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4 septiembre 2022 7 04 /09 /septiembre /2022 11:55

A menudo, Gamsa caminaba por la rivera sur del río hasta el puente Blackfriars, iba hacia el centro donde se detenía y allí podía permanecer largos minutos dejando que el aire le llevase alguna idea, un recuerdo, o un nuevo pensamiento y de paso le lastrase los desteñidos. Solía decir que Blackfriars era el verdadero puente de la ciudad, ya que conectaba la avaricia de la City con la Londres incendiada de los comerciantes, los cacos navajeros y las putas, que hoy se reencarnaban en la Tate Modern, decía que un puente debía ceder protagonismo a sus dos orillas y al discurrir del agua, rol secundario que cumplía con orgullo aun siendo esas las dos orillas menos llamativas para el turismo consumidor de estridencias. Desde el Blackfriars observar ambos lados era como estar dentro de un cine a oscuras en un asiento central en la fila ocho, en medio de la acción, en el rol más protagónico, el del observador para quien todo está pensado, pero sin ser percibido, en cambio desde el puente Westminster o desde el puente de Londres, no hay manera de no ser parte de una película grandiosa, enorme, inolvidable, pero que hace mucho tiempo que nadie ve, solo se menciona como hito cultural, como Casablanca, Lawrence de Arabia o Lo que el viento se llevó.

Una tarde, tras comerse una salchicha de tipo búlgara en los puestos callejeros al lado del río, antes de que entre el ocaso y la niebla ya no se viese nada, se apresuró para llegar al Blackfriars, al llegar a la boca del puente, escuchó una fuerte discusión proveniente del centro del puente, exactamente desde el punto al cual se dirigía, dos hombres discutían acaloradamente, con el sol difuminado tras las nubes y a punto de desaparecer bajo el horizonte alcanzó a ver dos figuras que de repente se callaron y una se abalanzó sobre la otra, comenzando lo que casi seguro era una pelea a puñetazos, pero fue algo instantáneo, casi dejaron de pegarse en cuanto comenzaron, y entonces los vio dirigiéndose a la parte trasera de un coche, abrieron el baúl y sacaron un bulto considerable, cada uno lo tomó de un extremo, lo colocaron sobre la baranda y lo dejaron caer al río. Al chocar de plano con el agua emitió un fuerte sonido, y de inmediato se hundió entre los tenues destellos que platinaban las crestas de las pequeñas olas fluviales.

 

 

 

 

Blackfriars
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25 agosto 2022 4 25 /08 /agosto /2022 19:59

Sonny estaba de lo más pancho escuchando Midnight Rambler en el cinco punto uno enganchado a su computadora, cuando escuchó en medio de los punteos de guitarra y el sonido de la armónica, unos pequeños golpes, tímidos, sordos que parecían más en la puerta de entrada de su apartamento que en la batería de los Stones, bajó la música para cerciorarse de que no se equivocaba ya que las pocas veces que alguien lo llamaba, usaba el timbre cuyo botón estaba ala izquierda de la puerta.

En efecto, alguien estaba requiriendo su atención. Descalzó sus pies de las pantuflas que los cubrían y con los calcetines de lana se acercó sigilosamente a la puerta para mirar por la mirilla de quien podría tratarse. Generalmente quien está fuera escucha pasos ve alguna sombra por la mirilla o un resto por la hendija que se trasluce por debajo, pero aún así Sonny prefería tomar ese recaudo, ya después si conocía a la persona se excusaría. Era una chica de pelo castaño ondeado sobre los hombres, no la conocía, pero sin preguntar a través de la puerta cerrada, decidió abrir con cierto reparo torciendo un poco el torso porque estaba en calzoncillos.

-Por favor, déjeme pasar, le explico adentro- le dijo la muchacha en voz muy baja, casi imperceptible. Esto puso en alerta a Sonny, pero evaluó toda la situación, la chica era menuda, sus manos estaban libres, no parecía alterada por droga alguna ni padecer un estado síquico peligroso o delirante a juzgar por la firmeza de los ojos, lo que sí parecía asustada, y pensó que dejarla pasar sería el mejor desenlace de ese pequeño y misterioso percance.

Una vez que Ángela se había presentado, Sonny le ofreció agua y asiento, entonces ella le pidió que volviese a subir el volumen de la música de modo que si el que la perseguía llegaba a esa planta no sospechase que ella estaba dentro. No era exactamente susto lo que revelaban sus ojos, sino preocupación.

-No vaya a pensar que soy una de esas.

-Si no me explicas un poco que ocurre, quien eres y de donde vienes, no tengo ninguna pista para pensar nada.

Ángela, proveniente de un hogar de clase media bien establecida,  se había ido a dar la vuelta al mundo, hasta donde llegaran los caminos que emprendía y alcanzasen los billetes que en la medida que iban menguando, con más celo guardaba en el reverso de su pantalón vaquero. Conoció mucha gente, nadie le interesaba tanto como detenerse por más tiempo que el que podía subyugarla una buena habitación, algunas comidas, almohada o sofás acolchados hasta recobrar fuerzas y ánimo para continuar intentando alejarse de su espalda. En una de esas, en Francia, conoció a Pierre, un boxeador amateur cuya mayor aspiración era poder boxear algún día en Las Vegas y que lo presentasen con un cuadro de Monet detrás, era su pintor favorito y era lo único que, según él, Francia tenía de diferente para ofrecer al mundo. Ángela lo encontraba tan naif que pensaba que él se inventaba ese personaje con la nariz achatada a trompadas fetichista de un pintor impresionista. Pero le encantaba, más que por la conexión sexual que tenía con él, que no era en absoluto deficiente, lo que lo hacía irresistible era su capacidad de protegerla, de abrazarla y hacerla sentir segura sin poner ninguna condición, más bien estando siempre presto a abandonar todo para ir a pelear a los estados Unidos. Todo por un nocaut. Pierre aún era amateur porque la mayoría de su habilidad en el box la había adquirido en peleas callejeras en un suburbio de Brest, ciudad de la que se comentaba que pugnaba con Calais para ver quien era la más fea. Decidió apuntarse al deporte bastante crecido ya, cuando evaluó que si bien se había llevado unas buenas palizas, habían sido muchas más las veces que había ganado y casi siempre con contrincantes bastante más grandes, cosa que en el ringo no ocurriría. Lo cierto es que Pierre tenía dotes naturales para boxear bien, piernas, cintura, mandíbula, hombros, una pegada fuerte y sobre todo esa agresividad, ese deseo de someterse a la prueba para superarla, lejos del miedo que suele tener habitualmente la gente a llegar a las manos, a él lo excitaba si se terciaba la ocasión.

Ángela siguió Pierre a  Pontoise, ciudad cuna del impresionismo, donde él deseaba con vivir porque allí habían vivido casi todos los impresionistas, menos Claude Monet, además estaba cerca de Paris lo cual era muy conveniente por las peleas que podían surgir. Y porque era un pueblo bello, diferente de su barrio de jeringuillas y hormigón armado.

