" />
Overblog
Seguir este blog Administration + Create my blog
El blog de martinguevara

Brazil, real maravilloso

30 Julio 2016 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Relax

-Hola- le dije al conserje en portugués- me dijeron que aquí se puede dormir por poco dinero.

-Depende- me dijo el hombre- de lo que usted considere poco.

Me dijo que por medio dólar tendría una cama, que debía compartir con un compañero de cuarto. Acepté, y le di dos dólares para cuatro días, los tomó sin salir de dentro del cubículo enrejado en que estaba, y me indicó las escaleras que me llevaban a mis nuevos aposentos. Mi habitación era un trozo del cuarto original de la casona, que había sido dividido cuatro espacios con tablones de aglomerado, de una forma que dejaba ver el escaso amaneramiento del  propietario. Había dos literas con dos camas cada una, y un pasillo estrecho entre ambas, tuve suerte de que me tocara la parte de la habitación donde originalmente se encontraba la ventana.  las camas contaban con una sábana gastada pero limpia, y una almohada sin funda que sólo de verla me despertaba los alérgenos del asma.

-¿Y ahí? – me dijo un hombre delgado de estatura baja, con pocos dientes y de mediana edad_ Joao, dijo cediéndome la mano.

-Martín- le dije mientras presentí como escudriñaba mi humanidad con la mirada, tal como yo había  hecho poco antes con él. 

Un joven de otro país, delgado, de estatura media, pelo oscuro largo hasta los hombros y de vestimenta llamativa, y con un excéntrico abrigo polar en su mano, un pequeño bolso al hombro, que no dede esconder mucho de valor, y un reloj que sí debería estar oculto- debió pensar a su vez Joao.

Yo estaba cansado, había llegado a Santos a dedo, después de andar  dando vueltas entre Sao Paulo y Río de Janeiro, viajes en los que gasté todo el escasísimo dinero que llevé a Brasil. Me desplomé sobre la catrera, que en ese momento me sabía a gloria,  preguntándole antes al flamante compañero de habitación:

- No irás a robarme mientras duermo no? Joao sonrió y no entendí lo que me dijo a continuación, pero su semblante hablaba por él, era de fiar.

Me levanté unas horas más tarde con mucha hambre, solo había comido una coxinha y una esfinha en la rodoviaria al llegar a Santos. Me quedaban unos dólares que llevaba cuidadosamente enrollados en los calzoncillos. Esto solucionaba dos asuntos: dado el estado higiénico de mis pantalones, cabría  suponerle demasiado valor a cualquier delincuente rastrero que decidiese probar suerte mientras dormía introduciendo sus dedos en semejante caja de sorpresas, y por otro  lado, mientras estaba en vigilia, le daba ese toque de aumento, que no se puede decir de manera categórica que mi bulto lo precisara, pero el cual no le venía mal en absoluto, para poder pavonearme entre las garotas casuales de la rúa. De todos modos estaba bien reguardado frente a posibles decepciones, ese blue jean no me iría a permitir demasiados acercamientos. Mi tranca desorientada entre el sol y el portuñol, envuelta en dólares, una imagen sugerente para lo que sea que fuese.

Había ido a Brasil unos tres meses atrás, sin saber bien donde dirigirme, pero con la intención de encontrar  un puerto importante donde parasen barcos de bandera noruega, panameña y de Liberia, que eran los que tomaban trabajadores para cubrir plazas sin requerir mucho más que un pasaporte en regla, y la promesa de que no marearse en alta mar, requisitos hasta los que podía llegar. Mi intención era pasar un par de años a bordo como marinero general  o como ayudante de cocina, ganar un buen sueldo y ahorrarlo íntegro. Aunque la fantasía del escape componía la mayor porción en el entusiasmo con que iba en la búsqueda de mi barco. Tenía metido en la cabeza a mi tío el héroe de las Américas, del lado izquierdo de la cabeza y del lado derecho, incluso hasta en ese desafío, ya que él había intentado viajar sin abonar el monto del pasaje  en un barco, durante uno de sus periplos, hasta que el hambre lo obligó a presentarse en el puente de mando y admitir que iba de polizón. También como en todo lo que me rodeaba, había una mujer en mis fantasías, quería impresionar a una reciente amante que había quedado en Buenos Aires a recaudo de sus infidelidades, en aquellos entonces, en mis condiciones, haber logrado que aquella mujer me amase, rebasaba lo que cabía que yo esperase de mi. Y ello me entusiasmaba empujandome hacia el precipicio de riesgo que suponía era lo que a ella le atraía de mi.

Vos sos el viajero descalzo, el gitano- me dijo mi madre una vez.

Lo cierto era que embarcar no se estaba llevando a cabo lo rápido que había supuesto, aunque seguía subiendo a la borda de los barcos mercantes para hablar con el capitán insinuar que sería bienvenido un plato de comida de barco europeo y alguna cerveza fría de las gambuzas, ya empezaba a divertirme más el hecho de conocer Brasil, su gente y también un poco más a mí mismo, como es menester en un buen viaje. Tenía el discurso fijo de bajarme en Rotterdam una vez que me cansara de alta mar, pero la idea era difusa. Se me había ocurrido Holanda a raíz de de mi nueva amiga y una ex novia que sólo hablaban maravillas de la vida allí. Por eso llevaba el abrigo de pluma de ganso que en el sur argentino lo había puesto a prueba de un invierno durísimo. 

 Santos era la ciudad portuaria más importante de Brasil, y en los muelles brasileros por entonces, con solo presentar el pasaporte la guardia permitía entrar hasta los embarcaderos, a los que uno pretendía enrolarse. Era de esperar que allí tuviese más suerte que en Río grande do Sul donde llegué a bordo de  un camión, que tomé en el mercado central de frutas. Los camioneros argentinos entonces solían dar aventones para que les entretuviesen con historias y les cebaran el mate, siempre que uno se acreditara debidamente y presentara un aspecto, si bien no atildado, al menos poco temerario.  

