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12 febrero 2023 7 12 /02 /febrero /2023 18:19

Albertico le ofreció a Toscar el apartamento de un amigo de andanzas que estaba huido por problemas con la ley y le había dejado las llaves para que le cuidase a la cotorra. Toscar se hizo rogar un rato pero al final de la charla le dio un abrazo a su amigo y agarró las llaves con tal fuerza que en un momento pensó que se le clavaría la punta de una en la palma de la mano.

Toscar no dejaba de pensar en alguna venganza contra los estamentos jerárquicos de la empresa, pero sabía que para eso tenía que trabajarlo mucho. Primero mejorar su posición económica, era fundamental, porque aunque empezó a sentir una especie de culto al justiciero de Olot, aquel que se llevó puestos con una escopeta a los hermanos explotadores y estafadores para quienes trabajaba y que le debían cinco meses de sueldo mientras se daban la gran vida, y al director de la oficina bancaria que estaba por quitarle todo, junto a la empleada que cada vez que lo veían entrar lo destrataba de una forma humillante. ¡Pum! y se acabó, no más tensión en todos los músculos, ni toneladas en los hombros, ni dolor punzante bajo las cejas, ni cabeza baja, ni sensación de ahogo en la madrugada, se quitó todo en una tarde, y se entregó a las autoridades con una sonrisa en el semblante que revelaba un alivio tan profundo, que fácilmente podía confundirse con la felicidad.

Pero el justiciero de Olot estaba preso y eso era algo que no le permitía ensoñar el pensamiento en paz, terminarlo con una lazo perfumado. No era justo que cada vez que alguien harto de ser pisoteado decidiese romper el acostumbrado mecanismo de aplastamiento hasta la desintegración, por sí mismo y por el resto de los pisoteados que por las más diversas causas no pueden patear la mesa del pan duro, termine preso o muerto.

Una tarde hablando con Albertico Toscar le dijo que con el tiempo deseaba crear un pueblo donde consiguiese alojar a los personajes más pérfidos dentro de los que abusan del poder, No solo delincuentes sino aquellos cuyo delito consiste en ejercer el poder que tienen sobre una o más personas. Albertico le dijo:

-Y al primero que metemos  ahí es a tus viejos y a los míos.

-Albertico, imagínate a todos esos hijos de puta multimillonarios, abusadores, trabajando con las manos, cargando cubos de cemento, echando mezcla con cuchara de albañil, subidos a andamios a más de treinta metros de altura, sin seguridad, con cascos sucios, con lluvia, nieve, sol que raja las piedras, o viento huracanado, llorando en la noche por las ampollas, preguntándose entre todos ellos en el único bar del pueblo roñoso, pestilente, tomando un café mezcla, al inicio, y con el tiempo bebiendo alcohol barato, vino de tretra brick por el tiempo que duraría tal suplicio, y que habrían hecho para merecerlo, mientras con el paso de las semanas los menos pervertidos por la crueldad que les atenazó el alma a todos en sus burbujas de poder, comenzasen a comprender lo que habían hecho, la asfixia que habían impreso a seres que entonces ni siquiera consideraban humanos, a los que tenían ubicados socialmente por debajo de sus mascotas, incluso de los animales del zoológico, a los que entendían requerían mayores cuidados que sus empleados. Imagínatelos discutiendo entre ellos cuando unos comenzasen a visibilizar el daño ocasionado, mientras los otros tozudos en su incapacidad para distinguir el bien del mal, no solo continuasen sorprendidos con el castigo reformatorio, sino que formasen cédulas con el fin de rebelarse al sistema impuesto, y los que se distanciasen fuesen a informar a la policía que habríamos organizado, con idénticos mecanismos de actuación que la que los protegía a ellos y sus intereses, y entonces entrase a sus apartamentos tirando la puerta abajo y tras un buen ramillete de porrazos, puñetazos y patadas, los subiesen a una patrulla camino a un calabozo donde esperarían unos pocos días en recibir la condena de jueces tan imparciales como los que ellos manejaban a su antojo, recibiendo penas de mínimo veinte años de reclusión en una prisión infecta sin derecho a revisión de pena, por pertenecer a una organización terrorista con fines de atentar contra la autoridad establecida. Sus esposas deberían salir a trabajar de lo que fuese si querían comer. Algunas, las más “buenorras”, que aun después de parir como lazo al patrimonio, y tras las toneladas de potingues de calidad, seguían estando de buen ver, a alquilar servicios sexuales a veinte euros la mamada y a cuarenta el polvo, en la parte trasera de las chatarras de coches que pudiesen permitirse los puteros, sobre tenazas, llaves, cubos de albañil, cal y cemento, con mucho sigilo ya que la prostitución está prohibida en el pueblo para pobres y a la que atrapen puede ir a pasar unas cuantas navidades en la prisión contigua a la de su esposo, dejando los niños en caso de que hubiese al cargo del estado con los recursos de este destinado a ese tipo de criaturas. Mientras las que ya de tanto tomar té con tarta por las tardes y de comer las exquisiteces que sus criadas sudamericanas o africanas les cocinaban al mediodía y por la noche desarrollaron prominentes abdómenes, caderas con más chicha que tendón y muslos fofos, tendrían la bendición de solo poder dedicarse a trabajar en algo de provecho y sobre todo, que tendrían muy visto a lo largo de su vida privilegiada, aunque probablemente no con ánimos de aprender, las habilidades de la servidumbre. Podrían volcar todo lo aprendido, o más bien lo recordado de sus mucamas en las casas a las que fuesen a limpiar, lavar ropa, tender camas y asear inodoros empercudidos, de hogares súper humildes como el de ellas mismas, pero de albañiles o mineros, o deshollinadores, aplicadores de alquitrán en la carretera, destapadores de cloacas, electricistas de postes de alta tensión, empleados en mataderos, peones de campo, y un largo etcétera componente de los trabajos más duros en las clases bajas, que hayan asumido obedientemente el nuevo estado de las cosas y se hayan resignado a ser buenos ciudadanos. Personas de bien y n terroristas o antisociales. Estas mujeres percibirían menos que cuarenta pavos por media hora de fricción corporal, pero nin correrían riesgo de iur presas, de ser goleadas en la noche, abusadas en las furgonetas chatarra, ni de adquirir enfermedades venéreas, aunque no se salvarían de los cientos de enfermedades que esos trabajos, siempre, indefectiblemente, si no es una es otra terminarán aportándoles a su salud: artrosis brutal prematura, neumonía, cúmulo de alergias, mordidas de perros, arañazos de gatos, contusiones por caídas,  escoliosis, dolores de todo el cuerpo por el exceso de horas para cumplir lo pactado, el contrato o la norma. Enfermedades degenerativas que más tarde o más temprano las retirarán del servicio doméstico con una ínfima pensión que les dará para descansar en paz esperando antes a la pelona en el lecho que al terrorista del marido, que en el mejor de los caso llegaría muy cambiado tras veinte años conviviendo con la peor calaña   de la sociedad, su propio nivel pero en otras modalidades. En cambio imagínate a los que aceptasen el modo de vida mismo que ellos ofrecieron a sus subordinados. Al cabo de cuarenta años podríamos convocar una especie de Congreso para compartir experiencias, aprendizajes, conminarlos mediante una suma paupérrima pero motivadora dados sus ínfimos emolumentos, a escribir, a dejar constancia de sus reflexiones, escarmientos, criticas, descargos en su favor, todo lo que se les ocurra, libertad expresiva por un mes para que, con arreglo a la ley y el orden por supuesto, manifiesten lo más granado que el acervo recogió de los cuarenta años de experiencia empática con sus ex antagónicos. Imagínatelos con todos esos dedos enormes, no como los de los albañiles que debieron comenzar a echar mezcla con el padre desde los doce años.  Pero sería un ejército de curas violadores, empresarios inescrupulosos, policías golpeadores de los más débiles, carceleros torturadores, banqueros expoliadores, aristócratas chupasangre, monarcas corruptos, con la carne de las yemas sin huellas dactilares, engrosados por la superposición de callos, bordeando la uña a tal punto que la hunden barnizada de mezcla endurecida por siempre, las palmas de la mano plagadas de relieves y rugosidades callosas que les convierte en un suplicio el simple hecho de poner en hora un reloj de pulsera, las caras deformadas por la ingesta de alcohol de altísima graduación y pésima elaboración, las orejas grandes, las calvas irregulares, el escaso pelo ralo, alambroso, la tez bruñida de mal sol, bronceado diferente al de cuarenta años atrás, tetas caídas de mala alimentación barrigas enormes de fritangas y caldos especiados con chorizo de lata, con los ojos rojos de resaca y el ceño vencido hacia las mejillas. Imagínate los resultados del Congreso, dejaríamos participar también a los terroristas y a las putas desde las prisión, es casi más motivante conocer el crisol o quizás lo monolítico que arrojarían esas conclusiones recogidas en una especie de  “manual para la convivencia”, que el placer supremo de verlos trabajar y percibir el cheque de quinientos morlacos a final de mes que solo les alcanzase para arroz, papas, huevos algún pollo, unos tres bombillos encendidos a la vez n la casa, aguardiente feroz y jabón de lija. Que no te niego Albertico, lo placentero y reparador que sería verlos llorar como plañideras pero todavía más esperanzadora es la ilusión de poder leer sus observaciones al cabo.

