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23 diciembre 2013 1 23 /12 /diciembre /2013 18:03

 

 

Muchachos y muchachas ( o mejor será que diga muchachas/os acorde a los tiempos de sensibilidad sexista a flor de piel que corren por estos lares a raíz de leyes antiabortistas y otros decretos medievales) como cada año hago, no sin incurrir en una contradicción tirando de la misma cronología de la cual reniego, también en éste año despotricaré contra la rarísima costumbre de considerar un logro, un mérito o una consecución digna del mayor de los festejos, el simple fenómeno de la física y la astronomía completamente ajeno a cualquier ser vivo, de festejar que un planeta, en este caso el nuestro, haya concluido un giro más de los infinitos que viene protagonizando desde la eternidad, alrededor de un astro, en este caso nuestro bastante aquilatado "Sol".

El mayor de los gastos anuales a nivel institucional y familiar lo hacemos para festejar algo que ocurre más allá de la voluntad y de la intervención de la especie humana. ¿Les irá bien a algunos con eso?


El movimiento de traslación. Es como si nuestros glóbulos rojos festejasen cada vez que el corazón emite un latido, en los casos de arritmias podrían tomárselo como los hombres se suelen tomar los años bisiestos. Pero aún en ese caso la analogía carece de fuerza, ya que para mis glóbulos rojos el hecho de que el corazón siga latiendo encierra un particular nexo con su propia longevidad. En cambio a nosotros ¿ qué más nos da? la Tierra tiene planeado seguir girando por una larga temporada.

La fiesta por la lluvia o por la nieve que también son ajenas al hombre en cuanto a su génesis pero no en cuanto a su provecho , las puedo entender sin mayores cavilaciones, ya que de ellas depende aún en algunos sitios la hambruna y la muerte o la abundancia y la vida.

¿Pero que la Tierra cumpla con su rutinario paseo alrededor del Sol? Bueno, aunque no en sentido literal en todo caso acepto la filosofía de aquel cojo de mi edificio que todas las tardes decía: 

_¿Llueve? , buena ocasión para descorchar la botella de ron y jugar un partido de dominó.
- ¿Escampa y sale el sol? ¡Hora de tomar ron y jugar al dominó!

En fin:

FELICES FIESTAS A TODOS!!!

 

Que haya buenos fines de años, principios de años, continuaciones de años, mediaciones de años y de días meses, horas y minutos, los segundos mejor no porque nos podríamos quedar cortos de tiempo. Acorde a la filosofía de mi vecino cojo la pregunta es ¿por qué esperar tanto como un año para festejar? A partir de ahora a festejar todo!

Nada como un buen minuto.

Que haya paz, fuerza, salud y tranquilidad.

 

Y ¡¡¡¡Felices Minutos Nuevos!!!!

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26 noviembre 2013 2 26 /11 /noviembre /2013 01:55

 

Iba yo sólo en el coche y me dejé llevar como de costumbre por una diatriba mental, un espectáculo unipersonal con diferentes "sparrings" intangibles, escenario en el cual había varias voces encontradas, ora de un personaje ora de otro, como en sueños y pesadillas pero con  mayor intervención de la voluntad y del consciente.
Vi un lugar vacío para estacionar justo enfrente del centro comercial al que me dirigía, paré en seco provocando que casi una furgoneta me arrease una buena torta. 
Que casi me diese por detrás.
¡Vaya escándalo y vaya vehículo! -pensó mi auto gris- nuestra cintura ya no es de sílfides.
Pero pasó de largo rozando el trasero del coche, lamiéndolo, haciendo que se sintiese tan afortunado de no haber sido chocado que casi se siente desgraciado por no poder probar una leve embestida. 
Terminé de frenar con el contén de la acera, activé ese moderno freno de mano de botón, luego salté de los estribos a la calle cerrando la puerta mientras observaba los últimos aspavientos que me dedicó desde su cabina el chofer de la furgoneta. 
Incluso pude escucharle algunas palabras o eso creí, el caso es que como casi siempre en las discusiones de tráfico se escuchan especulaciones, apreciaciones, conjeturas acerca de lo fantástico que se lo pasan las madres de los torpes e infractores, en los catres con uno o más partenaires, pues me pareció oír ese tipo de menciones. 
La verdad es que como nunca me llevé a las mil maravillas con la vieja, tampoco es que ese tipo de cosas lleguen a ofenderme de un modo particular; además me pregunto como podría molestar a alguien de bien, el que le dijesen que su vieja se lo solía pasar de lo lindo. Bueno imagino que para la mayoría de los que están enamorados de las sempiternas tetas y piernas de sus mamás puede no ser grata la imagen de pertenecer a ese conjunto de cornudos. 
En fin, que ni me dieron por detrás a mi ni a mi madre al parecer tampoco, al menos en ese momento, aunque el curioso conductor de la furgoneta pareciese enfrascado en repetirlo con ahínco y con sospechoso conocimiento de causa.
Mientras caminaba hacia la puerta del centro comercial para comparar los precios de las computadoras con los de los lentes progresivos, continué con la animada discusión que se había desarrollado en mi interior hasta instantes antes de la interrupción momentánea. 
-No puedo admitir esa excusa sin antes recordarles que hasta hoy sólo conocemos a la conciencia contenida en la materia. No tenemos ninguna evidencia de algún caso de conciencia independiente de la materia-dije en voz alta mientras pasaba por al lado de una madre y su crío de unos ocho a diez años.

