Impudicia senil.
Petar salió por la puerta delantera de la tienda con una bolsa en cada mano. Chucho lo esperaba en la acera de enfrente y comenzaron a caminar en la misma dirección con la avenida mediante. El búlgaro cruzó la calle y pasó frente al museo Napoleónico y en la facultad de Filosofía Chucho lo estaba esperando bajo la sombra de un framboyán, le preguntó si había podido comprar todo, Petar asintió y le dio las bolsas, Chucho miró hacia los lados y luego metió la mano en el bolsillo , antes de que la extrajese salieron de detrás de los arbustos dos hombres vestidos de civil que se abalanzaron de inmediato sobre él y lo redujeron, mientras que al búlgaro le pidieron con modales más atenuados que permaneciese en el mismo sitio.
Súbitamente llegaron dos hombres más, uniformados de policías, y después de intercambiar algunas directrices procedieron a llevarse a los dos muchachos y a las dos bolsas de compras a la comisaría de Zapata y C.
A las dos horas salió por la escalera de la puerta principal hacia la calle, el ciudadano búlgaro que vivía en La Habana porque el padre estaba destinado como técnico extranjero en la isla. Chucho no salió.
Al menos no a la calle. A los seis días fue expelido rumbo a la prisión del combinado del Este, donde esperó juicio durante seis meses por posesión ilegal de divisas. Al final pasó cuatro años preso, se le sumó a la posesión de divisas, el comercio ilegal de ropa.
Cuando llevaba dos años de escarnios, soportando una vida que no estaba hecha para su delicadeza, regida por verdaderos delincuentes que no dudaban en clavar todos y cada uno de sus objetos puntiagudos en lo que se terciase, el gobierno del Partido anunció que entraba en vigor la nueva ley que despenalizaba la posesión de divisas para los cubanos. E incluso se les permitiría entrar a comprar en las tiendas para turistas , las que de hecho vivían de las compras ilegales ya que los turistas solían arribar a Cuba con su cupo de blue jeans cubiertos, eran poco frecuentes los que visitaban la isla para retornar a sus países con suvenires como ventiladores, tocadiscos, camisetas de brillo o chancletas color fucsia refulgente en cantidades generosas.
A Chucho ni le avisaron los guardias mientras lavaba los calzoncillos de uno de los guapos de la galera en que estaba, ni cuando acudió esa tarde a la enfermería a curar el agujero que le habían ocasionado en su nalga derecha con una chaveta por no dejarse abusar los primeros días por un grupo de violadores.
Se enteró por los rumores.
Entonces esperó feliz a su abogado con el cual tenía visita en breve, para preguntarle cuando saldría de aquel agujero al que había entrado solo por querer vender unos camisetas y unos vaqueros entre los vecinos para ganarse unos pesos y de paso mantener contento al vecindario, pero casi le da el mismo soponcio que le dio el caluroso día en que el Juez dicto la sentencia de cuatro años de prisión, el abogado le dijo que la ley no era con carácter retroactivo, le comunicó que debía cumplir los años que le quedaban.
Esa noche Chucho se hizo un tajo en su muñeca perpendicular en sentido de las venas, lo que le impidió morir, a partir de entonces debería ir a curarse otro agujero más a la enfermería, pero la oquedad que le infligieron en su vida no había enfermero, médico ni brujo que lograse alivianarlo.
Al ver como se desdice de la teoría de la evolución, del comunismo científico, del ostracismo a los religiosos practicantes y a los que no fuesen estrictamente marxistas, al mismo dictador que sostenía aquella ley caprichosa por la cual fueron presos muchos cubanos que querían lucir un pantalón diferente de la estética soviética o china, el que de la noche a la mañana cambió su propia ley , despenalizando y beatificando los dólares para sus amigos dirigentes, no solo sin indemnizar a los damnificados como Chucho sino sin liberarlos con indultos o amnistías y ni siquiera hacer un mea culpa admitiendo la extrema crueldad de aquella disposición caprichosa, además de ocasionarme arcadas por lo inasimilable e inasumible de su actitud en materia de vergüenza y decoro, reclamo que ese ser dé cuentas públicamente, ya no solo por el dolor causado sino por la evidencia de que estos caprichos eran producto de una falta total de escrúpulos para mantenerse en el poder, prueba de que en dicha crueldad no concurría ni siquiera la convicción del malvado en el mal, sino la del oportunista en la ocasión.
Al no ser feligrés, desconozco que pretende la iglesia Católica poseedora de un hegemónico poder milenario al simpatizar con un régimen que ostenta un poder sensiblemente menor y en decadencia, pero que paradójicamente aún despierta simpatías entre los desposeídos por una suerte de perverso proselitismo.
Pero pienso que de una vez y por todas debemos manifestarnos sin ambages, sin dobleces , sin discursos por duplicado, sin medias tintas, y decir que una dictadura es una aberración aunque se disfrace de angelical, de solidaria, de paternalista.
No se la defiende, no se la apaña, no se la justifica, solo cabe condenarla o ser su cómplice.
Colegas.
Dos amigos que aún no se conocían y no obstante se querían, se encuentran bajo la copa de una Palma Real.
_Tenía que haberte conocido antes, que cachondo eres. Y dime un poco, el machismo como lo llevan ustedes?.
_ Nada, igual que tú decimos que todas las personas somos iguales , pero aquí solo mandan hombres, perdón, un hombre: Yo.
_ Qué bueno , igual que yo. Y que bien se lo han montado ustedes durante dos mil años para no dejar escapar ni un gramo de oro, ni un ápice de poder, ¿no?, está bueno eso de llamarnos adalides de la paz después de haber sembrado tanta destrucción. Siempre hay idiotas dispuestos a creernos ,¿no es cierto?.
_ Claro, tú si que eres un bromista. Adalides de la paz, eso está bueno, y lo mejor es cuando decimos que somos los abanderados de los pobres, ( Risas)
_ ( Risas profusas)
_Eso de los pobres nosotros lo venimos diciendo desde hace milenios y yo no sé si recuerdo haber visto uno cuando pequeño.
_ Igual que yo , el hijo de alguna criada, bueno, no nos pasemos, todos esos gandules que se apelotonan para vernos cada vez que salimos a decir lo primero que se nos ocurre, esos son pobres, la verdad es que muy pobres.
_ Tienes razón. Que cachondo eres, toda la vida quise ser como tú.
_ Anda, que tipo tan original! Y yo como ustedes. Es verdad que yo empecé antes que tú, pero mi estirpe recién se instala conmigo, en cambio ustedes llevan todo el tiempo que quieran, como me gustaría que dentro de dos mil años mis partidarios se elijiesen entre ellos, todos vestidos como yo, de verde y con barba. O con chándal.
_ Ahora no estás de verde ni de chándal.
_ Es que ahora estoy de católico, tú sabes yo soy marxista de Groucho Marx, mi dicho es: ¡ Estos son mis principios; y si no le parecen bien no se preocupe, tengo otros!.
( Estridentes carcajadas de ambos)
_ Es verdad que tienes esa costumbre de cambiar a cada rato de vereda, que si ortodoxo, que si martiano, que si peronista, que si demócrata, que si marxista, que si guerrillero, que si dictador estalinista, que si religioso, que si guevarista, que si maoísta, que si europeísta, que si Juan Pablista, que si ecologista, que si internacionalista intervencionista militar primero y luego que si pacifista, que si chavista y ahora papista otra vez, ¿ cómo es posible? ¡ has sido más cosas que Dios!, y es verdad que aunque parezca que cambias mucho no cambias nada, siempre el mismo bribón ahí atornillado al sillón, ¿es para distraer?, es una táctica brillante, ¿ me la podrías enseñar?. Aunque yo no la podría usar yo tengo que ser siempre igual, prohibir los preservativos , sin importar que mueran millones de SIDA, negar el aborto y condenar a las niñas abusadas, ocultar la pedofilia de los colegas, pero eso sí: condenar la homosexualidad. Aunque tú con lo de la homosexualidad me ganaste, hiciste campos de concentración para ellos, las UMAP que personaje! ¡Teníamos que habernos conocido antes!.
_ Pero ¿ alguna vez te has creído algo de lo que has dicho?
_ No hombre, no. Vamos a ver, un cura y un revolucionario comunista tal vez si que tengan diferencias, pero ¿ tú yo ?, por favor amigo, nosotros somos la misma cosa, somos los que coordinamos, los que cortamos el pastel.
_ Bueno, la verdad es que de ti debía haber aprendido como es eso de ser siempre igual y conservar el poder, de no cambiar de cuento, de hadas ni de príncipes, no sabes la cantidad de amenazas que me tengo que inventar a cada rato para tener a la gilada belicosa.
_ Bueno, no es mérito mío es una larga tradición, en cambio tu medio siglo, renuente a abandonar la vida, en eso somos iguales, tú todo el tiempo hablando del valor en la lucha de Patria O Muerte, de la batalla, y al final usas quinientas personas como guardaespaldas, y te haces traer hasta una eminencia de España para no morir. Como nos gusta la vida, no hay nada como estar en el sillón ¿no?. Y yo igual, todo el día hablando del más allá pero no me quiero ir de esta ni loco, se está demasiado a gustito aquí, no sabes como, y donde vivo, es una auténtica delicia. Tu casa será grande pero la mía, llena de arte de todos los maestros, enorme, valorada en más del dinero que existe hoy, con lo que tengo yo comerían veinte planetas como este, todo el mundo durante la eternidad. Ay amigo, lo único que a veces me da un poquito de cosa es que si Jesús existiese, por más misericordioso que fuese nos colgaba del árbol más alto. Pero al menos me queda el consuelo de que los gustos que nos damos son de record Guiness.
