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El blog de martinguevara

Rosell y Borrell

25 Enero 2014 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Europa Aorta

 

 

Es curioso que siempre que le cae un puro a alguien en España de parte de la justicia, es o bien catalán, o bien vasco, o bien socialista, o si no los sempiternos pringaos de siempre, los que sean de donde sean no tienen ni una moneda para defenderse.

Hoy dimitió un presidente de un club deportivo muy conocido, con la mayor cantidad de preseas en los últimos tiempos en hockey, en balonmano en baloncesto y por supuesto en fútbol. Habían hecho una contratación detrás de la cual estaba otro equipo de la capital de mucho poderío y abolengo en el país, pero al final como siempre en estos casos, con todo tipo de jugarretas, trapicheos, manganetas, uno de los truhanes se terminó quedando con los servicios del futuro mejor jugador del Mundo una vez que Leo Messi decida colgar sus botines.

Neymar Jr.

El FCB pagó por el jugador, como todos sabemos sin necesidad de que nos lo digan, unas cantidades que jamás por sistema serán las que se declaren, sencillamente porque en España ningún rico que no esté perdido en la esquizofrenia, drogado, dormido o anestesiado se le ocurre abonar al fisco la cantidad correspondiente a sus beneficios. Quedaría automáticamente apartado de su Club. Constituiría un desprestigio supremo para los socios. Pagar es algo que se le deja al vulgo.

La elite está para fornicarse al vulgo, y éste para desarrollar fuertes músculos mandibulares a partir de la repetición del ejercicio de apretar los molares ante los enérgicos embates en las postrimerías de los distinguidos sodomitas.

No gustó esa contratación por la capital ni por las anchuras de toda Castilla. Que es muy ancha, aunque de tanto cabalgarla ya todos hemos terminado por conocernos los unos a los otros.

Y en realidad eso es algo que no debería gustar jamás, ni en la capital ni en Cataluña, ni en Cádiz, pero amigo, en estos días que los directivos del fútbol español han firmado una carta presentada por la más alta representación del deporte español, pidiendo el indulto de un delincuente condenado, únicamente por considerarlo de su propio patio "Uno de los nuestros" "Good Fellas" esto de Neymar canta un poco, se sabe que ha sido a partir de la denuncia de un socio ¿pero pretenden que creamos que una simple denuncia de corrupción en un juzgado progresaría sin un socorrido empujoncito en las alturas?

Como a cada paso se han ido tapando los unos a los otros , desde la prensa, desde la televisión la radio, todas las maniobras ilegales fraguadas desde y con el Poder, para obtener dinero negro, dinero fácil, inflar costes, evadir impuestos, y un etcétera que se me escapa por falta de pruebas e imaginación.

Sé que no es serio ni prudente pero a esta altura, en este lodazal ya me resisto a utilizar la fantochada eufemística de "presunto delito", le llamo delito consumado y delincuentes a todos los que lo perpetran, me da igual si es con el beneplácito de los que tienen la llave de los calabozos o si es al margen de ellos, como en el caso de los 70.000 presos comunes españoles, los cuales solamente presentan un único denominador común:

 

¡Es que son muy pringaos! ¡¡¡Muy pobres!!!

 

Estamos asistiendo cada día a casos tan repugnantes de corrupción tolerada y hasta aplaudida desde la propia Justicia, la cual persigue jueces que persiguen a los delincuentes que tienen más recursos que aquellos 70.000 pringados y amparan impertinentemente a los acusados. Hay unos pocos jueces, unos pocos policías, unos pocos ciudadanos y algún puñado más bien pequeño de periodistas de un altísimo grado de honor, con un valor difícil de encontrar, como los que destapan todos estos entuertos, que van contra todo lo mal hecho sean del barniz ideológico que sean, como hizo el periodista que destapó este asunto turbio de Sandro Rosell, que también destapó el escándalo de Bárcenas, el del yerno del rey nada más ni nada menos, y varias otras cosas más que muchos no se atrevían ni siquiera a mirar de frente.

