazada, ya que en caso de que los “malucos” y “doidones” poco perspicaces, insistiesen en la idea de pernoctar en las calles, plazas, o playas de aquellas ciudades,  había pensada otra solución, algo extrema quizás, casi póstuma, y con el mecanismo bien engrasado, que era darle trabajo a los escuadrones de la muerte, que gustosos, a cambio de cachaza y una exigua  paga, se encargaban de dejar bien limpio el patio.

Yo ya había utilizado el boleto gratuito de una población a otra, pero nunca la opción del albergue para indigentes.

El haber conseguido conciliar el sueño en semejante lecho, solo podía ser una premonición de lo que mi espalda se vería abocada a soportar, si no subía a ese bendito barco de bandera internacional de una vez y por todas.

Así que mejor sería que me dispusiese a descansar en condiciones y que aprovechase las horas del día en hacer amigos de alta mar.

Dormí a pierna suelta, permitiendo que cada chinche o pulga que lo desease, hiciese uso de toda la sangre que fuese capaz de obtener de mis venas, tras esas succiones ardorosas.

 

Cuando me desperté Joao estaba sentado al borde de su cama leyendo una de esas revistas de actualidad repletas de fotos y de titulares en colores, con un nada despreciable espacio, destinado a la presentación de una gama de especímenes. Muchachas, muchachos, travestis, chicos que eran chicas , chicas que eran chicos, sirenas, centauros, unicornios, tríos, cuartetos, grupos, exhibicionistas, voyeurs, en fin, la más variada fauna como objeto de compañía cronometrada.

Abrí el pequeño sobre de polietileno que usaba a modo de neceser, donde guardaba mis efectos personales, una a cuchilla de Gillette tan usada, que resultaba más fácil que arrancase de cuajo los pelos, cuando se aferraba a ellos de manera persistente y tenaz,  a que lograse segarlos a ras de la piel. Un cepillo dental que una vez ya superada su vida útil, permitía a sus finas cedras, disponerse anárquicamente apuntando cada una hacia donde mejor les pareciese. Un frasco de agua de colonia de Yves Saint Laurent, al que aún le quedaba para tirar un tiempo utilizando unas recortadísimas dosis,  un cortaplumas suizo de seis elementos. Lo demás eran jaboncitos, algún frasquito de champú eventual,  o algún desodorante de roll on, siempre en las últimas.

Saqué el cepillo de dientes, la cuchilla de afeitar un pedacito de jabón y me fui al baño.

En el pasillo, sobre las baldosas vi unas gotas de sangre, como las que me solía sacar de mi pescuezo ancho como el ombú, poblado de un incomodo vello, que convenía rasurar cada día, en vistas de que no obtenía ese aspecto, desaliñado pero sexy que presentaba Mickey Rourke en nueve semanas y media.

Cuando llegué al baño debí esperar ya que había un hombre afeitándose. Me miró fijamente, amenazante, parecía no buscar bronca sino afeitarse en paz.

Decidí apartarme un poco de la puerta y regresar hacia el pasillo junto a las gotas  de sangre secas,  para esperar a que terminase sin riesgo alguno de que un repentino brío matutino lo animase a la pelea.

Desde el pasillo, se escuchaba un grupito de tres personas de la planta inferior, que  hablaban en portugués muy cerrado, intercalando lo que parecía ser el lunfardo brasilero, la Yiria, con algunos vocablos inteligibles, de lo que conseguí entender que había habido un problema durante el transcurso de la noche.

Cuando regresé a la habitación, Joao no estaba, me peiné, colgué la toalla, y aproveché para perfumarme y recontar la plata que me quedaba. Como si cupiese la posibilidad de que el dinero experimentase un repentino crecimiento, al cabo de alguno de aquellos  recuentos.

Me senté a armar un cigarrillo de tabaco Samson holandés, y apareció por la puerta Joao, con dos pastelitos de carne. Me ofreció uno, asegurando que ya había comido abajo ante mi negativa a tomarlo hasta que accedí, y en pago le convidé un cigarrillo armado. Entonces me contó que la noche anterior un hombre había muerto apuñalado en ese pasillo.

Dos hombres habían entrado al hotel durante la noche, con un solo bolso, según le explicó el muchacho de la entrada, a quien ni intentaron dejárselo en consigna. Al rato salieron a tomar algo y al regreso se detuvieron a discutir en el pasillo de entrada, primero en voz moderada que luego fue creciendo en volumen y gravedad de acusaciones y amenazas, dijo que no se ponían de acuerdo en cual de los dos había trabajado más en un robo que acababan de perpetuar. Al final se pusieron más o menos de acuerdo y se fueron a dormir.

Muy temprano en la mañana uno de los dos, salió del hotel con el bolso. Al poco rato el muchacho de la conserjería escuchó una voz en el pasillo de arriba quejándose de un dolor, y moviéndose por el suelo. Sabía que algo no andaba bien; pero tenía la orden de llamar a la policía y no salir del nicho por nada, menos aun en aquella situación, en la cual el ánimo solidario podría costarle caro.

Cuando la policía se presentó, el hombre agonizaba inmóvil sobre el suelo. Lo pasó a recoger una ambulancia, al parecer habían discutido por el botín y antes de terminar mal, uno le dio la razón al otro, de ese modo le permitió ir tranquilo a dormir la última mona de su vida. 

Antes de aligerarlo de equipaje le asestó unas cuantas puñaladas.