_ No te hagas ilusiones, es verdad que tu casa vale más que la mía, puede que yo no tenga un Miguel Angel pintado en el techo, pero mi casa es más grande, y tengo más sirvientes, toda esta isla es mía y sus habitante son mis peones torres y alfiles y mi hermano es la Dama; a los caballos me los cargué a todos, es que ¿ sabes? se mueven en el tablero de manera muy peligrosa!
_ Cuanta razón tienes, nosotros a cada rato hacemos lo mismo, hasta en el papado lo hemos tenido que hacer, con eso te lo digo todo!.Bueno, venga ese abrazo caribeño, tú, tú, tú sí que eres bueno.
_Nada, viejo lobo de mar como tú no hay nadie, y de gustitos picantes mejor ni hablamos, es que somos la Hostia!
_ Para la próxima nos contamos nuestras historias de milicianas y monaguillos.
_ Ojalá mi querido, la verdad es que te admiro mucho , pero ya sabes, cada vez me dura menos la convicción del momento, el año que viene vaya a saber en que andaré, con reyes, con marajás, con Gurúes o quizás si se tercia, hasta con Dioses.
_ ¡ Hereje!
_ ¡ Blasfemo!
_¡ Ese abrazo!
Y se fundieron el uno con el otro como una unidad, para siempre jamás.
Palabra de honor de viejos escorpiones.
El Che español.
El Che no era español-
Existen múltiples razones por las cuales resulta curioso que este personaje no tenga mayor relevancia en la izquierda de este país.
El Che era de descendencia española entre otras y sin embargo no se reclama autoría por parte de los españoles, siendo que tienen una de las polarizaciones ideológicas más enconadas en la vida política europea. La izquierda y la derecha tienen muy marcados rasgos identitarios en sus figuras fetiches, en sus pasiones e idolatrías.
Por ello resulta extraño que en España la figura del Che no revista mayor importancia, no esté rodeada de polémica, de partidarios y detractores.
Durante los años en que se desarrollaron las diferentes guerrillas guevaristas y crecía la fama del Che alrededor del mundo, así como cuando tuvo lugar su captura y muerte, y los años que le siguieron con el desarrollo de la mística revolucionaria unida a su imagen, España permanecía gobernada por una de las dictaduras más anticomunistas que ha habido en la Tierra, donde se liquidó todo lo que tuviese una extracción ideológica cercana al marxismo, a través de la privación de la vida, de la libertad o del destierro.
No existió la posibilidad mediática de desarrollar una simpatía hacia la figura del Che una vez muerto, como en el resto de Europa occidental tanto por los comunistas clásicos como por los eurocomunistas críticos de la URSS, que encontraban en él un ejemplo de cómo se marginaba del poder a quien manifestase las diferencias con el imperio del Bien Proletario. Ni la antipatía de los sectores de izquierda que rechazaban de plano la utilización de la violencia. No existía la libertad de prensa y de publicación para extenderse en la adoración pública o el rechazo de la encarnación del hombre nuevo.
Pero considero que aún concurría una razón de mayor peso para explicar el escaso entusiasmo en la adopción del Che como ídolo de la izquierda.
España, que desgraciadamente es un país que conoció varios momentos históricos en que se impuso la injusticia a través de la brutalidad, había entrado a su mayor período de oscurantismo en la Historia moderna, a través de una guerra fratricida que la llevó a lamentar la friolera de más de medio millón de vidas perdidas, tras la suma de los muertos por combates y la represión posterior a los vencidos. Esta circunstancia sumada a que los vencedores gobernaron con mano recia los restantes casi cuarenta años de dictadura, dejó una resaca en el subconsciente colectivo por la cual toda manifestación de la violencia fue y es enérgicamente rechazada en los años posteriores a la muerte del dictador y en el retorno de la vida constitucional.
Ni siquiera el Partido Comunista suele llevar entre sus banderas la famosa cara sombreada del Che en las manifestaciones. Incluso son contados los más nostálgicos, que hoy realzan los bustos de Marx Lenin o La pasionaria.
El retorno a la paz en España era mucho más importante que la instauración de cualquiera de los eufemismos para denominar a un tipo de gobierno, y el arribo a la vida democrática era mucho más importante para el Partido Obrero Socialista Español, e incluso para ciertos sectores de la izquierda más radical, que una dictadura del proletariado, que una sociedad de fuertes antagonismos.
El mayo del ’68 francés se ajustaba más a los intereses de la izquierda española que el Patria o muerte venceremos de la guerrilla guevarista.
El deseo de poder vivir como ciudadanos franceses o suecos ocupaba más espacio en el imaginario de los dirigentes progresistas españoles que retornar a discusiones ideológicas que habían ocasionado un poso amargo de separación, odio y dolor.
Los encargados de introducir al país en la modernidad europea no ondeaban efigies del Che Lenin ni Mao. Ni siquiera de Trotsky Gramsci o Bakunin, sino que pretendieron la conquista del poder a través del simbolo de la rosa, de su persuasión y de las evocaciones hedonistas que su color y simbología sugieren.
De ese modo en el país más atrasado de Europa occidental se daba la izquierda más desarrollada, más avanzada, alejada de todo deseo de derramamiento de sangre, quizás la más militante contra los extremismos, empezando por condenar los de la propias filas trasnochadas.
Se puede asegurar que la fuerza llamada socialista en España modernizó el país depositandolo en una economía pujante en Europa, de tipo capitalista con importantes contrapesos de beneficios sociales. En cuanto a lo económico la izquierda se situó en favorecer el desarrollo capitalista con intervención del Estado, pero en España la derecha no hacía lo contrario, la intervención estatal en la época del franquismo era casi hegemonica. Y en lo social, la izquierda socialista ha sido la fuerza que estableció un claro limite con las relaciones de producción de tipo feudales que persistían en el país impulsandolo no hacia una economía planificada quinquenalmente donde los medios de producción perteneciesen al estado, sino intentando alcanzar el desarrollo capitalista que se disfrutaba en el área.
Si despojamos la realidad de discursos y teorías, y analizamos únicamente los hechos , fue la izquierda paradójicamente quien más hizo por situar a España en un lugar destacado de las economías de mercado, entre otras cosas, entrando durante uno de sus gobiernos en la CEE.
En todos sus actos reflejos, sus poses y actitudes, encuentro más emparentados entre sí a la izquierda española, con los sectores disidentes de los países del telón de acero, los que poco después de España comenzaron a hacer su andadura hacia la democracia desde dictaduras del proletariado, los veo más emparentados con las victimas de la represión en Cuba, defensores de los derechos elementales de la minorías y el individuo, más del lado de todo elemento crítico, no bienvenido por los populismos, por los amantes de las socorridas consignas de trinchera. Mientras que a la derecha hispana, en su mayoría muy enclavada en sus orígenes intolerantes, pre modernos, absolutistas, se la nota muy emparentada con las actitudes autoritarias que en la actualidad generalmente son propiedad del populismo y de los usurpadores de los verdaderos intereses de los pueblos.
Aún cuando son irreconciliables en la vida política, izquierda y derecha en España se mezclan en la convivencia de la cotidianeidad, se funden en una realidad que los precisa más que nunca entrelazados, distantes de consignas extremas, de cantos de sirenas, y de himnos incendiarios.
Mientras la rosa del progresismo autóctono ve desde la distancia, la cola en la que todavía aguarda la imagen del Che para entrar al fetichismo ibérico como elemento contestatario, detrás del Valle de los Caídos, que aún se resiste anacronicamente a su demolición.
Babalú & bula papal.
Me entristece ver a la gente de La Habana entregada al aterrizaje del Papa.
Concurren varios aspectos que contribuyen en que no me siente del todo bien esta devoción.
La cantidad de vejaciones, de imposiciones, que tuvo que soportar la gente de parte del mesianismo revolucionario fue enorme, a cambio de solo algunas migajas, escasas, entre las que se encontraban dos hechos, que felizmente los alejaban de la parte más nefasta de la Iglesia Católica, una educación basada en la teoría de la Evolución, que frente a la de la Creación dejaba como beneficio inmediato el cuestionamiento a todo poder absoluto, a toda inmovilismo teórico y dogma; y la conversión en obsoletas de las costumbres atávicas y asfixiantes que desde tiempos inmemorables padecía la población raíz del adocenamiento a que era sometida por los cánones de dicha Fe, como los temores al placer , al conocimiento del cuerpo y del erotismo. Y evitando que la milenaria institución medie en terrenos cívicos y de Salud Publica como son el divorcio y el aborto.
Lamentando sin embargo la pérdida de lo más valioso de esa religión, su carácter humanitario, la educación en valores que descansan sobre la existencia del prójimo, y en el beneficio de la comunidad, así como la inmensa sabiduría en lides cotidianas y la gran cultura general que constituye su acervo y su tesoro más preciado, infinitamente más que las joyas del Vaticano y de las diferentes coronas.
Algo más importante si se quiere, es que el verdadero sentimiento religioso había aflorado en medio de la represión del mismo modo que cuando los esclavos tenían prohibida la adoración a las deidades del panteón Yoruba de donde muchos de ellos provenían.
Y se fue dando en la población una especie de sincretismo, la gente nunca dejó de creer íntimamente, pero ya estaban diluidas las costumbres rituales en actitudes y actos reflejos apartados, inconexos con otros, sumamente originales al no poder refrendarse en los demás.
Esto que en un principio podía constituir una rémora, pasó a conformar una bendición ya que permitió el retorno del verdadero sentimiento religioso sin la participación, ni del Estado, ni de la Iglesia, ni de directriz alguna, que deja en situación de pureza a las tímidas, inocentes y primarias manifestaciones religiosas del pueblo lego en esta materia. Como podía ser mi generación sin educación religiosa alguna, con una fuerte predisposición contra la teoría de que la Idea dio lugar a la Materia, pero que no por ello carecía de todo sentimiento de trascendencia, de continuidad de la existencia, de misticismo.
