La Habana y Sodoma
A propósito de la noticia acerca de que un nieto de Fidel Castro va a desfilar como modelo para Chanel próximamente en La Habana, y las criticas y chanzas que surgieron a partir de este no poco llamativo hecho, que no lo sería si su abuelo no hubiese estigmatizado y reprimido tanto y durante tanto tiempo las manifestaciones de esa índole, las bromas del cubano siempre dispuesto a una buena risa, de que el modelo debería ser nieto de Raúl por las inclinaciones que los mentideros habaneros populares le atribuyen al geronte hermanísimo, me gustaría apuntar una observación, que nada tiene que ver con el citado muchacho a quien ojalá la vida lo trate de maravillas, sino sobre el resultado o el producto de las conductas altamente machistas inducidas en los individuos por los convencionalismos sociales.
El exceso de machismo como temor declarado a las propias feromonas y al hecho perturbador de la pulsión homosexual, hace que en Cuba y en muchos ámbitos donde es muy acusado el patrón de la virilidad, de potencia varonil, y por ende perseguida, más la pose, que el hecho homosexual en sí (importante recalcar que en dichas sociedades es donde más tienen lugar relaciones homosexuales furtivas), se represente, se incorpore una actitud histriónica híper machista, súper varonil , para evitar cualquier género de dudas, y más que eso: cualquier tipo de "avistamiento" de características no adecuadas, de "descubrimiento" de "aparición imprevista de rasgos y vetas indiscretas" que fuesen a revelar indecibles imágenes, tortuosos sueños, que en la vida son totalmente naturales, pero que los convencionalismos sociales han estigmatizado, como muchos otros actos reflejos naturales reprimidos y apisonados por la maquinaria de los prejuicios consagrados, compartidos y fuertemente establecidos.
El exceso de machismo en el habla de un niño, que en presencia del padre y sus amiguetes manifiesta que quiere "copular" con todas las niñas de su aula, para regocijo y orgullo del progenitor presente, termina por generar un hastío acumulado de todo ese exceso y un deseo cada vez mayor, una pulsión, por, a la vez que se evita, conocer, explorar, experimentar el área prohibida, que se manifiesta emergente en los sueños y en los deseos no controlados fuera de los límites de la atenta vigilia.
De ahí la idea de que el sometimiento sexual del contrincante al representar la mayor vejación, sea una muestra de supremacía varonil, sin tener en cuenta que en la condición homosexual de dicho acto, es tan partícipe el "verdugo" como la víctima sometida.
De ahí los deportes ingleses de equipos, concebidos en ejércitos, en escuelas de varones, cuyo objetivo casi siempre es colar un gol a un equipo que cuenta para evitarlo, con un solitario gladiador que defiende el agujero. El placer del gol clavado y la humillación del gol recibido.
En el lenguaje permanente del machismo aparece el acto de someter y sodomizar en forma figurada, como una virtud, como un "triunfo" no como algo aberrante, quien lo logra se hace acreedor del respeto y la admiración de sus iguales, se trata de ser quien hace el "gol" y quien evita que te lo metan. Todo ello en un ámbito altamente misógino, donde la mujer no tiene más participación que la cuota femenina del propio hombre.
De hecho casi es prescindible el sujeto sometido si pertenece al mismo sexo, todo se podría resolver en casa. El sodomita se somete a sí mismo, y lo único que precisa para continuar reforzando la sensación de virilidad es que el telón caiga tras el acto del rugido victorioso. Ello mantiene a buen recaudo y entre bambalinas a la traviesa inquilina juguetona, que sólo reclama para sí el premio del gozo.
Basta con remitirse al acto de la masturbación, donde un individuo se convierte en dos, el que recibe el placer de una mano muy amiga, y el que lo otorga, ambos aparentemente del mismo género, pero en la realidad que anida en toda ficción, de géneros complementarios.
Y en todo ese ejercicio tan plagado de hitos así de reconfortantes como perturbadores, terminan por no relacionar al sodomita con la homosexualidad, sino como una forma superior, con una elevación del grado de macho, del nivel de hombría. Y por ende termina viviendo una sexualidad sufrida, cercenada, culposa y sórdida.
Pues Fidel, como gran parte de toda esa desviación de la especie en que se terminaron convirtiendo aquellos "rebeldes del '59" , tenían y fueron desarrollando y perfeccionando esa característica en su lenguaje coloquial, sumando además a la charretera masculina, virtudes propias de un revolucionario prolongación de las fálicas, como el valor en la lucha, la cantidad de enemigos vencidos, la resistencia del dolor, aunque no de manera tan evidente como un hooligan o un presidiario, pero del mismo corte y estilo.
Y a la larga esos súper machos revolucionarios se fueron moldeando, inventando, temiendo un límite oscuro y recurrente, una frontera aterradora y omnipresente.
Guarapo, como buen sodomita potencial, tiembla de terror ante el deseo de ser él, su propio sujeto sometido.