Un día subí a tres barcos en los cuales me trataron con cordialidad, y escucharon mis plegarias de dos años de sueldo y al cabo de ello,  Rotterdam, con cervezas holandesas y pasto de marineros. Cuando desperté en mi cuarto de hotel con los jugos gástricos pidiéndome combustible,  aún estaba Joao en la habitación tumbado en su cama, y continuaba en mi pantalón el preciado bulto.

2

Fui al cuarto de baño, que se encontraba en la misma planta,  austero pero limpio,  regresé a la habitación, le dije a Joao que bajaría y en dos horas estaría allí nuevamente. Salí a la calle a ver que tenía preparada la ciudad de Santos para seducir a un entumecido paladar citadino.

El pasillo del "Hotel" era luminoso, de suelos de mármol y marcos de caoba, revelaba un pasado de mayor resplandor. Había  cierta decencia expresada  en el esfuerzo que parecía hacer ese otrora conjunto de espacios ordenados, para intentar dar fe de su rancia aunque avejentada prosapia.

Cuando bajé ya se había hecho de noche. El Hotel estaba en una calle perpendicular a la avenida que pasaba frente a los muelles de carga. Al lado del viejo portón de entrada del Hotel, de madera oscura y compacta, hacia la esquina del muelle, había un bar desde el cual procedía el sonido en alto volumen, típico de las aglomeraciones con gente macerada ya por la ingesta de alcohol, sonando todas a la vez, formando un coro  reconocible en cualquier cultura del mundo con independencia de lo gregarias de sus idiosincrasias. Me asomé a la puerta iluminada y de donde además del bullicio y del vahído de cachaza salía de una victrola una música pésima pero alegre. Percibí el olor a algún tipo de fritura y me adentré en el local. La música  lejos de parecer atemperar los ánimos de las conversaciones las azuzaba, parecía exhortarlas a llegar a las más altas cotas de volumen.

Excepto por la variedad en los productos, me recordaba a los bares cubanos,  por lo animado de la charla, hasta por el fenotipo de los parroquianos y sus ademanes.

Una vez acodado pedí dos muslos de pollo y una coxinha, una especie de croqueta que se hace también a base de pollo y que recién cocinada en un sitio menos grasiento que aquel, puede resultar incluso aceptable para un buen paladar. Los acompañé con una coca cola fría. Debía ser el único tipo en ese bar y a varios metros a la redonda, que no estaba bebiendo cerveza o cachaza. Una semana antes me había propuesto no ingerir alcohol, al menos hasta que tuviese un alojamiento en condiciones y un trabajo como la gente, debía andar fresco y en las mejores condiciones posibles, hasta que volviese a reunir las  condiciones para vomitarme encima. Promesa que había caducado unas horas atrás en el barco nórdico, pero que intentaba reconstruir con todos sus piezas.

Había mujeres con medias negras y medio pecho al aire, arrimadas a los tipos de la barra que discutían entre sí, sin participar en las palabras de ellos pero sí en los sorbos a sus vasos. El culo de la chica que acompañaba al morocho alto que estaba a mi lado, se pegó a mi cadera sin que yo lo procurase, aunque sin que me desviviese por evitarlo.  La chica que contaba con una cantidad de años imposible de intuir detrás de todas aquellas superpuestas manos de pintura facial, me miró de reojo y sonrió. El moreno la apartó con la mano y me echó una mirada desafiante, yo lo observaba con el rabo del ojo mientras comencé a levantarme de la banqueta atornillada al suelo, con la coxinha en la mano y un muslo de pollo en la boca.

_ ¿Que es lo que es?  Me preguntó en tono camorrero.

De inmediato y sin pensarlo, me levanté y salí de aquel antro, guardando  la máxima dignidad que fuese capaz de conservar en mi huida. Llevaba el tiempo necesario en Brasil como para saber que en cualquier sitio que  se podía armar una pelea, se armaría.  Y podían intervenir puños, navajas, armas de fuego y todos los clientes del local. Y aunque alguna vez habría podido fantasear con ser una especie de maestro de Shaolín y darle su merecido a todos los que se habían mofado de mi, lo cierto es que no pasaba de ser un deseo difuso, y no sentía el más mínimo apego por la temeridad o el heroísmo.

Antes de salir miré a los ojos de la chica y del borracho, sonreían, parecían estar festejando mi espantada con sus interlocutores. Los dejé con sus asuntos a tratar y me fui con mis dientes sanos y el estómago sensiblemente más aliviado a dar un paseo por esa parte de la ciudad. No había muchos sitios más recomendables que ese para ir a aquellas horas. El hotel se encontraba en una parte de la ciudad que no era la elegida por las familias de clase media, ni de ninguna clase de familia, para salir de paseo.

Comí alguna cosa más en el bar de la Rodoviaria,  donde pedir un refresco de guaraná o una coca cola, se parecía más a un acto cotidiano que a una afrenta. Luego regresé al hotel, al fin y al cabo no había dormido más que un rato, y no tenía demasiado sentido quedarme haciendo turismo por aquella barriada de clasicismo  portuario.

-Da mais uma Pinga- decía un borracho pidiendo la copa salidera en un barcito a pie de calle. Me causaba gracia, en Cuba pinga es el pene e infinidad de significados y significantes que lo rodean, en Brasil es la cachaza. Si le hubiese dicho al borracho que en Cuba estaría diciendo: Dame más pinga papito- y que ello me estaba causando risa me habría partido la botella en la cabeza. O quien sabe.

En la entrada  del Hotel había dos hombres discutiendo algo, estaban alterados, pero conservaban el tono de voz bajo, cuando pasé por su lado hicieron silencio y me observaron , les di las buenas noches y me dirigí al cuarto sin más escalas. Joao estaba profundamente dormido, era demasiado temprano para un brasilero buscavidas, observé  su corte de pelo, la higiene de su ropa y tenía aspecto de llevar una vida ordenada,  tanto él como yo habíamos dejado el equipaje tras las rejas de la recepción, así que podíamos confiar en nuestras respectivas corazonadas.

