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22 marzo 2023 3 22 /03 /marzo /2023 13:26

El partido de pelota que definió al campeón en la 5ª final del Clásico Mundial de Béisbol, fue lo mejor que he visto en mucho tiempo en deporte junto a la final del otro Mundial reciente, el de fútbol.

Ayer Japón cada vez que iba al bate ponía dos hombres en bases o las llenaba hasta la quinta entrada, cuando el picther estadounidense ponchó a un gran bateador con bases llenas y 3-1 en el marcador. Turner lo volvió a hacer y contra un pitcheo que jamás en mi vida vi algo igual. EEUU se abrochó los pantalones a mitad del partido e impidió más carreras, pero no pudo con el mejor equipo del mundo, del país que son los Reyes en unos jóvenes Clásicos Mundiales de Béisbol, con nada menos que tres preseas.

¿Qué hablar de Shohei Ohtani que no haya dicho él ya en el campo? Es el pelotero más integral, más completo y bestial que mis ojos han contemplado a lo largo de toda esta maravillosa vida.

Como en fútbol, Inglaterra lo inventó pero Brasil es el mayor campeón mundial, en béisbol, lo inventó EEUU pero es Japón el mayor exponente, aunque inmediatamente detrás están los creadores.

Me dio mucha pena ver caer a Cuba días atrás, selección con la cual yo iba porque esto es un campeonato de deporte no un congreso de partidos políticos, de hecho no sé ni quiero saber que piensan los peloteros japoneses ni los estadounidenses, ni siquiera mi vecino ni que ninguno de ellos tengan que saber lo que pienso yo. Pero con un 14-2 no cabe lamento, en una derrota así la primera ausencia es la de la dignidad y la vergüenza, porque ningún equipo es tan malo en ningún deporte para caer así en una semifinal. Siempre nos quedará la duda del verdadero nivel de aquellos peloteros del Cuba desde los años '7' de Capiró y Marquetti, hasta los '80 de Pedro Medina, Vinent, Cheíto, Anglada, Urquiola y tantas figuras enormes de este deporte. Era una pelota de altura, pero nunca pudimos verla refrendada contra los profesionales de la MLB, y no había ninguna otra razón que la política, incluso ni eso, la razón era el miedo de Fidel Guarapo castro a ver caer a Cuba contra EEUU, porque la pelota profesional y amateur no presentaba ninguna diferencia como sí ocurría con el boxeo, y las circunstancias que nos impidieron ver un Teófilo Stevenson- Mohamed Alí, encuentro en que había tal interés que fue Don King a hacer los arreglos a Cuba.

Por eso ayer disfruté como un enano, no con la nostalgia amarga que es común cuando el equipo de tus simpatías queda en el camino, sino extasiado de ver después de tanto tiempo a dos titanes beisboleros de semejante calidad frente a frente. Ayer Japón-EEUU y antes de ayer México-Japón, sin desmerecer el EEUU-Venezuela, después de una eternidad, volví a ver béisbol al duro y casi sin guantes.

 

Pelota en la altura
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21 marzo 2023 2 21 /03 /marzo /2023 21:47

Tenía una amiga holandesa, linda y lanzada, una vez me interpeló porque le parecía que yo no tenía un proyecto de vida.

-Las personas, los seres humanos, se caracterizasen por tener un proyecto, ese es el sentido de la vida

Le dije "mira Berg, no sé a que llamas proyecto, pero yo sí tengo uno muy grande, y está omnipresente, es vivir la vida cada minuto, a cada paso, reír todo lo que pueda mientras el eco lo permita, comer lo que más me guste en esos piringundines aceitosos,que no grasientos, pasear, viajar sacando la cabeza por la ventanilla del tren, mirar, leer, escribir, escuchar música, cantar, dormir todo lo que pueda sobre todo una vez que se agoté el sueño necesario, sobar ese sueñecito ora ligero ora profundo que se disfruta como un masaje de tetas. Le expliqué que recibir sus mamadas eran uno de mis mejores proyectos de vida, y tomar alcohol de manera integral, concienzuda, seria, hasta tambalearme, zigzaguear y volcar, nunca entendí a los que beben y después tratan de caminar recto, si la gracia de haberse tomado tanto tiempo y miolestias está en el pedo, en ver doble, en la risa pavota, el paso sinuoso y el desequilibrio abismal, beber e intentar parecer sobrio es como ordenar platos sabrosos en un restaurante y solo olerlos, chupar una bombacha. Bueno según que bombacha sobre que concha.

"Berg, trabajar aliena alejando al soñador de un proyecto irrealizable, que son los que valen la pena y lo somete al rigor de la materia, aspereza de los ángulos, las esquinas y el alcance de las verdaderas posibilidades, la posición apropiada, el imperio de los límites del miedo. La perspectiva del trabajo me espanta”.

Me dijo, que incluso toda la aparente libertad que mostraban sus compatriotas de su generación no era otra cosa que obedecer, como calvinistas al fin y al cabo, el dictado de la época, pero que el orden interior llevaba a construir o destruir en un estricto tiempo lineal, entonces aunque le subyugaba el sinsentido de mi vida, por otro lado le ponía absolutamente histérica.

Lo cierto es que viví mucho tiempo así, no todo era placer, la mayoría era angustioso y agobiante, sofocante y atemorizador, electrizante y placentero, variante e imprevisible. Y tras unos años me detuve y es cuando más me moví, pero con un objetivo, un proyecto al estilo de mi amiga nórdica en los sures, un movimiento constante respecto de lo demás con una quietud pétrea en el interior.

Hoy me acordé de Berg porque me pregunté ¿qué tipo de proyecto me seducirá de ahora en más? La pregunta ¿qué hacer? me llevó al segunda interrogante ¿hay ganas de hacer?

Existen comunidades que han permanecido durante milenios en idénticas condiciones de vida, de caza, de concepción de comunidad, empeñando la transformación en la galaxia interna, al mismo tiempo otras han pasado esos milenios desarrollando todo de la silueta hacia afuera, el medio ambiente, la técnica, la ciencia, y dejando intacta la torpeza del alma.

Llevo una pizca de ambas en el aire que me envuelve, en la nube que me legó el dragón azul.

 

Universo mamerto
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18 marzo 2023 6 18 /03 /marzo /2023 18:12

Acaso más que a nada, yo le deba las ganas y la confianza para escribir a Enrique. Claro que primero estuvo Gladys y que todo parte de mi madre que garabateaba sus poemas y esos parientes paternos tan apegados a la literatura, que el que no parecía un escritor frustrado, era un pintor o un dibujante en sempiterna espera. Ningún músico, quizás con un mínimo de oído que me hubiese permitido reproducir Let it be sin que pensasen que estaba tarareando el happy birthday, yo habría sido el primero de la saga.

