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El blog de martinguevara

Ojo Navidad, que muerdo

10 Diciembre 2015 , Escrito por martinguevara Etiquetado en #Argentina frizzante, #Cuba flash., #Relax

Cuando se va acercando la navidad, cada vez más próxima al fin del verano, me crece, a la par que a las calles le salen esas luces de campanitas, renos y pinos, una persistente urticaria en diagonal a la ingle. Muy probablemente participe la escasa reflexión a que invita, el anticristianismo que invoca en ese gasto desaforado, sin dejarse un solo céntimo, ni en el bolsillo pequeño del blue jean, para los necesitados, que precisamente, eran el "mercado meta" de ese Jesús al que dicen celebrar.

También puede ser que la bronca provenga de la ruptura abrupta de la tradición del arbolito, de las bolas de colores, acaso el desdén comenzó cuando me sacaron de aquella infancia, cuando la copa del cristal fino se hizo añicos y usurpó su lugar una enmohecida y proletaria perga de cartón, en la nueva realidad donde se nos dijo que la Navidad era un despropósito porque Dios no existía, cosa que todos ya sabíamos, como también intuíamos que tampoco papá Noel ni los reyes magos, aunque el silencio conspiranoico obrase a la perfección para indicarles que aceptábamos sus agasajos. Ccomo los del sigiloso ratoncito Pérez cada vez perdía un colmillo blanco.

De repente éramos hombres, habíamos crecido, "basta de chuminadas y boberías de niños malcriados en el capitalismo ¿qué es eso de navidad, chocolates, turrones, frutos secos, comida y arbolitos iluminados?" Ahora teníamos que formarnos para un día ser milicianos del bien, de repente teníamos enormes trancas, cojones monumentales, éramos ultra valientes, y recontra pingudos. Se acabó la bobería, lo único que se festejaría en esas fechas, sería el 2 de enero el sagrado triunfo de la involución, la victoria de la morronga por sobre la mariconería de turroncitos y cohetes ¿qué cosa es eso chico? ¿tú eres hombre o poeta? ¿tú eres revolucionario o indeciso? ¡Vamos a estar aquí!

Quizás después de tanta realidad, de tanto materialismo panzón y duro frío dialéctico, de tanto ¿qué bolá yenika? se me olvidó el espíritu inocente y las bondades que pueden encerrar esos dos días, nochebuena y navidad, solo esos dos días, y acaso la mañana de los reyes magos en enero. Pero jamás habría podido olvidar por más revolución que me convirtiese en un súper toletudo guapo de orilla, las semanas cada vez más sempiternas en que se ha convertido este esperpento de navidad al que le aplican el plural y se multiplica por decenas de veinticincos de diciembres cada fin de año.

Llámenme amargo obrero, como al renegado de la isla, como al malhumorado de la choza, como al ermitaño de la montaña, el probe Migué, llámenme Stormy Monday si quieren, como Albert King, o llámenme míster “aguas fangosas”, pero cada vez que se acerca este tormento me sale urticaria dentro en cada uno de los granos de pus virtuales que me pueblan los timbales.

Ojo Navidad, que muerdo
Ojo Navidad, que muerdo
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