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El blog de martinguevara

Gatos y liebres.

28 Abril 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Europa Aorta

 

 

 

            “Zapatero traiciona a los muertos  y cede al chantaje terrorista”- tal era el slogan que se podía leer, escuchar y hasta repetir si uno quería, como el ejercicio de un papagayo alentado por las hordas acólitas del discurso apocalíptico que sostenían Rajoy y sus secuaces, acerca de brindar concesiones a los violentos separatistas vascos.

Quienes hoy gobiernan tachaban de medidas de claudicación al enemigo, de cobardes excusas para entregar el Estado de derecho, a  las aplicaciones contempladas por la ley para quienes decidiesen dar pasos en firme a favor de un proceso de abandono definitivo de la vía violenta para hacer política en el país Vasco.

Hoy, a sólo tres meses de aquello, cuando concluyó un gobierno que dejó un saldo de tan solo siete muertos en ocho años por terrorismo de ETA, y la cúpula de dicha organización desarticulada, el partido que no se esmeró en demasía acompañando en aquella lucha de los demócratas para convencer a los violentos de que el mejor camino era la integración, y condenó toda acción para acabar con el terrorismo, plantea la mayor negociación con los presos de ETA que haya tenido lugar en la Historia.

“Zapatero subirá hasta el IVA de las chuches”, decían las mismas voces cuando ante las presiones del gobierno del mercado y de Merkel, valga la redundancia, el anterior presidente cedía subiendo los impuestos, no más de lo indispensable, intentando defender aún los logros sociales, mantener un colchón para los más desprotegidos. Y entonces Rajoy se presentaba ante los cuatro millones y medio de parados que en realidad había en España, como su adalid en la lucha contra el paro, la injustica y hasta en contra del capital, repitiendo una y otra vez : “ Cinco millones de razones nos llevarán a la Moncloa” agregando  medio millón de personas a esa ya gruesa lista de infelices.

Ahora Rajoy manda a sus sub alternos a decirnos que subirá el IVA, luego de haber subido todos los impuestos posibles, luego de haber perdonado a los defraudadores de impuestos, luego de instaurar el copago en la salud, recortes en educación, luego de encarecer la entrada a la Universidad pública y de no hacer nada para evitar que en esta ocasión sí, en solo tres meses se hayan congregado seiscientos mil parados más frente a las oficinas del Instituto del Empleo. 

Luego de haber incumplido todas y cada una de sus promesas pre electorales, el vencedor en las pasadas elecciones durante estos meses no se ha atrevido ni a mostrar el hocico ante la prensa , mucho menos ante los votantes.

Estos hechos observados desde cualquier ángulo ideológico o moral, no resisten la intervención del más mínimo análisis sin concluir  que en cualquier otra esfera de la vida pública que no fuese la política, semejante manera de actuar, de responder a las expectativas creadas, sería instantaneamente interpretada como una estafa y ello activaría los mecanismos legales previstos para estos casos.

De alguna manera debería contemplarse en política que quien protagonice un timo de estas magnitudes, deba refrendarse nuevamente ante las urnas seguido de cerca y observado con  óptica de aumento,  amén de aplicársele una punitiva por comportamiento de escaso contenido ético.

Nada diferente del derecho que nos asiste, en el caso de que solicitasemos un pedido a domicilio a un supermercado con pago previo a través de tarjeta y una vez que se efectuase la entrega comprobásemos que las bolsas habrían arribado al hogar  sin ninguno de los productos  encargados y ya abonados.

El votante español tradicionalmente está más inclinado a exigir un comportamiento ético a la izquierda que a la derecha, a la cual se le suele perdonar cualquier desliz moral con tal de que  esta acuda al poder con la saca repelta de billetes para repartir.

Esta vez la saca estaba vacía, ni siquiera  han tenido la delicadez de brindarnos un gato por la liebre consensuada.

 

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La casa redonda.

27 Abril 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Relax

 

 

Gamotrán Camforte me decía a mi mismo mientras hacía denodados esfuerzos por incorporarme. La cabeza hacía todo lo que podía por seguir mi directriz de no partirse en dos, pero a juzgar por el dolor no me estaba llevando mucho el apunte. El hombro lo tenía lleno de una pasta rojiza con olor dulzón, y la boca con un sabor agrio y carente de saliva, miré alrededor y reconocí el pie del lavatorio del baño, entonces me di cuenta que había podido dejar la puerta abierta y me levanté como pude, pero dos pasos más adelante perdí pie y pisada y fui a dar contra la mesita de luz que estaba al salir del baño, tiré al suelo la taza de café los libros el despertador y el cenicero, y decidí quedarme un rato más allí hasta que se me pasaran las ganas de asirme al parquet. Me dormí un rato más y entonces logré incorporarme y llegar a la puerta que no estaba muy  lejos , todo en ese mísero departamento excepto la salvación, estaba demasiado cerca.

Presioné fuertemente las sienes y luego las cavidades orbitales por encima de los párpados con los dedos medio y pulgar, bordeando los ojos, eso me hizo ver las estrellas en sus colores originales con resplandores plateados repletos de mil demonios, pero al menos consiguió aliviarme hasta que me pude sentar.

¿ Qué habría querido decir con aquello?. Lo cierto es que en Claudio no se podía creer ni cuando daba la hora, pero a veces decía cosas que parecían venir de otra dimensión, de una existencia por donde ni por asomo paseó vez alguna su codo ni  su trasero. Aunque quizás en aquella ocasión, justo gracias a lo absurdo que parecía, tuviese algo de sentido.

