Catorce mil repatriados VIP
La noticia de los catorce mil repatriados en Cuba es engañosa, lleva bajo las ruedas una trampa para osos desprevenidos, no se dejen cazar por la propaganda del régimen. En efecto catorce mil cubanos obtuvieron la "repatriación", más allá de que no conozco otro caso en que los naturales de un país deban solicitar permiso para poder repatriarse y volver a adquirir el gentilicio de la tierra que los vio nacer, lo cierto es que esos catorce mil no regresan a disfrutar de las bondades del socialismo, de eso escaparon, muy por el contrario el retorno obedece precisamente a ser los pioneros del capitalismo. Siempre con permiso y detrás de los dirigentes que ya han ocupado posiciones donde se mueven las mayores cantidades de dinero de la gran empresa extranjera y la incipiente nacional.
Cuba irá copiando gradualmente modelos de transición al capitalismo alternativos ya existentes, el Chino con mayor probabilidad , el Vietnamita, y al final puede que el ruso cuando haya que desintegrar el PCC, dejando a cargo de los nuevos cambios a los represores de siempre.
En cualquiera de esos proyectos se contemplará que la gente no dispute el poder ni cuestione sus decisiones, continúen de un modo u otro la instrumentalización político ideológica de Partido único o en su defecto de oligarquía estanca, pero permitiendo cierto progreso económico, cierta alegría financiera.
Los familiares de los dirigentes "Pinchos" y estos mismos son los mejor situados como intermediarios en el conducto del grueso volumen de dinero que mueven y moverán las grandes compañías hacia la isla, son y serán ellos la mayoría de los gerentes y/o empresarios en los medianos y grandes emprendimientos.
Lo más lógico y probable es que quienes se sitúen inmediatamente detrás de estos intermediarios privilegiados, para fundar pequeños y medianos negocios sean los "repatriados" que acumularon algún capital proveniente del trabajo, la especulación comercial o financiera durante su emigración.
La gran mayoría de los repatriados piensan en invertir para disfrutar del capitalismo en su propia tierra en el momento en que este cobre mayor presencia y no para volver a hacer uso de las paupérrimas bondades del fracasado comunismo.
Estos emigrantes son comerciantes , negociantes, empresarios, no tienen ética política, moral ideológica, sino que irán a recostarse al árbol que más sombra de, como hacen los capitales en el resto del orbe desde que el trueque dio paso al vil metal como elemento de cambio.
/https%3A%2F%2Festatico.cafefuerte.com%2Fwp-content%2Fuploads%2F2017%2F06%2Fvcdc-blog-horizontal.jpg)
Cuba: 14 mil personas se repatriaron durante el pasado año
Por Ivette Leyva Martínez Un total de 14,000 personas consiguieron repatriarse en Cuba durante el pasado año, una cifra récord desde que el gobierno cubano implementó la reforma migratoria en e...
http://cafefuerte.com/cuba/30989-cuba-14-mil-personas-se-repatriaron-pasado-ano/
Hipocresía
Hoy asistí a un recital de rock. Había algunos fumando porros y otros pocos con cervezas, serían un diez por ciento del total de asistentes, pero subyace la idea de que el rock se baña de ríos de alcohol y se perfuma de cataratas de esencias lisérgicas, y hasta se montan dispositivos policiales alrededor de los conciertos para evitar los encuentros del tercer tipo con Belcebú.
En Navidad, no el diez ni el cincuenta por ciento, sino la totalidad de los feligreses despachan ingentes cantidades de alcohol en caldos, espumosos, espirituosos, bebidas blancas, licores, durante días interminables que luego se reanudan en Semana Santa y cada puente que conmemora cuanta superchería se tercie. Se montan dispositivos pero para cuidar a los viandantes beodos, a los sanos bebedores, a las almas del señor entregadas a un lapso de saludable e ingenuo retozo caníbal y desespero etílico.
Y nunca vi relacionar el nacimiento de Jesulín con los ríos de vómitos, orín y heces que la ciudad debe metabolizar en esas fechas.
¿Pusimos bien las fichas en el tablero antes de empezar el juego?