3

Por esos meses había tomado posesión del cargo de presidente de la nación, Fernando Collor de Mello, y se respiraba un ambiente optimista. Representaba el éxito de las políticas liberales en alza representada entonces por los yuppies, tenía cuarenta años, coqueteaba con la juventud admitiendo que había fumado maconha en el colegio, y se granjeaba la simpatía de la comunidad gay, trans, y de la heterosexual interesada en las refriegas con sabor variado,  resaltando la figura de Roberta Clós, una transexual famosa y de tal belleza femenina, que fue propuesta un ocho de marzo como representante de la mujer brasilera. Desde las cadenas de televisión de mayor éxito se aclamaba a Collor como el transformador de Brasil, quien erradicaría la corrupción de cuajo, era el adalid de la derecha moderna, el Indiana Jones que necesitaba América Latina. Cambió la moneda de cruzados novos a cruzeiros, bajo el plan de renovar el país.

Comenzaba con esas premisas uno de los periodos de mayor corrupción en Brasil y alrededores, pero en ese momento el clima era optimista, transmitía la sensación de tener los bolsillos llenos, había una alegría generalizada en el gasto, tanto de los individuos como de las instituciones. Los municipios y Estados gobernados por el PT de Lula propiciaban a los viajeros que se quedaban sin dinero, una cama en uno de los albergues para pobres, que en algunos casos eran sensiblemente más cómodas e higiénicas que las colchonetas de aquel hotel. Claro que por cincuenta céntimos de dólar, era difícil concebir algo substancialmente mejor que aquella litera.

Los Estados gobernados por el Partido liberal en lugar de proporcionar albergue, utilizaban los medios económicos para conceder un pasaje gratuito al Estado limítrofe más cercano, sin importar si este era del mismo partido político o del opuesto, la consigna era no almacenar “maluqueiros” foráneos, cada ciudad y Estado ya contaba con una bien nutrida cantidad de los propios. Semejante gentileza debía ser convenientemente aceptada, de buena gana o a regañadientes, pero nunca rechazada, ya que en caso de que los “malucos” y “doidones” poco perspicaces, insistiesen en la idea de pernoctar en las calles, plazas, o playas de aquellas ciudades,  había pensada otra solución, algo extrema quizás, casi póstuma, y con el mecanismo bien engrasado, que era darle trabajo a los escuadrones de la muerte, que gustosos, a cambio de cachaza,  blanca navidad y una exigua paga, se encargaban de dejar bien limpio el patio.

Yo había utilizado ya el boleto gratuito de una población a otra, pero nunca la opción del albergue para indigentes. El haber conseguido conciliar el sueño en semejante lecho, solo podía ser una premonición de lo que mi espalda se vería abocada a soportar, si no subía a ese bendito barco de bandera internacional de una vez y por todas. Así que mejor sería que me dispusiese a descansar en condiciones y que aprovechase las horas del día en hacer amigos de alta mar. Dormí a pierna suelta, permitiendo que cada chinche o pulga que lo desease, hiciese uso de toda la sangre que fuese capaz de obtener de mis venas.

Cuando me desperté, Joao estaba sentado al borde de su cama leyendo una de esas revistas de actualidad repletas de fotos y de titulares en colores, con un nada despreciable espacio destinado a la presentación de una variada fauna. Muchachas, muchachos, travestis, chicos que eran chicas , chicas que eran chicos, sirenas, centauros, unicornios, tríos, cuartetos, grupos, exhibicionistas, voyeurs, en fin, la más variada fauna como objeto de compañía cronometrada.

Abrí el pequeño sobre de polietileno que usaba a modo de neceser, donde guardaba mis efectos personales, una a cuchilla de Gillette tan usada que resultaba más fácil que arrancase de cuajo los pelos cuando se aferraba a ellos de manera persistente y tenaz,  a que lograse segarlos a ras de la piel. Un cepillo dental que una vez ya superada su vida útil, permitía a sus finas cedras disponerse anárquicamente apuntando cada una a una constelación distinta. Un frasco de agua de colonia de Yves Saint Laurent, al que aún le quedaba para tirar un tiempo utilizando unas recortadísimas dosis, un cortaplumas suizo de seis elementos. Lo demás eran jaboncitos, algún frasquito de champú eventual, o algún desodorante de roll on, siempre en las últimas trazas resbalosas a punto de secarse y tirar de los vellos trabados entre la bolita y el borde.

Saqué el cepillo de dientes, la cuchilla de afeitar un pedacito de jabón y me fui al baño.

En el pasillo, sobre las baldosas vi unas gotas de sangre, como las que me solía sacar de mi pescuezo ancho como el ombú, poblado de un incomodo vello, que convenía rasurar cada día, en vistas de que no obtenía ese aspecto, desaliñado pero sexy que presentaba Mickey Rourke en nueve semanas y media. Cuando llegué al baño debí esperar ya que había un hombre afeitándose. Me miró fijamente, amenazante, parecía no buscar bronca sino afeitarse en paz. Decidí apartarme un poco de la puerta y regresar hacia el pasillo junto a las gotas  de sangre secas,  para esperar a que terminase sin riesgo alguno de que un repentino brío matutino lo animase a la pelea.

Desde el pasillo, se escuchaba un grupito de tres personas de la planta inferior, que  hablaban en portugués muy cerrado, intercalando lo que parecía ser el lunfardo brasilero, la Yiria, con algunos vocablos inteligibles, de lo que conseguí entender que había habido un problema durante el transcurso de la noche. Cuando regresé a la habitación, Joao no estaba, me peiné, colgué la toalla, y aproveché para perfumarme y recontar la plata que me quedaba. Como si cupiese la posibilidad de que el dinero experimentase un repentino crecimiento, al cabo de alguno de aquellos  recuentos. Me senté a armar un cigarrillo de tabaco Samson holandés, y apareció por la puerta Joao, con dos pastelitos de carne. Me ofreció uno, asegurando que ya había comido abajo ante mi negativa a tomarlo hasta que accedí, y en pago le convidé un cigarrillo armado. Entonces me contó que la noche anterior un hombre había muerto apuñalado en ese pasillo.