-La verdad es que sí, deberíamos empezar a intentarlo. Pero después del Congreso ¿qué, los soltamos a todos, los invitamos a saltar del acantilado?

-No, ya tengo todo planeado. ¿Nunca viste esas películas en que un grupo de ricos buscan la forma de convencer a un mendigo para asistir a una caza, y cuando llega la hora le comunican que la presa será él? En algunas le ofrecen unos cuantos miles que podrá disfrutar si logra llegar a un punto generalmente lejano, en otras le ofrecen la vida, y que está tomada de la realidad, en un país del Este de Europa desarticularon una banda que organizaba ese tipo de cazas a las personas más desgraciadas de la sociedad. Y que probablemente se replique en países con vigilancia e la ley muy laxa. Pues mi idea es reproducir esas cazas pero al rico. Ofrecerles a los afortunados que lograsen alcanzar ciertos límites dentro del territorio que deberíamos tener controlado para la ciudad reformatorio y alrededores,  quedasen, de algún modo, libres, aunque jamás podrían regresar a su antiguas vidas, países, ni por supuesto poder y comodidades , pero disfrutarían de una vida más frugal, podrían gozar de un trabajo livianos incluso según la edad de una pensión justa que les alcanzase para algún pequeño lujo de vez en cuando. El único tema que debemos pensar para esa caza, es quienes serían los cazadores, que obviamente deberían provenir de los bolsones de seres damnificados por sus presas. Esto nos plantearía varios inconvenientes, el primero que se me ocurre es que si la caza la organizamos pasadas décadas de los abusos cometidos, habrá un problema de edad y acaso, la merma de los ánimos de venganza de la victima. Si lo organizamos apenas sean secuestrados para introducirlos en la ciudad reformatorio, cuando todavía esté fresca y vivaz la bronca de la victima, en caso de conseguir la libertad, el o la castigada no habría aprendido nada de lo que deseamos enseñarle. Luego está el detalle de la confidencialidad en la caza, y tener en cuenta que si bien comenzamos esta actividad lúdica más con el fin de establecer una justicia terrenal, al cabo de cada expedición o bien deberíamos realizar un trabajo psicológico con los cazadores para extraer culpas, o bien deberíamos asumir los mecanismos de la naturaleza humana una vez que se tiene acceso al poder sobre las personas, y una vez que se experimenta el placer del resarcimiento a gran escala, no de la revancha de andar por casa, sobre conocidos, compañeros, vecinos incluso familiares, sino en una dimensión desconocida, a donde solo se llegaba con grandes sublevaciones, revoluciones altisonantes. La posibilidad de la venganza sobre el mayor culpable de los males, utilizando toda la fuerza que la bronca requiera o pueda producir, arribando al acto más liberador imaginable, pero admitiendo que deja un poso de mal, de conocimiento del placer de ocasionar daño, que de alguna manera justifica a cada ser maligno de este mundo previo y posterior al experimento, que atenta contra el propio fin de la ciudad reformatorio, ya que perpetúa la exacerbación de la crueldad siempre que el poder lo permita.

Salvando algunos pequeños detalles, de importancia pero no determinantes, Toscar y Albertico, tenían un proyecto sólido en mente. Faltaba un universo para que también estuviese entre manos.

Garimpeiros fotografiados por S. Salgado

Garimpeiros fotografiados por S. Salgado

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Published by martinguevara - en Europa Aorta Relax
3 febrero 2023 5 03 /02 /febrero /2023 18:06

Mi posición desde al menos que tenía once años cuando encarcelaron a mi padre por espacio de tiempo de ocho años y medio: no creo en la cárcel en ningún caso, ni en un simple robo, ni en una violación, ni para poderosos fascistas como Videla, sus torturadores, los esbirros cubanos, o estas dos chicas que torturaron y violaron a su hijo de cinco años de manera cotidiana, para concluir descuartizándolo.

