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1 mayo 2024 3 01 /05 /mayo /2024 14:13

Hace unos cuantos abriles, no tantos como cuando explotó no se sabe bien qué e hizo un gran ¡Bang! aquel estruendo tan famoso que nadie pudo escuchar, pero sí ha llovido desde entonces, comencé a leer.
Yo creo que los lectores, no estoy seguro sobre si a los escritores, pero a los lectores sí nos une un trazo especial, familiar, casi diría distintivo de especie. Tal como calificaría Hermann Hesse en el "Lobo estepario", al suicida,  no necesariamente aquel que lleva a cabo el acto, sino el individuo de una soledad danzante sinusoidal, que vive permanentemente con la hoja de la cuchilla próxima a la muñeca, así mismo el lector no necesariamente está leyendo todo el tiempo, los ofinistas seguro leen mucho más, los revisores de aduana, los empleados de correos, los de paquetería, nombres de calles, buzones, casillas de correos, membretes en los sobres, pasan ocho horas leyendo sin parar. El lector no. El lector va refinando con el paso del tiempo sus lecturas y pasando ocurrencias, novedades, brillos, por un tamiz que lo aboque cada vez más a encontrar las vertebras de la literatura, como el lugar exacto donde se halla la trufa no el árbol de referencia, sin dilapidar el exquisito tiempo en márgenes y artificios. Como si se tratase de presas de caza de un felino en la sabana donde habitan escasos recursos, perfeccionando la elección del objetivo, las tácticas de aproximación, para optimizar el gasto de energía en la carrera mejorando los resultados, como un cazador montañés que debe cuidar sus balas. Es decir el lector en la medida que aprende a leer,  tiende a invertir la proporción entre cantidad y calidad, siendo que por supuesto abundan los lectores que devoran de todo, pero aun en ese caso el énfasis se hace en los buenos textos.
Pues yo empecé leyendo de todo, y por las mismas razones que toda la familia de lectores, porque el mundo real que me esperaba cada mañana al saltar de la cama no era todo lo estimulante que resultaba para mis iguales, ya fuese de la escuela, del barrio, de la familia.

Así aparecieron primero los cómics más al alcance de la mano, Batman, Tarzán, el japonés Ultraman, Patoruzú y su versión infantil, Hijitus y Pucho de la revista Anteojito, predilecta de mi hermano menor, y todo lo que contenía la de mi preferencia:  Billiken. Los primeros libros sin dibujitos flanqueando cada texto fueron los de Salgari. Diría que durante la niñez soñé despierto gracias a los mundos de navegación, viajes, lucha, pulsión de justicia, dolor, amor, desesperanza, traición y lealtad, que me endilgó don Emilio. Sobre todo por esa característica tan única y suya de convertir los parajes más recónditos, los nombres más exóticos en lugares y apelativos familiares, de tal manera que Kammamuri, Tremal Naik, Yañez, Carmaux y Van Stiller, queden en nuestra mente tan fijados como el sargento García, Gaby Fofó y Miliki o Elpidio Valdés.

Después vino el exilio, los cambios, la reverberación de aquel remoto Big Bang o su segunda explosión pero esta vez en mi cabeza: Cuba. Colores, vegetación exuberante, descendientes de africanos, música de tambores, acento de chiste, enormes hoteles, trato aristocrático, un tío como Sandokan, como Tarzán pero moderno y trágico, y entonces leí el Último de los mohicanos, Colmillo blanco, Huckleberry Finn, La Tempestad, los crímenes de la calle Morgue, Autopista del Sur, La Metamorfosis, La casa tomada, La Intrusa, camino que inexorablemente me condujo al Quijote. Y entonces ya no pude leer nada que no fuese magistral. Entre mangos, ron y chicas leí a Don Alejo Carpentier, en honor a la verdad no me interesaba ningún otro latinoamericano, ni siquiera García Márquez, veía al Boom como a esos blueseros que ante un público blanco rico o los gitanos flamencos que en la cuevas del Sacromonte en Granada cantan para alemanes bordando de clichés sus indudables maravillas, para consumo de un público ávido de aventuras “chatwinianas” . Veía todo el camino del “boom” salpicado de enormes flores, verdor, situaciones disparatadas para foráneos, magia para viajeros, se me parecía a esas cuevas en el sur desértico de Túnez donde una señora enseña sus dependencias vestida de bereber con unas zapatillas Nike, sabiendo que la cueva, la situación geográfica, la señora y sus tatuajes de tinta del desierto son absolutamente reales, pero que no pasa nada por agregarle un matiz dramático con el fin de mejorar sustancialmente la propina a la salida de la cueva.

Entonces la literatura inglesa, británica en general y francesa, la poesía española e italiana, más Stefan Zweig, iban dotando de sentido los caminos de la vida que yo iba decidiendo tomar, entre enajenados, intensos, penosos, divertidos pero siempre contemplativos, como si estuviese tras un cristal viendo mi vida pasar desde otra existencia paralela, donde ya estaba convertido en un sociólogo escudriñador en actitudes tan autodestructivas como autocompasivas. Y por supuesto, como era mi propio auditor, nunca terminé el camino de la destrucción ni tampoco precisé de todo el esfuerzo de la compasión.  Hasta que conocí a Gladys.

Aquel encuentro además de dotar mi vida de muchos beneficios que perduran tan instalados en mi ser como la huella dactilar, me legó la grandeza de una literatura norteamericana distinta de la que yo había leído, Mark Twain, Ernest Hemingway, Raymond Chandler, Dashiell Hammett, aunque directamente heredera de aquella. Y Gladys empezó por uno que la tenía absolutamente enamorada, Charles Bukowski. De ahí pasamos a Bret Easton Ellis, Raymond Carver, Ian McEwan y Martin Amis en representación de la madre patria allende los mares, y Paul Auster.

Después vinieron Phillip Roth, Cheever y Jim Thompson para completar ese panorama. ¿estaría bien que metiese a Coetzee en esa vorágine? Mmm, no sé , si no terminaría metiendo a Amos oz Kenzaburo Oé, a Tabucchi, a todos los de editorial Anagrama importado en Argentina por Riverside y marca registrada de los snobs que nos creíamos parte de algo y, ya no tendría nada que ver con la introducción que me hizo Gladys, o acaso sí, quizás nada sea mejor que los afluentes.

Una vez leí “El país de las últimas cosas” en medio de los días aciagos aunque repletos de aprendizaje, vagando de un punto a otro de la ciudad en busca de abrigo, pan y techo, o de una ciudad a otra o de un país a otro del sur de América, en camiones de choferes que agradecían quien les cebase el mate, en los cuales aprendí a la fuerza que jamás hay que dormirse cuando un camionero te levanta en la carretera, no es tu chofer ni tu anfitrión y te lo hace saber en la primera estación de servicio “che pibe, despertate y bajate que hasta acá llegamos”.

