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El blog de martinguevara

Blues de William y Ludwig.

29 Febrero 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Argentina frizzante

 

 

Al poco de regresar a Buenos Aires,se me hacía pesada la relación familiar, y era lógico yo ya tenía veinte años, y mucha necesidad de vivir solo, de modo que me fui a una pensión del barrio de Flores, de habitaciones de madera noble y escaleras anchas, y una señora de  peinados y costumbres tan antiguas como reconfortantes que oficiaba como anfitriona solía repetir:  

_ "Todos tenemos algún defecto, no ocurre igual con las vitudes".  

Yo había decidido dejar de beber, y lo estaba cumpliendo sin ayuda de fármacos ni de grupos de apoyo. Debo decir que hasta la fecha llevaba tres años bebiendo al más alto nivel, pero mi cuerpo era joven y la afición aún no me había minado el físico de manera tal de no poder detenerla por un tiempo. Le pagaba por habitación y desayuno, pero todas las noches me traía una sopa o un sandwich, decía que yo le recordaba no sé que pariente, con elcual por lo visto se llevaba muy bien. Solía bloquear los bolsillos y destrabar la bragueta al escuchar cualquier elogio a mi persona, y sabe Dios devorador que entonces nada me habría gustado más, pero aquel no era el caso, al menos no sin mayor decoro en el cortejo. Guardaba apariencia antigua, pero no presentaba aspecto de vieja, su figura esbelta, la fuerza de su mirada y el sinuoso e impreciso talle de sus vestidos, dejaban presagiar sorpresas más bien agradables bajo aquellas prendas, aunque aquellos patitos solo navegaban sobre las aguas de mis lagunas mentales.
En aquel sitio después de las horas de trabajo, me sentía con una libertad inmensa, leí toda la obra de Shakespeare traducida al castellano en volúmenes de Ediciones Cubanas, bajo los títulos de Dramas históricos, Tragedias y Comedias, solo me dejé para más tarde los sonetos. Así fue que me enamoré para siempre de la literatura de Shakespeare, porque aún cuando había pasado tanto tiempo y procedía de un sitio tan disímil del mío culturalmente, hablaba con un lenguaje atemporal de los problemas universales, de los asuntos de todas las personas, que parecía escrito por un compatriota contemporáneo atravesano las ciudades y los campos con una mochila al hombro y observando todo a su paso, solo que de una calidad literaria que convertía en imposible esa contemporaneidad, porque solo había habido uno tan bueno y había escrito mucho tiempo atrás en la nubosa Inglaterra. 
En aquellos días compré mi primera walkman, era roja y me pasaba el tiempo libre con música en el oído y libros en la mano, le di un poco de descanso al rock para empezar a escuchar jazz, blues y música clásica. Me pasó con Beethoven lo mismo que con Shakespeare. La sopa de la anfitriona era realmente exquisita.
Mozart es para mi la belleza en las formas, la gracia , la variedad inagotable, el trino el gemido del orgasmo y el salto por la ventana de la morada de la adúltera; Bach sin embargo era el reposo, la belleza del contenido, el olfato, el tacto con el anverso de la mano, la caricia del aire tenue, la tibieza del sol comedido, la suavidad del terciopelo y el descanso en el cuello mullido, pero Beethoven era el toro, era el rayo, el trueno, la ola gigante de mis pesadillas y el barco inmenso de mis sueños, era el crepitar del fuego, la copula entera, la pelea a puñetazos, el galope, el disparo en la batalla, el petate del caminante silencioso, del hombre que asumía riesgos; también era el herido, el perdedor, el malquerido, el difamado, el desterrado, el borracho, Beethoven era un semidios veterano más sabio que el Dios Bach y más fuerte que el brillante arcángel Mozart.
 

Las sopas de la anciana, la madera de su casa en medio de mi abstinencia, las palabras de William y el piano de Ludwig, quedaron atrapados dentro de mi, no muy lejos de los blues, donde atesoro mis defectos favoritos.  

 

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Gamotran Camforte.

24 Febrero 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Opinion crítica.

 

 

 

  Hoy un amigo me llevó a preguntarme si me estaba olvidando de mencionar ciertas cosas en los intentos de reflexiones convertidos en artículos.

Mi amigo me dijo que coincide conmigo en muchas criticas que hago del sistema mal llamado revolucionario en Cuba, pero que lamenta que nunca mencione las políticas bien hechas, los logros que se alcanzaron, y que por supuesto en cincuenta años, fueron más de uno y de diferente tipo.

