Entrevista concedida al periodista y escritor Alvaro Alba.
Álvaro Alba (Cuba, 1963) vivió en la URSS, luego en Ucrania y Rusia, y ahora en Estados Unidos. Llegó a Odessa en 1982 donde consiguió el Master en Historia. A tenor con la “perestroika”, fue uno de los organizadores del grupo de jóvenes cubanos que se pronunciaron contra Fidel Castro en Moscú. Escribió para la prensa independiente de Ucrania y fue asistente en la corresponsalía del madrileño diario ABC en Moscú.
¿ Ser un familiar del Ché, ¿Cómo ha repercutido en tus opciones de vida, tanto políticas, morales, éticas, religiosas, etc? ¿En ser o vivir de determinada manera?
Hasta los diez años, momento en que nos trasladamos con mis padres y hermanos a La Habana desde Buenos Aires, yo no tenía ni idea de que era sobrino de tal personaje. Conocía a mis tres tíos y sabía que tenía uno que había fallecido. Al llegar a La Habana, nos esperaron con pompas y honores, nos llevaron al Hotel Habana Libre a vivir, con todo a nuestra disposición, y entonces me enteré que tenía un tío que había sido como los héroes de comics y personajes de Emilio Salgari que me gustaban y allí surgió la primera contradicción, desde el primer día. Me dijeron que mi tío, el Che, había hecho una Revolución y muerto intentando hacer otras para que todos los niños del mundo fuesen iguales, y justamente ese mismo hecho en ese mismo día me convertía en un ciudadano VIP, diferente a los otros niños.
A partir de los diez años y hasta que me aislé absolutamente de todo foco donde el Che tuviese alguna relevancia, y viví sin que nadie supiese que era su sobrino, toda la vida tuvo influencia sobre mi persona, incluso cuando lo ocultaba y llevaba la vida normal que llevo ahora, porque en cierto modo es un estigma, que es positivo y también puede no serlo tanto.
El sedimento que dejó e mi vida, es una voz que dice dos cosas, “haz lo que creas que debes hacer cueste lo que cueste” y la otra es “donde quiera que veas una injusticia sé capaz de conmoverte con ella”. Donde quiera y a manos de quien quiera que la haga. Luego un tercer aspecto, que puso su vida en lo que pensaba, se involucró sin medias tintas.
En las opciones de vida que me marcó fueron las opuestas, cuando adolescente en ser un antihéroe, un antisocial, o como el término marxista indicaba un lumpen, que era un desclasado social, en este caso no proveniente del proletariado sino de la pequeña burguesía.
Puedo coincidir en cierta arista de él con el aprecio por el hombre solitario, por el errante, de no demasiada buena fortuna, el perdedor con dignidad que se transforma en el ganador a la postre, pero se puede decir que ya era mi tendencia, ya que mi padre es un hombre de valores muy claros y diáfanos, que en el corto tiempo que vivimos juntos alcanzó a dejarme un poso de mensajes en el sentido en que lo importantes ser una buena persona, que al final del camino eso sea lo que quede. Aunque es muy probable que mi padre o bien haya rescatado algunos de esos valores de su hermano mayor, o de la misma fuente que él los había mamado. Otra cosa es por los derroteros que luego la vida los condujo como personas, pero aquel era el mensaje en el seno del hogar.
Por el contrario, yo nunca fui revolucionario, ni creí en tal solución para nada. Por no verlo como nada productivo y también por carecer de madera para ello, como todos los familiares de Ernesto, excepto mi padre y mi tía, parece que él absorbió todo lo que se precisaba en materia de valor y coherencia. No me atrae la política de masas en ninguna de sus vertientes, ni el mesianismo de ninguna de las formas que se presente, pero mucho menos aún obteniéndolo mediante la violencia, ese es el sino y la cruzada de mi mensaje. El daño solo acarrea dolor.
¿Has tenido una vida privilegiada en algún sentido por tu conexión con Guevara?
En parte está respondido en la primera pregunta. Y extendiéndome un poco más, puedo decir que sí, en parte, y no parte.
Mi familia sufrió el exilio de la Argentina por los gobiernos de extremismo de derechas, donde la persecución era al militante socialista, o al que tuviese ideales en ese sentido, no precisaba ni ser revolucionario al uso, con ser un estudiante progresista emancipado, podía ser desparecido. Durante el tiempo en que esto tuvo lugar en todo el cono Sur de América Latina, allí mi parentesco no representaba una ventaja frente a los demás.