Pero generalmente la sociedad esta podrida, tan podrida como los corruptos que ven pasar a diario catapultados hacia un nuevo ministerio o una empresa privada con un sueldo mucho mayor que el pellizco por el cual fueron trincados.

El sustrato de donde salen todos esos elementos pervertidos no es otro que la población. Esa es la cuna, el nido, y ahí fueron criados en una tolerada manera de entender el éxito no todo lo saneada que nos gusta dar a entender, cuando una vez acabada la época de alegría en los bolsillos para todos, torcemos el gesto, endurecemos las comisuras, congelamos el semblante y nos mostramos profundamente engañados, cuales niños cuando empieza a hacer sus chistes el payaso del circo. Pero seamos sinceros, nunca fuimos tan inocentes como no gusta mostrarnos una vez que se acaba la mantequilla para que en lugar de untar, tirábamos al techo.

 

70.000 pringados duermen en los calabozos. ¡Setenta mil pringados y ninguna flor!

 

Vemos a diario como la policía se utiliza para cubrirles las espaldas a los criminales que han desfalcado al país, causando miseria y dolor, estafando a las familias de clase media, destruyendo hogares y provocando muertes, locuras, adicciones, enfermedades, no pocas desgracias irreparables. Vemos que otros policías son utilizados para golpear duramente a todo aquel que decida dejar de manifestar su desencanto como yo ahora en el papel o en el bar, y lo haga en donde único se escucha y molesta a los ladrones y sus cipayos, en la calle.

 

Impunidad selectiva.

 

La justicia española hace gala de ser sumamente garantista; pero sólo para estos delincuentes de guante quizás blanco, sí, pero muy sucio, muy enchastrado de toda porquería impoluta, de todas basura clara, de los residuos brillantes, de cantidades descomunales de semen, nata, baba y ratas blancas.

 

Que Sandro Rosell dimita es lo que deberían hacer todos los que estuviesen inculpados. Pero no, el penúltimo importante en dimitir que recuerdo fue Josep Borrell, catalán y también socialista, y el último fue el Ministro de Justicia Bermejo, socialista, en el caso en que hicieron también que otro Juez, Garzón, perdiese la licencia por veinte años por perseguir la alta corrupción y los crímenes del franquismo, porque no nos engañemos, por prevaricación que fue el motivo oficial por el que lo apartaron de la Justicia, no pierde nadie nada en este país, según de que Partido político sea hasta se le puede premiar.

 

No sólo no les importa mucho lo que se denuncia con pelos y señales a las autoridades correspondientes, que deberían velar por la decencia y el cumplimiento de la ley, sino más bien lo contrario, pareciera ser que las altas instancias se sienten mucho más cómodos con representantes fáciles de diluir, de simplificar, de anular, de arrastrar por el barro de la deshonra, corruptos de todo nivel, ya que por un lado ello les asegura el pastel sin dar demasiados rodeos y por otro lado porque alguien impoluto, decente, altivo, limpio, de bien, no haría sino poner más aún en evidencia la impunidad de toda esa escoria divina, nuestros amos caca que a solas rumian y braman.

 

70.000 pringados y ninguna flor!

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Rejas

23 Enero 2014 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Relax

 

 

Hace muchos años, cuando recién empezaba la secundaria en la Felipe Poey, también conocida como la “anexa” porque había sido anexa a la Universidad de La Habana, de hecho en la escuela se podía disfrutar de la biblioteca, de las áreas de estudio y de las instalaciones deportivas de la universidad que eran excepcionales, me dio por fugarme de manera compulsiva.Al principio me escapaba con mi eterno amigo Carlitos Cecilia, al que me veo honrado en llevar en el alma ya que nos dejó tras un cáncer devastador a la edad de veinte años, siempre nos íbamos primero a su casa.

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Caballero de París

A veces consumíamos toda la provisión de huevos y de salsa de tomate Vita Nuova experimentando en novísimas formas de tortillas vespertinas, y a veces salíamos a caminar por la calle Infanta, donde deambulaba a su aire el conocido como único mendigo de La Habana, el “Caballero de París” y donde también aún se podía oler ese aroma almizcle de los inmigrantes chinos que recalaron en 1950 huyendo de Mao en la calle Zanja, para que les cayese cual maldición la desgracia de Fidel.