                  Tenía que salir de aquel antro o los pulmones me iban cobrar una factura aún mayor que los silbidos asmáticos y la tos de fumador que cada mañana resoplaban de los fuelles. Estaban bien adiestrados y podían optimizar la obtención de oxígeno de cada bocanada de aire, pero no les podía exigir lo imposible.

                  Llevaba cuatro meses alquilando ese departamento de un ambiente y ya me estaban pidiendo que lo abandonase con urgencia, ya que otros lo codiciaban como si fuese el Ritz, la propietaria era una conocida de mi amiga Karina, quien intercedió para el alquiler ya que un tiempo atrás solíamos dormir juntos y se nos estaba yendo todo en hoteles. Y aunque yo no hiciese demasiado por la salud ambiental de aquel rectángulo donde cada noche descansaba mis huesos por trescientos pesos al mes, lo cierto es que al viciado aire que se respiraba allí contribuían otros condicionantes , tales como que estaba encajonado, no recibía un rayo de sol en todo el año, si se lo aireaba entraba una corriente de viento gélido y húmedo que en invierno podía matar de neumonía y en verano de intoxicación a merced de los efluvios del pequeño patio al que daba.

                  “Al demonio con todo aquello”- me dije- si no puede esperar unos días más a que le pague dos meses de alquiler será mejor ganar tiempo e irme de aquel sitio. No sin antes darme unas cuantas duchas, algunas por higiene y otras para mitigar las jaquecas acumuladas.

                  Claudio me había dicho que en algunos sitios de la  costa cuando llegaba la temporada estival solía haber mucho trabajo, la gran mayoría del malo, del verdaderamente malo de ese que no pagan y si lo hacen solo pagan la mitad de lo prometido, pero se podía encontrar algún puesto de camarero en algún restaurante caro que permitiese regresar luego a la ciudad con unos cuantos billetes como para tirar unos meses sin preocupaciones. Gamotrán Camforte me repetía yo una y otra vez, no significaba nada, era como decir "barzao" en lugar de abrazo, pero sobre dos palabras que desconocía.

                  Junté todo lo de mi propiedad, que con libros incluídos  no llegaba a llenar dos bolsos deportivos, le dejé una nota a la conocida de Karina diciéndole que ya podía intoxicar a algún otro desprevenido con los pulmones más saludables que los míos, con respecto a la factura de teléfono le puse en la nota: “Dios te la pague”,  y me fui.

                  Antes de haber emigrado solía ir cuando era niño con mis padres a dos sitios de la costa , a un camping en San Clemente del Tuyu y a Villa Gesell. De aquello había pasado mucho tiempo, pero ambas seguían siendo zonas de veraneo, elegí Villa Gesell porque la gente me decía que tenía más onda, tanto la playa y el ambiente de la gente como los restaurantes y fondas donde se podía trabajar. Pero en realidad no había pensado en trabajar más que cuando me fui por toda la costa del Atlántico desde Uruguay hasta Guyana Francesa buscando un barco para convertirme en Simbad.

                  Fui a un pequeño hotel que había en la avenida Buenos Aires en pleno centro, cerca de donde paraba cuando era niño. Todo había cambiado, esa zona que otrora estaba entre pinos era en aquel momento un corredor de centros comerciales, eso sí diseñados con mucho mejor gusto que sus parientes de la ciudad.  Estaba plagado de pequeños bares, cafeterías, discotecas, balnearios, y la gente que estaba de recreo tenían toda la pinta de estar pasándola francamente bien.

                  Antes de ir un primo de mi padre me comentó que mi tío Ernesto, cuando era muy joven había comprado junto con mi abuelo unas tierras en Villa Gesell,  mi abuelo había tenido tiempo de venderlas cuando comenzó el desarrollo turístico , no así mi tío que estaba en otras contingencias. Fui a verlas, estaban justo donde ahora se encontraba la casa redonda, una casa que sería de lo más vulgar si no fuese porque sus paredes estaban dispuestas en efecto, de modo circular.

                   Un hombre que regentaba un bar familiar que competía  en hamburguesas y emparedados con un negocio tradicional de Villa Gesell, Sanguchetto, me dijo que podía empezar a trabajar cuando quisiese, me habló de pagarme una suma de dinero el primer mes y viendo si todo funcionaba bien me la doblaría. Le dije que sí y me fui a pasar un día entre los bosques de Cariló, una playa contigua donde se respiraba un ambiente mucho más tranquilo que en Gesell , donde el metro cuadrado era sensiblemente más caro y donde no había sorpresas bajo la arena.

  

 
 
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Winchester.

19 Abril 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Europa Aorta

 

 

 

Lo siento mucho , me he equivocado y no volverá a suceder_ dijo. Y era español.

 

Además era el Rey de todos los hispanos.

Una vez más el monarca va por delante de gran parte de la población y desde luego muy lejos de los gobernantes.