Manual de la poca vergüenza
Guarapo le pasó la cuenta a las churris más cotizadas, burguesas y por supuesto ajenas al comunismo del momento, incluida Ava Gardner y a alguna que otra pájara pinta también, según se comentaba en los mentideros habaneros.
Se zampó los mejores jamones y las langostas más exquisitas.
Pescó en las aguas más cristalinas a bordo de los mejores yates que elegía para él, con invitados de lujo nunca cubanos, nunca de países socialistas y ni siquiera comunistas, siempre ricos y famosos, amantes del vil metal y de la buena vida como Gabriel García Márquez, Oliver Stone, Gerard Depardieu, o Barbara Walters.
Dio entrevistas sólo a periodistas norteamericanos, a algún italiano como Miná o brasileño como Frei Beto, nunca a un cubano que no fuese la quintaesencia del chicharrón obsecuente "Guatacandy" y sucedáneos, con la honrosa excepción de una joven María Elvira Salazar en una de sus visitas a New York.
Se sacó todas las compañías molestas de encima y taló todos los árboles rectos de su entorno cuyas sombras evidenciaban su naturaleza retorcida.
Se bebió los mejores caldos, vinos españoles de las mejores cosechas a lo largo de todos los gobiernos hispanos, los mejores franceses cuando Mitterrand e italianos cuando Craxi, un fenómeno bebiendo caro, puliendo divisas en el mejor bouquet. Bebía ron Isla del Tesoro, de cuatrocientos euros la botella, una entelequia para el resto de cubanos.
Guarapo no se fue a vivir a Alamar, en el famoso emprendimiento revolucionario de microbrigada que tanto alababa, aunque tuvo una linda casa en Cojimar de esas que poseía decenas en el territorio nacional, justo a la entrada de Alamar antes de que este barrio obrero se convirtiese en la bandera estética del socialismo "bachiplanero", ni se fue a vivir a Párraga ni a Jatibonico, sino que prefirió algo más exclusivo, seguía inclinado como en sus años mozos por lo Chic, nada más ni nada menos que el área más suntuosa de Cuba, que se comenzó a construir en 1911 como un exclusivo club y campo de golf, con edificios magníficos y que luego se convirtió en el Havana Biltmore Yacht and Country Club, uno de los sitios más caros del continente.
Cuando enfermó no hizo ni siquiera el amago de usar su tan cacareada medicina cubana, se hizo llevar una eminencia del Hospital Gregorio Marañón de Madrid para cerrar con calculados pespuntes la hendija por donde penetraba su permanente terror a la muerte, el mismo miedo que lo llevaba viajar con ingentes cantidades de efectivos militares y fuertes y costosas medidas de seguridad, en una ocasión llegó a viajar con quinientos guardaespaldas a Buenos Aires aquél que cacareaba "Patria o Muerte" pensando más bien en "Trasero cómodo y Muerte a los molestos" rodeado siempre de hordas de genízaros.
Reprimió a todo religioso durante los años en que la URSS era la tubería de sangre y clorofila de sus caprichos, luego sin inmutarse besó las manos de tres Papas diferentes e hincó la rodilla para ser absuelto de sus crímenes más que pecados, sin aguardar el dictamen de la Historia.
Guarapo estiró todo lo que pudo su vida en un estado lamentable, gastó gruesas cantidades del dinero del paupérrimo pueblo cubano para poder vivir un día más.
Este pillo crack hizo su particular "Robolución" personal e intransferible desde la Sierra Maestra hasta el Havana Biltmore Yacht and Country Club, para pasársela pipa, chachi, joya, de mil maravillas a costa de millones de pajueranos que quedaron en la Isla, de otros millones que se fueron, y de unos cuantos que entre el paredón, la prisión, la locura, las noventa millas marítimas mortaja de hordas de desesperados, las guerras de África, la marginación y el alcoholismo suman cientos de miles de vidas segadas, y así y todo, aún hoy, hay quien sigue yendo a la Plaza de la Involución transpirando chorros de obsecuencia con chispa de tren y pasta de oca para dar vivas a la sempiterna momia del viejo bribón.
Guarapo le pasó la cuenta a las churris más cotizadas del momento, incluida Ava Gardner y a alguna que otra pájara pinta también, según se comentaba en los mentideros habaneros.
