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1 noviembre 2024 5 01 /11 /noviembre /2024 11:38

La vida te da sorpresas.

Diana Mondino la canciller argentina que mandó a equiparar la denominación de Falklands Islands a Islas Malvinas en un documento oficial mostrando un desconocido perfil cipayo en la política exterior del país austral, precisamente en un tema muy sensible para el sentir nacional, sin embargo tuvo una actitud de marcado carácter independiente, al votar en contra del, por un lado inhumano y por otro y más importante, anticapitalista embargo o bloqueo a Cuba. Como lo sería cualquier restricción a quien quiera que se prohibiese vender sus productos a cualquiera que le diese la gana comprarlos, interviniendo la libertad de mercado, y sobre todo, la ineludible libertad del individuo, siempre ciñéndonos a los canónes de la pseudo corriente ideológica.

Acaso como buena liberal capitalista, haya considerado que esa medida es propia de una economía dirigida, vigilada y oprimida, rasgo identitario de las economías del extinto campo socialista bajo organizaciones como el CAME primero y COMECOM después. Bajo cualquier variante de la ideología liberal, nadie puede obligar o prohibir nada en materia de mercado. Incluso el propio hoy presidente Javier Milei, tras los exabruptos y dislates de la campaña electoral, jurando morir antes de permitir el comercio con China, país con infinitamente más cantidad de víctimas que Cuba en su construcción comunista, una vez atornillado en los dominios de la "realpolitik", suavizó con toneladas de soda su impetu inicial cambiando a que, jamás impediría el comercio de las personas libres con China ni con nadie, y más recientemente expresando que quedó impactado por la bondad, elegancia, buen trato y maravilla del gran monstruo marxista maoista.

Pero ¿qué terminó haciendo el hoy pragmático paladín de la casta aun torpemente dizfrazado de libertario? La echó porque esta vez no inclinó su torso lo suficiente para lamer gentilmente calcetines y calzado a los patrones EEUU e Israel, como otrora Reino Unido.

Mondino es una mujer clasista, con un marcado refinamiento burgués tradicional, no es lo mismo reverenciar a la impoluta aristocracia del barrio Belgravia que a los nuevos ricos grasas de Wall Street.

No señores, la comunista no es Mondino, ella asumió una conducta netamente libertaria, en este caso, lo más parecido a la economía comunista es esta medida de un Embargo sumamente prolongado, anacrónica y arbitraria, pero además absurda, ya que tras seis décadas no consiguió su objetivo, sin embargo sí logró hacer pasar calamidades a las victimas de la dictadura no a los dictadores, los cuales desde un inicio festejaron este hito de agresión exterior para unir al pueblo desde el aparato digestivo con consignas patrioteras. 

Flaco o sos del libre mercado o sos de la economía vigilada.

En las últimas décadas la distintas jerarquías políticas argentinas de todos los signos políticos e ideológicos, excepto honrosas aunque escasísimas excepciones, se han abocado a una carrera vertiginosa por obtener la mayor cantidad de trofeos que los acrediten como campeones "panqueques" . Desde el matrimonio Kirchner Fernández, entusiastas activistas en la venta de YPF a Repsol luego reconvertidos en precisamente lo opuesto, hasta el actual presidente, ora partidario de la libertad absoluta de mercado, ora de un estricto intervencionismo, de estandarte de la lucha contra una difusa "casta" a instalarse en la esencia más reprobable del propio concepto, pasando por peronistas de izquierda, derecha, revolucionarios ricos, ricos cartoneros, peronistas libertarios, libertarios estatistas, y un inagotable etcétera.

Podemos entender que una hinchada de fútbol en la cancha, bien adobada por una previa ingesta de espirituosos exprese con libertad en el desaforo de su garganta, que Dios es de Boca o de River, lo que ya se hace un poco más complejo de digerir es que una  eminencia en teología, sentencie que de ninguna manera se puede abordar semejante disparate desde ningún punto de vista:

"¿¡Sometidos a qué índole de blafemia se atreven a decir que Dios es de Boca o de River, cuando todos conocemos el hecho insoslayable de que Dios nació y murió siendo hincha de Independiente!?"

Pragmatismo libermamario
Pragmatismo libermamario
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12 octubre 2024 6 12 /10 /octubre /2024 19:17

Mi abuela materna fue hasta la ciudad de Burgos primero y después al puerto de Vigo junto a dos hermanas con el fin de embarcar hacia Buenos Aires, partió desde Quintanilla del Coco, una aldea de la provincia de Burgos rodeada de monte, de ríos, cascadas, antiguos monasterios y entre tres grandes pueblos Covarrubias, Santo Domingo de Silos y Lerma, que en el medievo tuvieron su esplendor pero que al inicio del siglo XX servían poco más que para comprar la carne de cerdo, ovinos y aves que vendía mi bisabuelo.

Mi abuela paterna descendía de una familia acomodada de hacendados de América del Sur, que se habían establecido desde poco después de la llegada de los españoles al nuevo continente desconocido en Europa y en Asia, aunque bien familiar por sus habitantes.

Mi abuela materna embarcó para trabajar de nani de alguna familia pudiente, terminó en la mansión de una familia apellidada Seret, siendo adorada por los niños que cuidó mejor que su propia madre.

Mi abuela paterna, a pesar de ya estarse viniendo a menos dentro de su clase social, tuvo una niñera española procedente de Galicia, Carmen Arias, que fue adorada por Ernestito y Celita, sus dos primeros hijos a los que la española crió y conoció mejor que la propia madre en esos años tiernos.

Hoy, ante la excentricidad tanto de la exigencia de algunos americanos de un pedido de perdón por parte de la Corona española por los espantosos crímenes cometidos con el fin del expolio, como de la negativa del monarca español a pedirlo, revisando mi historia familiar, advierto que en este caso, si alguna de las dos abuelas habría tenido que pedir perdón, desde luego habría sido la nacida en Argentina, y probablemente no solo habría tenido que pedir perdón a los pueblos originarios, también a los doce millones de esclavos africanos secuestrados mediante una violencia indescriptible y, acaso a mi abuela materna, que pasó a formar parte de ese proletariado argentino compuesto de inmigrantes y nacionales que tanto enriqueció las arcas de la oligarquía criolla, aunque más que perdón, deberían agradecer a todos esos gallegos e italianos que fueron a replicar su servidumbre de la gleba para esos brutos nuevos ricos de selvas, pampas y montañas. Y que les criaron los niños como cuatrocientos años atrás se los criaron los indios y africanos a los conquistadores esclavistas europeos.

