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El blog de martinguevara

Tauro

29 Abril 2019 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Relax

 

Nací el 3 de Mayo de 1963, el día de mi treinta cumpleaños, en 1993 la Asamblea general de la ONU proclamó ese día, el tres de Mayo como Día de Mundial la Libertad de Prensa. Mis dos padres estudiaron periodismo, el viejo no ejerció nunca y mi madre, que tenía más madera de relatora, lo tomó de a ratos y lo fue dejando como se abandonan las cosas muy personales para siempre y jamás. No ejercieron porque entre otras cosas se dedicaron a creer en los dioses del Panteón de la revolución.


Visto con retrospectiva, parece que me educaron para saber molestar,  nunca importé más de un bledo en casa, sin embargo y aunque perdí chorros de posibilidades de albergar en mi pecho una justa cuota de autoestima, nunca me rendí ni dejé de joder, y entre toda esa inmensa pérdida de tiempo, algunos tesoros, preciados, me dediqué a gastar la suela de los zapatos en busca de placeres, amigos, historias, risas, problemas y amor.


No estudié periodismo, sin embargo, a lo largo del tiempo me convertí en cronista necesario de los entornos que presencié, de la gente, los sentimientos, la belleza y tanto el brillo como el óxido de los filos de la daga que descansa en mi costado. Siento que atravesé la vida para hoy poder contarla, para mostrar los dolores de la gente, el lado amable de sus intestinos y la traición. Y lo hice practicando el amor a la libertad, al bien , a los colores pastel y azul marino, a los perfumes, a  la luna y la mesa, la buena música y mis árboles vecinos, esos que tienen algo de mi madera. Por alguna razón la frase que le atribuyen a Orwell acerca de la diferencia de la obsecuencia al poder y el periodismo decente, se hizo carne en mi desde temprana edad.

Soy ateo y escéptico, pero que loco esto de que haya tantos elementos del mismo conjunto dando vueltas alrededor del tres de mayo, de Tauro, de la libertad, la palabra escrita, los sofás, los labios y las tetas mullidas.

Con el as de bastos 

As de tauro y de libertad
As de tauro y de libertad

As de tauro y de libertad

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Elecciones

27 Abril 2019 , Escrito por martinguevara

Última jornada de campaña electoral, un acto en la ciudad, a mis lados dos damas, a mi derecha apetitosa delicia de pelo crespo castaño, ojos chispeantes y bajo el cuello todo lo demás muy bien puesto y perfumado, nos sonreímos.
A mi costado izquierdo veterana jockey de mil carreras, cabello rubio no peinado, ojos alegres, curvas por doquier, no paraba de hablar, su hombro quedó a la altura de mi tríceps, ninguno evitó el contacto mullido, daba vivas al discurso y me miraba, yo miraba a un lado y otro, la de la derecha era una joyita con trufa, la de la izquierda era todo curry, azafrán y grasita con ajo para mojar el pan.
Miré el reloj cuando ya habían pasado veinte minutos de la hora en que debía partir, desde el aire a unos cinco centímetros del suelo donde llevaba una media hora, me giré a la derecha para despedirme una de mis compañeras de metro cuadrado y me sonrió nuevamente diciéndome adiós, luego giré al otro lado casi sin tener que moverme porque nuestros brazos eran uno, y sin mediar el contrato que en el futuro será necesario firmar para establecer cualquier contacto, nos dimos un beso en la mejilla izquierda, y como felizmente en España existe la costumbre de dar dos besos, en el viaje a la otra mejilla pasamos rozando ese espacio íntimo que atesora más tacto que la propia piel, el aterrizaje se produjo a dos milímetros de la comisura de los labios, me asió fuerte contra su cuerpo, no hubo resistencia, tomé su cintura pasé la nariz por detrás de su oreja, aspiré todo el aroma a cuello que podía contener mi tórax resguardado por su pecho viscolastico, nos separamos en medio de los aplausos de la plebe, bajé de esos cinco centímetros y me sometí a la ciudad andando sobre las copas de los árboles bajos, como en los buenos sueños 
interrumpidos.

Mañana al votar, mira a tu derecha, a tu izquierda y tira palante.

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Oda al holgazán

23 Abril 2019 , Escrito por martinguevara

En el día de ayer los aspirantes a votantes fuimos sometidos a un debate electoral soporífero. Excepto por parte del Presidente en contadas ocasiones y someramente, no se abordaron los temas que realmente justifican la postergación de la utopía anarquista.

-Reforma laboral y sus desmanes que han conducido a los trabajadores a declinar la aspiración de ascenso social.

-Una urgente reforma de la Justicia, hoy en día el poder con mayor cúmulo de resabios franquistas, e incluso de la Inquisición. Condenas por ofensa a los sentimientos religiosos como en Afganistán, o injurias a La Corona. La anacrónica ley apodada "Ley Mordaza".

