Amigos y parientes de allende los mares, de detrás de los Pirineos, de más allá de Tarifa y de los límites Lusos, me permito arrojar un tibio rayo de escuálida pero esclarecedora luminosidad, a todo ese alboroto que la aritmética simple aplicada a la política, que las comparaciones extemporáneas, anacrónicas y de contextos irreconciliables , ha ido a sugerirles en artículos de medios más o menos bienintencionados, más menos bien informados, más o menos serios, sobre que el deseo intenso de regeneración de la vida política española traducido en la decisión de cambio de perfil de dirigentes de nuestros destinos, pasa por ser objeto de un camuflado engaño, tras el cual seremos todos esclavos de un sistema estalinista, de un régimen disfrazado de democrático como el venezolano, o en clara descomposición incluso de la injusticia que se había logrado institucionalizar por medio siglo en Cuba, que pasa por haber decidido cederle el futuro de nuestras existencias a ETA, a Maduro, a Fidel Castro, o quizás aún peor, a los fanáticos yihadistas de ISIS.
Yo, defensor de las libertades individuales hasta más allá de lo conocido, con el derecho y la libertad del prójimo como único límite para el ejercicio de la propia; yo, defensor de la absoluta libertad de emprendimiento económico, de la justa valoración de quien decide desarrollar un proyecto empresarial de orden personal, que a la larga inevitablemente se traduce en beneficios para la sociedad, trabajo, impuestos, desarrollo, nivel de vida; yo, defensor de todas y cada una de las elecciones del modo de vivir dentro del marco de la convivencia cívica, defensor de cuanta filosofía, idiosincrasia, religión, decida cada uno practicar en su ámbito intimo, del libre movimiento de las personas, del derecho a decidir sobre cada aspecto moral y ético de la propia vida que se desee adoptar.
Yo, activista contra toda forma de autoritarismo, totalitarismo, incluso paternalismo, contra toda manifestación de intervencionismo del Estado en asuntos personales, por ende contrario a todos los movimientos y regímenes que han pasado por el siglo XX y parte del XXI autoproclamados como comunistas, socialistas, o revolucionarios, no cumpliendo siquiera en ningún caso, sus propias prerrogativas y promesas.
Deseo manifestar que:
No sólo no se ajustan a realidad alguna los infundios y calumnias de financiación y motivación ideológica proveniente de dictaduras y regímenes represores, las de los novísimos movimientos españoles surgidos de lo más auténtico de las bases, sino que son lo más granado de nuestra materia gris, de nuestra gente democrática, que comenzó como el brote de una flor más que como un estallido, cuando personas de todas las edades y sensibilidades reclamaron más participación en la vida política social del país, en el año 2011, bajo el eufemismo de los "indignados", fundiéndose con una serie de iniciativas ciudadanas y no ciudadanas como los mineros de León y Asturias, los más aguerridos junto a los vecinos de Gamonal, en Burgos, los cuales carecían de un marcado perfil ideológico; médicos de Madrid en su triunfo frente a la despiadada avaricia del gobierno por erosionar los instrumentos al Estado para proteger la salud de sus contribuyentes; así mismo de la plataforma PAH que cada día ha salido a acompañar a los damnificados por alguno de los cientos de miles de anacrónicos desahucios practicados, y en muchos casos logrando evitarlos, no sin antes recibir una alta cuota de violencia por parte de las fuerzas supuestamente del orden y de protección del “Justo”, gran parte de los conjuntos de mujeres maltratadas y olvidadas en su rol supletorio; de discapacitados abandonados; de enfermos terminales de hepatitis que carecen de medicamentos; de un país harto de ver el desfile de criminales amparados por el partido gobernante y en buena parte, por una Justicia ciertamente afectada por tal execrable cúmulo de corrupción generalizada e institucionalizada.
Lo cual no desautoriza del todo a quienes han visto cierto peligro en las súper estructuras del novísimo partido o movimiento Podemos, en el cual en un principio confluyeron las fuerzas anteriormente mencionadas y varias más, luego fagocitadas de inmediato por una figura de carácter y pericia más que carisma. España, empoderando a la figura de Pablo Iglesias por encima de las propuestas más asamblearias y participativas, cedía una vez más al culto a la personalidad clásica del Mediterráneo, de la cual tanto hemos heredado los latinoamericanos, esa necesidad de las sociedades adolescentes de ser auditadas y gestionadas por un caudillo, por una mano fuerte antes que por un buen corazón.
Si bien es cierto que de los dirigentes de esa cúspide, antes de constituir el Partido, Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, y Juan Carlos Monedero participaron con entusiasmo de diferentes procesos de los llamados "bolivarianos" en Latinoamérica, ciertamente con claras diferencias entre unos y otros. Errejón trabajó para Evo Morales, el cual aunque tiene grandes componentes clásicos de la demagogia de semi izquierda, no presenta comparables indicios de violencia política, de intolerancia, de ausencia de respeto a los derechos humanos, de enconado odio social que en el proceso venezolano donde sí participaron y recibieron anecdóticos emolumentos, Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero.
No obstante ello, a todas luces, es tendencioso asegurar que el objetivo de la cúpula, pasaría por instaurar un régimen al estilo venezolano en España, ni siquiera de estos tres simpatizantes de aquellos nada recomendables regímenes. Pero es que Podemos es mucho más que estos tres individuos, y la expresión del deseo de cambio de la ciudadanía española ha ido en esta ocasión mucho más allá que la formación Podemos.
Ciertamente se están desmoronando los perimidos paradigmas. Izquierda, derecha, arriba, abajo, y se están empezando a reemplazar por: decencia vs. decadencia, modernidad vs. vetusto, sofisticación y desarrollo social frente a tradición cavernaria; en tal regeneración incluso interviene un rey que toma tímidas medidas con la corrupción en su propia familia, y una reina con sensibilidad social y cierto atrevimiento frente a los convencionalismos.
Un aspecto que ha hecho aún más atractivo el actual panorama del reparto de poder a lo largo de la geografía española, ha sido precisamente aquello que ataca el PP: diéciseis capitales de provincia han cambiado de signo politico, gracias a la atomización y la invitación a llegar a pactos, a conversar, a entenderse, a interactuar. Lo cual puede significar retrasos en ciertas decisiones, pero sin dudas traerá la tranquilidad de la concordia, e incluso de la necesaria vigilancia mutua de estos matrimonios de afinidad y/o conveniencia, toda vez que ya tenemos la lección bien aprendida, de que no hay antídoto seguro contra el influjo del Poder y el dinero en la avaricia humana.
Desde el primer instante el Poder tiende a corromper a quien lo ejerce. A partir de mañana mismo seamos vigilantes, pero hoy:
¿Quién nos quita lo “bailao”?
Carmena (Ahora Madrid) y Carmona (PSOE) anunciando acuerdo de gobierno.