La verdad es que no costaría nada y sanaría mucho el pedido de perdón, aunque todo sea un despropósito, un enorme gazapo, porque sin la conquista y todo el horror que supuso en su momento, jamás podrían haberse identificado los habitantes de ese enorme trozo de tierra que en el mapamundi une el polo norte al polo sur, como parte de un todo compartido llamado América, donde se hablaban decenas de lenguas diferentes y cada uno guerreaba o desconfiaba de su vecino. Nunca habría existido un idioma en común, una cultura rica aunque impuesta a fuego y sangre, el legado de un conjunto de costumbres, reglas y normas sociales comunes a todo el continente.

De modo similar parecería absurdo que los españoles de hoy cuyo ADN contiene trazas de sangre de medio mundo entre bereberes, romanos, bárbaros, godos, iberos, celtas, exigiesen a Italia que pida perdón por la invasión a Hispania, la matanza de la población de Numantia tras veinte años de resistencia, el esclavismo de los indígenas nacionales en las minas de oro a cielo abierto de Las Médulas, y toda la esclavitud a lo largo del territorio conquistado para construir, producir alimentos, servir, custodiar y trasladar el oro. Pero a su vez si se produjese tal pedido sería muy necio negarse a ello.

Ya lo hicieron algunos, Inglaterra, Holanda, Portugal, canadá a sus niños indígenas, Australia a sus aborígenes,  y aunque no podríamos deducirlo de sus maneras de conducirse frente a la acumulación de riqueza o la devolución de lo expoliado, no obstante fue un acto gratificante para los descendientes de aquellas victimas.

Dale De la Serna y la Llosa, pídele perdón a Atahualpa, a Adebowuale y a Alamo Alamo.

De paso tú también Borbón.Principio del formulario

 

Perdón subrepticio
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19 julio 2024 5 19 /07 /julio /2024 14:26

¿De qué se asombran ahora periodistas, empresarios, políticos allegados, artistas, votantes propios y ajenos en Argentina, sobre la clase magistral de hipocresía impartida por Alberto Fernández?

¿No era hipocresía mostrarse como de izquierdas el matrimonio Néstor y Cristina, tras hacerse millonarios en el sur argentino con una ley de Martínez de Hoz en la dictadura de Videla sobre desahucios, mientras a los militantes compañeros suyos de la JP los torturaban y tiraban al Río de la Plata? Solo me refiero a sus afirmaciones reconociendo un muy abultado patrimonio gracias a ser “Abogados exitosos” en tiempos de horror, contrario a toda sensibilidad de izquierda; en ningún caso hago eco de las acusaciones de delitos sobre las cuales aún trabaja la Justicia.

¿No era hipocresía mostrarse como adalides de la recuperación de YPF, cuando fueron abanderados precisamente en la venta de YPF a Repsol durante el gobierno de Carlos Saúl "Méndez"? y agrego: con la famosa frase de Néstor Kirchner documentada en YouTube: "¿qué soberanía? soberanía van a ser los puestos de trabajo que va a dar Repsol y que van a repoblar Santa Cruz"

¿No era hipocresía de Victoria Donda, a quien puso al frente del INADI el mismo Alberto Fernández a quien hoy desconoce, sumarse al proyecto kirchnerista, después de haber afirmado también en una declaración documentada en la aplicación audiovisual YouTube: "es imposible ser kirchnerista sin ser corrupto"? Y más tarde el triste episodio de corrupción, clasismo y racismo con la mucama de nacionalidad boliviana.

¿Acaso no era la madre de las hipocresías que Alberto Fernández, el mayor acicate dentro del peronismo contra la corrupción de Cristina Fernández, y un firme defensor de que la muerte del fiscal Nisman fue un asesinato y no un suicidio, hubiese aceptado la propuesta/orden de Cristina de ser su delfin en una fórmula presidencial?

¿Por qué se hacen ahora los sorprendidos todos los que conocían al dedillo la corrupción de fiestas, festejos en pandemia, uso de prostitución en la Casa Rosada y Olivos, todo pagado con dinero público y favores estatales, si fueron cómplices por activa y por pasiva?

¿Por qué se hacen los sorprendidos frente a la violencia de Alberto, si existe y es pública la filmación de una golpiza, que propinó en un restaurante a un anciano incluso estando indefenso en el suelo? junto precisamente a Fabiola Yañez quien no finiquitó la relación de inmediato como habría hecho cualquier persona civilizada.

Fabiola, quien aún hoy se adjudica emolumentos impertinentes, para sufragar los onerosos gastos innecesarios producto de morar en uno de los barrios más exclusivos de Europa, es víctima de violencia de género, pero de todo lo demás, un extenso "demás", es victimaria y como tal debería ser juzgada.

¿O la intención es perpetuar la hipocresía? 

El entorno del presidente argentino, sin interrupción estuvo robándole una ingente cantidad de recursos al erario público, satisfaciendo placeres, jodas, viajes, fiestas, caprichos. Primero, como Luis VI, que pase por caja Alberto, a pagar por violencia de género y más tarde, igual que María Antonieta, que garpe también Fabiola.

Si las elecciones las hubiese ganado el candidato peronista Sergio Massa, nada de esto habría salido a la luz, como estaba previsto, Fabiola habría cobrado sus cuentas en forma de vida holgada en Madrid, Cristina seguiría desentrañando su entramado judicial y Alberto habría continuado vistiendo pantalones con bolsillos abultados de cebo para gatos. Ojo: se recomiendo ascender solo hasta el límite con la altura que marea, porque el vértigo del descenso es terrible.

 

 

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21 mayo 2024 2 21 /05 /mayo /2024 15:43

La falta de respeto de los insultos de Milei aun mayor que a los españoles, fue a los argentinos. Venir a España a alinearse con la ultraderecha europea sin contactar con nadie del gobierno ni la Casa Real para agilizar, posibilitar, gestionar asuntos bilaterales entre ambos países es una afrenta grave, que además si existe parentesco entre naciones, estas dos son primas hermanas y mejores amigas, con una historia de asilos de ida y vuelta, españoles a Argentina a acallar el hambre, a refugiarse del genocidio franquista, y viceversa, argentinos exiliados de su dictadura militar y de sus diversas crisis económicas.

Aparte de la falta total de respeto y de profesionalidad protocolar, del insulto a España, a quienes más dañan es a los argentinos que comercian, trabajan y que vivien en tierras hispanas, así como a todos esos ancianos emigrados a la Argentina que todavía viven o a su descendencia claramente antifascistas.