-¿Y qué haces aquí en la escalera de mi edificio, tan lejos de Pontoise?

Ángela creyó que había encontrado el fin de la búsqueda que implicaban sus traslados en la geografía, en las costumbres, en los climas y los acentos, si bien era opuesta a la convivencia en pareja, no vio con malos ojos la posibilidad de asentir cuando Pierre le  propuso que se mudase con él para estar juntos y solucionaban el tema de abaratar gastos. Ya que si bien Pierre era boxeador amateur entre cuerdas, fuera de ellas peleaba por dinero, y a veces hacía algún que otro trabajito que requería de sus habilidades en solucionar expeditivamente los entuertos más habituales y así fue que empezaron a compartir cafés matutinos, charlas nocturnas, la televisión, los libros, el olor del baño con uso reciente, el de los calcetines, pantalones y ropa interior colgada en las sillas hasta que llegaron los gases estomacales liberados por el orificio más cubierto y protegido del cuerpo humano. Ahí ambos llegaron al acuerdo de que, aunque costase un poco, se levantarían e irían al baño o al porche de la casita que alquilaban, a dejar que los aires interiores y exteriores se mezclasen lejos de las narices.

Fueron entrando en la monotonía que atrapa a toda buena vida, y que de a poco va pegando la vuelta para dejar de ser tan buena.

Un día lo llamaron desde París que si quería aceptar un combate en Worcester, cerca de Birmingham, de donde era la salsa oscura para carnes, le explicaron que el premio era una bolsa de dinero pero sobre todo era la posibilidad de saltar al boxeo inglés en Londres. Aceptó con entusiasmo, esa noche hizo el amor tres veces, primero por delante después por detrás y luego estuvo mamándole el chochín a Ángela hasta las dos de la mañana cuando le echó el último polvo de costado. A Ángela no le gustaba mucho cuando tenía que ir a fajarse, pero esa vez pensó “si va a ser así, ya nos vamos a Las Vegas”

Pierre ganó en Worcester, esa noche cató rendido en la cama, pero a la siguiente otra vez se sintió como un león rey de la manada con su leona elegida.

Con el tiempo Pierre fue ganando cada vez más dinero con las peleas, que ya las competía en el deporte profesional, aunque nunca peleó en Londres, era reclamado desde diferentes ciudades a las que viajaban juntos y luego regresaban ala tranquilidad de su pueblo impresionista donde ya habían alquilado una casita, un poco más cara pero bastante más mona. Pierre no guardaba el dinero en el banco, una de las cosas con que había si9mpatizado cuando conoció a Ángela es que ella lo escondiese en la costura interna del pantalón, exactamente como él. Ya las cantidades que ingresaban no eran susceptibles de tal escondrijo pero descansaban en el fondo de jarrones, bajo colchones, en el placard en gruesos fajos.

-¿Espérate, le robaste el dinero?

Pierre tuvo que partir casi de urgencia a Brest por un asunto familiar y Ángela, por primera vez en mucho tiempo se quedó sola. El tercer día se sintió tan bien, que empezó a recordar los efluvios dulzones del camino, de arribar a una nueva ciudad sin conocer a nadie, de escuchar silencio cuando se callaba y escuchar su música, ver sus películas, sus programas de radio y televisión, de levantarse a la hora que deseaba comer sola acuclillada en un sillón o en un café dejando las horas pasar frente a una ventana. Pierre le mandaba mensajes diciendo que estaba todo bien, que no se preocupase, y ella le respondía que se tomase todo el tiempo que precisase para resolver todos los problemas. La madre de Pierre había enfermado y no mejoraba con el paso de los días. Ángela decidió no esperar a que Pierre regresase y tomó un tren con hacia Brest con todo el dinero que él le había indicado que llevase. Pensó que no era justo que todo eso se gastase en una madre que no le había hecho ni caso, de la cual no había oído hablar ni una sola noche de revelaciones e historias, más que mencionada en episodios poco memorables. Se bajó en Rennes, se metió en una brasserie, comió bebió vino y se fue a un hotelito a dormir la mona mientras el teléfono no paraba de sonar.

A la mañana siguiente tras desayunar y aún con resaca, envió un texto a Pierre de que llegaría un poco más tarde porque se había sentido mal y tuvo que bajarse en el camino. Tomó un tren a Bordeaux, de ahí cambió a otro a Hendaya, cruzó a Irún, paró dos días en Fuenterrabía y de ahí decidió ir a Burgos, donde alquiló un pequeño apartamento de un living, un cuarto y un balcón a una plaza. Tiró el teléfono y compró una nuevo con una nueva tarjeta de prepago, pidió perdón a  la virgen de los ateos, y a un dios devorador por la poca culpa que tenía Pierre de sus impulsos de libertad, del abandono y del hurto. No pudo dormir tranquila pero no dio marcha atrás.

-Ángela, ¿Pierre te siguió hasta aquí?

La madre de Pierre murió a los tres meses mirando la foto de su hijo abogado, casado con una chica de familia proletaria pero que vestía de saco y corbata, de la propia ciudad de Brest, que, tras conseguir de ella que le cediese sus ahorros para balancear las apariencias en la boda, nunca más la fue a visitar, ni siquiera mientras Pierre la acompañaba en el final de su enfermedad, se comunicaba con él por las aplicaciones del teléfono móvil, y a veces, tras la insistencia de la madre, le enviaba un saludo con la mano.

Una vez que falleció la madre, el hermano se presentó en la casa para iniciar según él los trámites del sepelio, el entierro, y por supuesto de lo poco que restaba en pie de la herencia. Pierre llevaba unas semanas difíciles por la desaparición de Ángela, y no lo ayudaba mucho el empeoramiento de la salud de su madre. Le contó a su hermano Antón la historia con Ángela, su vida en Pontoise, el dinero que había conseguido amasar boxeando, y la inexplicable faena que le había hecho y que aun, no conseguía asimilar. Antón, al sentir a su hermano sin fuerzas incluso ni para ir tras Ángela, le ofreció sus servicios como abogado para seguirla allí donde se escondiese y formular una acusación por el robo. Pierre le dijo que no tenía como demostrarlo frente a un juez ya que el dinero no estaba declarado. Antón le dijo que no se preocupase, que él se haría cargo de eso.

Ahí comenzaron las pesquisas y minuciosas averiguaciones de Antón, que primero regresó a su casa de Marsella y acto seguido comenzó a pisar el rastro que habían dejado los talones de Ángela.

Lo que no podía imaginar Pierre, es que esta vez Antón no lo hacía movido por la avaricia habitual, por una vez en mucho tiempo, como cuando eran niños sentía compasión por el hermano, quería ayudarlo, encontrando a Ángela y resolviendo el tema todo lo más parecido al cuento la Intrusa de Borges, que el civismo y un mínimo de decoro permitiesen.

