La cultura del siglo XX fue el Jazz. No sólo la música, ni solo la estadounidense, sino que la cultura entera puede resumirse en la rebelión que significaron los redobles de batería, el emerger de las razas explotadas, la incursión del ritmo en escena. La pintura abstracta rusa de principio de siglo fue lo más parecido al jazz que podía haber fuera de la disciplina musical, pero también el surrealismo, el cubismo, el dadaísmo, el existencialismo, la novela negra y hasta los viajes para acumular tierra en los zapatos, fueron jazz.
Como música llegó a un punto de perfección y complejidad solo comparable a la música culta con Duke Ellington. Count Bassie, Keith Jarret y luego los experimentos de Manhattan Transfer, Weather Report y sus cachorros, el latin, el acid, el rock jazz dijeron que sería ya una piedra fundacional, pero no habría marcha atrás, ni siquiera hacia el mismo jazz de Nueva Orleans, ni al Be bop,. ni al Scat. Pero si desde los primeros rollos para piano de Jelly Roll Morton o Scott Joplin, si desde los shows de Al Johnson, el scat y el swing, alguna médula espinal, un canal raquídeo o una célula madre tuvo el jazz, ese fue el blues.
Desde Bessie Smith, Robert Johnson, Muddy Waters, Alexis Korner o Eric Clapton, corre hecha música de modo rudimentario, como si fuuese el corazón, un festejo o un lamento, la percepción de una vibración, que puede proceder de un sentimiento o una alegoría, de algo que todavía no ha tenido lugar, y quizás, como todo punto de inflexión mágico, como todo hito intangible, jamás vaya a disipar sus motivos ni a abrir sus entrañas; pero que siempre podremos intuir, o fabular, entre punteos, harmónicas y gemidos quejumbrosos que no obstante, expresan un incomparable placer.
Joe Savage: Texas Is My Home (1978)
Joe Savage, former muleskinner and Parchman Farm inmate, sings a holler called "Texas Is My Home." Introduced by Walter Brown and Arthur [last name unknown]....