Caminos peligrosos pero además muy feos. Podrían ser peligrosos aunque honorables, podrían ser feos pero inocuos, pero se elige lo peor de cada caso.

¿Qué se logra si en la europeas gana presencia la ultraderecha?

1- Mayor concentración del capital en las mismas manos, trasvase de finanzas de lo público a las concentraciones de dinero privadas, no a las pymes ni a los nuevos emprendimientos.

2- Endurecimiento de las leyes así como del discurso de odio, de la violencia contra la población inmigrante.

3- Grave deterioro de sanidad, educación y cultura públicas.

4- Como consecuencia de todo esto un embrutecimiento y empobrecimiento de la población europea que ora somete, ora rebela a los pueblos. Nunca se sabe, es una moneda al aire.

¿Qué gana Argentina con eso? Nadie gana nada. Ni siquiera la gran patronal. A no ser que la ensoñación húmeda sea que haya otra gran conflagración europea, en que Argentina vuelva a engrosar las arcas del estado con la venta de cereales y carne como ocurrió en el pasado. Aunque sería demasiado retorcido pensar tan mal de los simpatizantes de Videla, Mussolini y Franco.

Caminos peligrosos y muy feos
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17 mayo 2024 5 17 /05 /mayo /2024 20:31

La visita del presidente de la República Argentina al Reino de España sin tomar contacto con ningún representante de la Casa Real, el presidente, ni con ningún ministro, para acudir a un congreso de VOX que reune a la ultraderecha europea, para dar el puntapié inicial a la campaña por las elecciones europeas, se convirtió en un acto de injerencia en la política interna absolutamente innecesaria, totalmente inusual, que en cualquier otra época o en nuestros propios días con otros protagonistas, podría incluso haber desatado un serio conflicto internacional.

Dos cosas son llamativas del hecho, por un lado que Argentina convenga en mantener un dirigente de sus destinos, con un entorno como la canciller Mondino de tan baja estofa, en ninguna forma preparados para ocupar sus cargos, de modales barriobajeros, ofensivos, de un mal gusto supino, pero lo que es peor de toma de medidas peligrosísimas, en política interna y exterior. De la misma manera que el presidente argentino define como ratas inmundas a los gobernadores provinciales que no votan sus medidas, llama atornillado al poder al Presidente de España y corrupta a su esposa en suelo español. Creando un conflicto de carácter tan inédito como innecesario.

Pero más impresionante aun, es la respuesta de los nacionalistas españoles de la ultraderecha, que por ejemplo con AMLO, cuando desde México dijo que el rey debía pedir perdón por los crímenes de la conquista, se mostraron profundamente ofendidos por considerarlo una afrenta, sin embargo ante un insulto directo a la investidura Presidencial del Reino de España, no solo no condenaron con firmeza sino que rieron y azuzaron al ofensor para que continuase ofendiendo los símbolos nacionales.

A VOX lo podemos dar por perdido en el terreno de las formas educadas, de los valores democráticos, si bien no podemos aun llamarlos fascistas, sí cabe temer su parto más tarde o temprano; pero como sociedad no podemos admitir que el PP los siga cayendo en la peor chabacanería, en un lodo tan disruptor que no ofrece posibilidad de retorno. La sociedad entera debe exigirles conducta, comportamiento, exigencia de un mínimo respeto, por demás supuesto en toda relación protocolar. Además de algo de hispanidad

Y por último ¿de verdad los argentinos han decidido dispararse en el pie, o incluso en un órgano vital, permitiendo que al frente de sus destinos esté un elemento tan peligroso, tan poco serio, tan mala persona y pésimo profesional?

La falta de respeto aun mayor que a los españoles, fue a los argentinos. Venir a España a alinearse con la ultraderecha europea sin contactar con nadie del gobierno ni la Casa Real para agilizar, posibilitar, gestionar asuntos bilaterales entre ambos países es una afrenta grave, que además si existe parentesco entre naciones, estas dos son primas hermanas y mejores amigas, con una historia de asilos de ida y vuelta, españoles a Argentina a acallar el hambre, a refugiarse del genocidio franquista, y viceversa, argentinos exiliados de su dictadura militar y de sus diversas crisis económicas.

Aparte de la falta total de respeto y de profesionalidad protocolar, del insulto a España, a quienes más dañan es a los argentinos que comercian, trabajan y que vivien en tierras hispanas, así como a todos esos ancianos emigrados a la Argentina que todavía viven o a su descendencia claramente antifascistas.

Caminos peligrosos pero además muy feos.

¿Qué se logra si en la europeas gana presencia la ultraderecha?

1- Mayor concentración del capital en las mismas manos, trasvase de finanzas de lo público a las concentraciones de dinero privadas, no a las pymes ni a los nuevos emprendimientos.

2-Endurecimiento de las leyes así como del discurso de odio, de la violencia contra la población inmigrante.

3-Grave deterioro de salud, educación y cultura pública.

4- Como consecuencia de todo esto un embrutecimiento y empobrecimiento de la población europea que ora somete, ora rebela a los pueblos. Nunca se sabe, es una moneda al aire.

¿Qué gana Argentina con eso? Nadie gana nada. Ni siquiera la gran patronal. A no ser que la ensoñación húmeda sea que haya otra gran conflagración europea, en que Argentina vuelva a engrosar las arcas del estado con la venta de cereales y carne como ocurrió en el pasado. Pero sería demasiado retorcido pensar tan mal de los simpatizantes de Videla, Mussolini y Franco.