Dos hombres habían entrado al hotel durante la noche, con un solo bolso, según le explicó el muchacho de la entrada, a quien ni intentaron dejárselo en consigna. Al rato salieron a tomar algo y al regreso se detuvieron a discutir en el pasillo de entrada, primero en voz moderada que luego fue creciendo en volumen y gravedad de acusaciones y amenazas, dijo que no se ponían de acuerdo en cual de los dos había trabajado más en un robo que acababan de perpetuar. Al final se pusieron más o menos de acuerdo y se fueron a dormir.

Muy temprano en la mañana uno de los dos, salió del hotel con el bolso. Al poco rato el muchacho de la conserjería escuchó una voz en el pasillo de arriba quejándose de un dolor, y moviéndose por el suelo. Sabía que algo no andaba bien; pero tenía la orden de llamar a la policía y no salir del nicho por nada, menos aun en aquella situación, en la cual el ánimo solidario podría costarle caro.

Cuando la policía se presentó, el hombre agonizaba inmóvil sobre el suelo. Lo pasó a recoger una ambulancia, al parecer habían discutido por el botín y antes de terminar mal, uno le dio la razón al otro, de ese modo le permitió ir tranquilo a dormir la última mona de su vida. 

Antes de aligerarlo de equipaje le asestó unas cuantas puñaladas.

El sorprendido bribón, tuvo tiempo de arrastrarse fuera de la habitación y pedir auxilio. Pero ni los picotazos de los insectos, ni la incomodidad de la alcoba, ni la llegada de la policía, ni siquiera la ambulancia si alguna vez sonó a tal, hicieron mella en el profundo sueño, que en tales circunstancias suele apropiarse de las personas de sentido común y valor ordinario.

Joao dijo que el muchacho había limpiado el suelo. todo mientras dormíamos, mientras una pulga se cebaba en la aorta de mi cuello, tratando de extraer algo de lo poco que había dejado otro tipo de chinche, que hablaba mi lengua y la de mil demonios, que besaba y maldecía, y que también succionaba aquello que había dejando a su paso una sensible roncha perenne.

 Basta de barcos, me quedaría en Brasil. Aún no había probado garota.

Puerto de Santos, Brasil.

Puerto de Santos, Brasil.

Leer más

España ¿terceras elecciones?

28 Julio 2016 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Europa Aorta

España

¿Qué es este conjunto de sensibilidades bulliciosas, extrovertidas, tercas, en constante formación, erosión, y crecimiento, tan disimiles y a la vez tan parecidas como sus destinos comunes?

Sólo un país europeo estuvo más tiempo que España sin gobierno tras elecciones, Bélgica; aunque en honor a la verdad hay que admitir que el caso de España tiene lugar en una Europa que se maneja casi en exclusiva en piloto automático, con el centro de control precisamente en Bruselas y Frankfurt.

Aún así se está convirtiendo en un asunto delicado debido más a la subjetividad popular, al terreno de las sensaciones, que a lo estrictamente objetivo, que es más que nada la necesidad de que los grandes capitales y sus administradores sepan que partido político se hará cargo de la gestión de sus inversiones y haberes, ya que aunque la variación de la políticas no sería mayor a un diez por ciento, ni siquiera en el caso en que Podemos subiese al poder como ya han demostrado allí donde gobiernan, ese diez por ciento tiene precisamente el mismo efecto publicitario y de impacto en la opinión pública, que la actual subjetividad popular y las consiguientes sensaciones .

Esa es la diferencia que ha habido entre socialdemócratas y conservadores en Europa desde la restauración del continente tras la Segunda Guerra Mundial, la gestión de ese diez por ciento, que en ocasiones, según el panorama mundial oscilaba en aumento o en detrimento. Y así tuvimos a Kohl y a Mitterrand, a Craxi o a Suárez, a Papandreu y González o Rajoy, Hollande, Sarkozy, Blair o Cameron.

Excepto en el caso de los extremistas Thatcher, Aznar y Berlusconi, al resto, se muestren como socialdemócratas o conservadores, el tiempo y la distancia les concede un parecido asombroso, mientras que vistos más de cerca, eran percibidos con mayor antagonismo de lo que hoy los vemos.

Ni una cosa ni la otra.

Sí que eran distintos, y hoy no son tan opuestos. Son políticos de una misma sociedad. Los mejores de cada país del continente.

¿Queremos terceras elecciones? ¿Podemos permitírnoslas ? Esas son dos interrogantes diferentes.

La primera sólo se puede responder en las urnas, ya que son muchos los imponderables que rigen desde hoy a unas supuestas terceras elecciones.

La regla que se usa para sentenciar que unas terceras elecciones serian producto de la irresponsabilidad del partido que no ceda su voto a la investidura de un gobierno en minoría, es la misma que condena a PP y Podemos, quienes facilitaron las segundas elecciones, haciendo perder seis meses a España según su actual punto de vista diametralmente opuestos al que tuvieron hace pocos meses en la votación por Pedro Sánchez.

Hay tres dichos en el refranero español para esta situación:

 "Donde las dan la toman"; " No se puede sorber y soplar al mismo tiempo" y una tercera que hoy sería políticamente execrable, así que le cambio el verbo y el predicado  clásicos conservando el sentido fundacional " Aquí o comemos todos o la paella al agua".

El mundo adolece de falta de participación en las deciciones que toman los gobiernos en casi todos los países, en este sentido podríamos sentirnos afortunados. No ha pasado nada por pasar a unas segundas elecciones, no sentimos falta de gasolina, ni de enseres de primer, segundo ni de ningún orden, ya que nos gobiernan desde entidades supranacionales, podríamos pasar a terceras elecciones, y aunque conllevase una mayor demora podría ser lo más saludable, si así lo implorase la realidad.