He pasado un mal rato sinceramente, porque lo primero que sentí, es algo similar a lo que desde ciertos sectores, ya no tan queridos como mi buen amigo, se me quiere hacer sentir desde siempre. Me embargó un vértigo por la posibilidad de estar equivocándome irreversiblemente.

Analicé un poco la jugada, y ello me llevó unos tormentosos aunque apasionantes malos sueños de una movida siesta, que me recordaron la niñez y adolescencia más que cualquier otra cosa, cuando no podía apoyar la cabeza en ningún lugar sin que me asaltase una gran variedad de pesadillas.  Volví a despertar y seguí analizando el partido. No llegué a ninguna conclusión aún, voy actuando según pienso, nutriendo los pensamientos según siento y voy actuando.

 

El bien y el mal se disuelven en distintas porciones de otros ingredientes menos categóricos, e incluso se mezclan e intercambian aspectos de sus personalidades , se socorren mutuamente.

Las concesiones que se vieron obligados a hacer,  aquellas que nos refriegan constantemente cuando solicitamos cualquier explicación sobre cualquier deficiencia, fueron hechas como contrapeso para que un grupo pudiese perpetuarse en el poder, como sustento de una teoría que les permitía el acceso a ese estado de las cosas.

Algo había que dar, y según se lo analice, al lo largo del tiempo se puede concluir en que fue mínimo, ya que se pasó a dejar un país que había ostentado altos índices de nivel de vida en casi todos los tópicos en que se lo mire, en lo que es hoy a causa de diferentes razones, que no son estrictamente de orden voluntaria. El espíritu paternalista de este totalitarismo, no contempla que su pueblo atraviese una situación de serias dificultades económicas.

Huelga decir, pero lo quiero dejar asentado, que las guerras, todas sin excepción, las penas de muertes, las torturas , y todos los abusos sobre las personas,  inocentes o no, me parecen reprobables, deleznables y están en el lado opuesto mi filosofía de vida.  Como decía un primo mío, en una  entrevista a un periodista "... usted no encontrará ni una sola persona en esta familia que le diga que está de acuerdo con la Guerra de Irak"  ni con esa ni con ninguna, el derramamiento de sangre solo consigue un dolor irreparable. O sea que cada vez que me han propuesto hacer algo público para hablar mal de las guerrillas porque matan, o de los paredones en Cuba, yo les aclaro que en la misma entrevista mencionaré las guerras, las bombas y los ejércitos imperialistas como igualmente terroristas que estos guerrilleros.

Entonces  cambia el tono de la propuesta y pasamos a otro compartimento de la charla.

Y entre los conocidos de izquierda extrema piensan que soy un reformista trasnochado, malamente europeizado, y que le hace el trabajo al enemigo, aunque desde luego no oportunista,  no tuve como ellos el don de la ubicuidad, siempre voy contracorriente de la moda, ahora que en Argentina gran parte de mis conocidos, por cierto muy criticos, ostentan buenos cargos, yo aún cuando no tengo opinión sobre aquel proceso, prefiero estar al margen de toda prebenda, en Cuba fui apestado mucho tiempo por lumpen y aquí, soy un opositor absoluto a toda la chamusquina que huele a franquismo, fascismo, reminiscencia de la Santa Inquisición, que está creciendo últimamente y nos está sumergiendo nuevamente en el oscurantismo tenebroso del medievo. Pero sin la virtud de la poesía  y la caballerosidad.

También soy poco apegado a las mieles del trabajo, a la seriedad y quizás algo charlatán.  Lo que es, es.

 

Los logros de que hacen gala los dirigentes cubanos y algunos defensores, de esos que mastican cada día jugosos asados que en el socialismo serían condenados por subversivos, son lo mínimo que le supongo y pido a la Revolución, porque por menos que eso, no hay debate: ¿por qué aguantar medio siglo de sistema dictando estrictamente lo que hay que hacer y pensar, y la escasez de todo, y no poder salir de la isla ni a pedir sal al vecino?

Y a continuación de ello ¿no es más perverso este chantaje emocional, que una sociedad que directamente se autoproclame fagocitadora de lo que nos dejemos fuera de nuestra cartera?.