Así como fue revolucionario el concepto de prisión frente al de tortura y muerte pública, con descuartizamientos y hogueras, cuando se consideró que la mezcla de castigo y tiempo de reflexión recluido era más humano, menos salvaje, que el despedazamiento para goce del pueblo sediento, cual plaza de toreo o torre Maya, de sangre y dolor. Desde el siglo pasado la ciencia conoce que la prisión solo acentúa las perversiones, las parafilias y el sentimiento de odio a la sociedad. Ya Víctor Hugo decía en los Miserables, que el penúltimo escalón de la especie humana era el preso, pero el último estaba reservado para el guardacárcdel.

Creo que alejarnos de castigos vengativos,  nos cura como comunidad a todo nivel, regional o universal, volcar todo nuestro esfuerzo en conseguir, que un día los delincuentes y criminales entiendan, desde la génesis, desde el nacimiento de sus perturbaciones, no desde la culpa, que algo hicieron mal, muy mal o malísimamente mal. Esto entronca con la polémica suscitada en España por algunas consecuencias de la ley popularmente conocida como "Sólo sí es sí" en la que algunos reos ven disminuída su condena de dieciseis años a catorce, haciendo énfasis en que la ley es mala porque el torturado castigado por el Estado sufre un par de años menos. Claro no digo que salgan a la calle, sino que de entrada sean atendidos, todos los criminales, de todas las modalidades, allí donde la gravedad de su caso lo requiera.

Existen casos que se podrán liberar a convivir en sociedad y casos que nunca podrán ser siquiera expuestos a dicha evaluación. Pero en todos ellos sería un avance que si bien no nos colocaría como un ejemplo de velocidad en temas de vanguardia, pero al menos, con rezago, nos auxiliaría en la búsqueda de un mundo atento a las cuestiones que nos hagan mejores individuos, y con ello mejor comunidad.

Castigo estatal del pasado.
Castigo estatal del pasado.

Castigo estatal del pasado.

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3 febrero 2023 5 03 /02 /febrero /2023 17:24

Estoy ciertamente shockeado por el comentario de un conocido de las redes, del cual no diré el nombre, pero sí que proviene de esas generaciones que como yo, llamábamos monstruos, crueles, aberraciones de la naturaleza a los dictadores de América Latina (ellos a los de una adscripción ideológica, yo a todos), y aun peor a sus esbirros torturadores. Hoy me sale defendiendo subrepticiamente, claro, porque a nadie en sus sanos cabales se atreve a protegerlas abiertamente a las madres de Lucio Dupuy que lo torturaron periódicamente teniendo cinco años, partiéndole bracitos, quemándolo con cigarrillos, pinchándolo con tijeras, propinándole duras palizas en la cara y todo el cuerpito, lo violaron con un consolador, rompiéndole los esfínteres, el anito, y lo mataron como a Tupac Amaru destrozándolo, tras lo cual festejaron con vino merca y muchas risas por haber acabado del todo y de la manera más cruel con un varón presente y futuro macho. Todo esto con el abandono de sus obligaciones de todas las instituciones que debieron cuidar de Lucio, desde la jueza que arrebató al niño de los brazos del padre, al jardín de infantes que no advirtió a las autoridades cuando el niño asistía frecuentemente con los brazos partidos, golpes, moretones, quemaduras, al igual que del hospital donde varias veces tuvieron que llevarlo porque se habían "pasado" en la tortura. Acaso temerosos de una reprimenda jerárquica coaptada por la más acérrima misandría, enemiga a muerte del espíritu igualitario del feminismo, otra cosa habría sido si al nene lo hubiesen llevado así mismo dos padres gays, o una pareja heterosexual, casos en los cuales de inmediato, con toda probabilidad se habrían encendido todas las alarmas.

Este buen samaritano con estas harpías, mientras, como todos nosotros, nunca escondió sus sentimientos hacia los torturadores de las dictaduras de derechas e izquierdas, que no se dedicaban a aplicar tormentos a niñitos y menos aún que fuesen sus hijos, o sea aun menos crueles que estas dos porquerías, sin embargo consideraba que con estas había que tener compasión y entender que las circunstancias socioeconómicas o psicológicas las llevaron a ser así.

En Primera diré que por supuesto, como a Hitler, a Videla, a Guarapo Stalin y todos sus esbirros, ninguno nació mordiendo la teta de la madre y buscando con los deditos el corazón para destrozarlo, y no por ello vamos a profesarles la ternura que alguno que otro muestra con estas dos criminales, aun cuando los crímenes de aquellos esbirros siendo execrables lo eran mucho menos que el de las dos en cuestión, al no concurrir agravante de edad y de parentesco.

En Segunda diré que he vivido ambientes de gente ralamente criada en la peores condiciones que se pueden criar en América Latina, conocí por casualidad al peor tipo del Morro de los Macacos de Río de Janeiro en el año mil novecientos noventa, daba miedo su mirada, conocí al Turco, el primer caso de SIDA heterosexual de Argentina, que llegó a dejar en garantía a Micky su hijo menor, en la Villa del Bajo Flores por una bolsa de merca de cinco gramos, y que Claudia, la madre, que había sido mi compañera de curdas, ocupaciones de casas y sustento cuando estuve preso en Villa Gesell, por, en este caso sí, error policial, al cabo de pocas horas fue a pagar lo que el Turco debía, pero aquel ser despreciable ni violó ni mató, ni siquiera le pegaba a su hijo. Y del brasilero Bibinho a quien debí conocer para obtener permiso de subir a casa de la Paraguaia que trabajaba conmigo lavando platos en Sat's , se comentaban en el morro numerosos crímenes, incluso sobre cabezas cortadas, pero ninguna a su propia descendencia. O sea que si fuese por las condiciones de vida pobres, toda América debería estar llena de esta bestias y en África no se podría decir ni - hola- . Y la verdad es que este fue el caso más sangrante que he escuchado en todo mi ya, considerable tiempo de vida.

Lo cual demuestra que no solo la crueldad es infinita, inagotable, sino que también puede serlo la completa irresponsabilidad enajenada o la más cruda mezquindad. Como el objetivo de las torturadoras, violadoras y asesinas no era un militante de izquierda o de derecha, mayor que sabe lo que hace, sino un niñito de cinco años absolutamente inocente del todo, y encima hijo, pues les importa un bledo.

Mi precepción, al menos desde que mi padre cayó prisionero y permaneció así por espacio de ocho años y medio, es que todo castigo estatal es venganza, y es un crimen aberrante. Hay que buscar nuevas formas de tratar lo que salió mal, en la mayoría de las veces por nuestra propia falta de responsabilidad, aun cuando hay que entender que existen casos imposibles de recuperar.