Una noche en que ya se había ido la mayoría de periodistas de la redacción del diario Nuevo Sur, donde  me desempeñaba como cadete de tráfico, Enrique me propuso escribir cada uno un cuento pequeño de una página y leerlo después, lo escribí a máquina, cosa rara porque mi pasión era garabatear papeles con mi letra de mosquitos aplastados y borrones de corrección, pero me señaló una máquina de escribir, y me dije "bueno, manos a la obra pequeño ruiseñor" , al cabo de un rato cambiamos las hojas, yo me sentía halagado de leer uno de sus historias antes que nadie, antes de que estuviese en una de sus columnas o revistas, pero mi sorpresa fue mayor cuando vino y me dijo "esto es una maravilla, ¿querés escribir en mi revista?".

No importaba que yo supiese que en ese entonces su revista estaba cerrada, que escribía notas para otros como en el caso de Sur, aunque sabía que la abriría en breve, lo importante era lo que le había provocado ese cuento, en el que recuerdo que descansaba cierta intuición, algo de cualidad natural para narrar y parte del acervo recabado durante tantas horas de lectura, de los, sin falsa modestia, mejores libros, y donde bauticé uno de los personajes más queridos, la casi perfecta Elektra. Tan efusivo se mostró que me invitó como siempre a tomar ginebra en el bar de enfrente a la redacción, pero esta vez pagando él.

Ya éramos en cierta forma compinches, y ese sucedáneo de la amistad nació de las aficiones mutuas. Una tarde cuando estaba casi en pedo, le ofrecí un trago de ron que yo fabricaba con el alcohol de 96 grados del botiquín, el té del termo, un poco de agua y una pizca de azúcar. Solía empezar a beberlo desde que llegaba al trabajo en los vasitos de café y té de color beige, así, sobre las doce de la noche hora de salida ya me iba listo para acostarme y dormir sin riesgo de insomnio. En pago a mi generosidad un día Enrique me llamó al baño que estaba a mitad de la redacción y me ofreció un "pelpa" de merca, envuelto en forma de sobrecito en papel glacé, como se usaba entonces en Buenos Aires, me pareció brillante ese intercambio que lo hicimos dos o tres veces más hasta que él advirtió que el ron no era de gran bouquet y me lo hizo saber, así que le conté como lo fabricaba a primera hora, y entonces me dijo:

-Quedate tranquilo, que la merca es un poquito de cocaína con bastante aspirina-  cosa que era de suponer, porque en aquel entonces las veces que yo daba un nariguetazo de merca, era para levantarme de la curda y sus pelpas solo me daban más sueño. Motivo suficiente para echarnos a reír y continuar con el intercambio nocturno, pero sin la magia de la ingenuidad.

Al final ni escribí en Cerdos y Peces ni nos vimos más, tras un día cercano a ser invitado a dejar el diario por la dirección, en que Symns me invitó a una fiesta de Cerdos, tocaban unos jovencísimos "Los Piojos", a donde acudí con mi amigo Marcelo, y cuando estaba sentado en una banqueta de la barra, se acercó la musa de Enrique, Vera Lamb, en medio de la charla le toqué las tetas y cuando empezaba a transmitir la sensación desde la yema de mis dedos a través de los vaso conductores hacia la raíz y el tallo, me soltó una piña en pleno rostro que fui caer de espaldas al suelo del bar, del que me recogió Marcelo invitándome a dar por cerrada aquella noche de rock autóctono. Nunca más vi ni supe de Enrique, más allá de que seguía escribiendo y buceando en el under porteño, imaginé que seguiría cambiando merca trucha por tragos más o menos trucados.

Hoy me entero de que se fue este hidalgo del reviente, que vivió entre gitanos en Andalucía, que dirigía revistas que acogían a todo aquel que deseaba escribir una página como Bukowski, padrino espiritual de los Redonditos de Ricotta, amante de Vera y alter ego de Luca Prodan.

Adiós Enrique, buen shot.

 

Buen viaje Enrique Symns
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18 marzo 2023 6 18 /03 /marzo /2023 12:23

Toscar no dejaba de pensar en alguna venganza contra los estamentos jerárquicos de la empresa, pero sabía que para eso tenía que trabajarlo mucho. Primero mejorar su posición económica, era fundamental, porque aunque empezó a sentir una especie de culto al justiciero de Olot, aquel que se llevó puestos con una escopeta a los hermanos explotadores y estafadores para quienes trabajaba y que le debían cinco meses de sueldo mientras se daban la gran vida, y al director de la oficina bancaria que estaba por quitarle todo, junto a la empleada que cada vez que lo veían entrar lo destrataba de una forma humillante. ¡Pum! y se acabó, no más tensión en cada músculo, ni toneladas en los hombros, ni dolor punzante bajo las cejas, ni cabeza baja, ni sensación de ahogo en la madrugada, se quitó todo en una tarde, y se entregó a las autoridades con una sonrisa en el semblante que revelaba un alivio tan profundo, que fácilmente podía confundirse con la felicidad.

Pero el justiciero de Olot estaba preso y eso era algo que no le permitía ensoñar el pensamiento en paz, terminarlo con una lazo perfumado. No era justo que cada vez que alguien harto de ser pisoteado decidiese romper el acostumbrado mecanismo de aplastamiento hasta la desintegración, por sí mismo y por el resto de los pisoteados que por las más diversas causas no pueden patear la mesa del pan duro, termine preso o muerto.

Una tarde hablando con Albertico Toscar le dijo que con el tiempo deseaba crear un pueblo donde consiguiese alojar a los personajes más pérfidos dentro de los que abusan del poder, No solo delincuentes sino aquellos cuyo delito consistiese en ejercer el poder que tienen sobre una o más personas. Albertico le dijo:

-Y al primero que metemos  ahí es a tus viejos y a los míos.