Estamos al borde de la edad adulta, en este punto decidiremos que tipo de adultos seremos, si seremos maduros y proactivos, o victimistas y abúlicos.

Desde mi punto de vista se abre una posibilidad a la que se le ha brindado ninguna atención institucional o publicitaria desde los medios.

Habida cuenta que el electorado votó a todo el arco político presente en el muestrario proselitista, podrían estudiar la posibilidad de dejar de lado los intereses puramente personales y pudiesen divisar que por primera vez la Historia les otorga la posibilidad de compartir gobierno entre las dos fuerzas políticas principales y las dos emergentes.

Todos los partidos tienen políticos brillantes y mediocres. Pues usemos los brillantes de cada sensibilidad social para las carteras respectivas. Un ministerio de salud y de educación o de igualdad ganaría siempre siendo liderado por políticos de partidos que tengan más tradición en los asuntos sociales, en tanto que ministerios como industria, defensa, agricultura suelen mostrar mejores resultados en manos de equipos de perfil más técnico que utópico, pragmáticos.

 Mientras que la guinda de la torta, el de asuntos económicos, que los gestionen todos los criterios.

Lo tenemos delante, en la nariz, espero que ellos sepan ver las buenas posibilidades para todas las partes, pero más que nada para este histórico conjunto de valores e identidades ibéricas, que sin falsos alardes, ni banderitas como pulseras o pegatinas de automóviles, sino con un profundo y sosegado respeto por nuestro brillo y destino cultural, este que llamamos España sin artificios, con genuino orgullo identitario.

Leer más

Moncada para nada

25 Julio 2016 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Cuba Opinión

Mañana se conmemora, festeja o sufre según quien lo mire, el 63 aniversario del asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, noventa y nueve años después de su construcción en 1854 como Cuartel del Nuevo Presidio, a cargo del Marqués de Villaite, al que ya entrado el siglo XX se le cambió el nombre por el del insigne general mambí, Guillermo Moncada.
Episodio llevado a cabo por 135 asaltantes anti batistianos preparados en la granjita Siboney y comandados por tres cabezas, Fidel Castro, quien dirigió la columna que asaltaría al cuartel con 95 hombres, su hermano Raúl Castro con diez efectivos quien tomó el Palacio de Justicia y el valeroso Abel Santamaría quien con veintiún hombres se hizo con el Hospital Civil.
De los encargados de asaltar el cuartel un grupo de ocho hombres fueron a la vanguardia para atacar la posta número 3, pero fueron sorprendidos por un destacamento de guardia que permitió que se organizaran las fuerzas militares en el interior, detrás iban 45 hombres con armas cortas.
Y detrás de esos hombres estaba Fidel, como siempre, detrás. 
Otro grupo importante de hombres que portaban las armas largas se perdió en las calles de la ciudad de Santiago de Cuba y llegaron tarde al combate. En el lance hubo bajas de ambos lados, los insurgentes emprendieron la retirada en grupos de diez personas defendidos por seis francotiradores.
Fidel logró huir al monte sin el rasguño de una bala, y más tarde se entregó por las garantías que le ofreció la mediación del arzobispo de Santiago de Cuba Enrique Pérez Serantes, en cuanto la total integridad de su vida, y a juzgar por las abrumadoras pistas, alguna otra concesión menos presentable.

En el asalto murieron numerosos guardias del cuartel llamados "casquitos" y un alto número de guerrilleros, que se incrementó notablemente con la represión posterior inmediata a la derrota de las fuerzas atacantes, brutal e indigna del prestigioso ejército de la República de Cuba forjado en la lucha independentista de sólo medio siglo atrás.

Uno de los tres comandantes, Abel Santamaría, fue torturado, antes de asesinarlo se le extrajeron las uñas, se le cortaron los testículos y por si el sadismo no fuese suficiente, los llevaron a la celda de su hermana Haydeé Santamaría para enseñarle lo que habían hecho con su hermano, a modo de escarmiento.

Los otros dos comandantes del asalto, Fidel, mayor responsable y autor intelectual, y su hermano Raúl Castro, salieron ilesos e inmunes, sin un solo rasguño, y pasaron sólo un año y medio en prisión, una pena llamativamente garantista si se tiene en cuenta que habían protagonizado una masacre contra el Ejército de la República; en nuestros días hasta en los países más sofisticados, cumplirían penas de reclusión de no menos de veinte años, sino perpetuas o de muerte, pero hablando de los años cincuenta, pocos son los países donde no hubiesen muerto en el mismo instante en que pusieron un pie en el calabozo.

Al poco de habese entregado Fidel probablemente bien asesorado sobre el efecto propagandistico, tomó la decisión de defenderse a si mismo en el juicio por el asalto, y su alegato quedó recogido por la Historia que él mismo estableció años más tarde como la oficial, en un panfleto conocido como "La Historia me Absolverá".

La pena la cumplieron en la cárcel de Isla de Pinos, la misma prisión a la que Fidel y Raúl pocos años más tarde, una vez acontecido el triunfo de la Involución, enviaron a cumplir cadenas desorbitadas, delirantes, en condiciones de reclusión inhumanas, a opositores de toda índole, que iban desde alzados en las montañas del Escambray, a simples detractores del sibilino rumbo alineado a la URSS que iba cobrando subrepticiamente la revolución que ellos mismos habían apoyado, ya fuese con logística, con dinero, con servicios e incluso con la propia sangre, para derrocar la dictadura y establecer una democracia regida por la Constitución del 1940 inspirada en la constitución española de 1931.

Este texto moderno constituyente a cargo de nada menos que Grau San Martín, Prío Socarrás, Eduardo Chibás, Blas Roca y Juan Marinello, era sofisticado para su época e incluso para nuestros días.

