En el día de ayer los aspirantes a votantes fuimos sometidos a un debate electoral soporífero. Excepto por parte del Presidente en contadas ocasiones y someramente, no se abordaron los temas que realmente justifican la postergación de la utopía anarquista.
-Reforma laboral y sus desmanes que han conducido a los trabajadores a declinar la aspiración de ascenso social.
-Una urgente reforma de la Justicia, hoy en día el poder con mayor cúmulo de resabios franquistas, e incluso de la Inquisición. Condenas por ofensa a los sentimientos religiosos como en Afganistán, o injurias a La Corona. La anacrónica ley apodada "Ley Mordaza".
-Como afrontar la proximidad de una nueva recesión económica en toda Europa.
-Reformas y fondos públicos que se destinarán a Educación, el mayor baluarte de una sociedad.
-Reformas y fondos que se destinarán a Salud, colchón sanitario de una sociedad desarrollada.
-Reformas y fondos que se destinarán a Vivienda.
-Separación de Iglesia y Estado pero en serio.
-Un debate sobre si elección de Jefe de estado por méritos o monarquía, y en tal caso, en que condiciones.
-Inmigración.
-Igualdad, pero no de secesionistas con los no secesionistas, de eso se ha hablado hasta por los codos, sino de igualdad de posibilidades y de trato entre géneros, entre razas, entre clases sociales, entre ideologías, entre capacitados y discapacitados, entre todos los habitantes del país.
Estos puntos y otros de importancia capital en el transcurso de un gobierno, en el desarrollo de una legislatura, brillaron por su ausencia en el debate, la carencia de altura en la política es alarmante, pero no es un problema exclusivamente español, es una tendencia Universal, ya no aparecen ni marcianos en ovnis de ensueño, las mejores novelas son de Houllebecq, la poesía hay que buscarla en los video juegos y la épica y el heroísmo fueron sustituidas por el llanto y el victimismo.
Someter a la población a emitir un veredicto basado en si se va a indultar o no a unos presos en caso de que fuesen condenados, es tan pobre que da vergüenza sólo pretenderlo.
Y sin tener a bien el panorama de comisarios torturadores encubiertos y condecorados por sus servicios sanguinarios contra demócratas, curas pedófilos, protegidos por el Estado muy lejos de conocer los barrotes de un calabozo tras crímenes execrables, ni el dato de decenas de corruptos indultados, en el cual resulta un insulto a la razón ver a un demócrata como Junqueras entre rejas, expiando las reminiscencias del odio entre los perros de guerra de Primo de Rivera y los "Escamots" del Estat Catalá.