Sin pasar por alto los acontecimientos que en suma precipitaron la necesidad de  un revulsivo tal como la disculpa pública, a saber: los presuntos asuntos de corrupción de su  yerno, la violación  de la ley de portación de armas por parte de otro ex yerno con consecuencias serias para un menor, a la sazón su nieto, y por último la mala suerte de padecer un inocultable accidente en medio de una impresentable cacería, por el momento  de crisis en que todos los españoles sufren una abrupta situación de pobreza tanto como por lo poco moderno y políticamente correcto que resulta andar por ahí liquidando paquidermos, aunque solo sea a merced de un sentimiento antropocentrista que sitúa a este mamífero más próximo al hombre que el calamar de tinta negra, agravado por ser miembro de honor de WWF.

Entendiendo que la institución hace mucho que debería  ser refrendada entre los españoles para catar su verdadero calado social, un poder que podría pasar por anacrónico, pero que en la España de hoy que está lejos de constituir una unidad, y en que la que todavía perduran muchas espinas dolientes continúa teniendo una utilidad de cohesión importante,  aún así es de lejos más cercana a la gente , más comprensiva y aunque se la pueda tachar de paternalista también es cierto que ha demostrado importarle más lo que la gente opina que su clase politica.

Lo de Rajoy y su camarilla de estafadores, haciendo todo tipo de promesas para llegar a la Moncloa y a la primera semana de poder haciendo lo contrario a lo prometido, actuando diametralmente opuesto a los intereses de sus votantes y hasta creando leyes para proteger a los  grandes evasores, cuando en España la evasión es un delito penado con cárcel, perdonando a cargos públicos de su partido manchados por la duda en el proceso Gürtel, destruyendo lo que con tanto sacrificio de generaciones se construyó en materia de logros sociales, eso sí que es vergonzoso y merecería no una petición de disculpas y un mea culpa, sino el abandono inmediato del poder sencilla y llanamente  por estafa al votante.

Tres son las mentiras fundamentales que cada uno de los dirigentes del Partido Popular dijeron mirando a las cámaras:

1).- Que no subirían jamás ni un solo impuesto. Subieron todos los impuestos que se pueden subir a los pobres , eso sí a los ricos les perdonan el 90 % de lo defraudado a Hacienda.

2).- Que nunca en la reforma laboral abaratarían el despido. Se  superaron a sí mismos, ya que además de abaratar el despido en niveles históricos, dejaron a voluntad del empleador si quiere echar a todos los trabajadores a la calle, volviendo a situar a España en las atípodas del espiritu europeísta.

3).- Que bajo ningún concepto se instauraría el copago en la salud ni en la educación. Ya empezaron a cobrarles factura farmacéutica en la franja en que se concentra el 90 % del gasto farmacéutico en el país, que es en los cinco últimos años de vida del paciente, o sea los jubilados. 

En menos de cien días este gobierno concentra la mayor agresión gratuita dentro de la democracia a los menos favorecidos en España, y en el mismo tiempo que abren la mano y las puertas traseras para los más defraudadores.

Si no fuese porque lo vi salir electo de las urnas pensaría que es producto de un golpe de Estado, ya que resulta difícil pensar que alguien que no fuese un gran propietario, haya votado semejante alternativa. Pero sé que hubo comicios, vaya si lo sé, discutí cada minuto de los meses previos con los sectores más humildes de la sociedad, y me quedaba estupefacto ante su criterio de que el hecho de que ganasen los dueños de los medios de producción, acercaría a la plebe al vil metal,  o que continuarían con la rapiña , pero por una suerte de gracia divina, cada votante pensaba que su familia sería la agraciada por una especie de caridad culposa del beneficiario de la plusvalía.

O no sé que.

Lo que sí sé es que había un axioma que decía que “un español es capaz de donar un riñón, antes de dar a otro la razón”.  He podido comprobar en primara fila que pocas cosas escritas, pocas sentencias se ajustan tanto a la realidad como este dicho popular.

Es por ello que si bien las faltas de la familia Real existen y en algunos casos son graves, conviene recordar, que excepto por las presuntas actividades delictivas de Undargarin, el nieto del Rey pagó ya cara su violación de la ley de posesión de armas de fuego, ya que se dio un tiro en el pie y quedó publicamente para la posteridad sabido que no es su vocación el tiro, por otro lado el Rey gastó cincuenta mil euros en un viaje de lujo, y mató elefantes, pero ¿ que esperaba la gente que aceptaba obsecuentemente una monarquía? ¿Que un Rey Borbón no tuviese la tradición de cazar ni de montar, ni que gastase como mínimo cincuenta mil euros en un viaje? , pienso que primero deben hacerse un análisis autocritico quienes aceptaban naturalmente que la jefatura de Estado se decidiese a través de la fecundación como único condicionante, antes de juzgar a un rey por hacer de rey.

En mi país decían:  la culpa no la tiene el chancho sino quien le da de comer.

En la misma nación cuyo partido en el poder goza de numerosos casos de sospechas de corrupción por varias veces la cantidad de dinero imputada a los trapicheos del yernísimo, donde abundan los Hoteles viviendas, edificios , y hasta ciudades piloto construidas violando todo tipo de disposiciones legales sin que los culpables, ni se hayan disparado en un pie, ni hayan sido llamados por la justicia, y encima muchos sean premiados con ayudas de dinero del Estado, y por último en el mismo país donde el dispendio de cincuenta mil euros en un lujo, es una miseria en comparación a lo gastado en celebraciones,  indumentaria, coches, peluquerías mayordomos y todo tipo de gastos superfluos de varios representantes del pueblo, sin que se les haya ocurrido no solo pedir disculpas, ni mucho menos decir que no lo volverían a hacer en la tierra donde nadie pide perdón, sino que encima se ríen de nosotros diciendo que mañana mismo y cada día que estén en el cargo lo repetirán, porque nadie por encima de ellos les ha advertido que eso no se hace.