 

Lucio, sus asesinas y el criminal Videla preso
Lucio, sus asesinas y el criminal Videla preso
Lucio, sus asesinas y el criminal Videla preso

Lucio, sus asesinas y el criminal Videla preso

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Published by martinguevara - en Europa Aorta Cuba Opinión Opinion crítica.
24 enero 2023 2 24 /01 /enero /2023 00:22

 

 

Una mujer gruesa, con las mejillas rosadas, de pasos firmes y semblante plácido, y un hombre mayor, atildado, vestido con sus mejores trapos, adquiridos tiempo atrás en las tiendas hebreas del centro, se cruzaron en la calle justo cuando cada uno regresaba de sus compras, o mejor dicho de sus pesquisas para conseguir algo decente para la cena, ya que en aquellos días poco quedaba en la ciudad, que no estuviese de ligera a severamente podrido.  Hans Werner llevaba suficientes años viviendo solo desde que su esposa había fallecido por un ataque cardíaco, no dejando ninguna descendencia, como para saber lo deseable que era el despertar de cualquier tipo de ilusión en el alma, y aunque eran tiempos muy difíciles, y en la mayoría de la gente, parecía  no quedar sitio para las expresiones más elevadas del espíritu, sí que en él se abrían camino a ráfagas, rachas casi imperceptibles de felicidad; y las de Hans en esos últimos tiempos estaban dadas, de especial manera cuando tenía la oportunidad de cruzarse al paso con la señorita Helga Sanders, soltera, quien a pesar de contar con una edad avanzada también, poseía aún la gracia de la inocencia en su semblante. Tampoco a ella le resultaba un hecho más de la vida cotidiana, los casuales encuentros diarios, lloviese nevase o relampaguease, con el estirado y bueno de Hans, quien siempre se mostraba tan amable con ella, y de quien sabía poco más que lo que en el barrio se sabía acerca de él, muy ario de estirpe, pero de alma arruinada por los ideales equivocados. Si bien todos los encuentros "repentinos" a Hans le causaban un  cosquilleo en la boca del estómago desde que se acercaba la hermosa cara de reluciente redondez de Helga, los que eran casuales de verdad, aquellos que se producían fuera del instante previamente orquestado con minuciosidad de artista, eran aquellos en los cuales perdía casi el control de si, para dejar lugar a una fuerza que en principio le embargaba pero a la que de a poco , reconocía como  liberadora, la expansión del universo interior presionaba hacia su cabeza, produciendo un ligero mareo, que amenazaba con ocasionarle un desmayo de placer, mezclado con un intenso temor a la espontaneidad.  Helga sabía que cuando eso pasaba fuera de los horarios y trayectos acostumbrados, Hans se aproximaría con una tensión creciente, que en ese momento resultaría menos cortés que de costumbre, y sus ademanes adquirían la torpeza propia del que no había ensayado la jugada, pero en ese momento, y por las mismas razones, le resultaba adorable, era en esos instantes en que ella podía decir que sentía algo por él, y habría podido asegurarlo ya que, si bien no había tenido una dotada experiencia en artes amatorias, sí que había vivido en silencio profundos amores sin correspondencia. Ambos sabían lo tortuoso que podía resultar, el momento en que  algún imprevisto les impedía concretar el encuentro,  sin embargo estaban dispuestos a aceptar el riesgo de semejantes ataques de angustia.

Aquel era uno de los días en que se tropezaban gracias al azar.

            Justo en el momento en que comenzaron a hablar , sacudiéndose el placer y la incomodidad de sus cuerpos, sonó la sirena de aviso de inminencia de bombardeo, y los aviones aparecieron en el cielo de Frankfurt más pronto que lo que se había convertido en habitual aquellos días, una de entre las cientos de bombas que se arrojaron desde los aviones aliados explotó a dos metros de Hans y Helga, no sin que antes él hubiese conseguido abrazarla, al ver el terror reflejado en el rostro. Murieron despedazados en el acto, junto a otras decenas de personas que aún moraban, o transitaban deambulando  a esas horas, por la calle Grosser Hirshgraben.

Hans y Helga sabían antes de dar aquel bojeo al barrio en busca de alimentos, que a la guerra no le quedaba demasiado tiempo, y ello significaba  para los dos, que eran todo lo antibelicista que aquella  situación permitía,  el arribo de una ilusión, un estado de ánimo juvenil sumado a sus particulares alumbramientos del espíritu, no obstante sabían también que el final debería arribar de la mano de una victoria  contundente de los aliados, lo cual deparaba escasas esperanzas de sorpresas agradables en lo inmediato, para los habitantes de la ciudad.

Ambos habían sido amantes del hábito de la lectura en sus respectivas soledades, y era sobre esta temática, que fundamentalmente fantaseaba Hans, que acaso algún día podría abordar con su amiga, cuando se hubiesen acercado lo suficiente. El sabía que impresionarla en ese terreno, no sería   una tarea fácil, y precisamente aquello constituía un alimento inagotable para su imaginación fértil.

El edificio del número 25 de esa calle, situado frente al punto donde murieron en el acto Hans y Helga, quedó arrasado por el bombardeo, con solo dos columnas pilares de su estructura en pie. En aquella casa había nacido y se había criado Johann Wolfgang Von Goethe, quien a lo largo de su vida se convirtió en el escritor más importante de las letras germanas, y a la sazón uno de los constructores de historias más relevantes de toda la Historia de la literatura universal.

Los dos vivían en esa calle, sin embargo solían encontrarse unos cincuenta metros más abajo, en dirección del río Main, no frente a la casa de Goethe, donde no tanto el deseo, como la imprecisión de su alcance podrían significar una afrenta de escaso decoro.  Una vez,  muchos años atrás en ocasión de una festividad nacional veraniega, comentaron en el fragor de la conversación, autorizada por la multitud, sus admiraciones mutuas por la literatura y el alma de Goethe, Helga consideraba que era un hombre admirable, ya que pudiendo continuar una carrera exitosa como comerciante importador de alta costura, prefirió desde muy temprana edad, obedecer la pulsión por el arte, rodeándose siempre de entornos intelectuales y gentiles,  y produciendo algo mucho más imperecedero que buenos trajes y vestidos para la corte. Su obra.

La que si bien fue concebida en su parte más notoria en Weimar, en todo momento debe sus raíces no solo a la belleza del río, de la antigua ciudad de Frankfurt, de sus cielos cambiantes, sino de la propia casa, con su nutrida biblioteca ecléctica de más de dos mil títulos, el salón de pinturas, con ejemplares de la escuela flamenca en Alemania, y sobre todo con el apoyo incondicional del padre y la hermana.