Baja estofa
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1 mayo 2024 3 01 /05 /mayo /2024 14:13

Hace unos cuantos abriles, no tantos como cuando explotó no se sabe bien qué e hizo un gran ¡Bang! aquel estruendo tan famoso que nadie pudo escuchar aunque sí ha llovido desde entonces, comencé a leer.
Yo creo que los lectores, no estoy seguro sobre si a los escritores, pero a los lectores sí nos une un trazo especial, familiar, casi diría distintivo, relativo a la especie. Tal como calificaría Hermann Hesse en el "Lobo estepario", al suicida,  no necesariamente aquel que lleva a cabo el acto, sino el individuo de una soledad danzante sinusoidal, que vive permanentemente con la hoja de la cuchilla próxima a la muñeca, así mismo el lector no necesariamente está leyendo todo el tiempo, los ofinistas seguro leen mucho más, los revisores de aduana, los empleados de correos, los de paquetería, nombres de calles, buzones, casillas de correos, membretes en los sobres, pasan ocho horas leyendo sin parar. El lector no. El lector va refinando con el paso del tiempo sus lecturas y pasando ocurrencias, novedades, brillos, por un tamiz que lo aboque cada vez más a encontrar las vertebras de la literatura, como el lugar exacto donde se halla la trufa no el árbol de referencia, sin dilapidar el exquisito tiempo en márgenes y artificios. Como si se tratase de presas de caza de un felino en la sabana donde habitan escasos recursos, perfeccionando la elección del objetivo, las tácticas de aproximación, para optimizar el gasto de energía en la carrera mejorando los resultados, como un cazador montañés que debe cuidar sus balas. Es decir el lector en la medida que aprende a leer,  tiende a invertir la proporción entre cantidad y calidad, siendo que por supuesto abundan los lectores que devoran de todo, pero aun en ese caso el énfasis se hace en los buenos textos.
Pues yo empecé leyendo de todo, y por las mismas razones que toda la familia de lectores, porque el mundo real que me esperaba cada mañana al saltar de la cama no era todo lo estimulante que resultaba para mis iguales, ya fuese de la escuela, del barrio, de la familia.

Así aparecieron primero los cómics más al alcance de la mano, Batman, Tarzán, el japonés Ultraman, Patoruzú y su versión infantil, Hijitus y Pucho de la revista Anteojito, predilecta de mi hermano menor, y todo lo que contenía la de mi preferencia:  Billiken. Los primeros libros sin dibujitos flanqueando cada texto fueron los de Salgari. Diría que durante la niñez soñé despierto gracias a los mundos de navegación, viajes, lucha, pulsión de justicia, dolor, amor, desesperanza, traición y lealtad, que me endilgó don Emilio. Sobre todo por esa característica tan única y suya de convertir los parajes más recónditos, los nombres más exóticos en lugares y apelativos familiares, de tal manera que Kammamuri, Tremal Naik, Yañez, Carmaux y Van Stiller, queden en nuestra mente tan fijados como el sargento García, Gaby Fofó y Miliki o Elpidio Valdés.

Después vino el exilio, los cambios, la reverberación de aquel remoto Big Bang o su segunda explosión pero esta vez en mi cabeza: Cuba. Colores, vegetación exuberante, descendientes de africanos, música de tambores, acento de chiste, enormes hoteles, trato aristocrático, un tío como Sandokan, como Tarzán pero moderno y trágico, y entonces leí el Último de los mohicanos, Colmillo blanco, Huckleberry Finn, La Tempestad, los crímenes de la calle Morgue, Autopista del Sur, La Metamorfosis, La casa tomada, La Intrusa, camino que inexorablemente me condujo al Quijote. Y entonces ya no pude leer nada que no fuese magistral. Entre mangos, ron y chicas leí a Don Alejo Carpentier, en honor a la verdad no me interesaba ningún otro latinoamericano, ni siquiera García Márquez, veía al Boom como a esos blueseros que ante un público blanco rico o los gitanos flamencos que en la cuevas del Sacromonte en Granada cantan para alemanes bordando de clichés sus indudables maravillas, para consumo de un público ávido de aventuras “chatwinianas” . Veía todo el camino del “boom” salpicado de enormes flores, verdor, situaciones disparatadas para foráneos, magia para viajeros, se me parecía a esas cuevas en el sur desértico de Túnez donde una señora enseña sus dependencias vestida de bereber con unas zapatillas Nike, sabiendo que la cueva, la situación geográfica, la señora y sus tatuajes de tinta del desierto son absolutamente reales, pero que no pasa nada por agregarle un matiz dramático con el fin de mejorar sustancialmente la propina a la salida de la cueva.

Entonces la literatura inglesa, británica en general y francesa, la poesía española e italiana, más Stefan Zweig, iban dotando de sentido los caminos de la vida que yo iba decidiendo tomar, entre enajenados, intensos, penosos, divertidos pero siempre contemplativos, como si estuviese tras un cristal viendo mi vida pasar desde otra existencia paralela, donde ya estaba convertido en un sociólogo escudriñador en actitudes tan autodestructivas como autocompasivas. Y por supuesto, como era mi propio auditor, nunca terminé el camino de la destrucción ni tampoco precisé de todo el esfuerzo de la compasión.  Hasta que conocí a Gladys.

Aquel encuentro además de dotar mi vida de muchos beneficios que perduran tan instalados en mi ser como la huella dactilar, me legó la grandeza de una literatura norteamericana distinta de la que yo había leído, Mark Twain, Ernest Hemingway, Raymond Chandler, Dashiell Hammett, aunque directamente heredera de aquella. Y Gladys empezó por uno que la tenía absolutamente enamorada, Charles Bukowski. De ahí pasamos a Bret Easton Ellis, Raymond Carver, Ian McEwan y Martin Amis en representación de la madre patria allende los mares, y Paul Auster.

Más tarde vinieron Phillip Roth, Cheever y Jim Thompson para completar ese panorama. ¿estaría bien que metiese a Coetzee en esa vorágine? Mmm, no sé , si no terminaría metiendo a Amos oz Kenzaburo Oé, a Tabucchi, a todos los de editorial Anagrama importado en Argentina por Riverside y marca registrada de los snobs que nos creíamos parte de algo y, ya no tendría nada que ver con la introducción que me hizo Gladys, o acaso sí, quizás nada sea mejor que los afluentes.

Una vez leí “El país de las últimas cosas” en medio de los días aciagos aunque repletos de aprendizaje, vagando de un punto a otro de la ciudad en busca de abrigo, pan y techo, o de una ciudad a otra o de un país a otro del sur de América, en camiones de choferes que agradecían quien les cebase el mate, en los cuales aprendí a la fuerza que jamás hay que dormirse cuando un camionero te levanta en la carretera, no es tu chofer ni tu anfitrión y te lo hace saber en la primera estación de servicio “che pibe, despertate y bajate que hasta acá llegamos”.

