San Lorenzo, de Almagro al Vaticano
Hace veinticinco años visitando Londres por primera vez, al salir de una boca de subte buscando un museo me percaté de que andaba despistado, entonces no había Google Maps ni TomTom, así que decidí parar a un viandante e incomodarlo con mi pesquisa, el buen hombre me respondió con esmero en la amabilidad y recién cuando ya me di por orientado, me preguntó ¿Perdón, de dónde es usted? -Argentino- le contesté a mi seguro servidor .
¡Ah, como Maradona!-y entonces charlamos un poco más y me recomendó más actividades que hacer por la zona.
Sonreímos mutuamente y nos despedimos estrechándonos las manos, con mucha más complicidad que rivalidad, por el fútbol y sobre todo por las tan disputadas Malvinas. Me dejó tan buen sabor en el paladar aquella experiencia, que de repente entendí la relevancia para todo pampeano mundano que representaba aquel muchacho que tras Ricardo Bochini manejaba como nadie la pelota y que lo había manifestado con meridiana claridad al mundo entero en el Mundial de México de 1986.
Hace mucho menos, el año pasado, un editor español amigo me dijo:
-¡Bueno macho, estáis casi por devolvernos la colonización, tenéis al Messías, a la reina de Holanda y al interlocutor de Dios con la humanidad!
-Sí, pero de los tres, la relevancia de uno es porque le pega de maravillas a la pelota, otra porque se casó con un príncipe, mientras el tercero es porque desde que asumió la exclusividad de la conexión con el de la barba blanca, no sólo la Iglesia y sus feligreses, sino incluso gran número de ateos y agnósticos hemos sentido que la institución son todos y cada uno de ellos, y no somos pocos los que pensamos que es una pena que algunos Papas no asuman con cuarenta años.
Se cumple un lustro de la elección del ex técnico químico, Jorge Mario Bergoglio como Papa Francisco, por el Santo de Asís, en la quinta elección, tras la renuncia de Benedicto XVI, siendo el primer Papa Jesuita y el primero del hemisferio sur. Y primer Papa simpatizante del club San Lorenzo de Almagro.
El recorrido que dieron sus pasos, los aciertos y errores a los que lo condujo su profunda conciencia humanista, conocimiento teológico y notable vocación de servicio, los aprendizajes y la concientización, comenzaron mucho tiempo atrás, en parte tomando como punto de partida las escrituras sagradas y su propia interpretación de la religión, y en gran medida también tomando como base su profundo conocimiento y particular percepción de la realidad circundante, de los problemas y las alegrías de la gente, de la vida cotidiana, el conocimiento más empírico de la de realidad más concreta, como corresponde a la tradición de los jesuitas.
En los cinco años que lleva de papado, desde el mismo inicio dio un giro de timón y fijó su residencia en la Casa de Santa María en lugar de en el habitual Palacio Apostólico, mostrando con claridad sus intenciones de no escatimar en esfuerzos a favor de los humildes, como sugiere su opción preferencial por los pobres.
En la institución más monolítica, antigua y eficaz a lo largo de la Historia tanto en sus obras de bien como en las de “nada bien”, ostenta asombrosos logros en materia de economía, finanzas, administración de la institución, comunicaciones sociales, sanidad, laicado y familia, además de tribunales eclesiásticos y derecho canónico. Trabajó concienzudamente en la transparencia del dinero vaticano, el nexo entre la misión evangelizadora y la actividad económica, la simplificación de la burocracia.
Viene destacándose especialmente en la lucha contra males execrables a los que la Iglesia no se decidía a hacer frente, como la pedofilia y los abusos sexuales sobre menores y trabaja duramente en la divulgación de la necesidad de proteger a los menores y a los seres humanos migrantes por condiciones de vida infrahumanas como el hambre y la guerra.
Pero más allá de los logros concretos y tangibles aunque no desvinculado de ellos, Bergoglio ha devuelto, tanto para la feligresía como para el resto de habitantes del orbe, la sensación de que la Iglesia no es sólo un Estado Vaticano preocupado de sus bienes patrimoniales y su capacidad de ejercer el poder. Y aunque en un inicio pudo haber sido evaluado el perfil humilde del aspirante argentino, para recuperar la cercanía de la gente común a la Iglesia que venía perdiendo progresivamente de manera preocupante, lo cierto es que ha ido más allá, ha generado una simpatía diáfana por la sinceridad de sus sentimientos por la humanidad.
Y por otro lado, lo que no es menos relevante, como ocurre con toda personalidad que cuenta en su agenda con la intención de poner en marcha cambios profundos en la conciencia a favor de los más desfavorecidos, despertó el recelo de determinados sectores del poder económico y político, tradicionalmente poco entusiastas tanto con el perfil de Francisco como con sus intenciones. Cosechando también de los extremistas de todo color y condición los menos imaginativos disparates, para los incondicionales del panteón neocon trumpista, es nada menos que "comunista", mientras que para los acólitos de Corea del Norte, Madres de Plaza de Mayo y demás sectores de la izquierda intolerante, es un ex colaborador de la dictadura.
Por eso en esta ocasión, además de la pequeña cuota de gratitud que siento al ser puesto en el mapa, tal como lo hizo Maradona, siento un plus especial de orgullo, cuando en cualquier lugar del mundo, al responder la misma pregunta que me hiciera aquel viandante inglés en Russell Square, alguien me replica:
-Argentino como el Papa
Máquinas de coser
Con motivo del próximo día de la mujer trabajadora, particularmente reivindicativo en el mundo entero.