En lo más intimo lamento la pérdida de dos extremos, que con esta institucionalización y normalización del sentimiento religioso, se extravíe lo más granado en instrucción, en invitación al cuestionamiento y estudio constante de la naturaleza, y por el otro extremo que se desvanezca el uso de los rudimentos , de las utensilios primitivos espirituales, intuitivos, muy personales e intransferibles, para canalizar el sentimiento religioso en detrimento del antiguo, pero novedoso para ellos, instrumento dogmático y de consumo de masas.
También podría haber una tercera y es que lamento que ya se esté instrumentando la religiosidad para canalizar los descontentos, cuando son sentimientos que deberían andar por carriles diferentes, por salud para ambas.
Es como si en el polo opuesto al materialismo que proponía el marxismo, tuviese lugar el nido nuevamente, para la génesis de las más antiguas inquietudes, jamás respondidas por ciencia alguna, preguntas intimas del orden privado cuyo capital es la inquietud en sí, no la respuesta.
Lamento que cuando las futuras generaciones estén perdidas en sus dudas, en sus diversos mundos de fracasos y desaciertos, encuentren apoyo únicamente en elementos fetiche pactados, en convenciones tan generales que no alcancen a llegar a lo más profundo de su interrogante, de la duda, del dilema, de la angustia que preside la búsqueda del más allá. O del más acá.
Yo, que creía sostenerme en un sistema filosófico materialista que a la postre no deja de ser idéntico al sistema filosófico idealista en rigidez y orden, me sorprendo echando de menos la posibilidad de la verdadera espiritualidad, de la auténtica llegada a la antesala del conocimiento de donde venimos y hacia donde vamos, a través de la conexión más intima con el espíritu que nos acompaña desde los principios de los tiempos, y que ya nos está acompañando en lo que será el mañana. Habida cuenta de que todo transcurre aquí y ahora, y que por ende todos los tiempos están presentes a la vez.
Lejos de ver la afluencia colectiva y de masas a esta nueva forma de Fe como una contrapartida, un contrapeso a la uniformidad, a la disgregación del individuo que plantea la dictadura del proletariado, lo veo como su continuación, su hermano gemelo igual de absolutista. Otro plato en la misma cena.
O quizás todo sea más práctico, cuando para conectarse con el más allá se precisen solo unos minutos frente a una imagen, con unas pocas palabras ya establecidas y una o dos persignaciones; en lugar de perder el tiempo inapreciable en hallar el correcto camino en el campo, las botellas exactas, y el tono preciso en sus cuerdas vocales, cuando ora vencidos ora vencedores, le dedicamos con inocencia y perplejidad nuestros cantos reciclados a Babalú Ayé.
Ribera del Duero.
En Tordesillas, un hombre se acercó a la estatua de la reina de Castilla, Juana la Loca, como llevado por un ánima en medio de la noche, sin fuerzas en los pies para llegar más allá del monumento frente a los muros de casa del Tratado y al lado del sitio en que estuvo el Castillo donde la habían alojado por más de cuarenta años, acusada de demente por su familia para usurparle el poder. El hombre se quedó mirando fijamente los ojos de la estatua de bronce, soltando los prejuicios, dejando que apareciese lo que debiera aparecer, habló con ella, le dijo que era su fiel servidor, que él sería un caballero que no permitiría las vejaciones y los abusos que sobre ella cometieron su padre, hijos y apoderados, le dijo que sería un honor para él luchar por ella. Se sentó luego en un banco de hierro al costado de la estatua, y le reveló que ya nada significaba algo para él, se levantó nuevamente para despedirse de la estatua como corresponde a un caballero y tomar el camino del río, entonces ahí de pie frente a la estatua bañada desde atrás por la luz de un farol, ella bajó la vista y le dirigió una mirada firme y tierna a la vez, alzó una ceja y luego la luz de otra farola le ilumino la cara, el hombre pudo ver el rostro de la reina plagado de la más eterna de las corduras, de las marcas del dolor y la traición. Desde ese momento en que sintió un escozor por todo el cuerpo, un cimbronazo recorrerle la espina dorsal, se dirigió a mirar el río Duero desde el majestuoso puente medieval de la ciudad, pero ya no con la idea de tintes trágicos que llevaba en un principio.
Como si quisiese buscar a mi Juana, cada día bebía con mayor profusión, y lo notaba en la rapidez con que me hacía efecto y la dificultad de levantarme al día siguiente, pero había algo más. La borrachera se empezaba a componer del lamento fracasado, de un maremoto de gritos, cantos, bailes y escenificaciones que se convertían en piruetas peligrosas, a las que cada noche acudía mayor cantidad de tiempo y en la que me perdía cada vez más hacia su interior, una vez que empezaba a beber era como una carrera vertiginosa hasta alcanzar la narcosis, la semiinconsciencia.
La gente a mi alrededor tomaba la droga líquida como un medio para ligar, para desinhibirse o para soltar otras ataduras de sus diferentes timideces, yo diría que me ocurría eso pero profundamente, como si necesitase llamar a un monstruo que habitaba más allá de la timidez, en una caverna que solo se podía comunicar con la luz de la superficie de la vida ordinaria, de la normalidad, a través de una cascada de bebidas espirituosas continua, y eso le permitiese trepar a través de ella como si fuese una liana hasta la superficie y liberar su exhalación hecha aliento, su terror, su llanto agudo y a la vez sórdido, ancho y gris, eterno y seco, como un manotazo de una inmensa mano sobre una mesa.
La bebida me ataba a su barca cada día, como si hubiese jurado lealtad a un laberinto con una sola salida.
Bebía para recobrar la vida, para encontrar algo que la justificase, para encontrar en medio de una multitud de simulaciones, de gestos aprendidos, de rictus incorporados, a mi verdadera ánima, no al encuentro del grito sino al verdadero silencio de mi existencia, a la desnudez y la ternura de la mirada de mi particular reina Juana.
Entrevista al Alba.
Entrevista concedida al periodista y escritor Alvaro Alba.
Álvaro Alba (Cuba, 1963) vivió en la URSS, luego en Ucrania y Rusia, y ahora en Estados Unidos. Llegó a Odessa en 1982 donde consiguió el Master en Historia. A tenor con la “perestroika”, fue uno de los organizadores del grupo de jóvenes cubanos que se pronunciaron contra Fidel Castro en Moscú. Escribió para la prensa independiente de Ucrania y fue asistente en la corresponsalía del madrileño diario ABC en Moscú.
¿ Ser un familiar del Ché, ¿Cómo ha repercutido en tus opciones de vida, tanto políticas, morales, éticas, religiosas, etc? ¿En ser o vivir de determinada manera?
Hasta los diez años, momento en que nos trasladamos con mis padres y hermanos a La Habana desde Buenos Aires, yo no tenía ni idea de que era sobrino de tal personaje. Conocía a mis tres tíos y sabía que tenía uno que había fallecido. Al llegar a La Habana, nos esperaron con pompas y honores, nos llevaron al Hotel Habana Libre a vivir, con todo a nuestra disposición, y entonces me enteré que tenía un tío que había sido como los héroes de comics y personajes de Emilio Salgari que me gustaban y allí surgió la primera contradicción, desde el primer día. Me dijeron que mi tío, el Che, había hecho una Revolución y muerto intentando hacer otras para que todos los niños del mundo fuesen iguales, y justamente ese mismo hecho en ese mismo día me convertía en un ciudadano VIP, diferente a los otros niños.
A partir de los diez años y hasta que me aislé absolutamente de todo foco donde el Che tuviese alguna relevancia, y viví sin que nadie supiese que era su sobrino, toda la vida tuvo influencia sobre mi persona, incluso cuando lo ocultaba y llevaba la vida normal que llevo ahora, porque en cierto modo es un estigma, que es positivo y también puede no serlo tanto.
El sedimento que dejó e mi vida, es una voz que dice dos cosas, “haz lo que creas que debes hacer cueste lo que cueste” y la otra es “donde quiera que veas una injusticia sé capaz de conmoverte con ella”. Donde quiera y a manos de quien quiera que la haga. Luego un tercer aspecto, que puso su vida en lo que pensaba, se involucró sin medias tintas.
En las opciones de vida que me marcó fueron las opuestas, cuando adolescente en ser un antihéroe, un antisocial, o como el término marxista indicaba un lumpen, que era un desclasado social, en este caso no proveniente del proletariado sino de la pequeña burguesía.
Puedo coincidir en cierta arista de él con el aprecio por el hombre solitario, por el errante, de no demasiada buena fortuna, el perdedor con dignidad que se transforma en el ganador a la postre, pero se puede decir que ya era mi tendencia, ya que mi padre es un hombre de valores muy claros y diáfanos, que en el corto tiempo que vivimos juntos alcanzó a dejarme un poso de mensajes en el sentido en que lo importantes ser una buena persona, que al final del camino eso sea lo que quede. Aunque es muy probable que mi padre o bien haya rescatado algunos de esos valores de su hermano mayor, o de la misma fuente que él los había mamado. Otra cosa es por los derroteros que luego la vida los condujo como personas, pero aquel era el mensaje en el seno del hogar.
Por el contrario, yo nunca fui revolucionario, ni creí en tal solución para nada. Por no verlo como nada productivo y también por carecer de madera para ello, como todos los familiares de Ernesto, excepto mi padre y mi tía, parece que él absorbió todo lo que se precisaba en materia de valor y coherencia. No me atrae la política de masas en ninguna de sus vertientes, ni el mesianismo de ninguna de las formas que se presente, pero mucho menos aún obteniéndolo mediante la violencia, ese es el sino y la cruzada de mi mensaje. El daño solo acarrea dolor.
