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El blog de martinguevara

Hola Gladys

20 Septiembre 2020 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Argentina frizzante, #Relax

Con el paso del tiempo, me acostumbré a que la gente querida parta hacia esa otra dimensión, estando yo a miles de kilómetros. Mi abuela, mi madre, tías, tíos, por suerte tengo casi todos mis amigos en esta zona del tablero, pero los que se fueron excepto Carlitos Cecilia y Silvana Rizzo, no los pude despedir de cuerpo presente.

Esta tendencia me asentó la costumbre de no sentir de inmediato la partida del ser querido, no hasta que su haz de presencia, de alguna manera se acercase a ese punto en que una parte de mi también se acerca para fraguar una cita, la primera tras el viaje, no la última. A veces pasan sólo días, en ocasiones meses y a veces el tiempo se hace protagonista dejando transcurrir años.

Hoy me puse a terminar un archivo al ordenador, y dejé la televisión encandida para que me acompañase, así de medio lado, un movimiento de imágenes sin audio, entonces giré la cabeza y vi a Tim Robbins, ni siquiera me fijé que era una película infantil, sino en la cara, las expresiones y la mirada del actor. Y entonces sí, me llegó el timbrazo que me avisó de que en el lugar donde fui a esperar, al fin se producía el encuentro con mi amiga, mentora y maestra, Gladys.

Falleció de repente hace pocos meses, no estaba en agenda, tenía siete décadas y media de tiempo ordinario, pero más vitalidad y energía que la mayoría de los de dos y tres décadas. Había publicado recientemente, y sobre todo, habíamos retomado la comunicación por medio de una aplicación de internet, y nos comentamos como iba la vida, y nos comentamos esas cosas que hacen bien al alma. habíamos interrumpido el contacto hacía bastante más tiempo del que me gustaría admitir, por temas que ya no merecen ni la mención.

Gladys tenía dos sobrinos que adoraba, muy talentosos, uno de ellos cuando era niño se parecía a Tim Robbins, que además era un actor que nos encantaba.

La conocí en el mes que regresé a Buenos Aires tras diez años de exilio en La Habana. En San Telmo, en la Plaza Dorrego, todo era fiesta, empezaba la Argentina del destape, en ese momento yo iba rumbeando detrás de unos morenos brasileños que tocaban batucada y bebiendo a morro de botella una Quilmes fresquita, que a la vez que animaba mi disposición a un baile que en Cuba temía más airear para no hacer el ridículo al lado de sus cultores históricos, también espantaba un poco el calor del enero porteño. Ella iba con su amigo Juan, ya me habían echado el ojo según me contó repetidas ocasiones, quizás ese día yo tenía el lindo subido, y Juan le dijo a Gladys, ¿vas vos o yo? y se acercó Gladys

Me abordaron y nos pusimos a charlar, Gladys llevaba un escote generoso que dejaban al aire sus buenas tetas y convertían en un esfuerzo titánico mirar hacia otro lado, de ahí para abajo todo era normal, pero con su cara, sus labios y sus lolas bastaba y sobraba para dejar que los morenos siguiesen su rumba destino al santo. Así que nos entendimos rápido, cerveza mediante, en uno de los concurridos bares de la Plaza donde nos contamos cosas de nuestras vidas, ahí supo que yo estaba recién llegado de la luz del Caribe y yo que ella era abogada, Juan traductor en la ONU y nos parecían bien las mismas cosas en aquella tarde cálida de San Telmo, así que subimos a su departamento. Juan quería participar del juego pero yo estaba interesado solamente en aquellos globos enigmáticos de una dama que me doblaba en edad cosa que por entonces me excitaba más que hoy, así que gentilmente expresé los limites de mi disposición, y una vez despedidos los líquidos seminales, nos reunimos  nuevamente los tres a charlar y contarnos más cosas, con efluvios de cerveza y hierba seca.

Como dato, ese día de enero de 1984, en el living de la casa de Gladys tenía lugar en una de las primeras reuniones de la CHA, de los que ella era abogada. Discutían acerca de una manifestación en el Parque Lezama que constituiría en que en una hora determinada todos los presentes se besarían sin importar el sexo del partenaire. Era un momento clave, en que de verdad estaban luchando contra una violencia explicita y la hostilidad de que todos fuimos ejecutores de una u otra forma en algún momento de la vida.