Pontoise y Brest
Pontoise y Brest

Pontoise y Brest

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20 julio 2022 3 20 /07 /julio /2022 11:54

Basta ya, hay que exigir a Ucrania y a Rusia que paren la guerra, no incentivarla, incrementarla, y favorecerla como estamos haciendo, solo para ganancia de la gran industria armamentista...y por supuesto de sus lacayos.

Ucrania y Rusia tienen una historia compartida de errores aciertos, agresiones y uniones mutuas, Nikita y Brezhnev, máximos mandatarios de la URSS, eran ucranianos por ejemplo, no es nuestra historia en absoluto. ¡No es nuestra guerra! a los Ucranianos ni a nadie les importa un pepino cuando tenemos problemas con Marruecos, Argelia, las identidades nacionales catalanas o vascas o gallegas, precisamente porque son nuestros problemas y no solo no se convierten en ibéricos, como nosotros hoy casi nos creemos ucranianos a merced de una obsecuencia difícil de entender, sino que ni les importa, “les chupa un huevo”

¿Pasar hambre y frío por las veleidades de Putin y sus jenízaros o por la vanidad vacua de Zelensky y un grupo de nazis de Asov? Ni locos

¿Por qué, habiendo tecnología para introducir una mosca letal en el recinto más vigilado, o dinero para pagar a cualquier "traidor sensato", nadie acaba con Putin de una vez? Está más que claro que en las instancias que corresponden, quieren estirar esta situación hacia el infinito, Putin ha resultado ser el mejor aliado de la industria de las bombas y los cañones de nuestros amos y de sí mismo, y del miedo como instrumento para lacerar las conciencias y las aspiraciones de los europeos en el terreno de los logros en derechos y confort.

¿A qué viene esta obsecuencia extrema a los magnates de la industria armamentista?

No más adocenamiento a quienes están azusando esta guerra enviando armas y evitando cualquier posibilidad de punto final.

España no tiene que reducir el gas, ni gastar mil millones de euros en bombas y cañones, ni albergar y subvencionar a más marines estadounidenses  en la base de Rota. Y por otro lado, dadas las ya vicisitudes a que se ha sometido al pueblo español para satisfacer al imperio, exijamos que en el próximo episodio conflictual en nuestro suelo, se involucren todas las fuerzas y fondos europeos y estadounidenses para participar en la solución de nuestros problemas.

Basta de ser la meretriz y encima poner la cama y el champán.

 

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19 julio 2022 2 19 /07 /julio /2022 11:37

El plan era pasar unos días en Catania para asistir a un simposio de literatura, con el tiempo se había hecho critico de escritura, más que literario.

Bruno pensaba que la crítica literaria comprendía un conocimiento integral de lo más importante publicado en la historia de la narrativa, en cambio ser experto en escritura, centraba su atención en el camino, la construcción de la sinopsis de las historias, tanto del trecho más conveniente para ascender la colina como de la visión de la montaña en su totalidad antes del momento de abordarla. La musicalidad de la palabra, el pentagrama que compone una idea plasmada con una fusión de sonidos imaginados que además de sorprender por los atajos tomados, por las asociaciones, o la inteligencia de la observación, lleven al lector a un salón de baile donde sea protagonista y partenaire. Bruno atesoraba profundos conocimientos sobre literatura universal, adquiridos únicamente  mediante la lectura que aun así aparentaban cierta solidez, no de modo académico, amalgamados en las esquinas menos visibles, en los costados menos expuestos, lo cual le daba a su retórica una belleza imperfecta, que sin llegar a ruinosa presentaba aspectos decadentes, en la cantidad suficientes para ser considerado una genialidad. Pero había un inconveniente difícil de salvar, detestaba más la mitad de lo consagrado como gran literatura, se había dado cuenta en un trabajo de unos meses en una librería en Palermo, cuando lo seleccionaron para la suplencia pensaba que flotaría en un oasis hecho a su medida, cosa que comenzó a mellarse en la primera ocasión que le pidieron con rotundidad un ejemplar de lo que él llamaba libros Kellog’s, que podían ir desde los infinitos bodrios de Danielle Steel, dan Brown llegando a los más disimulados de Stephen King, totalmente aptos para playa, sin dar lugar a consejos y recomendaciones, y fue incrementándose una vez que conoció a los verdaderos lectores en carne y hueso de Corin Tellado o de JJ Benítez, y así fue entrando en que existían en la realidad los devoradores de novelas de Pérez Reverte, Dueñas o  Isabel Allende, entonces, frente a estas evidencias, comenzó a sentir cierta inseguridad de sus premisas anteriores tan bien estructuradas en su primera juventud, y desde entonces no modificadas ni siquiera revisadas, sobre que el boom latinoamericano había sido el peor engaña bobos, un trampantojo para europeos o eurocentristas, una acertada distorsión sobre los fenómenos que la miseria, la explotación, la humillación de las razas marginadas, la brutalidad, el fetichismo, la superchería, recreada con colores vivaces, sazonada con crudeza digerible por las mentes acomodadas en su coqueteo con la sensibilidad social desde el buen sofá, así como el blues descubrió que con la voz y quitara de Son House nunca llegaría a las grandes masas y ofreció las mismas vicisitudes de la huida de los campos de algodón, pero suavizadas con trompetas, baterías, armónicas, guitarras y bajos en la voz de BB King, no menos conocedor de aquellas penurias. Tomó conocimiento de una nutrida cantidad de movimientos y épocas absolutamente prescindibles en la historia de la literatura universal, los "decoradores" latinoamericanos ni se acercaban a lo peor.  Y aún sin desconocer las grandes capacidades para la escritura, para mezclar el entretenimiento con cierta revelación de algunos aspectos verdad, más sugeridos que mostrados, como en los cuadros de Claude Manet, sentía un muy bajo aprecio por aquel movimiento literario del que sin embargo, y sin gustarle rescataba por su pericia como escritor a su máximo exponente, Gabriel García Márquez, y excluía de los cantamañanas, reconociendo como a uno de los grandes intelectuales y escritores de la lengua hispana a Mario Vargas Llosa, pero por la misma razón, prefería valorarlos y estudiarlos mientras los desgranaba en cursos de escritura en vez de verse obligado a catalogarlos acorde a sus criterios en charlas literarias. En la librería descubrió que quitando a los franceses de diferentes épocas, a los británicos, a las grandes espadas españolas en poesía y novela, algunos alemanes y muchos rusos, de los libros fundacionales griegos e italianos, por fundacionales, a los norteamericanos desde Mark Twain a Raymond Carver, a los argentinos Borges y Cortázar, sin evaluar la literatura oriental, la cual no alcanzaba a conmoverlo excepto Kenzaburo Oé y Mishima, luego un rejunte de varios países en que pueden entrar Kafka, Pessoa o Carpentier por ejemplo, lo demás no lo consideraba digno de una antología universal de lo que se podría considerar imprescindible en literatura, y como sabía, que como ocurre con todo en esta vida, lo más probable es que estuviese equivocado en algunos aspectos que el tiempo develaría, pero que aún desconocía, entonces prefirió dedicar sus charlas, simposios, cursos, exclusivamente a la belleza y el dolor de la escritura, más que a sus aspectos técnicos, lo cual, se decía a menudo, era una forma camuflada de hablar de literatura, evitando los inconvenientes.