¿Has tenido una vida privilegiada en algún sentido por tu conexión con Guevara?
En parte está respondido en la primera pregunta. Y extendiéndome un poco más, puedo decir que sí, en parte, y no parte.
Mi familia sufrió el exilio de la Argentina por los gobiernos de extremismo de derechas, donde la persecución era al militante socialista, o al que tuviese ideales en ese sentido, no precisaba ni ser revolucionario al uso, con ser un estudiante progresista emancipado, podía ser desparecido. Durante el tiempo en que esto tuvo lugar en todo el cono Sur de América Latina, allí mi parentesco no representaba una ventaja frente a los demás.
Pero en nuestra estancia en Cuba, era todo lo contrario, vivíamos por encima en todos los vectores en que se analice a la población en general.
Sobre esto, el peso del mito sobre un joven inquieto, y las más disparatadas anécdotas de La Habana en los ochenta, estoy escribiendo un libro en colaboración con Adrianne Miller, una persona que debió abandonar Cuba de adolescente, con la diáspora conocida como los Pedro Pan, y que entre ellos y yo encontramos un punto de confluencia en ideas, sensaciones, percepciones, aún cuando provenimos de los extremos opuestos por nuestra historia familiar. En el libro que saldrá en los próximos meses, amplio generosamente el espíritu de la respuesta a esta pregunta.
¿Cuál es el recuerdo personal que más acude a tu mente en relación con el Che?
Cuando yo nací el Che ya era ministro de Industria, y solo visitó la Argentina durante unas cuantas horas para entrevistarse con el presidente Frondizi, cuando yo era un bebé, por ende yo no lo conocí. Pero en relación a él, sin lugar a dudas el recuerdo que más me queda es la frase pioneril matutina: “ Pioneros por el comunismo; Seremos como el Che!” Por la carga abstracta que para un niño esto tenía agravado por el parentesco. Con relación a una percepción de lo que pudo ser mi tío, el carácter valiente dispuesto y siempre presto a leer y viajar de mi tía, su hermana inmediata, y la lealtad de mi padre a su persona son lo más cercano que tengo. Y aunque ambas sean intangibles están grabadas en mí ser a fuego, para lo bueno y lo malo.
Hay una tercera que cuando era un joven díscolo y desaliñado me repetían desde todos los sectores: “Si tu tío, volviese a nacer y te viese lo mal estudiante que eres ( por ejemplo) se volvería a morir.” Y curiosamente es eso lo que pienso que le pasaría si reviviese y viese en lo que sus compinches se han convertido.
¿Donde quiera que viajas alrededor del mundo encuentras a alguien con una camiseta del Che. ¿Piensas que el mundo realmente conoce al Che o conocen al Che de Fidel Castro?
En efecto, aprendí con los años a sustraerme de que ese hombre del cual es la foto más reproducida del mundo, es el hermano de mi padre, por simple salud mental. Creo que con conocen lo que era, lo que hacía ni lo que significaba, cada uno le otorga una simbología acorde con los objetivos que persigue en ese momento, un joven anarquista de Cristiania en Copenague me dijo que él pedía marihuana libre y por eso usaba al Che, porque representaba el antisistema. Yo desde luego no me consideré en lo absoluto en el derecho de sugerirle otra camiseta ya que mi tío, ni nadie de mi familia concilia bien con ese reclamo, más bien todo lo contrario. Y como esta anécdota hay cientos, pero al Che se lo suele encontrar en el mismo lugar que a Lennon y a Bob Marley. A Fidel no.
Son dos personas absolutamente distintas, y no lo digo como dicen los defensores de Fidel, porque él esté vivo y Ernesto haya muerto, aunque ese no sea un detalle menor. Sino porque uno era marxista leninista y el otro marxista Groucho Marx, por aquella famosa frase: “Tengo estos principios; y si no le vienen bien no se preocupe tengo otros”.
¿Le llamaron “El Guerrillero Heroico” y hasta escribió un manual para la guerrilla ¿Por qué fracasó el Ché en sus experiencias guerrilleras fuera de Cuba?
Una novia suya , comentaba que Ernesto no hacía nada bien, y sin embargo era genial, estando cerca suyo se sentía estar frente a una personalidad muy fuerte; pero ello no solo no garantizaba el éxito, sino, y esto es cosecha propia, que formaba parte del atractivo espíritu del ser trágico, del hombre que temerario que conduce hacia el fracaso irremediablemente , pero que como dije antes, ese fracaso lo conduce a una victoria a largo plazo, póstuma, aún cuando no hubiese sido famoso, no me refiero a la celebridad, sino al enigma que ejercen las personalidades que teniendo todo a favor para conformarse con algo, siempre buscan lo imposible, van hacia más allá del límite, tras el cual irremediablemente encuentran el vacío.
Esto es a mi juicio, y es lo que a mi resulta atractivo de mi tío.
¿Desde tu punto de vista, ¿Crees que si el Che viviera en el mundo de hoy, haría lo mismo?
No puedo considerar estos futuribles. Lo que sí creo es que pondría el cuerpo en lo que dice, si dice ser un revolucionario estaría en las selvas, en las trifulcas, en los sitios de problemas, no en los manjares y festines. Y si estuviese en ellos diría que quiere comer langosta y beber champán. Porque así hizo siempre.
¿Qué tanto te ha tocado el mito del Guerrillero Heroico?
Ha sido muy difícil cuando era adolescente varón, en una familia y en una sociedad ciertamente con características si bien no machistas en lo referente al sojuzgamiento de la mujer, sí en lo tocante a las virtudes cultivables de la hombría. Una persona con tanto fracaso como dices en la praxis, pero tanto éxito en el imaginario de la virilidad, es muy difícil de emular, aunque esa lucha se da con el padre, mi padre ya lo era en sí, porque es lo que se conoce como un tipo duro, pero el alcance de la sombra del mito del Che me alcanzó de lleno, y salir de este me costó lo mío. Por supuesto que no puedo culpar al Che, ni a nadie, de los problemas de los tropiezos ni las flaquezas de mi vida, como la de cualquiera, pero si cabía se hacía más difícil, cuando me autocomparaba, aunque fuese de manera inconsciente con mi tío.
¿Otros parientes de Ernesto como la viuda Aleida, sus hijos Hilda, Camilo o sobrinos como Canek Sánchez Guevara, han publicado libros, ofrecen conferencias, participan en foros etc. ¿Cómo convives con este “constante volver” a la figura del Che?
Por circunstancias que cuento en el Memoir, yo me fui de la sombra de mi tío, y logré que todo mi entorno sea libre de la contaminación Guevara. Mis amigos, en mi trabajo, mis vecinos, ni mis parejas, hasta mi esposa no sabía en un principio que era familia de Ernesto, llegar a tener todo por mí mismo, aprecios y rechazos por mi persona y nada más, y ganarme la vida fuera de los ámbitos de la izquierda, de Cuba, de los partidos afines al Che, no solo me hizo muy bien, sino que me salvó.
Yo no hablo de mis parientes, en todo caso nunca negativamente, cualquier entuerto lo dejo para el consumo y ripio interno, y no me importa si previamente alguno habló mal de mí, creo que hay que marcar la diferencia, no se corrige el canibalismo comiéndose a los caníbales.
Creo que ha sido suficientemente duro tener que aguantar esa losa para los sobrinos como yo, así que imagino que para hijos es muy duro. Yo los quiero mucho en su medida a unos más que a otros, claro, pero no tengo nada ni contra los peores hombres de la humanidad, imagínate como lo iría a tener con ellos, con independencia de si es correspondida la actitud. Que hagan lo que quieran, que vendan lo que quieran, tienen derecho. Lo único que les recomendaría a ellos y a todos, es coherencia en la vida, nada más. No creo que alguien esté capacitado para decirle a otro lo que debe hacer de su vida, ni se me ocurriría aceptar que alguien me diga ni lo hago yo.
¿Qué relación de convivencia te une con el resto de la familia Guevara?
Siempre fui un elemento discordante, polémico, por diferentes razones en distintas épocas, nunca participé de la normalidad total, en una familia que por otro lado, nada tiene de normal. Pero debo decir que es una familia divina, aún cuando en muchos momentos pensaban muy distinto de mí y públicamente cando en su mayoría me dieron la espalda, en privado siempre me dieron afecto, hay personas como mi tía que considero portadora de las enormes virtudes del siglo XX, una gran persona con mucha valentía para vivir la vida como ella decide, para ayudar a los demás en circunstancias de mucho peligro. La vida me ha enseñado que las mujeres son mucho más duras cuando lo son y virtuosas que el más virtuoso de los hombres al contrario que lo que el machismo suele sugerir. Así como lo veía a mi abuelo un gran hombre. Es una familia que ha pasado por muchas cosas muy duras a partir de la fama de Ernesto, antes eran una familia muy acomodada, pero la diáspora tuvo lugar y nunca paró del todo, una vez que se desata nada regresa a su sitio. Todos, los que más y los que menos hemos perdido y ganado algo extra en esta aventura. Pero unos más que otros.
¿Cuáles crees que son los aportes positivos y negativos de Guevara a la sociedad?
Es muy pretencioso de mi parte decir taxativamente algo así, como una categoría. Pero creo que el ejemplo de la coherencia con lo que se piensa sería para mí lo bueno, y el despropósito del mesianismo, de pensar que a través de la voluntad se consigue transformar la realidad, sería lo que yo percibo como erróneo. Sin entrar en el terreno de los actos, ni los altruistas ni los reprobables ni los censurables.
Ernesto Guevara es una personalidad apasionadamente amada y odiada por unos y otros. ¿En este sentido quiénes están más cerca de la verdad?