Politicos jubilados y aristocratas ibéricos practicando la frase.

 Me equivoqué, no volverá a ocurrir.

 

 

 

 

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Ovejas de puro vientre.

17 Abril 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Argentina frizzante

 

 

 

Dos semanas antes de escuchar aquello de que se estaba dispuesto a dar la vida por Galtieri en las Malvinas,  cualquier soldado del Ejército argentino habría merecido por parte de todo militante de izquierdas un severo castigo ejemplar por formar parte de un gobierno que se había dedicado en los últimos años a asesinar, torturar y desaparecer a cuanto progresista de izquierdas se encontrase en el territorio nacional. Aluciné.

  Y me faltaba lo más grueso.

Ya que si bien era cierto que desde que la Unión Soviética había recompensado a la Junta Militar argentina por romper el embargo de grano que había impuesto Estados Unidos, y  el gobierno de Cuba comandado desde el PCUS no hizo la más mínima mención pública repudiando el genocidio que se fraguaba en Argentina a manos de un gobierno fascista, aún no habían caído tan bajo como la URSS  premiando como ellos a la Junta  Militar con la medalla de Lenin a, y a su vez recibiendo la insignia de San Martín en sus charreteras gracias al influjo del poderoso caballero, Don Dinero.

Hasta el dos de Abril de 1982.

Fecha a partir de la cual para la dirigencia cubana, el gobierno del General Leopoldo Fortunato Galtieri, pasó de ser un gobierno sobre el cual era mejor no pronunciarse ni condenar en organismos internacionales, a ser digno de brindarle las mejores tropas de los más aguerridos soldados revolucionarios internacionalistas cubanos, además de apoyo económico restándoselo al ya paupérrimo pueblo isleño, y sellando estas intenciones con sonados y sonoros abrazos de camaradería con el canciller Nicanor Costa Méndez, quien pocos  meses antes aseguraba en público que Argentina no era del Tercer Mundo ya que eran blancos, civilizados y libres del flagelo del marxismo.  

Pero ni siquiera esto explicaba el apoyo repentino de la izquierda argentina y latinoamericana en general al glorioso ejercito comandado por Galtieri.

En Buenos Aires, el 30 de Marzo, tres días antes de que el infame General  diese la orden de tomar las islas habitadas por los Kelpers y colonizadas desde hacía más de un siglo por los ingleses, los mismos a  quienes los patricios les cedieran todas las riquezas del país en la parte continental, había tenido lugar una huelga general  secundada por los trabajadores, con manifestaciones bravías poniendo el pecho ante los fusiles de quienes no dudaban en matar y torturar a todo el que se le opusiese, y tanto este avance del descontento popular como la escasa simpatía, con que contaba ya el régimen en Occidente una vez se concluyó la tarea de la limpieza ideológica, marcaban el camino hacia el retorno a la democracia. Estaba claro después de haber subido Galtieri al poder en lugar de Viola quien sí era partidario de una apertura gradual hacia el civismo, que no habría ningún retorno a los comicios, lo dijo el mismo beodo General en su famosa frase: “ Las urnas están bien guardadas donde están”.

Pero a pesar de la petulancia presentía que alguna de sus pesadillas podía estar por dar el salto a la vigilia, y decidió unificar a la mayor cantidad de personas posibles, apelando al  sentimiento más al alcance de la mano de los dictadores de todas las épocas: La amenaza extranjera.

Claro que en este caso no midió bien el enemigo que se buscó para la puesta en escena de su obra bufa. Si bien podía parecer  acertada la elección porque históricamente había habido episodios de derramamiento de sangre entre ambas naciones, lo cierto es que la desaconsejaban dos razones de peso.  Reino Unido poseía la Royal Navy una fuerza militar invicta, y si esto fuese poco, también porque pertenecía a la OTAN y a la Comunidad Europea una combinación de poderío económico y militar ciertamente a tener en cuenta.

A ambos mandatarios les resultó un nada despreciable instrumento para desviar la atención de sus pueblos. Thatcher precisaba maquillar su política de desmantelamiento del estado de bienestar británico y aplacar sus constantes enfrentamientos con la clase obrera, sobre todo con los mineros. Y Galtieri para unir a todas las gargantas al grito de : Viva Argentina, a cuatro años de que se obtuviese aquel grito en la Copa del Mundo de fútbol.

Los hechos demostraron que fue un error militar, y que del lado británico estaba dispuesto a entrar en combate incluso un príncipe, mientras que del lado argentino era de esperar que unos oficiales que aún conservaban las manos manchadas de sangre de jóvenes estudiantes arrojados al río luego de meses de torturas, no estuviesen del todo dispuestos a batirse el cobre de igual a igual con la Royal Navy. El resto es un capítulo de la Historia, que habla de donaciones hurtadas, de claudicaciones y arrugues, de abandonos a valerosos soldados rasos que no es grato aunque sí recomendable recordar.

Lo cierto es que aquellos trozos de rocas inhóspitos, habitados por un puñado de atrevidos que desafiaban los vientos constantes y la humedad extrema, no les había interesado a nadie excepto a aquellos  intrépidos habitantes, los Kelpers, en mi criterio los únicos con poder para decidir por quienes deberían ser gobernados.