Sesenta y tres años más tarde siguen en el poder a cal y canto, los hermanos que salieron ilesos de aquella masacre, los dirigentes que decían atacar al cuartel para derrocar un gobierno dictatorial que detentaba el poder desde hacía un irrisorio período de tiempo en comparación con el impresentable medio siglo, que más tarde ellos, como "patriotas relevadores" de Batista, tuvieron a bien amoldar a sus traseros los sillones del poder, a las espaldas de los inconformes las fustas del miedo, y a la inanición del pueblo su poco decorosa y sempiterna opresión.

Habiendo entrado a la Historia por el siempre purificador pasadizo  al reino de las Tinieblas, ya se puede asegurar que a los hermanos Santamaría y a los muertos de ambos bandos en aquel asalto del cual mañana se conmemoran 63 años, la Historia los ha sobreseído, los ha indultado y a algunos los ha absuelto; sin embargo  ese mismo magma impreciso de hechos transformados en efemérides, onomásticos, aniversarios, estandartes, iconos y en medio de todo algo de realidad imparcial, que conocemos por Historia, lo que sí tiene claro, es que a los todavía vivos Raúl y su ínclito hermano Guarapo, no les tiene reservado el banquillo del perdón, ni siquiera el rincón del beneficio de la duda.

 

Fachada del Cuartel Moncada tras el asalto e imagen de Abel Santamaría
Fachada del Cuartel Moncada tras el asalto e imagen de Abel Santamaría

Fachada del Cuartel Moncada tras el asalto e imagen de Abel Santamaría

Leer más

Pop corn de los Monos

23 Julio 2016 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Relax

Vi que daban Tarzán en las carteleras quise retornar a mis conversaciones con mi amigo el chimpancé en el zoo del Nuevo Vedado, a los años de trepar hasta la copa de los árboles y darle sentido a ese sentimiento tan arraigado de eterna soledad, me dije: esta peli llena de animales, lianas, selva, sonidos, la veré en pantalla gigante y dejaré descansar por una vez el subtorrent y su formidable gratuidad. Así que decidí sumergirme en la nostalgia de esa actividad perdida en el túnel del tiempo, fui al cine.

Mi entusiasmo alcanzó su punto máximo cuando se apagó la luz tras la publicidad y apareció la primera imagen del conde de Greystoke, y en el acto mis vecinos de asiento comenzaron a conspirar contra el buen gusto y el mínimo decoro, desenfundaron las coca colas en esos enormes vasos con pajitas y las palomitas de maíz tamaño súper destrucción cerebral, que hasta entonces descansaban en las ranuras habilitadas en sus sillones, comenzaron a sorber, a masticar y a escarbar con las uñas en los interminables buckets de maíz reventado, todo ello sonaba como Guayos del infierno, tablas de lavar de pésimo jazz, maracas tocadas por aprendices de Laponia, parecía una escuela de tablao flamenco para austríacos, sonaba a discusión futbolera de bar, sorbos, dentelladas, escudriñes, calzoncillos rotos, almas envenenadas, shhuurp, shorp, crash, smerck, crack, rab rib rub trash, en tanto el entusiasmo se desvanecía.

Miré a mi lado varias veces y al notar que les importaba un bledo la opinión de este espectador de su masacre contra la armonía, dirigí mi súplica a la pantalla:

- Tarzan por favor suelta a Jane, coge la liana, salta fuera de la pantalla dispuesto a una lucha despiadada, a mi lado te esperan dos de tus más encarnizados enemigos!

Pero el hombre mono continuó luchando contra los enemigos del celuloide, y yo tremendamente indignado, aunque precavido, tras sopesarlo respondí al grito de alerta de la preservación de mi especie emitido por la madre naturaleza, y no me atreví a a hacer frente a tales ejemplares sorbedores y trituradores de cuanta materia se atreviese a rodearlos.

Con la esperanza de que más temprano que tarde, ya fuese Tarzán, los gorilas o una devastadora indigestión diesen cuenta de los desaforados depredadores, me mudé tres filas más atrás donde dos amantes producían ruidos de una naturaleza mucho menos estruendosa, aunque de un atractivo carácter perturbador.

Entre los crunch cranch de adelante y los mmmmññ uummhh de más atrás, sólo puedo garantizar que me quedó claro que Tarzán ganó, dentro de todo suerte que la película no era un suspense ni encerraba mayor misterio, aunque sí emergió de aquella sala una sólida moraleja:

 Donde esté el Subtorrent y la intimidad a que invita, que se quite todo lo demás, a pesar del llamado a abusar de su ínclita gratuidad.

Palomitas de maíz y refresco interminables

Palomitas de maíz y refresco interminables

Leer más

Niza y Turquía

18 Julio 2016 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Europa Aorta

Reventaron en pedazos cada vida segada en Niza y en Turquía, no es necesario que sean eliminados millones para lamentar la pérdida de millones. Un solo muerto puede generar la reverberancia necesaria para que el retorno nos traiga la mención histórica de los tiempos de horror.

Más allá de que cada vez cobra más fuerza la teoría de que el camionero de origen tunecino que perpetró la masacre de Niza, Mohamed Bouhlel actuaba por motu proprio, ni siquiera asistía a la mezquita, era megalómano, adicto al sexo, bebedor y fumador de hashish, quizás inspirado en el momento de los asesinatos en la vorágine de la Yihad pero sin obedecer ordenes de ninguna cédula islamista, que por otro lado EI o Daesh aún no ha reivindicado como propio y tardó más de lo acostumbrado en festejar, a la vista está que Francia se está convirtiendo en blanco predilecto de quienes instrumentan el recurrente y anquilosado odio entre culturas y religiones, promovido ya sea por los tangibles bombardeos de los ejércitos Occidentales, o por un eventual castigo a los herejes.

