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El blog de martinguevara

Trova oxidada, Novísima Trova y democracia off shore

30 Julio 2017 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Cuba flash.

 

Aunque en líneas generales creo que ningún tiempo pasado fue mejor, hay particularidades en las cuales con respecto a la intelectualidad y al valor de la expresión, de la libertad con relación a la conveniencia, al mercado o a los convencionalismos, me atrevo a suponer que existe la involución social, que nos estamos quedando un poco huérfanos de algo más importante que simplemente creadores, artistas, talentos o genios, creo que también se están yendo las últimas trazas, las últimas briznas de esa hoy caduca cultura de la ética, del pudor, de la grandeza, de la épica.

Silvio Rodríguez apoya incondicionalmente que en Cuba no haya elecciones libres,  libertad de prensa, editorial, de asociación ideológica, de partidos, de empresas; pero no obstante, considera inadmisible por poco democrático y opresor, el hecho de que España presente un número de impedimentos legales e históricos para evitar que una importante parte de su territorio consiga separarse del resto de la nación. Ya no esperaba nada del famoso creador de memorables canciones, después que firmase junto a otros veintiséis intelectuales, un plañidero documento nada menos que en apoyo al sumarísimo juicio y su condena irrevocable de fusilamiento de tres jóvenes que no incurrieron en hecho de sangre alguno, en abril del año 2003.

Pero al menos cabía esperar algo de coherencia. Frente la agresión permanente a la democracia que padece su entorno, su realidad, no sólo no tiene nada que decir sino que apoya seis décadas de un poder dictatorial, sin embargo si se trata de un país a miles de kilómetros de distancia donde hay elecciones cada dos por tres, donde ya ni siquiera hay dos partidos mayoritarios y muchos pequeños, sino cuatro mayoritarios y una gran variedad de pequeños partidos, rellenando el arco de sensibilidades ideológicas en un ángulo de trescientos sesenta grados, entonces le entra una estricta conciencia democrática.

A tres años y medio de la partida de Santiago, recuerdo que aquel día su hermana Rosario Feliú  no podía siquiera levantarse del golpe que supuso la muerte de su hermano, como ella misma me dijo: "se me fue media vida"; quiero recordar que su hermano Santiago pertenecía a una Pléyades de artistas libres, en tiempos particularmente difíciles para la expresión sin anclas, desenfadadas en medio de la más cerrada e intolerante censura, un momento cubano que ya está grabada en los fundamentos, en la esencia y en la cosmología de donde maman los cada vez más numerosos artistas que intentan manifestar sus ideas y expresar su interior sin limitaciones ideológicas, desatados de las patas de la cama, de los lineamientos oficiales y de los artificios comerciales.
Una versión de una generación más cercana a la actitud rock que a la pose de la Nueva Trova, en cuanto a la alineación de ese movimiento con el discurso oficial de la Revolución y la pleitesía rendida a sus máximo dirigentes.

De manera singular la referencia del sistema con respecto de la cual concibieron su actitud contestataria no fue el consumo capitalista, sino la hipocresía, el tedio, la abulia, la doble moral, la obsecuencia, la mentira, la alienación y el alineamiento a las pautas estrictas y obligadas de los organismos culturales estatales de la sociedad socialista del Hombre Nuevo. Una sociedad pretendidamente comunitaria, que no propiciaba un pistón salida para las tensiones, ni de entrada para las conciencias de cada individuo.
Un grupo más que una generación de artistas, que desistió del uso de las consignas revolucionarias aún cuando simpatizaran algunos de ellos, como es su legítimo derecho tanto como el de disentir con el grueso del proceso en la isla, remarcando el vector estético en el arte, la libertad del "juglar" y el "bardo", en oposición al servilismo del "bufón de palacio" que es aquello que henchía las salas de grabaciones de salseros, trovadores, soneros, rígidamente controladas por los gendarmes censores, muchos de los que hoy sin pudor alguno piden asilo en Miami y consiguen vivir codo a codo con sus otrora condenados al panfleto o al ostracismo.

Eran otros tiempos en que la cantidad de símiles, metáforas, analogías que había que utilizar para poder articular una idea tibiamente contestaría dentro de un sistema tan controlado, era tal que requería no poca dosis de valor y de una buena cuota de imaginación en el lenguaje general, el de las palabras, las ideas, los hechos y también la indumentaria y la actitud. No era fácil pero lo hicieron, y Santi terminó siendo el Brian Jones, el Jimi Hendrix, la Janis Joplin, el Basquiat de la Novísima Trova y de muchos de nosotros enganchados eternamente a la energía de aquellos días.

Es cierto que debajo del barniz de los mitos se puede encontrar cualquier tipo de material, pero también entre ellos siempre hay una arcilla única dentro de un molde irreproducible.

 De la misma manera que la más prometedora de las obras del más brillante de los genios, no tiene lugar hasta que no pase por su más exigente y sensible trámite, el tamiz del broche final, la balanza de la vida.