Escribo sobre Cuba y sus "contradicciones" porque me resulta intelectualmente interesante, pero no leerán una palabra de mis escritos, acerca de la mala suerte que tuvo ese sistema con su hambre, ya que esa la considero solo una circunstancia, aunque muy perversa, y sobre la cual hay mucho que discutir, si es inevitable, o si cediendo poder se habría podido evitar, pero no aprovecharía jamás esa mala suerte para atacar las políticas perversas de la dirigencia cubana acusándoles de hambrear a su pueblo, ya que en la misma insidia,  haría perder fuerza a los verdaderos argumentos.

 Admito que la vida que me proporciona esta sociedad me tranquiliza, no me interesa en absoluto la riqueza, aunque sí la holgura . Admito que no vivo en la pobreza igual de feliz que en la opulencia, ni igualmente cómodo. Y a continuación digo que no puedo ayudar a nadie, ni participar en causa alguna si antes no me siento bien en la vida. El mundo lo empezaremos a mejorar no sin antes comenzar a ser sinceros con nosotros mismos y con los demás.

Desde hace mucho sueño con una sociedad donde no se suprima a ninguna sensibilidad, en incluso todas participen de los destinos de los gobiernos y las decisiones importantes, un sistema que contemple la posibilidad de que convivan politicas de la derecha, grosso modo las de finanzas y aparatos represivos o mal llamados de seguridad,  con las de de caracter social  como educación y salud diseñadas por la izquierda.

Es fin , culmino diciendo que quizás deje de escribir sobre el engaño de la generosidad de la Revolución socialista, cuando se admita que se hizo, como en casi todos los terrenos de la vida, lo que se pudo hacer, sin  arrogarse intenciones grandilocuentes ni soluciones trascendentales.

  No me alegra saber que hay nenes que se van a morir hoy por ncarecer de un plato de comida, pero soy de los que ha decidido y no sé si incorrecta y egoístamente vivir su vida en familia, intentando hacer lo mejor posible a mi alrededor, y hacer el bien en donde en realidad se pueda percibir, que irme de una vez y por todas a pasar el mismo hambre que ese niño, por vergüenza torera o cristiana, y morir igual que él. Nunca se sabe,  quizás un día lo haga, desde ya admito que está en algún lugar de mi hipotálamo, no dejo de ser un producto culposo de esta educación Judeo Cristiana, con sus pro y sus contra.

 

 El día que me vean muy preocupado por África, será desde una tribu, y no puedo jurar que eso no vaya a ocurrir jamás, aunque por ahora desde León, provincia de trato amable y generosas bandejas de manjares, le envío a mi  amigo y a mi gente en general este afectuoso saludo.

 

 

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Guarapo en Florida.

23 Febrero 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Cuba Opinión

 

 

 

 

             Dos cosas unen a los exiliados cubanos en Miami, una es la nacionalidad, y la otra es la poca gracia que les causa la sola mención de Fidel.

Los familiarizan estas características, pero no tienen muchos otros  denominadores comunes.

Creo que Miami resulta un prisma mucho más rico en matices para observar las características de las diferentes generaciones de cubanos que se han sucedido desde hace aproximadamente cincuenta años que la misma Habana.

De generaciones y clases sociales.

Los exiliados de la época del triunfo de la revolución, familiares de batistianos, hacendados, azucareros, son quienes reclaman además de mayor veteranía, más derechos a la hora de ser tomados como víctimas de Fidel, pero también en muchas ocasiones quienes menos mermados resultaron, por la pluralidad democrática de la sociedad norteamericana.

Luego están los exiliados de poco después, de los años sesenta, gran parte de ellos, personas ilusionadas en un principio con el cambio democrático que suponía la revolución, con el regreso a las reglas constitucionales, con algunos aportes en materia de justicia social, pero no de relaciones de producción. Desde alta y media burguesía, profesionales, propietarios de pequeños y medianos negocios prósperos. Dirigentes de partidos políticos, estudiantiles y sindicalistas. Incluso aquellos catorce mil niños conocidos como los Pedro Pan.