El cuento cubano del Bloqueo
Respecto del tan cacareado bloqueo o embargo, y también con referencia a su extensión, la ley Helms Burton. Ambas orillas de la contienda avivaron su valor impagable como pretexto para el victimismo, además del ardid que permitía simular una permanente amenaza para el sector armamentístico, tanto norteamericano como soviético y por extensión cubano. Con solo hacer un poco de Historia, se constata que aún observando la parte más gruesa de los trazos, se desnuda una verdad que sólo la puede ocultar el deseo de ser engañado.
Tras quitarse de encima a golpe de prisión, de paredón y de exilio, al grueso de militantes anti dictatoriales que lucharon por la democracia. La razón que más esgrimieron los dirigentes por la que se hizo la Revolución "involucionaria", era según ellos para liberarse de todo cabo y atadura con el mayor imperio. Con Estados Unidos que mantenía sojuzgada a la nación y la economía cubana.
Decían que era para liberarse del yugo que suponía el comercio con el área capitalista.
Decían que era para liberarse de las cadenas del mercado capitalista y por ende del poder sofocante y atenazador del dólar.
Tras liberarse los papeles de Praga, se tuvo constancia documental de lo que era un secreto a voces. Ernesto Guevara, había partido de Cuba enormemente contrariado con la URSS, entre otras razones por las consecuencias "contra revolucionarias" de lo que la era jruscheviana dio a conocer como la "coexistencia pacífica". La cual sugería poderosamente a ambas potencias no intervenir en los países que ya estuviesen dentro de la órbita o influencia de su contrincante. Y por la misma razón, había sido muy critico con Moscú por su falta de solidaridad con los pueblos que precisaban del internacionalismo proletario, al romper la construcción de un compacto compartimento socialista comerciando con el área capitalista.
Es frecuente que en los sesenta y cinco años de gobierno único que ha padecido Cuba, se hayan ido contando diversas, y a veces hasta antagónicas versiones de lo que ha sido la política de la "Involución". Como si siempre hubiese tenido el mismo carácter, o como si hubiese mantenido a lo largo de su duración la más mínima coherencia.
Durante la primera parte de la década de los sesenta, no existía seriamente el temor ni la queja, sobre el ya supuesto y más que esperado bloqueo como represalia elemental.
Es más, existía el ánimo de algunos dirigentes autoritarios pero utópicos, de construir una sociedad, no sólo al margen del dólar y del mercado capitalista, sino en contra de este. Cosa que sospecho que nunca le importó más a los hermanos "Castromasov", que al mecenas soviético.
Una vez que ese "discurso", esa "cháchara", empezó a mostrarse disfuncional, errática, poco convincente, se apeló entonces al victimismo, al argumento de la crueldad de los norteamericanos. Que a una sociedad que se planteaba prescindir del capitalismo, la dejaban sin comercio con el tan ansiado mercado capitalista, sobre finales de los sesenta y principios de los setenta.
Cuando Guevara ya no era una molestia, y quienes podían pensar como él y como muchos otros que pasaron a retiro forzoso, ya tenían sobrados ejemplos para saber que si querían conservar el "pompis", más les valía saber hacer mutis.
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Helms Castro. - El blog de martinguevara
Desde hace medio siglo existen puntos de vistas diversos sobre la conveniencia de mantener el bloqueo económico a Cuba, así como definir a quien beneficia o lacera más este anacronico contrasentido
http://martinguevara.over-blog.es/article-helms-castro-85692264.html
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VII Congreso Jurásico
Hace mucho tiempo que en Cuba no se pueden rememorar ni pautar los recuerdos, las épocas o las modas por los períodos presidenciales o los partidos en el poder, como en cualquier otro país donde es frecuente usar de referente una etapa presidencial para referirse a un período de años, "desde el tiempo de Alfonsín" o "cuando se fue Clinton". Sólo unos cuantos octogenarios hablando entre ellos podrían hacer uso de esos hitos cronológicos.
En su lugar, la épocas en Cuba se pueden medir por la iconografía revolucionaria en los altares del poder. Y en cada congreso del PCC se presenta un nuevo debate, ¿qué imágenes deben presidir el escenario? En cada época se fueron colocando acorde a una mezcla de intenciones, de fe entre militante y religiosa y por supuesto de mucha conveniencia.
Desde sus inicios saliendo de los pañales Fidel Castro fue un maestro de la manipulación y de las maniobras en los pasillos palaciegos donde cada capa resguarda una atenta daga.
Así pasó de profundo creyente católico, al partido Ortodoxo, participó de una comisión universitaria de apoyo a Juan Domingo Perón desde Cuba y luego del ataque al Cuartel Moncada, al recibir duras criticas de parte del Partido Socialista Popular que respondía los lineamientos de la URSS, lo acusaba de aventurero golpista, volcó más simpatía aún por el peronismo y su arista antiimperialista norteamericana y soviética.
Creó el movimiento 26 de Julio que no se casaba con ninguna ideología, pero en especial Fidel declaraba allí donde podía, que él era expresamente un revolucionario "no comunista", denunciaba que el comunismo se plasmaba a través de dictaduras, y que él luchaba para re instaurar la democracia.