 Pero en cualquier caso está claro que las tierras galas son un destino favorito de los odiadores de la paz y la concordia, acaso no tanto por su rol de "culpable" aunque esa sea la excusa, como porque encarna y representa, como Estados Unidos en aspectos diversos, lo más granado y representativo de la filosofía que hemos convenido en adoptar como modo de vida, como manera en que entendemos las relaciones con nuestro entorno, el principio de libertad y tolerancia, de derechos y progreso, de solidaridad y de no injerencia en los asuntos de índole personal.

El intento de golpe de Estado en Turquía, el perfil de los golpistas y del rival de Erdogan, las represalias posteriores y la intensificación del control y el recrudecimiento de las leyes, es paradigmatico ya que históricamente, Estambul, como puerta entre dos religiones monoteístas, entre dos culturas dominantes, ha sido el termómetro histórico de las relaciones populares e institucionales entre Occidente y Oriente, de la colaboración cultural, el progreso, la convivencia e integración, ya sea en su exceso o en su defecto.

Ha llegado el momento en que se impone hacer una reflexión  profunda sobre la banalización en la actualidad europea de la xenofobia, el racismo, la amnesia de la historia contemporánea de las masacres, resumidos en el lenguaje y las consignas tendientes a la prohibición, deportación y en casos extremos hasta del exterminio de los sujetos que practiquen la religión musulmana, que se están empezando a plantear con preocupante desparpajo por parte de representantes de partidos politicos y personalidades públicas no aún de primera línea, por no ya de estamentos marginales, que en boca de Donald Trump asustan mucho menos que en la de cualquier europeo aspirante al poder.

Y extender la reflexión a la comunidad musulmana residente en suelo europeo, a su compomiso, contribución y alineamiento sin fisuras, al conjunto de valores al que han decidido por decisión propia secundar al solicitar refugio, ya fuera por causas politicas o económicas, del que han sido notablemente beneficiados y que los acogió en su seno y les brindó la posibilidad de progreso y sobre todo de libertad de elección. Una reflexión acerca de cuales son las tradiciones que conviene importar hacia este proyecto humanista, de igualdades de oportunidades entre sexos, razas, religiones. Aún hay países que luchan contra sus vestigios de intolerancia de las propias costumbres y religiones en el suelo europeo, por ende sería más que deseable no fomentar el proselitismo de mensajes que promueven la misoginia, el machismo extremo, el odio inter racial e inter religioso.

Quizás el hecho de que tanto el camionero de la masacre de Niza como el guardia que desató la reciente matanza en Orlando, Florida, no sólo no pertenezcan a un cédula del Estado Islámico sino que practiquen actividades que les costaría la pena de muerte instantánea frente a un tribunal extremista islámico, y que sin embargo en el momento de perpetrar los actos terroristas, se autodenominen soldados de Daesh, revista mayor preocupación y necesidad de una pronta y eficaz reflexión sobre este nuevo fenómeno que si fuésemos atacdos por efectivos extremistas provenientes de Siria o Irak, y rechazar de plano reacciones nacidas en el comprensible pero nada recomendable deseo de revancha.

Hablamos de Europa, el continente donde las escaramuzas son poco apreciadas, donde no se empieza un descontrol marcial si no es con la finalidad de dejar trasero para arriba y patas al frente a no menos de un millón de albóndigas humanas.

Turquía es Cartago y Roma, Marruecos y España, es arroz con frijoles negros, es el termómetro que mide el calor de los humos entre musulmanes y cristianos. Erdogan lleva quince años manipulando la educación convirtiéndola en una herramienta de adoctrinamiento del islamismo suní.

Francia es lo que queremos ser, es a donde apuntamos, es el camino  del que conviene no desviarnos sometiéndonos al designio de los instrumentalizadores del descontento y promotores del odio fundamentalista, ni de los aprovechadores de la situación que hay en nuestro propio patio idiomático, cultural y gubernamental, cuya imaginación y creatividad para hacer frente a la amenaza terrorista, jamás se aleja del entorno de los recortes de libertades y derechos, tan poco recomendados por fundamentalistas de toda raza, religión y calaña.

Europa tiene en los europeos la dinamita, lo único que hace el terrorismo desestabilizador externo e interno es buscar la carga; nuestra labor, más que esconder y custodiar la mecha, es lograr  inutilizar la pólvora.

 

Atentado en Niza y golpe de Estado fallido en Turquía
Atentado en Niza y golpe de Estado fallido en Turquía

Atentado en Niza y golpe de Estado fallido en Turquía

Leer más

Escoria combatiente

14 Julio 2016 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Cuba flash.

Que asco da alguna gente.

Para que las cáscaras de cebollas, la mondas de papas y las patas de gallina den un buen abono orgánico, deben ser mezcladas concienzudamente y cuidadosamente vigiladas, de lo contrario infectan el ambiente.

Ahora viajan, incluso se van a vivir y a montar sus negocios a Estados Unidos, y no pocos a Miami, quienes hasta hace un puñado de meses vivían de decir barbaridades sobre los cubanos que desertaron de aquella concentración infame de opresión, e incluso sobre mi, que me había contratado la CIA para conspirar con el enemigo contra mis propios "hermanos".

A mi que puedo equivocarme y de hecho lo hago con frecuencia, pero que como condena sólo expreso lo más profundo y granado de las verdades a mi alcance, que no hay ni una sola coma, ni un sólo acento que se me pueda negar de lo que expreso, casi ni siquiera que se me pueda discutir. Y lo hago porque me hace más libre, deshollina el alma y ennoblece mi derredor.

Me dan profundo asco, mucho más del que ya me daban cuando sólo se mostraban obsecuentes y lamían solícitos los pies y otros péndulos de sus amos.

Algunos de ellos le gritaban "escoria" a los valientes en la embajada del Perú en 1980 lanzandoles piedras y palos por encima de la verja que separaba a las diez mil alomas allí congregadas del enfurecido "Pueblo combatiente" como les llamó Guarapo a las marchas del odio y la vergüenza de aquellos años, y a los compatriotas decididos que se fueron por el Mariel, los despidieron de su país en turbas enardecidas de Cederistas y militantes comunistas, golpeandolos con los puños, patadas, mano abierta, palos, insultos, escupidas y huevos reventados sobre sus cabezas.