Hasta 1980, cuando se reedita otra gran diáspora, se fueron produciendo emigraciones por goteo aunque de importante cantidad de personas, impulsadas en su mayoría por el deseo de progreso económico, y de mayor libertad de expresión, ya se empezaban a ver elementos que habían participado activamente en la construcción del socialismo y que desencantados con los resultados deficientes elegían el destierro. Esta gente en su mayoría atravesaba el proceso del exilio o emigración en la más absoluta soledad e indefensión, pasaban años desde que solicitaban la salida hasta que les era concedida. Pasaban todo tipo de humillaciones y vejámenes realizando los eternos trámites correspondientes hasta el momento de subir en el avión. Ya consolidados los CDR, y sin su principal motivo que era vigilar la actividad contrarrevolucionaria, casi finalizados con el derrocamiento de los alzados de la sierra del Escambray, y la derrota de los invasores de Playa Girón, estos comités, además de los típicos chismes de barrio, se cebaban en vilipendiar a las familias que habían solicitado la salida y estaban en proceso de ser aceptados, se los marginaba, causando una gran división en la población entre personas que habían sostenido una relación de amistad, incluso de parentesco con ellos.

Los marielitos de 1980, fueron un fenómeno en Cuba y en Miami, en la isla porque se iban por primera vez en masa generaciones de personas formadas en la revolución, muchos que habían formado parte de las agrupaciones de masas revolucionarias, y que en algún momento habían participado de la efervescencia entusiasta que recorrió como una marea los cinco continentes. Y en Miami , porque por primea vez, sus compatriotas emigrados de antaño, recibían una tropa compuesta en gran parte por clase trabajadora, por primera vez un grueso importante de emigrantes de la raza afrocubana, con usos y costumbres clásicos de las clases proletarias de todo el mundo, prescindiendo del refinamiento y la sofisticación, para dar lugar a una sencillez e inocente gracia, lo suficientemente ocultadas por las primeras emigraciones cubanas en Miami, un tanto por la distancia social que los separaba, y otro tanto por la labor que les había llevado empezar a ser aceptados en los pantanos de Florida, como unos ciudadanos más.

Emigrantes de clase trabajadora desilusionados con la revolución que debió colmar sus expectativas de clase, pero no lo hizo, y en lugar de aprovechar este filón, el exilio aristocrático de Miami, los recibió con un entusiasmo menor que escaso.

Luego se fueron sucediendo otra vez por goteo los abandonos, hasta la crisis de los balseros, momento en el cual, quien no se quería de ir de Cuba eran casi exclusivamente los que ostentaban cargos de poder, y que por ende vivían opíparamente, 34000 balseros abandonaron la isla poniendo en altísimo riesgo sus vidas,  debido a una relajación de las normas de inmigración en las costas de Florida.

Después de ese flujo, se sucedieron hasta nuestros días los viajes sin retorno en busca de nuevos horizontes económicos pero sobre todo de libertad de elección y opinión. Así como a lo largo de todo el espectro, se sucedieron las salidas forzosas de presos politicos, una vez liberados, como de otros represaliados y de sus familiares.

Los motivos por los cuales cada una de las migraciones, rechazan a la revolución y a su líder máximo, varían desde la acérrima enemistad como es el caso de los primeros exiliados, hasta la abulia frente a la politización y doble moral extrema, del lenguaje y de la vida cotidiana dentro de los límites de isla, pasando por la objeción de conciencia de verdaderos revolucionarios que sintieron que la dirigencia los habían traicionado en todos los terrenos.

El reto será como harán para convivir en respeto mutuo esas diferentes susceptibilidades, percepciones de la política, de la sociedad, de la tolerancia, de la cultura, de los valores, en fin ese enorme Babel con idéntica lengua, cuyo sitio natural en una sociedad normal habrían sido tierras cubanas, pero que actualmente convive sin mayores contratiempos en un país que les ha brindado su apoyo, todo hay que decirlo, gracias también a la conveniencia de este en promover actos que desprestigiasen a una ya insalvable revolución.

La revolución cometió errores y ultrajes en su trato a todas las migraciones, incluso a la primerísima que escapaba de la justicia.

Para un demócrata pacifista, los fusilamientos merecen la más categórica reprobación, incuso aquellos de los más execrables torturadores, de los asesinos que arrancaron las uñas y la piel de estudiantes universitarios, de valientes trabajadores de la CNOC primero y luego la CTC de Lázaro Peña, de comunistas de Mella, de ortodoxos de Chibás, de  militantes del PSP, y de todos los demócratas y gente de bien, que se oponía al nivel de corrupción y violencia existente en la época de Batista. Pienso que en el mismo momento en que se creyó combatir el mal usándolo del mismo modo, como la ley del talión, no solo no se repuso un crimen anterior, sino que en el mismo sitio donde antes existía un abuso cometido por la violencia institucional, pasó a haber dos. Lavar la sangre con sangre es multiplicar por dos su derramamiento,  además de lágrimas, de bilis y de otros líquidos que en honor al decoro, huelga mencionar.  

