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El blog de martinguevara

Vosotras, las familiares

24 Octubre 2013 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Relax

 

Es otoño de un modo integral.
Llueve con parsimonia, las ventanas están cerradas, afuera hace fresco y dentro de la casa toda la atención se la llevan un sofá, dos puffs estratégicamente situados frente a las pantallas de las computadoras y los televisores, amenizado por un sonido zigzagueante.
Bajo la luz de las lámparas los hombres anticuados nos contorsionamos a un lado y a otro, buscando la mejor pose para que la luz vuelva a caer perfecta sobre las letras impresas en el papel, cada vez que pasamos de página libros y periódicos, los futuros hombres anticuados leen sobre tabletas electrónicas que no los obligan a ejercitar sus caderas.
Una mosca vuela ora acercándose ora dejando descansar al aire y a sus componentes de la omnipresencia de su zumbido. 

Durante el verano compartió otra casa. La de un hombre que había tenido un insomnio tan persistente que tras fracasados tratamientos y toneladas de pastillas, optó por mudarse unos cuantos husos horarios más allá de su hogar de procedencia. 
Y que mientras duró el tiempo del jet lag recuperó ese tono de adaptado social del que había acostumbrado a renegar; pero luego quedó atrapado en la nada.
En la mitad del océano que hay bajo la corteza, dentro de una nube de estruendo y polvo.

Ahora es  otoño y está en casa, afuera llueve y comienzan las muestras del frío que se avecina, casi todas las moscas y los mosquitos han pasado a mejor vida o se han resguardado en sus cuevas.
Pero esta persiste, ora entorpecida por la soledad en su mundo de moscas y mosquitos ora espoleada por la inminencia de la atonal eternidad,  bien por la calefacción o quizás por el fresco, pero se acerca y se aleja aún rauda y pertinaz después de rozar la oreja.
Me recuerda un capítulo de Breaking Bad  y un poema de Antonio Machado.

La casa aún sin ser grande le ofrece la posibilidad de volar por cualquier otro sitio. Por los baños, las habitaciones vacías, la cocina, por la sala, por los pasillos, pero parece estar más interesada en la interacción con el hombre que los perros. 
Está enamorada del oído, su amor es una daga, su felicidad un revólver caliente.

Es el terror de los tímpanos, el taladro de la paciencia.
Pero ha llegado hasta el otoño, ha enterrado a sus parientes, y ahora sólo quiere compartir un poco de TV, un rato de lectura y escamotear unos instantes de nuestra atención con los últimos zumbidos de su vuelo en zigzag.

 

“..Inevitables golosas, 
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas, 
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.”

 

 

 

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La jueza Baru buru budía

19 Octubre 2013 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Europa Aorta

 

 

Hace unos años Valeria me envió desde Buenos Aires una partida de nacimiento y una constancia de antecedentes penales que atestiguaban, una, que ya no era tan jovenzuelo como aparentaba y la otra que no había que preocuparse demasiado por ese agudo resquemor que parecía residir en los confines de mi mirada, ambos documentos me habían sido solicitados para completar un trámite de la Unión Europea y mi amiga se ocupó de la diligencia a la distancia.

Cuando me llegó el sobre con los papeles la llamé para decirle que estaba todo en orden y para darle las muchísimas gracias, entonces me dijo:

-¿ Te fijaste quién es el Juez que las firmó?

No había reparado en ello. Estaban firmados por la jueza Servini de Cubría, cuyo nombre ya en aquellos días era célebre en Argentina pero no fue hasta hace pocos meses atrás que su fama cruzó el charco y se instaló en la actualidad española, cuando cursó un pedido de extradición de cuatro torturadores de la dictadura franquista, para someterlos a la justicia argentina. Dos de ellos ya han fallecido y dos están aún vivos y con sus facultades intactas para ser procesados.

La justicia española tiene dos posibilidades ante la petición de la jueza argentina, una es acceder a su extradición y la otra es asumir su competencia y juzgar el mismo hecho en suelo español.

No es que se esperen grandes sorpresas toda vez que ya ha negado que los vaya a extraditar. Se podría decir que no se ha prodigado la justicia española en ayudar con esta finalidad a la justicia argentina.