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Calle Zanja, centro del antiguo barrio chino.

Había uno que muy probablemente habría quedado tocado y hundido por semejante tribulación, al que siempre lo homenajeábamos con una frase que parecía molestarle hasta el paroxismo y que tras decírsela al pasar debíamos salir disparados a toda velocidad, y sobre la cual hasta hoy, ni siquiera tras un año de aprendizaje de idioma chino y las pesquisas de internet, tengo ni idea del críptico significado que contenía aquella voz unificada en varias gargantas de adolescentes típicamente idiotizados por la edad: ”Chinito, Tu lama Kalimbambó!”.
Y la otra mitad del tiempo me escapaba del colegio para ir al zoológico del Nuevo Vedado.
Hubo días que llegué a tener comunicación con animales verdaderamente singulares, como la pantera negra o el elefante, establecimos nexos esporádicos, abruptos, sin embargo tan o más profundos y reales que los que había tenido esa misma mañana con mi madre o con la camarera que me servía el desayuno.
Pero ninguno como mi amigo el chimpancé. Nunca supe si era amigo o amiga. Nunca supe la edad ni el nombre, pero pasamos tres meses comunicándonos cuando no había casi nadie en el Zoo y yo llegaba con mis galletas envueltas en servilleta del desayuno del Habana Libre y él raudo, me obsequiaba media naranja, al principio no entendía bien para que, hasta que me di cuenta de que quería hacer trueque. Pasé horas mirando los ojos y las muecas de mi amigo chimpancé, cuando el jefe de la manada Pancho, se enfadaba y comenzaba a dar golpes para que todos se fuesen a sus casetas, el último en irse era mi amigo. Recién entonces Pancho comenzaba a tirar heces a través de los barrotes, mierda a diestra y a siniestra, igual que estaba el país, el continente, y buena parte del mundo . Mierda por aquí, mierda por allá. Y cuando Pancho a quien no parecía provocarle mucho placer el verme llegar a media mañana, se calmaba, mi amigo retornaba a su lugar predilecto a compartir naranjas y miradas.
El día que enviaron a un mensajero al Hotel para comunicarle a mis responsables que hacía cuatro meses que no iba a clases y que no sabían nada de mi, no fue tan duro como lo fue para Carlitos Cecilia cuando al cabo de un mes le avisaron a su padre que era coronel de las FAR que no iba al colegio y se escapaba conmigo y vivió aquello con una escenificación de constricción tal que tuve que dejar de ir a los Carlitos por unos meses, pero aún así, aunque no tuve un castigo especial , ni aquello logró que me diesen mucha más bola que la ordinaria, aquel día no pude ir al Zoológico a despedirme del singular amigo como habría sido justo y adecuado.
A lo largo de los años, más de una vez me he despertado sofocado, angustiado con la idea de que está por ser descubierto un terrible crimen que llevo toda la vida guardado en secreto o de que está por llegar una carta a mi casa y a la historia que tengo montada le queda un suspiro para desmoronarse, y que nunca más volveré a ver al chimpancé que entendía la mirada, el paso apresurado, la cabeza baja y el silencio que habitaba la otra cara del bullicio en el que quede atrapado una vez que mi padre se fue.
Ambos estaban tras las rejas.
Generalmente no sólo no me conmueve este tipo de altruismo sino que me da un poco de repeluz la extrema atención con los monos de muchos ecologistas en comparación a la escasa  sensibilidad que muestran hacia sus sirvientes africanos; pero en este caso Jane Godall es extraordinaria con todos, con los chimpancés, los trabajadores, los ayudantes, los voluntarios, con los únicos que es ruda es con las autoridades y con los poderosos.

 

 

 

En honor a aquel increíble amigazo.

