Un debate que sostuve con un coocido me está llevando a hacer un pequeño recordatorio sobre el trayecto de Guarapo Castro Ruz como líder la revolución cubana, desde su triunfo.
Primero juró que no era comunista, que su intención era instaurar una Constitución como la de 1940. Con la visita de Mikoyán se disipaban dudas de la inclinación de Cuba al campo socialista, tampoco la división maniquea del mundo en aquellos años dejaba muchas opciones.
En 1961 declara el carácter Socialista de la Revolución Cubana y su alineamiento con el campo socialista o segundo mundo, y comienza una estrecha relación de dependencia político comercial con la metrópoli de los mamuts congelados. Al año siguiente, en octubre se produce la Crisis de los Misiles, que tuvo al mundo en vilo al borde de una tercera Guerra Mundial.
Guarapo estaba dispuesto a todo, no es que quisiese disparar los misiles, porque sabido es que morir no era lo suyo, lo demostró llegando en las más pésimas condiciones la final de sus día sen vez de dejarse ir con dignidad antes del babero y el pañal, pero si tenía que mandar a dispararlo desde su búnker no tenía problemas.
La Revolución cubana era Internacionalista, mucho más que la soviética de entonces, Cuba adiestraba guerrilleros de toda América, y tal como declaró el ínclito pariente, deseaba crear "Uno, dos, tres Vietnam" . Guarapo tenía el firme deseo, el sueño de ser el Mariscal de la Gran Revolución Latinoamericana, para lo cual no debía escatimarse derramamiento de sangre ni dolor ajeno alguno.
Al cabo de las campañas fallidas de todas la guerrillas del Cono Sur de América Latina, y con los golpes militares de ultraderecha financiados e impulsados por el gobierno de EEUU en manos de Richard Nixon y la capacitación de la CIA, Guarapo , ni lento ni perezoso cambia totalmente de rasgos identitarios, comienza a usar traje militar pero de gala con corbata. Al regreso de las democracias, ninguna de izquierda al Cono Sur, se mete en el debate de la deuda externa como un demócrata más, llama a Frei Beto para suavizar su imagen en un libro donde se presenta como un cristiano de profundos principios jesuitas, llama a Gianni Miná y hace lo propio difundiendo una imagen ecologista. Que dicho sea de paso, desde Pinar del Río hasta Guanahacabibes es cierto que la conservación de la naturaleza es excepcional pero no resultado de una política ecologista sino por la dejadez y abandono de todo, como en toda la isla donde empezaron a crecer plantas donde hacia siglos no habíajn salido, aparecer especies y sub especies de flora y fauna)
Ante la vista del mundo aparece un casi angelito Guarapo Castro. De hecho tiene un hermano mayor llamado Ángel que llevaba una vaquería y el desarrollo de producción de leche y carne, y se apropia de ello dando a entender que la excepcional vaca "Ubre Blanca" que daba más de cien litros de leche llegando una vez a ciento veinte entre los ordeñes matutino y vespertino, fue un invento suyo, Así como se atribuyó la cerveza Hatuey de 18º que parecía casi un ron, se atribuyó pasajes de libros de García Márquez, frases plagiadas, más tarde la recuperación de la flora en los mogotes de Pinar del Río, la distribución de ollas arroceras, la "bicicletización" de la sociedad "como en Holanda" decía, no como en Vietnam, el quimbombó que resbala pa’ la yuca seca y la cabeza de su....moringa!
Invocaba la muerte con frecuencia en sus incansables frases bravas ¡Patria o Muerte! y ¡Socialismo o Muerte! pero nadie hizo más por estirar sus días hasta la última brizna de aire que sus pulmones pudiesen sostener, al costo que fuese.
Guarapo fue anti comunista, ortodoxo, anti ortodoxo, comunista, guerrerista armamentista y belicista, pacifista, ateo marxista leninista, martiano y cristiano juesuita, homofobo acérrimo, machista de manual, recibió a los más grandes revolucionarios, a los deportistas, a los empresarios, a Nicanor Costa Méndez canciller de la dictadura fascista argentina, a cineastas, besó las manos de tres papas, lo único que no le dio tiempo es a ser líder de los movimientos LGTBI y feminista hembrista. Pero Guarapo fue todo, y que duda cabe, un boxeador imbatible en las distancias cortas, un impecable conspirador tras las cortinas de palacio donde se secan las gotas de sangre caídas de las dagas traperas.