Pero en nuestra estancia en Cuba, era todo lo contrario, vivíamos por encima en todos los vectores en que se analice a la población en general.
Sobre esto, el peso del mito sobre un joven inquieto, y las más disparatadas anécdotas de La Habana en los ochenta, estoy escribiendo un libro en colaboración con Adrianne Miller, una persona que debió abandonar Cuba de adolescente, con la diáspora conocida como los Pedro Pan, y que entre ellos y yo encontramos un punto de confluencia en ideas, sensaciones, percepciones, aún cuando provenimos de los extremos opuestos por nuestra historia familiar. En el libro que saldrá en los próximos meses, amplio generosamente el espíritu de la respuesta a esta pregunta.
¿Cuál es el recuerdo personal que más acude a tu mente en relación con el Che?
Cuando yo nací el Che ya era ministro de Industria, y solo visitó la Argentina durante unas cuantas horas para entrevistarse con el presidente Frondizi, cuando yo era un bebé, por ende yo no lo conocí. Pero en relación a él, sin lugar a dudas el recuerdo que más me queda es la frase pioneril matutina: “ Pioneros por el comunismo; Seremos como el Che!” Por la carga abstracta que para un niño esto tenía agravado por el parentesco. Con relación a una percepción de lo que pudo ser mi tío, el carácter valiente dispuesto y siempre presto a leer y viajar de mi tía, su hermana inmediata, y la lealtad de mi padre a su persona son lo más cercano que tengo. Y aunque ambas sean intangibles están grabadas en mí ser a fuego, para lo bueno y lo malo.
Hay una tercera que cuando era un joven díscolo y desaliñado me repetían desde todos los sectores: “Si tu tío, volviese a nacer y te viese lo mal estudiante que eres ( por ejemplo) se volvería a morir.” Y curiosamente es eso lo que pienso que le pasaría si reviviese y viese en lo que sus compinches se han convertido.
¿Donde quiera que viajas alrededor del mundo encuentras a alguien con una camiseta del Che. ¿Piensas que el mundo realmente conoce al Che o conocen al Che de Fidel Castro?
En efecto, aprendí con los años a sustraerme de que ese hombre del cual es la foto más reproducida del mundo, es el hermano de mi padre, por simple salud mental. Creo que con conocen lo que era, lo que hacía ni lo que significaba, cada uno le otorga una simbología acorde con los objetivos que persigue en ese momento, un joven anarquista de Cristiania en Copenague me dijo que él pedía marihuana libre y por eso usaba al Che, porque representaba el antisistema. Yo desde luego no me consideré en lo absoluto en el derecho de sugerirle otra camiseta ya que mi tío, ni nadie de mi familia concilia bien con ese reclamo, más bien todo lo contrario. Y como esta anécdota hay cientos, pero al Che se lo suele encontrar en el mismo lugar que a Lennon y a Bob Marley. A Fidel no.
Son dos personas absolutamente distintas, y no lo digo como dicen los defensores de Fidel, porque él esté vivo y Ernesto haya muerto, aunque ese no sea un detalle menor. Sino porque uno era marxista leninista y el otro marxista Groucho Marx, por aquella famosa frase: “Tengo estos principios; y si no le vienen bien no se preocupe tengo otros”.
¿Le llamaron “El Guerrillero Heroico” y hasta escribió un manual para la guerrilla ¿Por qué fracasó el Ché en sus experiencias guerrilleras fuera de Cuba?
Una novia suya , comentaba que Ernesto no hacía nada bien, y sin embargo era genial, estando cerca suyo se sentía estar frente a una personalidad muy fuerte; pero ello no solo no garantizaba el éxito, sino, y esto es cosecha propia, que formaba parte del atractivo espíritu del ser trágico, del hombre que temerario que conduce hacia el fracaso irremediablemente , pero que como dije antes, ese fracaso lo conduce a una victoria a largo plazo, póstuma, aún cuando no hubiese sido famoso, no me refiero a la celebridad, sino al enigma que ejercen las personalidades que teniendo todo a favor para conformarse con algo, siempre buscan lo imposible, van hacia más allá del límite, tras el cual irremediablemente encuentran el vacío.
Esto es a mi juicio, y es lo que a mi resulta atractivo de mi tío.