Silvio con Guarapo, Santiago, Dos trovadores, dos éticas opuestasSilvio con Guarapo, Santiago, Dos trovadores, dos éticas opuestas

Silvio con Guarapo, Santiago, Dos trovadores, dos éticas opuestas

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¿Decidirá Cuba o el reguetón?

13 Julio 2017 , Escrito por martinguevara

En la Cuba que se adviene será inevitable en algún momento permitir la incursión de partidos políticos aunque más por aggiornamento y conveniencia que por presión interna, no la hay, lo cual  lejos de ser inocuo para los camajanes sexagenarios del poder hasta les puede granjear aire fresco y nuevos límites a la permanencia de los herederos.

El cubano de a pie está completamente al margen de la política participativa, real transformadora, le es ajena hasta el punto que ni la desea, ni forma parte de sus aspiraciones, sesenta años han dejado la sensación de que la “política” es algo en lo que no se participa de ninguna manera que no sea asintiendo las propuestas para ser aprobadas o vociferando contra los enemigos diseñados desde el poder. Y nada más. El resto es paisaje o mucha doble moral y pasada la hora del paripé, salir a meter el pecho para ganase la vida. 

En los años 70 y 80 casi nadie reivindicaba elecciones libres, la gente estaba interesada en mayor participación de los distintos actores sociales en las decisiones, en el plan artístico cultural, informativo, productivo, etc. sobre el fin de la década de los 80 más ligados al espíritu tibio de Glasnot Y Perestroika y los menos frugales y más conscientes estaban más en la línea de los cambios propuestos por Lech Walessa o Vaclav Havel.

 Con muchísimo menos que pedir elecciones libres desaparecías del mapa de tal manera que hasta la familia se contentaba con la versión de que de repente sin avisar a nadie ni recoger ropa ni despedirte, habías decidido irte a combatir a Angola y por eso regresaste en un cajón. Pero con nuestras tímidas reivindicaciones de la vida cotidiana a través de medios de expresión de descontento más que eficaces en la transformación de algo, las pequeñas rebeldías que nos podíamos permitir según el grado de conciencia, inconciencia o valor, si nos hubiesen dado el panorama actual cubano lo habríamos aprovechado infinitamente más que la población actual, habríamos leído los programas, nos habríamos enterado en las tertulias de poesía de  pintura, de que es cada asociación y que propone, quienes sus representantes, aunque fuese entre ron y semi conciertos de rock, o de la Novísima trova o de salsa, habríamos preguntado de que elementos se nutrían unos y  otros; pero hoy que en la inmensa mayoría de la población terminó fraguando el hipotálamo colectivo que se estaba cimentando, sencillamente les interesa un pepino.

Por un lado hasta parece sano, no aguantaban más adoctrinamiento y la ausencia total de esperanzas e ilusión como combustible para echar a andar  toda maquinaria social, una respuesta rotunda, de tan sioncronizada casi parece meditada y acordada en el subconsciente colectivo con alto grado de irreverencia abúlica, aunque no enfrentamiento al poder. Hace poco en un debate sobre el Che les decía a los amigos y los no tanto que discutían conmigo, que acaso la mayor de las venganzas que esté esgrimiendo la Nueva generación de jóvenes en Cuba, o sea aquél tan prefabricado deseado y cacareado Hombre Nuevo, sea que les importa un reverendo rábano cualquier cosa acerca del Che, Camilo, Mella, Guarapo, sus abuelas y todas sus parentelas.

Se les pone un altavoz a todo volumen que emane esos ensamblajes cubistas, ruidosos más que sonoros, que con una impertinencia hasta respetable se sirvieron de un  género genuino y precioso como el reggae para apadrinarse con un sucedáneo a si mismo y asaltar el resto de materia gris que quedaba con un sub meta género del peor de los gustos, y se les pone una pipa de un ron al lado de los cuales el alcoelite o la gualfarina que tomábamos en otros años de emergencia sería un elixir para sibaritas, y son felices.

Les da igual si se queda con Cuba Alejandro Tres pelos, Tony y sus vacilones, Mariela Omelette o Batman y Robin disfrazados por el revolucionario Lagerfeld.

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Asamblea

11 Julio 2017 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Relax

 

 

 

Terminaba una maratónica reunión del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, presidida por el Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, Presidente de Cuba, presidente del Partido Comunista de Cuba y del Buró político del Partido, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz (sepan disculpar si pasé por alto unos cuantos cargos más, pero es que se me empezaba a olvidar lo que quería escribir).

Antes de salir cada uno a la casa de su amante a bajarse su pomo de ron y lijar su pernil de jamón para disipar el agobio de seis horas de muela interminable, de una especie de Do sostenido del Comandante y la profunda, aunque secretísima depresión a que ello podía someter, la reunión exigía que todos votaran los puntos que se habían tocado durante los milenios que pareció durar el acto.