"El país de las últimas cosas" llenó de felicidad al lector en esos días aciagos, como al sociólogo de la vida paralela que lo observaba, gracias a esas bocanadas de aire puro llegadas desde lo más alto de la cresta de la ola, aún con gotitas de agua perforando su pureza y ratificando su autenticidad, como había ocurrido con Netochka Nezvanova de Dostoievsky, narradas en primera persona como una mujer escritas por manos masculinas, pero en esos instantes, no de hombres, sino y sobre todo de su mitad madre, de su mitad curvilínea, de útero intuido, de senos atrofiados y clítoris híper desarrollado. Pero además el libro de Paul Auster, tenía un ingrediente extra que lo hacía a mis ojos todavía más increíble, contaba la carta de una mujer en un país indefinido intervenido por toda suerte de carencias y decadencias, el autor sin saberlo había hecho una fotografía de La Habana, de mi querida segunda tierra, de su "descascaramiento", la síntesis con el polvo, la ruina habitada. Junté unas rupias que no dedicaría a tabaco ni a ginebra y se lo mandé ipso facto a mi madre que había regresado a Cuba y allí resistía los embates del “período especial” aunque con otras premisas que el común del cubano. Mi vieja me respondió en una carta que le había encantado y me preguntó quien era ese escritor tan maravilloso, que había sintetizado dos aspectos tan ajenos a su persona en un libro, como ser mujer y describir una ciudad donde nunca estuvo: La Habana distópica. Tuve muchos desencuentros con mi madre a lo largo de nuestras existencias, pero en tres aspectos nos sentíamos muy próximos, como pareja de “truco”, en el sentido del humor, y en el análisis y el gusto por la poesía, y no son aspectos menores. Así que sentí una enorme satisfacción de que mi vieja hubiese coincidido conmigo en que había encontrado a un futuro clásico en literatura.

Con el paso de los años, me alejé de los albergues para cirujas, del alcohol barato y del caro también, de las drogas y de los pésimos almuerzos, cenas y de las pocilgas de mala muerte, aunque debo admitir, que paradójicamente con ello también me distancié de la catarata permanente de relaciones con mujeres bellas en su excepcionalidad, todo aquel amor de música ligera camuflado de sexo, de pasión por la médula espinal, por el desnudo integral sintetizando cuerpo, alma y creatividad; sin embargo me quedé con Pat, la mejor y más disparatada mujer que llegó a mi vida y me convertí en el protegido por el alcance de su fuerza, disimulado en la tarea varonil inversa, con ella por primera vez logré entender lo que era un ser socialmente útil, generalmente bienvenido, un proveedor, un trabajador, un consumidor, un padre, un ave en su amplia y preciosa jaula alejado de las cimas de las montañas más altas a la vez que del alcance de pico y garra de águilas y halcones. Una por otra.

En esta nueva tierra donde vinimos a vivir por azar, al norte de Madrid pero antes de llegar a la costa cantábrica, antes de atravesar la arruga que da un relieve abrupto al mapa hispano delimitando esa cornisa verde rabioso ora acariciado ora azotado por un mar norteño, melancólico, y aun alejada de la planicie implacable de la meseta, ese ínterin, el intersticio que es León entre dos Españas enfrentadas en geografía, de montañas heladas, viriles, de un recio gris coronadas de blanco, desprovisto del verde astur y de la monotonía castellana,  un día se anunció la premiación de un insigne escritor estadounidense, que todos debían leer. A la recogida y coqueta León, tierra de rica historia, de escritores, resultado de una mezcla de reyes, bribones, oficios, parlamentarismo, guerras y olvido, venía para ser homenajeada por Leteo, nada menos que mi amiga Gladys a través de Paul Auster o viceversa.

La premiación, su pequeño discurso, la aglomeración de gente, la inacabable firma de cientos de ejemplares, que se dio cita en el amplio hall de entrada del Museo de Arte Contemporáneo, fue tan llamativo que Auster expresó que nunca en su vida ni tras su éxito con la Trilogía de New York, había vivido algo semejante, que era más propio del ámbito de las estrellas del rock. Yo hice la cola solo para saludarlo, el que iba delante de mi le dio un ejemplar a firmar de  “El palacio de la Luna” que evidentemente no había comprado ahí por lo visible de su deterioro, Auster miró el libro, le miró la cara con esos ojos enormes, sonrió y se lo firmó. Yo podía haber hecho lo mismo con algún ejemplar suyo de mi biblioteca, aunque no con “El país de las últimas cosas”, que  lo tenía mi madre hacía unos años en el país de pertenencia.

Uno o dos días más tarde fui a tomar un café a la cafetería del Hostal de San Marcos, un magnífico edificio histórico leonés, que fue de todo, desde una imponente vivienda de magnate de época con la adecuada prosapia, hospital de peregrinos, caballeriza, a campo de concentración y de asesinato de civiles demócratas por las fuerzas franquistas ni bien se fraguó el golpe de estado que dio lugar la guerra fratricida española. La cafetería del Hostal, convertido desde hace décadas en Parador Nacional, uno de los dos de cinco estrellas, era perfecta, una síntesis entre la belleza del palacio, lo diáfano del espacio, y la sensación de bienvenida general a cualquier persona independientemente de su indumentaria y refinamiento, aun cuando claramente se tratase de un lugar exclusivo. Nada que ver con lo que han dejado hoy tras las inauditas reformas que padeció el interior del edificio en sus zonas para uso colectivo, censurando el disfrute del claustro, de los tapices, de las sillas altas de madera, de escaleras y salones, donde difícilmente podrían sentirse molestos los huéspedes por la afluencia de un acotado número de curiosos, en su totalidad respetuosos del patrimonio del lugar, de la intimidad de sus ocasionales parroquianos, el traslado de la cafetería y la reubicación en ese espacio de la recepción del Hostal, corona el cúmulo de despropósitos o de intencionales atentados contra el más elemental sentido de la estética. Pero bueno, cuando todavía era un lugar que invitaba a todos los leoneses, por algún eurito más, a tomar un café en un entorno de novela medieval, me levanté para ir al baño, salvé el pasillo estrecho que permitía percibir en su dimensión justa la condición de individuo mientras se lo atravesaba, antesala del pis o el número dos en el excusado, actos de carácter personal e intransferible a los mayores niveles imaginables. Y, antes de entrar yo al baño, sale con sus dos ojos como platos que me recordaron al jugador germano turco Özil, el escritor al que mi madre había condecorado con la distinción de perfecto perceptor del alma femenina. Ahí, en la incomodidad del instante pero también en la complicidad del aislamiento de los juicios agrios frente a cualquier posible papelón, sin pensarlo, como proveniente de un cañón que dirige un disparo ejecutado con anterioridad, lo abordé con un saludo que indicaba a las claras que la intención iba más allá de robarle los dos segundos indispensables para el  impersonal “hola”.  Entonces en mi inglés rústico más que rudimentario, de nutrido glosario y escasísima gramática, le pedí permiso para comentarle una anécdota que podía resultarle curiosa, le conté mi impresión de "El país de las últimas cosas", que casualmente sin saberlo, traduje de manera literal “The country of the last things” y para mi alegría me salió casi exacto como pude comprobar después para saber en que podía haber metido la pata. Le conté que mi madre vivía en Cuba, que se lo envié y recibí como si hubiese lanzado un bumerán y me hubiese retornado intacto, un feedback  totalmente satisfactorio. Paul Auster con esos ojos de Özil, sonrió, me pareció más un gesto amable que sorprendido por la anécdota, hasta que cuando iba por el medio del pasillo de retorno a su mesa de la cafetería, donde más tarde vería que estaba flanqueado por personajitos de a cultura local y la traductora, hija de Héctor Arce, un amigo de la infancia de mi padre, se giró y entonces sí me miró con una sonrisa más genuina y amplia a modo de saludo, como si mi inglés rudimentario tardase lo mismo en hacerse entender que lo que a mi me costaban esos chistes rebuscados de intelectuales ociosos, que provocaban la inexorable carcajada a destiempo.

