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El blog de martinguevara

Clorofila

27 Agosto 2013 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Opinion crítica.

 

Con frecuencia se oye decir:

La cosa pinta bastante negra.

 Un oscuro porvenir

¡ No seas "cafre"!

Sal tú primero que tienes las blancas.

Seamos claros.

Asociando la buenaventura a la luz, al brillo, y la fatalidad, el demérito a la oscuridad, a la penumbra. 
Más allá del sensible, evidente y directo agravio que esto puede significar para todas las personas a causa del racismo residual que aún pervive hasta en las pretendidas sociedades más avanzadas, y digo "todos" ya que tan distantes de la paz estarán los ofendidos como los ofensores; lo que resulta más curioso es la aceptación de esos lugares comunes aún cuando están tan distantes de oficiar como patrón, toda vez que en esa maltratada oscuridad llamada noche, suceden muchas de las mejores cosas que podremos catar en vida, así como en las horas que el sol brilla acechan y acaecen la mayor cantidad de peligros tangibles.

Amén de lo ridículo que resulta en la práctica la idea de que algo conveniente, algo inofensivo, está emparentado con la transparencia, con la ausencia de sombras, con el exceso de brillo. Analizados bajo este prisma los mejores cuadros de Vermeer, Caravaggio, Goya o Velázquez, deberían haber ido a la hoguera por carentes de virtud, por herejes y pérfidos. 

Veamos cuatro de los males que nos amenazan más seriamente:

La inmensa mayoría de las guerras se resuelven en batallas durante las horas de luz.

Los ajusticiamientos tienen lugar por las mañanas.

Los bancos abren y cierran en las horas de claridad.

Excepto celadores y serenos, generalmente se trabaja de día.

Aparte del racismo y machismo misógino de bajo vuelo de estas afirmaciones, ya que enfrentan a un supuesto Sol masculino y astro mayor con la Luna ubicándola en su anverso, lo que me impresiona más es lo estrecho de su elaboración, el elaborado alarde de necedad que ponen de relieve, y sobre todo como consiguen reclutar para sus intereses a tanta gente de tan diversa ralea.

En alemán la palabra Luna es masculino, Der Mond, mientras que Sol, Die Sonne, es femenino. En la poesía alemana esto se ve reflejado, no es que haya desaparecido el machismo, sino que ha pasado a asociarse lo masculino a la tenue luz lunar, al suave baño de claridad intersticial que provee, en detrimento de ese golpe de energía calórica del Sol su poder para evidenciar las concavidades y convexidades de la superficie.

En cualquier caso, podríamos convenir que a simple vista la fotosíntesis parece más emparentada con la gestación. El racismo no está emparentado con nada, es ignorancia y vileza casi en estado puro. Sólo lo separa de la perfección del mal  como en el caso del machismo, aquel temprano, certero y resistente aporte materno.

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