Tienen suerte, no soy de su calaña y jamás los señalaré porque algún día, aunque fuese de niños, compartimos una risa, un juego, alguna verdad, pero seguro llegará el momento en que podré mirarles a la cara mientras prefieran hundir la mirada en su vergüenza para no se encontrarse con mis ojos.

No sé si conseguirán vender las heces que ofrecen, pero difícilmente podrán mitigar el peso de sus respectivas miserias.

 

Marcha del Pueblo Combatiente en Sancti Spiritus

Marcha del Pueblo Combatiente en Sancti Spiritus

Leer más

Aparta de mi ese Caliz

10 Julio 2016 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Cuba flash.

Están pronosticando un retorno de escasez extrema en Cuba

Así como si tal cosa, como si con él no fuese la historia, sube a un estrado el Presidente hermano del ex Presidente y padre o tío de los futuros Presidentes, principes y reyes y anuncia: "Vamos a tener problemas con el petróleo y por ende con la electricidad y todo lo que provenga de esas energías" Todo.

La súbdita bolivariana vacía sus intestinos en los bolsilos castrenses y castrianos de la Perla; ¿A dónde fue todo ese oro negro de la vasalla, Padre? Aparta de mi ese cáliz.

Pobre pueblo de Cuba aguantando año tras año, naciendo creciendo y muriendo con la sempiterna escoria atornillada al poder.
Los mismos referentes morales, exaltación del patrioterismo, de la virilidad y la hombría revolucionaria para soportar el hambre, las plagas, las carencias, las prohibiciones, los privilegios a los dirigentes y los extranjeros, la burla bufa de una familia que desde el Trono les dice, que cualquier sacrificio que hagan es para su bien.

Que pasan hambre y miseria para su bien.

Que se convierten en un pueblo de ovejas, de doble moral, alcoholizado, acobardado, prostituido, marginal y marginado, sumido en el ostracismo, para su propio bien.

Que una y otra vez se les miente, se les golpea, se les amenaza, se les estigmatiza, se les escupe en la cara, se orinan en sus vidas y se defecan en sus muertos, pero que no quepa duda, todo ello es exclusivamente por su propio bien.

 

Leer más

El santo Comunismo

6 Julio 2016 , Escrito por martinguevara

Los excéntricos y valientes cátaros franceses plantaron cara a la corrupción y la hipocresía del Vaticano durante más tiempo de lo que al poder le gusta aceptar.

Se hicieron fuertes en Languedoc, en Occitania, donde la Iglesia junto a la corona francesa, a pesar de la heroica resistencia, terminaron por exterminarlos de manera brutal a finales del siglo XIII de manos de la Cruzada albigense, y de un actor que hacía su primera aparición estelar:

La Inquisición.

Un siglo más tarde se implantó en el reino de Aragón, y dos siglos después cuando se unieron las coronas de Aragón y Castilla, pasó a a adquirir el tristemente célebre nombre de la Inquisición española, bajo el estricto control de los reyes católicos. 
Tras más de cinco mil infelices ejecutados con los más atroces de las tormentos, de exportarse a América en Lima y México para castigar a los aborígenes rebeldes, se puede decir que fue de lejos el mayor laboratorio de prácticas del dolor físico, del espanto psicológico y de pudrición del alma humana.

Lo mejor de la Edad Media es que acabó con el Renacimiento.

A menudo para intentar una aproximación a las causas de las escasísimas rebeliones en las dictaduras de izquierda, me refiero a los paralelismos del poder eclesial del medievo y los sistemas mal llamados socialistas. Ambas procedían a inocular la autocensura consistente en la apropiación de la terminología y la liturgia del Bien, como corresponde a la izquierda, al igual que a la Iglesia del medievo, en combinación con el terror, para lo cual se estudiaba, desarrollaban y aplicaban los más perversos tormentos sospechados, sobre infelices rebeldes, disidentes o inadaptados, que lejos de ser considerados víctimas, debían encima padecer la vergüenza y el estigma de ser herejes, fomentar el mal, dar albergue al demonio.

Tal como en los campos de trabajo de la Siberia en la URSS, cuando tras pasar décadas prisionero obligado a trabajos forzados, canibalismo, golpizas, el reo debía admitir que en el pasado había sido un ser egoista y despreciable al oponerse a la generosidad socialista y que estaba listo para ser un buen revolucionario. No bastaba con cumplir la pena, había que hacerse converso.

Tanto en la brutal Edad Media de la Inquisición, como en las dictaduras totalitarias comunistas, el sistema se apropia de dicha liturgia del Bien, en un caso utilizando al Dios bondadoso y en otro a una ideología portadora del gen de la solidaridad, de la justicia social, instalando en el hipotálamo y la conciencia colectiva desde la más temprana edad, el rol maligno y mezquino de la disidencia, de la desobediencia, del descontento. 
La mezcla de ese factor y la opresión constante ha dado excelentes resultados aplacando cualquier conato de rebeldía, haciendo que los herejes antiguos como los modernos, prefiriesen varias veces antes arriesgar sus vidas escapando ya sea de la URRSS a través de congelados bosques, de la RDA (Alemania Democrática) saltando el tenebroso muro o de Cuba con una rueda de camión a veces agujereada en un mar infestado de tiburones, antes que unirse y soñar con el cambio. 
Es de muy mal gusto luchar contra el Bien. 

Se apoderaron de palabras como "proletariado" "campesinado" "igualdad" "opresión" "libertad" Quién esté dispuesto a mostrarse contrario a eso, merece la misma hoguera que la adúltera bruja medieval ofensora del reino de Dios devorador. 

Cantos de sirena en un lado de la moneda y en otro, la cara de la realidad.

 

Leer más