Escritura literaria
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4 julio 2022 1 04 /07 /julio /2022 11:10

La realidad es que ya entre EEUU y Europa con Reino Unido, cuentan con más de diez veces en cantidad, y varias en calidad, el armamento que posee Rusia. En una hipotética conflagración no haría ninguna diferencia tener veinte veces más de bombas que diez veces más, si no se les gana con esas diez veces má,s no se les gana con nada.

Una persona está igual de muerta con un solo tiro, que con una bomba que lo despedace en mil trozos. No es necesario el gasto que implica esa dflagración y es incluso violento, cuando es en base al empobrecimiento de la población.

Lo único que buscan las excusas escasamente confeccionadas de usar la invasión a Ucrania para fabricar más bombas y cañones en España, R.U., resto de Europa y EEUU, es obedecer y enriquecer de una forma intolerable a la industria armamentista.

En resumen, por principios, los cívicos demócratas decimos siempre no a la guerra y a las armas, a todas las armas, pero aún mucho más si en vez de abordar una hipotética unión de pequeños países del Caribe, Costa Rica y Belice para armarse, que ciertamente andan flojos en defensa, hablamos de Estados Unidos de América, Reino Unido y las potencias europeas, que cuentan ya con armamento suficiente para destruir a diez planetas Tierra.

Lo último que precisa el mundo es regresar a una carrera armamentista como la protagonizada por la URSS y EEUU en el siglo XX, a costa por supuesto, del empobrecimiento de la población trabajadora y la clase media, en este caso europea y en menor medida, estadounidense. Y ni siquiera me estoy refiriendo a los más necesitados del orbe en África, Asia, América Latina, donde, para tener lugar el incremento de bombas y misiles que se acordó en la última Cumbre de la OTAN 2022 en Madrid, deberían morir de hambre, unas cuantas decenas de millones de seres humanos.Si bien es cierto que el circulo vicioso de saturación de la situación de paz y crecimiento y a continuación guerra de cada vez mayor destrucción y muerte, parece natiral por extendida y repetida, lo cierto es que mediante la ciencia, los humanos hemos llegado a revertir peores ciclos que se consideraban igual de naturales e inevitables.

Unámonos a las fuerzas de Eros en su lucha contra Tanatos.

 

No más bombas
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28 junio 2022 2 28 /06 /junio /2022 19:15

Más de dos mil periodistas acreditados, diecinueve mil plazas de hoteles, treinta y cinco millones de euros, treinta y sesis países, tránsito prohibido en casi todas las arterias principales de la ciudad, terrazas de bares cerradas, ciudadanos que aun avisados del caos en que se vivirían dos días, no tienen idea de si moverse de un punto a otro de la ciudad por si podrán regresar. Los mandatarios de las naciones más ricas, también más reputadas como adalides de la paz, el monarca del país anfitrión esperando interminables minutos en la base de la escalerilla del avión que trasladaba al rey de facto.

Ese es el ambiente de la Cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte durante dos días y medio en la ciudad de Madrid. Casualmente coincidirá el final de esta celebración con el inicio de otra, a priori diametralmente opuesta, las fiestas del Orgullo Gay, los festejos más multitudinarios en la capital de España, a la vez que la mayor celebración del colectivo LGTBI a nivel mundial, conocida como MADO, Madrid Orgullo.

La muestra de poder de la cumbre de la OTAN induce a reflexiones y sensaciones encontradas, por un lado están quienes conmemoran la mortaja sobre las declaraciones de Donald Trump sobre que la OTAN estaba condenada a muerta por la inanición de Europa y la conveniencia de que EEUU se retirase de ese permanente gasto que no le daba réditos. La actual cumbre es la constatación de lo contrario. Por otro lado los que lamentan que el sueño de una Europa unida se haya simplificado en una gestión marcial, que nació con una finalidad defensiva y hoy muestra un músculo militar que se aprecia como ofensiva, amenazante, hegemónica, que ante la imposibilidad de fusionar los límites de las naciones en el anhelo pacifista original, lo materializa en el otro rasgo más característico del continente, las veleidades belicistas, llegando incluso a convencer a Suecia y Finlandia, ambos de una larga tradición cívica antiblelicista, de entrar a la OTAN, eso sí, siempre para garantizar la paz y bajo el mandato de un demócrata no de un republicano pirado, para alivio de la progresía de papel cartón; es decir, de casi toda.

Tras dos años distópicos, en los cuales el distanciamiento, el aislamiento, la muerte, la soledad, la revalorización del instante, la reconversión de los proyectos a mediano y largo plazo en aspiraciones de carácter inmediato, la importancia del abrazo, de la sonrisa atrapada bajo las máscaras, a la vez que el retorno a la solidaridad, a recuperar el valor de lo cercano y de la pausa, el universo en lo minúsculo. Cuando creíamos que saldríamos más atentos a lo que pasa con el otro, más proclives a dar, a los significados y significantes de la vida, nos sorprende una guerra en el propio corazón de Europa, bueno, más bien en su ventrículo derecho, la cual involucra a Rusia, eterno enigma y amenaza de la paranoia occidental desde tiempos del zar Iván hasta la Patria de los Soviets, lo cual diluyó como un terrón de azúcar en una taza de té, las veleidades de bondad estupenda con que nos habíamos emperifollado.

El apoyo paulatino a Ucrania, con el envío de armas, de ánimos para no abandonar la resistencia, con la aplicación de una versión monolítica según la cual, los rusos son impíos destructores y los ucranianos, victimas de las más terribles acciones bélicas, todo se nubló y de repente revivió un rasgo del espíritu europeo que se creía superado. Con una diferencia, esta vez, en lugar de enfrentarse entre sí, toda la población del continente se une para padecer inflación, crisis, carencias, desvíos de ingentes cantidades de recursos para perpetuar una guerra, y ningún gobierno, ni conservador ni progresista, ni siquiera los políticos de partidos de lo que se suponía, era una izquierda consolidada, otrora militantes antibelicistas, se atreven a oponerse.