Ambos se quedaron mirándome con una expresión que me causó sonrojo. De repente no tenía como esconder que iba hablando sólo, me pasó como en el pasado, como antes de la existencia de la telefonía móvil, del bluetooth en los coches, de la múltiple variedad de cables que atraviesan la era del exquisito sabor artificial de los Doritos, alambres e inalámbricos que aunque sirvan para muy poco, al menos sí que me permiten disimular con eficacia en un semáforo cuando el conductor de al lado se queda mirando mis ademanes animados en una charla solitaria. 
El bluetooth, por Tutatis, el bluetooth me permite el soliloquio sin rubor. O un socorrido aparato de móvil extraído del bolsillo del abrigo con velocidad y destreza insuperables al sentir la mirada inquisitorial en la nuca tras un sentido monólogo.
Pero el incidente de la furgoneta me había hecho bajar rápido del coche y olvidar el teléfono dentro, ni siquiera pude echar mano de aquel antiguo recurso que usaba en los tiempos pretéritos, que consistía en ponerme a cantar la canción más parecida al tono de lo último que yo suponía, me había sido escuchado decir, ya que me había dejado gobernar por el silencio amenizado por la evidencia demasiado estridente de unas miradas definitivamente condenatorias.
Aunque con mi particular oído para reproducir música no sé bien si aquel truco de conseguir que desistiesen de pensar que estaba loco a costa de que constatasen que era tan perro de malo en la entonación de cualquier nota, mejoraba sustancialmente mi imagen.
Pasé por el lado del intenso silencio que mediaba entre la madre y su nene y mi aureola, el entorno íntimo, la esfera que a cada paso que daba dotaba de mayor grosor la capa, la cáscara que parecía protegerme de todo, menos de las impiadosas licencias libertinas que mi madre se concedía en el imaginario de mis ofensores, y también en la desnudez de mi propio relato, desde la primera palabra hasta el punto final.

 

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10 noviembre 2013 7 10 /11 /noviembre /2013 00:21

 

 

Habíamos pensado que si hacía un buen día iríamos a caminar por un hayedo precioso en el norte de León, pero el cielo se mantuvo demasiado cubierto durante todo el día así que al final hice un sábado de sedentarismo total.

Bueno, no sedentario del todo ya que me digné a dejar algunas acotaciones al margen de la actividad pasiva.

 

Frases sueltas tras el café de media mañana:

 

"...sentía que en mi familia la expectativa era tan alta que por más que me esforzase jamás podría tener éxito."

 

“Eso fue así; pero también el tiempo pasa y por suerte algunos caminos te alejan del nido cuando estás listo para volar, y una vez en el viento me di cuenta que si bien las plumas serán siempre lo que son, también el cascarón del huevo quedó atrás, seco y partido en dos desde que lo rompí en busca de aire, de una bocanada de vida.”

 

Tras unas disquisiciones encontré conveniente aclarar no sé si tanto a los demás como a mi mismo que:

 

 puede haberse confundido el sentido de la frase, la verdad es que en mi familia nuclear inicial lo del "personaje célebre" era secundario, era marginal con referencia a ese sentimiento que comento.”

 

Cuando me cebé unos mates me sentí arropado por la sensación de la compañía que suele ir de la mano de esta costumbre y escribí:

 

“Las diferencias que mejor percibo y a partir de las cuales me acerco o me alejo de las personas no son entre gente alta o baja, gorda o flaca, blanca o negra, rubia o morocha, rica o pobre.
Sino entre buena y mala gente.”

 

Más tarde hice un comentario al pie de artículo sobre la sucesión de los Castro a los Castro en el gobierno de Cuba y la aparición de los nuevos ricos auqnue viejos magnates:

 