Buen viaje Paul, te espera para un café Gladys, quien amaba Nueva York y París como tú, gracias por todo, tanto y tan bueno.

 

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10 marzo 2024 7 10 /03 /marzo /2024 14:02

Ya cuando llegué a Cuba siendo un niño la gente recordaba a Mirtha Legrand de sus películas y los vestidos, escaleras y teléfonos blancos, como a Hugo del Carril o a su propia hermana Silvia.

En la oficina de los Montoneros en Miramar, había revistas "Humor", "Gente" y vídeos Betamax de diferentes eventos del país extrañado, entre los cuales el rey era la final de 1978 frente a Holanda. Pero también había videos diversos de programas frívolos de televisión. Me encantaba verlos cuando podía quedarme solo en la oficina, mi madre trabajaba ahí y me habían acogido como un adolescente argentino que se había cubanizado demasiado y había que recuperar, no sé para que fin, pero yo estaba encantado de presenciar toda aquel crisol de olores, colores, acentos, temas, humor, costumbres y hasta calidades diferentes a las que nos sometía la sociedad del hombre nuevo en la laguna del ron y que me traía reminiscencias de mi habitat, del que la brusquedad de la época me había arrancado.

Uno de los videos contenía recortes de programas "Almorzando con Mirtha Legrand". Ya me parecía un hecho remarcable, tipo hito, que aquella admirada actriz de mucho antes de la revolución por los viejos, aun siguiese en el "puche" dirigiendo programas, y huelga decir que la variedad de morfi en la mesa visto desde La Habana competía con ventaja en interés respecto de los temas y comensales. Había un recorte en especial que me sometió a una reflexión frente a las contradicciones de esas que suponen el crecimiento. Mirtha había invitado a una serie de actores o periodistas que festejaban el campeonato del Mundo obtenido frente a Holanda, y hacían hincapié en que de esa forma los medios del mundo podrían ver que toda la mala prensa que había en Europa sobre los derechos humanos en Argentina, eran una burda mentira, que además de campeones éramos "derechos y humanos".

Por aquel entonces entre las dirigencias de los partidos y organizaciones exiliados, los presos y otros pocos valientes que quedaban aun sueltos y con vida en el país, acunando sueños infructuosos de resistencia, se dirimió el tema de si apoyar el Mundial del '78 o hacerle boicot desde el exterior. Los Montoneros optaban por apoyarlo argumentando que así podrían ver los periodistas y futbolistas la realidad gris existente, el PRT y su brazo armado ERP defendían que apoyar el Mundial en cierto modo era hacerle propaganda a Videla y a su proyecto, había que denunciar la dictadura y por principios todo lo que organizase, el PC, más frío que tibio desde que la URSS los obligó a una buena relación con Videla a merced de la compra del trigo argentino a la Junta, hacía equilibrismo entre ambas posiciones porque bajo ningún concepto querían quedar identificados con uno u otro "ultra" como les llamaban a los guerrilleros (el PC tenía un cantito que rezaba "la ultra, la CIA, la misma porquería"). Y claro este debate aun cuando mi opinión no importaba a nadie más que a mi, me era totalmente pertinente, porque mi padre a quien rendía un sentimiento impreciso entre la añoranza, el respeto y la bronca, estaba preso por ser hermano del Che, pero también por militar en el PRT y aunque en aquellas largas cartas que conseguían salvar la censura y el pésimo servicio de correos sociolista no podíamos comentar nada al respecto, imaginaba su posición, y por el otro lado estaba mi madre que había comenzado a simpatizar con los Montoneros, un poco por zafar de la nostalgia enfermiza del exilio, enocntrarse con semejantes, reverdecer su humor porteño, y otro poco para poder respirar sacando la cabeza del asfixiante compartimento estanco de tanto Guevara, guevarismo y guevariano de última hora, que nos rodeaba en la isla. Y por otro lado estaba mi propia conciencia ¿gritar los goles de la Selección al unísono con los alaridos de dolor de los secuestrados antes de ser ejecutados o arrojados al Río de La Plata? ¿otorgarle a los asesinos el gentilicio "argentino" conquistado a lo largo de tanto tiempo de diferentes luchas, regalarles los colores de la bandera de Belgrano, en la camiseta del deporte más popular, más inherente a ese sector meta por los que se suponía se estaba queriendo hacer aquella revolución?

En fin, un rollo. No fui más allá de ver una y otra vez el video de la final estrenando una pizca de espíritu autocrítico, porque en verdad, aunque de vez en cuando fuese a aquella oficina en la casona del paquete barrio Miramar, yo cada día estaba más aplatanado, y aparte de esos vídeos y el cuchillo kriss con la inscripción en honor a la amistad Arafat-Montoneros, pocas cosas me importaban más que lo que le interesaba a cualquier adolescente habanero.

Pasaron los años, las traiciones de Guarapo abrazando al enviado de Galtieri, callando los crímenes de la Junta Militar, manteniendo una posición equidistante entre lo que le ordenaba Brezhnev desde el PCUS y las reminiscencias que le traían los efluvios ya en declive de esos facinerosos revolucionarios bellamente exiliados, junto por supuesto a los millones de verdes que habían tenido a bien depositar en cuentas cubiches. Ya se sabe, cada mano lava a la otra y entre las dos lavan la cara. Y una vez regresado a mi Buenos Aires querido, vi que seguía en la TV a la inacabable Legrand y me pregunté entre los juicios a los genocidas, los trapos que salían al aire, porque no se hacía énfasis en los bufones de palacio con que contó aquel breve pero intenso período de horror y muerte del firulete en la milonga.