-Albertico, imagínate a todos esos hijos de puta abusadores, trabajando con las manos, cargando cubos de cemento, echando mezcla con cuchara de albañil, subidos a andamios a más de treinta metros de altura, sin seguridad, con cascos sucios, con lluvia, nieve, sol que raja las piedras, o viento huracanado, llorando en la noche por las ampollas, preguntándose entre todos ellos en el único bar del pueblo roñoso, pestilente, tomando un café mezcla, al inicio, y con el tiempo bebiendo alcohol barato, vino de tretra brik por el tiempo que duraría tal suplicio, y que habrían hecho para merecerlo, mientras con el paso de las semanas los menos pervertidos por la crueldad que les atenazó el alma a todos en sus burbujas de poder, comenzasen a comprender lo que habían hecho, la asfixia que habían impreso a seres que entonces ni siquiera consideraban humanos, a los que tenían ubicados socialmente por debajo de sus mascotas, incluso de los animales del zoológico, de quienes entendían requerían mayores cuidados que sus propios empleados. Y los que no tuviesen aguante para el trabajo, a dormir en las esquinas apestadas de cáscaras de tubérculos baratos y salpicadas de botellas del primer aguardiente de la prensa, recogiendo cabos de cigarrillos, empujados por los buenos obreros cada vez más al margen del pueblo y más cerca del basurero. Les pondremos también como hicieron ellos, unos curas con grandes templos que a cambio de una entrega absoluta les arrojen unos rescoldos de banquetes pasados, aún así se salvarán de que esos prelados se beneficien las postrimerías sus hijitos, detrás en la sacristía. Imagínatelos discutiendo entre ellos cuando unos comenzasen a visibilizar el daño ocasionado, mientras los otros tozudos en su incapacidad para distinguir el bien del mal, no solo continuasen sorprendidos con el castigo reformatorio, sino que formasen cédulas con el fin de rebelarse al sistema impuesto, y los que se distanciasen de los “desafectos” fuesen a informar a la policía que habríamos organizado, con idénticos mecanismos de actuación que la que los protegía a ellos y sus intereses, y entonces entrase a sus apartamentos tirando la puerta abajo y tras un buen ramillete de porrazos, puñetazos y patadas, los subiesen a una patrulla camino a un calabozo donde esperarían unos pocos días en recibir la condena de jueces tan imparciales como los que ellos manejaban a su antojo, recibiendo penas de mínimo veinte años de reclusión en una prisión infecta sin derecho a revisión de pena, por pertenecer a una organización terrorista con fines de atentar contra la autoridad establecida. Sus esposas deberían salir a trabajar de lo que fuese si quisiesen comer. Algunas, las más “buenorras” desde los cánones patriarcales, que aun después de parir como lazo al patrimonio, y tras las toneladas de potingues de calidad, seguían estando de buen ver, acaso preferirían ir a alquilar servicios sexuales en la parte trasera de las chatarras de coches que pudiesen permitirse los puteros, sobre tenazas, llaves, cubos de albañil, cal y cemento, con mucho sigilo ya que la prostitución estaría prohibida en el pueblo para pobres y a la que atrapasen podría ir a pasar unas cuantas navidades en la prisión contigua a la de su esposo, dejando los niños en caso de que hubiese, al cargo del estado con los recursos de este destinado a ese tipo de criaturas. Hoy creo que sería magnánimo, pero llegado ese momento pondría a prueba mi compasión, de que madera estoy hecho, con la suerte de esos niños.  Mientras las que ya de tanto tomar té con tarta por las tardes y de comer las exquisiteces que sus criadas sudamericanas o africanas les cocinaban al mediodía y por la noche hubiesen desarrollado prominentes abdómenes, caderas con más chicha que tendón y muslos fofos, tendrían la bendición de empoderarse, trabajando en el tajo, afianzarían la novísima vuelta de tuerca del feminismo dotando también de deberes la inacabada moneda que solo mostraba la cara de los derechos. O cualquier otro trabajo de provecho, sobre todo los que tendrían muy visto a lo largo de su vida privilegiada en las habilidades de su servidumbre, aunque probablemente no con ánimos de aprender. Podrían volcar todo lo aprendido, o más bien lo recordado de sus mucamas en las casas a las que fuesen a limpiar, lavar ropa, tender camas y asear inodoros empercudidos, de hogares súper humildes como el de ellas mismas, pero de albañiles y albañilas, mineros y mineras, deshollinadores y deshollinadoras, aplicadores y aplicadoras de alquitrán en la carretera, destapadores y destapadoras de cloacas, electricistas de postes de alta tensión, empleados y empleadas en mataderos, peones y peonas de campo, y un largo etcétera componente de los trabajos más duros en las clases bajas, que hayan asumido obedientemente el nuevo estado de las cosas y se hayan resignado a ser buenos ciudadanos y ciudadanas. Personas de bien y no terroristas o antisociales. Estas mujeres percibirían menos que las otras por media hora de fricción corporal, pero ni correrían riesgo de ir presas, de ser goleadas en la noche, abusadas en las furgonetas chatarra, ni de adquirir enfermedades venéreas, aunque no se salvarían de los cientos de enfermedades que esos trabajos, siempre, indefectiblemente, si no es una es otra, terminarán aportándoles a su salud: artrosis brutal prematura, neumonía, cúmulo de alergias, mordidas de perros, arañazos de gatos, contusiones por caídas, escoliosis, dolores de todo el cuerpo por el exceso de horas para cumplir la norma. Enfermedades degenerativas que más tarde o más temprano las retirarán del servicio doméstico con una ínfima pensión que les dará para descansar en paz esperando antes a la pelona en el lecho que al terrorista del marido, que en el mejor de los caso llegaría muy cambiado tras veinte años conviviendo con la peor calaña de la trena. En cambio imagínate a los que aceptasen el modo de vida mismo que ellos ofrecieron a sus subordinados. Al cabo de cuarenta años podríamos convocar una especie de congreso para compartir experiencias, aprendizajes, conminarlos mediante una suma paupérrima pero motivadora dados sus ínfimos emolumentos, a escribir, a dejar constancia de sus reflexiones, escarmientos, criticas, descargos en su favor, todo lo que se les ocurra, libertad expresiva por un mes para que, con arreglo a la ley y el orden por supuesto, manifestasen lo más granado que el acervo recogió de los cuarenta años de experiencia empática con sus ex antagónicos, la experiencia de la inversión de la tortilla. Imagínatelos con todos esos dedos enormes,  como los de los albañiles que debieron comenzar a echar mezcla con el padre desde los doce años, con la carne de las yemas sin huellas dactilares engrosados bordeando la uña a tal punto que la hunden barnizada de mezcla endurecida por siempre, las palmas de la mano plagadas de relieves y rugosidades callosas que les convierte en un suplicio el simple hecho de poner en hora un reloj de pulsera, las caras deformadas por la ingesta de alcohol de altísima graduación y pésima elaboración, las orejas grandes, las calvas irregulares, el escaso pelo ralo, alambroso, la tez bruñida de mal sol, bronceado diferente al de cuarenta años atrás, tetas caídas de mala alimentación barrigas enormes de fritangas y caldos especiados con chorizo de lata, con los ojos rojos de resaca y el ceño vencido hacia las mejillas. Imagínate los resultados del simposium, dejaríamos participar también, por un fin de semana de manera oral, a los terroristas y a las putas desde las prisión, es casi más motivante conocer el crisol o acaso el carácter monolítico que arrojarían esas conclusiones, recogidas en una especie de  “manual para la convivencia”, que el placer supremo de verlos trabajar y percibir el cheque de quinientos morlacos a final de mes que solo les alcanzase para arroz, papas, huevos algún pollo, unos tres bombillos encendidos a la vez en la casa, aguardiente feroz y jabón de lija. Que no te niego Albertico, lo placentero y reparador que sería verlos llorar como plañideras pero todavía más esperanzadora es la ilusión de poder leer sus observaciones al cabo.