El Air Force One de Joe Biden llegó con un apoyo de otros once aviones, al pie de la escalerilla del avión el rey Borbón protagonizaba una espera interminable en términos protocolares, la reina Letizia aguardaba a un costado y saludaba a cuanta alma en júbilo se aparecía por la inmediaciones. En el discurso en el Palacio Real, Biden bromeó con cuanto le habría gustado a Felipe VI que no hubiese habido independencia en América y, la nieta de Biden llegando a la recpción Real en pijama, despeinada y mascando chicle de tutti frutti defecándose no solo en la etiqueta ceremonial, sino en la muestra del más básico respeto, cosa que de haber ocurrido con un nacional,  no lo dejarían ni cruzar la calle, así fuese descendiente del mismo Cid Campeador. Lo del privilegio del periodismo estadounidense, humillante para el resto de cronistas, al punto que no solo ocupan las primeras finas, sino que nadie más que ellos pueden formular preguntas al Presidente Joe, acaso puedan disimularlo mejor por ser de menos dominio público.

Todo lo referente a la Cumbre del Belicismo de los poderosos, da rubor ajeno y propio, como minimo, porque también da mucha bronca que se tire esa cantidad ingente de dinero en armas para matar en vez de en ayudas para vivir.

Lo único bueno si algo se puede rescatar de este espectáculo de entreguismo al imperio, es que el brillo fue para Sánchez, Macron o Biden. La ausencia de Ayuso la del gatillazo en Miami, de Feijóo y su insignificancia, de Marine Le Pen y del golpista de estado Tronal Gump son tan notables, como proverbiales y felices.

A todo esto, me place apuntar, que soy votante y activista de las virtudes del partido del Presidente Sánchez, así como frente a la ignominia del trumpismo, y siempre en clave de política interna de los Estados Unidos, fui contribuyente de la campaña de Joe Biden y aún me considero un fiel "supporter".

Se acabaron las mascarillas, se silenciaron los aplausos a los sanitarios, hoy suenan los tambores de la industria armamentista y los vivas son para el emperador, y para el dios Ares.

 

Vivas al emperador y al dios Ares
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19 junio 2022 7 19 /06 /junio /2022 18:04

 

 

Pierre eligió uno de los caminos que le indicaba la aplicación de navegación contenida en el teléfono móvil, pero al rato de emprender el viaje le surgieron las dudas de si iba por el camino más conveniente- caramba, si siguiese mirando el callejero para tomar las rutas como en otros tiempos, tendría el camino entero grabado en mi cabeza- así que se lo dio a su hijo que iba de copiloto y le pidió qiue pusiese otra dirección, iban de Saint Tropez a Toulouse, pero sentía más confianza si ponía como primera meta a Narbonne, de todos modos debían detenerse un rato allí para comer algo, una vez lleno el buche volvería a poner Toulouse. Cuando el hijo terminó de poner el destino en el teléfono, la voz guía de la App saltó con una indicación insólita:

-Tome la A-8-

Y es que iban por la A-8 desde hacía una hora. Entonces el padre tomó el teléfono entre asombrado y ligeramente asustado, miró la línea azul que le proponía la pantalla y se alivió al constatar que en efecto había incurrido en redundancia, ya estaban donde les recomendaba incorporarse-

Cuando estaba emitiendo el leve suspiro de alivio, de la ventanilla de una furgoneta que se ubicó al lado en el carril izquierdo, salió una cabeza haciéndole señas con la mano- carajo, a ver si voy a tener humo negro, o una rueda baja justo ahora- pensó en el instante, pero al volver a mirar al costado atendiendo a la insistencia del hombre de la ventanilla, se dio cuenta que lo invitaba a seguirlo, que era policía camuflada, y que estaban felices de haberlo atrapado con las manos en la masa.

-La puta que lo parió, por un segundo que miro el móvil, que mala suerte, a ver si los convenzo de que solo me fijaba si lo de tomar la A-8 era correcto-

La furgo se puso delante del automóvil, encendió un cartel luminoso en la ventanilla trasera indicando al automóvil de Pierre que lo siguiese. Llegaron a una rotonda, tomaron la salida, se detuvieron y bajaron dos efectivos de la Gendarmerie. Le comunicaron que la multa era irrevocable, que lo cogieron in fraganti y que daba igual si estaba mirando las redes sociales o el navegador. Pierre se defendió explicándoles que tenía tan claro que no se debía tomar el teléfono manejando, que le pidió al hijo que le pusiese Narbonne en el GPS, y que se alarmó por la recomendación de que tomase la carretera por la que ya iba, solo miró la pantalla a la misma altura del parabrisas sin quitar ojo de la vía.

-No importa si es para el navegador, para hablar o para el Facebook, la ley penaliza tomar el teléfono conduciendo. Son 200 euros y seis puntos del carnet.

Pierre evaluó la situación y se percató de que no había nada que hacer discutiendo con los agentes felices de clavarle la multa, todo lo que podía conseguir era empeorar, aunque fuese solo los ánimos y por otro lado, prefería dar ejemplo de conducta a su hijo, mantener la dignidad y no mostrarles ni siquiera su contrariedad y tristeza al tener que despedirse de doscientos morlacos. Pero sí atinó a decirles a los gendarmes, "con tanto delincuente suelto, me vienen a esquilmar el dinero de la comida de mis hijos"

Un pataleo con el que incluso, los dos agentes se mostraron condescendientes, un poco porque ya habían conseguido amargarle el viaje a un vacacionista, y otro tanto porque se habían dado cuenta de que en verdad, Pierre había sido victima de un agudo rapto de tremenda mala suerte.

Pierre prefirió pagar la multa en el momento por dos razones, para salir mentalmente de ese bajón, y para recibir el papel con los números de los dos agentes que tramitaron el cobro por tarjeta. Así fue, de repente, él los tenía identificados. Siguió su camino con su hijo, comieron en Narbonne, llegaron a su casa, creyendo haber pasado página.

A los pocos días en el trabajo le comunicaron que sería despedido en dos semanas, ya que se había quedado sin carnet de conducir debido a la sustracción de seis puntos que lo dejaban sin ninguno, él explicó la situación a todas las instancias de la empresa, les pidió por favor que klo esperasen, que tomaría un mes de vacaciones mientras hacía el curso que le devolvería la mitad de los puntos y podría volver a desempeñar su labor de gestor de activos en el automóvil por toda la zona de Toulouse hacia toda Occitania, pero le dijeron que el retorno del carnet llevaría tres meses como mínimo si todo iba bien, no podían permitirse esa cantidad de tiempo, ni les parecía serio  mantener en plantilla a un empleado, delegado de un área, que se tomase tan ligeramente su responsabilidad en el trabajo. A partir del despido, Pierre comenzó a enfrentar paulatinamente los problemas característicos de su situación, no encontró trabajo, los ingresos en la casa mermaron, esto llevó discusiones conyugales, sinsabores, peleas, separación temporal, más tiempo de lo que el decoro sugiere calentando las copas de vino de los bares, en definitiva, un deterioro de la comodidad que él daba ya por sentada para siempre, como si fuese el estado natural.