A todos los exiliados sin excepción, se los trató de gusanos, de anticubanos, como si existiese el copyright de la esencia cubana ligada a una ideología, y se les impidió ver nuevamente a sus parientes y amistades, a sus barrios, en fin, a su país. Ese cordón cual umbilical une a las diferentes migraciones.

Tendrán un arduo trabajo para ponerse de acuerdo, en que ninguna posee el don de la verdad, por ende el bastón de mando debe ser de todos, debe ser compartido. Cada época de emigración tuvo sus características, unos han sido más aguerridos militantes anticomunistas, otros al contrario, y lo que le reprobaban a Fidel fue la traición los principios básicos de la igualdad en el pueblo que propone el comunismo, a otros como al abajo firmante, formaban parte de la generación que no soportan en sus vidas, más bajadas de línea, más teques, más cuentos políticos, ni militancias de ningún tipo, que solo quieren que se los deje hacer sus vidas tranquilos sin decirles lo que deben pensar ni hacer. Una generación que les dice a los políticos: ¿Quieres hacerme un bien? Olvídate que existo.

Ahora les tocará a ellos, los emigrantes, los desterrados, con toda su mochila de conocimientos y experiencias,  demostrar si en estos cincuenta años aprendieron la lección de la tolerancia. Gente que conviven como un gran conjunto, y sin embargo en condiciones naturales habrían sido clases antagónicas, habrían supuesto los empleadores y empleados, gobernadores y gobernados.

Al final, aunque no en suelo cubano, la revolución consiguió hacer desaparecer los antagonismos de clases.

No harían mal en practicar allí donde se encuentren, porque quizás más pronto que tarde, tengan la oportunidad, ineludible, de llevar a cabo todo lo aprendido.

 

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El arpa.

21 Febrero 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Relax

 

 

 

Hace poco vi un programa de televisión, en el cual un científico le  preguntaba a otro si creía que el arte es patrimonio exclusivo del hombre, a partir del hecho de que unas aves neozelandesas, creaban unas figuras con pétalos de flores para atraer a sus parejas.

Quizás lo que para nosotros se consiguiese conformar en una obra de arte, para el pájaro no lo fuese del todo, y estuviese más relacionado con el apareamiento, o el simple gozo de la cópula. Lo cual no descarta otro aspecto, quizás más sorprendente, relacionado también o más aún con la superioridad animal.

La noción del Yo.

Tanto el pájaro austral que llena de pétalos el suelo para seducir a una pareja, como el pavo real cuando se pasea con su abanico de colores, recrean  y barnizan la realidad, pero con una finalidad de carácter útil,  lo cual los aleja del arte, el complejo hecho de la expresión de lo intangible, de lo posible pero irreal, de lo veraz improbable, no predomina frente a la utilidad, sin embargo la manifestación de la individualidad, de la distinción personal, sitúa el hecho en un escalón también generalmente reservado a los humanos.

 El conocimiento del Yo y el deseo de ser elegido gracias a elementos que modifican el parecer del otro, que transforman la percepción de su persona, nos pone en presencia de un fenómeno tanto o más sorprendente de inteligencia de esos pájaros que el conocimiento del arte.

El pájaro no solo es capaz de decirle a su pretendida: _ Mirame, yo soy distinto de este otro- sino que además le dice: Mirame, yo soy distinto de mi mismo, ya tendrás tiempo de constatar mis verdaderos bríos, de calibrar mi calado real, mientras , deja tu imaginación volar, cariño-

Los grupos de monos no se andan con las florituras de los pavos reales para aparearse, más bien tiran de la fuerza para demostrar con quien conviene tener la fiesta en paz.

¿Explica esto de por sí que es más evolucionado el uso de la fuerza que el arte de la seducción para el apareamiento?. Desde luego la naturaleza así parece sugerirlo.

El hombre no prescinde de ninguna de ambas, se viste, se pinta, se nutre de elementos atractivos alrededor, se pone casas que enamoren, perfumes que atraigan, pero llegado el caso se muestra un tanto hosco cuando la democrática actitud de los pájaros neozelandeses no surten el efecto perseguido, y se lanza con una propuesta menos sagaz  aunque  más atrevida:

-Se acabaron las tonterías, dame lo que quiero o te las verás conmigo.