¿Desde tu punto de vista, ¿Crees que si el Che viviera en el mundo de hoy, haría lo mismo?
No puedo considerar estos futuribles. Lo que sí creo es que pondría el cuerpo en lo que dice, si dice ser un revolucionario estaría en las selvas, en las trifulcas, en los sitios de problemas, no en los manjares y festines. Y si estuviese en ellos diría que quiere comer langosta y beber champán. Porque así hizo siempre.
¿Qué tanto te ha tocado el mito del Guerrillero Heroico?
Ha sido muy difícil cuando era adolescente varón, en una familia y en una sociedad ciertamente con características si bien no machistas en lo referente al sojuzgamiento de la mujer, sí en lo tocante a las virtudes cultivables de la hombría. Una persona con tanto fracaso como dices en la praxis, pero tanto éxito en el imaginario de la virilidad, es muy difícil de emular, aunque esa lucha se da con el padre, mi padre ya lo era en sí, porque es lo que se conoce como un tipo duro, pero el alcance de la sombra del mito del Che me alcanzó de lleno, y salir de este me costó lo mío. Por supuesto que no puedo culpar al Che, ni a nadie, de los problemas de los tropiezos ni las flaquezas de mi vida, como la de cualquiera, pero si cabía se hacía más difícil, cuando me autocomparaba, aunque fuese de manera inconsciente con mi tío.
¿Otros parientes de Ernesto como la viuda Aleida, sus hijos Hilda, Camilo o sobrinos como Canek Sánchez Guevara, han publicado libros, ofrecen conferencias, participan en foros etc. ¿Cómo convives con este “constante volver” a la figura del Che?
Por circunstancias que cuento en el Memoir, yo me fui de la sombra de mi tío, y logré que todo mi entorno sea libre de la contaminación Guevara. Mis amigos, en mi trabajo, mis vecinos, ni mis parejas, hasta mi esposa no sabía en un principio que era familia de Ernesto, llegar a tener todo por mí mismo, aprecios y rechazos por mi persona y nada más, y ganarme la vida fuera de los ámbitos de la izquierda, de Cuba, de los partidos afines al Che, no solo me hizo muy bien, sino que me salvó.
Yo no hablo de mis parientes, en todo caso nunca negativamente, cualquier entuerto lo dejo para el consumo y ripio interno, y no me importa si previamente alguno habló mal de mí, creo que hay que marcar la diferencia, no se corrige el canibalismo comiéndose a los caníbales.
Creo que ha sido suficientemente duro tener que aguantar esa losa para los sobrinos como yo, así que imagino que para hijos es muy duro. Yo los quiero mucho en su medida a unos más que a otros, claro, pero no tengo nada ni contra los peores hombres de la humanidad, imagínate como lo iría a tener con ellos, con independencia de si es correspondida la actitud. Que hagan lo que quieran, que vendan lo que quieran, tienen derecho. Lo único que les recomendaría a ellos y a todos, es coherencia en la vida, nada más. No creo que alguien esté capacitado para decirle a otro lo que debe hacer de su vida, ni se me ocurriría aceptar que alguien me diga ni lo hago yo.
¿Qué relación de convivencia te une con el resto de la familia Guevara?
Siempre fui un elemento discordante, polémico, por diferentes razones en distintas épocas, nunca participé de la normalidad total, en una familia que por otro lado, nada tiene de normal. Pero debo decir que es una familia divina, aún cuando en muchos momentos pensaban muy distinto de mí y públicamente cando en su mayoría me dieron la espalda, en privado siempre me dieron afecto, hay personas como mi tía que considero portadora de las enormes virtudes del siglo XX, una gran persona con mucha valentía para vivir la vida como ella decide, para ayudar a los demás en circunstancias de mucho peligro. La vida me ha enseñado que las mujeres son mucho más duras cuando lo son y virtuosas que el más virtuoso de los hombres al contrario que lo que el machismo suele sugerir. Así como lo veía a mi abuelo un gran hombre. Es una familia que ha pasado por muchas cosas muy duras a partir de la fama de Ernesto, antes eran una familia muy acomodada, pero la diáspora tuvo lugar y nunca paró del todo, una vez que se desata nada regresa a su sitio. Todos, los que más y los que menos hemos perdido y ganado algo extra en esta aventura. Pero unos más que otros.
¿Cuáles crees que son los aportes positivos y negativos de Guevara a la sociedad?