"El país de las últimas cosas" llenó de felicidad al lector en esos días aciagos, como al sociólogo de la vida paralela que lo observaba, gracias a esas bocanadas de aire puro llegadas desde lo más alto de la cresta de la ola, aún con gotitas de agua perforando su pureza y ratificando su autenticidad, como había ocurrido con Netochka Nezvanova de Dostoievsky, narradas en primera persona como una mujer escritas por manos masculinas, pero en esos instantes, no de hombres, sino y sobre todo de su mitad madre, de su mitad curvilínea, de útero intuido, de senos atrofiados y clítoris híper desarrollado. Pero además el libro de Paul Auster, tenía un ingrediente extra que lo hacía a mis ojos todavía más increíble, contaba la carta de una mujer en un país indefinido intervenido por toda suerte de carencias y decadencias, el autor sin saberlo había hecho una fotografía de La Habana, de mi querida segunda tierra, de su "descascaramiento", la síntesis con el polvo, la ruina habitada. Junté unas rupias que no dedicaría a tabaco ni a ginebra y se lo mandé ipso facto a mi madre que había regresado a Cuba y allí resistía los embates del “período especial” aunque con otras premisas que el común del cubano. Mi vieja me respondió en una carta que le había encantado y me preguntó quien era ese escritor tan maravilloso, que había sintetizado dos aspectos tan ajenos a su persona en un libro, como ser mujer y describir una ciudad donde nunca estuvo: La Habana distópica. Tuve muchos desencuentros con mi madre a lo largo de nuestras existencias, pero en tres aspectos nos sentíamos muy próximos, como pareja de “truco”, en el sentido del humor, y en el análisis y el gusto por la poesía, y no son aspectos menores. Así que sentí una enorme satisfacción de que mi vieja hubiese coincidido conmigo en que había encontrado a un futuro clásico en literatura.

Con el paso de los años, me alejé de los albergues para cirujas, del alcohol barato y del caro también, de las drogas y de los pésimos almuerzos, cenas y de las pocilgas de mala muerte, aunque debo admitir, que paradójicamente con ello también me distancié de la catarata permanente de relaciones con mujeres bellas en su excepcionalidad, todo aquel amor de música ligera camuflado de sexo, de pasión por la médula espinal, por el desnudo integral sintetizando cuerpo, alma y creatividad; sin embargo me quedé con la mejor y más disparatada mujer que llegó a mi vida y me convertí en el protegido por el alcance de su fuerza, disimulado en la tarea varonil inversa, con ella por primera vez logré entender lo que era un ser socialmente útil, generalmente bienvenido, un proveedor, un trabajador, un consumidor, un padre, un ave en su amplia y preciosa jaula alejado de las cimas de las montañas más altas y a la vez del alcance de pico y garra de águilas y halcones. Una por otra.

En esta nueva tierra donde vinimos a vivir por azar, al norte de Madrid pero antes de llegar a la costa cantábrica, antes de atravesar la arruga que da un relieve abrupto al mapa hispano delimitando esa cornisa verde rabioso ora acariciado ora azotado por un mar norteño, melancólico, y aun alejada de la planicie implacable de la meseta, ese ínterin, el intersticio que es León entre dos Españas enfrentadas en geografía, de montañas heladas, viriles, de un recio gris coronadas de blanco, desprovisto del verde astur y de la monotonía castellana,  un día se anunció la premiación de un insigne escritor estadounidense, que todos debían leer. A la recogida y coqueta León, tierra de rica historia, de escritores, resultado de una mezcla de reyes, bribones, oficios, parlamentarismo, guerras y olvido, venía para ser homenajeada por Leteo, nada menos que mi amiga Gladys a través de Paul Auster o viceversa.

La premiación, su pequeño discurso, la aglomeración de gente, la inacabable firma de cientos de ejemplares, que se dio cita en el amplio hall de entrada del Museo de Arte Contemporáneo, fue tan llamativo que Auster expresó que nunca en su vida ni tras su éxito con la Trilogía de New York, había vivido algo semejante, que era más propio del ámbito de las estrellas del rock. Yo hice la cola solo para saludarlo, el que iba delante de mi le dio un ejemplar a firmar de  “El palacio de la Luna” que evidentemente no había comprado ahí por lo visible de su deterioro, Auster miró el libro, le miró la cara con esos ojos enormes, sonrió y se lo firmó. Yo podía haber hecho lo mismo con algún ejemplar suyo de mi biblioteca, aunque no con “El país de las últimas cosas”, que  lo tenía mi madre hacía unos años en el país de pertenencia.

Uno o dos días más tarde fui a tomar un café a la cafetería del Hostal de San Marcos, un magnífico edificio histórico leonés, que fue de todo, desde una imponente vivienda de magnate de época con la adecuada prosapia, hospital de peregrinos, caballeriza, a campo de concentración y de asesinato de civiles demócratas por las fuerzas franquistas ni bien se fraguó el golpe de estado que dio lugar la guerra fratricida española. La cafetería del Hostal, convertido desde hace décadas en Parador Nacional, uno de los dos de cinco estrellas, era perfecta, una síntesis entre la belleza del palacio, lo diáfano del espacio, y la sensación de bienvenida general a cualquier persona independientemente de su indumentaria y refinamiento, aun cuando claramente se tratase de un lugar exclusivo. Nada que ver con lo que han dejado hoy tras las inauditas reformas que padeció el interior del edificio en sus zonas para uso colectivo, censurando el disfrute del claustro, de los tapices, de las sillas altas de madera, de escaleras y salones, donde difícilmente podrían sentirse molestos los huéspedes por la afluencia de un acotado número de curiosos, en su totalidad respetuosos del patrimonio del lugar, de la intimidad de sus ocasionales parroquianos, el traslado de la cafetería y la reubicación en ese espacio de la recepción del Hostal, corona el cúmulo de despropósitos o de intencionales atentados contra el más elemental sentido de la estética. Pero bueno, cuando todavía era un lugar que invitaba a todos los leoneses, por algún eurito más, a tomar un café en un entorno de novela medieval, me levanté para ir al baño, salvé el pasillo estrecho que permitía percibir en su dimensión justa la condición de individuo mientras se lo atravesaba, antesala del pis o el número dos en el excusado, actos de carácter personal e intransferible a los mayores niveles imaginables. Y, antes de entrar yo al baño, sale con sus dos ojos como platos que me recordaron al jugador germano turco Özil, el escritor al que mi madre había condecorado con la distinción de perfecto perceptor del alma femenina. Ahí, en la incomodidad del instante pero también en la complicidad del aislamiento de los juicios agrios frente a cualquier posible papelón, sin pensarlo, como proveniente de un cañón que dirige un disparo ejecutado con anterioridad, lo abordé con un saludo que indicaba a las claras que la intención iba más allá de robarle los dos segundos indispensables para el  impersonal “hola”.  Entonces en mi inglés rústico más que rudimentario, de nutrido glosario y escasísima gramática, le pedí permiso para comentarle una anécdota que podía resultarle curiosa, le conté mi impresión de "El país de las últimas cosas", que casualmente sin saberlo, traduje de manera literal “The country of the last things” y para mi alegría me salió casi exacto como pude comprobar después para saber en que podía haber metido la pata. Le conté que mi madre vivía en Cuba, que se lo envié y recibí como si hubiese lanzado un bumerán y me hubiese retornado intacto, un feedback  totalmente satisfactorio. Paul Auster con esos ojos de Özil, sonrió, me pareció más un gesto amable que sorprendido por la anécdota, hasta que cuando iba por el medio del pasillo de retorno a su mesa de la cafetería, donde más tarde vería que estaba flanqueado por personajitos de a cultura local y la traductora, hija de Héctor Arce, un amigo de la infancia de mi padre, se giró y entonces sí me miró con una sonrisa más genuina y amplia a modo de saludo, como si mi inglés rudimentario tardase lo mismo en hacerse entender que lo que a mi me costaban esos chistes rebuscados de intelectuales ociosos, que provocaban la inexorable carcajada a destiempo.