 Al pasar un espacio de tiempo, Pierre decidió dedicar las semanas siguientes a conocer cuanto pudiese de la vida de los gendarmes,  sus nombres, la comisaría donde trabajaban, costumbres, horarios.

Se desplazó a Pourcieux, donde trabajaban los policías chupópteros de trabajadores en vacaciones que se desplazan en coches humildes. Alquiló un motel de carretera Ibis a solo doscientos metros de la comisaría donde consiguió averiguar que trabajaban los dos agentes. Empezó a comer en establecimientos de comida rápida, a dar paseos alrededor del barrio del motel, el polígono industrial y la comisaria y vigilando de ese modo se enteró de la hora en que empezaban a patrullar, cuando iban a comer, a tomar café, al baño, incluso cuando paraban a mear. Y entre todas las actividades descubrió algo de lo que buscaba, detectó cada cuanto tiempo se detenían a pasar un buen ratito en el burdel que estaba a dos kilómetros.

Los policías trabajaban en un automóvil camuflado de civil, con el uniforme de la gernarmerie, pero antes de ir a relajarse merecidamente al puticlub se vestían de paisanos.

Una tarde Pierre entró al local y vio que ambos subían con dos muchachas a las habitaciones, sacó fotografías de los besos y arrumacos que se prodigaban con las mujeres en la barra, generalmente con dos clases de deseos diferentes, él de follar, ella de vomitar. Alcanzó a fotografiarlos también subiendo la escalera hacia los cuartos.

Antoine pasó toda su infancia en Bretaña, había nacido en la Normandía baja y los padres prefirieron el clima de Quimper, le gustaba hacer surf, insistía en pulir su técnica en las olas de las Landas, y a veces de cerca de Brest, pero lo cierto es que era demasiado torpe como para lograr mantenerse de pie en la tabla. Por eso pasó al windsurf, deporte en cual llegó a mantenerse sobre el agua sin sobresalir de sus amigos, incluso de los que se subían por segunda a vez, pero tampoco nunca le importó demasiado la vela tabla, su ilusión habría sido ser aceptable en solo tabla, y su frustración, imperceptible a simple vista, crecía por dentro recordándole su inclinación al fracaso cada vez que emprendía un nuevo desafío. Con el paso del tiempo y los tropiezos, decidió no fantasear más y dedicarse a algo que le permitiese intervenir en su favor la voluntad de los demás ¿qué mejor que ser policía? Cada vez que le diese la gana podía detener a unos pringados y hacerlos sonreir como tontos, decir a todo que sí, hacerlos pedir, rogar disculpas incluso sin haber cometido ninguna falta, también podría repartir buenos porrazos de vez en cuando, o practicar con una bolsa humana los golpes de defensa personal que en una pelea se los harían meter por el mismísimo orto. Y si alguien decidía no dar su brazo a torcer, se lo podría llevar al calabozo por desacato, insultos a la autoridad, o cualquier otra excusa. Perfecto, definido, Antoine el gendarme, desastre de la ley. Se casó con la prima de sus hermanastros, lo mejor que compartía con su mujer es que solían reír mucho en las largas sobremesas de los fines de semana. Habían tenido grandes dificultades para conseguir tener hijos, hasta que ella quedó embarazada, a los nueve meses nació una niña con Síndrome de Down, que a la vez que unía y separaba al matrimonio todo lo más posible. Los unía en la promesa de jamás separarse, y los distanciaba en imposibilidad progresiva de siquiera poder tocarse, por esta razón ella conocía que de vez en cuando las andanzas de su esposo por las casas de citas, con la condición inalienable de que permaneciese en el más estricto de los secretos y la discreción. Lo de trasladarse de provincia varias veces en la vida le había legado cierta inclinación a sentirse bien con la idea de viajar, de dar la vuelta al mundo, de hacer todo el trayecto del transiberiano, recorrer en bicicleta América del Sur, conocer el lejano oriente. Pero entre una cosa y las otras, nunca ponía en práctica esos proyectos, lo cual no le impedía sentir el mismo gozo al abordarlos en su mente.

Renaud nació y creció en un suburbio de Nimes. Su padre le daba buenas palizas que más tarde, Reanud las achacaba a varias frustraciones, no había podido estudiar, era el hermano más torpe y feo, se casó con la única mujer que lo soportó un par de meses como novio pero no le gustaba demasiado de joven, y nada en absoluto después de llenarse de hijos, cuando ambos descuidaron la estética, la educación, incluso la higiene. Llegaba del trabajo e iba al bar, cuando regresaba cobraban todos los que estuviesen por delante, sobre todo Renaud, que se parecía a su padre en que era acaso el menos agraciado de los hermanos, el del medio, que no tenía ni la más mínima habilidad que pudiese enorgullecer a unos buenos padres, mucho menos a semejantes ogros, solo mostraba interés por pasar el rato con los amigos pateando pelotas contra una enorme pared al lado del riachuelo y de vez en cuando cazar los pequeños animales de la zona y cortarlos en pedacitos, disfrutaba de ver su reacción. A las lagartijas, sapos y ratones primero les cortaba las patitas, después les abría el estómago o les cortaba la cabeza, trayecto en el cual, el padecimiento de los animalitos lo llenaba de placer, exudaba alborozo. Lo mejor de su vida era cuando cada verano lo visitaba una prima con los tíos, siempre estuvo enamorado de su prima, fina, linda, graciosa, parecía siempre tan contenta con todo que solo se podía disfrutar con ella al lado. Tras darse cuenta que no destacaba en los estudios y que tampoco sentía una diáfana inclinación hacía oficio alguno, que ni siquiera le veía sentido a poseer habilidades, decidió que el mejor trabajo que podría desempeñar, era el de policía. De policía nadie le preguntaría por sus carencias, por su escaso interés ni sus renuncios, y podría practicar tiro, que era algo que en cierta forma sí le atraía. Renaud se casó con una chica de Nimes, de su propio barrio, con la cual comenzó a reproducir los mismos tics de su padre con su madre, salvando la distancia entre los sensibilidades convencionales que establecían y toleraban los tiempos en materia de maltrato. Si el padre aporreaba con la mano cerrada a la madre mientras esta conseguía escabullirse hasta el cuarto para evitar el rubor de ser vista por los hijos aguantando semejante humillación, él insultaba a la esposa hasta hacerla llorar y experimentar cierta vergüenza de sí misma, de su figura, de su fracaso, de su dejadez y de cómo cada día que pasaba soportando tal degradación, más lejos estaba de tener la fuerza necesaria para salir de todo aquello. Hacía años no quería hacerle el amor, visitaba cada vez con mayor frecuencia sitios de prostitución donde poder afirmar que aún su virilidad funcionaba, que aún no era prisionero irreversible de las fantasías sexuales inapropiadas que asaltaban su cabeza y espoleaban su deseo cada vez con mayor frecuencia. El tema era que la esposa, Claire, era la causa de que viviesen con cierta holgura económica poco habitual en familias de su extracto socio cultural, todo debido a una jugosa herencia que ella había recibido de su padre, y por nada del mundo deseaba perder su ya perfectamente establecido, nivel de vida. Tenían dos hijos, que se pasaban el día peleando.