Todos los delitos del franquismo han quedado impunes y en algunos casos hasta han sido glorificados más allá de la dictadura.

La semana pasada, el 12 de Octubre,  asistí a la inauguración de un monumento en la memoria de los 1511 cadáveres de personas de todo el país incluso cuatro argentinos y dos cubanos, que fueron arrojados a una fosa común en el cementerio de León tras ser asesinados en diferentes puntos de la provincia, donde por más de setenta años sus restos se revolvían inquietos, encimados, sin contar siquiera con una placa hasta ya pasado un tiempo prudente de la instauración de la democracia.

Lo más llamativo fue escuchar que en todos estos años, las asociaciones que se hicieron cargo del memorial  recibieron escasa ayuda desde la Diputación de León o el gobierno central, en comparación con las subvenciones que recibe la Fundación Francisco Franco.

El acto de congoja por los muertos en la Historia no encarna una reivindicación por los ideales o procederes de las víctimas, sino una posición frente a los métodos de divergencia, una contrición colectiva. Una sociedad que no repara los daños causados por las contingencias terribles de su Historia y no tiene la humildad de pedir perdón a las victimas por el dolor causado en nombre de las instituciones, difícilmente consiga cerrar las heridas y crecer en paz. Sea cual fuere la ideología de víctimas y verdugos. 

El fin no justifica el método.

Ni tampoco el homenaje y la muestra de respeto y de dolor por los padecimientos atravesados, legitima ideas. Ello debe evaluarse en el contexto adecuado, entre quienes continúen siendo depositarios ideológicos de la fé de los caídos.

En la amargura del alma del pariente humillado durante tantos años, lo que se reivindica no son los ideales de los muertos, sino los método para silenciarlos. La falta de respeto por la vida en general y por la humana en particular.

Aunque en este país la Historia fue muy contundente y constatable.

Se me hace difícil imaginar el paralelismo situado en alguno de los tres países de procedencia de los monstruos del apocalipsis europeo aparte de Franco: Alemania, Rusia e Italia. Donde si bien es cierto que cada circusntacia difería en muchos puntos y los cuatro dictadores fueron verdaderamente diferenciables, también lo es que aquello que los unió , lo hizo de tal modo, que es más que suficiente para agruparlos en un selecto conjunto que la Historia se haría un flaco favor en olvidar.

Hago el esfuerzo de suponer una Alemania donde durante éste último medio siglo, no hubiese sido sorprendente ver esvásticas flameando en estandartes, adornando ministerios, antiguos cuarteles, sin más resistencia institucional que la de algunos criticadísimos alcaldes demócratas que muy de vez en cuando se atreviesen a reemplazar el nombre de una Avenida Goebbels,  Göring o Priebke, por el de Avenida de la Constitución, Hannah Arendt o Bertolt Brecht, donde aún no hubiese  tenido lugar un manifiesto conjunto de condena del Nazismo por parte de todos los partidos políticos, la sociedad civil y militar, una Alemania que hubiese permitido el regreso de los judíos y comunistas, con la condición de que jamás se juzgase ni siquiera moralmente los hechos de los campos de concentración, del exterminio de los pueblos, de la Solución Final.

Aunque no me cueste demasiado imaginar a los alemanes obedeciendo a rajatabla la orden de la batalla en lugar de la actual directriz de paz, lo cierto es que los acontecimientos afortunadamente tomaron otros derroteros.

Nadie podría imaginar que en la Karl Platz de Viena no esté el recordatorio de las victimas del nazismo, donde funcionó la Gestapo.

Nadie puede imaginar a Liverpool, sin su mueso de la esclavitud reconociendo la brutalidad que no fue óbice para que el desarrollo económico propiciase el paso del colonialismo al capitalismo.

 Nadie puede imaginar una estatua de Stalin en la Plaza Roja actual, ni siquiera en la era de Brezhnev.

Y aunque ciertamente el aire de Berlusconi nos traiga reminiscencias de su estampa e impronta, tampoco nadie puede imaginar una Italia donde se permitiese venerar a Mussolini, así como una Rumania donde no se hubiese ajusticiado a Ceacescu, su Duce comunista.