Uno de los rasgos característicos de la primerísima sociedad post revolucionaria cubana fue la emancipación de diversos sectores sociales, parecía estarse concretando el sueño de la intelectualidad europea y latinoamericana de principios del siglo XX, obreros al poder, la creatividad sin límites, el campesinado adueñándose de la tierra, y la plena realización de la mujer en todos los terrenos sociales, mujeres milicianas, mujeres trabajadoras, la publicación de la revista “Mujeres” de alto contenido feminista, la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), el divorcio, el aborto y todo ello previo a los hippies, a la vez que los círculos intelectuales parisinos y los Beatnik de Nueva York, en el inicio de la década de los sesenta cuando el mundo casi entero era un chador para las aspiraciones de libertad de las mujeres.
Pero al igual que el resto del sueño de igualdad para todas las personas sin distinción de sexo, identidad, raza, clase social o nacionalidad, sin la más mínima discriminación, las aspiraciones feministas, cual caprichosas veleidades también se fueron “a bolina”, al tiempo que los dirigentes fueron mostrando sus intenciones de atornillarse vitaliciamente al poder y desataron un feroz período de oscurantismo y de caza de brujas, para conseguir el efecto eterno del popper de su particular erótica del poder. Cuando la revolución se convirtió en “la Involución”, con una marcada pulsión machista.
Copyright que no le pertenece al experimento cubano, generalmente las sociedades están construidas desde la masculinidad incluso aun más que desde el machismo. Desde el simple croquis de una casa, un barrio, una calle, un revólver o una máquina de coser, concebidos desde una percepción fálica en lo estético y su esencia..
El comandante de aquella primerísima experiencia revolucionaria Ernesto “Che” Guevara, si bien bajo un prisma actual más o menos sofisticado se consideraría machista, ya que en sus convocatoritas o arengas en el fragor del combate, usaba a menudo la exhortación a la virilidad, a la hombría, pero más allá de las consideraciones sobre su accionar guerrillero e incluso ideológico, lo cierto es que en el universo de los hechos, se conducía de manera muy distinta a la percepción general hacia las mujeres en el prisma de los varones de su tiempo.
Desde muy joven en su casa tuvo la oportunidad de ver como su madre fue una mujer militante, feminista de hecho, rebelde, culta, montaba a caballo y nadaba mejor que la mayoría de los hombres, fumaba, usaba el pelo corto a lo garzón, era precisa en tiro al blanco con armas largas y cortas, y lo más importante que vio el comandante Ernesto desde chiquito, fue que su madre era con diferencia, tan o más temeraria que su padre, aun cuando este era todo un aventurero. También tenía dos hermanas portadoras de un carácter, determinación e independencia fuera de lo común, ambas se hicieron arquitectas como el padre, aunque como en todas las casas de la época, en la práctica, tanto en esa casa como en las de alrededor, las decisiones finales seguían siendo cosas de hombres y las vajillas y trapos aunque de mujeres aunque fuesen del servicio doméstico.
En este terreno como en varios otros él era de la convicción que cualquier grado de praxis convenía con creces que el mejor de los proselitismos. Así lo atestigua la realidad, las mujeres que tuvo Ernesto como parejas fueron mujeres de carácter fuerte, inteligentes, tendientes a la independencia no negociada, compañeras en un sentido integral, de diferentes estilos a lo largo de su vida y acorde a sus cambios pero con un rasgo común: no eran ayudantes y mucho menos sirvientes, sino que le aportaron formación. Ya fuese desde su inseparable amiga Tita Infante con quien compartía los aprendizajes de filosofía y literatura, la exiliada española Carmen González Aguilar, Carmen “ Chichina” Ferreyra quien era cualquier cosa menos una mujer sumisa, su primera esposa, compañera de lucha y su maestra en militancia, madre de primera hija, Hilda Gadea, su primera compañera en la Sierra Maestra la campesina Zoila Rodríguez, de un gran valor y que le aportó conocimientos de la medicina popular, su segunda esposa y madre de cuatro hijos Aleida March, mujer de valor procedente de la lucha clandestina contra el régimen de Batista, así como la valerosa Tamara Bunke, conocida como Tania la Guerrillera, quien cayera en combate en Bolivia, por quien Ernesto sintiera una gran admiración y no poca atracción.
Ninguna de ellas destacadas como cocineras ni como cosedoras de calcetines.
Pero Ernesto Guevara partió a morir en Bolivia, en parte obedeciendo sus impulsos justicieros, en parte expelido por la avaricia de los intereses personales de sus ex compañeros, y en buena parte en la huida de las chimeneas hogareñas, donde se puede conciliar el sueño más placentero pero difícilmente provocar la fascinación de Dulcinea y la caricia de la mano materna al cráneo del hijo pródigo en su eterno vagar.
El vicio del poder de la cúpula cubana después de más de cincuenta años, sepultó lapidariamente toda intención inicial de aquellos sueños de reformas de los reflejos retrógrados de la sociedad que le precedía.
El sitio más propicio para la metamorfosis de la sociedad, el contorno más adecuado para toda revolución evolutiva, se reduce y a la vez eleva a uno mismo y su entorno. Si no podemos educar ni modificar nuestros más primitivos impulsos en el reducto de ese ineludible ámbito
¿Qué experiencia y autoridad moral se supone nos asistiría en su aplicación a gran escala?