Antoine y Renaud llevaban patrullando juntos en tráfico los últimos cuatro años. Compartían el placer de disparar, de vez en cuando Antoine acompañaba a Renaud a cazar, pero no disfrutaba tanto de matar animales como su compañero. Tanto Antoine como Renaud eran intimaban en la idea, de que el tipo de patrullaje de ellos ejercían, con la furgoneta camuflada de transporte civil, era un método puramente recaudatorio, no preventorio ni profiláctico, aunque reconocían sentir deleite cada vez que tras atrapar a un infractor veían la cara que ponía al conocer el monto de la multa que devengarían de su cuenta, así como los puntos que le restarían.

Era una discusión ética, ya que el motivo de la recaudación daba un sentido totalmente distinto a la finalidad misma de la existencia de la policía, que la persecución de la prevención que supondría un automóvil con sus sirenas, su color corporativo y la inscripción de la fuerza policial en a puerta del vehículo, de cara a refrescar la memoria de todos los conductores con que se cruzasen, respecto de las buenas normas de conducta en la carretera.  

Y aunque una cosa no lleva necesariamente a la otra, siempre sentían el incómodo paseo del pequeño bichito del mal proceder cada vez que cazaban a un incauto. La fuerza del placer domaba con suficiencia cualquier resto de cargo de conciencia.

Pierre hizo imprimir las fotos que obtuvo de forma furtiva en el burdel. Y en los momentos en que sabía que Antoine y Renaud se encontraban desempeñando su trabajo de patrullaje por la carretera, se presentó en la casa de cada uno, portando sendos sobres con una inscripción que dejaba claro que eran sobres confidenciales para abrir exclusivamente por sus destinatarios, el señor Antoine Roux, y Renaud Morel. Se tomó un tiempo para llamar al timbre entre una casa y otra, en ambas como tenía programado lo atendieron dos mujeres que dijeron ser sus esposas, les comunicó que eran para entregar en mano, que podían recibirlo ellas firmando un recibo que Pierre había improvisado, dando un documento de la persona firmante y un teléfono móvil, tras lo cual se despidió dando las gracias y recordándoles la importancia de que recibiese, cada uno, su correspondiente sobre. Lo mismo hizo en la comisaría a donde pertenecían, dejó dos sobres con los nombres en las manos de su jefe, una vez que logró que él saliese a recibirlos, se presentó como un empelado de correo privado, pidió un nombre una firma y un teléfono al superior, él sargento no le facilitó un móvil, pero sí el teléfono fijo de su oficina en la estación.

Después se dirigió al punto de la carretera donde sabía que en breve llegarían a tomar su acostumbrado café de la tarde, parada que hacían cada día, sin falta. Mientras esperaba cargó los números de teléfono de las dos esposas de los agentes, los volcó en una aplicación de chateo y preparó un correo en que les decía que abriesen los sobres, y al que adjuntó las seis fotos de los dos compañeros de trabajo y compinches de farras con sus partenaires ocasionales. Con el teléfono del sargento no pudo hacer lo mismo porque era de línea, pero lo grabó en la agenda telefónica, con el nombre y apellido con que había firmado el recibo del correo. Le pagó a un repartidor de la zona para que entrase a la cafetería, para que le dejase al dueño o encargado tres sobre idénticos a los ya despachados, con la clara indicación de que les fuesen entregados a los dos agentes una vez llegasen al local.

Dentro del sobre, además de las mismas fotos que había dejado a las esposas y al sargento, introdujo una hoja señalando una serie de simples pasos que debían ejecutar, ipso facto, si preferían mantener estos deslices en secreto.

Una vez que el muchacho de los recados se hubo ganado los euros más fáciles de su vida, Pierre entró al establecimiento, se sentó al lado de una ventana, pidió un café con leche, un croissant, cruzó los dedos bajo su perilla y las comisuras de sus labios se arquearon hacia arriba dibujando una tenue, cauta, pero luminosa sonrisa.

 

Autoroute A8
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3 junio 2022 5 03 /06 /junio /2022 14:37

El Partido Popular español tiene el deber desde hace décadas de componer una nueva derecha rompiendo de manera rotunda con el pasado de la derecha española. Estableciendo una división irreconciliable con el fascismo autóctono, de modo similar a como la izquierda universal ha roto de manera diáfana con el estalinismo en todos los vectores en que se plantean los retos políticos, los nuevos horizontes de conquistas desconocidos, ignorados, y muchas veces hasta enemigos de la izquierda socialista, comunista, anarquista tradicional, y así ha conseguido perseguir emancipaciones que antes pertenecían al terreno hedonista de las burguesías iluminadas.

La derecha española tampoco tendría que innovar demasiado, basta con romper con atavismos más consustanciales al medievo que a la era post guerra fría. Con solo mirar de frente y no de reojo como hace, a Estados Unidos de América, por poner un ejemplo, país anti monárquico por excelencia, donde no solo se liberó de la monarquía británica, sino que estableció el dinero como única prosapia, como todo linaje, solo mientras y hasta que se lo posee, donde todos tienen el derecho y la posibilidad de acceso, aunque ciertamente no en igualdad de condiciones. Con solo dejarse seducir de verdad por el influjo de esa potencia a la que tanto miran pero que tan poco imitan, ya habríamos avanzado medio milenio.

Luego un segundo paso debe ser condenar de manera inapelable el franquismo, de forma que ni siquiera se experimente un sentimiento de familiaridad, que no se presenten como rehenes de una lealtad mal entendida, toda vez que también se vean como descendientes de aquella monstruosidad.

Pueden continuar siendo una línea ideológica clasista, elitista, que prime el mérito, la habilidad para los negocios frente a otras cualidades humanas, sin necesidad de continuar defendiendo ese mismo carácter feudal que condenó a la Constitución de 1812, ni siendo prisionera de la reverberación del peor genocidio cometido en tierras españolas.

Entonces podrán mirar a la cara de la extrema derecha, de ese tóxico histórico español que tantas veces ha interferido en el desarrollo que la sociedad exige más que sugiere, y decirles:

No tenemos nada que ver con vosotros, hemos dado un paso gigante que nos ha requerido un acopio de valentía que vosotros desconocéis. En resumida cuenta, nosotros somos la derechista valiente.