Más de un siglo después de la muerte de Goethe, a quien no le entusiasmaba  la violencia social en ninguna de sus formas, su casa de la infancia, que llevaba un tiempo funcionando como museo,  fue destruida a bombazos frente al único abrazo de Hans a Helga.

Quizás para que no hubiese ni la más mínima posibilidad de olvidar aquel horror, en que se vio sometido el mundo, o acaso, según resulte ser la finalidad de la existencia, solamente haya ocurrido para que Hans, antes que se fundiesen los primeros copos de nieve del año, con la polvora  y la habitación del joven Werther, hubiese tenido la oportunidad de borrar el terror de los ojos de Helga, en la que sería su última mirada.

 

Aquí Gorthe el Joven Werther

Aquí Gorthe el Joven Werther

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Published by martinguevara - en Europa Aorta
15 enero 2023 7 15 /01 /enero /2023 19:34

-Así que tu compromiso con la justicia era menor que tu pleitesía a los capos de tus logias ideológicas.

-No exactamente, es que recibía presiones, presiones imposibles de soportar, además crecí en ese medio, esa era mi gente, entre una cosa y la otra se me hacía imposible juzgarlos con imparcialidad.

-Pero estudiaste derecho romano, empezaste con el principio de equidad de Lustitia. Sabías los crímenes que estabas encubriendo, sabías el daño que estabas ocasionando a las víctimas.

-Sí, y me arrepiento mucho, me avergüenzo de mi mismo.

-Ya es tarde para lo primero, pero para lo segundo tendrás la oportunidad de morir con algo de decencia.

-No, no, no por favor, no quiero morir, la decencia me importa un comino, solo quiero vivir, ser rico, oler a magnolias y comer langostas con salsa golf, por favor no me mate, quíteme los platos.

-Echad esta basura al costado, traed al policía. Tú, mierdecilla de juez, quédate mirando a uno de los que encubriste, después pasarán banqueros, políticos corruptos, generales, empresarios del fútbol inescrupulosos y al cabo veremos que hacemos contigo.

-Hola- dijo el hombre que interrogaba a los reos en la cueva bajo el acantilado- ¿tú eres el prestigioso torturador de la nación al que tanto han protegido gobiernos, fuerzas y jueces? Menuda piltrafa te veo hecho, parece que no te sentó nada bien el recibimiento de los muchachos. No te sientas culpable, ellos no son justicieros, sencilla y llanamente les encanta, igual que a ti, repartir palizas.

-Por favor, no me peguen más, pido todo el perdón que sea necesario- dijo el apocado otrora torturador agente del orden, que hasta dos días atrás había vivido protegido por todo el aparato que, sibilinamente había mal simulado pasar de dictadura a democracia, con todo el patio sin barrer.

-Un poco tarde para perdonar porque muchos de los que dejaste lisiados de por vida, con dolores terribles durante años y aterrorizados en sus casas ya han muerto. Si te hubiera juzgado la ley, si te hubiesen quitado los privilegios y habrías expirado tu último aliento en un calabozo como correspondía dada la magnitud de tus crímenes, esa sería la piedad que merecerías, pero no hay posibilidad ni de perdón ni de muerte rápida. Lo único que podemos pensar es en no descender hasta tu calaña y propiciarte la posibilidad de una muerte menos atormentada Pero mucho más no podemos ni queremos hacer.

-Tiren esta inmundicia a las ratas.

-No, no, no, por favor a las ratas no.

-Ten un poquito de dignidad, las ratas tardarán en comerte completo, te dará tiempo a pensar en las barbaridades que hiciste, y si un día vuelves a nacer, recuerda los ojos inexpresivos y a la vez ávidos de horror de estos magníficos roedores y el brazo implacable de la justicia que parte del hombro de un hombre nacido del vientre de una mujer y hermanado con el dolor.

Toscar hizo un movimiento brusco por un repentino dolor lumbar y al regresar a su posición perdió estabilidad, trató de sujetarse pero ya era tarde, la cabeza había comenzado a tirar del cuerpo hacia abajo y cayó con todo el peso del cuerpo sobre el hombro, del toro mecánico con que extraía los palets dispuestos en stock en la nave industrial en la que llevaba dos años trabajando. Tuvo fractura de clavícula y una vértebra dorsal, el yeso lo tuvo que llevar puesto seis meses, cada dos meses se lo renovaron por el desgaste y para analizar el progreso de la cura, esos instantes los aprovechaba para rascarse, ventilarse, asearse, moverse y volverse a rascar con una sensación de alivio retrospectivo que le proporcionaba un placer orgiastico.

A los seis meses, cuando le retiraron la escayola se dirigió al departamento de Recursos Humanos para ponerse a disposición de la empresa y comenzar a determinar cual sería la cuantía de su indemnización. La empresa le comunicó dos decisiones en ese mismo instante, ni regresaría al trabajo ni recibiría un solo céntimo por su accidente laboral. Ahí comenzó la andadura por el desierto de adhesiones, solidaridades y apoyos de parte de la ley para Toscar, cada día que pasaba en su lucha por reparar lo que consideraba una injusticia medieval se quedaba más solo en el apoyo en público, más acompañado en el apoyo en privado, pero sobre todo más indignado y apertrechado de una fuerza de voluntad que desconocía en absoluto.

 

Juicio de ratas
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Published by martinguevara - en Europa Aorta Cuba flash. Relax
26 diciembre 2022 1 26 /12 /diciembre /2022 11:50

El hombre de estatura mediana, de apariencia elegante, comenzó a golpear la puerta, tocar el timbre, no aguantaba más el olor nauseabundo que salía del apartamento aún con la puerta cerrada, además de que el no haber escuchado ningún ruido ni visto a la vecina en bastantes días le hacía temer lo peor. Al ver que nadie abría, convencido de que algo andaba mal allí adentro, llamó a la policía a la cual casi no tuvo que explicarle sus sospechas, llamaron al cerrajero previsto para esas ocasiones por el cuerpo policial y abrieron la puerta sin necesidad de tirarla abajo, como ocurre en las películas que las puertas parece que únicamente sirviesen para no ser visto ya que la derriban con una simple patada. Y entonces sí se desprendió un hedor insoportable a cuerpo en descomposición. En efecto, yacía sobre la cama semidesnuda, hinchada, en el cuerpo deformado presentaba lo que parecían ser varios orificios de un arma blanca, el colchón y el suelo estaba manchado de una costra oscura que parecía ser sangre, junto a otros líquidos viscosos, pestilentes, y en diferentes lugares de la cama y del cuerpo se movían inquietos acaso por la repentina irrupción de extraños en su tranquilidad, decenas, cientos, miles de gusanos contorneándose unos sobre otros.