 

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La montonera de Serrat

14 Enero 2014 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Argentina frizzante

 

 

Hasta Joan Manuel Serrat, el mayor icono de la cultura comprometida española de la transición y para mi, de siempre, ejemplo de dignidad, de artista, poeta y cantante excelso, participó de una de las contradicciones más inherentes a la idiosincrasia, a la identidad del nacionalismo argentino desde la segunda mitad del siglo XX.
Serrat estuvo muy cerca de los Montoneros que lucharon en la época del gobierno militar de Agustín Lanusse desde la clandestinidad, gente muy interesante, intelectuales involucrados, antes de la época exclusiva y puramente extremista. Incluso pasado el golpe de 1976 mantuvo el nexo y fue muy solidario y atento con cuanta ayuda podía otorgar, brindó de su bolsillo dinero a los presos políticos. 

Sin embargo sentía una animadversión completamente razonada y razonable hacia Perón y aquello que lo rodeaba, incluso con la imagen de Evita por las estrechas relaciones con el franquismo más atroz que habían mantenido, en el caso de Perón llegando al extremo de ser el invitado al exilio de lujo del asesino de masas español y aplicado aprendiz de las teorías mussolinianas que alimentaron su posterior versión de la "tercera posición". No sólo desconfiaba, sino que como anti fascista al fin y al cabo, lo consideraba un serio enemigo al verlo como convidado de honor del dictador gallego.
No trataré este tema, pero me interesaba hacer hincapié en esta contradicción tan presente  en Argentina.
Y la falta de seriedad de ciertos sectores de la izquierda que por ganar apoyo populista, han ido olvidando paulatinamente hasta el acceso súbito de una rotunda amnesia, el hecho de que Perón, más que tener raíces en elfascismo, era amigo de los dirigentes del exterminio de masas fascista europeo. Aunque Perón no era una persona tan sencilla y eso descolocaba a Serrat y a más de uno, en ese exilio franquista recibía para dar instrucciones y escuchar de primera mano a los jóvenes militantes clandestinos peronistas de la lucha antidictatorial ¿qué pasaría por la cabeza del comprometido cantoautor catalán cuando veía que la Meca de aquellos militantes revolucionarios, no se encontraba en Moscú, en París ni en La Habana, sino en Puerta de Hierro, en la única capital europea dónde aún persistía el fascismo?

También Perón fue admirado por Fidel. Aunque declinó una invitación de éste a que se exiliase en Cuba, tampoco había porque llegar tan lejos para devolverle la simpatía al totalitario barbudo, ya que Fidel cuando era joven conformó una asociación de apoyo al peronismo desde Cuba, bastante antes del triunfo de Revolución y cuando los comunistas a Fidel le producían la misma urticaria que el trabajo, ello en realidad habla del rasgo más característico que ambos presentaron a lo largo de su vida. El Marxismo a lo Groucho.
¡No hay nada que no se pueda ni se deba hacer si la finalidad no es otra que mantener el tujes en el trono!


Decir peronista de izquierda es tan paradójico y contradictorio como decir: monarquía democrática, guerra pacifica o noche soleada.

El artículo y la canción siguiente son una belleza ya que versan acerca de una relación nunca ventilada ni demasiado comentada del Nano con una muchacha modelo y a la vez militante no violenta en la villa miseria. La canción es preciosa, yo no la vivo como algo relacionado con la política, con esa fase que a algunos nos causó un rasguño que penetró hasta sitios insospechados de nuestros ilimitados universos, dejando un tendal de fantasías, de miedos, frustraciones, borrosos recuerdos dispersos, algún que otro amor y odio y mucho olvido.

Sino que la vivo como un recuerdo agradable de mi infancia y de los años en que Serrat tenía una voz que amansaba a las fieras y despertaba a los anestesiados.

blogs.elpais.com
La historia secreta de "La montonera”, una bellísima canción que Joan Manuel Serrat ha preferido olvidar. Es un buen día cuando aparece un nuevo número de Viernes Peronistas. Y también, un día perdido: imposible resistirse a la tentación de sumergirse en sus páginas (aunque técnicamente sea un fanzi...
  
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¿Monarquía, República....o Falange?