-La verdad es que sí, deberíamos empezar a intentarlo. Pero después de la reunión ¿qué, los soltamos a todos, los invitamos a saltar del acantilado?

-No, ya tengo todo planeado. ¿Nunca viste esas películas en que un grupo de ricos buscan la forma de convencer a un mendigo para asistir a una caza, y cuando llega la hora le comunican que la presa será él? En algunas le ofrecen unos cuantos miles que podrá disfrutar si logra llegar a un punto generalmente lejano, en otras le ofrecen la vida. El argumento de esas pelis está tomado de la realidad, en un país que no recuerdo, desarticularon una banda que organizaba ese tipo de cazas a las personas más desgraciadas de la sociedad. Y que probablemente se replique en otros países con vigilancia nula de la ley, o de la justicia social. Pues mi idea es reproducir esas cazas, pero al rico. Ofrecerles a los afortunados que lograsen alcanzar ciertos límites dentro del territorio que deberíamos tener controlado para la ciudad reformatorio y alrededores,  quedasen, de algún modo, libres, aunque jamás podrían regresar a su antiguas vidas, países, ni por supuesto a gozar de aquel poder y comodidades, pero disfrutarían de una vida más frugal, podrían gozar de un trabajo liviano incluso según la edad de una pensión justa que les alcanzase para algún pequeño lujo de vez en cuando. El único tema que debemos pensar para esa caza, es quienes serían los cazadores, que obviamente deberían provenir de los bolsones de seres damnificados por sus presas. Esto nos plantearía varios inconvenientes, el primero que se me ocurre es que si la caza la organizamos pasadas décadas de los abusos cometidos, habrá un problema de edad y acaso, la merma de los ánimos de venganza de la victima. Si lo organizamos apenas sean secuestrados para introducirlos en la ciudad reformatorio, cuando todavía esté fresca y vivaz la bronca de la victima, en caso de conseguir la libertad, el o la castigada no habría aprendido nada de lo que deseamos enseñarle. Luego está el detalle de la confidencialidad en la caza, y tener en cuenta que si bien comenzamos esta actividad lúdica más con el fin de establecer una justicia terrenal, al cabo de cada expedición o bien deberíamos realizar un trabajo minucioso con los cazadores para liberarlos de culpas, o bien deberíamos asumir los mecanismos de la naturaleza humana una vez que se tiene acceso al poder sobre las personas, y una vez que se experimenta el placer del resarcimiento a gran escala, no de la revancha de andar por casa, sobre conocidos, compañeros, vecinos incluso familiares, sino en una dimensión desconocida, a donde solo se llegaba con grandes sublevaciones, revoluciones altisonantes, pero sin necesidad de disfrazar la épica de un fin humanitario, sino de la más pura y auténtica venganza. La posibilidad de la revancha sobre el mayor culpable de los males, utilizando toda la fuerza que la bronca requiera o pueda producir, arribando al acto más liberador imaginable, pero admitiendo que deja un poso de mal, de conocimiento del placer de ocasionar daño, que de alguna manera justifica a cada ser maligno de este mundo previo y posterior al experimento, que atenta contra el propio fin de la ciudad reformatorio, ya que perpetúa la exacerbación de la crueldad siempre que el poder lo permita.

Salvando algunos pequeños detalles, de importancia pero no determinantes, Toscar y Albertico, tenían un proyecto sólido en mente. Faltaba un fuerte giro del universo para que también estuviese entre manos.

-No jodas Toscar, vamos a ver que podemos hacer para juntar unos morlacos y los sueños los dejamos para lo noche, en la soledad en que es menester recibir a Morfeo.

 

 

Detalle del Jardin de las Delicias "La tabla del infierno", el Bosco

Detalle del Jardin de las Delicias "La tabla del infierno", el Bosco

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17 marzo 2023 5 17 /03 /marzo /2023 13:43

Cada cubano es un potencial anfitrión de un pequeño Fidel Guarapo Castro alojado en su interior, que según el momento, se hace inmenso.

Lo que no se sabe a ciencia cierta es si ese Fidelito intolerante fue legado por el monster o a él se lo legó la misma estela identitaria que recorre la isla buscando bebés recién nacidos para regarlos de su polvo de fanatismo inflexible. A diestra o siniestra.

Nunca creí que se llegase a este nivel.

Dentro de Cuba veíamos como se borraban de los registros y fotos públicas a deportistas, artistas, cantantes, que decidían tomar el camino más ancestral del ser humano, la emigración por los motivos que cada uno considere pertinentes. Hoy vemos un calco exacto en la diáspora condenando más que censurando a deportistas, artistas, cantantes. Diáspora de la que el porcentaje de verdadero exilio hoy, es tan nimio que se diluye en la totalidad, gente que eran delatores desde niños en las asambleas de moral comunista, lo que llamábamos "chivatones" en el CDR, que dieron golpes a la escoria que se fue en el ochenta por el Mariel y más golpes aún a los refugiados en la Embajada del Perú, hoy los vemos guapeando detrás de la verja como perritos cruzados con jutías, más guerrilleros del Escambray que Cheíto León, más pingunsudos que Mahoma y Mulei El Kader, y que una vez reencontrado su cauce en un aparentemente nuevo, pero antiquísimo púlpito de acusadores en sus nuevos cede erres trumpistas, vociferan contra la selección de pelota cubana, otrora el mayor símbolo de unión dentro todos los acreedores del gentilicio "cubano", cuando en las cárceles de Machado, Batista o el propio Guarapo se detenía la enemistad entre guardias y reos para compartir una sonrisa o una chanza por el triunfo del equipo de sus amores aunque minutos más tarde regresasen a la hosquedad y el dolor.