Buen viaje Paul, te espera para un café Gladys, quien amaba Nueva York y París como tú, gracias por todo, tanto y tan bueno.

 

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26 abril 2024 5 26 /04 /abril /2024 12:01

España en los últimos cuatro años ha alcanzando niveles de empelo inéditos en veinte años, de ascenso salarial históricos, de concordia entre las sensibilidades nacionales; pero a la basura ultraderechista, tóxica, anti española, anti nacional, “odiadora” de todo y potencialmente asesina (ya lo fueron y con cientos de miles de españoles que pensaban distinto), han logrado, con la inestimable ayuda de una Judicatura muy en entredicho, “enmierdar” a la esposa del Presidente, que a esta altura cabe destacar, uno de los escasísimos políticos honrados de este país tan familiarizado e indulgente con la corrupción. Y tras años de noticias falsas fabricadas en medios poderosos, connivencia de la Justicia y las fuerzas del orden con todo tipo de ataques mediante la conocida lawfare desde murmullos y bulos a interminables ataques físicos en la sede del partido, manifestaciones que con otro signo ideológico serían tomadas por "terroristas" , acusaciones a la esposa, ha decidido que no vale la pena el puesto, ni siquiera por el esfuerzo que ha estado haciendo para dotar la vida de los ciudadanos de la cantidad de derechos y dignidad conseguida.

Si Sánchez dimite, deberíamos tomar cartas en el asunto, no sé como, ni hasta que punto de nuestras fuerzas nacidas en la indignación con semejante gota de atropello que rebasa cualquiera fuese el volumen del vaso, debemos decir basta de esta actitud de corderos, de cobardes, de sometidos y salir a dos cosas: 1) defender nuestros derechos, civismo, concordia, progreso de todo el pueblo. Y 2) Hacer frente con idéntico rigor pero con carácter didáctico en materia de modernismo, europeísmo, y búsqueda de la concordia, a un enemigo cruel, insensible, de procedimientos voraces e implacables, siempre al servicio de un exclusivo sector económico.

Me crié bajo el culto a la personalidad a un dirigente implacable y desarrollé un rechazo visceral, tanto a simpatizar como a seguir políticas personalistas, sin embargo este momento histórico requiere de todo nuestro apoyo no solo a la persona civil, sino a la investidura presidencial por una parte, y al proyecto que entre todos hemos ido acompañando por otra. Defender al presidente hoy no es culto a la personalidad, sino culto a la decencia. Quizás requiera de aquellos que creemos en el progreso, la inclusión y la concordia, que levantemos nuestras asentaderas del sofá y encaremos una participación activa en nuestra propia defensa.

!No al fascismo o a cualquiera de sus formas, de una y de todas las maneras!

 

Culto a la decencia
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19 abril 2024 5 19 /04 /abril /2024 23:19

Cada era de la humanidad estuvo y está marcada por unas problemáticas que se repiten a lo largo de la Historia  y otras que son particularidades de la época. Desde las primeras migraciones desde África al resto del planeta hasta nuestra era del desarrollo científico técnico que trajo bienestar pero también armamento de destrucción masiva y contaminación del medio ambiente.

A las peores conflagraciones y catástrofes de orden bélico o incluso natural, suelen sucederles las generaciones más conscientes en la paz, en la solidaridad, con mayor convicción en la reconstrucción mediante una ética que acompaña al desarrollo material, valores cívicos, colectivos.

En las guerras, incluso el bando vencedor dado lo “pírrica” de cualquier victoria marcial, bañada en sangre y destrucción, llega a la conclusión de que un mundo de paz es la única vía de entender el futuro. Generalmente tras una segunda generación se mantiene sana la convicción en la paz, una tercera generación comienza a alejarse y a desconocer el valor de lo obtenido, a lo lejos se recuerda el horror que llevó al “Nunca Más” , a través de monumentos, libros, filmes, testimonios de las pocas personas mayores que van quedando, y en la generación siguiente surge el indomable rasgo característico de la especie humana,  la autofagia, el fagocitar la propia obra. En esta instancia se comienzan a hacer frecuentes frases como “con la paz no se come”, “ con la democracia no se vive” y otras por el estilo que si bien no vienen acompañadas de inmediato de una pulsión por el conflicto, sí fertilizan el terreno para que cualquier chispa, por mínima que sea, desencadene nuevamente el punto del círculo vicioso al que tantas personas, libros, llantos y dolor, juraron no regresar jamás.

Ya desde el siglo V a. c. Sun Tzu que fue estratega antes que táctico, decía: “La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo y, en cada caso, el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia”.

Para Kant la Naturaleza se vale de la guerra para la evolución y el progreso de la humanidad, pero al mismo tiempo el imperativo de la razón rechaza semejante degradación del hombre: la guerra atenta contra la libertad y dignidad de los hombres.

Tolstoi en Guerra y Paz sobre la invasión francesa napoleónica a Rusia escribió: " La guerra es tan injusta y fea que todos los que la libran deben tratar de ahogar la voz de la conciencia en su interior ." "La guerra, por otra parte, es algo tan terrible que ningún hombre, especialmente un cristiano, tiene derecho a asumir la responsabilidad de iniciarla".

Carl Von Clausewitz define el objeto mismo de la guerra abordando tres partes: imponer la voluntad al enemigo, disponer como medio la máxima fuerza posible, privar al enemigo de su poder. Menciona que la guerra no es un acto aislado, responde a objetivos políticos o económicos, al carácter de las naciones intervinientes.

Ha sido más fácil teorizar o escribir tratados sobre la guerra que sobre la paz. Para la guerra se requiere dar rienda suelta al envión de un impulso convenientemente incentivado, en el terreno de la emoción. Para la construcción de la paz es necesario un arduo trabajo de reconstrucción, de tolerancia, de concordia, pertinente a la razón.

 Si bien es cierto que se puede observar a lo largo de la Historia la repetición de este ciclo de manera natural, también es cierto que marcados intereses económicos y de poder, participan de ello. Llama la atención que seamos capaces como especie de erradicar enfermedades y superar toda suerte de males mediante la experiencia, el escarmiento, el conocimiento empírico, la ciencia y el esfuerzo y sin embargo, la reaparición cíclica de la pulsión por el exterminio del oponente como medio de superar los diferendos, permanezca perpetua, incólume, indemne.