“Desde fuera de las sociedades absolutamente totalitarias como la cubana, no se entiende fácilmente la acumulación de poder incluso muy superior a la que el dinero puede conseguir en el capitalismo democrático, si no es a través del capital. 
El tema es que durante años Fidel y Raúl fueron dueños absolutos de la isla, tenían mucho más que lo que el dinero puede comprar en ninguna parte del mundo. Fidel era dueño de la casa de todos, de la vida de todos , del destino de todos los cubanos ¿Para qué iba a esforzarse en ganar dinero si le llevaba la delantera al vil metal en el grado de dominio sobre los hombres y las cosas? 
Lo que ocurre es que todo está cambiando hacia el peor escenario posible, lo malo de ambas sociedades falsamente "antagónicas", Cuba está a las puertas de construir una sociedad de mercado brutal pero con partido único, sin libertades de asociación de sindicación ni de opinión. De manera tal que ahora sí que se los está viendo a los "rebeldes" tomar posiciones en las clásicas áreas que durante medio siglo declararon que eran símbolos de sus enemigos mortales: “los monstruos capitalistas de la sociedad de mercado”. 
Los hijos de Guarapo y el Narra ya no esconden sus gustos elitistas, sus habilidades en deportes aristocráticos, sus pasiones por el dinero, por los viajes suntuosos, por el posicionamiento en la nuevas estructuras de poder a modo de la más tradicional y burda de las dinastías.”

 

Ya  cuando oscurecía regresé al teclado para dejar constancia de una conversación con Patricia, en medio nos habíamos dado una panzada de ravioles italianos con manteca y una burda falsificación de queso parmesano rayado.

 

"Conversando con Patricia nos dimos cuenta de que los reclamos de igualdad de la mujer en el siglo XXI, totalmente legítimas, se centran en exclusiva en reivindicar la equidad y el equilibrio en los puestos directivos y profesionales tendiendo a que haya la misma cantidad de hombres que de mujeres en esos codiciados sillones. Sin embargo "igualdad" sólo podría ser denominada, si se reivindicasen la mitad de los puestos directivos y la mitad de todos los demás oficios y trabajos pesados tradicionalmente cubiertos por peones varones, por ejemplo: 
50% de arquitectas y 50% de obreras de la construcción.
50% de generales mujeres y 50% de soldados mujeres en las guerras.
50% de hacendadas y 50% de peonas en el surco y en el ganado.
50% de patronas en la minería y 50% de mineras en el tajo.
Y que ese grueso de hombres reemplazados trabajase como amos de casa y apoyo de los críos. 
Obviamente también sufrirían un sensible cambio las tradicionales estadísticas sobre la viudedad."

 Sabía que no era una acotación politicamente proselitista en el atesorado patio femenino, así que de inmediato una amiga me matizó entre otros razonamientos el siguiente:

 

“…es que el tema de fondo no es el de "igualdad" sino de "equidad"; por lo mismo, se trata de una lucha por poder acceder y tener las mismas "oportunidades" tomando en cuenta las diferencias de género, es decir, tomando en cuenta las desigualdades que impone la misma sociedad.”

 

Y le respondí:

 

“Sí lo sé, pero quería reflexionar acerca de que en las reivindicaciones se echan un poquito de menos las exigencias para igualar a los hombres en la mina, en los surcos, en los servicios militares, en los andamios de la construcción, con el mismo ímpetu que para igualarlos en los puestos directivos, a los cuales es una ficción eso de que acceden "los hombres", el 99,99% de los hombres tiene las mismas posibilidades de acceder a esos niveles que las mujeres, que los marcianos y que las momias del antiguo Egipto!!. Eso precisamente es diversionismo ideológico.”

 

Y luego ahondando un poquito más en el tema tecleé:

 

 

“La gran mayoría de los practicantes del machismo tradicional, incluso del más sofisticado que se suele colar con frecuencia en los ambientes pretendidamente emancipados, lo que no tienen en cuenta es que en el mismo instante que se beneficia una importante cantidad de mujeres con la igualdad de oportunidades y de derechos entre los sexos, también se benefician una cantidad directamente proporcional de los hombres. 
Primero que todo ganan a una "igual" como compañera, no una persona sometida y frustrada. Segundo, podemos manifestar miedo, llanto, inseguridad y aceptar auxilio y amparo de la pareja femenina, cosa impensable como norma hace tan sólo medio siglo.
En la antigüedad a un matrimonio ni se le ocurría plantearse que ella trabajase fuera y él cuidase a los niños simplemente porque ella tenía más garra para la fricción y la brega y él era naturalmente más paciente con los críos, o que ella fuese a la carrera marcial mientras él se quedaba al cuidado de los pequeños porque ella era naturalmente más temeraria. 
No era concebible que él se tomase una baja por depresión y ella mantuviese la casa trabajando fuera o que ella fuese la directora de una empresa y él un patán simpático con una changuita ligera y entretenida, o un eficiente ejecutor de aspiradoras, lavadoras, secadoras y otros electrodomésticos en la mañana y en la tarde un alegre paseante por entre las vidrieras de las tiendas del barrio.”