Las islas pasaron a ser argentinas por el automático hecho de que todo lo que había pertenecido a España , tras la declaración de independencia pasaba a ser propiedad de Argentina, pero en aquellos islotes no tenía morada fija ningún ser humano, y casi ninguno viviente.  La historia Argentina con Inglaterra es curiosa, desde que se avistó la posibilidad de declarar la independencia se procuró por todos los medios que la corona británica reconociese al Río de la Plata, ya que ello impediría que fuese recuperada nuevamente por España o invadida por otra metrópolis europea, sin perder de vista que poseer un protector que encabezaba la revolución industrial y mandaba en el mundo de las finanzas podría significar cobrarse dos piezas con un solo proyectil.

Al cabo de un análisis desinteresado, podría ser considerado colonialismo cualquier nación que se hiciese con el control de aquellos dos islotes, ya que había que enviar allí colonos. Convencer a gente proveniente de otro sitio que no fuese del norte de las mojadas y grises islas británicas habría resultado una tarea casi tan mastodóntica como acostumbrarse luego a vivir en ellas. Fueron habitadas pues por colonos escoceses e ingleses que trabajaron durante generaciones la lana de las ovejas que allí se esquilaban y se enviaba a la metrópoli igual que se hacía con el grueso de la lana de Argentina continental en cantidades exponencialmente mayores, sin despertar el más mínimo prurito nacionalista de los gobernantes patrios.

Llegó a escribir Arturo Jauretche que las ovejas del sur argentino, eran las ovejas más panzonas del mundo, ya que casi toda la lana que se declaraba para exportar era del vientre, una lana que pagaba impuestos más bajos que la extraída del lomo. Y nada de esto molestó demasiado a los bien informados y recompensados encargados de la tan cacareada soberanía.

 Hoy hace treinta años de aquella absurda guerra. Hay quien todavía se enoja con los británicos que acorde a su espíritu bromista  dicen que los argentinos deberíamos estar agradecidos de la guerra de las Malvinas ya que aceleró el final de la dictadura. Coincido con lo del buen humor.

Pienso en que duda le podría caber a una persona si, aun sin ser un Kelper con lengua y antepasados ingleses, sino un descendiente de españoles como los primeros criollos, le propusiesen que eligiese libremente a que país preferiría  pertenecer, si la dictadura de Galtieri, con su sistema de salud, de garantías en derechos humanos, con su posición económica, o a la que era la segunda economía mundial, con el mejor sistema de salud de todos los tiempos, y unas garantías político sociales inéditas fuera de Gran Bretaña. 

Hoy existe otro panorama. Argentina procura estar a cargo de la administración de las islas por una cuestión estratégica y también por su importancia en recursos marinos. Solo si es presentado así podría entender su justa reclamación pacifica, prescindiendo esta vez de la utilización de las emociones en lugar de la frialdad de la razón.

En el continente existe un inglés que es dueño de un trozo de tierra que es unas once veces mayor que las Malvinas y las ganancias que le dejan son infinitamente superiores.  Pero expropiárselo no solo no es buen negocio porque no aglutinaría a nadie, los pondría en contra ya que muchos perderían sus trabajos, sino que además este inglés , como casi todos los que han esquilmado la Argentina, no tomaron la Patagonia con cañones, a través del mal gusto de la fuerza.

Sino que colonizaron aquellas enormes extensiones, con las ovejas más panzonas de todos los tiempos.

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La madre del Emperador.

11 Abril 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Europa Aorta

En Tordesillas, un hombre se acercó a la estatua de la reina de Castilla, Juana la Loca, como llevado por un ánima en medio de la noche,  sin fuerzas en los pies para llegar más allá del monumento, frente a los muros de casa del Tratado, y al lado del Castillo donde la habían alojado por más de cuarenta años, acusada por su familia de estar demente. El  hombre se quedó mirando fijamente los ojos de la estatua de bronce, liberando prejuicios, permitiendo que apareciese lo que debía aparecer, habló con ella, le dijo que sería su fiel servidor, que sería un caballero y que desde luego no permitiría las vejaciones y los abusos que sobre ella habían cometido su padre, hijos y apoderados. Se sentó luego en un banco de hierro al costado de la estatua, y le reveló que ya nada significaba algo para él, había perdido el trabajo, la casa, el matrimonio había hecho aguas. Luego se levantó nuevamente para despedirse de la estatua como corresponde a un caballero y tomar el camino del río, y ahí de pie frente a ella, con la luz de un farol detrás de la Reina, ella bajó la vista y le dirigió una mirada firme y  tierna a la vez, alzó una ceja y luego la luz de la farola le ilumino la cara, él pudo ver su rostro plagado de la más eterna de las corduras el estigma del dolor y la traición. El hombre  sintió un escozor por todo el cuerpo, un cimbronazo recorrerle la espina dorsal, y se dirigió como era su destino a contemplar el río Duero desde el majestuoso puente medieval de la ciudad, pero ya no con la  idea de tintes trágicos que llevaba en un principio.

 

Por las calles de Madrid, Barcelona o cualquier ciudad española más o menos importante se puede apreciar un sensible cambio en los usos y costumbres marcados por los años del híper consumo.  