 

Viva la Pepa

Viva la Pepa

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23 mayo 2022 1 23 /05 /mayo /2022 12:58

La frase tan conocida para establecer una línea divisoria entre el periodismo audaz y los aduladores obsecuentes, que se le atribuye a Orwell “noticia es aquello que alguien no quiere que se publique. El resto son relaciones públicas”.   no consta que sea suya, sin embargo esta sí: “La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír”. Aunque la frase que más aprecio en este sentido la escribió L.E.Edwardson, periodista del Chicago Herald:

 “Cualquier cosa que un patrón quiera ver publicada es publicidad; cualquier cosa que no quiera ver en el periódico es noticia”

Viviendo en España y viendo lo cortesanos y serviles que son la justicia, el periodismo y la sociedad en general con el ex rey, aún después de saberse que ha cometido delitos que en cualquier país anglosajón lo llevarían ante una corte, me doy cuenta de donde proviene esa obsecuencia hiperbólica que recordamos del periodismo y la sociedad cubana con Guarapo, el monarca isleño.

Recuerdo que una vez el famoso obsecuente Randy, de la Mesa Redonda, en una rueda de prensa, permaneció de pie con una sonrisa congelada que le encendía de dolor cada músculo y tendón de la cara, tras hacer una pregunta al dios devorador de la barba babeada, que este respondía con interminables tartamudeos y disparates. Mientras Guarapo desentrañaba la madeja de dislates a los que su empastillamiento lo sometía, nadie se atrevía a dar descanso a la comisura de los labios en aquella sonrisa emblemática de la guataconería institucional.

Lo mismo, exactamente igual, ocurre con el ex rey español que se ha limpiado el orto, la poronga y los mocos con la confianza ciega y muy poco audaz de los españoles. Desde antes de conocerse todas las tropelías y delitos inimputables, a merced de una ley de impunidad que dejaba clara la obsecuencia extrema nacional a la figura del Midas Borbón, ya era frecuente que en cada recepción, los invitados nacionales se mostrasen con los hombros caídos, las manos sujetas delante, pasitos de mongólicos y sonrisa de heroinómanos, todos reían con cada imbecilidad que decía el nada ingenioso rey de entonces, recuerdo que incluso una vez, él debió aclarar, que lo que había dicho no era un chiste, instante a partir del cual, la incomodidad imperante no impidió la desvergüenza de cambiar de súbito el semblante, de risotada a rictus sepulcral.

Hoy, habiendo sido una persona que sin oficio ni beneficio era mantenida hasta en sus más suntuosos caprichos con el sudor de los verdaderos virtuosos, tras evadir impuestos sobre unas cantidades indecorosas de dinero obtenidas de modos nada ejemplares, lejos de interpelarlo, interrogarle al respecto, ni tan siquiera hacerle una observación; el periodismo español en masa, dejando claro que por un premio Pulitzer no está pujando, lo aborda para preguntarle:

-Su Majestad ¿cómo desayunó hoy, durmió bien, lo pasó bien con sus nietitos? ¡Ay que majo es!

Valle Inclán decía: "España es una deformación grotesca de la civilización europea". Creo que no todo el país es así, pero seguro que sí el periodismo, la gran empresa y la justicia de la península y de sus adorables vástagos americanos.

Los Randys ibéricos o la Herencia hispana en el Caribe

 

Periodismo temerario

Periodismo temerario

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7 abril 2022 4 07 /04 /abril /2022 15:39

¿Cómo no paran la guerra? ¿Cómo las televisiones, los grandes medios de prensa siguen cada vez metiendo más cizaña para que crezca la guerra, para que haya más muertos, más violadas, más desastre, más charcos de sangre de toda nacionalidad?

¿Qué nos pasa como especie?

Solo hay un animal que también puede entrar en guerra y pasar años matándose un clan contra otro, ocurrió en la guerra chimpancé de Gombe, fue un conflicto violento entre dos comunidades de chimpancés en el parque nacional Gombe Stream, en Tanzania, que comenzó en 1974 y terminó en 1978, cuando una facción logró matar a todos los machos de la otra, para extender su territorio.

No es casual que seamos especies tan cercanas. No es casual que al desarrollar la capacidad de sentir afecto, amor, también se desarrolle al unísono la de sentir un odio visceral, depredador, dominante, al desarrollar la compasión y el la piedad, también se desarrolla la avaricia y la crueldad, porque la posibilidad de sentir empatía juega en ambos sentidos de este pantagruélico dilema bipolar, el desarrollo de la inteligencia y la emoción permite ponernos en lugar del otro para sentir pena por su pesar, o ponernos en su lugar para sentir satisfacción por su dolor.

Yo mismo, que omitiendo toda falsa modestia puedo asegurar que soy uno de los seres más pacíficos con que he tropezado, anti bélico, anti bronca, anti pelea. Sin embargo, muy posiblemente también si me encontrase en un oasis de mal, donde se permitiese soltar todos los instintos más bajos, más jodidos aunque a la vez auténticos de la especie, me pondría a destrozar cabezas, no de políticos degenerados o grandes poderosos que mediante nuestra razón, sabemos que son las peores cosas que les ha pasado a este mundo, no, a esos no me unió nunca el deseo oculto e impreciso de hacerlos pedazos, de verlos arder en una hoguera implorando piedad, de morderles la yugular mientras les atravieso el abdomen con un hierro candente. A lo mejor empezaría por mi profesora de inglés de la secundaria, siguiendo por el abusador del edificio de a la vuelta, o los de la villa miseria que entraron a casa una vez que era pequeño, o a una bruja que desatendía en el Centro de Salud, incluso podría pasar a algunos mucho más cercanos de lo que me gustaría admitir, todos ellos en la piel de otras personas, podría permitirme el lujo de enloquecer en medio de ese vergel de brillo y final, y una vez cubierto de sangre, saciada la sed más urgente, buscar nuevos horizontes para fagocitar lo construído, saludando a la blancura afilada de la luna y estremeciendo el aire, con aullidos humanos, no lobunos.

No lo sé, pero ¿qué diferencia cromosomática existe entre mi carne y huesos y todos esos que indefectiblemente, con independencia de su nacionalidad, raza, religión, educación o familia, terminan haciéndo eso mismo cuando se desata el fragor y la inimputabilidad de la guerra en la justicia ni en la moral?

Solo existe una manera de preservar la humanidad, los valores que hemos decidido primero construir, y luego defender, y es no comenzando a andar la ruta de la traca orgásmica de dolor de la que nadie ha retornado

No jugar a soltar la cadena del tigre.

La mejor síntesis popular del salvajismo depredador que esconde la condición humana bajo todo este barniz de cultura y bien aprendidos modales, de formas y conductas, es la canción de los Stones, Gimme Shelter, que además es una de las piezas más bellas, fuertes, completas y versionadas de la historia del rock, cuyo letra dice:

La guerra, chicos, está a solo un tiro de distancia

Violación, asesinato, está a sólo un tiro de distancia.

Pero te digo, el amor, hermana, está a un solo beso de distancia.

(War, children, its just a shot away/ Rape, murder its just a shot away/ I'll tell you, love, sister, its jus a kiss away, kiss away, kiss away)

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