Por doquier hoy nos rodean los conflictos armados de la más diversa índole pero siempre con el mismo común denominador, dolor, sufrimiento extremo, muerte y destrucción para los más humildes.

Junto a la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, y la invasión rusa de Ucrania, en este momento se viven conflictos armados a gran escala en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria.

Las guerras tienen como origen múltiples causas, entre las que suelen estar el mantenimiento o el cambio de relaciones de poder, dirimir disputas económicas, ideológicas, territoriales (por cuestiones históricas y estratégicas), religiosas, etc. muchas veces una combinación de estas causas.

Aunque el resto de habitantes del planeta vivamos en paz, si somos contemporáneos a guerras que se estiran más allá de lo asumible, es una paz  condicionada, sujeta con alfileres, con fronteras duramente vigiladas, paranoicas, que se ven amenazadas en la figura fantasmagórica del círculo vicioso de la venganza.

Pero ¿podemos decir realmente que vivimos en paz mientras miles de seres humanos, idénticos en cromosomas a nosotros, mueren despedazados mientras tomamos nuestro desayuno? Doblemente no.

En primera porque la Tierra es nuestro hogar, no existen fronteras para el aire que respiramos, ni los tomates que nos alimentan tienen pasaporte, cualquier otro ser humano es nosotros mismos, cualquier cuidado que tomamos por el otro es un cuidado hacia nosotros mismos, el dolor de seres inocentes padeciendo y pereciendo es también nuestro dolor. Llegará a nosotros en una forma u otra, vendrá como gratitud o como reproche.

Y en segunda, porque es un engaño que no estemos participando de esos conflictos, todo el esfuerzo del trabajo aportado en impuestos, en plusvalías, se ve involucrado en las cantidades desmesuradas de armas para favorecer uno u otro interés de nuestros gobiernos, u organismos supra gubernamentales manejados por la inmensa industria armamentista, en esas determinadas guerras, con fines nunca del todo declarados ni aclarados.

De ahí nuestro deber de hacer carne la sentencia: “un día vinieron por los negros y como no soy negro no hice nada, otro día vinieron por los indios y como no soy indio no hice nada, otro día vinieron por los judíos y como no soy judío no hice nada, y cuando vinieron por mi, como los demás no son yo, nadie hizo nada” y comenzar precisamente, por mover hacer algo. Tras  el siglo XX con sus numerosas y mortíferas guerras que dejaron un inmenso cráter de desolación y una profunda reflexión sobre la construcción del mundo, creíamos imposible la reedición de los más bajos instintos humanos guidados por la avaricia, el poder, el odio y la manipulación de las creencias.

La palabra, el ejemplo, la denuncia, el humanismo, no hay mejor vida que la que depara el ejercicio del bien, ni mejor acción que la que ayuda al prójimo.

¿Hemos alcanzado a nivel mundial en el siglo XXI una calidad de vida universal que haga razonable abandonar los objetivos clásicos de las aspiraciones progresistas? No, en absoluto, aunque es evidente el avance en derechos y la obtención de niveles de vida en una parte de la población mundial, aun queda mucha miseria, hambre y dolor en el mundo como para considerarlo asunto concluido. Quizás lo que hayamos aprendido bien producto de la experiencia, es postergar la violencia como método, toda vez que aprendimos, que a no ser que sea absolutamente necesario en caso de defensa propia, la violencia solo genera violencia, en el corto, medio o largo plazo. Las únicas soluciones que permanecen, son aquellas conseguidas a través del convencimiento, de la ilustración.

El trabajo de concientización sobre la necesidad de la paz como un modo de vida debe darse en todos los terrenos de la educación, no solo en la docencia, sino en la familia, el trabajo, la comunidad. Debemos ser conscientes y hacer ver que cualquiera sea el problema que nos plantea la realidad, resolverlo erradicando al interlocutor, únicamente conseguirá acrecentarlo y dilatarlo en una magnitud mucho mayor.

Fagocitar al caníbal, además de poco decorosa, es la forma menos efectiva de acabar con el canibalismo.

 

Guerra y Paz. León Tolstói

Guerra y Paz. León Tolstói

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20 marzo 2024 3 20 /03 /marzo /2024 21:57

Cuando Poncio Pilatos supo que Jesús era galileo sintió alivio porque estaría bajo la jurisdicción de Herodes Antipas hijo de Herodes el Grande, Herodes convocó a Jesús, dada la obsesión de su padre tiempo atrás en encontrar al mesías entre los bebés de Judea, lo quería conocer. Jesús ya había dicho que era el Cristo, el Mesías, el hijo de Dios y el rey de Judea, pero no lo repitió frente a Herodes, entonces este se burló y se lo volvió a enviar al gobernador Pilatos, quien al tener entendido que Herodes no lo había condenado a muerte, lo condena a flagelación y a portar la corona de espinos como tormento punitivo, para concederle la libertad más tarde. Antes tuvo que consultar al sanedrín, una asamblea de sabios y rabinos que eran los encargados de juzgar los asuntos importantes. El sanedrín, que significa "sentarse juntos", al cabo de deliberaciones decidió crucificar a Jesús. Poncio Pilatos pronunciando su famosa palabras "ecce homo" (este es el hombre) reunió al pueblo y les preguntó que consideraban más apropiado, si liberar a Jesús y crucificar a Barrabás o viceversa, el pueblo enardecido gritó que querían crucificar a Jesús y liberar a Barrabás.

La crucifixión en sí era un tormento de los peores que aun hoy se conocen, los clavos no se hendían en la mano sino entre cúbito y radio casi en la muñeca, para que el cuerpo se sostuviese en lo alto todo el tiempo que durase con vida, los clavos o el clavo de los pies se colocaba arqueando las piernas para que el reo pudiese erguirse y tomar bocanadas de aire estirando su agonía horas o días según el aguante de cada uno. El día que Jesús fue crucificado, después que la multitud se disipó, comenzó a caer una lluvia copiosa, en forma de tormenta, los guardas que lo vigilaban fueron a resguardarse bajo una cueva y calmaron la incomodidad del clima bebiendo aguardiente hasta que entre la ebriedad y el sueño abandonaron la conciencia por un tiempo más que prudente. A falta de datos fiables hay versiones según la cual a Jesús lo rescataron sus seguidores, colocaron a un desgraciado ya muerto en su lugar y a él, moribundo pero aún con vida, se lo llevaron lejos donde fue curado, tras lo cual tuvo una vida en anonimato con toda la felicidad que su sabiduría y gran corazón podían granjearle y con todo el pesar que su inteligencia y su culpa podían garantizarle.

El cristianismo como religión pero también como doctrina de resistencia de la época, comienza a estructurarse a partir de la muerte de Jesús, cuando crece la versión fantasiosa entre la superstición y la superchería, de su resurrección, en una época de escasísimas respuestas a los fenómenos naturales reemplazados por la fe, la idolatría, el fetichismo. Es entonces cuando los apóstoles toman conciencia de las enseñanzas recibidas y deciden proclamar el evangelio de manera organizada, contando como libro sagrado a la Biblia, compuesta por el Antiguo Testamento, que reúne los libros de la tradición religiosa judía, y el Nuevo Testamento, donde constan la vida y enseñanzas de Jesús, los hechos de los apóstoles y las cartas pastorales de los primeros cristianos.