 

Y el último comentario del sábado fue:

 

 “Hoy decidí pasar la noche viendo T.V.
Tremendo.
Un canal tiene un noticiero de alabanzas al tercer equipo en la Liga de fútbol, como si fuese el único equipo del único deporte a nivel nacional.
Otro canal de los nacionales, que cada mañana después de las noticias da unas cuantas horas de programación de esperpentos humanos berreando y discutiendo los chismes más barriobajeros de los personajes másinsignificantes que se puedan imaginar, al parecer no le resulta suficiente, y hoy emite un programa nocturno en prime time, que es como un extracto de ese espectáculo de mal gusto.
Otros dos canales ofrecen películas que parecen pensadas y dirigidas para anular toda diferencia substancial con nuestros parientes "los monos araña", bastante más abajo que el chimpancé del cual piensan que es peligrosamente avispado.
Sólo un canal intenta suplir la falta de seriedad en la programación restante,  ofreciendo un documental munido de todo el contrapeso de solemnidad necesaria para cumplir su cometido de equilibrar semejante frivolidad, lo cual lo obligó a resultar más pesado que un submarino a pedales.
Y el sexto canal nacional da un programa de discusión de asuntos de la no-política y la corrupción generalizada en el país.

Mañana con escasísimo esmero y riesgo por parte de los directivos de la T.V. la programación estará sensiblemente mejor que hoy, ya que se juega un buen partido de tenis que espero poder disfrutar, supongo que lo lograré si consigo sobrevivir a este inducido suicidio en masa de las contadas neuronas que aún responden a mis llamados de auxilio.

 


 

 

 

 

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Published by martinguevara - en Relax
24 octubre 2013 4 24 /10 /octubre /2013 19:19

 

Es otoño de un modo integral.
Llueve con parsimonia, las ventanas están cerradas, afuera hace fresco y dentro de la casa toda la atención se la llevan un sofá, dos puffs estratégicamente situados frente a las pantallas de las computadoras y los televisores, amenizado por un sonido zigzagueante.
Bajo la luz de las lámparas los hombres anticuados nos contorsionamos a un lado y a otro, buscando la mejor pose para que la luz vuelva a caer perfecta sobre las letras impresas en el papel, cada vez que pasamos de página libros y periódicos, los futuros hombres anticuados leen sobre tabletas electrónicas que no los obligan a ejercitar sus caderas.
Una mosca vuela ora acercándose ora dejando descansar al aire y a sus componentes de la omnipresencia de su zumbido. 

Durante el verano compartió otra casa. La de un hombre que había tenido un insomnio tan persistente que tras fracasados tratamientos y toneladas de pastillas, optó por mudarse unos cuantos husos horarios más allá de su hogar de procedencia. 
Y que mientras duró el tiempo del jet lag recuperó ese tono de adaptado social del que había acostumbrado a renegar; pero luego quedó atrapado en la nada.
En la mitad del océano que hay bajo la corteza, dentro de una nube de estruendo y polvo.

Ahora es  otoño y está en casa, afuera llueve y comienzan las muestras del frío que se avecina, casi todas las moscas y los mosquitos han pasado a mejor vida o se han resguardado en sus cuevas.
Pero esta persiste, ora entorpecida por la soledad en su mundo de moscas y mosquitos ora espoleada por la inminencia de la atonal eternidad,  bien por la calefacción o quizás por el fresco, pero se acerca y se aleja aún rauda y pertinaz después de rozar la oreja.
Me recuerda un capítulo de Breaking Bad  y un poema de Antonio Machado.

La casa aún sin ser grande le ofrece la posibilidad de volar por cualquier otro sitio. Por los baños, las habitaciones vacías, la cocina, por la sala, por los pasillos, pero parece estar más interesada en la interacción con el hombre que los perros. 
Está enamorada del oído, su amor es una daga, su felicidad un revólver caliente.

Es el terror de los tímpanos, el taladro de la paciencia.
Pero ha llegado hasta el otoño, ha enterrado a sus parientes, y ahora sólo quiere compartir un poco de TV, un rato de lectura y escamotear unos instantes de nuestra atención con los últimos zumbidos de su vuelo en zigzag.

 

“..Inevitables golosas, 
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas, 
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.”

 

 

 

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16 septiembre 2013 1 16 /09 /septiembre /2013 04:22

 


Encontrar algo para decir.
Es importante para durar muchos años y llegar a viejo, ya que parece que sólo llegan dos clases de personas, los que tienen algo para decir y los que no tienen escrúpulos. 
Por ahora no pertenezco a ninguno de los dos grupos, pero la verdad es que tengo ganas de que este modo de existir se estire todo lo que se pueda. No sé bien por qué, ni siquiera si es miedo de afrontar el escaso deseo de que continúe, pero quiero que siga.
Nunca tuve nada que decir, desde que nací todo lo que pude aportar fueron quejas o berridos de placer. Que en mi caso al final parecen la misma cosa, ya que tampoco estoy seguro de si aquello que pienso que me daba placer en realidad no estaría balanceando los motivos para las quejas, si no estaría aplicando unos paños calientes a modo de fomentos. Ni siquiera sé que me da auténtico placer, aunque sí creo estar seguro de lo opuesto: tengo mocos y pataleo por un pañuelo.
Ay! la queja permanente, el no tener nada que decir ¿ cómo voy a llegar a viejo?