Todo en la vida es una moneda de dos caras, según lo que les haya tocado a cada uno. Un mismo cuchillo a una persona le sirvió para cortar unas verduras, y a otra para cortarse un dedo, luego cada uno habla del cuchillo con diferentes muestras de apego.
¿Te consta que Guevara se graduó como médico o es parte de la leyenda?
Me consta que no llegó a ejercer como médico en un consultorio por sus actividades de todos conocidas, pero también curó a más gente que muchos médicos. Y sí te puedo decir que a contracorriente eligió la carrera, era médico de vocación. De lo demás no tengo noticia.
¿Cuál ha sido el juicio más errado para calificar a Ernesto?
El hombre nuevo.
Era un hombre de valores antiquísimo, de los valores del aventurero y el guerrero de todas las obras clásicas, con toques muy de la época por supuesto.
La intención que permanecía en Cuba alentada por Fidel de que todos fuesen como el Che, y te invitaban por ello a ser ciegamente obediente a toda jerarquía sin analizar ni debatir, cuando hizo lo contrario en todo a lo que se suponía que debía hacer, incluso en lo referente a como la URSS pretendía que se comportase. Pero también debo decir que pienso que desde la izquierda querer presentarlo como el ejemplo de hombre nuevo es un error porque el modo de sociedades autómatas en que aquellos grandes modificadores del mundo queríamos que viviésemos, solo con motivaciones morales, no materiales, con todo controlado, con todo hecho está demostrado que es absolutamente inhumano; no me refiero al carácter cruel, sino a que es antinatural en el hombre, sencillamente no es viable, carece del más mínimo atractivo.
También me gustaría apuntar que por lo general conviene guardar distancia con las versiones oficiales de los acontecimientos que se suelen presentar para ser consumidos por la Historia de manera impoluta y conveniente. En la cabeza de mi tío probablemente anidasen inquietudes, fuerzas, impulsos que quizás no estuviesen todo lo cercanos a esas ideas altruistas, a las ideologías de ningún Partido, a veces más allá de la propia conciencia. Siempre sospecho mucho de las intenciones declaradas, y creo que en el inconsciente radica la mayor parte de la explicación real de las cosas. Con lo cual, no solo en el caso del Che, naturalmente, sino en casi todas las excusas o explicaciones oficiales que ofrecemos para justificar nuestros actos, pienso que se oculta, más allá de nuestras intenciones una razón casi siempre más estrechamente ligada a los amores primarios, a los deseos y frustraciones más íntimas, en definitiva más cercano al revoltijo de ruidos y sensaciones que se tienen en la boca del estómago, que al auxilio al niño hambriento de África.
En Cuba se cuenta una leyenda rosa sobre el Ché; en el exilio, a partir de testimonios, se ha compilado su contrapartida ¿Cuáles son sus conclusiones?
La de las dos caras de la moneda, que es en se sentido que estamos haciendo la colaboración Adrianne y yo.
Y estamos dando nuestro testimonio a quien lo precise de la posibilidad de la tolerancia, del afecto, de la paz entre las partes, de que hacer un mundo mejor es posible, que hay que comenzarlo desde la base como las casas, que hay que escuchar al otro y saber que en algo tendrá la parte de razón que nos falta y con la que podríamos hacer un todo, que entender que el mundo es para todos, y los países son de todos sus habitantes. Mis conclusiones son que el día que entendamos que todos los cubanos tienen los mismos derechos en Cuba, y las personas en mundo, construiremos sin lugar a dudas, no sin esfuerzo y sacrificio de todas las partes, pero con una gran satisfacción, una Cuba y un mundo donde no quepa la exclusión de ninguna idea, de ninguna anhelo siempre y cuando sea con respeto por el ser humano.
La entrevista fue publicada abrevida en algunos items.
Su Rebelde Santidad.
El surtidor se detuvo repentinamente y el empleado nos dijo que lo sentía pero que nuestro crédito no llegaba a más, habíamos alcanzado el límite que le estaba permitido al padre de mi amiga, entonces le propuse que si le echaba diez litros más le pagaba por encima con dos dólares. Trato cerrado. Fue a buscar un latón un embudo y una manguera y nos terminó de echar lo que habíamos acordado.
Manejé hasta su casa y la dejé con el Lada. Teníamos que devolverlo con algo de gasolina en el tanque si queríamos volver a usarlo otra vez.
Me despedí y fui a sentarme en la parada de la guagua que me llevaría a casa. Me sentía bien, había pasado una semana en Varadero soltando toda la adrenalina que me sobraba, el festival era lo de menos, aunque había estado muy divertido, pero lo que me recargaba las pilas era el buceo y nadar en aquellas aguas turquesas de temperatura perfecta y luego salir a aquella arena a dejar que los bichos de la imaginación hiciesen su trabajo mientras me secaba al sol. La guagua demoraba mucho, así que me dispuse a caminar unas seis cuadras donde se tomaban otras dos además de aquella, el problema era que llevaba el petate al hombro, no contenía mucha ropa pero sí un cinturón de plomos y las patas de rana, que incomodaban un poco al andar.
En el camino encontré abierta la cafetería que me temía estuviese cerrada. No había casi nada como de costumbre, así que me pedí una línea de ron y me senté en la barra. Dada la cercanía y el volumen de la misma no tuve otra alternativa que escuchar la conversación de los parroquianos vecinos, pero en La Habana lo indiscreto era mostrarse discreto así que giré mi banqueta al grupo y sonreí. De a poco la sonrisa se me empezó a desdibujar.
Estaban comentando una noticia fresca, que más que una noticia era un trascendido a modo de rumorología como se comunicaba en La habana lo que olía a verdadero, que iba por fuera del Granma y el Juventud Rebelde, en otras palabras: todo, con excepción de la fecha y la meteorología. Incluso las noticias ya publicadas rubricadas y aceptadas por la población como ciertas, se refrendaban en los discutideros y mentideros de la calle, con volumen de voz más o menos alto según el tenor de la información. Decían que iban a echar al cantante de salsa Oscar de León de la isla. Que las autoridades le habían recomendado no ponerse el tremendo crucifijo de oro en el cuello, en la actuación del festival de Varadero que esperaban fuese todo lo multitudinaria que de hecho fue, y se lo puso. Yo no daba crédito a lo que oía, habían ido grupos de rock como los húngaros Lokomotiv LTG a tocar y yo los había visto en el teatro Karl Marx con crucifijos, dicen que también lo llevaba Billy Joel, pero a ese concierto solo pudieron acudir militantes del Partido y de la juventud comunista, ni un solo elemento humano que se pudiese considerar auténtico público.
Y es verdad que no tenía en mente muchos más ejemplos de personas que pudiesen manifestar su religiosidad a través de las indulgencias , de los elementos fetiches de las mismas, pero creía recordar que todos me contaban que cuando bajaron de la Sierra Maestra muchos rebeldes lucían en sus pechos al aire sendos crucifijos, incluyendo al mismo Fidel.
Lo cierto es que aunque yo no asistí a ese recital ya que no me apasionaba la música de Oscar de León, lo había visto a él en el lobby del Hotel Internacional y sí que no pude dejar de mirar la cruz de oro que llevaba en el pescuezo, era verdaderamente llamativa y de un gusto que lnvitaba a dudar si no habría sido ese el verdadero motivo de su expulsión. Pero les pregunté que como sabían que lo habían expulsado , les dije que yo venía de allí, y que aunque se hubiese acabado hacía tres días el festival , nadie comentaba nada en las calles ni en los bares sobre esa noticia. Me dijo uno de los tres que se lo había comentado un periodista en la UPEC hacía un par de horas, que él había ido a buscar a su novia trabaja allí y escuchó el comentario.
Pasaron los días y supe que a Oscar de León no lo habían echado de Cuba, aunque quizás sí habían estado algo molestos con él, ya que lo cierto fue que no lo dejaron volver otra vez, y la versión semi oficial, o sea la que no salió en los periódicos pero sí se podía repetir por la calle sin problemas, era que a su llegada a Miami lo presionaron sus sponsors para que hablase mal de Cuba y así lo hizo. Yo me preguntaba como podía ser que si sabían que lo habían presionado lo culpasen de algo tan habitual como era hablar mal de lo que estaba mal. Aunque esto no validaba por sí la inmediata versión underground del trío noticioso, les otorgaba el beneficio de la duda.
A lo largo de los doce años que viví en la isla si bien no estaba perseguida penalmente la práctica de la religión o sus ritos, con excepción de los testigos de Jehová y los Abacuá o el ñañiguismo que eran derivadas de las creencias africanas con deidades del panteón Yoruba, sí es verdad que a nadie que no tuviese ochenta años y por ende atesorase el deseo de alguna clase de futuro, se le ocurría colgarse una cruz , ni veinte veces más pequeña y de metales menos nobles que la del cantante de salsa. Las iglesias eran solo visitadas en las misas dominicales por ancianas o feligreses que por alguna otra causa, ya estaban muy jugados y no temían una nueva mancha en el expediente.
No iba preso quien acudiese a un centro de culto, pero se debía olvidar de ascender el más mínimo escalón en su profesión, de salir del escueto salario de 98 pesos, por supuesto olvidarse de tener la posibilidad de viajar algún día, de tener acceso a un automóvil, a una moto , a un aire acondicionado, ni siquiera a cenas en restaurantes que se daban por los CDR o por los centros de trabajo. No debía albergar el más mínimo anhelo de que se lo tuviese en cuenta para los beneficios, y encima cada vez que había algún hecho que se consideraba atentado a la Revolución, y se precisaba un sospechoso desafecto del sistema, los agentes del MININT no dudaban en hacerle la visita de rigor, solo para tener una conversación informal.