Cubano: arranca de tu interior ese pequeño gigante Fidel que te impide aceptar que cada uno tenga la ideología y los pensamientos que le dé su real gana, deja penetrar dentro tuyo la esencia de la democracia y quítate esos mecanismos dictatoriales de decirle a cada cual lo que tiene que pensar, lo que está bien y lo que está mal, elige tu pensamiento, tu sensibilidad filosófica e ideológica y deja que cada uno de todos los demás, sea como le salga de sus partes nobles, porque precisamente eso es lo que le reclamamos a la Involución y cada una de las posiciones intolerantes. Esta dolencia es común a toda Latinoamérica con honrosas salvedades pero en el cubano alcanza cotas que superan toda posibilidad de análisis.

Eso aparte del ridículo de politizar el actual team Cuba, que tiene jugadores ultracapitalistas, mucho más que estos berreadores seriales, ex y actuales delatores de toda ralea, pero aunque todos pensasen diametralmente opuesto a mis ideas cosa que jamás tendría porque enterarme, yo hincharía por ellos, como hincho por Messi o por Haaland sin importarme un pepino a quien votan, porque el beisbol, como el fútbol, son deportes no partidos políticos ni manifiestos ideológicos.

En Argentina, por ejemplo, país donde también existe una grieta profunda, hubo dos experiencias en dos mundiales diferentes, en la última conquista la selección del deporte nacional unió a los irreconciliables, cinco millones fueron a recibirla, los unos y los otros olvidando sus diferencias gracias al fútbol. Sin embargo en el Mundial del '78 gran parte de los exiliados que, acaso con cierta razón, boicotearon a la Selección Nacional, hoy sienten bochorno de su decisión de entonces, ante la evidencia de que Videla murió en la cárcel y nada ocultó sus crímenes, mientras que Mario Kempes se convirtió en ídolo inmortal.

La mejor manera de combatir la dictadura sería abrazando a los peloteros en Miami, haciendoles ver que no todo es lo mismo, enseñandoles la virtud de la democracia, de la convivnecia a pesar de las diferencias, la concordia, el civismo y no la misma porquería de intolerancia.
Al final la basura es barrida por la escoba de la Historia, en cambio los títulos, la gloria, permanecen.

 

¡Fuera de aquí y fuera de allá!
¡Fuera de aquí y fuera de allá!
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9 marzo 2023 4 09 /03 /marzo /2023 17:07

Cinco cartas de Ernesto Guevara de la Serna a su esposa de entonces, Aleida March, en diferentes etapas desde que abandonó su comodidad en el poder cubano, para concretar sus ideas de lucha por el mundo África, Praga, Bolivia cerca del fin, muestran la pasión del Che por la epístola y el amor a la poesía.

Mi única en el mundo:

(Se lo pedí prestado al viejo Hickmet)

¿Qué milagro has hecho con mi pobre y viejo caparazón, ya no me interesa el abrazo real y sueño con las concavidades en que me acomodabas y en tu olor y en tus caricias toscas y guajiras?

Esto es otra Sierra Maestra pero sin el sabor de la construcción ni, todavía al menos, la satisfacción de sentirlo mío.

Todo transcurre con un ritmo lento, como si la guerra fuera una cosa para pasado mañana. Por ahora, tu temor de que me maten es tan infundado como tus celos.

Mi trabajo se compone de la enseñanza de francés en varias clases al día, aprendizaje de swahili y medicina. Dentro de unos días comenzaré un trabajo serio, pero de entrenamiento. Una especie de Minas del Frío, de la de la guerra; no la que visitamos juntos.

Dale un beso cuidadoso a cada crío (también a Hildita).

Sácate una foto con todos ellos y mándala. No muy grande y otra chiquita. Aprende francés, más que enfermería y quié­reme.

Un largo beso, como de reencuentro.

Te quiere

Tatu

No me chantajees. No puedes venir aquí ahora ni dentro de tres meses. Dentro de un año será otra cosa y veremos. Hay que ana­lizar bien eso. Lo imprescindible es que cuando vengas no seas “la señora” sino la combatiente, y para eso debes prepararte, al menos en francés…

Así ha pasado una buena parte de mi vida; teniendo que refrenar el cariño por otras consideraciones y la gente creyendo que trata con un monstruo mecánico. Ayúdame ahora, Aleida, sé fuerte y no me plantees problemas que no se pueden resol­ver. Cuando nos casamos sabías quién era yo. Cumple tu parte de deber para que el camino sea más llevadero, que es muy largo aún.

Quiéreme, apasionadamente, pero comprensivamente, mi camino está trazado, nada me detendrá sino la muerte. No sien­tas lástima de ti; embiste la vida y véncela, y algunos tramos del camino los haremos juntos. Lo que llevo por dentro no es ninguna despreocupada sed de aventuras y lo que conlleva, yo lo sé; tú debías adivinarlo […].

Educa a los niños. No los malcríes, no los mimes demasiado, sobre todo a Camilo. No pienses en abandonarlos porque no es justo. Son parte nuestra.

Te abraza con un abrazo largo y dulce, tu

Tatu

Mi querida:

Alcancé la otra carta que te mandaba. Todo se precipitó en forma contraria a las esperanzas. El desenlace te lo puede contar Osmany; solo te diré que mi tropa, de la que me sentía orgulloso y seguro los primeros días, se fue diluyendo, o mejor dicho, reblandeciendo como manteca en la sartén y se me escapó de la mano. Volví, por el camino de la derrota, con un ejército de sombras. Ya todo ha pasado y viene la etapa final de mi viaje y la definitiva; solo me acompañarán ahora un puñado de elegidos con estrellas en la frente (las martianas, no las de comandante).

La separación promete ser larga, tenía la esperanza de poder verte en el tránsito de lo que parecía una guerra larga, pero no fue posible. Ahora habrá entre nosotros una cantidad de tierra hostil y hasta las noticias encarecerán. No te puedo ver antes porque hay que evitar toda posibilidad de ser detectado; en el monte me siento seguro, con mi arma en la mano, pero no es mi elemento el deambular clandestino y tengo que extremar las precauciones.

Ahora viene la etapa verdaderamente difícil para todos y hay que prepararse a soportarla; espero que sepas hacerlo. Tie­nes que soportar tu cruz con entusiasmo revolucionario. Si llego a destino, cuando lo sepan, harán todo por ahogar la cosa en germen y las medidas profilácticas de aislamiento se harán más rígidas. Siempre encontraré la manera de hacerte llegar unas líneas, pero si no se puede no pienses lo peor; en el punto de destino seré fuerte otra vez, a pesar de la diferencia de medios que tendré al principio.