Podría ser "La materia ni se crea ni se destruye" pero ya fue formulada y además no entiendo donde radica su importancia, "ser o no ser" "lo cognoscible es infinito" y "sayonara baby" ya se dijeron también y muchos lo saben, ya fue gritado de manera decidida: ¡Tierra! o ¡Bingo! y ya el granjero Niekerk gritó la palabra ¡Eureka! cuando el joven Jacobs le regaló el primer diamante encontrado en Sudáfrica y que usaba como juguete.

 Debo ya mismo encontrar algo en que apoyarme. A esta hora de la madrugada todo es un braceo desesperado para alcanzar la otra orilla, donde no me esperan la ropa ni las llaves. En la vigilia no hay paz. Sólo un revoltijo de fibras, de ligamentos, de haces, de briznas , de vetas que intentan asirse para formar un algo, y no alcanzan más que a rozarse entre sí, compuestas de diferentes consistencias y sensibilidades, materia e intangibles: briznas con flagelos, falanges con ondas, y vetas y rumores formando un haz ecléctico, una endeble cadena discursiva cuyo cabo está compuesto por sueños y mocos.
Cualquiera que observase la oquedad que atesoro diría que ya solté lo que tenía para decir, lo que traía, mi razón de ser, aún cuando no encontrase testigos ni pudiese dar fe del contenido del mensaje, vacío como el vientre de una monja anciana, como un sable en una fundición.
Hoy conocí al fantasma que me acaricia y que patea mi trasero porque en la transparencia de la oscuridad nocturna clarean otras formas de existir, la futilidad de la lógica provoca que se desvanezca el ensamble de pensamientos y reblandezcan las estructuras de las ideas.


¿Podré llegar a ser un viejo escrupuloso sin nada que decir?

 

 

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12 septiembre 2013 4 12 /09 /septiembre /2013 03:41

 

Al hecho de haber dejado de trabajar se le denomina estar en paro.

Estar parado.
Que es como estar inmóvil, estático, quieto, dormido, tendido, tumbado, desmayado, rendido, entregado, deprimido, enajenado, anulado, inmovilizado, impertérrito, atónito, congelado, petrificado, hierático, momificado, marmóreo.

Mortecino.

Lo contrario sería tener trabajo, ser útil.
Pretendería parecer ocupado, activo, en movimiento, vital, vigoroso, viril, eufórico, radiante, veloz, hiperquinético, impelido, imparable, lanzado, enérgico, imbuído, vencedor, suelto, pletórico, atómico.

Vivaz.

Cuando en realidad lo primero podría acercarse más a:
Estar meditabundo, reflexivo, equilibrado, satisfecho, descansado, tranquilo, sedado, manso, persuasivo, abierto, sensible, receptor, amigable, cariñoso, selectivo, tolerante, sincero, transparente, soñador, amable, simpático, comprensivo, sabio.

Eros.

Y a lo segundo nada le impediría ser:
irritado, abyecto, mezquino, egoísta, ruin, abrumado, colérico, desconfiado, materialista, sobre excitado, ingrato, interesado, traidor, hipócrita, difamador, obsecuente, envidioso, delator, rencoroso, manipulador, corrupto, vengativo, perverso.


Tanatos.

Principio del formulario


Final del formulario

 

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12 julio 2013 5 12 /07 /julio /2013 23:39

 

 

Llevo tres días en el camino, trabajando. 
Ando de un lado hacia otro. Sólo.
Todas las semanas me voy un día y en casa lo encontramos muy bien, representa una válvula de escape, como la vieja cura de la sanguijuela. Pero el segundo día queda desnuda dicha pretensión de libertad y el tercer día me doy cuenta de que ya no me reconozco siendo un hombre solitario. El sex appeal que podía encontrarle en el pasado parece haberse esfumado. 

Aun así a lo largo del día de hoy, el tercero, mientras trabajaba me bañé en cuatro tipos de aguas, el primero fue un jacuzzi en la habitación del hotel donde reservé ayer. Estaba lleno por el efecto verano y gracias a ser cliente habitual me dieron una suite a precio de doble. Pero ya había comenzado el descenso de la libido en la soledad, de la erótica del ego, así que aunque la disfrute, lo cierto es que me hubiese gustado mas compartirla. Después del mediodía, pare en un descenso de un rio, donde las corrientes detenían su furia permitiendo la formación de una poza , en medio de un paisaje maravilloso con calor brillante, y me di un chapuzón, nadé, corrí, miré las montañas y los remeros de kayaks que formaban el paisaje más evidente, estaba sólo así que podía distraerme cuanto quisiese mirando piernas y culos, pero de inmediato me puse a mirar las parejas, las risas, las conversaciones, los roces, las pequeñas complicidades y las ínfimas traiciones, todo ello mientas me secaba al sol de pie junto a la orilla. Más tarde cuando visité el último punto del día, me bañé en el mar, en una playa paradisiaca, con montañas detrás como parapeto paisajístico , con acantilados a los costados , playa de arena blanca y fina, con un rio que desembocaba enfriando el agua recalentada de la orilla, y en ese límite natural de la marea, donde el hombre detiene sus pasos para observar un horizonte inundado, un horizonte que se puede observar con relativa tranquilidad al saber que es imposible rebasarlo sin barca, los márgenes del mundo seco y líquido transitados por viejos, jóvenes, niños, asturianos, cántabros, madrileños, franceses, ingleses, alemanes, y uno de ningún lado, uno que coqueteaba con la soledad, con documento pero sin identidad, o con trozos y muescas de diversas identidades, de numerosas dentelladas y silbidos.