Se zampó los mejores jamones y las langostas más exquisitas.
Pescó en las aguas más cristalinas a bordo de los mejores yates que elegía para él, con invitados de lujo nunca cubanos, nunca de países socialistas y ni siquiera comunistas, siempre ricos y famosos, amantes del vil metal y de la buena vida como Gabriel García Márquez, Oliver Stone, Gerard Depardieu, o Barbara Walters.
Dio entrevistas sólo a periodistas norteamericanos, a algún italiano como Miná o brasileño como Frei Beto, nunca a un cubano que no fuese la quintaesencia del chicharrón obsecuente "Guatacandy" y sucedáneos, con la honrosa excepción de una joven María Elvira Salazar en una de sus visitas a New York.
Se sacó todas las compañías molestas de encima y taló todos los árboles rectos de su entorno cuyas sombras evidenciaban su naturaleza retorcida.
Se bebió los mejores caldos, vinos españoles de las mejores cosechas a lo largo de todos los gobiernos hispanos, los mejores franceses cuando Mitterrand e italianos cuando Craxi, un fenómeno bebiendo caro, puliendo divisas en el mejor bouquet. Bebía ron Isla del Tesoro, de cuatrocientos euros la botella, una entelequia para el resto de cubanos.
Guarapo no se fue a vivir a Alamar, en el famoso emprendimiento revolucionario de microbrigada que tanto alababa, aunque tuvo una linda casa en Cojimar de esas que poseía decenas en el territorio nacional, justo a la entrada de Alamar antes de que este barrio obrero se convirtiese en la bandera estética del socialismo "bachiplanero", ni se fue a vivir a Párraga ni a Jatibonico, sino que prefirió algo más exclusivo, seguía inclinado como en sus años mozos por lo Chic, nada más ni nada menos que el área más suntuosa de Cuba, que se comenzó a construir en 1911 como un exclusivo club y campo de golf, con edificios magníficos y que luego se convirtió en el Havana Biltmore Yacht and Country Club, uno de los sitios más caros del continente.
Cuando enfermó no hizo ni siquiera el amago de usar su tan cacareada medicina cubana, se hizo llevar una eminencia del Hospital Gregorio Marañón de Madrid para cerrar con calculados pespuntes la hendija por donde penetraba su permanente terror a la muerte, el mismo miedo que lo llevaba viajar con ingentes cantidades de efectivos militares y fuertes y costosas medidas de seguridad, en una ocasión llegó a viajar con quinientos guardaespaldas a Buenos Aires aquél que cacareaba "Patria o Muerte" pensando más bien en "Trasero cómodo y Muerte a los molestos" rodeado siempre de hordas de genízaros.
Reprimió a todo religioso durante los años en que la URSS era la tubería de sangre y clorofila de sus caprichos, luego sin inmutarse besó las manos de tres Papas diferentes e hincó la rodilla para ser absuelto de sus crímenes más que pecados, sin aguardar el dictamen de la Historia.
Guarapo estiró todo lo que pudo su vida en un estado lamentable, gastó gruesas cantidades del dinero del paupérrimo pueblo cubano para poder vivir un día más.
Este pillo crack hizo su particular "Robolución" personal e intransferible desde la Sierra Maestra hasta el Havana Biltmore Yacht and Country Club, para pasársela pipa, chachi, joya, de mil maravillas a costa de millones de pajueranos que quedaron en la Isla, de otros millones que se fueron, y de unos cuantos que entre el paredón, la prisión, la locura, las noventa millas marítimas mortaja de hordas de desesperados, las guerras de África, la marginación y el alcoholismo suman cientos de miles de vidas segadas, y así y todo, aún hoy, hay quien sigue yendo a la Plaza de la Involución transpirando chorros de obsecuencia con chispa de tren y pasta de oca para dar vivas a la sempiterna momia del viejo bribón.