-Como afrontar la proximidad de una nueva recesión económica en toda Europa. 

-Reformas y fondos públicos que se destinarán a Educación, el mayor baluarte de una sociedad.

-Reformas y fondos que se destinarán a Salud, colchón sanitario de una sociedad desarrollada.

-Reformas y fondos que se destinarán a Vivienda.

-Separación de Iglesia y Estado pero en serio.

-Un debate sobre si elección de Jefe de estado por méritos o monarquía, y en tal caso, en que condiciones.

-Inmigración.

-Igualdad, pero no de secesionistas con los no secesionistas, de eso se ha hablado hasta por los codos, sino de igualdad de posibilidades y de trato entre géneros, entre razas, entre clases sociales, entre ideologías, entre capacitados y discapacitados, entre todos los habitantes del país.

Estos puntos y otros de importancia capital en el transcurso de un gobierno, en el desarrollo de una legislatura, brillaron por su ausencia en el debate, la carencia de altura en la política es alarmante, pero no es un problema exclusivamente español, es una tendencia Universal, ya no aparecen ni marcianos en ovnis de ensueño, las mejores novelas son de Houllebecq, la poesía hay que buscarla en los video juegos y la épica y el heroísmo fueron sustituidas por el llanto y el victimismo. 

Someter a la población a emitir un veredicto basado en si se va a indultar o no a unos presos en caso de que fuesen condenados, es tan pobre que da vergüenza sólo pretenderlo. 

Y sin tener a bien el panorama de comisarios torturadores encubiertos y condecorados por sus servicios sanguinarios contra demócratas, curas pedófilos, protegidos por el Estado muy lejos de conocer los barrotes de un calabozo tras crímenes execrables, ni el dato de decenas de corruptos indultados, en el cual resulta un insulto a la razón ver a un demócrata como Junqueras entre rejas, expiando las reminiscencias del odio entre los perros de guerra de Primo de Rivera y los "Escamots" del Estat Catalá.

 

En todas las épocas las personas más brillantes, inteligentes y sensibles han intentado participar en política, y en todas sin excepción han huido decepcionados y espantados por el nivel de brutalidad, o en su defecto de abyección y vileza requeridos para persistir en la imbecilización del electorado vástago.

Pero hoy hemos logrado alcanzar la puerta que conduce al paraíso del Orto, donde se interpreta una interminable oda al miserable holgazán intelectual, al imbécil prolijo engominado y al contestatario de cinco voltios. La fiesta del codo.

Por favor chicos: distráigannos con más pasión, con mayor profundidad y énfasis, que la aromática anarquía y sus efluvios están a la vuelta de la esquina.  

Oda al holgazán
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Bronceado de clochard

12 Abril 2019 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Argentina frizzante, #Relax

Un amigo que es un buen tipo y tendría toda la razón si me hubiese estado burlando, se molestó por mi videíto de "Una monedita por favor que no quiero trabajar más"; deseo hacer un descargo para evitar malos entendidos a tiempo antes que me den, además de aclarar que a menudo experimento con las respuestas de la gente en la calle, sin grabarlas porque voy solo y porque no es ese el fin, haciendo preguntas absurdas, cantando o bailando en la calle, representando un sketch, es algo que me apasiona hacer sin fines de difusión, sólo para saber más acerca de nosotros como especie y como sociedad.

Llevaba diez minutos haciendo un experimento en la calle con una pizca de humor y me sorprendieron algunas reacciones, así que busqué un sitio donde poner el teléfono y grabarme, pero en este trozo captado no se produjeron las mismas situaciones, aún así se puede ver lo duro que es pedir y no ser visto.

Durante un tiempo tras una larga experiencia de cambios en mi vida, algunos provocados y otros por consecuencia, llegué a quedar en la calle. es una larga historia y prefiero hablar de las cosas lindas o grotescas que llamen a plantearse, a corroborar, a comparar, a asociar a conmoverse con la realidad o la fantasía, sin abordar estos días; pero sí, compartí tiempo con el estrato social menos favorecido y menos atendido en todos los aspectos.

Cuando me echaron de Cuba ya estaba completamente alcoholizado y disperso mentalmente, o quizás no, tal vez estuviese centrado en mi destino, la cosa es que en Argentina fui profundizando cada día en esa dirección, llegué a una situación, no digo límite, porque el límite nunca lo conocemos hasta que lo rompemos y pasamos al otro lado, pero tenía 56 kilos de huesos, fracasos y tendones, era todo alcohol y sucedáneos, el alma pesaba como un yunque, pero también estaba lleno de vida y de amigos.

La cercanía a la muerte durante la juventud, se da en aquellos que están tan llenos de vida que sólo pueden canalizarla mediante una explosión.