Nadé hacia donde la corriente me quería llevar. No solo me he desacostumbrado a andar por ahí sólo, con ello también perdí el hábito del riesgo , antes nadaba hasta la primera caída del calado, el primer veril, donde se vé de color azul más intenso, donde cada miedo acecha, el de la bestia dentada, el del viaje al fondo del mar como concreción  de la soledad más eterna. Nadé hasta por ahí nomas, cerca de la gente y regresé a la orilla, y luego volví a alejarme sólo un poquito. Deje una gorra, una camiseta, unas sandalias y la llave del coche envuelta y colocada entre unas piedras. En un instante en que estaba entretenido buscando algo bajo el agua, algo que diese sentido a la soledad, un reencuentro con la ilusión algo que le diese razón de ser, brillo, repentinamente levanté la cabeza y no me cupo la menor duda de que la marea estaba subiendo con prisa , entonces pensé que el agua podría haber llegado a la altura del pequeño bulto y que las llaves del coche podrían ser llevadas por el coletazo de una ola. Nadé como un poseso hasta la orilla , subí la piedra con pánico hasta que comprobé que mi ropa estaba todo lo enrollada que yo no lograba estar. Más tarde en el Hotel en que me encuentro ahora, en Cantabria, bajé al Spa. Un generoso espacio que va incluido en el precio de la habitación.

Me pregunté si estar solo sería como masturbarse al borde de las últimas brasas de carbón, o como salir a cazar piezas nuevas, redondas, rotundas, rozagantes, sedientas y solícitas.

Por suerte en el Spa había poca gente, porque en estado sobrio no aguanto a más de dos a la vez, todas eran personas acompañadas por otro o por varios, ya por amigos o parejas. Bueno, las parejas también podrían ser amigos. Especulé con que si yo me vería más interesante por el hecho de parecer más autónomo que ellos, más independiente e integral, la verdad fue distinta, me sentí desproporcionado,  no supe definir si disminuido o  sobredimensionado entre tanta gente en equilibrio,  en fin: me sentí sólo.
Después del Sauna bajé a cenar y cuando me senté con un plato lleno de exquisiteces cántabras, me vi llamando por teléfono a Pat para contarle lo que iba a comer, lo que estaba oliendo, lo que masticaba y baboseaba, la salsa, no sabia ni de que hablaba como cuando comemos juntos, alguna reflexión liviana por aquí, una pelotudez por allá, comentarios de la comida, solo que cuando compartimos mesa fugazmente miro a un costado, o pienso en algo evasivo para eludir por un instante ese perturbador testimonio tan presente que representa la compañía continuada. Sin embargo hoy no miré a ningún sitio mientras tuve el teléfono en mi mano, me había hartado, saturado, hastiado de mi condición de amo del tiempo, del pensamiento y de mi espacio existencial.
Cuando termine de comer, antes de se fuese del todo la claridad salí a dar un paseo en pantalones cortos, me interné en el campo y vi un árbol extraño,  como sacado del mundo del Principito de Saint-Exupéry, tenía aspecto de sabio, de estar realmente solitario y tenía algo de conformidad y autocomplacencia, el único árbol en aquel campo sembrado. Me dirigí hacia él y pasé diez minutos cantando un viejo canto que ejecutaba en las borracheras cuando ya eran intensas. Un canto a Babalú Ayé. Se lo dediqué para agradecerle por como han ido las cosas al final y al cabo. Transcurrió mucho más tiempo dentro de mi canto del que soy capaz de  explicar. Tiempo pluri direccional, desestructurado, anarquico y sin embargo siguiendo un patrón, un orden discursivo. Eso hizo que en mi reloj interno fuese mucho más que diez minutos y al cabo del canto me entrase un escalofrió cuando sentí que el pasado estaba presente, apropiandose de mi simpatía, encontrando en la soledad a un viejo espíritu que en absoluto ha sido relegado en estos años, sino que fue puesto en un altar, pero de ningún modo animado a recobrar vida. 
Terminé de cantarle a Babalú y regresé a la habitación, le había agradecido por todo lo que me ha dado ese viejo amigo, que fue llevado junto a los esclavos al Caribe  para cuidarles la salud, o por lo que quiera que termine siendo esta prestidigitación con toques de magia llamada vida. 
Mañana estaré de regreso con mi gente, mi asma, el sudor compartido y el escasísimo atractivo narrativo que tiene el abrigo de la costumbre, tejido con el sempiterno ovillo de la rutina pero también con la aguja de la confianza.