Años que no se vieron precedidos de un relajado tiempo de reflexión sobre la desmedida proporción de crecimiento con relación a la productividad, sino que como respuesta a centurias en que la población común y corriente no conoció otra inversión de las pinches ganancias que se obtuvieron en los diferentes momentos históricos en que España ostentó poder en la colonias que el enriquecimiento indecoroso de la aristocracia y el clero. El español pobre  había sido muy miserable y nunca contó con más ahorros que un montón de dichos del refranero popular, hermosas canciones llenas de sabiduría y gracia y un inmenso hastío y hartazgo del clero y del señorío.

Y poco más.

Por primera vez en los últimos cuarenta años, la población pasó de tener un renta  per cápita de cuatro mil a veinte y ocho mil dólares cuando dejó la presidencia Felipe González.  Luego subió seis mil dólares más hasta situarse en los treinta y cuatro mil entre las dos legislaturas de J maría Aznar y la primera de José Luis Rodríguez Zapatero, punto máxime al que llegó la renta per cápita española.

Era una gran fiesta, a los acostumbrados feriados nacionales, se le agregaron puentes, festejos de cada  pueblo de cada comarca, de cada comunidad, parecía nunca comenzar la jornada laboral,  con la excepción de la construcción, la bolsa y los bancos donde se fraguaba el milagro español. Las familias contaban tres automóviles en sus garages ( y en sus hipotecas), ya no eran pocas las que contaban con dos viviendas o más,  El español de a pie comenzó a codearse en los sitios de descanso estival con turistas alemanes y británicos, siempre con un área especial para los ibéricos no por su menor poder adquisitivo, sino por sus predilecciones acústicas a la hora de la diversión. Se fraguaba el ideario romano, la lujuria y el hedonismo al poder, cada ciudadano cual romano se convirtió en un sibarita de la buena mesa y los mejores caldos. Es cierto que el repentino acceso a tanto poder adquisitivo no había dado lugar a limar asperezas y educar a la plebe brindandole acceso real a la cultura y enseñarles que incluso la adquisición de bienes artísticos constituye un negocio, quedando relegados  más bien al clásico inversor en ladrillo y colesterol.

Se llenaron las calles de tiendas de chinos, no demasiado apegados a las virtudes del charme, barrios enteros fueron apropiados por diferentes nacionalidades de inmigrantes, quedando un mosaico cosmopolita que poco se diferenciaba de las grandes urbes donde todo transcurre, donde el progreso  no está de visita vacacional sino que tiene dirección fijada. Había incluso, una sensación mucho más alegre en el gasto que   el clásico deme dos argentino de las épocas de las vacas gordas, porque el español común no tenía tradición de manejo de un capital superior al que permite ir al almacén cada día a por enseres de primera necesidad, de repente se vio desbordado y su carácter festivo lo condujo al despilfarro, no obstante no haberse percibido simpatía hacia el foráneo sí que hubo solidaridad, muchos ganaron dinero, los grandes capitales del mundo más avezados en hallar gangas y exprimirles el máximo, en primera instancia, pero también los más pobres, los menos preparados tenían acceso a un crédito con el que podían hacer realidad un sueño oneroso, aunque de espíritu carente de grandes exigencias al mundo onírico. El que más y el que menos participó de ese baile vistoso con música estridente, con disfraces de brillos que refulgían. Nos lucramos.

Hoy , a un soplo en términos cronológicos, el panorama ha cambiado sensiblemente,  se han quedado en España solo los chinos que poseen grandes cadenas de tiendas o restaurantes, su actitud ahora es altiva, la sonrisa inicial de cara al púbico ha dejado paso a una mueca hosca, que viene a significar , si le gusta tómelo o si no déjelo. Ya no se ven rumanos por las calles, desde luego ya no hay casi polacos , búlgaros, eslovenos, eslovacos, que aunque en todos esos países los vectores indicadores del nivel de vida tarden en alcanzar los niveles que aún se pueden dar en España, sin embargo los que indican el crecimiento, el optimismo y las expectativas son infinitamente mayores.

Los rusos siguen viniendo a tropel pero ahora a comprar propiedades y productos de alto standing.

Para colmo la política se ha convertido en un nicho de personas sospechosas de todo menos de saber conducir los destinos de la Nación, de trabajar concienzudamente a favor del votante. El último presidente del país da la sensación de no existir,  por dos razones, una porque deja todo en manos de sus asesores que no tienen mucha idea tampoco de cómo desenvolverse para anunciar una tras otra, noticias pésimas para la población.  La segunda es porque cada decisión  parece venir precedida de un vacío total de ideas, de la academia del voluntarismo y la improvisación. El país está minado de vectores que lo identifican con naciones del mal llamado Tercer Mundo, ya que aquel concluyó una vez que naufragó el Segundo mundo; hay policías excediéndose en su celo contra estudiantes, muchos presos comunes por delitos menores , muchos exonerados por grandes delitos económicos, impunidad estructural para la corrupción, jueces depuestos e sus cargos por perseguir el fraude. A la espera de los recortes en dos pilares de la España social a saber: educación y salud.

La semana pasada se suicidó un ex preso disidente cubano de los que había sido liberado por una gestión del gobierno anterior, por negarse a atravesar la humillación de la indigencia y la mendicidad y es tal el abandono en el que se encuentra actualmente ese colectivo, luego de las promesas del actual ejecutivo de profundizar en su atención, que están desesperados. 