Dos hermanos irlandeses emigraron a España y se casaron con dos mujeres españolas.

Cian y Brendan se llevaban un año, Rowan y Erin solo habían tenido dos varones, tuvieron otro, Liam, que no llegó a la semana, toda la vida lo extrañaron y veneraron, tanto que le pusieron su nombre a la casa familiar, una casita adosada en las afueras de Kilkenny, el pueblo de la cervecería de St. Francis Abbey, la más antigua de Irlanda.

Clara y Camino también eran hermanas y se llevaban un año y poco cada una, eran naturales de Lois, un coqueto pueblo de la montaña leonesa próximo a Asturias, pero se criaron en Puebla de Lillo un pueblo cercano a donde decidieron trasladarse por razones de trabajo sus padres Raúl y Cipriana cuando las hijas aún eran unas niñas. Lois había sido un pueblo todo lo aristocrático que podía ser un enclave entre aquellos picos, con escuelas de oficios desde la era medieval , casas blasonadas, familias de estirpe, y en la zona a todos los que provenían de allí los solían tener en una consideración aún mayor que si llegasen de la gran ciudad, donde en definitiva, la gran mayoría no eran más que borregos practicando como mulas de carga.

Transcurrían los inicios del siglo veinte cuando el ser humano comenzaba a jugar con una guerra en la que podía mostrarse a sí mismo hasta que grado de destrucción habían alcanzado, cuando Rowan decidió emigrar a España a causa de la persecución de que ya era objeto e iba in crescendo debido a su activismo cada vez más involucrado y beligerante por la libertad de su tierra del imperio británico.

1942

El barco salía de Vigo a Buenos Aires un día después que el de su hermana rumbo a Nueva York. Habían decidido entre los cuatro que en medio del clima violento y la miseria que vivía el país, un matrimonio emigraría donde se hablaba el idioma del marido mientras el otro donde la lengua madre fuese el de la mujer, eligieron Estados Unidos y Argentina por la promesa de futuro que brindaban sus economías boyantes.

Irlandés en Nueva York y española en Buenos Aires, a priori la integración estaba garantizada, además de la paz y el progreso, pero nada de eso era lo que les esperaba.

Kilkenny y Lois
Kilkenny y Lois

Kilkenny y Lois

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Published by martinguevara - en Europa Aorta Relax
20 diciembre 2022 2 20 /12 /diciembre /2022 00:22

A muchas reflexiones y sornas nos invitó esta Copa Mundial, desde la hipocresía occidental regalándole un campeonato a  los Talibanes con dinero, porque esa es la única diferencia de Catar o Arabia con Afganistán respecto de los derechos humanos, hasta el altísimo nivel deportivo expuesto en los 32 selecciones, que llevaron a grandes seleccionados volver cuando aún no habían cerrado del todo la puerta de su casita. El manejo no siempre adecuado de la herramienta VAR para minimizar las injusticias, una organización exquisita sobre los cadáveres de seis mil quinientos trabajadores socialmente ubicados entre obreros y esclavos, la riqueza de los jeques y la impunidad de todas las violaciones a las libertades y derechos fundamentales. La superioridad como equipo de Argentina y coo ente deportivo futbolístico de Leonel Messi Cuccittini y la calidad de Marruecos, Croacia, Costa Rica o Canadá. La altísima competitividad de una gran Francia y el seguro segundo puesto y relevo como primero de Kylian Mbappé. Y mucho más.

Pero acaso lo que más me sorprendió no de la manera más grata fue la inquina-envidia que en primer momento pensé que era producto exclusivo de la prensa y elite madridista con respecto a Argentina, toda vez que no solo no mediaba una razón histórica para la bronca, sino más bien muchas para la gratitud o el respeto, pero al final pude ver lamentablemente que se trataba también del público común, de los parroquianos de los bares. Me pregunté si Argentina había invadido a España alguna vez, o los habría colonizado, o si sus empresas explotaban españoles, me pregunté si no había sido Argentina el hogar de millones de españoles desde la conquista, y muy especialmente luego, cuando no fueron a mandar sino a saciar el hambre, a trabajar para progresar y sentirse ciudadanos de pleno derecho, el que les otorgó la Constitución Argentina. Al mismo tiempo me pregunté si no había venido a España Evita Perón en un duro período, literalmente famélico, para hacer formal entrega de 400.000 toneladas de trigo, 120.000 de maíz, 8.000 de aceites comestibles, 16.000 de tortas oleaginosas, 10.000 de lentejas, 20.000 de carne congelada, 5.000 de carne salada y 50.000 cajones de huevos, todo para el pueblo español, en solidaridad de un Perón criado en el fascismo de Mussolini con el fascista ibérico pero también con las vicisitudes del pueblo. Antes de encontrar respuesta empecé a preguntarme si en serio todos esos feligreses de barra y chato que habían sido hooligans primero de Polonia, después de Australia, más tarde de Holanda, luego de Croacia, se atreverían a hinchar en favor de Francia contra un país que además de haberlos ayudado en los momentos más difíciles eran hijos, descendientes de ellos, que atesoran tanto el idioma español que lo recrean, lo enriquecen se envanecen hablándolo, enseñoreándolo, se pavonean honrando la lengua de Cervantes cosa que debería enorgullecer a España, y que al parecer les da bronca. Mientras rotativos ingleses, país con el cual Argentina mantuvo un conflicto armado relativamente reciente, como The Sun o Daily Mirror se alegraban de la victoria argentina, la madre patria se enojaba por la alegría de su hijo benefactor.

Acaso más sorpresa aun que esa inquina tan pronunciada, para la que sin duda, aunque muy oculta, alguna razón mediará, fue que hinchasen a favor de Francia en la final. Ese maravilloso país al que mi educación le debe todo el refinamiento cultural, la noción de la rebeldía y los valores cívicos del modernismo, pero que acaso a la Historia de España no sea lo más amable toda vez que fue padeciendo sus invasiones que murieron cientos de miles de españoles, que eligieron cortar las cabezas de monarcas que España decidió servir, y más hacia nuestros días siempre han mostrado un halo de superioridad muy manifiesta respecto del resto del mundo pero en particular de sus vecinos tras los Pirineos. Y para rematar, específicamente en el mundo del fútbol, solo se puede explicar la animadversión con Argentina por el lobby madridista por el daño futbolístico que les hizo Messi, el mayor goleador de la historia de los clásicos, cosa que era su obligación, pero es un disparate que el amor a Francia partiese de ese mismo lobby después de la humillación a que sometió al Real Madrid su estrella Kylian Mbappé, no solo tomándoles el pelo hasta un día antes de su contrato, sino riendo cuando su afición cantaba el ya famoso “puto Real Madrid “ en el campo del Paris Saint Germain.