¿Será que la calma necesaria para llevar hasta sus últimas consecuencias la actitud civilizada, democrática, pacifica, constructiva para alcanzar una sociedad mejor, un mundo que prescinda de prácticas violentas, de reacciones que a todos nos involucran perjudicándonos, en tanto destruyen la concordia y la armonía, debemos rescatarla de algún tramo perdido de la evolución, en que sucedió la transformación no ya del mono en hombre, sino del ave neozelandesa en mono?

O si la característica de suprimir al prójimo, ganarle en la contienda, comprarlo o atemorizarlo, que precede en el desarrollo de las especies y las relaciones, a la seducción, se impuso como prioritaria en las especies más desarrolladas en el uso cotidiano, para preferir sojuzgar a persuadir, gracias a su eficacia inmediata y porque en definitiva la violencia, la usurpación, la conquista sean acaso impulsos más inherentes a la especie humana que la respetuosa espera de la elección del otro.

Al humano, animal que debió abandonar el limbo para luchar contra los caprichos del medio ambiente, no será fácil convencerlo de que para obtener un mundo feliz, lo mejor será usar los medios cordiales, amables y gratos, aún a riesgo de quedarse con la boca aguada.

Pero una vez lo hayamos hecho, habremos logrado alcanzar en sabiduría a tan proverbiales aves incluso superarlas, siempre que no se consiga demostrar que además, disfrutan del arte como enanos.

 

 

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Granutela Beluria.

18 Febrero 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Cuba flash.

 

 

 

-En Cuba no tenemos libertad de prensa ni de expresión- le respondía Fidel Castro a Barbara Walters, en la primera entrevista que mantuvieron durante la década de los 70. Más recientemente Walters repitió la experiencia de entrevistarlo, pero ya con la URSS caída, el comandante no fue tan altanero en su reivindicación de la intolerancia, intentó explicarse mejor, aunque con similar resultado.

Durante los años en que viví en Cuba Fidel solo concedía entrevistas a periodistas extranjeros. Es una característica que mantiene desde ha tiempo, ya en la Sierra Maestra prefería desplegar sus encantos histriónicos frente a los cronistas  foráneos, norteamericanos de ser posible, como cuando para sacar de dudas a sus admiradores estadounidenses sobre su estado de forma, concedió una entrevista a Herbert L. Matthews ,  en lugar de a un periodista cubano.

Errol Flynn el famoso actor de películas de Hollywood, llegó a sentirse atraído por la mística revolucionaria, y visitó a los rebeldes en sus campamentos. Fidel trabó amistad con él y sostuvo charlas  con  fines propagandísticos. Pero no profesaba ese nivel de simpatía por ningún periodista ni artista de la escena nacional.

El propio Che Guevara,  a través Radio Rebelde, creada por él, atendió a periodistas cubanos que el jefe máximo no deseaba atender.

En los años recientes he podido apreciar, que ha sido entrevistado en más de una ocasión, en un  programa de televisión que se desarrolló en la última década, pero sin el más minimo incomodo para el mandatario, no creo que criatura alguna se atreva a llamar periodismo, a ese ejercicio de obsecuencia límite.

En una ocasión pude ver a su conductor entrevistandolo, agachado, esbozando la sonrisa que cualquiera pagaría por esconder, una mueca de servilismo indescriptiblemente patética. No tengo nada contra ese trabajador de la información, valoro en su justa medida su trabajo al frente de aquel programa, La  mesa redonda, el cual resulta dificil de ver completo, desde la pluralidad de las sociedades injustas, pero de libre opinión. 

Luego fue Frei Betto, un fraile dominico brasileño , que escribió un libro  sobre Fidel y la religión, donde a pesar de haber fustigado de mil maneras a todos los religiosos en la isla, el comandante se permitió hacer una loa de la educación de los Jesuitas. Yo, no estando seguro de la evolución ni de la creación,  pero siendo preferentemente ateo, no daba pábulo a lo que oía. 

 Más tarde leí un libro de Tad Szulc, periodista de origen polaco, nacionalizado norteamericano, el cual es el mejor de los documentos que he leído, sin trazos sentimentales en él, netamente descriptivos y documentales. El libro es una serie de extensas entrevistas concedidas al periodista en La Habana, mientras cualquier periodista cubano se relamía por la milésima de lo que le había dado al bueno de Tad.