La última ley perdonando el noventa por ciento a los evasores de ingentes cantidades de dinero en impuestos, es mal percibida por la población, que sufre de condiciones leoninas para los contrayentes de  hipotecas que no pueden sufragar, con desalojo y permanencia de la deuda de por vida, caso en que se encuentran unas trescientas mil familias. Hasta Sarkozy , que no pasa por sospechoso de ser socialista, graba a los ricos sin que le tiemble el pulso en una Francia alejada de la Égalité.

No contentos con este estado de las cosas, la coqueta Barcelona y la atildada villa de Madrid se disputan públicamente sin pruritos la instalación de una ciudad émulo de Las vegas, concediendo la liquidación de todo ordenamiento legal al millonario que así lo exige para traer su panacea de ludopatía. Superando la imaginación de Berlanga  en la película Bienvenido Mister Marshall de un pueblito como el imaginario Villar del Río, para cristalizarse en la pelea pública e impúdica entre dos ciudades, las más desarrolladas del país.

La única buena notica es la reflexión acerca  de este gran fiasco de la patria rica, del café para todos, y de los Audis en la puerta, la gente ha abandonado el cinismo y la abulia  que los caracterizaba y empiezan a sentir que por sus venas corre sangre europea, que significa algo más que estar situado a un lado u otro del estrecho, del Mediterráneo, de los Pirineos o de los Urales. Constituir un ser cultivado y cívico.  

Siempre quedará la duda de si la lágrima de Juana la Loca, era por lo perdido o por lo encontrado en esta España, la misma de su hijo Carlos quien la condenó a morir cautiva y cuerda. Pero el hombre en lugar de entregarse al Duero, decidió vivir y luchar como un caballero, por todos los usurpados, desde la madre del Emperador , hasta el hijo del enigmático Inspector de hacienda.

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Galeones holandeses.

6 Abril 2012 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Opinion crítica.

 

 

 

 

Cada vez que escucho decir que hay que tenerle desconfianza al negro, al humilde de América,  a los deportistas, a los nuevos ricos, o a Obama, incluso cada vez que oigo decir que hay que desconfiar de los negros delincuentes, desconfiar porque son holgazanes, demasiado dados a la juerga y a la bebida, al juego y a la ilegalidad, me pregunto si la gente que habla se ha detenido un instante a pensar en lo que está diciendo.

La totalidad de los inmigrantes africanos a tierras americanas se produjo por medio del uso de la más cruel de la fuerzas. En ningún caso emigraron por sus deseos ni por sus medios, y mucho menos para convertirse en casi el cien por cien de los casos en esclavos, escapando de esta suerte un reducido grupo en Centroamérica, que ha vivido todos estos siglos sin haber pasado por el látigo, ya que fueron tres galeones que se quedaron sin dueños y resultaron libertos. Los únicos casos entre los millones de africanos que fueron transportados en galeones a América para trabajar en el nuevo continente.

A saber, en honor a la verdad los primeros en atacar sus aldeas y matar a todo el que consideraban no apropiado para el trabajo duro, como bebés y ancianos, así como enfermos tullidos y heridos en la batalla, eran los habitantes de las aldeas vecinas, hipotéticamente sus propios hermanos, de la misma tierra la misma lengua y algunos de la misma  sangre. También en honor a la verdad, la diferencia de clases, incluso el esclavismo, existía también en África, y ciertas tribus entregaban los "no libres" a los blancos a cambio de algún tipo de paga. Luego se los llevaba maniatados a través de la selva hasta el puerto, donde primero los compraba un intermediario africano o europeo que ya se había establecido en la costa. A los que no servían , ya fuese porque llegaban muy extenuados, o porque los comerciantes los encontraban con imperfecciones insalvables, como las dentaduras deterioradas cosa que bajaba el precio porque en breve no podrían comer el duro alimento que se les arrojaba, las piernas dañadas, los brazos demasiado flojos, o que hubiesen enfermado tras la tragedia sufrida en los días de travesía hasta el puerto, se los tiraba al agua. Así, sin más.

Las bahías de los puertos esclavistas en África casi siempre montados por holandeses y portugueses, pero también por españoles ingleses y franceses, donde llegaban los galeones negreros con un gran espacio en sus bodegas para alojar estos seres considerados  mercancía, eran verdaderas fondas de alimentos para tiburones y barracudas a merced de los infelices que se arrojaba por descartes de los esclavistas.

En esos galeones iban hacinados encadenados, y tenían que hacer sus necesidades encima, de tal modo que eran frecuentes las plagas, o las enfermedades y sus contagios. Antes de llegar a puerto americano eran arrojados nuevamente al mar todos aquellos que no servían para ser presentados siquiera ante los compradores. Como en toda actividad, y más en esta donde se puede sopesar el calado moral que hay que tener para realizarla había picaresca, estafadores de la más extrema baja calaña, estos no tiraban a todos los esclavos que estaban en malas condiciones,  si podían maquillar a los que estaban menos mal y lograban ser al menos vendidos si se los aseaba y alimentaba un poco, porque no era cuestión de ser cruel pero tonto, por cada esclavo que se tiraba por la borda se perdía un dinero, si luego el terrateniente se daba cuenta que le habían dado gato por liebre y tenía que ser este quien se deshiciese de él, siempre se podría solucionar más adelante con una oferta atractiva de dos por uno en el próximo viaje.