Las enseñanzas del Nuevo Testamento son casi exclusivas de la religión cristiana.

La iglesia católica apostólica romana fue fundada en 380 y así se incorpora el cristianismo al imperio que lo persiguió por sus ideas, por su sentido de justicia y del bien, que le dio caza, lo atormentó y lo mató de la manera más cruel, obviamente no porque era un adocenado Mesías, sino uno muy incómodo.

Resulta bastante evidente que esa Iglesia evitase difundir la verdadera tarea de Jesús, su indignación, su misericordia con quienes sufrían opresión, dolor, hambre, su palabra como arma en la predicación, y en cambio se centrasen en los aspectos mansos, sometidos al Dios Padre que por supuesto, tendría un emisario, un médium, un subordinado en la Tierra para hacer cumplir su voluntad, que no podría estar en otro sitio que en lo más alto de la pirámide del poder de dicha iglesia católica.

Sin embargo la Iglesia se las ingenió para explicar sin más rodeos y ambages que los estrictamente necesarios, que en efecto Jesús fue torturado de manera brutal para dar escarmiento a los valientes que quedasen en Galilea, y asesinado en la cruz para aterrorizar a cualquier futuro iconoclasta rebelde, un balde de agua a cualquier conato de intrepidez en estado embrionario, pero con un magistral giro de muñeca, explicó que fue un acto de amor y entrega al hombre, su criatura, de parte de Dios, acto en el cual el hijo es sacrificado en nombre del Padre por toda la humanidad.

Una serie de disparates tan absurdamente expuestos que al final, lo más lógico parecía ser tenerlos en cuenta como hechos irrefutables, y permitió, que sin desacomodar los principios de poder, entre los diez mandamientos y los siete pecados capitales se pudiese producir un largo período de progreso y convivencia bajo unas reglas verdaderamente modernas. Al menos hasta Darwin, Hegel y Freud.

A Jesús no lo mataron propinándole toda suerte de tormentos escarmentadores, porque decía que era el "hijo de Dios Padre", el Mesías, o el rey de Galilea, no. Si hubiese dicho todo eso y hubiese rendido pleitesía a Herodes y a Roma a través de Poncio Pilatos, habría sido coronado. Lo mataron por evangelizar con frases como esta que dijo a sus discípulos y repitió a lo largo de su vida, que hoy seguiría siendo subversiva, y le acarrearía no pocos problemas:

"Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos".

Por eso hoy cuando el mundo cristiano celebra la Semana Santa debe saber, que en realidad está rindiendo homenaje a un luchador que usó la verdad, el amor, el bien y la palabra, para derrocar cualquier templo construido sobre el miedo y la mentira y por ello fue perseguido y muerto. Deben saber que están festejando el poder de la palabra, que desemboca ineludiblemente en la poesía, la conciencia, como vehículo para encarrilar los mejores anhelos de la especie dotándolos de sentido, en el festejo poco importa si lo salvaron de la cruz y falleció anciano lleno de nietos, sabio, triste y feliz, si murió por las heridas causadas y la imposibilidad de respirar sodomizado por los romanos, y si ascendió o no al reino de los cielos. Cielo que en cada avance la ciencia, se sitúa un poquito más distante, unos milloncejos de kilómetros más allá de lo conocido.

Lo importante es la celebración de la denuncia de opresión e injusticias, el empoderamiento a través de la palabra, de la unión, el festejo de la firme convicción en el bien.  

Esa es mi Semana Santa.

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Final del formulario

"Ecce homo" de Quentín Massys.

"Ecce homo" de Quentín Massys.

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11 marzo 2024 1 11 /03 /marzo /2024 11:21

20 Años del 11 M, el mayor atentado terrorista de España, se estableció como el “Día europeo de las victimas del terrorismo”.

Despertábamos en Las Rosas como cada día para acudir a nuestros trabajos dejando antes al “gurrumín” de un año en la guardería, el ambiente era pesado, denso desde antes de encender la radio que de inmediato nos llevó al televisor, y al unísono a una sensación de ingravidez, como un aturdimiento que desorienta, incluso en nuestro barrio había explotado un artefacto de ETA una vez, pero nada era comparable a aquella atmósfera.

¿Qué? ¿cómo? Se iban sumando estaciones de trenes con más muertos y heridos, al salir de casa en la calle el aire era un hilo conductor del dolor y el horror entre todos los habitantes de la ciudad, naturales o acogidos, ipso facto convertidos en madrileños, y ese día más que nunca todos fuimos uno.

Madrid fue ejemplar en todos los sentidos, en primera por su enorme despliegue de solidaridad, de dolor compartido, de acompañamiento a las víctimas, en segunda por el castigo a los rufianes que quisieron usar esa masacre de forma mezquina para sus fines electorales y que incluso, continuaron sembrando tóxico en los medios los cuatro años siguientes y que algún alto representante de aquella catedral de las "fake news",  aun hoy sigue vertiendo; y en tercera porque unió el aprendizaje en la seguridad y la prevención de nuevos atentados, a su ejemplaridad de civismo de continuar siendo una ciudad de integración, de concordia, una Torre de Babel con cañas y tapas.

Hoy mostramos un recuerdo, un silencio, una traza de respeto a quienes nunca debieron morir, pero no murieron en vano.

Hoy reflexionamos en como ser mejores ciudadanos, seres humanos, para hacer de la vida que perdieron nuestros semejantes, nuestros hermanos, un espacio de convivencia, de solidaridad, cada vez más deseable, cada vez más habitable.

 

20 años del 11M
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10 marzo 2024 7 10 /03 /marzo /2024 14:02

Ya cuando llegué a Cuba siendo un niño la gente recordaba a Mirtha Legrand de sus películas y los vestidos, escaleras y teléfonos blancos, como a Hugo del Carril o a su propia hermana Silvia.

En la oficina de los Montoneros en Miramar, había revistas "Humor", "Gente" y vídeos Betamax de diferentes eventos del país extrañado, entre los cuales el rey era la final de 1978 frente a Holanda. Pero también había videos diversos de programas frívolos de televisión. Me encantaba verlos cuando podía quedarme solo en la oficina, mi madre trabajaba ahí y me habían acogido como un adolescente argentino que se había cubanizado demasiado y había que recuperar, no sé para que fin, pero yo estaba encantado de presenciar toda aquel crisol de olores, colores, acentos, temas, humor, costumbres y hasta calidades diferentes a las que nos sometía la sociedad del hombre nuevo en la laguna del ron y que me traía reminiscencias de mi habitat, del que la brusquedad de la época me había arrancado.