Fue triste y así se los hice saber a los presentes en aquel bar, les comenté que jamás los argentinos irían contra España o Italia si jugasen contra cualquier otro país, que era sorprendente, triste y una dura enfermedad española que se venía repitiendo desde las Guerras Carlistas, nunca algo más cainita, antes con la traición de Fernando el Deseado- el Felón vendiendo la España de los liberales a su "padre" Napoleón tras tanta sangre derramada y tanto trabajo para confeccionar la Constitución de Cádiz, después con el golpe de estado de Franco matando más de medio  millón de compatriotas, el odio a catalanes y vascos, el de estos a godos. Obviamente tuve amigos españoles que me felicitaron, pero ello no alcanzó a camuflar, como yo me empecinaba en ver en un principio mientras iban de Australia a Croacia, y solo el grotesco apoyo de españoles a "gabachos" me obligó a constatar.Lo más gris es que casi todas las hinchadas del mundo querían que gane Argentina, por Messi, y su ex madre, su ex harmana, no.

 Radiografía de un mal endémico que si o si, hara aun mas daño si no se erradica.

 

Vivan la cadenas
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Published by martinguevara - en Europa Aorta Opinion crítica.
15 diciembre 2022 4 15 /12 /diciembre /2022 03:57

En España, antes de flotar a merced de mi suerte, trabajé en distintas empresas, cada vez que se acerca el fin de año, hay alicientes para cualquier trabajador de cualquier rublo, cada uno valorará más el que mejor le parezca, yo los ubico en este orden aunque no por importancia; la paga doble, no está nada mal recibir dos veces lo acostumbrado, más aún si uno no tiene la tradición de gastárselo todo en mariscos y jamones para una sola cena. Luego están los días de asueto, que van desde el mínimo, dos en navidad, dos en año nuevo y dos en Reyes magos, al máximo, desde el 22 de Diciembre al 8 de enero, pasando por la media, que es desde el 24 de diciembre al dos de enero y luego dos días de Reyes. Disfrutaba como un enano pensando en tantos días para curdar, rascarme el ombligo o viajar con la familia. La tercera es algo que toda empresa que se precie debe tener a bien cumplimentar de la mejor manera posible. Cesta de navidad, una caja, que según la empresa puede ir desde un par de botellas de vinos y cava con turrones, mazapanes y algún embutido incluso un sobre de jamón, a una caja con una pierna del pobre porky pig ya salado, varias botellas y demás exquisiteces. Y sobre todo junto a esto, la cena de Navidad.

La cena de navidad no es la más importante, la que más ensoñaciones despierta en la muchedumbre empleada, sin embargo una vez allí, sí es de lo que más se disfruta. Empresa que se precie, siempre según su envergadura, lleva a sus fieles al mejor sitio posible, y además de ofrecerles el mejor banquete posible regado de todo el vino que los buches puedan tragar, una vez concluido el empacho, paga la primera copa en un garito de la ciudad. Me han tocado todo tipo de cestas aunque la mejor era siempre la de Pat con esa paleta o ese jamón que duraba en la mesada de la cocina lo mismo que un pedo en un canasto, y he disfrutado de diversos tipos de cenas, más o menos suntuosas no determinan la intensidad del buen rato, algunas veces las más humildes son más divertidas o "licenciosas". Porque la cena de navidad era el día que se puede llegar a rozar el pezón de una considerable pieza del trabajo, o el día que la jefa se suelta y concede un baile con machete arrimado. Los más suertudos terminan emparedados, pero no siempre es lo más recomendable para el discurrir del resto del año.

Una vez nos tocó en un restaurante en Huertas, detrás de plaza Santana, un argentino de carnes asadas regadas con vinos de Rioja y Ribera del Duero. Comimos unos chuletones que no se hacen en Argentina, típicos españoles, exquisitos, quien quiso le dio al cordero o al cerdo, vino tinto, blanco y rosado, cava, postres de gourmet y espirituosos, antes de salir de ahí bolingas arreglé un aumento de sueldo, luego nos metimos en una garito de copas, mi sensación de festejo era total, el pecho henchido y las pupilas afiladas, la empresa pagaba la primera, el pedo fue astronómico, pero el Hotel que nos habían reservado estaba a la vuelta de la esquina. Era un hotel de cuatro estrellas en Cuzco, enfrente de Bernabeu. La contracara fue otra vez trabajando para France Telecom, que la comida era de picada en un banquete de variadas delicatesen exquisitas de las que uno iba sirviéndose según la angurria. Estaban los que vaciaban las bandejas de langostinos, los que arrasaban con las alitas, los que se abonaban al jamón y al queso. El vino y el cava estaba por toda la enrome carpa situada en la Casa de campo de Madrid, al lado del zoológico y en medio de la zona de trabajo de las churris con y sin pito, que a partir de la medianoche poblaban las callejuelas entre pinos ofreciendo sus movidas y lamidas. Dejé mi coche rojo, flamante, pequeño pero matón, en un descampado que estaba en diagonal, doblando a la izquierda y luego a la derecha, donde también otros compañeros lo aparcaron. Después de la comida hubo baile, ron, cola, mareo, curda y atrás de todo ¡a encontrar el tutú!. Suerte que era rojo brillante, pero ninguna churri ni churro podía decirme desde el alto de sus tacones, donde estaba, hasta que al cabo de no sé cuantas vueltas de cabeza lo encontré. Me acosté un rato en los asientos azules, hasta que decidí que era hora de encender el motor y tomar vía. Nunca antes ni después manejé tan borracho a punto tantas veces de chocar a uno de los también llaneros solitarios que a esas horas surcaban la M-40, tres veces pasé por delante de la salida a casa antes de por fin tomarla y llegar al parking de mi apartamento moderno, con cancha de squash y piscina climatizada, con bebé y esposa durmiendo y caí sobre el sofá odiando aquella cena de navidad.

A menudo apareció durante una época en mis sueños aquel suplicio dando vueltas por la M-40 sin encontrar la salida, con tétricos finales creativos adecuados a la pesadilla.

Una vez fue carne argentina y la otra fue de la telefónica francesa, como la final del domingo próximo.