13 Enero 2014 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Europa Aorta

 

 

El caso de la monarquía en España es complejo. 

Por un lado es cierto que cumplen un rol supra partidista en un país que no ha abandonado la nostalgia por la riña de una mitad contra la otra. Y es cierto que Juan Carlos mejoró mucho a su prosapia borbónica compuesta por esclavistas y sanguinarios latifundistas. Así como es destacable que su hijo Felipe se casó con Letizia, nieta de un taxista de procedencia progresista, asturiana de larga tradición irredenta. 
Pero también es cierto que es poco defendible una Jefatura de Estado conseguida única y exclusivamente a través de la cópula y posterior fecundación del óvulo que resulte en un embrión varón. Probablemente sea complejo defender esto como procedimiento moderno y sofisticado para alcanzar la cúspide de un Estado democrático, aunque el rey se mantenga al margen de las decisiones políticas. 
Uno tiene derecho a preguntarse: si no participan en ninguna decisión de peso ¿cuál es el truco? ¿por qué están ocupando el trono dado que muy baratitos no salen?

Claro, aunque sólo sea una persona la que se declare legal y penalmente irresponsable, queda de ese modo sentado que es una sociedad de castas, jamás será una sociedad democrática. 
Democracia y Monarquía etimológicamente son tan irreconciliables como Paz y Guerra. 
Pero el tema que nos ocupa es si resulta útil o no, y para dar respuesta a esa interrogante sobran las consideraciones fútiles como que es un Rey puesto por el dictador, sin dudas el mayor asesino de la Historia de España, pero es tan absurdo como desconfiar de que un cuchillo que segó una vida pueda luego ser útil cortando una naranja.
El temorcillo queda, para que nos vamos a engañar, pero de que puede cortarla, puede. 
Lo que no es aceptable bajo ningún punto de vista, es la hipocresía de la gente a este respecto. Hasta ayer todos eran felices mostrándose cortesanos incondicionales con el rey, de ahí mi respeto y simpatía por el periodista Eduardo Inda ya que cuando comenzó a denunciar el entramado del yerno del rey no se sabía si esa piscina a la que se estaba lanzando tenía la suficiente  profundidad, ni siquiera se sabía si tenía agua.  Cada artículo que se escribía criticando la Casa Real, cada opinión vertida sobre el anacronismo de la corona, encontraba todo tipo de obstáculos incluso a los niveles llamados a ser los menos conservadores. 
Si aceptamos como modo de gobierno una corona liderada por un rey descendiente de reyes, no nos podemos mostrar anonadados por una cacería, es lo mínimo que deberíamos esperar de un Borbón y Dos Sicilias.  Si quieres un dirigente pequeño burgués, un abogado de clase media o un proletario no aceptas ser liderado por las casas de Battenberg, Tudor, Windsor, Orleans, Saboya  o Borbón. 
Pero la gente con tal de no aceptar ninguna responsabilidad es capaz de echar las pelotas más inverosímiles afuera de la cancha, conducta de una sociedad adolescente. 
Hoy parecemos sorprendidos de que a un rey le guste el dinero, el poder, las joyas, los diamantes, los cuadros caros, los palacios, las cacerías, las coronas. Bastante bueno nos salió Juan Carlos para lo que han sido sus predecesores.
Incluso muchas veces ha contrastado su amplitud mental en ciertos temas de actualidad con la de algunos gobernantes ultra conservadores, proverbialmente reaccionarios. 

Aquello que ya está preparado, agazapado, esperando para reemplazar a los viejos monarcas no necesariamente lo mejorarían por sistema. Cabe recordar  que el fascismo mussoliniano inventó la tercera vía, el nacional socialismo sentía desconfianza hacia las casas reales europeas y el falangismo tenía profundas raíces antimonárquicas, e incluso anti borbónicas, como en el caso del general Prim.