Uno de los videos contenía recortes de programas "Almorzando con Mirtha Legrand". Ya me parecía un hecho remarcable, tipo hito, que aquella admirada actriz de mucho antes de la revolución por los viejos, aun siguiese en el "puche" dirigiendo programas, y huelga decir que la variedad de morfi en la mesa visto desde La Habana competía con ventaja en interés respecto de los temas y comensales. Había un recorte en especial que me sometió a una reflexión frente a las contradicciones de esas que suponen el crecimiento. Mirtha había invitado a una serie de actores o periodistas que festejaban el campeonato del Mundo obtenido frente a Holanda, y hacían hincapié en que de esa forma los medios del mundo podrían ver que toda la mala prensa que había en Europa sobre los derechos humanos en Argentina, eran una burda mentira, que además de campeones éramos "derechos y humanos".

Por aquel entonces entre las dirigencias de los partidos y organizaciones exiliados, los presos y otros pocos valientes que quedaban aun sueltos y con vida en el país, acunando sueños infructuosos de resistencia, se dirimió el tema de si apoyar el Mundial del '78 o hacerle boicot desde el exterior. Los Montoneros optaban por apoyarlo argumentando que así podrían ver los periodistas y futbolistas la realidad gris existente, el PRT y su brazo armado ERP defendían que apoyar el Mundial en cierto modo era hacerle propaganda a Videla y a su proyecto, había que denunciar la dictadura y por principios todo lo que organizase, el PC, más frío que tibio desde que la URSS los obligó a una buena relación con Videla a merced de la compra del trigo argentino a la Junta, hacía equilibrismo entre ambas posiciones porque bajo ningún concepto querían quedar identificados con uno u otro "ultra" como les llamaban a los guerrilleros (el PC tenía un cantito que rezaba "la ultra, la CIA, la misma porquería"). Y claro este debate aun cuando mi opinión no importaba a nadie más que a mi, me era totalmente pertinente, porque mi padre a quien rendía un sentimiento impreciso entre la añoranza, el respeto y la bronca, estaba preso por ser hermano del Che, pero también por militar en el PRT y aunque en aquellas largas cartas que conseguían salvar la censura y el pésimo servicio de correos sociolista no podíamos comentar nada al respecto, imaginaba su posición, y por el otro lado estaba mi madre que había comenzado a simpatizar con los Montoneros, un poco por zafar de la nostalgia enfermiza del exilio, enocntrarse con semejantes, reverdecer su humor porteño, y otro poco para poder respirar sacando la cabeza del asfixiante compartimento estanco de tanto Guevara, guevarismo y guevariano de última hora, que nos rodeaba en la isla. Y por otro lado estaba mi propia conciencia ¿gritar los goles de la Selección al unísono con los alaridos de dolor de los secuestrados antes de ser ejecutados o arrojados al Río de La Plata? ¿otorgarle a los asesinos el gentilicio "argentino" conquistado a lo largo de tanto tiempo de diferentes luchas, regalarles los colores de la bandera de Belgrano, en la camiseta del deporte más popular, más inherente a ese sector meta por los que se suponía se estaba queriendo hacer aquella revolución?

En fin, un rollo. No fui más allá de ver una y otra vez el video de la final estrenando una pizca de espíritu autocrítico, porque en verdad, aunque de vez en cuando fuese a aquella oficina en la casona del paquete barrio Miramar, yo cada día estaba más aplatanado, y aparte de esos vídeos y el cuchillo kriss con la inscripción en honor a la amistad Arafat-Montoneros, pocas cosas me importaban más que lo que le interesaba a cualquier adolescente habanero.

Pasaron los años, las traiciones de Guarapo abrazando al enviado de Galtieri, callando los crímenes de la Junta Militar, manteniendo una posición equidistante entre lo que le ordenaba Brezhnev desde el PCUS y las reminiscencias que le traían los efluvios ya en declive de esos facinerosos revolucionarios bellamente exiliados, junto por supuesto a los millones de verdes que habían tenido a bien depositar en cuentas cubiches. Ya se sabe, cada mano lava a la otra y entre las dos lavan la cara. Y una vez regresado a mi Buenos Aires querido, vi que seguía en la TV a la inacabable Legrand y me pregunté entre los juicios a los genocidas, los trapos que salían al aire, porque no se hacía énfasis en los bufones de palacio con que contó aquel breve pero intenso período de horror y muerte del firulete en la milonga.

Tiempo después, acostumbrado al desarraigo que siembra el exilio en los niños que nunca llegan a asumir como suya ni a entender del todo la causa de su diáspora, volví a emigrar una y otra vez a distintos lugares, y hoy, dejando que descansen las rueditas de mis patines, cuando puedo ver el pasado que nunca me ocurrió a través de la pantalla de una computadora en modo de archivos audiovisuales en distintos soportes o notas periodísticas de aquellos años, aparece cada domingo propuesto para mi perfil de consumidor, como una vieja roncha o esguince que reaparece una y otra vez, el banquete televisado de la actriz amada por los viejos cubanos de antaño, los teléfonos blancos, que atestigua como pocos un siglo de la frivolidad artística y social, cambalache del XX y el XXI en un país tan ecléctico, movido e inestable como de un sólido sentido identitario, absolutamente encantado de conocerse.

Este domingo, el famoso "streaming" audiovisual de las redes, me trajo a la misma Mirtha que junto a Nini Marshall, Libertad Lamarque y otros acudió al llamado de Perón para solidarizarse con el terremoto de 1944, hoy derramando serpentinas de gratitud ante su última "esperanza blanca" para erradicar los remanentes de aquel apuesto general que tuvo la osadía de elegir a Eva, a la manzana y a la serpiente.

Pero aun expirando su rechazo al peronismo y en franca gratitud a todo aporte a su erradicación, el el programa de ayer hizo gala de una declaración que tuvo lugar años atrás, cuando frente a una acusación de la ex presidente Cristina Fernández, expresó "tengo muchos defectos, pero no ese, no soy una mala persona", cuando frente a la declaración de la actual canciller Mondino "es absurdo darle plata a los jubilados porque se van a morir", un tanto impelida a mostrar cierta distancia con tan innecesaria muestra de crueldad, con sus 97 abriles a cuesta, acotó:

"Yo pienso vivir muchos años más"

 

 

 

Cambalache

Cambalache

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16 febrero 2024 5 16 /02 /febrero /2024 23:06

El arte es como una flor que sale en cualquier climatología, en cualquier relieve, en cualquier latitud y terreno, puede salir en el desierto como en la selva, en un jardín inglés como en la tundra rusa, en la Patagonia como en Australia central.

Desde la más remota antigüedad los artistas contaron con el favor del mecenazgo, Michelangelo, Leonardo, Velázquez, Goya, Rembrandt, el Caravaggio, Monet, Vermeer, Van Gogh por Theo, Bach, Mozart, Haendel, Beethoven, Chopin, por solo mencionar a los más grandes. Y siempre la nobleza sufragó los gastos y necesidades de bardos, bufones y juglares para divertir a la corte.

Es que de no haber sido así, todos los artistas tendrían que haber sido los hijos de los reyes, los duques, los condes y marqueses, y tendríamos una ristra de lienzos y partiruras pintados y compuestos por esos incapaces de la más simple creación artistica, que nadie, ni siquiera en el funeral de su mascota, se le ocurriría reproducir. Salvando honrosas excepciones como el sueco Prince Eugen que fue un gran pintor, no hay demasiados ejemplares conocidos. No necesariamente la pulsión artística se encuentra abonada por inconvenientes de integración al medie, en espíritus sensibles e inquietos, pero sí muy a menudo y en mayor cantidad de lo que suele admitirse.