En el preciso instante, en que el genízaro de gesto adusto al referir su mirada al público y solícito al agacharse ante la escudriñadora vigilancia de Guarapo, invitó a levantar las manos a quienes estuviesen de acuerdo con las propuestas del Comandante, un asistente de una de las filas del medio, que había pasado aquél sucedáneo de “la eternidad”, aplaudiendo rabiosamente cada intervención divina, sintió una fuerte punzada que le recorrió desde el dedo pulgar e índice todo el brazo hasta la parte derecha del pecho, haciéndose particularmente insoportable el dolor en la base de la tetilla, el hombre hizo todo lo posible manteniendo el rictus impasible, como un maniquí de cera, por no torcer su gesto, no arruinar la fiesta de la pasión al Líder, al dios devorador del mal, hizo denodados esfuerzos por no emitir un quejido, ni siquiera un gruñido que pusiese sobre aviso a los asistentes vecinos de su asiento. Sólo si su esposa, sus hijos o su amante se encontrasen allí y le prestasen más atención a él que a Guarapo, habrían podido notar por la rigidez de las comisuras de sus labios, la palidez de su rostro y el agarrotamiento de sus dedos, que una parte suya reclamaba urgente auxilio al ánima de la discreción.

El genízaro, asombrado ante la insistencia del asistente en no alzar su mano dando a entender un voto negativo con su actitud, cosa que no había ocurrido jamás en décadas de reuniones, tuvo un rapto de suprema solidaridad, mostró un gesto en el límite de la lealtad y tras un prolongado silencio casi absoluto, roto únicamente por un flato del asombrado hermano achinado del monarca barbudo, se dignó a repetir al invitación por segunda y última vez, haciendo énfasis en ello, a votar la propuesta que como una bendición, bajaba en forma de lineamiento desde el trono Tropical.

El desconcertante y bravo asistente de la innovadora y pionera abstención, valeroso desacato de la sempiterna unanimidad revolucionaria, desoyó la invitación, ya presentaba signos de momificación, sus pantalones estaban mojados, las manos retorciéndose sobre las rodillas y su mirada perdida.

Entonces el genízaro, ya abandonando todo vestigio de complicidad con el inconsciente desgraciado, se dirigió directamente a él ante el escrutinio en el gesto de Guarapo y de su achinado hermano de vientre flojo, diciéndole:

-Compañero, ¿está votando usted en contra de los lineamientos de nuestro Comandante en Jefe?

-Agh- fue lo único que alcanzó a responder el temerario militante antes de balancearse hacia adelante y terminar cayendo de forma pesada sobre el suelo del teatro Karl Marx.

Sus vecinos de asiento conscientes de que tampoco era muy recomendable desvivirse por salvar a un presunto traidor, pero también impresionados ante la posibilidad de que todo pudiese acabar allí, lo socorrieron y animaron a los otros asistentes llamar a una ambulancia.

Unos días más tarde, el militante del Comité Central recuperó su salud y fue considerado definitivamente fuera de peligro por el infarto que había sufrido aquella fatídica tarde, cuando creyó que sería dado de alta del hospital, recibió la visita de un superior comunicándole que lamentablemente en el mundo se había difundido la noticia de que por primera vez, una medida del Comandante no había sido unánimemente respaldada por todo el Comité Central, y entonces desde el Buró Político se decidió,, que demasiado contemplativa e indulgente era la Revolución con elementos que la traicionaban de aquella manera vil y abyecta, pero no podían arrogarse el derecho que soberanamente le pertenecía al pueblo en nombre de sus dirigentes, perdonar semejante ultraje a los héroes, a los mártires de la revolución, al pueblo entero, por ende se lo envió a la Taiga rusa a cumplir veinte años de reclusión, empezando por construir el tren de Baikal Amur, siendo intercambiado por elemento ruso del PCUS que cortaría caña en la provincia de Oriente durante las horas de más sol por la misma cantidad de años, por haberse dormido en un acto de Leonid Ilich Brezhnev.

El cubano aguantó mucho frío pero a los pocos años llegaron la Perestoika y Glasnot y fue puesto en libertad, vagando durante algunos años por la Siberia en estado de enajenación mental, ingiriendo hielo con excrementos y bajándolo con vodka, hasta que una investigación periodística recuperó su curiosa historia y se convirtió de repente en un hito, en un ejemplo de las más altas cotas del coraje disidente, alternando premios y menciones con personalidades del tamaño de Lech Walessa y Vaclav Havel, en las principales convenciones internacionales de derechos humanos.

El ruso corrió una suerte menos afortunada, se cuenta que aún corta caña en algún área de castigo, pero que ni siquiera sus centinelas lo reconocen y saben diferenciarlo de los demás castigados autóctonos, ya achicharrado por el sol, sus ojos azules ennegrecidos por el hollín de la caña quemada, su idioma reducido  a sonidos guturales.

Los domingos, único día de descanso, el ruso y el cubano cada uno en su suerte,  se cubren de agua salada excremento y ron.

Asamblea
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