Es muy pretencioso de mi parte decir taxativamente algo así, como una categoría. Pero creo que el ejemplo de la coherencia con lo que se piensa sería para mí lo bueno, y el despropósito del mesianismo, de pensar que a través de la voluntad se consigue transformar la realidad, sería lo que yo percibo como erróneo. Sin entrar en el terreno de los actos, ni los altruistas ni los reprobables ni los censurables.
Ernesto Guevara es una personalidad apasionadamente amada y odiada por unos y otros. ¿En este sentido quiénes están más cerca de la verdad?
Todo en la vida es una moneda de dos caras, según lo que les haya tocado a cada uno. Un mismo cuchillo a una persona le sirvió para cortar unas verduras, y a otra para cortarse un dedo, luego cada uno habla del cuchillo con diferentes muestras de apego.
¿Te consta que Guevara se graduó como médico o es parte de la leyenda?
Me consta que no llegó a ejercer como médico en un consultorio por sus actividades de todos conocidas, pero también curó a más gente que muchos médicos. Y sí te puedo decir que a contracorriente eligió la carrera, era médico de vocación. De lo demás no tengo noticia.
¿Cuál ha sido el juicio más errado para calificar a Ernesto?
El hombre nuevo.
Era un hombre de valores antiquísimo, de los valores del aventurero y el guerrero de todas las obras clásicas, con toques muy de la época por supuesto.
La intención que permanecía en Cuba alentada por Fidel de que todos fuesen como el Che, y te invitaban por ello a ser ciegamente obediente a toda jerarquía sin analizar ni debatir, cuando hizo lo contrario en todo a lo que se suponía que debía hacer, incluso en lo referente a como la URSS pretendía que se comportase. Pero también debo decir que pienso que desde la izquierda querer presentarlo como el ejemplo de hombre nuevo es un error porque el modo de sociedades autómatas en que aquellos grandes modificadores del mundo queríamos que viviésemos, solo con motivaciones morales, no materiales, con todo controlado, con todo hecho está demostrado que es absolutamente inhumano; no me refiero al carácter cruel, sino a que es antinatural en el hombre, sencillamente no es viable, carece del más mínimo atractivo.
También me gustaría apuntar que por lo general conviene guardar distancia con las versiones oficiales de los acontecimientos que se suelen presentar para ser consumidos por la Historia de manera impoluta y conveniente. En la cabeza de mi tío probablemente anidasen inquietudes, fuerzas, impulsos que quizás no estuviesen todo lo cercanos a esas ideas altruistas, a las ideologías de ningún Partido, a veces más allá de la propia conciencia. Siempre sospecho mucho de las intenciones declaradas, y creo que en el inconsciente radica la mayor parte de la explicación real de las cosas. Con lo cual, no solo en el caso del Che, naturalmente, sino en casi todas las excusas o explicaciones oficiales que ofrecemos para justificar nuestros actos, pienso que se oculta, más allá de nuestras intenciones una razón casi siempre más estrechamente ligada a los amores primarios, a los deseos y frustraciones más íntimas, en definitiva más cercano al revoltijo de ruidos y sensaciones que se tienen en la boca del estómago, que al auxilio al niño hambriento de África.
En Cuba se cuenta una leyenda rosa sobre el Ché; en el exilio, a partir de testimonios, se ha compilado su contrapartida ¿Cuáles son sus conclusiones?
La de las dos caras de la moneda, que es en se sentido que estamos haciendo la colaboración Adrianne y yo.
Y estamos dando nuestro testimonio a quien lo precise de la posibilidad de la tolerancia, del afecto, de la paz entre las partes, de que hacer un mundo mejor es posible, que hay que comenzarlo desde la base como las casas, que hay que escuchar al otro y saber que en algo tendrá la parte de razón que nos falta y con la que podríamos hacer un todo, que entender que el mundo es para todos, y los países son de todos sus habitantes. Mis conclusiones son que el día que entendamos que todos los cubanos tienen los mismos derechos en Cuba, y las personas en mundo, construiremos sin lugar a dudas, no sin esfuerzo y sacrificio de todas las partes, pero con una gran satisfacción, una Cuba y un mundo donde no quepa la exclusión de ninguna idea, de ninguna anhelo siempre y cuando sea con respeto por el ser humano.
La entrevista fue publicada abrevida en algunos items.