En fin, hace mucho no vivo en la isla. Y me dicen que las cosas están cambiando, y algunas cambiaron hace muchos años, como cuando el anterior Papa polaco anticomunista visitó la isla recibido con pompas del Estado.
Dicen que esta visita Papal que se avecina unirá a todos los cubanos, pero que tendrá como fin darle un tiempo más de vida al régimen, amigar poderes que nunca debieron estar enemistados, ya que nadie, puede estar medio siglo gobernando un país , excepto un Papa, un dictador o un rey. Me cuentan que Cuba ha cambiado que ahora se puede hablar, que el Obispo sale por la televisión y que se transmite en Miami.
Mientras, otros amigos me cuentan que la gasolina sigue estando regulada para cubanos, como todo en la vida cotidiana y si la quieren deben pagar por fuera algunas divisas, como antes, solo que ahora con Euros y con bastante más que dos. Estos me cuentan que en esencia nada ha cambiado, que los desafectos son más pero continúan yendo a prisión, que siguen los mismos en los mismos sillones, y que aunque hoy te permitan ser católico, incluso parece ser promovido el deseo institucional de que así sea, me confirmaron que los religiosos aún son los que no viajan, los que no ascienden en el empleo, los que no mandan. En fin, que puedo seguir encontrando la información fiable en las caladeros de charlatanes y chismosos de la ciudad, más que en la prensa oficial, y dicen que en el Granma ya solo queda de noticia fiable el estado del tiempo.
Porque escamotean hasta la fecha, no hay esfuerzo ya que las autoridades no estén dispuestas a hacer para detener la llegada del mañana.
Telecaster alegre y azul.
Bajé a Madrid por un asunto de trabajo y decidí dejar el coche y moverme en el metro, que no sé si será el mejor del mundo como rezan los carteles colocados por el ayuntamiento, pero con seguridad es un medio de transporte muy cómodo, sensiblemente mejor que ir de aquí para allá con el automóvil sin saber que calle está trancada por reparación o cual acaban de incorporar a la prohibición de circular por ellas si no es residente, bajo pena de gruesas multas.
En cuanto me senté una señora mayor se quedó mirándome y me levanté de inmediato para cederle el asiento, me hizo un gesto con la mano indicándome que bajaba en la siguiente parada, sonreímos mutuamente y giré la cabeza hacia el otro lado pero con le rabo del ojo percibí que continuaba mirándome. A lo mejor si cerraba los ojos con fuerza y giraba nuevamente la cabeza hacia ella y los abría de repente, sería posible que me encontrase a una joven trasnochada, con la garganta seca y los pies ardiendo. Pero no, la joven estaba del lado en que yo tenía enfilada la cara para evitar el contacto visual con la anciana. Pero esa no me estaba mirando, no hasta que comencé a observarla. Del caribe me quedó el descaro para abarcar todo con la mirada cuando quiero tener una idea completa de algo. Le chica estaba de pie en diagonal a mi, tenía el pelo largo y vestía de vaqueros y camiseta ajustada, llevaba unos auriculares cubriéndole las orejas, y movía levemente la cabeza, tarareaba la música, entonces me pareció adivinar un rock. Afiné mi pésima percepción auditiva y logré escuchar unos vientos, trompetas o saxos. Ya había menos confusión, parecía funky. De repente miré a la mujer mayor y me sonrió una vez más mientras emprendía su andar hacia la puerta de salida, salió como si tararease algo, como si lo musitase.
Sacudí mi cabeza. La señora que había y yo éramos unos de los pocos que no teníamos walkman o iPod o mp4 o similar, emitiendo música en el oído. Yo llevo la música donde quiera que voy, soy propietario del peor oído de que tengo noticias, pero aún así la música me embruja, la llevo dentro y a veces me muevo como la chica de los audífonos pero sin ellos.
Los primeros recuerdos de haber escuchado música es con María Elena Walsh. Acaso sigan siendo de las más bellas canciones en letra y música que jamás haya escuchado. Infinidad de canciones. Recuerdo también a las trillizas de oro, y a los payasos Gaby Fofó y Miliki, con su Hola don Pepito. Recuerdo el himno, la Aurora, el carnavalito en las clases de folclore, palito Ortega, Donald y las cosas que se escuchaban en casa. Mercedes Sosa, y toda la corriente de la canción protesta, y lo más beat que escuché antes de que mi tía Celia me llevase al cine a ver Yellow Submarine, y me quedase enganchado de por siempre a los Beatles y a mi tía Celia, eran los discos de Joan Manuel Serrat que había en casa, con su melena, la guitarra eléctrica y la batería.
Antes de irme de Argentina hubo una explosión de música rock, de la que alguna reminiscencia me llegó , pero con nueve años era poco lo que la disfruté, en los ámbitos de la izquierda clásica la llamaban música de drogadictos.
Cuando llegué a Cuba, empezaban los Van Van, que siempre fueron igual de buenos, sonaban modernos los Irakere, la Monumental , la Ritmo Oriental, y sobre la música revolucionaria, Carlos Puebla, y diferentes grupos infumables de los que no recuerdo ni el nombre. Allí conocí la música de Chico Buarque , la de Viglietti, la de los Fronterizos, Atahualpa Yupanqui, y Violeta Parra. Pero con nada de aquello movía mi cabeza hasta que escuché a Grand Funk Railroad, y a partir de ahí comencé a escuchar rock, y funk a la hora en que podía molestar más. Carl Douglas con su Kung Fu, los Stories, con Brother Louie, Led Zeppelín, Deep Purple con Smoke on the water, Honky tonk woman de los Rolling Stones y los eternos Beatles con cada vez más canciones.
Para entonces ya conocía a Pablito Milanés, Amparo Ochoa, Uña Ramos, Les Luthiers, El temucano, o Harry Belafonte. Como estaba rodeado de un ambiente politizado, el éter a menudo se sobrecargaba de música protesta. Creo que no hay cantante aburrido del Planeta que no me haya tragado por aquellos días.
Escuché a la Nueva Trova a partir de un disco de mi madre del grupo de Experimentación Sonora del Icaic, y en la canción Cuba va, era el ritmo y el modo de cantar que esperaba. Pero fue solo un espejismo, volvieron a la guitarrita como único instrumento y el verso libre ipso facto.
Bob Dylan, Grateful Dead, Rare Earth, Credence Clearwater, a los que llamábamos los Aguas claras. Entró la música bailable, Silver Convection, Abba, Donna Summer, Bonney M, Gloria Gaynor, The Commodores, y la tapa al pomo fueron los Bee Gees, en ellos se detuvo unos años la moda musical, eran el paradigma de lo que había que hacer, hasta los Rolling Stones empezaron a cantar con falsetes y a usar el sonido de los graves de modo exagerado.
Otra vez Led Zeppelin, Deep Purple, Genesis, Yes, Queen, Pink Floyd y entonces conocí a Jimy Hendrix y se abrió un nuevo mundo, incluso entendía mejor la música de los Stones, de Dylan de los Zeppelin, y eso me llevó a escuchar blues. También llegaron los discos de Peter Frampton con Show me the way, Ted Nugent, Pat Travers, y los Kiss.
Solo quería escuchar rock and roll, the Doors, The who, the Kinks, the faces, Winter, Bowie, o los Police, pero también estaban Roberto Carlos Andy Gibb y Nicola di Bari.
No fui el hacha del barrio bailando, pero me sabía mover con la música disco, nunca tuve mucha idea de bailar son ni música salsa. La verdad es que no me gustaban los bailes acompasados, me gustaba lo que a los viejos les escandalizaba, bailes en cada uno va por su lado, en que no se sabe quien es la mujer y quien el hombre, y que te dejan tan extenuado que más tarde toca bailar juntos, muy apretados.
Mucha música funky para luego terminar con Billy Joel, Barry White o Manilow, pechito con pechito.
Entonces conocí el reggae. Marley , Tosh y Cliff. Y para mi solazo individual me dejé llevar por el duende del guagancó y otras formas de la rumba. También cantos afrocubanos a deidades del panteon yoruba. El tambor africano y las numerosas maneras que adoptó en Cuba aún me embrujan como pocos sonidos pueden hacerlo. A esa música no hay que pretender entenderla, comprenderla, sino que es mejor dejar que sea ella quien te recorra cada rincón, la cual te estudie.
Las chicas del rock que me movieron el suelo fueron Joplin, Pat Benatar, Patti Smith, y me gustaba el look de Chrissie Hynde, la de Pretenders.
Empecé a escuchar jazz, primeramente de Nueva Orleans, y Dixieland que es el mismo pero tocado por blancos, y luego swing, scat, ragtime, hasta que escuché be bop, en eso me quedé unos años. Luego Coltrane Keith Jarret y más rock de los viejos grupos.
Al regreso a la Argentina entré en contacto con una catarata musical, el rock nacional, ya tenía dos discos de Sui Géneris y Pappo, pero conocí además otros grupos excelentes de Charly García, a Fito Paez, Baglietto, Spinetta, Porchetto, Los Virus, Abuelos de la nada, los blues de Celeste Carballo, Yorio, y mucho más Pappo y su guitarra gentil y abrupta.
Y al final me rendí y dejé entrar la música clásica, pero ese capítulo da para tanto que mejor lo dejamos en que ciertos compositores, los más conocidos por todos, me cautivan aún como en el primer día. Sobre los últimos años que viví en Buenos Aires comencé a acudir al teatro Colón a escuchar conciertos u óperas, con entradas muy acordes a la exigua economía que acuciaba mi bolsillo, siempre en las últimas plantas, en el gallinero. Luego en Madrid acudí al Teatro Real, ya en mejores localidades, pero siempre aquellas de oferta, lo importante era la música, que cuanto más alto mejor se oye.