Tiempo después, acostumbrado al desarraigo que siembra el exilio en los niños que nunca llegan a asumir como suya ni a entender del todo la causa de su diáspora, volví a emigrar una y otra vez a distintos lugares, y hoy, dejando que descansen las rueditas de mis patines, cuando puedo ver el pasado que nunca me ocurrió a través de la pantalla de una computadora en modo de archivos audiovisuales en distintos soportes o notas periodísticas de aquellos años, aparece cada domingo propuesto para mi perfil de consumidor, como una vieja roncha o esguince que reaparece una y otra vez, el banquete televisado de la actriz amada por los viejos cubanos de antaño, los teléfonos blancos, que atestigua como pocos un siglo de la frivolidad artística y social, cambalache del XX y el XXI en un país tan ecléctico, movido e inestable como de un sólido sentido identitario, absolutamente encantado de conocerse.

Este domingo, el famoso "streaming" audiovisual de las redes, me trajo a la misma Mirtha que junto a Nini Marshall, Libertad Lamarque y otros acudió al llamado de Perón para solidarizarse con el terremoto de 1944, hoy derramando serpentinas de gratitud ante su última "esperanza blanca" para erradicar los remanentes de aquel apuesto general que tuvo la osadía de elegir a Eva, a la manzana y a la serpiente.

Pero aun expirando su rechazo al peronismo y en franca gratitud a todo aporte a su erradicación, el el programa de ayer hizo gala de una declaración que tuvo lugar años atrás, cuando frente a una acusación de la ex presidente Cristina Fernández, expresó "tengo muchos defectos, pero no ese, no soy una mala persona", cuando frente a la declaración de la actual canciller Mondino "es absurdo darle plata a los jubilados porque se van a morir", un tanto impelida a mostrar cierta distancia con tan innecesaria muestra de crueldad, con sus 97 abriles a cuesta, acotó:

"Yo pienso vivir muchos años más"

 

 

 

Cambalache

Cambalache

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16 febrero 2024 5 16 /02 /febrero /2024 23:06

El arte es como una flor que sale en cualquier climatología, en cualquier relieve, en cualquier latitud y terreno, puede salir en el desierto como en la selva, en un jardín inglés como en la tundra rusa, en la Patagonia como en Australia central.

Desde la más remota antigüedad los artistas contaron con el favor del mecenazgo, Michelangelo, Leonardo, Velázquez, Goya, Rembrandt, el Caravaggio, Monet, Vermeer, Van Gogh por Theo, Bach, Mozart, Haendel, Beethoven, Chopin, por solo mencionar a los más grandes. Y siempre la nobleza sufragó los gastos y necesidades de bardos, bufones y juglares para divertir a la corte.

Es que de no haber sido así, todos los artistas tendrían que haber sido los hijos de los reyes, los duques, los condes y marqueses, y tendríamos una ristra de lienzos y partiruras pintados y compuestos por esos incapaces de la más simple creación artistica, que nadie, ni siquiera en el funeral de su mascota, se le ocurriría reproducir. Salvando honrosas excepciones como el sueco Prince Eugen que fue un gran pintor, no hay demasiados ejemplares conocidos. No necesariamente la pulsión artística se encuentra abonada por inconvenientes de integración al medie, en espíritus sensibles e inquietos, pero sí muy a menudo y en mayor cantidad de lo que suele admitirse.

Más hacia nuestros días Andy Warhol empezó diseñando discos en RCA gracias a una ayuda de la compañía, Robert Rauschenberg y Richard Serra fueron ayudados financieramente para trabajar con la enorme cantidad de metal que precisaban para sus instalaciones, Serrat cantó en el obelisco porteño gratis para la gente, los Rolling Stones en La Habana y en Copacabana en Río de Janeiro, para medio millón y un millón de personas respectivamente, también gratis para el público, pero ellos cobraron logicamente, Giacometti exponía en plazas del cantón italiano pero le pagaban, Vigeland llenó las calles de Oslo de sus esculturas, a cambio de vil metal. ¡gracias a Tutatis y a todas las deidades!.

De los Medici a los Rothschild el mecenazgo siempre fue restribuído con creces. Y ojo con la versión de que en esa época se financiaba a los artistas con medios privados "con la suya", porque nunca fue más de los trabajadores, siervos de la gleba o esclavos, o sea "la de todos" que en esa época, hoy los estados recaudan de todas las clases sociales, de los sectores productivos, especuladores, rentistas y de gran patrimonio.

Los únicos que siempre estuvieron medio embromados fueron los escritores, ese trabajo tan solitario y duro, por eso escribían en Argentina Borges, Bioy Casares, Benito Lynch, Mujica Lainez, Victoria Ocampo, etc. y a los demás les costaba una ovoide postura de gallina y la mitad de la otra.

El arte surge de cualquier simiente y cualquier país que acune un elemental sentimiento de amor por la cultura tiene como deber regarlo, cuidarlo, protegerlo y después disfrutarlo por el resto de la eternidad.

PD: A todo esto, también soy de la opinión, que llegar a ser presidente de una nación gracias a los consejos telepáticos de un perro fallecido años atrás, requiere de un enorme caudal, aunque no artistico sí creativo, tanto del can emisor como del ser receptor, que merece como pocos bienes comunes, ser materializado y perpetuado su resguardo sin escatimar un solo centavo de fondos estatales.

Mecenas
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21 enero 2024 7 21 /01 /enero /2024 15:54

Cuando mejor sale lo que está todo fríamente calculado es cuando aparenta haber estado librado al azar.

Primero toda esa sanata de anarco capitalismo contra un concepto tan impreciso y ambivalente como "la casta", toda vez que castas son todas las capas sociales, desde la más alta hasta los "intocables", ninguna merece más esa denominación que se suele usar con sentido peyorativo y engañoso para señalar a los semi-privilegiados, nunca a los verdaderos privilegiados, los que manejan el coto.

Después las promesas de que ya estaban asegurados 30.000.000.000 de dólares para dolarizar la economía o paliar los desbarajustes, eso sí muy concretos, del gobierno entonces vigente. El juramento de que ninguna fuerza productiva, trabajadora, ni media ni baja sufriría los ajustes necesarios para poner las cosas en su lugar, sino que únicamente lo padecerían "los políticos corruptos y los empresarios prebendarios".