 

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Identidad culinaria, calzón musical

12 Enero 2014 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Relax

 

 

El otro día estando circunstancialmente entre unas personas con las cuales no existía otro nexo identitario que nuestro aspecto antropomorfo, la misma cantidad de dedos en pies y manos, la nariz, los ojos y no sé bien cuantas porciones cerebrales en cada uno, decidí hablar de música en lugar de hablar del clima, más que nada porque llevaba diez días lloviendo y no había habido en el firmamento el más mínimo cambio que permitiese un comentario, no digo sagaz, pero al menos aceptable cromosomáticamente hablando.
Era el tipo de gente con que te ves atrapado súbitamente en una cola que se estira más de lo esperado o en una reunión inevitable de padres de los niños de la misma aula.
Sólo el anuncio a meses vista de una de esas reuniones de padres puede ocasionarme urticarias y espasmos de cuerpo de guardia, al amasar la idea de que deberé intercambiar sonrisas, gestos, escudriñar en el baúl de las mayores gansadas para encontrar el tema adecuado, poner caras de asombro ante la más absoluta imbecilidad, como que el niño de la chillona la ha dejado alucinada con la voz que tiene: 
- No sabéis como cantó en la fiesta de navidad!!!, espera, espera, que creo que lo tengo grabado en el móvil!
O que el salame repeinado marido de la flaca ojuda que se pasa diez pueblos con el teñido amarillo patito de ese pelo de textura parrillera, diga:
¡ Bueno! y el mío??, este año lo pruebo en el Real Club de las Pelotas de Oro Patito, es que me ha salido un campeón, anda cariño, mira a ver si tienes grabado en el móvil el golazo del otro día!
Pero no era una reunión de niños, ni tampoco se trataba de ese tedioso momento, o mejor dicho rejunte de momentos, instantes, minutos interminables u horas de espera mientras los chicos se divierten en un cumpleaños festejado en una de esas áreas para cumpleaños con juegos, colchonetas, sándwiches, refrescos, en que hay una salita o cafetería donde todos los padres se reúnen a esperar a sus críos mientras engullen sandwichitos como condenados, gentileza del mismo propietario del bolsillo que soporta que hablen, sonrían, gesticulen igual que en la pre y post reunión de padres, pero por espacio de tiempo infinitamente más prolongado.
Esta vez sólo estaba en un bar con los integrantes de una asociación de compatriotas en el exterior. Pocas cosas crean la ilusión de pertenecer a algo importante y concreto de manera tan realista como este tipo de agrupaciones. Mencionar cualquier plato típico logra un tipo de acuerdo casi imposible de encontrar en otro ámbito:
-Uy, una milanesa a la napolitana!- dice uno y todos más o menos a una vez ripostan- ¡ Fa, que hambre!-sumándose incluso una vegetariana que sonríe no queriendo perderse su inscripción a ese supra pertenencia a ese mundo de Liz bajo l misma bandera que parece estar más allá de la especie, de la raza, de la circunstancia y de la existencia misma.
Se encumbra una empanada de carne cortada a cuchillo con huevos, perejil y pasas a una categoría que está más allá incluso que la de una de joya prohibitiva, algo que todos solíamos alcanzar con estirar la mano y ahora es sólo posible en el recuerdo, algo que nos distingue, porque sólo "nosotros" lo conocemos, y los demás no.
Lo mismo les pasa a con los cubanos y el arroz congrí y las masas de puerco,  incluso a los holandeses con sus infames papas fritas con mayonesa sus croquetas y sus oliebollen, los peruanos y su sancochado o el ceviche (aunque éste último sí que puede llegar a ser tan exclusivo como una buena trufa), y como cada pueblo con la excepción de los norteamericanos, porque ellos en todos lados encuentran sus ansiadas hamburguesas, el ketchup para sus pizzas de plástico y sus milk shakes. La sola mención en el exilio de uno de estos productos traslada al grupo a una ilusión de pertenencia comunal a la infancia de cada uno, a los gratos recuerdos de cada uno. Magia que se desvanece cada vez que uno tiene la oportunidad de visitar su país de origen y de sentarse a comer la recreada milanesa y el flan con dulce de leche, al mirar alrededor buscando la misma complicidad de allende los mares en el vecino de mesa, y constatar que cada comensal está sumergido en la pantalla de su móvil, en su periódico, en su servilleta, sin darle la más mínima importancia al regusto identitario de ese queso derretido sobre el pan rayado tostado que cubre el bife de nalga que conforma la añorada milanesa. 