También en España le tomé el gusto y el punto al flamenco, música de duende como los cantos afrocubanos y el blues. Mi mujer me regaló una guitarra Telecaster para un cumpleaños de hace una década. A lo largo de estos años no saqué más que algunos arpegios, ni armé más de dos o tres temas. No la toqué como Albert Collins ni Keith Richadrs, pero sí lo suficiente como sentir cierta forma autocompasiva del gozo aún siendo un oreja dura, alguien que genéticamente está menos preparado para tañir las cuerdas de un instrumento musical que para volar autopropulsado hacia el infinito, más allá del Sol.
A través de mi vida he escuchado la música con dos fines. Una es el aporte contracultural, la compañera constestataria, como para otros fue un rudimento revolucionario; la segunda es que me hace sentir un placer atenuado, sostenido, como el efecto del agua de una pequeña cascada de montaña cayendo sobre el reverso de mis manos, que me ayuda a sobrellevar los rigores cotidianos y consigue calmar alguna parte levemente rayada en el anverso de mi hipotálamo.
Cuando llegó la parada en que debía bajarme para ir a buscar el coche, vi la etiqueta del jean de la chica de los auriculares y como el pantalón escindía su cuerpo en dos mitades simétricas, noble zanja, entonces pensé en comprarme un walkman rojo como el primero que tuve, pero más moderno y pasarme el día moviendo la cadera y los brazos al ritmo de la misma música de siempre en los nuevos soportes. Pero no sé si esos aparatos son precisamente para mi, que necesito ver gente alrededor compartiendo mi ruido o mi silencio, mi rock and roll de frenéticos riffs y punteos, para dejar luego que los mimos asomen con la sugerente melodía de el gato que está triste y azul.
O subir a la buhardilla y ejecutar en la Telecaster, alguno de los tres arpegios aprendidos, hasta que mi hijo y mi esposa supliquen por silencio de rodillas y prometan ser buenos durante el resto del día.
Diario de letras humeantes.
Abrí el periódico sentado en el sillón de cuero frente a un café con leche por degustar y me percaté de que por primera vez en mucho tiempo sostenía en mis manos el matutino de papel.
Ya no es una percepción de que el mundo de la lectura será digitalizado, en mi caso es un hecho. Cabe discutir cuanto me aleja este soporte de usar esos valiosos e insustituibles minutos de solazo en lo que era la lectura clásica. Desde las primeras horas en vela del día hago un repaso en computadora por diferentes periódicos nacionales e internacionales, reviso mis casillas de correo, las redes sociales, algunas páginas informativas que no son exactamente periódicos ni blogs, y luego paso a ver cuadros y recuadros, esquemas y formulas del trabajo, cuando dejo paso a mi mujer en el ordenador principal de la casa y doy mi último sorbo de café para salir a discutir el cobre por los campos de Castilla casi cada día, por lo general ya leí lo que en libro serían unas diez páginas, y en periódico de papel hubiese supuesto la totalidad de lo que se suele consumir. Y aún quedan las lecturas del resto del día, carteles, señales direcciones, indicaciones, más información en su mayoría descartable, prospectos, folletos, tarjetas, navegadores, mensajes e internet en el móvil, y a media mañana otra lectura de algún capitulo del libro que lleve encima, y al cerrar el día una nueva tanda de internet y papelitos del trabajo antes de tomar por unos pocos minutos ya, inevitablemente, ya más por una cuestión de honor que de placer, el libro de la mesita de luz. Que aún continúa siendo de papel y cartón, y que aunque no sepa por cuanto tiempo más, todo parece indicar que por muy poco más. Sin contar con lo que escribo, ya casi siempre en un ordenador, que también lo leo, incluso dos y tres veces.
El diario decía que habría huelga general en España en marzo de 2012, a unos días de aprobada por amplia mayoría del Partido Popular, la ley laboral que más daños inflige a la clase trabajadora, que más logros se cepilla de un plumazo, que más modifica el mapa de los emolumentos a percibir y los derechos de los trabajadores sin modificar no obstante ni un ápice sus pésimas costumbres y usos. Los vicios anti productivos de una ociosa clase sospechosamente llamada trabajadora.
Y es que en efecto, para paliar los daños de una mal llamada crisis ya que muestra visos de status, que incluso amenaza con profundizar antes de estabilizarse, convenía llegar a un acuerdo, a un consenso con las partes interesadas y sentar las bases para la construcción de un nuevo país, de una nueva mentalidad frente al trabajo, habida cuenta que las relaciones de poder a nivel mundial están experimentando modificaciones estructurales que dejarán con toda probabilidad un mapa muy diferente del que estamos acostumbrados a ver, por un lado Estados Unidos rigiendo los destinos económicos del mundo y por otro Alemania, Francia e Inglaterra desde Europa apuntalando esa supremacía occidental. Parece que el castillo de naipes si bien no se viene abajo del todo, si que pierde algunas de sus plantas superiores, aquellas armadas con mayor dificultad, desde las cuales el mundo se observa por encima del hombro. No se invertirá la tortilla pero parece que ya no gozarán de esa diferencia tan abismal con el resto de civilizaciones, que les permitía dormirse en los laureles. Y a España ese octavo lugar entre las economías desarrolladas del mundo que ostentó alguna vez, lamentablemente lo más probable parece ser que le vaya a sonar a lengua olvidada, a leyenda perdida en el magma de los tiempos. Porque con suerte y muchísimo esfuerzo podrá resituarse al nivel de las sanas y competitivas economías pujantes de los países satélites de las potencias emergentes asiáticas más Brasil. No del todo halagüeño el panorama que aparece pintado en el horizonte.
Sin lugar a dudas había que darle unos retoques a los hábitos adquiridos en los últimos cuarenta años de enorme crecimiento, desproporcionado con la educación del nuevo proletario burgués, con el aprovisionamiento del acervo cultural de este para su novísimo nivel. Almuerzos opíparos, parones para descansar y siestas que ya es imposible cristalizar por la lejanía del trabajo y la casa, extensos descansos para desayunar en medio de la mañana, largos períodos de tiempo de vacaciones extras a las correspondientes, por fechas festivas en su mayoría religiosas, puentes, fiestas regionales, pagas dobles , cestas , cenas de empresas, variadas maneras de la alegría ibércia y un extenso etcétera que llevaría demasiado espacio enumerar pero que se resume en dos palabras: escasa productividad.
Con arreglo al mundo tal como lo conocemos, Alemania paga la factura, y hasta ayer no muy a desgano ya que no era poco lo que ganaban teniendo a los países mediterráneos de rasgos displicentes , como consumidores exclusivos de su tecnología punta. Pero esto se está modificando a pasos muy aligerados.
Nadie parece ya querer subvencionar a nadie.
Pero de ahí a ocasionar un tajo transversal en los derechos elementales de la clase productiva, sin el más mínimo consenso, a través de una ocultación institucional a todos los niveles y no desprovista de toda suerte de engaños y estafas a nivel de propaganda electoral, va un trecho que conviene al menos analizarlo antes de ser andado.
La reforma laboral debería contener cambios que apuntasen a una recuperación no solo del número de empleos, sino de la eficacia del sistema. Y en este apartado si bien los empleados suspenden con una nota llamativamente baja, los empleadores no le van a la zaga. La medida se ceba exclusivamente en convertir lo más posible una clase obrera europea en una oriental, pero no toca en absoluto las modificaciones de la clase empresarial española, a la sazón mucho más vetusta e inapropiada para hacer frente a los nuevos desafíos que los actuales damnificados.
El empresariado español es básicamente pre capitalista, con muchos comportamientos feudales en sus manejos, muy apegado a formas de relación con el poder que resaltan por su carácter corrupto al ser observadas bajo un prisma moderado y moderno. Este empresariado recurre muy a menudo al pago de prebendas, de comisiones de tajadas a los representantes del poder público, como medio de obtener las licencias que le permiten desarrollar sus actividades lucrativas. La altísima connivencia de los asuntos privados con los poderes públicos y la escasísima percepción de incurrir en una falta o delito que en España se tiene, dado a los inexistentes castigos que estas practicas delictivas conllevan, unido al adocenamiento de sus políticas empresariales, y a la practica dinástica dentro de las empresas, incluso en la concepción popular de que el patrón debe ser el mismo que lo es desde tiempos pretéritos ya que sabe como hacerlo, cuando es justamente los contrario, hacen que sea de carácter urgente una ley de reformas del mercado laboral pero en lo que atañe a cúspide de la pirámide jerárquica precisamente.
En el sentido de la corrupción mucho hay que trabajar ,que legislar y que sentenciar, y respecto del atraso cultural del concepto de empresa se haría bien en insistir en las buenas prácticas a través de manuales, de televisiones, de cursos, en fin los mecanismos represivos unidos a la profilaxis y la educación. Del mismo modo que con la clase trabajadora.
Estamos acaso en uno de los tiempos menos propicios para la algarabía y el festejo, en horas muy bajas de la moral colectiva, los corruptos salen airosos de los combates dilécticos y legales, y sus perseguidores resultan gravemente lesionados por las leyes que deberían auxiliarlos. Está el país al revés. Y de este contexto no se salva la masa que forma la sociedad. El empleado debe hacer un un esfuerzo, para trabajar acorde al nivel de vida que desea mantener o bien aceptar de buena gana el tren de vida que corresponde a su actual productividad. Sin que ello suponga una merma de los derechos obtenidos por luchas pretéritas. Y el tejido empresarial debe hacer votos por cambiar radicalmente su estructura mental, y valorar más los recursos humanos buscando fórmulas que promuevan la eficacia en detrimento de las rémoras que premian el presentismo y la obsecuencia jerárquica.