Incluso María Schriver, del clan Kennedy, le hizo una melosa entrevista en 1988, donde él declaraba que el poder lo vivía no sin pesadumbre, ya que su deseo oculto, eternamente postergado , era sentarse a tomar un helado en una esquina, tal como lo comentó alguna vez, Gabriel García Márquez.  Otro que carecía de carnet de identidad azul, al que dedicaba horas de entrevistas y charlas. Aunque este, extrañamente,  no era norteamericano como Oliver Stone, a quien concedió una larga entrevista filmada, que constituye una conocida pelicula comercial.

Pareciese haberle asistido una fascinación inicial con Estados Unidos que en algún punto hubiese sufrido una sensible quiebra, tal como revelan sus continuadas visitas a ese país cuando era joven, en detrimento de cualquier país socialista o del tercer mundo, y su inclinación a sentirse refrendado, en el respeto de los profesionales, gobernantes, o artistas de aquel  país, pretendidamente enemigo.

Ernest Hemingway, tras su enfática determinación, dejó claro que lno fue mutua la admiración y devoción de Fidel hacia su literatura y fama de aventurero,  si bien tuvo una simpática respuesta en los primeros días de la revolución.

Recientemente,  se presentó un libro de sus memorias, donde se pudo ver a Fidel, en una denodada lucha por terminar alguna de las frases que a duras penas comenzaba, mediante titubeos, preguntas difusas, peticiones de aclaraciones absurdas, y toda suerte de incoherencias, no hago una chanza sobre un ser senil, les dejo a ellos las burlas sobre los defectos de las personas, a las que quieren desautorizar. Opino que pudieron resultar patéticas, las seis horas que duró la ponencia, con la totalidad de las personas asistentes,  asintiendo con la cabeza a cuanta incoherencia saliese de la humanidad ya reducida, del amortizado geronte. 

Un periodista acreditado al acto, cubano, debió soportar estoicamente, durante diecisiete minutos,  con una sonrisa pétrea, que con toda probabilidad, le causó primero dolores en las comisuras de los labios, para culminar adormeciéndoselos, de tal manera que cuando Fidel dio por bueno el fin de la  respuesta, el hombre se sentó con la cara idénticamente igual que como la había sostenido durante el período de balbuceos, en que no se movió ni una mosca. Y lo más probable es que con ese rictus lo haya encontrado su familia al arribo a su hogar, para mantener alejada toda sospecha de la más mínima diferencia de criterio con el comandante.

 Desde afuera resulta fácil criticar, y sé que es un universo de dificultades, tan solo percatarse de lo bajo que se llega a caer con esa actitud. Cuando alguien crece en aquella sociedad, donde ese hombre - simbolo, lo significa todo, desde la virtud, hasta la última palabra sobre el destino de los hombres, de todos  los hombres que allí habitan, resulta dificil discernir entre que es instinto de conservación y que es adoración ritual.  En cualquier caso no resulta una situación envidiable.

 

Hoy el país espera impaciente la visita del Papa Benedicto. La feligresía cubana en altísimo crecimiento, no solo en comparación con la época en que era más que recomendable ser marxista y ateo, sino en comparación también con era pre revolucionaria, se aviene a un halo de esperanza, con respecto de la cual me permito mantener mis reservas.

¿ Cuales serán las de Fidel?

¿Sentirá en los confines de su vida, cargada de acontecimientos que confesar, la llamada del sentimiento religioso tal como lo asegura su hija Alina desde Miami? ¿querrá limpiar el camino, atravesado de maleza para una eventual entrada en el paraíso?.

¿O hará movimientos, una vez más de agilidad maquiavélica incomparable, para situarse entre quienes hasta hace poco eran sus enconados enemigos?.

De lo que sí estoy convencido es que cualquier cosa que termine decidiendo, no eligirá un prelado compatriota, será ejecutada  a través de un interlocutor extranjero. Tanto como lo puede ser un Papa alemán no demasiado familiarizado con el comunismo científico ni la dictadura del proletariado, aunque sí como Fidel, conocedor de las excelencias de la buena mesa, de los tronos duraderos, y de los excelentes vinos que ayudan a cerrar los tratos más ventajosos.

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