La calle me esperó y fue dura, empecé a dormir en albergues de Caritas, comidas de Caritas, abrigos de Caritas, no quería pedir nada a ningún familiar ni que me viesen necesitando y suplicando, excepto tías Nilda y Celia y primo Taco ; todo lo ateo y anticlerical que soy, lo soy también de agradecido a esas señoras, monjas y sociólogas tan cariñosas en momentos tan desesperados del prójimo al que nadie presta atención.

Conocí gente increíble, Caritas prefería dar albergue a quien acababa de caer en desgracia porque no teníamos todavía la mugre de la ciudad tatuada en el aura, aún teníamos las uñas y piel humanas, el bronceado de la playa es muy distinto al de la calle, y podríamos salir antes del polvo, conseguir trabajo con la ayuda de la sicóloga, y sobre todo con un poco de afecto y cuota de obligaciones; pero aún así conocí a muchos viejos que llevaban años en la calle, uno había dejado de robar y eligió vivir fuera del delito, no tenía otra manera que así, era un maestro jugando a las cartas y una enciclopedia del tango, había otro personaje, lo recordará mi amigo Omar Salinas, ese no lo conocí en un albergue, sino en uno de esos llamados "hotel de paso" aguantaderos de precio módico, era un Pereyra Iraola, tenía hijas casadas en la catedral, a las que ya no veía desde hacía años, estancias tan bellas como extensas, cruceros por Europa en años que era exclusivo de un sector, muy reducido, un edificio en Diagonal Norte del hermano, y cosas por el estilo.

De mi también decían -mirá uno de los Guevara Lynch en la lona- pero la verdad, es que si yo salía de mis tribulaciones mentales de ninguna manera me esperaba una vida suntuosa, a Horacio sí, pero llegaba muchos años cayendo, lo metieron en las mejores clínicas, mientras lo iban echando de una, iba a otra cada vez menos buena hasta que empezó a ir a las malas, y un día solo le quedó un hermano que lo quería, y le dijo.

- Te pago este tipo de hotel- ellos podrían pagar el Alvear- y cada día tenés que presentarte limpio en mi oficina a la mañana y te quedás en el edificio hasta la tarde- como en un trabajo, hoy cuando lo pienso, el hermano lo quería bien.

Era alucinante, se emborrachaba de una manera que nunca más volví a ver, los ojos se perdían en el infinito, pero no como se nos perdía a todo borracho, bueno, de mi dijeron que también me emborrachaba así, pero no, porque él aparecía en una escalera, en el suelo, en un baño, como yo, pero a las ocho estaba de pie con el traje percudido pero doblado impecable sobre el pecho y la corbata anudada al estilo Windsor, el pelo mojado como si estuviese engominado, cigarrillo en la boca, voz gutural, camino a la oficina del hermano. A esa hora ni recordaba la noche anterior ni propinaba un trato cercano, a la mañana era el Dr. Jekyll ¿ O en realidad ese ser intentando regresar a la parte de la sociedad que lo destruyó y lo expulsó era Hyde, y Jekyll era el  que abría la puerta de salida a sus tormentos y fantasmas con las primeras ginebras vespertinas?

Deseo que Horacio haya zafado porque era buen tipo, y porque en medio de su melopea me decía: -Martincito vos sos pariente mío, somos de las familias fundadoras, cuídate-, y al instante se volvía a perder en sus estertores de otra dimensión, de un hombre que aún teniendo todo asegurado no conseguiría sacarlos de su pecho sin llegar al final del camino.

Ernesto y la esposa brasilera. Nos habíamos cruzado dos veces en el camino, ellos viajaban por la vida aliviando la mala suerte de quien pudiese tirarles unas rupias, una vez fueron a Coqueiros, a averiguar porque Rubén perdía cada día más clientela habiendo comprado un boliche de música brasilera tan exitosos en San Telmo. Según Rubén la sesión fue sorprendente pero no hizo nada de lo que le dijeron, a los pocos meses vendió el local por menos de la mitad de lo que lo compró. Aunque creo más bien que fue porque el jueves ponía jazz, el viernes y sábado brasilero, y el domingo folclore nacional, una melange que, en cualquier caso confundió tanto a los parroquianos como a los fantasmas que según la esposa de Ernesto impedían ver al final de la noche una caja registradora cansada de trabajar.

Había por supuesto otros que no hacían ninguna gracia, pero de cada uno se aprendía y cada uno tenía una historia, unos hijos, hermanos, padres, primos, amigos que ya no querían verlos nunca más.