Me cuesta escribir; o son los detalles técnicos que no deben interesar, o los recuerdos de toda la vida pasada que tardará en volver. Porque has de saber que soy una mezcla de aventu­rero y burgués, con una apetencia de hogar terrible pero con ansias de realizar lo soñado. Cuando estaba en mi burocrática cueva soñaba con hacer lo que empecé a hacer; y ahora, y en el resto del camino, soñaré contigo y los muchachos que van creciendo inexorablemente. Qué imagen extraña deben hacerse de mí y qué difícil será que algún día me quieran como padre y no como el monstruo lejano y venerado, porque será una obli­gación hacerlo.

Cuando arranque te dejaré unos libros y notas, guárdalos. Me he acostumbrado tanto a leer y estudiar que es una segunda naturaleza y hace más grande el contraste con mi aventure­rismo.

Como siempre, te había hecho un versito y, como siempre, lo rompí. Cada vez soy mejor crítico y no quiero que me pasen accidentes como los de la otra vez.

Ahora, que estoy encarcelado, sin enemigos en las cercanías ni entuertos a la vista, la necesidad de ti se hace virulenta y tam­bién fisiológica y no siempre pueden calmarlas Karl Marx o Vla­dimir Ilich.

Dale el beso especial a la cumpleañera; no le mando nada porque es mejor desaparecer totalmente. Te vi de poses en una tribuna, estás de lo más bien, casi como en los días felices de Santa Clara. Yo también me aproximé a ese ideal, pero ahora vuelvo a ser el insignificante Sansón Pelao.

Educa los niños. Siempre me preocupan los hombres, sobre todo, e insístele al viejo para que los visite. Dale un abrazo a los buenos viejos que tienes por allí y recibe el tuyo, no el último pero con todo el cariño y la desesperación como si lo fuera. Un beso.

Ramón

Me cuesta escribir; o son los detalles técnicos que no deben interesar, o los recuerdos de toda la vida pasada que tardará en volver. Porque has de saber que soy una mezcla de aventu­rero y burgués, con una apetencia de hogar terrible pero con ansias de realizar lo soñado. Cuando estaba en mi burocrática cueva soñaba con hacer lo que empecé a hacer; y ahora, y en el resto del camino, soñaré contigo y los muchachos que van creciendo inexorablemente. Qué imagen extraña deben hacerse de mí y qué difícil será que algún día me quieran como padre y no como el monstruo lejano y venerado, porque será una obli­gación hacerlo.

Cuando arranque te dejaré unos libros y notas, guárdalos. Me he acostumbrado tanto a leer y estudiar que es una segunda naturaleza y hace más grande el contraste con mi aventure­rismo.

Como siempre, te había hecho un versito y, como siempre, lo rompí. Cada vez soy mejor crítico y no quiero que me pasen accidentes como los de la otra vez.

Ahora, que estoy encarcelado, sin enemigos en las cercanías ni entuertos a la vista, la necesidad de ti se hace virulenta y tam­bién fisiológica y no siempre pueden calmarlas Karl Marx o Vla­dimir Ilich.

Dale el beso especial a la cumpleañera; no le mando nada porque es mejor desaparecer totalmente. Te vi de poses en una tribuna, estás de lo más bien, casi como en los días felices de Santa Clara. Yo también me aproximé a ese ideal, pero ahora vuelvo a ser el insignificante Sansón Pelao.

Educa los niños. Siempre me preocupan los hombres, sobre todo, e insístele al viejo para que los visite. Dale un abrazo a los buenos viejos que tienes por allí y recibe el tuyo, no el último pero con todo el cariño y la desesperación como si lo fuera. Un beso.

Ramón

Amor: ha llegado el momento de enviarte un adiós que sabe a campo santo (a hojarasca, a algo lejano y en desuso, cuando menos). Quisiera hacerlo con esas cifras que no llegan al margen y suelen llamarse poesía, pero fracasé; tengo tantas cosas ínti­mas para tu oído que ya la palabra se hace carcelero, cuanto más esos algoritmos esquivos que se solazan en quebrar mi onda. No sirvo para el noble oficio de poeta. No es que no tenga cosas dul­ces. Si supieras las que hay arremolinadas en mi interior. ¡Pero es tan largo, ensortijado y estrecho el caracol que las contiene, que salen cansadas del viaje, malhumoradas, esquivas, y las más dulces son tan frágiles! Quedan trizadas en el trayecto, vibracio­nes dispersas, nada más. […].

Carezco de conductor, tendría que desintegrarme para decír­telo de una vez. Utilicemos las palabras con un sentido cotidiano y fotografiemos el instante.

Así te quiero; mirando los niños como una escalera sin histo­ria (allí te sufro porque no me pertenecen sus avatares), con una punzada de honda en los costados, un quehacer apostrofando al ocio desde el caracol […].

Ahora será un adiós verdadero; el fango me ha envejecido cinco años; solo resta el último salto, el definitivo.

Se acabaron los cantos de sirena y los combates interiores; se levanta la cinta para mi última carrera. La velocidad será tanta que huirá todo grito. Se acabó el pasado; soy un futuro en camino.

No me llames, no te oiría; sólo puedo rumiarte en los días de sol, bajo la renovada caricia de las balas […].

Lanzaré una mirada en espiral, como la postrera vuelta del perro al descansar, y los tocaré con la vista, uno a uno y todos juntos.

Si sientes algún día la violencia impositiva de una mirada, no te vuelvas, no rompas el conjuro, continúa colando mi café y dejáme vivirte para siempre en el perenne instante.

El Che escribiendo

El Che escribiendo

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4 marzo 2023 6 04 /03 /marzo /2023 19:50

Creo que la buenaventura, esa que otros llaman dios o cosas así, me dio más que a Elon Musk. A los treinta y cinco años yo tenía que haber muerto varias veces, y no solo no la espiché, sino que aunque un poco tocado en algunas esquinas, en otras soy un toro. Que digo un toro, un león. Que digo un león un tigre diente de sable..

Lógicamente modifiqué algunos hábitos, hago ejercicios dos horas al día seis días a la semana, no fumo ni tabaco ni porros, no bebo, no meto cocaína ni ácidos, ni otras pastillas que las recetadas para el cuore. Como bien, singo pausado, sin prisa, sin locura, sin arrebato, allegro ma non troppo. Hoy al pasar frente al espejo del vestuario del gimnasio, vi que tenía un pliegue de la nalga demasiado acusado y la bolsa de los huevos cayendo a la misma altura que el glande del rabo, está bien que mi rabo no es el del moreno del whatsapp pero tampoco como para dejarse empatar así, y entonces me dije "coño man ¿qué más quieres? lo importante es que estás aquí!"