Y la soledad será como bañarse en cuatro tipos de agua, como el baobad del Principito, mi  árbol sabio y el viejo Babalú. 

 

 

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Published by martinguevara - en Relax
6 julio 2013 6 06 /07 /julio /2013 02:06

 

 

Primer día.

Martín y Alejandro encontraron en el jardín un pichón de un tipo de pájaro que no sabemos cual es, hemos visto un nido con pichones en una parte del tejado bajo, pero estos eran de otro tipo, así que pensamos que se trataría del tejado de la última planta, no podíamos devolverlo a su madre, entonces Martintxo, tras suspirar profundamente los sollozos que le habían provocado la idea de que inevitable e inmediatamente el pichón iría a tener un desenlace fatal, se informó en internet y ahora lo tiene en una caja con una bolsa térmica cervical, un foco de luz para dar a la bolsa calor y un nido vacío que teníamos en una conífera del jardín. Lo alimenta con comida para peces embebida en agua y a la vez soluciona el tema de la hidratación.
No está como con su madre, y no hay que hacerse ilusiones que pase de un par de días, pero al menos ha caído en las mejores manos que podía caer. 
Cosas así son de las que me siento orgulloso. Como algunos padres se sienten cuando su hijo les trae calificaciones notables del colegio. 
Lo encontró un hijo mío y el otro está rasguñando entre el límite de la fantasía y eso ordinario llamado real, en busca de alguna posibilidad de dotarlo de vida, o de hacerle lo menos espantoso el tiempo que le quede, permitiendo al alma de ese bichito conocer a través de una decidida protección, el amor de otra alma con quien se hermanará para siempre pase lo que pase. Me conmueve y me educa
Nunca había imaginado lo tan cercano a mi atormentado espíritu de otrora que podría anidar el bien.

 

Tercer día.

Alejandro se acaba de ir a las Canarias donde reside, y el pajarito que resultó ser un estornino como el que tuvo Mozart domesticado durante tres años, muestra  una vitalidad increíble.
En día y medio Martín se doctoró en estorninos, y le da de comer y lo cuida, el bicho ya es como su chancho amigo de toda la vida. 
En fin, una delicia

 

Sexto día.

El estornino que había comenzado a responder al nombre de Platón y mi hijo Martintxo, trabaron una particular amistad regida por un intenso y genuino cariño. 
Durante seis días y cinco noches aprendieron a comunicarse con caricias, con sonidos, con comida, con esa magia propia del tiempo compartido.
Después del mediodía de hoy Platón se mostraba débil. Le suministré agua con una jeringa, -¡ Uf que suerte! sólo tenía sed- dijimos- pero a las pocas horas nos mostró que ya se iba, le pidió con ese gesto del pico a Martintxo que lo tuviese una vez más, mullido en sus manos y ahí se quedaron juntos los dos pichones, haciéndose compañía en un momento triste y bello a la vez. 
El pajarito abrió el pequeño pico lentamente dos o tres veces más acurrucado en las manos de Martintxo, le insinuó que había sido feliz y le dejó amor y vacío en generosas porciones y en partes iguales. 
En el instante en que Platón murió mi hijo estaba dentro suyo y pudo despedirse.
Le escribió una carta, lo enterramos, le pusimos tres rosas rojas y yo no intenté consolarlo, sino darle a entender que hoy se lo más apropiado sería que sintiese la pérdida y presencia de todo aquello que sólo les pertenecía a ellos dos. 
Platón el estornino, era un divino bebé. 
Hoy hace una noche calurosa y la vida sigue, y acaso más tristeza que la propia muerte del ser querido, da el percatarnos de que estamos dispuestos a continuar sin ellos, a olvidarlos, a enterrarlos el pasado, junto a la inocencia y al amor, para seguir con no se sabe bien que tipo de vida, que tipo de bagaje, ni que tipo de recuerdos.