Un amigo que solía montar distintas empresas me dijo una vez que, entre paga doble, días de asueto, cena de navidad y cesta, el empresario español prefería tener diez hijos bobos a que llegase el mes de diciembre

Porky pig en una cesta

Porky pig en una cesta

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Published by martinguevara - en Europa Aorta Relax
29 noviembre 2022 2 29 /11 /noviembre /2022 10:53

Parte de esos sectores encargados burocráticamente de difundir lo que hoy se llaman “bulos” o fake news, junto, incluso a una buena parte de mi familia, dijeron en Cuba que yo era agente del Imperio por denunciar las aberraciones de la dictadura y la total incoherencia entre discurso y modo de vida de Guarapo Castro. Más cerca de aquí, una amiga muy derechista, me acusó de comunista, por ser socialdemócrata y en el caso español, particularmente anti franquista, toda vez que aun, a día de hoy, no ha tenido lugar en el arco parlamentario al completo una condena unánime al golpe terrorista al gobierno elegido en las urnas, ni a la a posterior dictadura marcadamente sangrienta que se extendió cuatro décadas, y que por ende, sus reminiscencias, en ocasiones, sazonan con tal ahínco la realidad actual que con frecuencia colonizan su sabor.

No señores, no tengo esos honores tan elevados, ni tengo la fortuna de haber sido contratado por la CIA ni el honor de figurar en la Historia junto a Ho Chi Min o Karl Marx. Mi anti totalitarismo y antifascismo se debe a que sólo acepto como modo de vida, la paz, la concordia en pos de la convivencia, el respeto a las personas independientemente de su raza, sexo, clase social, la libertad de expresión y de empresa, el progreso entendido en ambos sentidos, progresismo y crecimiento, con prioridad en la protección de los menos favorecidos, y de todos los seres vivos.

Desde mi punto de vista Stalin, Hitler y Franco pertenecen al mismo conjunto, aunque se sitúen en los extremos opuestos, precisamente para resultar complementarios, del mismo modo que Helmut Kohl, Mitterrand y González, ocupan un mismo compartimento más allá de situarse en uno u otro punto cardinal del espectro ideológico sujetos a cánones cívicos.

Izquierda y derecha solo alcanzan para explicar donde se ubicaron girondinos y jacobinos en la Asamblea Nacional de Versalles, pero es insuficiente para describir la enorme gama de sensibilidades que cohabitan nuestro espacio. Una verdadera ruptura de paradigmas es la violencia o la opresión, ahí sí podríamos situar una línea divisoria entre el tipo de sociedad en que deseamos, trabajamos, exigimos o luchamos para vivir y otras formas de existir situadas en otro plano, en otras dimensiones, dentro de las cuales, como es obvio, también existen los matices y las diferencias tan reconciliables dentro de cada dimensión, como irreconciliables entre ellas.

No me sitúo en una posición equidistante entre un extremo y otro y ni siquiera entre una ideología y otra para encontrar el centro, ya que eso conduce a depender permanentemente de los estados de ánimo puntuales de la sociedad. No, mi posición se sitúa fuera de ese antagonismo interesado, no es de centro, mi posición es hegemónica, absoluta abarca todo el espectro, todo el espacio de la conviviencia, tanto en la conicidencia como en la diferencia. Un juglar argentino nacido en la inmediatez de la radio pero fluctuante hacia el reposo de la filosofía popular, Alejandro Dolina, sentenció: "La inteligencia se caracteriza por distinguir los matices; el poder necesita a extremos que carezcan de esta habilidad para que se odien a partir de la primera mirada"

Asamblea Nacional

Asamblea Nacional

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26 octubre 2022 3 26 /10 /octubre /2022 20:02

Hace años escribí un artículo sobre la gestión del accidente de Spanair, en la cual el estado directamente se presentó como abogado defensor de la compañía y como acusador de las víctimas mortales y sus familiares, dejando el caso en nada, como cada tema que involucra al estado, ya sea policía, guardia civil, AENA, ministerios, etc.

En la misma época escribí otro artículo titulado “Sonsoles habría visto el Jaguar” haciendo referencia a la esposa del ex presidente del gobierno Rodríguez Zapatero y de la extrema miopía de Ana Matos, jerarca del Partido Popular que no había percibido los ingentes  ingresos de emolumentos de su esposo Jesús Sepúlveda, también cóndor o cuervo del PP, a la vivienda y cuenta común de ambos, llegando incluso  a no detectar un automóvil Jaguar de alta gama pago en modo de trapicheo de algún favor a tiempo. Con énfasis en la connivencia de la Justicia para con la despistada política invidente.

Hoy se repite la historia de Spanair en el juicio por el descarrilamiento del tren de alta velocidad en una curva de Galicia donde perdieron la vida decenas de personas, en el cual el Estado español no ha escatimado en esfuerzos y gastos para entorpecer las investigaciones, para cargar con toda la responsabilidad del siniestro al maquinista, para no presentar la más mínima duda sobre la perfección de los trenes de cara a sus contratos sustanciosos con la dictadura de Arabia Saudí y otros. 

Al mismo tiempo tenemos a toda la judicatura movilizada para exculpar de cualquier manera a toda la cúpula del partido Popular en los flagrantes casos de Gürtel y Púnica. A los jerarcas más importantes ni siquiera tocarlos, ni siquiera investigarlos, caso Esperanza Aguirre, Mariano Rajoy o M. Rajoy, Jorge Fernández Díaz, importante caballero del Opus, y absoluciones, sobreseimientos y amnistías para los menos importantes, caso Cifuentes quien resultó absuelta de un delito del cual fue la única beneficiaria mientras en su lugar fueron condenados ejecutivos bajo su mando que no ganaron nada con la falsificación. 

Mientras tanto, a Griñan y Chávez del PSOE sí se les aplicó las penas más duras, sin atenuantes.

Torturadores que mueren condecorados protegidos por el estado, militares retirados que amenazan con matar a veinte millones de españoles, policías municipales madrileños que amenazan abiertamente a la alcaldesa y a políticos con asesinarlos, y a magrebíes, subsaharianos y sudamericanos matarlos mediante horas de tortura, sin consecuencia penal para ninguno de ellos.

Nada ha cambiado excepto acaso, que estos elementos del poder fascista, otrora obligados a esconder o disimular sus inclinaciones xenófobas, nazis, criminales, hoy gozan de un partido legitimado por la democracia, que les proporciona un ámbito político para expresar sus aspiraciones corruptas, clasistas, dictatoriales y terroristas, con total libertad.

 

Torturador franquista encubierto y protegido por el estado español

Torturador franquista encubierto y protegido por el estado español

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