Pero nada de eso encontré en el periódico. Solo una esquela debajo del anuncio de la huelga general, como contrapeso a las fuertes medidas anti populares impuestas por decreto, que dice que el gobierno promueve un código de buenas practicas, a través del cual apela a los buenos sentimientos de la banca, la misma que condujo a esta situación de descalabro económico sin ruborizarse demasiado, para que muestre tener su porción de corazoncito con el desgraciado que deba sufrir un desahucio, que en España va acompañado de la permanencia de la deuda adquirida de por vida aunque se entregue el bien hipotecado, y se le perdone la deuda. Siempre que el banco así lo desee hacer.
Le seguía de lejos la sección de deportes, a la que acudo sin demasiado preámbulo, a falta de contratapa cómica como en Argentina, cuando siento que el contenido de lo que estoy leyendo, por su tenor graso comienza a ponerse espeso, denso, o cuando está a punto de conseguir enrabietarme, en una de las pocas mañanas, de las últimas en que leeré el diario de papel, arrebujado en mi sillón de cuero frente a la humeante taza aromática.
El lienzo del castillo Lynch.
Me había dado ataque de asma violento a causa de la humedad y el viento que soplaba del mar con fuerza dejándome los bronquios adobados de sal mojada. Le había dejado mi aparato Ventolin a Ian, nuestro amigo de Dublín, en el castillo de Kilkenny, me lo pidió para quitarse el asma matutina que parece atacar con mucha frecuencia en la húmeda Irlanda, lo usó antes de lavarse los dientes y cuando me lo devolvió su boquilla de plástico azul olía a mil demonios, así que decidí que era una buena ocasión para pasar por generoso, estaba a tiempo de ganarme algunas Guiness a cambio de mi buen acto. Pero no pudo ser, tomamos esa misma tarde el tren a Galway, nos despedimos de Ian camino de la costa oeste, de modo que el gesto resultó plenamente altruista.
No tuve más remedio que ir al médico, mi mujer hablaba mejor inglés que yo, pero yo era menos tímido para comunicarme así que al final en los viajes siempre terminaba parloteando yo, aunque detrás la tenía como un acicate corrigiéndome cada interjección, cada error gramático como un mosca testicular.
- Hospital- dije y el taxista me entendió sin mayores complicaciones.
Me dijo que si quería me esperaba afuera sin el taxímetro encendido. La verdad es que ya nos habíamos acostumbrado a la amabilidad de la gente en Irlanda y Gran Bretaña, llevábamos unas semanas dando vueltas en tren y ferris por las islas y en varios sitios nos habían llevado en automóvil cuando únicamente habíamos preguntado una dirección, en un pueblo incluso el que nos subió al automóvil nos invitó a tomar unas cervezas a su casa, cosa que declinamos más por prisa que por decoro, no sin sentirlo verdaderamente en el alma.
Así que la campechanía de la gente no nos asombraba ni siquiera en la distinguida Londres. Pero sí una singularidad.
En el trayecto al Hospital, que resultó ser una pequeña clínica, se desarrolló una charla en la que le contamos que íbamos desde España pero que yo era argentino, y mi mujer le contó que yo tenía ascendientes irlandeses, que eran más exactamente de aquel Condado, entonces él miró por el retrovisor y me dijo,
-Sí en efecto , esta es la zona de Irlanda en que hay gente con el pelo moreno como usted- le expliqué que mi pelo lo más probable es que no fuese herencia de ningún irlandés ya que yo llevaba muchas generaciones de argentino, y ahí, en ese pozo sanguíneo lo más posible era que hubiese habido de todo. Cuando le dije el apellido, me dijo que esa era una de las veinte tribus de Irlanda, y de las más importantes de esa zona, que me llevaría cuando me hubiesen curado.
Directo al castillo Lynch, que provenía de la voz normanda Lench o de la gaélica O’ Loinsigh. Y que era cerca de donde el gobernador de ese mismo apellido había colgado a su hijo hasta la muerte por ladrón, dando además un escarmiento a todos los habitantes de la ciudad. El médico me dio unos medicamentos allí mismo después de atenderme y me recetó otros que me dieron en la farmacia de al lado gratuitamente, al igual que la consulta.
En agradecimiento a su generosidad, le conté al taxista que aquel antepasado nuestro que era ilustre dentro de la familia, y al cual se le adjudicaban todo tipo de proezas heroicas antibritánicas, había brindado su aporte genético en su descendencia para que surgiese otro familiar mío ilustre, pero este famoso incluso fuera del ámbito familiar, el Che Guevara. A lo que no tuve que agregar nada más, el hombre tenía buena constancia de las raíces irlandesas del personaje americano, y con cara de niño sorprendido me llevó hasta el castillo y no nos permitió pagar la carrera. Le dí la mano, las gracias y caminé hasta el muro del edificio en una calle peatonal donde sesionaba un banco.
Un banco, nada muy diferente de un palacio de gobierno, ni susceptible de adoptar muy distintas medidas con sus hijos díscolos.
Galway acaso es la única ciudad irlandesa donde la gente es sofisticada, donde algunos bares cuentan con mesas que no están pobladas de cervezas Guiness sino de un café, un vino y una vela. Gente estilizada con y sin asma, que camina por su malecón recibiendo el salitre en sus caras. Y es que fue una ciudad muy cosmopolita, incluso Colón estuvo allí antes de pergeñar sus planes para rodear el mundo en busca de la pimienta y el orégano para las chuletas renacentistas.
Ese tenor mundano de la urbe le permitió al tatarabuelo de mi abuelo, salir de allí con rumbo a Cádiz, cuando sintió a los ingleses pisarle los talones, por su actividad nacionalista o por cualquier otra menos épica; da igual, el paso del tiempo y su audacia le habían granjeado el derecho de agenciarse la anécdota que mejor le calzase a su memoria y a la salud de nuestra estirpe.
Regresamos de aquél largo viaje muy contentos y cargados de anécdotas con cierto charme, más o menos barnizadas y tamizadas en el salitre de la costa oeste.
Esto fue a finales del siglo XX, hoy en 2012 está teniendo lugar una polémica desatada en la misma ciudad del Ventolin gratuito, a raíz de una propuesta para homenajear a la figura de Ernesto Guevara de La Serna, conocido como el Che, con un monumento a construir por el artista de Dublín Jim Fitzpatrick.
La idea inicial es promovida por las cancillerías de Argentina y Cuba, y aceptada por el Mayor Billy Cameron de la ciudad de Galway, quien encontró una fuerte oposición por parte de Ileana Ros-Lehtinen, representante del Estado de Florida del Comité de Asuntos Exteriores de Estados Unidos, la cual plantea que este monumento ofendería a las victimas del Che y de toda la Revolución, y sus familiares exiliados en Estados Unidos o a la memoria de los fallecidos. Argumentando que sería una rémora para el turismo y para atraer inversiones extranjeras, a lo que ciertos sectores irlandeses responden con la afirmación contraria, o sea plantean que semejante celebración llevaría turismo, le daría fama a la ciudad, y que sería un homenaje a las causas de los desfavorecidos por las que el Che luchó y murió.
La polémica está servida.
Debo decir que desde que uso la razón, en la medida en que me fue cedida, jamás se tuvo en cuenta la cantidad de víctimas necesarias para erigir casi todas las estatuas que pueblan parques, plazas y espacios públicos, de guerreros, libertadores, militares, o "héroes" del mundo entero, a merced de una evaluación de la virtud de forma totalmente parcial. Incluso vivo en España, un país donde continúa siendo motivo de debate, terminar de una vez con todos los monumentos que celebren la triste obra del falangismo, que aún adornan prestigiosos enclaves de pueblos y ciudades.
Pero aún teniendo en cuenta el sospechoso dato de que este fuese el primer caso, en que contar con victimas mortales fuese óbice para permitir el emplazamiento de una celebración plástica, como monumento, estatua ecuestre u otro tipo de escultura en espacio público, pienso que no está del todo desacertada la propuesta de que solo se erijan figuras que sean consensuadas por todos los ciudadanos y por todas las sensibilidades, y acorde a mis cánones del buen gusto agradecería que se abstuviesen de colocar aquellas de personajes que se hubiesen destacado por su agresión a cualquier ser vivo.
Aunque en un principio debiésemos dejar desnudos los sitios públicos infestados de innumerables pedestales de vencedores inmortalizados, o debiésemos revisar desde los ídolos de los cómics con que nuestros hijos y nosotros nos criamos hasta los valores consensuados como cualidades del héroe.
Encontraría de buen gusto y casi de aplicación obligatoria la propuesta y las razones de la señora Ros-Lehtinen, si previamente o al unísono se procediese a derrumbar todas las efigies que hubiesen provocado algún daño irreparable en vidas, incluidas desde luego las de la antigüedad y quizás con mayor razón, así como toda obra que en su construcción habría causado pérdida de vidas humanas.
De lo contrario, si esto a alguien le pudiese suponer un ejercicio de coherencia demasiado onerosa, mientras tanto creo que lo más atinado y lo más cercano al ideario democrático, es que cada uno de nosotros en nuestro pleno uso de la libertad, sin coerción alguna decida que monumentos quiere visitar, que ídolos desea adorar o admirar, y que ideologías, religiones, o tendencias desea suscribir.
Por lo demás yo desearía por siempre que en Galway se hiciese un cuadro del taxista que nos esperó a la puerta de la clínica durante una hora y luego nos llevó gratis hasta el castillo de Lynch.
Y colgarlo allí mismo, sobre el balcón donde el gobernador ahorcó a su hijo, no para dar escarmiento a los hombres , sino un nuevo tipo de mensaje no de carácter vinculante.
Darás un aventón al prójimo.