Calcañal duro
Spa de sábado a la tarde cuando toda España está a punto de ser devorada por cien mil millones de grados centígrados y la gente se dispone a atravesar sus últimos instantes de vida en bares, tascas, tabernas, terrazas consumiendo hectolitros de cerveza fría, casi congelada, cubitos de hielo de agua amarilla burbujeante emborrachadora y riñonera , sin el bouquet de la cerveza belga, ni de abadía alemana, ni el aroma de la stout irlandesa o el espesor de la ale inglesa pero acompañada de decibelios en las charlas y de montañas de tapas, pinchos, raciones, responsables de que España sea de los países el mundo en donde más se bebe pero también donde menos borrachos tambaleándose por la calle se ven. La gente bebiendo comiendo en la antesala de las llamas y el penúltimo infierno , mientras, yo que no bebo, metía mis pies en las duchas frías y escocesas del Spa.
Las piedras del suelo se clavaron en la planta de mis pies. "Como han andado estos pies" pensé, el trayecto desde un lugar a otro, y de ahí al de más allá, atomizados, desperdigados los caminos como tras el Big Bang mis pies enloquecidos anduvieron por todo lo que conocieron como "el universo", también caminaron sobre sábanas limpias, sobre tumbas, sobre la mermelada del amor y resbalaron en la mostaza del engaño. Las piedras de las duchas son de canto redondo.
"Como se reirían si estuviesen aquí los negritos que se escapaban de clases como yo, para ir a tirarse de cabeza en la cueva de los tiburones en el malecón de la Habana", era un espectáculo verlos caminar hasta el borde descalzos por el las rocas de "diente de perro" sin emitir el más mínimo quejido, me mirarían en el Spa con la misma sonrisa socarrona que me miraban en el malecón cuando tras intentar emularlos descalzo, pinchando cada rincón de sensibilidad en la planta de los pies y no llegando jamás al borde, decidía hacerlo con esas chancletas negras de Kiko Plastic bajo las canillas escuetas y pálidas, que luego una vez en el agua colocaba en las manos.
Una vez le pregunté a Chucho , amigo desde los diez años, por qué el podía caminar por el diente de perro sin problema, si era porque la planta el pie de los descendientes de africanos era más dura que la de la heterogénea mezcla que me precedía, o por la práctica desde pequeños, me dijo que no lo sabía pero que él descendía de cimarrón (a toda la gente que conozco le encanta fantasear con la existencia de un noble en la prosapia familiar y no hay mayor nobleza que aquellos esclavos que escapaban al monte y formaban palenques envejeciendo en libertad) y que por eso en su familia todas las mujeres tenían tremendo culo y los hombres tremendo pingón , pero sobre la planta de los pies nunca había preguntado. En fin, en ese punto el complejo de inferioridad por la dureza del calcañal era el menor de los complejos. Pero quería ganarle en algo, y le dije "Chucho, oka, tú tienes el calcañal duro y yo no y lo del rabo lo dejamos en veremos, pero vamos a ver quien nada más lejos". Lo negros no se alejaban de la orilla en el malecón y mucho menos en las playas de arena, es un hecho que observé durante años en Cuba, en Brasil, en varias playas de América e incluso en las europeas, suele ser tabú hablar de esas cosas pro a mi me encantaba y a mis amigos y amantes negras también porque nos sacábamos la careta, tal vez también porque yo no era un blanco cubano, no tenía el más mínimo prejuicio aunque sí eran muy enigmáticas para mi las marcadas diferencias que había entre blancos y negros por más que fuese políticamente correcto no hablar de ello. Le pregunté si como raza había algo en las profundidades que les ocasionaba desconfianza, desaprensión, temor.
Chucho era negro pepillo, de familia de guapos pero él era rockero, decía brother y friend más que asere y nahue, y me dijo:
"Brother, la verdad es que no lo había pensado"
Años más tarde supe que tanto la cueva de los tiburones del malecón, como el Golfo de México, como San Salvador de Bahía, la bahía de Santiago de Cuba, la de La Habana, se infestaron de colonias de tiburones no por un hecho fortuito, sino porque los esclavistas arrojaban al agua a todo aquel africano que llegaba magullado, enfermo, desalmado, hecho jirones, a las costas Americanas y no servía para ser vendido como fuerza de trabajo.