La universidad de los límites de la vida no enseña nada que sirva de verdad, excepto una cosa, que nada puede enseñarte lo que te enseña vivir al límite.

Muchos que vivieron como yo, se fueron, los que conocía de esos estarán esperándome unos con los brazos abiertos, otros en guardia. Demasiados quedaron hecho un estropicio que ni siquiera pueden camuflar, agradezco a cualesquiera que sean los vientos  que lleven la suerte y a la depositen en el lado adecuado de la delgadísima línea entre una cosa y la otra, por poder decir, heme aquí, tembonsón y relativamente cómodo con lo que soy.

Pero ¿qué soy, en qué me ha convertido tanto cuidado por no acompañar a mis compinches de huída por el filo?

¿A qué huelen hoy mis blue jeans si ya no están empercudidos del polvo de la pasión y solo le caen pequeñas motas de la buena senda? ¿Qué reemplazó a la sonrisa amenazante, a las puntas desprolijas moviéndose al son de unos versos declamados en pedo o de una versión plenamente libre de un pasaje de Erasmus de Rotterdam, sacado del pequeño libro de papel de arroz, bordes bañados en oro y tapa de cuero fina, que conservaba como única posesión junto a las Adidas Nadi de Dina? ¿A dónde llevarían aquellas plegarias al sol?

¿Tuvieron reemplazo aquellas zapatillas en cuanto el calcañar perforó la suela tras diez años de uso?

Lo esencial se resume en el condimento, el resto solo es gas.

Gas, gas, gas.

 

Viejas Adidas Nadi de Dina

Viejas Adidas Nadi de Dina

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3 marzo 2023 5 03 /03 /marzo /2023 13:51

Isabel Díaz Ayuso, como recomienda su consejero de imagen, espoleó con fuerza a la pinza para que se le vaya al galope, pero muy, muy lejos.

Ya cuando subía al estrado antes de ser presidenta con su camisa verde olivo, decía un agravio detrás de un disparate sin inmutarse, olía a una política audaz con una temeridad limítrofe. Cuando consiguió su primer gobierno a través de lo que hoy ella misma denomina “conspiración para el poder” con Vox y ciudadanos, contra Gabilondo que había ganado claramente las elecciones, abría los ojos como el dos de oro cada vez que se le acercaba una cámara, su avidez de fama había puesto de relieve lo que le decían de pequeñita “ay que mona, que ojazos que tiene” y donó a la antología de “memes” un buen puñado de instantáneas con semblante de gemela de la muñeca Annabelle.

Tras la segunda legislatura en la que ganó con mayoría suficiente, fue aminorando el esfuerzo que requiere semejante apertura de los párpados, y comenzó a centrarse más en sonreír con ternura entre los suyos y los de Vox, pero con una actitud adusta en presencia de la oposición, no tanto la de Madrid, a al cual inteligentemente despreció desde el inicio, sino al gobierno Nacional, y casi con exclusividad obsesiva, a Pedro Sánchez. Si fuese una novela Venezolana escrita por Izaguirre, lo más probable es que adjudicasen esa fijación a un enamoramiento tan excesivo como poco correspondido, que sólo puede manifestarse a través de hostilidades y cualquier freudiano lacaniano advertiría sobre una pasión latente por las políticas revolucionarias expresadas en sus constantes manifestaciones iconoclastas y rebeldes casi adolescentes. Tan fue así que demostró su fuerza y su incorrección cargándose al presidente de su propio partido, y consiguió que todos olviden las razones más acuciantes de ese fratricidio, una seria acusación de Pablo Casado sobre la poco decorosa comisión del hermano de Ayuso por surtir de mascarillas la Comunidad de Madrid en un delicado momento de catástrofe sanitaria nacional.

Ayuso no mide el riesgo, o al menos eso intenta trasladar al votante conservador madrileño que en los últimos años se han convertido en mayoría, en esa identidad esquizofrénica de la capital de España, que fue la primera a nivel mundial en rechazar casi de manera unánime la invasión a Irak de Bush, Aznar y Blair, que a nivel de comicios nacionales suele manifestarse a favor del progresismo, peor que en la dimensión comunitaria elige lo más conservador, sea cual sea el nivel de infracciones o delictivo de sus dirigentes, así pasaron de un Gallardón tolerante y famoso por su concordia y buenos modales, a una Aguirre jefa absolutista y omnipresente en una cúpula famosa por un derroche de corrupción, seguida de Cifuentes, tan liviana en costumbres que robaba cremas en las grandes superficies y falsificaba títulos.

Ayuso supo leer una avidez colectiva por la frivolidad, en la voluntad de los madrileños de elegirla a ella con su escasísima cultura general, haciéndolo público con sonados dislates incluso en los temas más inherentes a la derecha conservadora española como el conocimiento de la dinastías regias asturianas y leonesas, o la génesis de lo que se denomina el mundo occidental, frente a un Gabilondo, leído, culto, cívico, enfundado en la concordia y los buenos modales.

Hoy vuelve a mostrar el más mínimo respeto por los protocolos, las jerarquías, los modales, la política acartonada española, pero también la cultura cívica, en su desplante a Bolaños, en la licencia para que su jefa de protocolo llegue al punto de tomar al ministro por la cintura haciéndole un tackle de rugby para que impedir que este no avanzase hacia la línea del try.

Ayuso hizo de esta virtud circunstancial del desparpajo y  la falta de respeto a la institución y  a la cultura, un arma, pero que puede terminar siendo de doble filo, porque si bien hoy es su sello identitario y su mayor reclamo publicitario, incluso mayor que su aspecto ciertamente atractivo con esa fabulosa "cara de cine mudo" como dice el gran Raúl del Pozo, que los Stones y los Sex Pistols no habrían dudado en usar en las portadas de sus vinilos, cualquier día, en esa Madrid esquizofrénica, de dos caras tan marcadamente diferenciadas que emergen en el menos pensado o más urgente de los casos, podría convertirse en el mayor de sus enemigos. Porque allí donde hoy importa más tomarse cañas  en cuarentena que siete mil ancianos muertos, mañana puede invertirse la ecuación y tal como hoy los barrios obreros la votan, pueden pasar a ser los barrios más refinados quienes la denosten. Todo puede cambiar en una tarde según el cariz del mentidero. Una moneda de dos caras, oro y lodo.