En Cuba era imposible pensar en una asociación así, entonces me llamó la atención, por la irreverencia y por el valor que le echaban al asunto quienes se suponía que eran los blandos, las nenas, y desde ahí siempre consideré que hay que adherir a cualquier lucha que emancipase a los más relegados, a los más estigmatizados, porque ello nos proporciona un aire renovado y el respeto a los derechos a las demás minorías, ya sean rockeros, vagos, drogadictos,  hedonistas, beodos, artistas, enajenados, lelos, deformes; marginados de todo tipo.

Incluso hablamos de conocidos en común, como Christian, un argentino trotamundos con quien había coincidido en Cuba y era novio de Rocío, una de las uruguayas Cultelli, hijas de un preso político tupamaro, que ella y Juan habían conocido en Nueva York y quien sí accedió al juego en trío. Recuerdo haber sentido cierta vendetta a la distancia de tiempo y espacio, porque Christian se hacía el machito, e imaginarlo en aquella situación puso parches en mi mente a su ignominiosa pretención. Y ahí empezamos a hablar ya de política, ella había sido de los abogados que presentaban Hábeas Corpus para proteger a detenidos montoneros o del ERP en la década de 1970 junto a quien había sido su esposo, y entonces salieron a relucir muchos nombres de personas más afines a la causa de mis padres que a las mías, a quienes ella conocía, e incluso había trabajado con ellos.

Luego en las posteriores e incontables visitas, ya Juan había regresado a su puesto en la ONU neoyorkina, fuimos dejando la actividad sexual de lado, para dar paso a una mucho más rica, el intercambio de impresiones, conocimientos, puntos de vista entre dos generaciones, entre dos personas diferentes en su entorno social y familiar, no acopladas al engranaje predispuesto y con una libertad, cada uno a su manera, para expresar, acaso con demasiado ahínco sus respectivas disfunciones. En el intercambio cultural de tipo convencional yo salí claramente favorecido. Gladys había sido secretaria de Arturo Jauretche, amiga de Sebreli, conocía la obra de Borges como si fuese la uña de su pulgar, era una franco centrista orgullosa de serlo, adoraba y conocía la literatura y lengua francesa igual que la italiana. Pero de igual modo amaba la literatura y la Historia nacional, y aderezaba todo aquello con un toque snob: era peronista.

Yo aportaba mis contradicciones más que convicciones, mis dudas e interrogantes más que certezas, sin pasaporte ni nacionalidad, sino que como la poesía, estaban en el aire esperando al poeta, y la forma en que aquello lo mezclaba con mi historia familiar marcada por las revoluciones del tercer mundo, siendo una parte indivisible de la conducta, una pose, aunque seria.

Durante años en que yo rodaba por distintos países, ciudades, barrios de la ciudad, clases sociales, "cayendo", pero en realidad "yendo" hacia una clase social no concebida aún, "yo mismo", sostuvimos una relación única. Puede resultar cómodo adjudicarle ese afecto, la necesidad o conveniencia de aquella fusión amistosa, al hecho de que ella no tenía hijos y que mi relación con mi madre no era fácil; y aunque estos condicionantes naturalmente propiciaban un clima de encuentro, no eran más que un punto de partida.

Horas compartiendo el mismo humor, contándonos cosas de nuestras respectivas relaciones, a pesar de que Gladys era tremendamente celosa con todos sus amigos, los quería sólo para ella, compartíamos estas aventuras mías, y las suyas con los amantes que iban y venían, sus historias con sus amigos gays, los disparates de toda índole que se nos presentaban a cada uno en nuestras esferas, a ambos nos hacía mucha gracia lo que le pasaba al otro, incluso a las cosas no agradables que nos pasaban les encontrábamos su costado hilarante cuando las reducíamos a carcajadas en su living.

Una vez tuve la colección entera de la revista Sur en mi cuarto, porque entre ella y  su amigo Hepel me la dieron para que la vendiese y me ganase unas rupias; no la vendí, lo vendió Hepel, pero saqué más que plata, disfruté en esos números a Victoria Ocampo, Borges, Bioy Casares, Tagoré, Ortega y Gasset, Silvina Ocampo, Sábato,  Gómez de La Serna o García Lorca, como un mono disfruta un platanal.

