3 febrero 2023
5
03
/02
/febrero
/2023
18:06
Mi posición desde al menos que tenía once años cuando encarcelaron a mi padre por espacio de tiempo de ocho años y medio: no creo en la cárcel en ningún caso, ni en un simple robo, ni en una violación, ni para poderosos fascistas como Videla, sus torturadores, los esbirros cubanos, o estas dos chicas que torturaron y violaron a su hijo de cinco años de manera cotidiana, para concluir descuartizándolo.
Así como fue revolucionario el concepto de prisión frente al de tortura y muerte pública, con descuartizamientos y hogueras, cuando se consideró que la mezcla de castigo y tiempo de reflexión recluido era más humano, menos salvaje, que el despedazamiento para goce del pueblo sediento, cual plaza de toreo o torre Maya, de sangre y dolor. Desde el siglo pasado la ciencia conoce que la prisión solo acentúa las perversiones, las parafilias y el sentimiento de odio a la sociedad. Ya Víctor Hugo decía en los Miserables, que el penúltimo escalón de la especie humana era el preso, pero el último estaba reservado para el guardacárcdel.
Creo que alejarnos de castigos vengativos, nos cura como comunidad a todo nivel, regional o universal, volcar todo nuestro esfuerzo en conseguir, que un día los delincuentes y criminales entiendan, desde la génesis, desde el nacimiento de sus perturbaciones, no desde la culpa, que algo hicieron mal, muy mal o malísimamente mal. Esto entronca con la polémica suscitada en España por algunas consecuencias de la ley popularmente conocida como "Sólo sí es sí" en la que algunos reos ven disminuída su condena de dieciseis años a catorce, haciendo énfasis en que la ley es mala porque el torturado castigado por el Estado sufre un par de años menos. Claro no digo que salgan a la calle, sino que de entrada sean atendidos, todos los criminales, de todas las modalidades, allí donde la gravedad de su caso lo requiera.
Existen casos que se podrán liberar a convivir en sociedad y casos que nunca podrán ser siquiera expuestos a dicha evaluación. Pero en todos ellos sería un avance que si bien no nos colocaría como un ejemplo de velocidad en temas de vanguardia, pero al menos, con rezago, nos auxiliaría en la búsqueda de un mundo atento a las cuestiones que nos hagan mejores individuos, y con ello mejor comunidad.
Castigo estatal del pasado.