Luego cuando Moscú le prometió el oro y el moro, Fidel pasó a ser un convencido marxista leninista, que desde su infancia no hacía otra cosa que leer a Lenin. Cuando la URSS se diluyó, pasó a ser más martiano que marxista, más latinoamericanista que internacionalista proletario, por ende más bolivariano que leninista.
Claro, estaba el petróleo de Venezuela en el bolsillo de Hugo Chávez.
Luego pasó a ser respetuoso de los jesuitas otra vez, más tarde Raúl tomó la presidencia bajo la escudriñadora mirada de su hermano gravemente enfermo pero no distraído en absoluto, y éste a sabiendas de su escaso magnetismo y poder de seducción, fue mostrando un necesario pragmatismo que se manifestaba en una creciente simpatía por el área capitalista, y todo ello concluyó en la representación de un clímax histórico, tras un romance entre besos y caricias ora con USA ora con Francia, con la visita del presidente Barack Obama en el pasado 19-22 de marzo a La Habana.
En un principio hasta Raúl parecía gratamente sorprendido por el derroche de encanto del mandatario del norte, su aporte de esperanzas al pueblo cubano de algo genuinamente nuevo, y un discurso preciso, respetuoso de la soberanía cubana, de los valores cubanos, y quizás severo pero con la ternura de la amistad que entre ellos habían ido tejiendo desde el funeral de Mandela, respecto de las libertades individuales, de mercado y de asociación y participación ciudadana en la política doméstica cubana.
Pero un ciclón atravesó Cuba una semana más tarde, Fidel salió de su letargo con una reflexión titulada: “El hermano Obama”, para condenar todo ese encanto, esa simpatía, ese savoir faire de alguien que ya jamás podría volver a ser él.
Hasta aquí el proceso de endulcoramiento de las figuras referentes de la Revolución, que pasaron de ser en un principio, Mella y Villena, a ser de un lado Marx, Engels y Lenin, y del otro lado Mella, Camilo Cienfuegos y Che Guevara, durante años estos revolucionarios de diferentes procedencia geográfica, sustrato social y época, vigilaban atentos el más mínimo desvío ideológico en congresos, seminarios, reuniones, mítines. En el 4ª Congreso de 1991, que ya se había producido la escisión del campo socialista, el altar pasó a estar presidido sólo por Marx y Martí, luego se fueron alternando con Martí, Maceo y Máximo Gómez, de la Guerra de Independencia, cuando interesaba acercarse más a Latinoamérica. Ya en el 5ª Congreso en el 1997, regresaron junto a Marx y Martí, Lenin, Mella y Che. En el 6ª Congreso en 2011, el panel rezaba 50 Aniversario de Playa Girón. Últimamente habían desaparecido las figuras del comunismo internacional, incluso las del comunismo doméstico como Mella y Villena, y muy probablemente preparando el país para los tiempos que se andaban procurando por todas las vías, se habrían usado para el VII Congreso del PCC, próceres más cercanos a los EEUU, pero el alerta que provocó la simpatía profunda que despertó Obama en la población, los llevó a enrocarse en un ejercicio de retroceso y hermetismo oscurantista, para el cual difícilmente Cuba y el mundo vuelvan a estar preparados.
La escenificación de este retorno cíclico a un tiempo perenne, se hizo colocando en el altar de las imágenes santorales, con una prisa reflejada en la chapucera presentación, a Carlos Baliño fundador junto a Martí de los mambises de la guerra de independencia y treinta años más tarde del PSP ( el Partido Comunista), junto a Julio Antonio Mella que es el segundo que sale en el cartel, y con un tamaño desproporcionado, en colores, escorado hacia un lado, a un Fidel Castro cuando aún podía articular un discurso y esbozar una forzada sonrisa.
Ante el tsunami de la simpatía "Obamense" y la abulia a que invita la insipidez "Rauliana", decidieron sacar del sarcófago a la momia "Guarapo" no sólo en imágenes, sino de cuerpo presente en el cierre del Congreso en primera fila.
A la conclusión del congreso, dejaron claro que han decidido tomar una actitud profundamente reaccionaria, boqueando por cinco años más cualquier cambio en el sentido que se venía insinuando, con ataques retóricos "de cara a la galería" hacia el prematuro y veloz acercamiento a la presidencia de los EEUU, en la persona de Obama y recuperando el lenguaje de trincheras ante la sorpresiva simpatía del pueblo cubano por el presidente norteamericano.
Por supuesto, mientras por lo bajo continúan firmando todo tipo de contratos con poderosas empresas norteamericanas de capital ciertamente no comunistas.
Más allá de si esto representa uno de los últimos pataleos de un grupo de dinosaurios en sus estertores, o si tendrán la capacidad de imponer nuevamente un largo período de hermetismo y de manejo del país al antojo de sus ocurrencias y de espaldas a las vicisitudes y relegadas aspiraciones del pueblo cubano. La interrogante que prevalece es:
¿Hay derecho?