Juan enfermó de HIV y Gladys fue a cuidarlo hasta la muerte, entonces vivía en Viena. Una vez que Juan partió ella no podía recoger sus cosas, hacerse cargo de la vida que aún había en cada objeto, en cada rincón, y me invitó unos meses a Viena a condición que la ayudase a recoger todo, a despedirse de aquella ciudad, aquellas ventanas de Naglergasse, de los uruguayos, los rusos, las mejicanas y los austríacos y convertirlo en recuerdos, excepto Slava que siguió tal cual en su vida.

Gladys, la amiga, la abogada de los presos políticos, de la CHA, la protectora, la cultora de la literatura que me enseñó a Bukowski y Carver, a Bernhard, a Musil , a Sibilla Aleramo, a Simone, la autora y su gata siamesa, a Borges y Jauretche, la Gladys atrevida, la conservadora, la snob , la peronista, la sofisticada, la católica, la que cuidaba a su madre, a su hermana, a su cuñado, a su sobrina y a tantos amigos hasta la muerte, y ayudando en la vida a sus sobrinos, a los amigos que iba cosechando por el mundo, como si fuese un deber. Marcelo, Valeria, Claudio, Slava, Juan Carlos, le agradezco haberlos conocido. Incluso a la madre de mi segundo hijo, mi compañera durante años, la conocí en su living.

Fuimos a Mar del Plata, a Uruguay, a Londres, a Venecia, a Liubjana, a Pirán, a Cañuelas, a una chacra que habían comprado unos italianos del norte en los años ochenta escapando de la posibildiad de la guerra nuclear, y siempre de vuelta a tomar un café, aunque ya sin brasileños, sin cerveza y sin destape, a la placita Dorrego, de San Telmo. A la tarde, sentado en su balcón en la planta catorce en Paseo Colón, se podía entender toda la melancolía de Buenos Aires

Se fue hace un par de meses, pero recién hoy Tim Robbins me avisó que nos estábamos reuniendo a charlar en algún living pulcro, impecable, para mantener una de esas charlas en que uno puede despedirse sin lágrimas, con una sonrisa, con el alma llena de gratitud mientras el sol se desvanece sobre el marrón del Río de La Plata.

Plaza Dorrego y Naglergasse
Plaza Dorrego y Naglergasse

Plaza Dorrego y Naglergasse

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Viaje Abakuá

4 Septiembre 2020 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Cuba Opinión, #Cuba flash., #Opinion crítica.

 Existe un persistente intento historiofráfico de identificar la cultura Abakuá como un invento vago con retazos de africanismo de total creación cubana, ya desligado de su procedencia y que obedece a unas referencias difusas a las raíces para armar una secta de débiles conceptos, con el fin de aglutinar a un grupo étnico desorientado en cuanto a sus orígenes en la normalidad de la vida africana, desnaturalizados a través de la opresión propia del esclavismo.

De eso nada.

La sociedad abakuá cubana, descendió de las sociedades èfìk del sudeste de Nigeria y el suroeste de Camerún, fundada en La Habana en la primera mitad del siglo XIX por líderes capturados en aquellas aldeas. De ahí que quienes han tenido algún contacto con el ñañiguismo hayan escuchado "la tierra efik, o enfí" refiriéndose a Regla "la primera villa" dónde se establecieron las primeras sociedades abakuá. También se puede escuchar tierra efó, proveniente de la etnia efut. Los abakuás era una secta de varones "no afeminados" llegaron a funcionar como un sindicato para procurarse apoyo, conseguir trabajo, al principio no eran permitidos los mulatos con el fin de proteger la pureza, de a poco se permitió su entrada incluso en 1863 se fundó el primer juego blanco.

Un buen día, sobre el fin del siglo XX, en la sociedad éfik estadounidense escucharon una grabación de un toque y canto abakuá "Enkame" (canto que este seguro sevidor escuchó en reiteradas ocasiones cantado por los morenos del edificio) y de inmediato reconocieron música y palabras del lenguaje, como ellos también habían tenido que recomponerse, reamarse, viajando a África en busca de sus raíces, habían ya recabado contactos y mucha información con los puntos geográficos donde se encontraban las aldeas de donde fueron secuestrados y arrancados sus antepasados, por suerte Nigeria atesora su inmenso acervo de joyas culturales, en constante proceso de cambio , de evolución, pero guardan la historia contada de boca en boca, no escrita. Y mandaron esta cinta, a lo que los lejanos parientes nigerianos reconocieron de inmediato su propia cultura. No reminiscencias, sino el lenguaje asombrosamente conservado bajo condiciones impensables y toques y voces procedentes del lugar.