Una milanesa que a diez mil kilómetros de distancia adquiere dimensiones estratosféricas, connotaciones culturales, vuelos a una fantasía soñada jamás acaecida, íntimos e intransferibles cantos a la Pacha Mama y a Babalú Ayé convertidos en comunales, compartidos en el lodo de la vulgaridad, de la inmediatez, de la nada por la nada y para la nada.
No quise hablar del tiempo y hablé de música. Entonces el mismo boludo de siempre, el que siempre quiere decir algo ocurrente, original, notable, me preguntó:
¿Cómo te gusta tanto el blues, si no sos afroamericano? Bueno, el boludo dijo.." si no sos negro"
Cuando le iba responder me di cuenta que habría preferido hablar del tiempo. recordé a mi maestra Etelvina, quien al ver como disfrutaba de un toque de tumbadora me preguntó lo mismo en Cuba, yo ni siquiera sabía como llevar con los pies el ritmo de una conga sencilla tocada con clave, sin embargo me subyugaba el guaguancó y todos los ritmos afrocubanos que había escuchado hasta entonces, ella, la misma maestra de matemáticas que cada día buscaba una excusa para propinarle un cocotazo en el hueso parietal a Lázaro Piña, diciéndole:
- Bruto, eres muy bruto- hasta que Evelio y yo nos cansamos y saltamos para defender a Lázaro que ya estaba aterido de vergüenza cada vez que la flaca pelirroja lo agredía como si no hubiese mediado más de un siglo desde la abolición de la esclavitud y aunque debimos ir a la dirección castigados por la afrenta a la maestra, jamás volvió ella a tratarlo así, porque entre las divisas que vendía la Revolución como exclusivas estaba la de la erradicación del racismo, y aunque de cierto aquello no tenía nada, sí se debía observar el cumplimiennto de ciertas apariencias de cara a la galería.
También me recordó a un envidioso, que unos años más tarde cuando hube aprendido a duras penas a bailar un poco, y me solté con unos pasos de rock'n'roll, me preguntaba en la mesa después de que las chicas me dijesen lo bien que lo había hecho, qué por qué me gustaba esa música si yo no era de la época de Elvis o de Berry. Le dije que también escuchaba Bach, Mozart y Beethoven aunque como podía apreciar tampoco habíamos compartido época. Esa vez me cebé con ese boludo consiguiendo las carcajadas de los que nos acompañaban. Me excusé con él diciéndole que tal vez yo le parecería un snob excéntrico, pero que me creyese si le confesaba que yo solía leer a Shakespeare, a Balzac, a London, a Pirandello, a Lao Tsé y a Mujica Láinez, aún cuando, siendo sinceros, tampoco había tenido la oportunidad de coincidir con ellos en sus barrios ni en sus colegios. 
Escucho música flamenca, del altiplano, de cada rincón de Europa, africana, y sí, en efecto, mucha música norteamericana. 
Para mi la cultura del siglo XX fue el jazz, en toda su dimensión no sólo musical sino de fusión multicultural, de incursión en el ritmo, por la necesidad de la descripción de las ciudades modernas. Cosa que podría haber hecho el tango, o el son, pero aunque los gustos culturales suelen quedarnos legados e impresos por su calidad no hay que esconder que suelen desembarcar escoltados por catapultas, cañones, porta aviones y muchas transnacionales. 
Entonces, cuando estaba más bien perdido, a punto de elaborar un razonamiento ante tal exabrupto que confieso me descolocó, aún titubeando, como cada vez que el susodicho boludo a tiempo completo sin aparente motivo suelta algún ponzoñoso dardo hacia mi capa epidérmica, vislumbré el camino más expeditivo y apropiado para explicarme ante él, ante Etelvina, ante mi, ante B. B. King, Elvis Presley y Chano Pozo.

-Es que soy negro.

 

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