Prometer que desde el mismo día de la asunción se cortaría el trasvase de dinero de los bolsillos de los argentinos al pérfido estado en modo de "impuestos" , lo cual constituye un robo, un atraco, un hurto, camuflado con eufemismos propios de las sanguijuelas socialistas. Se eliminarçia todo impuesto a cualquier bien y transacción.

Dejemos fuera los disparates de noches etílicas o crípticos mensajes desde el más allá de la erudición de un can, de implementar vouchers, ventas de armamento pesado libremente en cualquier esquina, guerra al Vaticano por ser el centro del mal universal, venta de niños y órganos y pelotudeces por el estilo, que no obstante también fueron dichas unas y prometidas otras, pero podemos permitirnos admitir un margen generoso de realismo, tras los exabruptos que cualquier campaña proselitista, en el país del verso, puede presentar.

Una vez en el poder ¡Albricias! todo lo anterior se vio necesariamente anulado, postergado o soslayado, dada la sorpresa de que se llevó quien basó su campaña en que no había un peso, que el país estaba muriendo de hambre, que la moneda valía menos que estiércol, de que no había en las arcas en efecto, el dinero que ya había adivinado que no habría,

Y así vinieron sobre este rudimentario verso,  uno más tosco que otro, que no molestó en lo más minimo a los votantes, metabolización que solo se explica a merced del expreso deseo de desbancar a los insoportables, inútiles, corruptos, y prepotentes emperadores que hasta entonces hacían del país su sala de juegos.

Al día siguiente de asumir, ni había 30 mil millones apalabrados de nadie, ni iba a sufrir la casta política ni empresarial sino única y exclusivamente la productiva de las clases medias y bajas, se incorporó en el nuevo gobierno a buena parte de los burócratas histórcios de la política argentina, excluyendo únicamente a aquellos con quienes no está de acuerdo y de um plumazo, a los dos días, devaluó la moneda y perdió más de la mitad de su valor frente a las divisas, lo cual ascendió la inflación al número récord de 25% en diciembre del pasado año.

Hoy el Gobierno tal como estaba prevista en la hoja de ruta, da un paso más allá, anunció que prepara una reforma penal previendo el desmadre calculado, que provocará el aluvión de medidas, decretos y ajustes devastadores para el bolsillo y la vida de la población.  Un nuevo trasvase de las riquezas de Argentina a manos puntuales, que difiilmente sería tolerado sin más en una sociedad de tradición irreverente y participativa.

El plan estaba orquestado, estas fusiones de los sectores de poder más reaccionarios no fueron improvisadas. Sí acaso fueron producto de la necesidad que animó a limar asperezas en un santiamén, por dos razones probables, porque ni existían tales asperezas y todo era un sketch para la “gilada”, o porque si alguna diferencia existió y esa sí perdurará por el resto de los tiempos amén, es el criterio de a cual buitre corresponde la carroña dejada a los eficaces empleados tras la devastación general.

Totalmente acorde con la idiosincrasia autóctona, no olvidemos al mussoliniano general del Ejército Juan Domingo Perón, cuando en su primera presidencia instauró el hiperónimo “Tercera Posición”, una coexistencia pacífica entre oligarquía y pueblo trabajador en sus palabras o burguesía y proletariado en términos marxistas, y una vez en el exilio a salvo de las bombas que no pudieron evitar sus huestes, al resguardo con su colega el genocida Francisco Franco, cuando era más acorde a un perfil conspirativo que gestor, expresó en una carta: "Es fundamental que nuestros jóvenes comprendan que deben tener siempre presente en la lucha y en la preparación de la organización que: es imposible la coexistencia pacífica entre las clases oprimidas y opresoras”, para animar, en lo que era de una destreza incomparable, al surgimiento de esos mismos “muchachos” a los que unos años más tarde echaría de Plaza de Mayo al grito de “imberbes” a la vez que les echara encima toda la pericia tarantiniana de José López Rega y su Triple A.

Nada nuevo bajo el sol.

 

Nada nuevo bajo el sol
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16 enero 2024 2 16 /01 /enero /2024 14:52

CAPITULO II

A los ignorantes de siempre, fanáticos de cuanto pensamiento resumido a la estrechez del entrecejo (sin llegar al extremos de tomar como medida el mío) y felices de repetir una consigna como un disco rayado frente a cualquier fenómeno o acontecimiento que les requiera opinión, que hoy aseguran en redes, en charlas, y hasta en libros, que Argentina se cansó de "comunismo".

Cabría hacerles un último aunque preciado favor, de decirles que el pueblo argento se cansó, como este seguro servidor, del peronismo en cualquiera de sus presentaciones. A saber el mayor enemigo nacional del comunismo, ni la dictadura militar combatió al Partido Comunista Argentino como lo combatió Perón, un militar académico general del Ejército, formado en ideas de Benito Mussolini, y que tras dejar a su pueblo abandonado a las bombas golpistas, se exilió en el único país en que aún gobernaba uno de los mayores jinetes del Apocalipsis europeo, el mayor anticomunista español: Francisco Franco.

En Argentina, la mayor presencia del comunismo, o la izquierda tradicional , anarquista, socialista, trotskista o marxista leninista, tuvo una oportunidad cuando de forma incipiente, estuvo inserta en las fuerzas rpoductivas de fábricas y campo, precisamente antes de asumir Perón, quien los combatió con ambas caras de la moneda, por un lado fuerte represión, de lo queda el testimonio de las torturas al estudiante Ernesto Mario Bravo, y por otro dádivas a los humildes, a los más necesitados. Eso sí, hay que apuntar que fueron dádivas con todos los condicionantes con que los dictadores alienan a sus pueblos, pero sumamente sustanciosas e inéditamente generosas, imposibles de ser obtenidas mediante una revolución, por lo menos por lo que sabemos que fueron las sociedades donde gobernó el cuento comunista, ni siquiera en sus mejores momentos.

Así que por favor trumpismo miamense, ilústrese aunque sea un mínimo para cubrir la casi imperceptible grieta que padece su compactado lema, lo que la gente en Argentina no quiso más ni en pintura es "peronismo", una forma sudamericana que ha llegado bastante en forma hasta nuestros días, de anticomunismo fascista, usando el inteligente método gattopardista de entregar un tanto por ciento para no perder el total,

Y dejen de hablar tanta cascarita de piña (por no ser escatológico)

Opinión de hipopotamo
Opinión de hipopotamo
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