Así fue que se reunieron estadounidenses, nigerianos, cameruneses y cubanos en un plante abakuá realizado con el fin de encontrar los parentescos. Las diferencias en los rituales radicaron en la salida de los íremes, los diablitos abakúa, comparados a los diablitos Igbó, en cuanto al cinturón, los manojos que usan para espantar a otros demonios, los cencerros, detalles, pero en suma muy similares, aunque eso ya se sabía, pues era lo más fácil de conservar, ya en la salida del primer diablito comenzó a instalarse en el recinto una fuerte energía sacra. Cuando tuvo lugar un canto: "Okobio Enyenisón, awana bekura mendo/ Núnkue ItiaOroro Kánde Efí Kebutón/ Oo Ékue" no les cupo dudas de que estaban hermanados, que no había tierra, ni había tiempo, que no había dolor ni nombres, ni siquiera había historia, sólo una unidad, un alma más fuerte que todas las murallas unidas.

Terminado el canto donde todos montaron su santo, el jefe de la delegación africana tomó la mano del estadounidense, la del Tata Bocandá, anfitrión cubano, y sus ojos se cruzaron, sin lágrimas, sin aspavientos, hasta el silencio quedó debajo de aquel reencuentro tras el largo peregrinaje.

Abakuá sólo le debe a Cuba el haberles podido demostrar, amén de las penurias del camino, la fuerza de la cultura efik y efut , la dificultad de talar aquellas raíces, y el haberles devuelto esa mirada abrasiva por encima del silencio.

Íreme abakuá

Íreme abakuá

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Humor proselitista

2 Septiembre 2020 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Opinion crítica.

Respecto del calentamiento del ambiente por las elecciones próximas en EEUU, pienso que todos deberían bajar un poco las revoluciones, y dejar de acusarse de violadores de niños, o de hijas, de ladrones, de evasores, ese trabajo lo hace mejor que nadie en el mundo el FBI, y todas las policías científicas de ese país, mejor que radio bemba lo hacen seguro.

También dejar de hablar de que si gana este proliferaran los campos de concentración nazis en EEUU contra negros e hispanos, y que si gana el otro el país pasará a ser un sistema comunista estalinista de partido único, plagado de gulags, y comida por la libreta, más que nada por dotar de cierto vuelo al debate. Ya es tiempo de que se empiece a hablar de programas y de proyectos, que es lo único que interesa ahora a poco de las elecciones y que puede diferenciar a uno del otro.

Yo creo que en el fondo a nadie le importa un pepino si sus gobernantes son del pueblo trabajador, es absurdo esperar que el presidente viva en el gueto, ni negro, ni judío, ni redneck lo que le importa a la gente que vota, es que sus proyectos y programas coincidan con sus aspiraciones.

Queda poco tiempo para la dura, la determinante de verdad, y ya lo único que interesan son "las cosas de comer" como dicen los españoles, después podremos volver a las puyas, a los chistes, a las chanzas, etc., lo digo incluso por mi, ahora no es momento de si uno es tarrudo o impotente o pedófilo, zoófilo, incestuoso, sadomasoquista o monje, el asunto es: ¿que será de EEUU los próximos 4 años?.

Y claro que ambos candidatos tienen programa, sino estaríamos devaluando a EEUU a la altura de ningún país, ni siquiera las naciones más pobres carecen de proyectos. En mi caso discuto sobre este asunto porque tengo muchos amigos cubanos en Florida, algunos de un lado y otros del otro, y tengo amigos estadounidenses en todo aquel país, pero la razón porque estas elecciones son importantes para todos es menos anecdótica, aunque el país americano haya perdido fuerza, mantiene intacta su influencia en la politica del resto del planeta.

Ahora es momento de esa seriedad que no hay porque enseñorearla durante el resto del tiempo, ni uno de los dos hará gulags ni el otro fundará campos nazis, gobernarán la Nación más importante de Occidente, cada uno acorde a su sensibilidad filosófica y a sus intereses politicos, como ha venido ocurriendo sin interrupción, en el par de siglos que les preceden.

Candidatos EEUU 2020

Candidatos EEUU 2020

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