 

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Published by martinguevara - en Relax
15 junio 2013 6 15 /06 /junio /2013 01:41

 

 

Al principio de todo había unos hombres que cuando veían un río, unos palos y sentían un ardor en el estómago salían a pescar sin mayores preámbulos. Actuaban sin más. Otro tipo de hombres veían el palo, el río sentían hambre y se miraban a sí mismos pensando ¿ y yo que hago con todo esto?. A estos les aterrorizaba la idea de que sus vidas dependiesen de sí mismos, de su capacidad para procurarse el sustento.
Entonces hacían dos tipos de cosas diferentes.
Unos con determinadas características tomaban el camino más rápido y se apoderaban del mando mediante el garrote. 
Otros cuando el hambre se hacía insoportable iban a la orilla del río a dar lástima, a pedir o a comer las sobras.
Había un tercer grupo que procuraba equilibrar su holgazanería e inutilidad entreteniendo a los que habían conseguido comida, divirtiéndolos, contaban historias o chistes, tocaban el tambor, cantaban, entonces el público agradecido les cedía gustosamente parte de su botín para que lo repitiesen .
Así se comenzó el espectáculo, el entretenimiento, el arte bufo.
Unos pocos se quedaban en los dominios de la tribu pensando. Cuando estos observaban los palos, los ríos y sentían hambre no establecían ninguna relación entre ellos. El mundo material les daba igual con excepción de aquello que dotaba de confort. Este grupo hizo el arte rupestre sin procurar alimento a cambio, a menudo morían de congelamiento o devorados por alguna fiera mientras estaban abstraídos, inmersos en sus observaciones de las formas, jamás de los contenidos, nunca en lo práctico, siempre en lo representativo. Y en el pensamiento.
Gran parte de ellos conseguían un mecenazgo estable, de modo similar al bufón pero exponiéndose menos a la evidencia.
Al fin y al cabo, tanto los poderosos, como los artistas más o menos payasos formaron parte en un principio de sectores que en cualquier otra especie habrían estado condenados a desaparecer, pero en la humana llegaron a aparentar gravitar por encima del humilde “hacedor”.
Que en realidad de humilde no tiene nada, sólo es simple porque no precisa de ninguna complejidad, sabe trabajar, lleva comida y arma las chozas. Parecido a aquellos a quienes el instrumento les sobrepasaba el taparrabos, que era otro perfil de los que en la tribu no tenía que saber hacer chistes, ni hacer pensar, ni conmover.
El arte, la riqueza y la evolución han conseguido estar sobrevalorados; la genialidad, el poder y la inteligencia no fueron  más que sucedáneos exitosos, fue el remanso de aquellos que no conseguían atrapar al pez, ni alardear de su pescado.

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Published by martinguevara - en Relax
15 junio 2013 6 15 /06 /junio /2013 00:09

 

 

Me resulta curioso ver como hasta las últimas consecuencias, el neurasténico espíritu latino, y más aún el latino del sur, insiste en la creencia de encontrarse en la posesión de una especial habilidad para engañar a los demás que los convierte en campeones de la "viveza". 
Todos mintiendo a todos, todos estafas a diestra y siniestra, desde las más pequeñas y casi imperceptibles hasta aquellas que establecen nuevos récords, y por supuesto todos sabiendo que el de al lado nos está "embocando", "cagando", "acostando", "engrupiendo", "timando", "bolaceando", "embaucando" y un sin fin de eufemismos para describir el acto del engaño, y permitiéndolo para que a nuestra vez también exista la misma tolerancia. 
Luego un común denominador es que cada país, cada cultura de las que practican este deporte cotidiano son los únicos que se ven a sí mismos como los más vivos del mundo. Nadie más lo ve, ningún otro país lo dice, pero al menos ellos sí. Un país entero al menos cree, o dice creer que son los más listos del Planeta. Bueno algo es algo, por algún sitio se comienza!.
Y otro común denominador es el altísimo nivel de vida, las vacaciones que tienen, los índices de desarrollo, la tranquilidad y la perspectiva de futuro que se disfruta en aquellos países repletos de nativos inocentes, tontos, bobos, come gofio, boludos, panolis, según el criterio de los avispados habitantes de los países "listos", donde por el contrario siempre se vive con sobresaltos, nadie confía en nadie, ningún promesa se cumple, ninguna palabra se respeta, todos están contra todos, aunque aparentemente sea donde más se dicen mi hermano, mi amigo del alma, donde más jura amor eterno en el mismo momento que se ponen los cuernos.
Desde pequeño yo albergo mis dudas sobre lo acertado de estos conceptos, cuando observaba que casi siempre el bobo veranea en los mejores lugares de la tierra del vivo, donde este no puede poner una pie a nos er vestido de pingüino y con una bandeja en la mano.
La mayoría de veces se puede encontrar al bobo en el país del vivo tumbado al sol con un daiquirí que le trajo hasta su sombrilla el vivo, bebida que por cierto es para tontos, porque los vivos beben aguardiente de baja calidad en sitios sórdidos, ya que son tan despiertos que pueden sobrevivir entre las hienas, muchas de esas ocasiones el tonto está con una acompañante que puede ser la "viva" hermana o esposa del "vivo", porque son tan despiertos que le están sacando al bobo lo que él ya había decidido ir a gastarse para pasarlo de maravillas viendo trabajar a los vivos.

De un tiempo hacia acá me enojo menos cuando me toman por boludo. Quizás no sea otra cosa que el método más eficaz para suponerme socio de algún club aventajado.

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