Entonces entendí porque los compinches de fuga de clases descendientes de africanos, con que pasaba la tarde saltando al agua en la cueva de los tiburones del malecón, caminaban por encima del "diente de perro" como si volaran, como si ni siquiera caminasen, algunos incluso saltaban desde el mismo muro del malecón hasta el agua pasando a centímetros de la roca y nunca chocaban ni se raspaban con ella y porque esa temeridad se esfumaba a la hora de alejarse unos metros de la costa.
Así que continué dando pequeños saltos sobre las piedras de canto rodado del Spa, pensando en el bullicio de la calle, las cervezas que ya no bebo las que bebí, recordando a Chucho y sus veleidades de cimarrón y homenajeando a todos esos caminos que mis pies anduvieron, con o sin chancletas de Kiko Plastic.
Mudanza II
Me quedé cuidando a mi hijo menor porque su madre debió salir afuera una semana y entre que tengo la sospecha de que las paredes de pladur de mi nuevo apartamento son las causantes del asma persistente y entre que es más cómodo estacionar en el barrio de Eras de renueva que en el casco histórico, decidí que sería mejor quedarme a dormir en el departamento de Pat y mi hijo.
Desde el primer día sentí una especie de alivio, la relajación de unos tendones imperceptibles, supramusculares, ubicados probablemente en nuestro entorno pero en una dimensión diferente, son esas cuerdas que tiran causando molestias cuando el hambre y la sed están saciadas, cuando han sido gozados todos los placeres deseados, cuando no hay urgencia aparente. Esa soga que tira y molesta en algún lugar impreciso, abrió el diámetro de su lazo y se distendió, como si se tomase un receso.
Cuando nos separamos dividimos las monedas pero yo decidí que todo lo material, muebles, cuadros, adornos, piezas con o sin valor se lo quedase mi ex mujer y mi hijo por dos razones, una es que soy criado al viejo estilo caballeresco, y aunque en efecto, no deje de ser un acto machista, me veo mucho mejor dejando en las mejores condiciones a quien le hizo tanto bien a mi vida que andar racaneando mitades de blasones empolvados, pero ojo que los que así actuamos somos los peores, en este tipo de cosas visible no soportaría tener mácula alguna, precisamente para poder arrancarte la piel a tiras en áreas menos obvias. Yotra razón es porque someteríamos a mi hijo a cambios muy bruscos en medio de la pre adolescencia, dejaría un barrio con todos sus amigos por uno desconocido, una casa de tres plantas con jardín por un departamento amplio y luminoso pero departamento al fin y al cabo, y un hogar con una composición familiar mermada, así que deduje que cuanto más pudiesen conservarse la apariencia de las habitaciones, los baños, el salón y la cocina sería mejor.
Ayer además mi hijo se fue a dormir a casa de unos amigos y me quedé leyendo en el sofá, mirando de reojo adornos conocidos, yendo del living a la cocina o al baño entre cuadros familiares. Hoy a la mañana fue la primera vez que me bañé en esa ducha, pero cada neceser cada adorno, las conchas marinas, los canastos, los cuadritos colgados en la pared eran los que me habían acompañado o habíamos ido adquiriendo en los últimos veinte años.
Mientras me secaba sonreí porque me di cuenta que en realidad las cosa son de una manera y de otra al mismo tiempo, al aceptar Pat quedarse con las cosas de volumen, y al haberme pedido que hiciese yo la mudanza de su casa lo cual me permitió colocar cada cosa como había estado, ducharme al cabo de un rodeo más o menos productivo, exitoso, "adrenalinico", mirar alrededor sentir el descanso de ese tendón intangible, una caricia atemporal, un aliento eterno, entoallarme frente al espejo con los reflejos de tantos yo como había habido, me hizo sentir centro de atención de almas en deriva, protegido bajo la sombra del ombú, me di cuenta que el destinatario final del regalo había sido yo, enmarañado, enmascarado, disimulado en la excusa del nosotros. Una esquina ventosa abierta a la avenida, del lado opuesto es un rincón umbrío protector de los recuerdos.
Al salir pisé una chinche que me devolvió al ardor, a la pugna, a la tensión, al alerta y al dispendio en cuentagotas de bondad y misericordia.
Nadie es profeta en su bañera
Paradojas cubano miamenses