Pero sí tenemos en España un Valle de los Caídos donde la ultraderecha universal puede ir a rendir tributo, a presentar sus respetos por los servicios brindados a la causa anti democrática a sus autores intelectuales y materiales allí enterados y glorificados, junto a miles de muertos prisioneros de las canteras a los cuales se les niega cualquier honor que destaque por encima de sus ejecutores.

Esto, que sería imposible de pensar en el resto de Europa, hoy mismo sería también difícil de encontrar en cualquier parte del mundo, si hasta Chile, con un ejército de carácter y espíritu prusiano y una población no demasiada desafecta al autoritarismo, incluso tiene 800 procesados por la represión en tiempos de Pinochet, con cifras muchísimo más modestas en cuanto a ejecuciones.

España es detrás de Kampuchea el segundo país con más cunetas y zanjas de asesinados del mundo, con una ventaja sobre su competidor inmediato, que en Kampuchea no se ha escatimado esfuerzo institucional para abrirlas y dar a conocer la Historia del país, buscando cerrar esa dolorosa herida, mientras que en España, cualquier juicio sobre el capítulo más terrible de su Historia, se encuentra bloqueado precisamente por quienes deberían garantizar su clarificación: el Estado.

 Las heridas y los fantasmas desean descansar y quedar atrás de una vez y por todas.

A nadie escapa que es sensiblemente más complicado invitar a pedir perdón y clemencia a los vencedores que a los vencidos.

Franco gobernó durante casi cuarenta años luego del golpe de Estado y la guerra, infundió el tipo de terror que queda casi impregnado en el ADN y sobre el final de su vida tuvo oportunidad de participar en la modernización del país, por lo cual hubo generaciones que aunque saben que existe algo muy tenebroso que desconocen con denuedo y que no quieren destapar para no tener de que avergonzarse, cierto es que vieron algo de luz en las postrimerías del franquismo, que los ha llevado a afirmar, junto a enormes dosis de cinismo, que la vida no era tan dura bajo el mandato del tío Paco, el mismo que jamás rompiera relaciones comerciales con Cuba.

Y es comprensible que precisamente por tratarse del vencedor, tanto las fuerzas proscritas de izquierdas, como los nacionalistas, y los mismos falangistas acordasen aceptar sus condiciones, para ingresar por primera vez en un sistema  de corte socialdemócrata. El hecho más feliz y acertado d ela Historia de España.

 Pero también lo es que quizás ha llegado el momento de aplicar algo más que un paño caliente de vez en cuando, antes de que fenezca el último agraviado por dichos horrores y el último de los responsables. Porque precisamente el respeto y la verdad, serán una amalgama indestructible para curar y fijar el proceso de crecimiento, la democracia y sobre todo la concordia.

En algún cajón en España se deben encontrar aquellos papeles firmados por la jueza Servini de Cubría que me fueron solicitados y que Valeria me envió.

Y aunque no se puede saber hasta que punto es viable la diligencia de la Jueza argentina, me gustaría pensar que como mínimo su voluntad de hacer justicia no tuviese menos crédito y validez que la que la propia justicia europea le dio como correspondía a su firma, cuando certificaba mi lugar y fecha de nacimiento y aquellos venturosa y casi vergonzosamente impecables antecedentes penales.

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Epílogo- Curiosidades de la ética

6 Octubre 2013 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Opinion crítica.

 

 

 

 

 