Oro y lodo
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2 marzo 2023 4 02 /03 /marzo /2023 12:07

Buen artículo de Antonio José Ponte, sobre el terremoto que ha causado el documental de Pavel Giruud, sobre la ignominia del juicio con la autoinculpación y delación de sus allegados del destacado poeta cubano Heberto Padilla en el año 1971. La sensación internacional la genera, al parecer (ya que aun no lo he visto) el documental de Pavel, donde se cohíbe de toda vanidad expositiva y presenta lo más cercano a la realidad, una vez tuvo el privilegio de contar con la filmación de uno de los casos más bochornoso de la cultura cubana, diez años después del famoso discurso "Palabras a los intelectuales" de Fidel Guarapo Castro, cuando manifestó la frase más lapidaria para el arte cubano "Dentro de la revolución todo; fuera de la revolución nada"  y que concluyó así, a modo premonitorio precisamenre de este trabajo de Giroud y de esta nota de Ponte:

"...a lo que hay que temerle no es a ese supuesto juez autoritario, verdugo de la cultura, imaginario, que hemos elaborado aquí. Teman a otros jueces mucho más temibles: ¡Teman a los jueces de la posteridad, teman a las generaciones futuras que serán, al fin y al cabo, las encargadas de decir la última palabra!"

China es el parámetro en que se mide Cuba para encaminar su economía y definir su forma de estado y de  como mantener un gobierno de partido único, pero la URSS debería ser el espejo obligado en que revisase y obtuviese conclusiones de lo ocurrido, en una sociedad en que, más que censurar, cercena el espíritu critico de la cultura, la función fundamental de la obra artística, fomentar espacios de discusión, de debate, incomodando, profundizando en la reflexión a la vez que en la exploración de nuevos horizontes. Desde los exponentes del arte abstracto del cual su máximo representantes fue Kandinsky, pasando por los bailarines del Bolshoi, poetas, hasta los últimos coletazos de desencuentros con realizadores cinematográficos como Mijalkov o Tarkovski con la mullida vigilancia en tiempos de Leonid Illich Brezhnev.

En el fuero más íntimo lo que más me duele, no es solo el bochorno por el que hicieron pasar a Padilla y siguientes, ya que se convirtió en el vergonzoso tamiz por el que debieron desfilar generaciones de creadores cubanos, sino la pérdida del país a raíz de la diáspora impulsada por el ala más intolerante e inoperante, burocrática y haragana de la revolución, por ejemplo de estos mismos dos intelectuales cubanos citados en este preciso acto.

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25 febrero 2023 6 25 /02 /febrero /2023 18:52

Hoy muchos que llevan viviendo varios años fuera de Cuba, critican a los pobres diablos atrapados dentro de la isla que están hasta la coronilla de las necesidades, de lemas y de "teques" de un lado y otro, cansados de sudar, de dar pedales, de ir colgados en las guaguas, de los treinta y dos grados de calor con noventa y nueve de humedad con mosquitos y sin aire acondicionado, sin batido de mango, coca cola fría, ni ventilador.

A los que están hasta el gorro de aguantar las muelas de los dinosaurios que los gobiernan dentro y de las promesas de los camajanes que llevan sesenta y tres años liberándolos a bordo de sus GMC del otro lado del mar.

Los que están  hasta la misma cabeza del guanajo de comer picadillo de sucedáneos de animales, hamburguesas de marciano, jamonada de tiñosa, tomar infusión de chícharos molidos, beber agua azúcar, chispa de tren y gualfarina, de no chocar con un bistec en condiciones, con un bistec como es debido, con un bistec que rumie, que emita mugidos, que esté tan fresco que se lo pueda ordeñar por la mañana antes de comerlo aporreado con ajito,  limón y cebolla comprada en la tienda de la esquina y no pugilateada tras horas de pedaleo con la jaba bajo brazo, en lo de Fefa o en lo de Felo.

Los que están hasta la cabeza de la jicotea de caminar y caminar y no encontrar nada que hacer, cansados de un periódico de dos hojas, de las empresas estatales que sobre cumplen la norma, del hambre, la miseria y la explotación en el capitalismo según la profesora de filosofía marxista y el canal seis, de ser los hijos de Martí de Maceo de Máximo Gómez de Camilo y Che, están hasta el dedo gordo del pie de pagar con la pérdida de ilusiones permanente, con la desaparición de los sueños, de los proyectos, de los planes de futuro, de la necesidad de creer que algún día, algo, aunque sea remoto e improbable, pasará en sus vidas, y que saldrá agua de la pila por la mañana  y habrá olor a pasta de dientes en los baños, champú en las bañeras, perfume en las cómodas, olor a café con leche buena en la mañana, a pan con mantequilla y mermelada, a ropa lavada en lavadora con jabón antialérgico, que el escaparate no llorará por la oscuridad y por el sometimiento a la terrorífica soledad de su único par de zapatos y su pitusa relegado al rincón, al ostracismo de sus vestidos enmohecidos.

Ahora hay quien critica a estos pobres diablos por querer ponerse un par de zapatos de la moda, de querer consultar internet y sentirse un rato en la ficción de nadar si bien no navegar, por la órbita mundial, de especular con un billetico en el bolsillo frente a una niña que de ordinario seria sólo para disfrute “yuma”, hay quien los critica por no salir a luchar contra las FAR, contra el MINIINT y contra el G2 y en cambio disfrutar de las migajas de lo que les pueda llevar ese halo, esa brizna, ese ápice de fantasía de estar en la única forma de libertad a la que nos han empujado, la negación de la educación y los valores, del desprecio a la ética, al tufo de la moral, en beneficio del ejercicio del gozo perpetuo y la desconfianza eterna.

Hay quien los condena por no hacer lo que nadie hizo en los sesenta y tantos años que dura la lobotomía del consciente colectivo cubano, y los critican como si nosotros no hubiésemos soñado estar afuera, en cualquier supermercado, en cualquier aeropuerto frente a una variedad de colores, de olores, de marcas, de precios, como si ninguno nosotros le hubiésemos dado a familiares que viajasen o que viviesen afuera,  nuestra talla de pantalones y la plantilla del pie para que no olvidasen llevarnos flamantes pitusas y popis con etiqueta claramento no búlgara ni rusa, como si no hubiésemos fotografiado con la cámara analógica el primer bistec, el primer automóvil, la primera muda de ropa nueva entera, más representativa de la Libertad que todas las palomas blancas, los clarines sonoros, las cadenas rotas y las bayonetas alzadas de cada himno y cada escudo, que sometidos al escrutinio del tiempo a duras penas, sólo se muestran capaces de llegar al pie de la puerta automática del centro comercial más cercano, implorando un vaso gigante de Cherry Coke Zero...light on the Ice. Ligero como el vuelo del aura tiñosa y torcido como su pico carroñero

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Aura tiñosa

Aura tiñosa

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