El sorprendido bribón, tuvo tiempo de arrastrarse fuera de la habitación y pedir auxilio. Pero ni los picotazos de los insectos, ni la incomodidad de la alcoba, ni la llegada de la policía, ni siquiera la ambulancia si alguna vez sonó a tal, hicieron mella en el profundo sueño, que suele apropiarse de las personas de sentido común y valor ordinario, en tales circunstancias.

Joao dijo que el muchacho había limpiado el suelo. todo mientras dormíamos, mientras una pulga se cebaba en la aorta de mi cuello, tratando de extraer algo de lo poco que había dejado otro tipo de chinche,

que hablaba mi lengua y la de mil demonios, que besaba y maldecía,

y que también succionaba aquello que había, dejando a su paso una sensible roncha perenne.

 

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3 octubre 2011 1 03 /10 /octubre /2011 00:20

 

Desde hace medio siglo existen puntos de vistas diversos sobre la conveniencia de mantener el bloqueo económico a Cuba, así como  definir a quien beneficia o lacera más este anacronico contrasentido.

Oficialmente la situación es clara, para el gobierno de los Estados Unidos, que lo ha ido incrementando a lo largo de los cincuenta años, resulta obvio que apuesta a su efectividad para derrocar a un tirano que se mantiene a fuerza de rerpesión.

Para el régimen cubano, es una clara violación del derecho internacional, es un abuso de una superpotencia contra una pequeña Nación, que somete a buena  parte de la población a la carencia de insumos de primera necesidad.

Existe otro punto de vista, que procura llegar más allá de la evidencia, que sugiere que lo que parece ser de gran molestia para uno en realidad es su tabla de salvación y viceversa.

Hay pocos elementos tan cohesionadores, tan unificadores de los pueblos como el fantasma de la amenaza externa, el enemigo extranjero.

Tambien es cierto que suprimir el embargo, hubiese derivado en la inmediata aplicación del mismo nuevamente, con espíritu renovado. Aunque no motivado por el antagonismo de las posiciones políticas, sino por la lógica más elemental del mercado.: si no hay pasta no hay negocio.

         Para abrir el comercio con Estados unidos, Cuba debería contar previamente con liquidez para poder hacer frente a los pagos; ¿de donde se podrían obtener esas divisas?  Los beneficios  de la economía cubana, en caso de haber alguno no son ni serán debido a su productividad.

 La nula productividad en casi todos los rubros exceptuando en ciertos períodos muy puntuales, el turismo y el azúcar, y con la inexistencia de impuestos y tasas recaudatorias, hacen que inevitable un vacío, un agujero enorme en las arcas financieras del país.

         Hablamos de hacer frente a los gastos internos, de moneda nacional.

         Pero ¿como podrían siquiera pensar en pagar la importación de productos destinados al comercio, sin la existencia de un mercado libre, con una moneda de cambio internacional?

Dicho de otro modo, ¿cómo podrían hacerlo sin hacer participe a la población de Cuba del consumo de esos bienes y de su comercio, siendo de ese modo también participes de las ganancias y del pago de los impuestos? .  Ello sometería a una contradicción insalvable al sistema que por todos los medios procuró evitar que progrese cualquier iniciativa privada, por modesta que fuese.

Las cosas parecen estar cambiando vertiginosamente en este sentido.

Acorde a esta tercera opción, ambas partes siempre supieron que más que un Bloqueo, aquello era la consecuencia inevitable de dos maneras no complementarias de entender la economía.  Irreconciliables.  

Y que por más que una parte hubiese insistido en negociar, habría tenido que abandonar la intención en el primer vencimiento de la primera letra de pago.

No eran sistemas pensados para convivir.

Creo que en los años que dura esta  enconada disputa entre las dos orillas, ha habido obcecación de ambas partes,  han  conseguido imponerse los manejos torpes y poco presentables desde ambas orillas, pero aún tengo una duda.

Estoy pensando en cual sería la razón, por la cual durante tanto tiempo, se nos quiso hacer ver desde los órganos oficiales, lo perverso de que el  vecino del Norte, nos privase  del comercio de sus productos y bienes, Siendo que precisamente las bases del sistema estaban en prescindir de ese mercado, de esas relaciones económicas. Los mismos órganos se encargaban de que no olvidásemos  que dichos productos y su carga ideológica, eran debilitadores de la moral comunista. Y en tanto, al  deseo de disfrutarlos, se le conocía como “diversionismo ideológico”.

Entonces ¿ a que venía el intento de utilizar la falta de esos bienes y artículos como chivo expiatorio?.

Esto me recuerda, al agente vendedor de sistemas de alarma que suele visitar mi barrio, al que para hacerse con una buena cantidad de clientes, le van como anillo al dedo, unas  bien inflamadas estadísticas de robos y delitos.

De sombras y flores espinadas.

 

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2 octubre 2011 7 02 /10 /octubre /2011 22:48
Mi abuelo Ernesto. Aunque el titulo de la pelicula sugiere que el personaje principal es el Che, en realidad es el padre. Bien por su arte de conversador incansable o ya sea por el jugo de sus anécdotas. Y para mi es la voz tierna del padre de mi viejo, que me recordaba la suya, mientras se le enfriaban las cuerdas vocales en diferentes cárceles argentinas, y a mi se me iba agravando por el calor y el crecimiento en la isla aislada y asilada donde crecí.
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