Señores, quiero permitirme sólo unas palabritas con respeto a todos, incluso a aquellos que me insultan sin faltas de ortografía! 
La época nos aleccionó a muchos seres humanos, de un lado de las ideologías y del otro. De tal manera la gente sigue arrojándose a la cara que el de su bando fue más violento que el del propio. Cuando en realidad lo que había era un modo de expresión que era la violencia. Por supuesto que era cierto que EEUU terminó el siglo XIX con la invasión a Cuba y empezó el XX invadiendo el resto de América Latina, eran los intereses imperialistas. Hasta ahí totalmente de acuerdo con todos los anti imperialistas del mundo. Pero desde el mismo momento en que justificamos la invasión a Checoslovaquia, a Hungría, a Afganistán por parte de la URSS o la injerencia en los temas de África del ejército cubano ya no estamos siendo serios en el anti imperialismo. 
Yo me reconozco pacifista hasta las últimas consecuencias, parta mi matar está mal en todos los casos. Las guerras masivas son las más criminales, los torturadores y represores, les siguen, y luego los asesinos y violentos en general, NADIE TIENE DERECHO A MATAR.
Ningún país, ningún ejército, ninguna ideología, ninguna persona. Me da igual si lo hace disfrazado de militar o de asesino en serie. Es un homicida. Siempre se puede decir NO, esa no es la solución. 
Comerse al caníbal no acaba con el canibalismo.
Antes que a los rebeldes de la Sierra Maestra critico a todos los que empuñaron armas para eliminar seres humanos, para torturar, para reprimir, para invadir. Pero seguidamente si estos aplicaron el mismo mal, la misma solución, que es la erradicación física del oponente, también es menester denunciar esto. Por el simple hecho de que esa solución no lleva a nada más que a futuro odio, a miedo permanente.
A lo largo de mi vida, como imagino la de todos más o menos,  pasé muchas necesidades, hambre, adicciones, carencias, y siempre busqué dentro de mi y fuera de mi silueta en la buena gente que fui encontrando por el camino como duendes, personas completamente desconocidas que me rodearon y me enseñaron principios, afecto y el valor de la lealtad. Toso eso estuvo siempre alejado del “Poder”, por suerte me dieron la espalda a la vez que se la di yo mismo. 
No nos queremos mutuamente.
Cuando empecé a andar el camino hacia arriba, el de la recomposición, fue una peregrinación en el desierto en cierta forma, pero en otra fue un paseo por un oasis de amor, del bien. Y sólo hace unos tres años, a raíz de conocer una persona increíble que debió abandonar Cuba muy pequeña por problemas familiares, sentí la misma historia pero en la otra cara de la moneda, 
Nos hicimos muy amigos y queríamos lo mismo, el bien para el mundo, para todas las personas, y sobre todo para Cuba. Ella tenía todos los motivos del mundo para odiar, y yo para odiar a los fascistas argentinos y latinoamericanos y desear que los maten. Pero sabemos que esa es precisamente la eternización del problema.
Tiene que haber otra manera más relacionada con nuestra condición humana para llegar a mejor puerto, que esos constantes baños de sangre para limpiar la penúltima sangre. 
Y entonces recuperé a mi tío, paradójicamente , yo que me había apartado de todo lo que tuviese que ver con prebendas a causa de ese parentesco, y que había ciertamente criticado mucho el uso de su figura, de sus escritos, de su obra. 
Y ya que en un momento su impronta recorrió mi humanidad de niño y adolescente para no dejarme crecer tranquilo, lo recuperé para contar eso.
Ahora bien, estoy de acuerdo con todos en que lo más importante que hay para decir es lo más propio de cada uno. Y eso en todo caso no tiene nada que ver con el Che, sino con las cosas que me conmueven.
Lo que ocurre es que casualmente, la parte que si valoro mucho de mi tío, como la de un personaje romántico aventurero solitario, era esa faceta de su juventud cuando era capaz de irse pro los caminos con su hermano Roberto contando sólo con catorce y doce años. 
Y luego como mientras hacía medicina, y no había militado en ningún partido político en una Argentina convulsa, interesado en la literatura, en la poesía, en la política como un filosofo, se va por los caminos a conocer, previo a la era Rock, como un rocker de Easy Rider o como James Dean, con su moto miles de kilómetros. desarrollando una sensibilidad muy solidaria en aquellos años. Escribiendo, descubriendo el exterior a la vez que el interior. 
Yo con eso sentí y siento un hermanamiento muy íntimo, por personalidad, por gustos, por sensibilidad de toda la vida, no por adiestramiento ideológico. Y con eso me quedo.

En cambio rechazo de plano todo lo que tenga relación con aquel temprano y aleccionador lema que "Pioneros por el comunismo seremos como el Che".
Coloquemos el típico cartelito de "Prohibido pisar el césped" y observemos la reacción de las sempiternas almas inquietas.

 

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