Una vez en el puerto americano, desde lo que hoy es Estados Unidos hasta el Río de la Plata, se los miraba uno a uno y al que no gustaba, una vez más le esperaba el agua. Tal era así que se llegaron a crear verdaderas colonias de modo artificial de tiburones y demás carroñeros acuáticos, en el Golfo de México y ciertas zonas de Australia y San Salvador de Bahía. Eran creadas por la mano humana, por cerebros y almas que eran capaces de contener toda esa cantidad de crueldad sin el más mínimo prurito. Baste leer los escritos sobre la trata que llegaron a nuestros días, para quedar atormentado, perturbado por el modo de referirse a esas personas, se les llamaba "cargamento".

Y a esa cantidad que era cargada en las caravanas que los llevaban hasta los campos de trabajo, aún les quedaba pasar el tamiz natural de la fuerza para soportar ese rigor, semejante suplicio en que se les convertía la vida en tan breve espacio de tiempo,  desde que habían estado jugando alegremente con los suyos, o cazando algún mono para amenizar la tarde con un festín y llegaron sus vecinos con los machetes a desatar la pesadilla. Se calcula que duraban ocho años de duro trabajo y torturas en cautiverio.

Los porcentajes de sobrevivientes  consensuados eran más o menos así, de la tribu en que se los apresaba quedaba el treinta por ciento vivo, de los que llegaba puerto eran comprados solo la mitad, algunos, los más sanos se quedaban de esclavos haciendo labores en el puerto y los otros al agua. De los que se cargaban en los galeones solo el diez por ciento era comprado en América y finalmente usado para el trabajo, el noventa por ciento restante o morían en el trayecto, o eran descartados en el puerto mismo o una vez comprados enfermaban y no se acostumbraban al espanto de la nueva vida, y o bien enfermaban y morían naturalmente o eran arrojados a los perros cazadores de cimarrones en los palenques para cebarlos con carne de africano y que siempre estuviesen prestos a atacar a los esclavos. He tenido la oportunidad de escuchar la desfachatez de llamarles a estos canes, perros asesinos, sin hacer mención de sus amos.

Sé que al aproximarme a un tataranieto de un esclavo no estoy en presencia de este. Ni yo por haber tenido antepasados terratenientes que tuvieron esclavos en sus plantaciones y minas, soy culpable en lo más mínimo del horror ocurrido. Pero también sé que si a uno de los dos le toca acercarse con cuidado, pidiendo casi permiso para ser aceptado y comprendiendo la desconfianza inicial, ese soy yo. Sé que si a uno de los dos les toca sentir un temor impreso en su ADN, un terror que proviene de las historias no escritas como los cantos rituales que supieron mantener de sus antepasados, ese es él.

Por eso cada vez que escucho decir con esa tranquilidad como si nada, a lo largo de toda mi vida en todos los países: -cuidado con estos negros que si no la hacen a la entrada la hacen a la salida- sé que estoy en presencia de las reminiscencias de crueldad que nos legó el amo de aquellos perros, o quizás la más profunda de las culpas. Tal vez se pueda entender luego de un sesudo esfuerzo, que no abundan los motivos para que los descendientes, confíen a pecho abierto en los valores que les propone una sociedad impuesta por los mismos que sojuzgaron a sus antepasados. 

Los hacedores de la Revolución en Cuba, que entre sus arengas más proselitistas enarbolaban la liberación de los prejuicios raciales, han vuelto a sumir a la población afrocubana en la humillación de los peores trabajos, las peores opciones sociales. El lenguaje de las altas esferas del poder en Cuba para referirse a los afrocubanos, es excecrable.

Si somos capaces de conmovernos hasta la parálisis con el Holocausto una vez que visitamos un campo de concentración, o pensamos en ello, debemos recordar que ese trance atroz duró cinco años, mientras  hay países donde el período de absoluta carnicería humana para satisfacer los más bajos instintos humanos, que significó la trata de esclavos negros traficados desde África, duró tres siglos y medio, trescientos cincuenta años. Es dificil concebir tanto dolor.

Sería menester que se desista de incluir en las carteras de chistes los racistas, que cuando se relacione negro con fatalidad, con pésimo, se piense antes en quien es el propietario de esa voz que se apropia de nuestro interior. Porque hay muchas más razones para que los descendientes de aquellos hombres de carne dolor, desconfíen de nosotros o de todo lo que les huela a esclavista, que viceversa.

Una de las cosas más reconfortantes que vi es el museo de la esclavitud en Liverpool, ciudad puntera del comercio bestial de personas de África. Es tan contribuyente a la salud como los recordatorios de Auschwitz o Mauthausen, sus ciudadanos de esta forma manifiestan que no están del todo de acuerdo con la manera en que les llegó el desarrollo. Y estando presente en esa autocrítica sentí cierto alivio aún perteneciendo al género humano.

A mi hijo, le enseño esto porque estoy convencido que así como incluso los hermanos Oppermann, Judíos bien integrados en la burguesía  berlinesa, creían imposible que el país de Goethe, de Beethoven y Hegel pudiese caer sumido en la  atrocidad más primitiva, hoy pensamos que estamos a salvo de aquellas bestias, y es mejor que nunca sepamos lo cerca que podemos llegar a estar de ese virus humano que se encarga de la autofagia y de la negación de sus propios logros.

Los bailarines, los obreros, los deportistas, incluso los delincuentes podrán gustar o no por muchas cosas, pero bajo ningún concepto aceptemos como uno de los motivos el pigmento de sus pieles ni el pedigrí de sus progenitores.

 

 

Galeones holandeses.
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