Más hacia nuestros días Andy Warhol empezó diseñando discos en RCA gracias a una ayuda de la compañía, Robert Rauschenberg y Richard Serra fueron ayudados financieramente para trabajar con la enorme cantidad de metal que precisaban para sus instalaciones, Serrat cantó en el obelisco porteño gratis para la gente, los Rolling Stones en La Habana y en Copacabana en Río de Janeiro, para medio millón y un millón de personas respectivamente, también gratis para el público, pero ellos cobraron logicamente, Giacometti exponía en plazas del cantón italiano pero le pagaban, Vigeland llenó las calles de Oslo de sus esculturas, a cambio de vil metal. ¡gracias a Tutatis y a todas las deidades!.

De los Medici a los Rothschild el mecenazgo siempre fue restribuído con creces. Y ojo con la versión de que en esa época se financiaba a los artistas con medios privados "con la suya", porque nunca fue más de los trabajadores, siervos de la gleba o esclavos, o sea "la de todos" que en esa época, hoy los estados recaudan de todas las clases sociales, de los sectores productivos, especuladores, rentistas y de gran patrimonio.

Los únicos que siempre estuvieron medio embromados fueron los escritores, ese trabajo tan solitario y duro, por eso escribían en Argentina Borges, Bioy Casares, Benito Lynch, Mujica Lainez, Victoria Ocampo, etc. y a los demás les costaba una ovoide postura de gallina y la mitad de la otra.

El arte surge de cualquier simiente y cualquier país que acune un elemental sentimiento de amor por la cultura tiene como deber regarlo, cuidarlo, protegerlo y después disfrutarlo por el resto de la eternidad.

PD: A todo esto, también soy de la opinión, que llegar a ser presidente de una nación gracias a los consejos telepáticos de un perro fallecido años atrás, requiere de un enorme caudal, aunque no artistico sí creativo, tanto del can emisor como del ser receptor, que merece como pocos bienes comunes, ser materializado y perpetuado su resguardo sin escatimar un solo centavo de fondos estatales.

Mecenas
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5 febrero 2024 1 05 /02 /febrero /2024 12:56

Nayib Bukele, presidente de El Salvador, cantó victoria con el 30% de los votos escrutados. No se sabe aun si con el 85% más o menos, pero todo indica que fue récord universal en mayoría absoluta. Aplastante.

Cierto es que en el exterior y a un grupo de ciudadanos salvadoreños les preocupa el cercenamiento de ciertas garantías democráticas, la comisión de crímenes en la represión y su impunidad, pero un pueblo que vivía sin poder pisar la calle, donde las pandillas de las maras dominaban cada rincón de la sociedad, a las órdenes de intereses corruptos muy superiores y donde el crimen se medía en 100 muertos cada 100.000 habitantes, quien alcanzase reducirlo hasta la cifra de 2 muertos cada 100.000 habitantes y dejase al país libre de pandillas, de mareros y de sus superiores, sería casi considerado inamovible por todas las capas sociales del pueblo. En El Salvador y donde quiera que algo semejante tuviese lugar.

El fenómeno populista Bukele  escapa al clásico paradigma de izquierda antiimperialista y derecha cipaya servil, por ejemplo en una rueda de prensa respondió a un periodista del periódico El País de España, que lo interpelaba por la cuestión de la reelección, como deberían responder todos los presidentes latinoamericano a cualquier impertinencia o bravuconería, en este caso en particular, de un vasallo a una corona: "Amamos a EEUU, Europa, España, queremos ser amigos, socios, pero jamás lacayos, no nos metemos con la monarquía hereditaria de su país y no permitimos que se metan con nuestra manera de decidir nuestro futuro, aquí elige el pueblo"

Preocupa como está tomando este fenómeno el resto de países de Latinoamérica, sumergidos también en una violencia criminal, muy distantes aun de las cifras vigentes hasta hace poco en El Salvador, pero en franco crecimiento, donde se hace difícil la vida cotidiana y la población empieza a ser permeable al debate de elegir entre derechos y garantías civiles o seguridad ciudadana.

A simple ojo de buen cubero, se puede ver a la ultraderecha “fascistoide” de cada nación aprovechar esta volada para justificar en sus límites geográficos la supresión de derechos y la misma represión que fue necesaria en El Salvador, y por otro lado vemos condenar duramente los métodos para la limpieza de tan voluminoso nivel de crimen, a sujetos con conciencia social progresista provenientes de clases medias, criados en ámbitos con tasas de delitos irrisorias, que en toda su vida no pisaron un barrio de alta criminalidad, más allá del tiempo que les llevase hacerse con su bolsita de hojitas, sus gramos de polvitos, o el que les ocupase hacer los trabajos comunitarios de solidaridad durante las horas de sol.

En esto como en todo no es una sencillo encontrar un equilibrio, situarnos en la zona más razonable donde quede suficiente margen y sangría para la maniobra, la escucha y la concordia. El tema es complejo.

 

Tema complejo
Tema complejo
Tema complejo
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25 enero 2024 4 25 /01 /enero /2024 13:23

Un mes cualquiera de un año al azar en la mitad del siglo XXI, todos los hombres y mujeres se enmarcan en la comunidad LGTBIQH(LL)JE(CH)RÑZ+.

Se eleiminaron todas las imágenes, filmadas, pintadas, fotografiadas de la más mínima interacción táctil entre hombres y mujeres. Ningún pibe de esta época de calor infernal se atreve ni en vivo ni de forma virtual, a observar la tersura de un pecho femenino, a observar la curva perfecta de una nalga, insinuar el más mínimo deseo carnal con le género prohibido, amén de cualquier evidencia o invitación, porque en el pasado inmediato, en cualquier momento la partenaire, incluso en medio del acto podía cambiar de humor y buscarle la perdición con prisión perpetua y el trasvase total de la cuenta corriente. Así como en el pasado se enseñaba matemáticas y que la muñeca y el color rosa eran para la nena y el camioncito y el celeste para el nene, el núcleo familiar compuesto por progenitores del mismo sexo, les graba con fuego en el hipotálamo desde la más tierna edad, que esa línea no se debe cruzar bajo ningún concepto.

Las damas de buenas intenciones andan como locas arrebatadas ora desnudas, ora emperifolladas con la más sugerente lencería por las calles en procura de la aparición de algun intrépido Lancelot, hasta la coronilla de sus siete consoladores súper electrónicos de ultra conexión sensorial y los cunnilingus de sus amantes féminas, pidiendo, implorando, reclamando, exigiendo a gritos al dios devorador de las oscuras cavernas del deseo:

¡Quiero cabilla!