Viví así y lo porto en mi corazón como un tesoro, también viajando por América sin un solo cobre después de gastar los veinte dólares iniciales, vender el reloj y el abrigo de pluma para invierno de sur argentino, durmiendo en albergues de pordioseros de los cuales Joao Bautista se hizo mi parceiro por meses en la carretera, hermano siamés de ruta, muchas veces la única diferencia entre un sin techo, un ciruja, un clochard, un mendigo, un linyera, y aquellos que le rodean, es que en un monento de su vida, pudo más su vergüenza que cualquier transigencia;  es una parte de mi vida a la que guardo un respeto sepulcral, es gente a la que no usaría para saciar ni la más mínima vanidad, cuando he avanzado unas líneas sobre aquellos días y sobre aquellas personas, me emociono en cada párrafo y los recuerdo en su altar con respeto, con cariño, con solidaridad y la justa cuota de dolor compartido.

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El susurro del pezón

2 Abril 2019 , Escrito por martinguevara

¿Sátiro, salido o un tipo normal?

En los viajes no me pierdo una exhibición de una colección de arte temporal o permanente, la arquitectura, los ríos, las costumbres, en la vida cotidiana lo que más me enternece, anima, potencia, es mirar al cielo en algún momento del día, no una mirada así nomás, un desperdicio de ojeada, una chispa displicente, sino una observación intensa, una visita “inspectiva” como cuando mi abuela más que mi madre mi miraba antes de salir de casa al colegio en invierno para asegurarse de que llevaba el pullover puesto y la bufanda bien enrollada al pescuezo; pero sin dudas lo que me gusta contemplar, dejar que acaricien mis pupilas y que a su vez el iris se permita un desliz pícaron, son las damas, ya sea caminando, sentadas en el transporte público, estudiando, conversando, pensando, imaginando, deseando, más allá de si después no podría ni con una sóla, pero me embarga el encanto de los derroteros amatorios, y cuando me retribuyen con una mirada, ando chisporroteando el día entero.

Si es mayor con cuerpo e indumentaria que sugieren "lista para combate", años de motor bien temperado que sabe bien como ronronea, de auto bien disfrutado que conoce todos los caminos y no teme a ninguno por rayones ni baches; bien por un ascensor de tetas, un blue jean zanjudo, un vestido marcador, sus medias, su boca, su pelo, sus zapatos, todo me indica sólo una cosa: si la veterana tiene o no unas ganas de saltar la suiza que no se aguanta.

Cuello alto o bajo, pelo ondulado o lacio, labios, dientes y ojos penetrantes, me llegan al mismo centro de la base de operaciones. Caderas onduladas, nalgas aún fuertes, redondeadas, cargan el cohete en el cañón, barriguita ligeramente cóncava, como confesaba María de Medeiros, la novia de Bruce Willis en Pulp Fiction, “una barriga en un hombre lo hace parecer fofo, en una mujer aporta belleza”, es la ladera hacia el valle de la terma de tibieza milenaria, además de un tajo suponible, intuible, cierran la compuerta de la sala de decisiones. Un par de cítricos, da igual si limones, naranjas, pomelos medianos o grandes o incluso melones, a condición que hagan juego con hombros, mentón y vientre: encienden la mecha.


"Como la comerá, esta será una enferma en cuatro, esta un hacha de rodillas, esta encima, esta debajo, esta de costado, esta con todo ocupado, esta pedirá doble ración, esta es para romance, esta para desabrochar fantasías, esta para el lenguaje procaz, esta para comerla toda a lametones, esta para reír, esta para charlar, esta para compartir gustos, esta sirve más de amiga, y por último: con esta se puede compartir techo, mecha y lecho.


Y cuando veo a las que representan el papel de frías, distantes, inmersas, pienso en como habría que abordarlas para que dejen toda esa bobería y se despeinen hasta la nuca, como si todo estado de ánimo, suerte o condición, pudiese variar según la varilla. O dependiese del punto g.

Una amiga me dijo una vez que ella pensaba en que vestidos ponerse para un hombre introvertido, otra que sabría que cocinar, y la amiga cubana, por supuesto más desinhibida en el terreno del mantecado, me confesó las delicatesen que tenía reservadas para el petulante, que olvidaría la compostura al lado de la chancleta, como Charles Windsor en La Habana. Si fuese un sátiro me encantaría dentro del orden orgiastico de la emancipación del placer, si en cambio sería un salido, prefiero seguir siendo de los manifiesta sus gustos y persigue sus deseos así como aceptamos que se deben perseguir los ideales;  y por último si soy una persona absolutamente sana y normal, pido por favor que los enfermos, reprimidos, parafilicos, perversos y perturbados que inundan los alrededores munidos de corrección, limpien la laca, despeinen el barniz, atiendan los pliegues de sus ingles, escuchen los susurros de sus pezones, las confidencias de sus glandes, y brindenle algo de atención a esos suspiros súbitos que aparecen cuando destetamos el alma.

Shunga, erotismo y arte
Shunga, erotismo y arte

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