Y las demiselas de turbias conciencias ya no tienen a quien ensartar, porque si por casualidad, algún corajudo cabrón se atreviese a exponerse a esa prisión perpetua y la expropiación de todos sus bienes con toda probabilidad sería uno de los desgraciados despojos de la sociedad, una aberración de la naturaleza del desarrollo social, a quien la litera y las dos comidas al día entre rejas les sabrían a un viaje entre las nubes de Tutatis, en la punta de la lanza de Changó, una extensión de aquel maligno y sabroso placer proscrito. Casi extinto.

La masculinidad tóxica quedó totalmente extingiuida y quedó suplantada por una masculinidad asintomática de impulsos guíados por la testosterona, aunque en la década del 30 al ver que no quedaba ni un solo varón dispuesto a ser albañil, minero, pescador de alta mar, rescatista, deshollinador, limpiador de cloacas colocador de alquitrán en la carretera, etc., con el fin de no desatender el mantenimiento y la construcción de todo lo necesario para vivir, se recuperó un homos brutus que rasca sus testículos, cuenta chistes de alto contenido sexual,  escupe al costado. Se consiguió apaciguar sus instintos primitivos con unes "muñeques" con forma femenina, dispuestos en los albergues construídos para su descanso en los barrios destinados a su residencia en forma de compartimientos estancos. El control es casi absoluto a persar de que no se han podido evitar del todo episodios de piropos y otras aberrraciones criminales del estilo, que la oportuna censura en la difusión consigue neutralizar, que inevitablemente dado el contacto se producen al enviar estos especímenes a rescatar mujeres extraviadas en el mar, la montaña, el desierto o simplemente a reparar tuberías del hogar en los barrios asépticos de la gente normal.

Pero como el tiempo es una espiral que mezcla el sentido lineal y el circular en forma de resorte, los nostálgicos a partir de la literatura y el cine del pasado albergamos el anhelo de que un día,  en una estación distinta, bajo otro clima tecnológico, vuelva a ser ayer, y regrese el deseo colectivo de despeinarse, de relajar las reglas y la vida fluya donde imperó la prohibición y el terror, y Eros, a través de sus fluidos, la sangre, el sudor, las lágrimas y los líquidos seminales y genitales, en ese ínterin del rebote del teimpo como categoría menos tangible de la filosofía, derrote una vez más a Tanatos.

Soñar, aun hoy, es libre y gratuito.

 

Eros versus Tanatos
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21 enero 2024 7 21 /01 /enero /2024 15:54

Cuando mejor sale lo que está todo fríamente calculado es cuando aparenta haber estado librado al azar.

Primero toda esa sanata de anarco capitalismo contra un concepto tan impreciso y ambivalente como "la casta", toda vez que castas son todas las capas sociales, desde la más alta hasta los "intocables", ninguna merece más esa denominación que se suele usar con sentido peyorativo y engañoso para señalar a los semi-privilegiados, nunca a los verdaderos privilegiados, los que manejan el coto.

Después las promesas de que ya estaban asegurados 30.000.000.000 de dólares para dolarizar la economía o paliar los desbarajustes, eso sí muy concretos, del gobierno entonces vigente. El juramento de que ninguna fuerza productiva, trabajadora, ni media ni baja sufriría los ajustes necesarios para poner las cosas en su lugar, sino que únicamente lo padecerían "los políticos corruptos y los empresarios prebendarios".

Prometer que desde el mismo día de la asunción se cortaría el trasvase de dinero de los bolsillos de los argentinos al pérfido estado en modo de "impuestos" , lo cual constituye un robo, un atraco, un hurto, camuflado con eufemismos propios de las sanguijuelas socialistas. Se eliminarçia todo impuesto a cualquier bien y transacción.

Dejemos fuera los disparates de noches etílicas o crípticos mensajes desde el más allá de la erudición de un can, de implementar vouchers, ventas de armamento pesado libremente en cualquier esquina, guerra al Vaticano por ser el centro del mal universal, venta de niños y órganos y pelotudeces por el estilo, que no obstante también fueron dichas unas y prometidas otras, pero podemos permitirnos admitir un margen generoso de realismo, tras los exabruptos que cualquier campaña proselitista, en el país del verso, puede presentar.

Una vez en el poder ¡Albricias! todo lo anterior se vio necesariamente anulado, postergado o soslayado, dada la sorpresa de que se llevó quien basó su campaña en que no había un peso, que el país estaba muriendo de hambre, que la moneda valía menos que estiércol, de que no había en las arcas en efecto, el dinero que ya había adivinado que no habría,

Y así vinieron sobre este rudimentario verso,  uno más tosco que otro, que no molestó en lo más minimo a los votantes, metabolización que solo se explica a merced del expreso deseo de desbancar a los insoportables, inútiles, corruptos, y prepotentes emperadores que hasta entonces hacían del país su sala de juegos.

Al día siguiente de asumir, ni había 30 mil millones apalabrados de nadie, ni iba a sufrir la casta política ni empresarial sino única y exclusivamente la productiva de las clases medias y bajas, se incorporó en el nuevo gobierno a buena parte de los burócratas histórcios de la política argentina, excluyendo únicamente a aquellos con quienes no está de acuerdo y de um plumazo, a los dos días, devaluó la moneda y perdió más de la mitad de su valor frente a las divisas, lo cual ascendió la inflación al número récord de 25% en diciembre del pasado año.

Hoy el Gobierno tal como estaba prevista en la hoja de ruta, da un paso más allá, anunció que prepara una reforma penal previendo el desmadre calculado, que provocará el aluvión de medidas, decretos y ajustes devastadores para el bolsillo y la vida de la población.  Un nuevo trasvase de las riquezas de Argentina a manos puntuales, que difiilmente sería tolerado sin más en una sociedad de tradición irreverente y participativa.

El plan estaba orquestado, estas fusiones de los sectores de poder más reaccionarios no fueron improvisadas. Sí acaso fueron producto de la necesidad que animó a limar asperezas en un santiamén, por dos razones probables, porque ni existían tales asperezas y todo era un sketch para la “gilada”, o porque si alguna diferencia existió y esa sí perdurará por el resto de los tiempos amén, es el criterio de a cual buitre corresponde la carroña dejada a los eficaces empleados tras la devastación general.

Totalmente acorde con la idiosincrasia autóctona, no olvidemos al mussoliniano general del Ejército Juan Domingo Perón, cuando en su primera presidencia instauró el hiperónimo “Tercera Posición”, una coexistencia pacífica entre oligarquía y pueblo trabajador en sus palabras o burguesía y proletariado en términos marxistas, y una vez en el exilio a salvo de las bombas que no pudieron evitar sus huestes, al resguardo con su colega el genocida Francisco Franco, cuando era más acorde a un perfil conspirativo que gestor, expresó en una carta: "Es fundamental que nuestros jóvenes comprendan que deben tener siempre presente en la lucha y en la preparación de la organización que: es imposible la coexistencia pacífica entre las clases oprimidas y opresoras”, para animar, en lo que era de una destreza incomparable, al surgimiento de esos mismos “muchachos” a los que unos años más tarde echaría de Plaza de Mayo al grito de “imberbes” a la vez que les echara encima toda la pericia tarantiniana de José López Rega y su Triple A.

Nada nuevo bajo el sol.

 

Nada nuevo bajo el sol
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